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historia antediluviana
del pajar y la aguja
tienes ojos verdes, ojos azules, ojos grises
como tú
dianne
Sal a la calle
sin anunciarte a gritos
en realidad
Aguarda
de esta gleba
Sométete al verdugo
Remángate la falda
Cuelga el teléfono
y sal a morir
Estás tirada en el suelo de la cocina,
recitando
a dos ojos
que enmarca,
en un travelling perpetuo
y musculado
al albañil caboverdiano
que repara
enfrente
las tejas
como un cristo
cabizbajo
para ti
Hacer el mimo
para infiltrarse y abusar
de la heroína
A tiro de piedra,
y sus bocados
Hombres y mujeres
La sábana bajera,
Tu bata rosa,
con su meta de bajar
hasta
el tobillo
de la que
otra vez,
encima,
venía de camino
desde el este
del edén
al hombro
Comprendiste
que la primavera
no traía premio
Olvida
que otra vez
te faltó mi abrazo
y no respires
Pégate al suelo,
afilando la guadaña
de una dosis
que arraigó
disfruta
la caída
cíclica
Perdiste el norte
y repetiste
dos veces
octavo
A renglón seguido
llegó el reformatorio,
y, al galope,
caballo
Y aquel verano
de calor bisonte
de tu muerte,
obligaste
al futuro
a no esperarte
y empezaste
que pedía
en esta tierra
para odiarte
se juntaba
La esponja febril
de tu miseria
El pulmón de tu esperanza,
para
implacable,
te corten la respiración
Quizá la aguja,
que te extrae,
nuevamente,
en el servicio
de tu cárcel propia
de temprano y tarde,
como poco
Se pinta
a todo gas
de un color contemporáneo
puestos en ella
desnuda y flacucha,
dispuestos a perder
del todo
la carnaza
Espera,
vaciadas las pupilas,
a que comience
otra jornada,
cabronamente,
la debacle
Al levantarme
chirrié en mi estatura
un poco más
mi cuerpo benefactor
Y era lunes
orinando en el rincón
Respiré
Otra vez
el día era
inmune,
del emperador
Quédate,
por favor,
a la posguerra
Regala
tu fotosíntesis,
Compraré maná
te vuelves loca,
turbio
Cuidaré de ti
carente de clemencia,
si resumes tu postura
en sapos y en culebras,
si luego roncas,
ni ayer
sin su freno
antes
tus párpados,
por fin,
caducarán
Inyectada de nuevo
Manoseado el cerebro
Hecha un titán
satisfecha
alejada de la mano
ortopédica
de dios
Te cayó en la cabeza
Te cayó en los pechos
Se desplomó en la habitación,
por descontado
abusando
Y crepitas,
asfixiada en tu vaina
Recargas,
oportuna,
el todoterreno aguijón
hay un abismo
nudo,
desenlace,
Alguien,
llama a la puerta
ignora la frontera
El yugo de la vecina,
de tres días,
y tu vecina,
muerta de obsesión
sin su simiente
repasa
con vocación
la historia
de la vulva monstruosa
de María la virgen
A bocados,
sin soltarla,
a punto de quedarse
a sangre fría,
muerden el polvo,
abren la veda,
apaga
Minuto de explosión
en que hincha
Cicatrizando en la cama,
el foso,
la tierra exacta,
puntúa
de uno a diez
otra utopía,
desde casi ya
y a él,
caníbal
vuelves
Y héroes y villanos,
y menos higiene
me omnivora
si me propongo
Sonámbula,
interfieres como presa en el camino
Amputan su realidad,
subidos
Hambre ramera,
previo pago,
Media docena
de muertos vivientes
difuminan el amor
y sus pétalos
escapando a la carrera
como el vaho
incluso
hasta ahora
ufana
una plegaria:
O llamar y llamar
de madrugada
O esperar
en la escalera
tu bella mugre
O no tener a nadie,
en la garduña,
con quien descargar su lava
Porque saben
Y que la vida
es un escarmiento
Luz esclava
Luz
que, finísima,
latiga
arrastrando la cólera
y no negocia,
desdichada y salvaje,
como un hijo,
y te echarán de casa
por fallarle
al banco
de amantes
y sin pruebas
En algún momento
vendrán a lapidarte
niños prodigio
corbata
con su iglesia,
vendrán amenazantes
hermosos
de Victoria´s secret
no se mueran,
ni por asomo,
de frio
Trepa
el verano
como un postoperatorio
buscas un sitio
visible
por la pierna,
una vena
conjuntada
Miras, fija,
sin fuerzas,
colgando,
tratando de rezar
seré tu rémora.
puntual
del desayuno
La de las mañanas
Seré la niebla
Seré Moisés
sin vestir,
El calor extraño
La esquirla inmediata
La lengua mansa
a quién reclamarás
que tu hambre
se haya ido
Si pagas bien
seré el socorro
de tu síndrome Estocolmo
de después
La carretera,
nuevamente,
está cortada
que se acabó
en este hemisferio
Dimite y fermenta
Horneada
a base de jeringas,
justamente fusilada
desde temprano
Y en ese momento
el recuerdo
de los hombres
se hace pigmeo
y entra
en cuarto menguante,
alevoso,
el rencor,
de cristos
va vaciándose,
sin tapujos,
de bautismo
una vez
que ya bebieron,
por entero,
me trotó entera
acabé aquí
La luna,
famélica,
Volverá,
borroso,
el amanecer
Buscando mi cama,
al final,
hallarán Cipango
pero
seré yo
y sin peligro
antes de enero
Me encontrarán flotando,
con la cápsula
primitiva
y un diagrama de huesos
adaptados
por fortuna,
era soviética