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Una gestión óptima en los recursos económicos depende, de forma directa,

de la planificación financiera. En la medida en que los resultados se corresponden


al logro de los indicadores propuestos, entonces, se puede ver el nivel de éxito
que se ha tenido en la toma de decisiones y administración financiera. En este
sentido, Ortiz (2015) plantea que para llevarla a cabo de forma exitosa hay tomar
en cuenta tres elementos básicos: enfoque, estrategia, tiempo.

Estos tres elementos permiten a la persona o a la empresa desarrollar una


planificación exitosa. A razón de que en ellos se conjugan tanto la definición de
objetivos como las soluciones para materializarlos. Al mismo tiempo que permite a
quien los implementa tener una panorámica más amplia de hacia dónde se va a
dirigir en términos de una buena planificación financiera.

Enfoque
Enfocar es dirigir la atención o el interés hacia un asunto o problema desde
unos supuestos previos, para tratar de resolverlo acertadamente Y al aplicarlo a la
planificación financiera se está haciendo el énfasis en cómo lograr materializar los
objetivos planteados. Es decir, cuando una persona está enfocada es porque ha
entendido la importancia de alcanzar la meta.
Estrategia
La estrategia define los pasos a seguir. En ella se plantean las soluciones a
los distintos escenarios que se puedan presentar, reduciendo así el margen de
riesgo. Tomando en consideración los recursos disponibles y la capacidad que se
tenga de ejecutarlos. Por lo que, agregar este elemento a la planificación
financiera le sirve como el mapa de ruta para llegar a los objetivo planificados.
Tiempo
El tiempo define el espacio y las expectativas que se tengan ya que, como
recurso limitado, supedita las acciones que se van a tomar a que se encausen
hacia la eficiencia y la optimización de los recursos disponibles para hacer realidad
los objetivos de la planificación.
La planificación financiera es vital para el buen uso del recurso económico.
Y esta se vale de tres elementos básicos: Enfoque, estrategia y tiempo para lograr
desarrollar las distintas soluciones que permitirán el logro de los objetivos
planteados. Por lo tanto, su ausencia puede representar el fracaso en la buena
gestión del dinero, tanto para personas como empresas.

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