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a) Hechos más destacados en la proclamación de la Independencia

Nacional

La Guerra de la Independencia Dominicana fue el proceso histórico que


culminó con la proclamación de la República Dominicana y su separación
de Haití en febrero de 1844. Durante los 22 años que precedieron a la
independencia, toda la isla de La Española estuvo bajo el dominio de Haití, a
consecuencia de la ocupación por parte de este país del estado de Haití
Español, surgido fugazmente en 1821 en la parte oriental de la isla.

Después de los esfuerzos hechos por patriotas dominicanos para independizar


el país del dominio haitiano, varias acciones militares ocurridas entre 1844 y
1856 terminaron por consolidar a la república como un nuevo estado. Los
haitianos intentaron varias veces volver a dominar la recién creada república
con resultados fallidos hasta que en 1867 Haití reconoció la independencia
dominicana.

La Trinitaria

En 1838 y después de regresar de estudiar en Europa y convencido por los


vientos del Liberalismo que azotaban el viejo continente, Juan Pablo
Duarte funda la organización secreta La Trinitaria cuya meta fue la creación de
una Patria independiente de toda dominación extranjera.

La Trinitaria creció rápidamente dentro de la juventud y se extendió a las


principales ciudades del país producto del trabajo tesonero y también como
resultado de una sociedad artística llamada La Filantrópica que por medio de
obras de teatro iba llevando el mensaje independentista.

Cuando el Presidente Boyer es derrocado por un movimiento revolucionario


haitiano, se presentan coyunturas que precipitan los acontecimientos en la
parte oriental de la isla firmemente decidida a terminar con el yugo opresor.

b) Causas y consecuencias de la Anexión 1861 y la Restauración 1865.


En 1861, el general Pedro Santana había arrebatado la presidencia
a Buenaventura Báez, quien había quebrado la Tesorería de la Nación con
grandes ganancias para sí mismo. Frente a una crisis económica, así como la
posibilidad de un nuevo ataque de Haití, Santana pidió a España que retomara
el control de su antigua posesión bajo la categoría de provincia, con tan solo 17
años de independencia. Al principio, la monarquía española estaba
preocupada, pero con los Estados Unidos ocupados con su propia guerra civil e
incapaces de imponer la Doctrina Monroe, consideraba que había una
oportunidad para reafirmar el control en América Latina. El 18 de marzo de
1861, se anunció la anexión, y Santana se convirtió en gobernador general de
la recién creada jurisdicción.

Sin embargo, este acto no fue bien recibido por todos. El 2 de mayo, el
general José Contreras lideró una fallida rebelión, y Francisco del Rosario
Sánchez encabezó una invasión desde Haití (cuyo gobierno aunque
oficialmente neutral, le preocupaba que España afianzase su poder en la zona),
pero fue capturado y ejecutado el 4 de julio de 1861. Eventualmente Santana
renunciaría a su cargo en enero de 1862 tras sostener diferencias con las
autoridades españolas en Cuba que limitaron su poder y que destituyeron a sus
amistades para colocar a peninsulares en los cargos de poder; la reina Isabel
II le confirió el marquesado de las Carreras como compensación por sus
servicios al Reino.

Las autoridades españolas comenzaron a alienar a la población en general


mediante el establecimiento de una política conocida como “bagajes”, que
requería que los ciudadanos entregaran cualquier animal de trabajo a los
militares españoles sin ningún tipo de garantía de indemnización. Esto fue
especialmente problemático en la región del Cibao en el norte, donde los
agricultores dependían de sus animales para su sustento. Un segundo factor
fue cultural: el nuevo arzobispo de España se horrorizó al descubrir que un
gran número de parejas dominicanas no estaban casadas bajo la Iglesia
católica. Esta situación se produjo debido al pequeño número de sacerdotes en
el país, así como la pobreza y la falta de caminos y transporte para llegar a una
iglesia para casarse. Con las mejores intenciones, el arzobispo Bienvenido
Monzón quería poner remedio a esta situación en un corto tiempo, pero sus
demandas solo irritaba a la población local que había llegado a aceptar el
estado actual de los nacimientos "ilegítimos" de forma normal.
Económicamente, el nuevo gobierno también impuso aranceles más altos para
los productos no españoles y los buques y trató de establecer
un monopolio sobre el tabaco, contrariando a las clases comerciantes también.
A finales de 1862, los funcionarios españoles estaban empezando a temer la
posibilidad de una rebelión en la región del Cibao (el sentimiento anti-español
no era tan fuerte en el sur). Por último, había rumores de que España volvería
a imponer la esclavitud y enviar a los dominicanos negros a Cuba y Puerto
Rico.

Mientras tanto, España había emitido una orden real en enero de 1862
declarando su intención de recuperar los territorios que Toussaint
Louverture había tomado por Haití en 1794. En un intento de sofocar los
disturbios en Dominicana, las tropas españolas habían desalojado a los
haitianos que vivían en estas áreas a lo largo de la frontera haitiano-
dominicana. El presidente haitiano, Fabre Geffrard renunció a su posición de
neutralidad y empezó a ayudar a los rebeldes dominicanos.

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