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SEMINARIO MAYOR SAN JOSÉ DE ZIPAQUIRÁ

MATERIA: HISTORIA DE LA FILOSOFÍA MODERNA


PROFESOR: FERNEY QUINTERO FECHA: 05/03/2018
ESTUDIANTE: Juan David Muñoz Bello – II de Filosofía

FRANCIS BACON

Si bien es cierto que Galileo y su trabajo produjeron un hito impresionante en la historia de la

humanidad al “abrirle los ojos de la mente” y propiciar el desarrollo de muchos estudios y

progresos venideros, que reubicaron la posición del hombre en el mundo y en la sociedad, es

necesario afirmar que fue Francis Bacon quien materializó muchas de las ideas precedentes y

quien mediante su proyecto cultural e intelectual esbozó el camino para que dentro del inmenso

mundo de la industria fuesen incluidos los aportes científicos. La siguiente cita nos resume muy

sucintamente la importancia del trabajo de Bacon:

“Bacon en cambio fue el filósofo de la era industrial, porque «ningún otro en su época, y muy

pocos durante los trescientos años siguientes, se ocuparon con tanta profundidad y claridad del

problema planteado por la influencia que los descubrimientos científicos ejercen sobre la vida

humana” (Reale & Antiseri, 1995, pág. 283)

Quisiera entonces para este informe, basándome en otras fuentes distintas al texto guía, centrar

la información en lo que respecta a las ideas baconianas sobre la ciencia y el método. Lo primero

que me parece importante resaltar es la separación intencional que hace Bacon con los escritos

aristotélicos, específicamente con el Organum, en el que “entre otras cosas, lleva a cabo un ataque

a fondo en contra de la lógica aristotélico-escolástica” (Reale & Antiseri, 1995, pág. 291)

[…] en 1620 publicó su obra más famosa, el Novum Organum que en intención de su

autor debía substituir el Organum aristotélico. La obra era presentada como la segunda
parte de un proyecto enciclopédico mucho más amplio y ambicioso: la Instaurado Magna,

de la cual en 1620 se publicaron, junto con el Novum Organum, la introducción y el plan

general. (Reale & Antiseri, 1995, pág. 285)

Bacon hace una aclaración interesante al afirmar que nuestro esfuerzo por conocer la naturaleza

y sus “componentes” no debe ser en vano, es decir, que no debería quedar opacado por la falta

de practicidad que acarrea seguir el método aristotélico tan aferrado a la investigación netamente

teórico, sino que, al contrario, Bacon invita a que el estudio de la naturaleza nos lleve a algo más

que contemplar y descubrir la verdad de la misma, es decir, a querer conocerla para poder

dominarla, para sacarle provecho.

Por otro lado, no todo el pensamiento de Bacon era anti-aristotélico, pues este también pensaba

que el mejor método para llegar al conocimiento era aquel en el que intervenían la inducción y

la deducción, pero, aún a pesar de este acuerdo, Francis evidenciaba dos puntos de discrepancia

frente a este tema:

Por un lado, estos (los aristotélicos) dan más importancia a la deducción y Bacon opinaba que la

etapa principal del método es la inductiva. Por otro, los aristotélicos no manejaban la inducción

propiamente, ya que amontonaban los hechos y solo tomaban en cuenta aquéllos que eran

favorables. Bacon propone que el método científico se regule por una lógica de la inducción y no

por la lógica aristotélica. (Calderón, 2008, pág. 143)

Dejando un poco de lado la cuestión con Aristóteles, quisiera agregar que el aporte de Bacon

tiene un alcance inimaginable para la gente de su época, pero que ahora, a quienes nos ha

correspondido vivir y enfrentar esta época de la humanidad, podemos tener la certeza de que

gracias a la osadía de atreverse a implicar la ciencia directamente con la industria es que tenemos
ahora tantas posibilidades de aprendizaje, de mejora de la calidad de vida, de progreso y

desarrollo tecnológico.

Aun así, cabe la siguiente pregunta: ¿Podríamos entonces también responsabilizar a Bacon en

cierta medida por las grandes e inhumanas atrocidades que han surgido como consecuencia de la

cientifización de la industria? Es una cuestión muy complicada y controversial, se necesitaría de

más de un informe de estos para alcanzar al menos a esbozar una solución.

Referencias
Calderón, P. C. (2008). Historia de las doctrinas filosóficas. México: Pearson Educación.

Reale, G., & Antiseri, D. (1995). Historia del pensamiento filosófico y científico. Barcelona: Herder.

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