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PARA REFLEXIONAR. . .

Se nos ha dicho:
“Dar de comer al hambriento y de beber al sediento”; y otros han agregado: “Amar a quien necesita ser amado”. . .
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Tales expresiones, tomadas lisa y llanamente, no parecen tener complicación para su cumplimiento, hasta que se intenta
poner en práctica su aparente sencilla aplicación.
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Lo que se ofrece de comer “al hambriento”, ¿es lo que quiere y/o necesita comer?
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Lo que se ofrece de beber “al sediento”, ¿es lo quiere y/o necesita beber?
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El amor que se ofrece “a quien necesita ser amado”, ¿es el amor que desea y/o necesita?
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Ciertamente resulta inútil, incómodo y hasta fastidioso obsesionarse en dar aquello que no desea ni necesita EL
DESTINATARIO. . . Sobre todo en cuestiones Afectivas.
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¿Alguna vez se ha podido aminorar o suprimir la pena, el dolor o la desilusión de quien los sufre con el mero acto de
penar, padecer o desilusionarse también?
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¿Acaso es posible llenar el vacío producido por la necesidad de quien “desea” ser amado “de tal o cual idealizada
manera” o por “aquella idealizada persona”, con nuestro liso y llano amor y presencia?
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Aún más incomprensible resulta el hecho de que ofreciendo lo “deseado y/o necesitado” esto sea rechazado porque no
fue ofrecido “en su momento”. . .
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Abundan los casos de personas que vivieron experiencias en las que, a cambio de compañía, amor, protección y
comprensión, recibieron abandono, desamor, descuido, incomprensión y, no pocas veces, humillación. . . Y todo lo
soportaron calladamente, ¿por amor?...
Pasado el tiempo, la situación evolucionó de tal manera que en el AQUÍ Y AHORA, esa misma persona de quien requerían
y les negó todo lo anterior (o que se los dio, pero no de la manera o calidad en que se le pedía), se desvive por tratar de
complacerles y les colma de compañía, amor, protección, comprensión, respeto y admiración. . . ¿y que sucede?
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Sucede que la persona a quien se le ofrece “todo lo que deseaba y/o necesitaba” AHORA lo rechaza, porque –aunque
sigue teniendo los mismos deseos y necesidades- modificó su IDEAL respecto a la persona de quien “desea y necesita”
recibirlo y, por lo tanto, le resulta hasta repulsiva la sola idea de recibir lo que se le ofrece, DE QUIEN SE LO OFRECE.
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Tales personas han juzgado, a retrospectiva, –PERO EN LAS CONDICIONES VIGENTES DEL AQUÍ Y AHORA- lo que les
sucedió y aceptaron EN EL PASADO y han emitido su SENTENCIA PERPETUA de culpabilidad para quien se sienten fueron
agredidas, y AFERRÁNDOSE A LA NEFASTA CARGA DE UN PASADO “DESDICHADO” (juzgado, a retrospectiva, –EN LAS
CONDICIONES VIGENTES DEL AQUÍ Y AHORA-) deciden seguir viviendo en un estado de RESENTIMIENTO E INFELICIDAD,
ya no porque les falte aquello que “desearon y/o necesitaron”, sino porque ahora que se les ofrece “lo que desean y/o
necesitan” NO QUIEREN RECIBIRLO de quien se los ofrece, A PESAR DE SEGUIRLO “DESEANDO Y/O NECESITANDO”. . .
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Seguramente quienes desarrollaron la tan económicamente efectiva ley de la oferta y la demanda, lo hicieron después
de una larga y concienzuda observación del comportamiento humano respecto a la satisfacción de sus necesidades:
DESEAR MAYORMENTE LO QUE, SE CREE O SIENTE, QUE NO SE POSEE, Y MENOSPRECIAR O DESPRECIAR LO QUE, SE CREE
O SIENTE, QUE SE POSEE EN EXCESO.
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Saludos y bendiciones
Juan Enrique

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