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mundo del 5G
El CEO rotatorio de Huawei, Ken Hu, durante la
sesión de apertura del Huawei European
Innovation Day, celebrado en
Londres. INNOVADORES
El 5G está en boca de todos. Desde hace unos años, la mayoría de grandes compañías de
telecomunicaciones ha dado a conocer sus desarrollos y descubrimientos sobre la quinta
generación de las tecnologías móviles, de la que se espera que sea más revolucionaria que
cualquiera anterior. Las cifras sobre su implantación oscilan entre el próximo año y el 2020.
Sabemos ya de sobra los grandes beneficios que reportará, pero todavía no existe ningún
estándar válido y comúnmente aceptado, una prueba de que todavía queda mucho camino por
recorrer con esta disruptiva tecnologia.
Para poner un poco de luz sobre el asunto y ayudar en el paso de potencialidad a realidad del
5G, Huawei centró la quinta edición de su Huawei European Innovation Day, que se celebró esta
semana en Londres, en la nueva era de la red hiperconectada en la que expertos, académicos y
miembros de la compañía debatieron sobre este desafío tecnológico y social.
«Nadie ha creado todavía un estándar real sobre el 5G», sentenció Rahim Tafazolli, director del
centro de investigación 5G de la Universidad de Surrey (Reino Unido). Hasta ahora sólo se han
llevado a cabo investigaciones preliminares y parciales que se limitan a simples propuestas, pero
no se ha desarrollado un marco común de acción que, a su juicio, será el verdadero pistoletazo
de salida de esta tecnología. Y se atrevió a augurar que los primeros estándares podrían
presentarse a finales de 2017. Desde su universidad esperan ser los primeros en el mundo en
hacer una prueba de 5G end to end a principios del año 2018. «Tenemos que crear una
infraestructura que sirva a todos los sectores industriales», reclamó Tafazolli, que sea válida para
todas las industrias y países.
Eso sí, como investigador pionero en este área, el profesor advirtió de que, sea cual sea la fecha
en la que definitivamente se implante la nueva era de la red, «el 5G no viene a sustituir al 4G»,
al menos en los años más cercanos, por la elevada complejidad y el alto coste que supondrá su
desarrollo.
COLABORACIÓN: LA CLAVE
Ante esa necesidad de establecer un marco de juego común para todos los elementos del sector
que garantice la necesaria interoperabilidad, queda claro que toda la capacidad de
transformación que se augura a la nueva era de la red podría quedar en nada si no se
produce una auténtica colaboración interna en el mundo empresarial y bidireccional entre los
centros de conocimiento y las grandes compañías para consolidar este hallazgo tecnológico.
En cuanto a los requisitos básicos para su funcionamiento, los expertos reclaman que sea
programable, resiliente, de baja latencia y alta precisión, además de tener 1.000 veces más
capacidad que el 4G y un millón de conexiones por kilómetro cuadrado. Este punto es importante
ya que una de las principales consecuencias de esta tecnología será la necesidad de instalar
muchas más antenas y repetidores dado que, según avanzan los investigadores, el 5G no tendrá
la misma capacidad, por ejemplo, de atravesar muros y grandes áreas con barreras físicas, lo
que requerirá de una densidad mayor de instalaciones.
Otro punto importante es el de la seguridad, una de las cuestiones que siempre va ligada al
desarrollo de la conectividad. «Si conectas más y más cosas luego necesitarás más privacidad
y más protecciones», alertó Egon Schulz, miembro de la asociación de investigación 5GAA,
especializada en el sector del coche autónomo. Y es que el del automóvil es uno de los sectores
que más se está implicando en el desarrollo del 5G y el Internet de las Cosas, ya que de ello
dependerá en buena medida la implantación del coche autónomo del que tanto se está hablando.
Schulz aseguró que dentro de poco lo que veremos por las calles serán grandes smartphones
con ruedas gracias a la tecnología, pero matizó que, aunque el coche autónomo como tal exista,
la conducción autónoma requiere de una serie de condiciones específicas mucho más complejas.
«Los coches autónomos son sólo el primer paso, después debemos conectar las luces del tráfico,
las bicicletas o las carreteras», señaló Schulz.
Así, para lograr esa autonomía se necesita, entre otras cosas, desarrollar sistemas de percepción
de ambiente para gestionar mejor el tráfico o actualizar mapas y luces en tiempo real. Y es que el
factor tiempo, que se traduce en la baja o alta latencia del 5G, será fundamental en aspectos
como, por ejemplo, la toma de decisiones de un coche sobre si apartarse o no y en qué dirección
en un eventual accidente; un momento en el que cada milésima de segundo cuenta y en el que
la red no puede fallar.