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Tastornos Somatomorfos
Tastornos Somatomorfos
TRASTORNOS SOMATOMORFOS
Definición
Los trastornos somatomorfos se caracterizan por la somatización, un proceso en el que un
individuo se preocupa, identifica e incluso crea, de forma no consciente, síntomas físicos que no
tienen una causa médica o que son desproporcionados a los hallazgos médicos objetivos.
DSM-IV
Trastorno de somatización: dolor inexplicable, síntomas gastrointestinales, sexuales y
peudoneurológicos que se presentan antes de los 30 años.
Trastorno de conversión: síntomas sensoriales y/o motores inexplicables que imitan una
enfermedad médica o neurológica.
Trastorno por dolor: síntomas de dolor inexplicables que se consideran causalmente
relacionados con factores psicológicos.
Hipocondriasis: miedo crónico y/o creencia fija, de que se tiene una enfermedad grave a
pesar de la ausencia de hallazgos confirmatorios de laboratorio y que se debe a una
percepción errónea de los síntomas corporales benignos.
Trastorno dismórfico corporal: preocupación por un defecto imaginado o inflado en la
apariencia física.
Trastorno somatomorfo indiferenciado: síntomas físicos inexplicables que duran al menos 6
meses, pero por debajo del umbral de un trastorno de somatización.
Trastorno somatomorfo no especificado: síntomas somatomorfos que no cumplen los
criterios para ninguno de los otros trastornos.
Cognición
La literatura disponible y la observación clínica indican que comúnmente están presentes
las alteraciones cognitivas es estos trastornos. Recientemente se han descrito síntomas cognitivos
no fisiológicos en el contexto de convulsiones no epilépticas. No obstante, existe la evidencia de
que los individuos que afirman que hay una disfunción cognitiva significativa presentan
hipocondría al no poder objetivarse dicha disfunción.
Prevalencia
Trastorno de somatización y Trastorno de conversión <1-3% en la población general, 20%
en el entorno de atención médica.
Hipocondría 4-9% población general.
Trastorno de somatización "abreviado" (que requiere menos criterios que la condición
completa) presente en más del 4% de la población general.
Trastorno somatomorfo en el 30% de los pacientes en los centros de neurología.
Etiología
Las teorías más modernas han considerado que los síntomas somatomorfos son creados
por una angustia psicológica que no se identifica adecuadamente y aparece en forma de quejas
físicas a las que estos pacientes se sienten más cómodos que el dolor emocional subyacente.
Varios factores que contribuyen al desarrollo de la somatización:
Miedo e inquietud con respecto a las funciones corporales, incluyendo hipervigilancia a los
síntomas físicos y percepción de fragilidad y vulnerabilidad.
Factores sociales como el apego temprano problemático, abuso sexual, historia
familiar/modelado de síntomas funcionales y niveles bajos de apoyo social, así como la
posibilidad de que la somatización sea adaptativa desde una perspectiva evolutiva en
términos de asegurar recursos.
Trastornos psiquiátricos incluyendo depresión, ataques de ansiedad/pánico y trastornos de
personalidad histriónicos.
Cognición
Tanto en el malingering como en los trastornos ficticios, la simulación de los síntomas
puede aparecer en todos los dominios cognitivos de manera discretas, o pueden fingir un
deterioro cognitivo global como el observado en la demencia o la deficiencia intelectual severa.
Prevalencia
Malingering: 41% de TCE leve, 39% de fibromialgia/fatiga crónica, 34% dolor crónico, 30%
neurotóxicos, 26% lesiones eléctricas, 16% trastornos depresivos, 14% trastornos de
ansiedad, 11-18% trastornos disociativos, 9% trastornos convulsivos
Simulación de déficit cognitivo: 15-17% por demandas laborales, entre 63% y 73% en
acusados de crímenes
Trastorno ficticio: 0,3% en pacientes hospitalizados neurológicos, 0,6% de consultas
psiquiátricas, 0,8% de derivaciones a servicios de enlace y consulta psiquiátrica en el
hospital, 1.3% de los pacientes de cirugía, neurología, medicina interna y dermatología.
Etiología
Los conceptos tradicionales de "etiología" no se aplican en este tipo de trastornos, por el
contrario, la simulación deliberada de los síntomas en los trastornos facticios normalmente solo se
produce en trastornos psiquiátricos importantes, en particular, en el trastorno límite de la
personalidad.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico de un trastorno somatomorfo versus malingering/facticio en cuanto a los síntomas
cognitivos implica determinar si el paciente exhibe un rendimiento cognitivo creíble, generalmente
este fluctúa a lo largo de una evaluación, dependiendo de las creencias del paciente sobre qué
deficiencias de habilidades constituyen su supuesta disfunción cerebral.
El siguiente paso es intentar determinar si la simulación del síntoma es consciente, no consciente o
ambas.
Si el paciente puntúa esencialmente dentro de los límites normales a pesar de las quejas
de deterioro cognitivo prominente, esto aumentaría la posibilidad de hipocondriasis.
Si el paciente muestra anormalidades cognitivas significativas en las pruebas formales, el
próximo paso sería determinar qué condición (es) en la historia médica y psiquiátrica del
paciente podría ser etiológica.
El MMPI-2 se ha utilizado para identificar la somatización a través de la puntuación obetina
en "conversión V" (hipocondría y las escalas de histeria).
Los malingerers y las personas con trastorno facticio "saben" que sus síntomas son falsos;
por el contrario, los pacientes somatomorfos no son conscientes de la creación de sus
síntomas y, en cierto modo, se están engañando principalmente a sí mismos. Esto puede
medirse obteniendo información sobre si los síntomas están presentes de manera
continua versus solo en un contexto de evaluación médica.
Los estudios muestran que aproximadamente el 50% de los adultos jóvenes diagnosticados
con un trastorno somatomorfo, siguen sintomáticos 4 años después, mientras que 2/3 de
los individuos diagnosticados con hipocondría aún los criterios para el trastorno 4-5 años
después.
Referencia
Schoenberg, M. R. & Scott, J. G. (2011). The Little Black Book of Neuropsychology. EUA: Springer