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I. FUNDAMENTOS DE HECHO:
PRIMERO: Señor juez, es cierto que en la fecha 29 de diciembre del año dos
mil dos ocurrió un hecho trágico, situación que ha marcado de manera irremediable
tanto mi entorno personal como familiar, toda vez que el ómnibus que iba conduciendo,
perteneciente a la “Empresa de Transportes Molina Unión E.I.R.L” por circunstancias
ajenas a mi voluntad y condición de chofer experimentado sufrió un accidente de
tránsito.
SEGUNDO: En efecto, el fatídico día el ómnibus que iba conduciendo mi
representado tuvo un accidente producto de un despiste, lo que ocasionó la muerte del
menor hijo de la actora y en la misma que su otro menor hijo resultara gravemente
herido. Como podrá advertir señor Juez si bien es cierto que se ha ocasionado daños
personales tanto en la persona de la actora como de sus menores hijos, empero ellos no
son atribuibles a la responsabilidad de mi representado, esto es que, el accidente se ha
producido por razones fortuitas, ergo, el accidente suscitado no se ha producido por
conducta culposa, menos dolosa de mi representado, por tanto el petitorio establecido
por la actora en su escrito de modificación de demanda no tiene asidero jurídico,
máxime si en el accidente materia de autos se ha producido una ruptura del nexo causal.
TERCERO: La actora en su escrito de modificación de demanda invoca los
Artículos 1969º y 1970º del Código Civil. Al respecto es menester mencionar que:
Art. 1969º establece “Aquel que por dolo o culpa causa un daño a otro está
obligado a indemnizarlo…”, como se podrá desprender de lo anotado la norma en
mención abraza la tesis subjetiva mas no así la objetiva, como erróneamente lo sostiene
la actora, esto es que para la realización del evento dañoso y consecuentemente su
indemnización el agente haya actuado por dolo o culpa, sólo si concurre uno de estos
requisitos el agente estará en la obligación de indemnizar el daño causado. Como lo he
sostenido, en el caso de autos se ha producido una ruptura del nexo causal, toda vez que
el accidente ha sido ocasionado por un despiste, por cuanto es un hecho no imputable a
la responsabilidad de mi representado. Para mayor abundamiento, para que un acto dé
lugar a la obligación de indemnizar, se requiere que el daño, que es su consecuencia,
haya sido causado de manera intencional, esto es con el propósito de ocasionarlo
(dolosamente), o que habiendo ser previsto, no lo fue por culpa o negligencia del
agente, de ahí que nuestra legislación, el Art. 1969º del Código Civil Peruano, acoja la
Ley Aquilia, esto es la predominancia de la responsabilidad subjetiva.
CUARTO: En mérito a lo señalado, en el caso de autos de manera errónea la
actora pretende atribuirme un evento dañoso que se ha producido por circunstancias
ajenas a la voluntad de mi representado, por lo que solicito al juzgado que la demandada
incoada sea declarada INFUNDADA en todos sus extremos, máxime si examinando los
hechos éstas se subsumen dentro del alcance del Articulo 1972º, norma adjetiva que
regula la Improcedencia del derecho de reparación, cuando el daño fue ocasionado por
un caso fortuito, como es el de autos, o fuerza mayor.
Sobre la ruptura del nexo causal nuestros Tribunales en numerosas sentencias se han
pronunciado al respecto, así tenemos.
1) En el fundamento segundo del Exp. Nº 4438 – 98 la Sala Civil Especializada de
Procesos Abreviados y de Conocimiento de la Corte Superior de Justicia de
Lima asentó textualmente: “Que lo expuesto demuestra que el evento dañoso se
debió a una ocurrencia imprevisible, no evidenciándose negligencia alguna
como sostiene la demandante, toda vez que en estricto la causa del accidente
fue la curva cerrada coadyuvada por el peso de la carga, …” (Tomada de
Cuadernos Jurisprudenciales – Suplemento Mensual de Diálogo con la
Jurisprudencia – Nº 49, Julio 2005, Año 5, Pág. 25.
2) Cas. Nº 200-98-LIMA, 25/02/99, “El artículo 1972 contiene supuestos de
exoneración de la obligación de reparar un daño, en consecuencia dicha norma
no puede ser aplicada para determinar el quamtum de la indemnización”
(Tomado de Jurisprudencia 2003-2004 – Mayo 2004 – Respuestas
Jurisprudenciales, Boletín Mensual de Diálogo con la Jurisprudencia, Pág. 17.)
3) Cas. Nº 823-2002-LORETO, 1/03/2004, “El caso fortuito debe entenderse como
un acontecimiento extraordinario, imprevisible e irresistible producido por el
hombre, y para calificarlo como tal se trata de un hecho que no puede preverse
o que previsto no puede evitarse, no debiendo ser una previsibilidad exacta y
precisa sino, por el contrario, conocida por el hombre común para cada caso
concreto” (Tomado de Jurisprudencia 2003-2004 – Mayo 2004 – Respuestas
Jurisprudenciales, Boletín Mensual de Diálogo con la Jurisprudencia, Pág. 8).
V. ANEXOS:
1.A
1,B
1,C
1.D
1.E
1.F
POR TANTO: