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Módulo 1

Introducción al
derecho de las
obligaciones y
clasificaciones
1. Introducción al
Derecho de las
Obligaciones
1.1 Las relaciones jurídicas
1.1.1 Definición de relación y de relación jurídica

A fin de comprender el instituto de las obligaciones, es necesario ubicarlo


dentro del ámbito general de las relaciones jurídicas que son su género, para
luego arribar a su concepto.

La “relación” es una conexión entre una o más cosas o entes vinculados. Es


“intersubjetiva” cuando conecta a dos o más personas, y es “jurídica” cuando
está regulada por el ordenamiento positivo (Constitución Nacional, Leyes,
Decretos, Ordenanzas, Reglamentos, etc.).

La relación jurídica es la especie de relación intersubjetiva en


virtud de la cual, determinados supuestos de hecho son
considerados por el legislador aptos para satisfacer ciertos
intereses dignos de tutela, reconociéndose, en consecuencia,
una tutela estable y organizada, que se plasma en los
correlativos derechos y deberes (Pizarro y Vallespinos, 2014,
p.44).
Importancia de las relaciones jurídicas:
La importancia radica en que en ella habitan derechos subjetivos y los deberes jurídicos
correlativos; créditos y deudas; las posiciones activas y pasivas. De la relación jurídica
emergen derechos y deberes jurídicos que forman su contenido

1.1.2 Clasificación de las relaciones jurídicas

Según si el objeto de la vinculación entre las personas reguladas por el derecho


tiene o no contenido económico, las relaciones jurídicas se clasifican en:

Patrimoniales: su objeto es susceptible de apreciación pecuniaria, de tener un


valor económico.

A su vez, estas se subclasifican en:


Relaciones jurídicas obligatorias: entre dos o más personas. Ej.:
compraventa, donación, locación, deber de reparar un daño causado a otro,
etc.

o Relaciones jurídicas reales: entre una persona y una cosa. Ej.:


Dominio de un automotor o inmueble, posesión, usufructo, etc.

o Derechos intelectuales: para algunos autores también integran


las relaciones jurídicas patrimoniales. Refieren a los derechos de
autor sobre obras artísticas, literarias o intelectuales, regulados
por Ley 11.723.

Extrapatrimoniales: objeto sin contenido patrimonial, sino sobre bienes o


intereses no económicos. Ej.: derechos personalísimos, derechos derivados de
las relaciones de familia.

1.1.3. Las relaciones jurídicas patrimoniales. La


obligación como una especie de relación
jurídica patrimonial

De la clasificación realizada en los apartados anteriores se puede concluir que la


obligación es una relación intersubjetiva, jurídica, de contenido patrimonial, y
que implica la determinación de derechos personales.

1.1.4 Deber jurídico y obligación

El hombre es un ser social, y por ello, necesita reglas para convivir, que se
traducen en derechos y obligaciones.

El deber jurídico es la necesidad de ajustar nuestra conducta a los mandatos


–reglas– de una norma legal, conlleva la idea de sujeción.

Toda obligación supone cierto sometimiento del deudor, quien debe observar u
naconducta determinada, orientada, específicamente, a satisfacer una
necesidad del acreedor

Conforme lo señalan Pizarro y Vallespinos (2014), los deberes jurídicos se


clasifican en:

a) Generales: se imponen a toda la comunidad, no son de contenido


patrimonial, y quien lo trasgrede es sancionado. Por ejemplo: no cruzar
el semáforo en rojo, no robar, no ocasionar daño a otro.

b) Particulares: se atribuyen a determinados sujetos en particular, quienes


deberán cumplirlos. Importa una conducta de contenido no patrimonial.
Por ejemplo: reconocer un hijo, brindar alimentos al cónyuge, a los
padres o hermanos.

c) Obligaciones: se trata de un deber jurídico más específico impuesto a


determinados sujetos que deben realizar una conducta determinada, de
contenido patrimonial, para satisfacer el interés de otro. Por ejemplo:
asesorar a una empresa, llevar la contabilidad de una sociedad anónima
unipersonal, entregar la cosa comprada, no hacer competencia desleal.

1.2 Definición de obligación


1.2.1. Definición legal: art. 724 del Código Civil y
Comercial (CCC)

El Código Civil de Vélez Sarsfield no brindaba una conceptualización de


obligación, por lo que hasta el 2014, la noción fue doctrinaria. Por el contrario,
el Código unificado define el instituto del siguiente modo:

Artículo 724 CCC:


“Definición: La obligación es una relación jurídica en virtud de la
cual el acreedor tiene el derecho a exigir del deudor una prestación,
destinada a satisfacer un interés lícito y, ante el incumplimiento, a
obtener forzosamente la satisfacción de dicho interés”1.

De la lectura del concepto se advierte que la obligación tiene dos polos: uno
activo, cuyo titular es el acreedor, quien tiene derecho a exigir el cumplimiento
de la prestación, y otro pasivo: el deudor, sobre el que pesa el deber de cumplir
con el proyecto de conducta comprometida para satisfacer el interés del
acreedor y liberarse.

1.2.2 Acepciones Impropias

El término “obligación” puede ser utilizado con distintos sentidos, de


conformidad con el contexto en el que se ubique su enunciación, por lo que,
técnicamente –como lo estudiamos en esta materia– no se debe utilizar como:

a) Sinónimo de deber jurídico general, como por ejemplo: no matar.

b) Modo de designar sólo un aspecto de la obligación: el pasivo: la deuda;


ni el activo: el crédito. La obligación comprende ambas figuras: el
crédito y la deuda, como las dos caras de una misma moneda, por lo
que es impropio utilizar el vocablo sólo para denominar a uno de estos.

c) Expresión equivalente al instrumento que prueba la existencia de una


obligación, tal como es el caso de las obligaciones negociables que
constan en pagarés o cheques.

1.2.3 Importancia del derecho de las obligaciones


Es un instrumento vital para la consecución de fines individuales
–alimentación, vestimenta, negocios– y sociales –satisface las necesidades del
hombre–, pues posibilita que las personas puedan realizar actividades de
cooperación social, aptas para satisfacer sus intereses.

Es una herramienta fundamental para el intercambio, distribución y


comercialización de bienes y servicios.

Es un vehículo de transmisión de los derechos reales, por ejemplo, en el


boleto de compraventa las partes se obligan a un hacer: la escritura traslativa
de dominio del inmueble.

1.2.4 Naturaleza jurídica. Distintas doctrinas

Tal como explican Pizarro y Vallespinos (2014), existen diversas doctrinas que
explican la naturaleza de la obligación, sólo desde el análisis de uno de los
elementos esenciales: el vínculo jurídico, para encontrar el fundamento de su
existencia. Las posturas fueron evolucionando durante la historia y pueden
sintetizarse en las siguientes:

Subjetivistas: nace en el derecho romano con Savigny, para quien el derecho


subjetivo era un poder o señorio de la voluntad. El acreedor ejerce el poder
sobre la persona del deudor. Admite la sujeción personal como garantía de
cumplimiento.

Objetivas: no admiten el poder sobre la persona del deudor, sino que


trasladan el epicentro a su patrimonio, que es indisoluble de la persona. El
ordenamiento jurídico reconoce medios para agredir el patrimonio del
deudor, quien es libre de cumplir o no hacerlo, pero en tal caso será
responsable.

Del débito y la responsabilidad: hay que distinguir los dos aspectos del
fenómeno: la deuda y la responsabilidad, como dos momentos de la vida de
la obligación. En la primera, el deudor tiene la libre disponibilidad de su
patrimonio, no así en el segundo, cuando los acreedores pueden agredirlo.

Intentos revisionistas: que tienen por fin superar las doctrinas subjetivas y
objetivas, destacando el contenido de la relación obligatoria, que es la
conducta o actividad del deudor como derecho subjetivo.

Valoración critica. La estructura institucional de la obligación:


Si el derecho subjetivo se configura como una situación de poder que el
ordenamiento atribuye al sujeto, no puede caber duda alguna en el sentido de
que el crédito constituye un derecho subjetivo, por cuanto hay que en él una
evidente situación de poder jurídico concedido al acreedor. El acreedor es ante
todo titular de un derecho, el derecho de crédito, y este derecho tiene por
objeto palmario y fundamental la obtención de la prestación debida al deudor,
aunque no se agote ella. El acreedor no tiene derecho sobre una persona, ni
sobre una cosa determinada, ni sobre ciertos actos de la persona del deudor,
sino contra una persona determinada. El derecho del acreedor sólo actúa de
modo indirecto sobre el acto del deudor, a través de la libre voluntad de éste. Es
obvio que esa voluntad sufre las influencias de todo el ordenamiento jurídico,
ante la amenaza de sanción que surge en caso de incumplimiento. Pero sin
quebrantar en modo alguno su libertad. Sólo cuando el deudor incumpla la
obligación, el acreedor tendrá derecho a la ejecución forzosa, que siempre será
un subrogado del incumplimiento mediante la actuación de la tutela
jurisdiccional. Subrogados que serán determinados en función de aquello que
constituye el objeto de la relación y que es objeto, precisamente, de la
sustitución.
En suma, toda obligación tiene una estructura institucional en la que se integran
armónicamente la deuda y la responsabilidad. Se debe y por eso se es
responsable. Se es responsable porque algo previamente se ha debido

La naturaleza jurídica de la obligación se define por “la estructura


institucional de la obligación”, la que se integra por la deuda y la
responsabilidad, aspectos unidos, como dos etapas de un único y
mismo fenómeno: “se debe y por eso se es responsable, se es
responsable porque se debe”. En definitiva, sostienen que el
derecho subjetivo del acreedor es un “poder institucionalizado”
para satisfacer sus intereses (Pizarro y Vallespinos, 2014).

1.2.5 Caracteres esenciales de la obligación

Bipolaridad: existen dos polos contrapuestos: el activo, en el que el acreedor


es el titular del derecho de crédito; y el pasivo, donde el deudor es quien tiene
a su cargo el deber jurídico.

Abstracción: las obligaciones engloban una multiplicidad de supuestos de


hecho, que habilitan realizar una abstracción para determinar los rasgos
comunes del instituto “obligación”.

Atipicidad: no se regulan subespecies de obligaciones o figuras típicas


–como ocurre en los contratos como el de compraventa, locación, cesión, etc.–,
sino que existe una categoría única, general, abstracta y universal de la figura
“obligación”.
Temporalidad: la obligación nace para morir, para ser extinguida, y no puede
disociarse del factor tiempo. El código estipula que si las prestaciones no se
cumplen en un determinado plazo, se extinguen por prescripción.

Autonomía: el Código diferencia la obligación de su causa fuente, que puede


ser el contrato. Vélez Sársfield advirtió el error en que incurrían otros códigos
de la época y lo aclaró. Cada uno tiene sus requisitos, consecuencias, efectos.

1.2.6 Derecho personal o de crédito y derecho real.


Sus conexiones y diferencias. Distintas doctrinas

La doctrina clásica y el Código Civil y Comercial distinguen entre derechos reales


y personales.

El derecho real ha sido concebido por una doctrina que se llama


clásica o dualista que son los que establecen una relación directa
e inmediata entre un sujeto y una cosa, permitiendo que su
titular pueda obtener un provecho de esta, sin intervención de
otra persona (Pizarro y Vallespinos, 2014).

El artículo 1882 del Código Civil y Comercial lo conceptualiza como:


el derecho real es el poder jurídico, de estructura legal, que se
ejerce directamente sobre su objeto, en forma autónoma y que
atribuye a su titular las facultades de persecución y preferencia, y
las demás previstas en este Código:
ARTICULO 1883.- Objeto. El derecho real se ejerce sobre la totalidad o una
parte material de la cosa que constituye su objeto, por el todo o por una parte
indivisa. El objeto también puede consistir en un bien taxativamente señalado
por la ley.
ARTICULO 1884.- Estructura. La regulación de los derechos reales en cuanto a
sus elementos, contenido, adquisición, constitución, modificación,
transmisión, duración y extinción es establecida sólo por la ley. Es nula la
configuración de un derecho real no previsto en la ley, o la modificación de su
estructura.
ARTICULO 1885.- Convalidación. Si quien constituye o transmite un derecho
real que no tiene, lo adquiere posteriormente, la constitución o transmisión
queda convalidada.
ARTICULO 1886.- Persecución y preferencia. El derecho real atribuye a su
titular la facultad de perseguir la cosa en poder de quien se encuentra, y de
hacer valer su preferencia con respecto a otro de-recho real o personal que
haya obtenido oponibilidad posteriormente.
ARTICULO 1887.- Enumeración. Son derechos reales en este Código:
a) el dominio;
b) el condominio;
c) la propiedad horizontal;
d) los conjuntos inmobiliarios;
e) el tiempo compartido;
f) el cementerio privado;
g) la superficie;
h) el usufructo;
i) el uso;
j) la habitación;
k) la servidumbre;
l) la hipoteca;
m) la anticresis;
n) la prenda.
ARTICULO 1888.- Derechos reales sobre cosa propia o ajena. Carga o
gravamen real. Son derechos reales sobre cosa total o parcialmente propia: el
dominio, el condominio, la propiedad horizontal, los conjuntos inmobiliarios,
el tiempo compartido, el cementerio privado y la superficie si existe propiedad
superficiaria. Los restantes derechos reales recaen sobre cosa ajena.
Con relación al dueño de la cosa, los derechos reales sobre cosa ajena
constituyen cargas o gravámenes reales. Las cosas se presumen sin gravamen,
excepto prueba en contrario. Toda duda sobre la existencia de un gravamen
real, su extensión o el modo de ejercicio, se interpreta a favor del titular del
bien gravado.
ARTICULO 1889.- Derechos reales principales y accesorios. Los derechos
reales son principales, excepto los accesorios de un crédito en función de
garantía. Son accesorios la hipoteca, la anticresis y la prenda.
ARTICULO 1890.- Derechos reales sobre cosas registrables y no registrables.
Los derechos reales recaen sobre cosas registrables cuando la ley requiere la
inscripción de los títulos en el respectivo registro a los efectos que
correspondan. Recaen sobre cosas no registrables, cuando los documentos
portantes de derechos sobre su objeto no acceden a un registro a los fines de
su inscripción.
ARTICULO 1891.- Ejercicio por la posesión o por actos posesorios. Todos los
derechos reales regulados en este Código se ejercen por la posesión, excepto
las servidumbres y la hipoteca. Las servidumbres positivas se ejercen por
actos posesorios concretos y determinados sin que su titular ostente la
posesión. Por su parte, el derecho personal u obligación ya fue definido en
apartados anteriores como una relación jurídica intersubjetiva de contenido
patrimonial. A fin de advertir las diferencias entre ambos tipos de derechos,
presentamos el siguiente cuadro:
Tabla 1. Diferencias entre derechos personales y reales

Derechos reales Derechos personales


Absoluto: impone un deber Relativo: solo entre
Carácter general “erga omnes” partes y ciertos
terceros
Mediatez Inmediatos Mediatos
Elementos Sujeto y objeto Sujeto, objeto, vínculo
esenciales jurídico y causa fuente

Objeto Cosa individualizada La prestación:


conducta humana (dar,
hacer, no hacer)
Forma de creación Exclusivamente por ley: art. Autonomía de
1887 CCC voluntad de las partes
Régimen legal Determinado por ley Autonomía de la
voluntad
Posesión Indispensable para su No es necesaria. No
ejercicio. Gozan de “ius existen
persequendi” y “ius
preferendi”
Prescripción Adquisitiva: obtiene el Liberatoria: extingue la
derecho obligación
Nacimiento Título y modo, o título solo Causa fuente
Publicidad Necesaria para oponibilidad No
Duración Pueden ser perpetuos o Siempre temporarios
temporales
Pérdida de la cosa Extingue el derecho No necesariamente
Interés de la Es estable, duradera Es dinámica
relación
Función económica Resuelve la distribución de Resuelve el problema
y social bienes de cooperación o
reparación en caso de
responsabilidad civil
Fuente: Elaboración propia.
Conexiones entre ambos tipos de derechos

La obligación es el medio a través del cual operaran las mutaciones en los


derechos reales. Ej.: en el boleto de compraventa consta la obligación por la
que se perfeccionará el derecho real de dominio.

La relación real puede ser accesoria de una obligación. Ej.: prenda o hipoteca.

Las lesiones al derecho real (prenda para garantizar el pago de las cuotas del
auto comprado) hacen nacer una obligación (reparar o indemnizar los daños
causados).

En los títulos valores (pagarés, por ejemplo), el derecho personal


(obligación) queda subsumido en el instrumento que le da forma, que es
una cosa (por su carácter representativo).

1.2.7 Obligaciones y derechos


intelectuales. Comparación

Los derechos intelectuales se encuentran regulados en la Ley 11.723 de


Propiedad Intelectual, y para cierta doctrina se tratan de una tercera
categoría que se suma a la de los derechos reales y personales.

Se entienden por derechos intelectuales como “los que tiene el autor de una
obra científica, literaria o artística para disponer de ella y explotarla
económicamente por cualquier medio” (citado por Pizarro y Vallespinos,
2014).

Diferencias con los derechos reales y personales:

Tabla 2

Derechos reales Derechos intelectuales


Objeto Cosas materiales Bienes inmateriales
Tiempo Son perpetuos Temporales: vida del autor y
70 años posteriores para sus
herederos
Prescripción adquisitiva Si No
Fuente: Elaboración propia.
Tabla 3

Derechos personales Derechos intelectuales


Efectos Relativos: entre partes Absolutos
Régimen de No. Salvo excepciones Si
publicidad
Fuente: Elaboración propia.

1.2.8 Obligaciones y derechos de familia. Comparación


Tabla 4

Derechos personales Deberes del derecho de


familia
Son relaciones jurídicas Particulares: alcanzan a
Carácter
patrimoniales determinados sujetos
Transferibilidad Sí (cesión, asunción de Son personales e
deuda, etc.) intransferibles
Ante Ejecución forzada (directa o Hay sanciones retributivas
incumplimiento indirecta) o resarcimiento (pérdida de la patria potestad,
etc.)
Fuente: Elaboración propia.

1.2.9 Relaciones jurídicas intermedias: las obligaciones


“propter rem”. (Definición, Naturaleza Jurídica, Admisión
en el Derecho Argentino. Efectos. Distintos supuestos)
Concepto

Son relaciones jurídicas que conectan un derecho real con uno


personal, que existen en razón o con motivo de una cosa, y que
gravitan sobre una persona mientras ésta se encuentre en
relación de propiedad o posesión de esa cosa. (Moisset de
Espanés, 2004, p. 36).

Son ejemplos o supuestos de las obligaciones propter rem:


-Contribuir en los gastos de conservación del muro medianero y el crédito
correlativo, artículos 2014 y 2032 del CCC

ARTICULO 2014.- Cobro de la medianería. El que construye el muro de cerramiento


contiguo tiene derecho a reclamar al titular colindante la mitad del valor del terreno,
del muro y de sus cimientos. Si lo construye encaballado, sólo puede exigir la mitad
del valor del muro y de sus cimientos.
ARTICULO 2032.- Atribución, cobro y derechos en la medianería rural. El cerramiento
es siempre medianero, aunque sea excavado.

-Contribuir a los gastos de conservación o reparación de la cosa común, art.


2027 del CCC
ARTICULO 2027.- Mejoras en la medianería urbana. Los condóminos están obligados,
en la proporción de sus derechos, a pagar los gastos de reparaciones o
reconstrucciones de la pared como mejoras necesarias, pero no están obligados si se
trata de gastos de mejoras útiles o suntuarias que no son beneficiosas para el titular
colindante.

-La de los copropietarios en el derecho real de propiedad horizontal de


contribuir al pago de las expensas comunes, arts. 2048 a 2050 del CCC

ARTICULO 2048.- Gastos y contribuciones. Cada propietario debe atender los gastos
de conservación y reparación de su propia unidad funcional. Asimismo, debe pagar
las expensas comunes ordinarias de administración y reparación o sustitución de las
cosas y partes comunes o bienes del consorcio, necesarias para mantener en buen
estado las condiciones de seguridad, comodidad y decoro del inmueble y las
resultantes de las obligaciones impuestas al administrador por la ley, por el
reglamento o por la asamblea. Igualmente son expensas comunes ordinarias las
requeridas por las instalaciones necesarias para el acceso o circulación de personas
con discapacidad, fijas o móviles, y para las vías de evacuación alternativas para
casos de siniestros. Debe también pagar las expensas comunes extraordinarias
dispuestas por resolución de la asamblea. El certificado de deuda expedido por el
administrador y aprobado por el consejo de propietarios, si éste existe, es título
ejecutivo para el cobro a los propietarios de las expensas y demás contribuciones.
ARTICULO 2049.- Defensas. Los propietarios no pueden liberarse del pago de
ninguna expensa o contribución a su cargo aun con respecto a las devengadas antes
de su adquisición, por renuncia al uso y goce de los bienes o servicios comunes, por
enajenación voluntaria o forzosa, ni por abandono de su unidad funcional. Tampoco
pueden rehusar el pago de expensas o contribuciones ni oponer defensas por
cualquier causa, fundadas en derechos que ellos invoquen contra el consorcio,
excepto compensación, sin perjuicio de su articulación por la vía correspondiente. El
reglamento de propiedad horizontal puede eximir parcialmente de las contribuciones
por expensas a las unidades funcionales que no tienen acceso a determinados
servicios o sectores del edificio que generan dichas erogaciones.
ARTICULO 2050.- Obligados al pago de expensas. Además del propietario, y sin
implicar liberación de éste, están obligados al pago de los gastos y contribuciones de
la propiedad horizontal los que sean poseedores por cualquier título.

-La obligación que pasa sobre los condóminos de contribuir con los gastos que
origina el condominio (art. 1991).
ARTICULO 1991.- Gastos. Cada condómino debe pagar los gastos de
conservación y reparación de la cosa y las mejoras necesarias y reembolsar a los
otros lo que hayan pagado en exceso con relación a sus partes indivisas. No
puede liberarse de estas obligaciones por la renuncia a su derecho. El
condómino que abona tales gastos puede reclamar intereses desde la fecha del
pago.
-La obligación del dueño de una cosa perdida de recompensar al hallador
(art.1956).
ARTICULO 1956.- Recompensa y subasta. La restitución de la cosa a quien tiene
derecho a reclamarla debe hacerse previo pago de los gastos y de la
recompensa. Si se ofrece recompensa, el hallador puede aceptar la ofrecida o
reclamar su fijación por el juez. Sin perjuicio de la recompensa, el dueño de la
cosa puede liberarse de todo otro reclamo del hallador transmitiéndole su
dominio. Transcurridos seis meses sin que se presente quien tiene derecho a
reclamarla, la cosa debe venderse en subasta pública. La venta puede
anticiparse si la cosa es perecedera o de conservación costosa. Deducidos los
gastos y el importe de la recompensa, el remanente pertenece a la ciudad o
municipio del lugar en que se halló.

Caracteres:

Ambulatoriedad: la obligación propter rem se relaciona directamente con la


propiedad o posesión de la cosa, por lo que la transmisión de ésta importan
también la de aquella. “La obligación viaja con la cosa” (Alsina Atienza, citado
por Pizarro y Vallespinos, 2014, p. 69).

Abandono: es la facultad del deudor de liberarse de la obligación haciendo


abandono de la cosa, al enajenarla, transmitir la posesión o destruirla. Esta
facultad no vale para todos los supuestos de obligaciones propter rem, pues
es de carácter excepcional y sólo es admisible cuando esté expresamente
prevista por ley (Ejemplo: el art. 2028 del CCC la admite, y por el contrario, se
prohíbe en propiedad horizontal, art. 2049 del CCC). Ante la duda, no se
permite.
ARTICULO 2028.- Abdicación de la medianería. El condómino requerido para el
pago de créditos originados por la construcción, conservación o reconstrucción
de un muro, puede liberarse mediante la abdicación de su derecho de
medianería aun en los lugares donde el cerramiento es forzoso, a menos que el
muro forme parte de una construcción que le pertenece o la deuda se haya
originado en un hecho propio. No puede liberarse mediante la abdicación del
derecho sobre el muro elevado o enterrado si mantiene su derecho sobre el
muro de cerramiento.
ARTICULO 2049.- Defensas. Los propietarios no pueden liberarse del pago de
ninguna expensa o contribución a su cargo aun con respecto a las devengadas
antes de su adquisición, por renuncia al uso y goce de los bienes o servicios
comunes, por enajenación voluntaria o forzosa, ni por abandono de su unidad
funcional. Tampoco pueden rehusar el pago de expensas o contribuciones ni
oponer defensas por cualquier causa, fundadas en derechos que ellos invoquen
contra el consorcio, excepto compensación, sin perjuicio de su articulación por
la vía correspondiente. El reglamento de propiedad horizontal puede eximir
parcialmente de las contribuciones por expensas a las unidades funcionales que
no tienen acceso a determinados servicios o sectores del edificio que generan
dichas erogaciones
Naturaleza jurídica:
Según algunos, se trataría de una categoría hibrida, intermedia entre los
derechos reales y los derechos de crédito.
Otros, en cambio, las aproximan fuertemente a los derechos reales, yconsidera
n que serian una especie del lado pasivo de los llamados derechos reales in
facendo.
Finalmente, se sostiene que las obligaciones propter rem son verdaderasrelacio
nes obligatorias, y que mas allá de sus particularidades, quedanalcanzadas por
los principios rectores de éstas, en particular el que sustenta laresponsabilidad
ultra rem

1.3 Evolución y fuentes del derecho


de las obligaciones
Sobre la base de la bibliografía obligatoria de la materia, la evolución y fuentes
del derecho de las obligaciones pueden sintetizarse en los siguientes puntos
(Pizarro y Vallespinos, 2014):

Derecho romano: nace el concepto que luego se va modificando según el


contexto social, económico y cultural. Teoría subjetivista.

La codificación en el Corpus Iuris de Justiniano brinda el primer concepto,


sobre la base de una noción personalista: la persona física del deudor se
vincula con el acreedor, es intrasmisible, salvo sucesión mortis causa. Existe
tipicidad: numerus clausus, catalogado de obligaciones.

Patrimonialización del vínculo obligacional: Teoría objetiva: desvinculación de


la persona física del deudor respecto del poder de agresión del acreedor: sólo
puede atacar el patrimonio del deudor, no su persona. A favor de la dignidad
humana.

Influencia del derecho canónico: fuerte moral cristiana influye en el derecho:


incorporación de principio de buena fe, teoría de la lesión, imprevisión,
rechazo de usura.

Decodificación (S. XIX): Revolución Francesa: la obligación contractual es la


regla, sociedades en masa: fuertes y poderosos vs. débiles y pequeños genera
que la autonomía de la voluntad no sea justa.

Consecuencia: surge el Estado intervencionista y solidario que interfiere en


las relaciones contractuales, revitaliza el abuso del derecho, imprevisión,
lesión y objetiviza la responsabilidad civil.

Actualidad: contratación masiva por adhesión a condiciones generales,


intereses colectivos y supraindividuales. La persona humana y su dignidad es
el epicentro del derecho.

Responsabilidad tres funciones: prevención, reparación y sanción.

Proliferación de microsistemas de responsabilidad: ambiente, consumo.


Necesidad de fijar bases comunes para armonizar legislación nacional: Código
Civil y Comercial de la Nación y también con la supranacional.

Antecedentes históricos: del libro


El concepto de obligación maduró de forma notable en el derecho romano a través de sus
distintas etapas y alcanzó, sobre todo en la época Justinianea, una
depuradaformulación conceptual y estructural, que en buena medida se proyecta hastanuestros
días.
1-La influencia del derecho romano:
la evolución del derecho de lasobligaciones en el derecho romano puede estudiarse siguiendo dis
tintasmetodologías. Se inicio en la época clásica del derecho romano, se acentuó tímidamente en
las etapas postclasicas y justinianea, cobró relieve especial por la obra de los glosadores y
comentaristas y adquirió mayor vertiginosidad en la edad moderna, con la expansión del derecho
mercantil.

-La definición de obligación: las palabras obligare y obligatio derivan del ligare(atar). Pese a la
gran importancia de la institución, los romanos fueron reacios
adefinirla. Con el corpus iuris civilis de Justiniano se advierten los primerosconceptos; el primer
o se le atribuye a Paulo y dice: “la sustancia de lasobligaciones consiste, no en que se haga
nuestra alguna cosa corpórea o una servidumbre, sino que se constriña a otro a darnos, hacernos
o prestarnosalgo”. Sin embargo la mas celebre de las definiciones que aparecen en elcorpus iuris
es de Gayo, la misma dice: “vinculo jurídico que nos constriñe apagar una cosa según el derecho
de nuestra ciudad”.

-La concepción personalista de la obligación. Intrasmisibilidad. Evolución ulterior: la concepción


romana de obligación, es sus primeras etapas, tuvo carácter estrictamente personalista, tanto en
materia de delitos cuanto en el
campocontractual. En una primera etapa, era la propia persona del deudor,físicamente, la que
resultaba vinculada a su acreedor a través del nexum. El paso de una responsabilidad personal de
obligado a otra con epicentro en el patrimonio, flexibilizó el concepto de obligación y su
incidencia en el campo delas relaciones jurídicas patrimoniales, el tiempo gestó en forma
incipiente lo quemas tarde la distinción entre obligaciones y derechos reales.

-El lento camino de la intransmisibilidad a la transmisibilidad de créditos ydeudas. Aferrados a


esquemas personalistas de la obligación los romanos no admitieron en una primera etapa la
transmisibilidad de créditos y deudas, salvo en materia de sucesión por causa de muerte. La
nueva realidad llevo a admitir con mayor abstracción la transmisión de créditos mediante
distintas figuras que, paulatinamente fueron relegando el principio de intransmisibilidad.

-Tipicidad del vínculo obligacional. Otra de las características de la obligación en el antiguo


derecho romano fue su tipicidad, tanto en materia delictual cuanto en el ámbito de los contratos.

2 La influencia del derecho canónico:


la mitigación definitiva del formalismo en materia contractual, el principio de la buena fe en los
actos jurídicos y en el cumplimiento, la teoría de la causa final, la teoría de la imprevisión, la
lesión yel rechazo del negocio usurario, la expansión de la culpa en materia deresponsabilidad
contractual y extracontractual, son algunos de los aspectos que muestran la fuerte influencia de la
moral cristiana y se plasma en
normasespecificas, que representan un sensible avance del derecho de lasobligaciones.
3 El periodo de la codificación:
el periodo de la codificación encontró suficientemente desarrollado al derecho de las
obligaciones, lo cual
permitióplasmarlo en cuerpos normativos sistematizados, de corte netamenteracionalista,
individualista y liberal.
-El principio de la autonomía de la voluntad.

-La admisión del ejercicio ilimitado o abusivo del derecho.

-Responsabilidad civil fundada en la idea exclusiva y excluyente deculpabilidad.

-Rechazo de toda intervención judicial frente a contratos desquiciados porfactores


imprevisibles y extraordinarios.
4 El espíritu del derecho de las obligaciones:
el espíritu del derecho de las obligaciones romano, cambia de manera sustancial durante la edad
media, por la influencia de los canonistas. Las ideas racionalistas, individualistas y liberales a
ultranza que propiciaba la revolución francesa se plasmaron en el código de napoleón y en todos
los de la época, generando la transformación en el espíritu de las obligaciones. La obligación
contractual era la regla, la extracontractual la excepción. Toda obligación llevaba consigo una
restricción a los derechos
delindividuo, por que tal atentado no era concebible salvo cuando resultabaconsentido por el
deudor convencionalmente o en los precisos casos en que así lo fije la ley. Con el advenimiento
de la revolución industrial, se produce un cambio en sus espíritu, migro el rigor individualista
heredado de la revolución francesa abriendo las puertas a principios solidaritas, que procuran un
mejor equilibrio de los intereses comprometidos, a partir de una nueva
dimensiónsocial y económica. La teoría general de las obligaciones vigente hastamediados de sig
o estaba pensada sobre los esquemas de una economíaagraria y de pequeño comerciante. El
cambio se gesto con vertiginosidad por las transformaciones operadas en la producción, el
comercio y en el consumo. Esto repercute de varias maneras:

-Se potencia la importancia de la obligaciones de dar cosas genéricas y delas de hacer,


cuya importancia aparecía relegada en tiempos anteriores.

-Asistimos a un mayor intervensionismo del legislador y del juez ennumerosas


relaciones contractuales.

-Se revitalizan instituciones como el abuso del derecho, le lesiónsubjetiva, la teoría de


la imprevisión, etc.

-La responsabilidad civil tiende a objetivarse en importantes sectores delderecho de


daños.

-Se advierte un fenómeno de estandarización de la materia contractual.

5 Rasgos característicos del derecho de las obligaciones en laactualidad:


Las mutaciones en los procesos de producción, distribución y consumo, laconcentración de
riqueza en pocas manos, propias de una economía globalizada; la incontenible influencia de la
tecnología y de los medios de comunicación social; la expansión de los factores de daños a
terceros; la toma de conciencia respecto de la existencia de intereses supraindividuales, como el
medio ambiente, que merecen protección, han provocado un impacto en el derecho de las
obligaciones, poniendo aprueba, día a día, su capacidad de respuesta frente a los nuevos
problemas que la vida plantea .Algunos rasgos característicos son:

-La persona humana como epicentro del sistema: esa dignidad estáindisolublemente
asociada a valores e intereses fundamentales de la persona,como la imagen, la intimidad, el
honor, la identidad personal, el derecho
aprofesar ideas y convicciones religiosas y políticas que crea adecuadas. Elestado debe
respetarla, creando un marco adecuado para su plena vigencia yprotegerla frente a agresiones
arbitrarias.

-La prevención del daño como instrumento de valor fundamental: la prensión deldaño es
uno de los grandes rasgos que presenta el derecho de nuestro tiempo y su valor se potencia en la
medida en que mayor en la repercusión de la accióndañosa.

-Proliferación de microsistemas de responsabilidad civil orientados a


brindarsoluciones más equilibradas para victimas y dañadores: es una tendenciageneralizada a im
plementar en supuestos de especial rigurosidad, por víanormativa especial, sistemas de
reparación de daños, estructurados en base deun seguro obligatorio con fondo de garantía y
mecanismos de pronto pago.
-Implementación de un sistema de penas privadas destinado a desmantelar losefectos de
ilícitos de especial gravedad: la recepción de un sistema de
penasimpuestas por el derecho privado, de carácter pecuniario, idóneo paradesmantelar los
efectos ilícitos que por su gravedad o por arrojar resultadoslucrativos a favor del responsable,
aun teniendo que pagar las indemnizacionespertinentes, no alcanzan sanción por el ordenamiento
jurídico.

-Revitalización de la noción de orden publico económico: la noción de ordenpúblico


trasciende en nuestro tiempo su parámetro tradicional, edificando enderredor de los límites de la
autonomía de la voluntad.
-La necesaria distinción entre experto y profano: existen ámbitos cada vez
másimportantes, en donde aparecen relacionados, por un lado, proveedoresprofesionales de
bienes y servicios y, por otro, consumidores y usuarios.
Necesidad de fijar bases comunes para armonizar legislaciones a nivelsupranacional: como conse
cuencia del incipiente fenómeno de integracióncomunitaria en el que nuestro país se encuentra,
comienza a delinearse lanecesidad de alcanzar una cierta armonización entre los países
integrantes delMERCOSUR, al menos en ciertos aspectos que son fundamentales para elobjetivo
común perseguido

La unificación del derecho privado

La Codificación de nuestro sistema jurídico tuvo lugar sobre la base de dos


grandes ordenamientos: el Código Civil (1869) y el Código de Comercio (1859),
y con el tiempo3 se admitió la necesidad y conveniencia de unificarlos sobre la
base de principios y reglas generales que pueden ser deducidos del
ordenamiento vigente, con un importante rol del juez, lo que finalmente se
consiguió con la sanción del Código Civil y Comercial en 2014, mediante Ley
26.994, que derogó los dos códigos anteriores, reemplazándolos con 2.671
artículos.

1.4 Metodología
1.4.1 Método del Código Civil y Comercial. Nociones
generales. Importancia

El método es la manera de hacer con orden una determinada actividad, y tiene


en materia legislativa mucha importancia porque permite: agrupar
instituciones, mostrar qué es lo general y qué es lo particular, caracterizar
figuras por su género próximo (Pizarro y Vallespinos, 1999).

El Código Civil y Comercial de 20144 innovó con respecto al Código Civil de


Vélez Sársfield, pues incorporó un “Título Preliminar”, que antecede a los
diversos Libros y Capítulos, y que dispone las bases del derecho privado: reglas,
principios generales y valores, que servirán para interpretar la totalidad de las
normas del código.

En cuanto al método externo –forma en que se distribuyen las distintas ramas


del derecho privado–, el Código se organiza del siguiente modo:

1.4.2 Método en materia de obligaciones

Por su parte, en cuanto al método interno –distribución de las distintas


materias que hacen al derecho de las obligaciones–, los codificadores
establecieron el siguiente orden:
1.5 El derecho de las obligaciones y
la protección jurídica del consumidor
1.5.1 Derecho del consumo. Nociones generales.
Evolución. Características

El Estatuto del Consumidor se fue construyendo como un sistema que, en


cuanto derecho privado, sin ser exclusivamente derecho comercial ni comercial,
toma lugar entre ambos, con carácter interdisciplinario, con principios propios,
con jerarquía constitucional (art. 42 C.N) y de orden público (art. 65 Ley 24.240)
(Junyent Bas, Molina Sandoval, Garzino y Heredia Querro, 2013).

El derecho del consumo comprende el conjunto de normas y


principios que regulas las relaciones jurídicas de consumo entre
los consumidores y los proveedores profesionales de bienes y
servicios. Se trata de una disciplina nueva, dinámica y flexible,
orientada a coordinar los distintos institutos jurídicos y que
tiende a asegurar una protección eficaz de los derechos de los
consumidores (Pizarro y Vallespinos, 2014, p. 88).

Caracteres:

-Interdisciplinario: aparte de sus principios y reglas propias, se nutre de


aspectos provenientes de otras ramas del derecho, publico y privado, sustancial
y procesal. El carácter interdisciplinario se proyecta también al plano externo,
donde el derecho del consumidor se nutre de los aportes de las ciencias
económicas.

-Autónomo: constituye una nueva disciplina jurídica que trata de poner en


evidencia que su estructura gira en torno a un núcleo particular uniforme y
coherentes que le da un régimen especial, con principios, institutos, conceptos,
instrumentos y métodos de interpretación propios.

-Comprende la protección de intereses individuales, supraindividuales,


colectivos y difusos

-Flexible, dinámico y mutable

-No es objetivo: marcada tendencia a favor de la protección del consumidor y


usuario.

-Busca el equilibrio en el mercado entre la parte débil y la fuerte.


1.5.2 Bases Normativas: Constitución Nacional,
Código Civil y Comercial de la Nación, Ley 24.240 y
modificatorias, demás normativas nacionales y
provinciales

Existen diversas normas que se ocupan del derecho del consumidor en


Argentina. De conformidad con la jerarquía de estas, se establece el siguiente
orden:

Constitución Nacional, art. 42, y Tratados Internacionales con jerarquía


constitucional, art. 75 inc. 22.

Código Civil y Comercial de la Nación.

Ley 24.240 de Defensa del Consumidor y Usuario y modificatorias.


Normas provinciales y municipales sobre la temática.

El impacto de la incorporación del derecho del consumo al Código Civil y


Comercial

El Código Civil y Comercial de la Nación (CCC) incorporó el derecho del


consumidor en el Libro III: De los derechos personales, Título III: Contratos de
consumo, en los artículos 1092 a 1122, destacándose el principio protectorio y
principio “in dubio pro consumidor” en los arts. 1094 y 1095, respectivamente.

Stiglitz (2015) enfatizó que lo trascendental de la nueva compilación es la


incorporación del derecho del consumidor en el “Título Preliminar” del Código,
siendo el primero en el mundo que lo tiene, en tres normas:

 Art. 7: aplicación de la ley en el tiempo, “in dubio pro consumidor”,



 Art. 11: protección al consumidor respecto al abuso de la posición
dominante,

 Art. 14: derechos de incidencia colectiva.

El jurista citado enfatizó que será necesario analizar el derecho del consumo
como “sistema”, realizando el “diálogo de fuentes” que se impone por las
diversas normas en las que regulan la temática, todas en pos de la defensa de
los derechos del consumidor.

Por último, cabe destacar que en el “Anexo” del CCC, bajo el título “Leyes
complementarias”, se modificaron cuatro artículos de la Ley de Defensa del
Consumidor (LDC), a saber: el 1, 8, 40 bis y 50.
Nociones fundamentales

Sobre la base de este régimen jurídico, el objeto de protección del Estatuto del
Consumidor es el consumidor o usuario en la relación de consumo, lo que
requiere definir los siguientes conceptos:

1. Relación de consumo: es el vínculo jurídico entre consumidor y


proveedor, art. 3 de la LDC y art. 1092 del CCC. Ejemplos: compraventa
de electrodomésticos, vestimenta, inmuebles, automotores, adquisición
de servicios de turismo, transporte, bancarios, de seguro, etc. La noción
es más amplia que la de contrato de consumo (art. 1093 CCC), que
queda comprendida en aquella.

2. Consumidor: Arts. 1 de la LDC y 1092 del CCC.

Es la persona humana o jurídica que adquiere o utiliza, en forma


gratuita u onerosa, bienes o servicios como destinatario final, en
beneficio propio o de su grupo familiar o social. Queda
equiparado al consumidor quien, sin ser parte de la relación de
consumo, como consecuencia o en ocasión de ella, adquiere o
utiliza bienes o servicios, en forma gratuita u onerosa, como
destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o
social.5

El primer supuesto es el denominado “consumidor directo”, pues es el


contratante que por sí mismo adquiere y utiliza el bien o servicio.

El segundo sujeto es llamado “consumidor indirecto, conexo o equiparado”,


pues a pesar de no resultar el contratante, utiliza o se beneficia de lo adquirido
por el consumidor directo. Ejemplo: familiares que consumen alimentos
adquiridos por quien los compró en el supermercado.

Además, existe la figura del “consumidor expuesto” o “bystander”, que con la


reforma de la LDC del año 2008 había sido incorporado en el art. 1, pero que
fue eliminada de esta norma por la sanción del CCC, que desplazó a esta figura
al ámbito de las prácticas abusivas en el art. 1096.

3. Proveedor: Art. 2 de la LDC.

Es la persona física o jurídica de naturaleza pública o privada,


que desarrolla de manera profesional, aun ocasionalmente,
actividades de producción, montaje, creación, construcción,
transformación, importación, concesión de marca, distribución y
comercialización de bienes y servicios, destinados a
consumidores o usuarios.6
No están comprendidos en esta ley los servicios de profesionales liberales que
requieran para su ejercicio título universitario y matrícula otorgada por colegios
profesionales reconocidos oficialmente o autoridad facultada para ello, pero sí
la publicidad que se haga de su ofrecimiento.

1.5.3 Principios fundamentales del derecho


del consumo

Pizarro y Vallespinos (2014) destacan que los principios del derecho del
consumo son:

Equilibrio: entre las partes de la relación de consumo, real y no formal,


facultad del juez para intervenir en los contratos.

Favor consumatoris o “in dubio pro consumidor”: principio de interpretación


más favorable para el consumidor. Fundamento: art. 42 CN, art. 3 y 37 LDC, y
art. 1094 y 1095 CCC. Válido para apreciación de los hechos, aplicación del
derecho y cargas probatorias.

Orden público: jerarquía imperativa, es un derecho que no puede ser dejado


de lado ni aun por convenio de partes, art. 65 LDC (Rusconi, 2009).

Protección de la salud y seguridad de los consumidores y usuarios: art. 42 CN


y 40 LDC.

Prevención: del daño normas que lo impidan, disuadan, sanciones.

Veracidad: información cierta, objetiva y veraz respecto de los bienes y


servicios que se ofrecen y comercializan, art. 42 CN, 4, 6, 9, 10, 11, y
concordantes de la LDC, 1100 a 1103, 1107, 1111 del CCC.

Confianza en la apariencia desplegada: por la actuación del proveedor.

Adaptación de la actividad económica y del mercado a las exigencias sociales.

1.5.4 Los derechos fundamentales del consumidor

Stiglitz (citado por Pizarro y Vallespinos, 2014) explica que los derechos del
consumidor se pueden clasificar del siguiente modo:

1. Derechos fundamentales: importan deberes irrenunciables del Estado


moderno, derivados del art. 42 CN, e incluyen:

a) Acceso al consumo y a la libertad de elección.

b) Educación para el consumo.


2. Derechos sustanciales: son reconocidos por normas de fondo,
sustantivas, que hacen a los principales aspectos de la relación de
consumo, previstos en CN, LDC y CCC:

a) A la protección de la salud, a la seguridad y a la prevención y


reparación de daños.

b) A la información adecuada y veraz.

c) A la protección de los legítimos intereses económicos de los


consumidores. Al trato digno y equitativo.

3. Derechos instrumentales: representan las vías para ejercer los derechos


sustanciales, orientados a hacerlos efectivos. Consagrados en la CN, LDC
y el CCC. Los más importantes son:

a) A la organización
b) A participar.
c) A ser representado.
d) A acceder a la jurisdicción
2. Elementos de
la obligación
2.1 Elementos esenciales de
las obligaciones. Definición
Los elementos esenciales de la obligación son aquellos componentes
indispensables para su configuración, sin los cuales no es posible concebir su
existencia. (Pizarro y Vallespinos, 2014).

Son 4:

1. Sujetos

2. Objeto Internos o estructurales

3. Vínculo jurídico

4. Causa fuente Externo, no estructural

2.2 Primer elemento esencial: los


sujetos
2.2.1 Sujeto activo y pasivo (Requisitos. Determinación.
Casos de indeterminación relativa. Capacidad)

Concepto: Son las personas humanas o jurídicas que están


vinculadas por la obligación: son como mínimos dos: acreedor:
titular del derecho de crédito y el deudor: sobre quien pesa el
deber jurídico o prestación.

Es un requisito de los sujetos que como mínimo existan dos, uno en cada polo,
y que esta dualidad se mantenga durante toda la vida de la obligación –sean las
mismas personas u otras, pero siempre dos contrapuestas–. Sin embargo,
puede haber más de un sujeto en cada uno de los polos o en ambos, es decir,
supuestos de pluralidad de sujetos, lo que se estudiará en la Unidad 8.
Pueden ser sujetos de la obligación:
 Persona humana: art. 19 y siguientes del CCC Incluso puede serlo la
 persona por nacer, bajo la condición de que nazca con vida, art. 21 del
CCC

 Persona jurídica: art. 141 del CCC y Ley General de Sociedades;
incluyendo: públicas y privadas: arts. 145, 146 148; las asociaciones
civiles 168 y ss.; y fundaciones: 193 y ss. del CCC

Requisitos de los sujetos

 Capacidad:

a) de derecho: aptitud para ser titular de derechos y deberes jurídicos,
art. 22 Y 141 del CCC La falta de esta provoca la nulidad absoluta de la
obligación (art. 387 del CCC).
b) de ejercicio: para ejercer por sí misma sus derechos (art. 23 del CCC).
Esta puede ser suplida por un representante legal (padres que ejercen la
responsabilidad parental, el tutor o el curador). La falta de esta
capacidad genera la nulidad relativa de la obligación (art. 388 del CCC),
pues es subsanable si la convalida el representante legal.
 Determinación: los sujetos deben estar individualizados, identificados
completamente al momento del nacimiento de la obligación, o deben
poder serlo en un momento posterior –siempre antes del pago–, como
por ejemplo, en el caso de ofertas al público en general u oferta de
recompensa.

Si existe indeterminación absoluta del sujeto, la obligación no podrá
existir por falta de uno de sus elementos esenciales: sujetos.

Son supuestos de indeterminación relativa los casos de obligaciones
(Pizarro y Vallespinos, 2014):
o Ambulatorias: como los títulos al portador que se transmiten por
endoso o simple entrega. Ej.: Cheque al portador: se conoce al
librador (deudor de la obligación), pero hasta que no se presente
al pago el portador (acreedor) el día del vencimiento, se
desconoce a quién debe pagarse.

o Propter rem: el sujeto cambia según quién es el propietario o


poseedor (Unidad 1).
o De mancomunación disyuntiva o alternativa: existe pluralidad
originaria de acreedores o deudores excluyente entre sí,
cualquiera puede dejar sin efecto el crédito o la deuda de los
demás (Unidad 8).

o Promesa de recompensa: a favor de quien encuentre alguna cosa


perdida, quien será el acreedor de la prestación comprometida.

o Oferta al público: dirigida a un número indeterminado de sujetos


(acreedores), que serán identificados al momento de aceptar la
oferta (art. 972 CCC y art. 7 de la Ley de Defensa del Consumidor).

2.2.2 El fenómeno de la pluralidad de personas en


la relación obligatoria. Remisión

En la obligación puede haber más de un sujeto en uno o ambos polos –activo y


pasivo–, lo que genera el fenómeno de la pluralidad de sujetos. La pluralidad
puede ser en cualquiera de los polos: originaria, desde el momento del
nacimiento de la obligación (Ej.: dos personas humanas se obligan –deudores–
a realizar un trabajo de diseño arquitectónico de un inmueble) o sobrevenida
(Ej.: por fallecimiento del acreedor, quien será reemplazado por sus tres hijos
que son sus herederos).

El estudio de esta temática será profundizado en la Unidad 8.

2.3 Segundo elemento esencial: el


objeto
2.3.1 Definición

Antes de la sanción del CCC, el Código Civil carecía de una norma que brindara
una noción del objeto, y por ello se debatía respecto de su contenido, y
concretamente, si este estaba constituido por la cosa o bien, por la prestación o
comportamiento a realizar por el deudor, y si incluía o no al interés del
acreedor. Ahora, el art. 725 del CCC deja en claro cuál es la noción y requisitos
del objeto de la obligación:

Art. 725: Requisitos: La prestación que constituye el objeto de la


obligación debe ser material y jurídicamente posible, lícita,
determinada o determinable, susceptible de valoración económica
y debe corresponder a un interés patrimonial o extrapatrimonial del
acreedor.7

El objeto de la obligación es el comportamiento debido por el deudor (la


prestación: dar, hacer o no hacer) y el interés perseguido por el acreedor que
debe ser satisfecho a través de aquella. Ambos componentes –conducta e
interés– forman el objeto de la obligación (Pizarro y Vallespinos, 2014).

El interés del acreedor es la necesidad objetivamente valorable de bienes o


servicios que la prestación del deudor debe satisfacer, puede ser de contenido
patrimonial o extrapatrimonial (Pizarro y Vallespinos, 2014).

Los autores citados explican que el interés es relevante, pues sirve para
determinar si hubo cumplimiento o incumplimiento al momento del pago, y
aquel se determina según: la causa fuente de la obligación, las circunstancias
del caso y la causa fin.

2.3.2 Requisitos del objeto

Si bien eran definidos por la doctrina, ahora están expresamente receptados en


el art. 725 del CCC

Posibilidad: que la prestación sea “material y jurídicamente posible”. Lo


primero significa que no sea contraria a las leyes físicas o a la naturaleza, por
ejemplo: no cruzar el mar a nado, volar a otro planeta. Lo segundo implica
que no esté prohibido por la ley, como vender bienes del dominio público del
Estado (Campagnucci de Caso, 2014).

La obligación será nula por carecer del elemento esencial: objeto, si la


imposibilidad es: originaria: desde el origen la obligación; absoluta: respecto
a la totalidad de la prestación, y objetiva: que la imposibilidad no sea
imputable al deudor, sino que sería así para cualquier persona que se
encuentre en su lugar.

Moisset de Espanés (2004) aclara que si la imposibilidad es sobrevenida


cuando tiene origen con posterioridad al nacimiento de la obligación, por
culpa del deudor o caso fortuito o fuerza mayor. Ej.: Incapacidad o muerte del
deudor, guerra, inundación.
Licitud: posible jurídicamente, es decir, respetar la totalidad del
ordenamiento jurídico integralmente considerado (Constitución Nacional,
Tratados Internacionales con jerarquía constitucional, Leyes de la Nación,
Provincia y Municipio, principios y valores jurídicos como la moral y los usos
buenas costumbres), arts. 1, 2, 279, 958, 1004 del CCC

Si existe ilicitud, el deudor debe alegarla y probarla a fin de que la obligación


sea declarada nula, pero nunca puede alegar la propia torpeza (ej.: error de
derecho que es inexcusable). (Pizarro, Vallespinos, 2014).

Determinación: al igual que los sujetos, el objeto debe ser identificado al


momento del nacimiento de la obligación, o al menos antes de su pago, tal
como ocurre en las obligaciones facultativas o alternativas. Si es
indeterminado de manera absoluta, la obligación será nula (art. 725 y
concordante con el 1005 del CCC).

Patrimonialidad: implica que la prestación debe tener un contenido


patrimonial: ser susceptible de apreciación pecuniaria, tal como lo prevé el
art. 725 del CCC, concordante con los arts: 279, 958, 1004.

El requisito es objetivo y depende del contexto jurídico y social de la


obligación –que lo reconozca o no como patrimonial–. Este requisito es
necesario a los fines del resarcimiento de la obligación en caso de
incumplimiento, pues permite traducir la prestación en la suma de dinero a
indemnizar (Pizarro, Vallespinos, 2014).

Utilidad para el acreedor: “corresponder a un interés patrimonial o


extrapatrimonial del acreedor”8, según el art. 725 del CCC Se incluyen
intereses económicos, humanitarios, de familia o amistad, etc. También
resulta importante a los fines de la reparación en caso de incumplimiento, ya
que la indemnización podrá incluir daño patrimonial o extrapatrimonial (arts.
1737 a 1741 del CCC).

2.4 Tercer elemento esencial: el vínculo


jurídico
2.4.1. Definición. Importancia

El vínculo jurídico es el elemento no material que une a ambos


polos de la relación jurídica, es decir, conecta al acreedor con el
deudor, y especialmente con su patrimonio. El vínculo recae
exclusivamente en el acreedor y el deudor y nunca sobre
terceros. La relevancia de este elemento esencial se traduce en
que desde su configuración operan los diversos efectos que el
sistema jurídico establece entre las partes. (Pizarro, Vallespinos,
2014, p. 124).

2.4.2 Caracteres del vínculo obligacional

El vínculo jurídico permite precisar, cuantitativa y cualitativamente, hasta


dónde llega la limitación de la libertad del deudor y el poder del acreedor.

Además, impone cargas a cada parte: al deudor, cumplir con la prestación


principal y accesorios asumida, y si no las cumple, sufrirá las consecuencias
jurídicas sobre su patrimonio; al acreedor, colaborar con el cumplimiento y
liberación del deudor, bajo apercibimiento de caer en mora él mismo (Pizarro,
Vallespinos, 1999).

2.4.3 Atenuaciones

El vínculo jurídico, en determinadas circunstancias previstas por la ley, puede


verse debilitado, a saber:

 Favor debitoris: impone una presunción a favor del deudor, máxime


cuando existen dudas acerca de si está o no obligado, o respecto a los
alcances de la obligación. Expresamente previsto en el art. 727 del CCC.

 Favor debitoris o “in dubio pro consumidor”: tiene por objeto la
protección de la parte débil en las relaciones jurídicas, y
específicamente en las de consumo. Es una derivación del primer
principio, pero acá el débil coincide en general con el acreedor y allá con
el deudor. Consagrado en: art. 42 CN, arts. 3 y 37 LDC, y arts. 1094 y
1095 CCC

 No violencia sobre la persona del deudor: en obligaciones de hacer y no
hacer el acreedor cuenta con todos los medios legales para exigir al
deudor el cumplimiento de la prestación, pero con este límite.

 Principio de buena fe: es un principio general del derecho, no sólo de
las obligaciones. Expresamente elevado como tal en los arts. 9, 961 y
1061 del CCC, que imponen a las partes comportarse de acuerdo con lo
pactado, dispuesto por la ley o usos y costumbres. Implica no asumir
conductas sorpresivas o contrarias a lo previsiblemente esperado por la
otra parte.
2.4.4 El elemento personal y el coactivo en el vínculo
jurídico. El débito y la responsabilidad. Remisión
Figura 1

Cumplimiento

Etapa del débito Etapa de la responsabilidad

El deudor: libre disponibilidad Patrimonio del deudor es prenda


respecto de su patrimonio común de acreedores: pueden
atacarlo (garantía)
El acreedor: sólo facultades de
control de gestión (conservación)

Fuente: Elaboración propia.

2.4.5 Unidad y pluralidad de vínculos. Disociación


de estos
El vínculo jurídico de las obligaciones puede ser:

 Único: existe un acreedor, titular del crédito, y un solo deudor, titular


del débito. Ej.: Obligaciones simples o unilaterales como la que deriva
de una donación o un legado.

 Plural: puede darse en dos casos: que exista un solo acreedor y un solo
deudor, pero que existan dos vínculos jurídicos. Ej.: Obligaciones
recíprocas: compraventa: ambas partes son acreedor y deudor al
mismo tiempo. O puede ocurrir que existan diversos vínculos por el
carácter divisible del objeto de la obligación o por tratarse de una
obligación simplemente mancomunada (sujetos múltiple que cada uno
debe su cuota parte).
2.4.6 Obligaciones recíprocas. (Definición.
Caracteres. Efectos)

“Son aquellas en virtud de las cuales dos partes se obligan recíprocamente la


una con la otra, en virtud de una causa fuente común” (Pizarro y Vallespinos,
2014, p. 126). Ej.: contratos bilaterales, regulados en el art. 1081 del CCC, como
la compraventa, la locación, mutuo, cuenta corriente bancaria, etc.

La principal característica de las obligaciones recíprocas es que hay pluralidad


de vínculos, pues cada obligación tiene el suyo propio, están interconectados o
superpuestos, y además, hay interdependencia causal.

Los principales efectos de las obligaciones recíprocas son:


 Principio de cumplimiento simultáneo. Una parte no puede
demandar el cumplimiento a la otra si no cumple u ofrece
cumplir o demuestra que su obligación es a plazo (arts. 1031 y
1032 del CCC).

 Facultad resolutoria: una de las partes tiene la facultad de
resolver total o parcialmente el contrato si la otra lo incumple,
de conformidad al art. 1083 del CCC Se trata de la figura del
“pacto comisorio”, que se regula hasta el art. 1087 del CCC



2.5 Cuarto elemento esencial: la
causa fuente
2.5.1 Distintas acepciones de la palabra causa. La
causa fuente

Pizarro y Vallespinos (2014) explican que la palabra “causa” puede ser utilizada,
en el ámbito jurídico, con tres significados distintos:

 Causa fuente: es el conjunto de fenómenos aptos para generar una


obligación, y por ello, es su elemento esencial externo. Son causa fuente:
los contratos, los hechos ilícitos, la ley, entre otros.

 Causa fin: es la finalidad más próxima e inmediata que persiguen las
partes al contratar, forma parte de la estructura del acuerdo, es
conocido por ellas. Se trata de un elemento esencial del acto jurídico, y
no de la obligación. Es común a todos los actos de la misma especie, es
objetivo, por ejemplo, en la compraventa la causa fin es transmitir el
derecho real de dominio. Art. 259 del CCC: “…tiene por fin inmediato la
adquisición, modificación o extinción de relaciones o situaciones
jurídicas”9.
El CCC ha definido la figura en el art. 281:

La causa es el fin inmediato autorizado por el ordenamiento


jurídico que ha sido determinante de la voluntad. También
integran la causa los motivos exteriorizados cuando sean lícitos y
hayan sido incorporados al acto en forma expresa, o tácitamente
si son esenciales para ambas partes.10
Si bien esta temática ya ha sido estudiada en Derecho Privado I, cabe
aclarar que la principal modificación introducida por el código único es
que: “la causa fin abarca tres posibilidades: a) fin inmediato
determinante de la voluntad; b) motivos exteriorizados e incorporados
expresamente; c) motivos esenciales para ambas partes, supuesto en el
cual, aunque no sean expresos, pueden ser tácitamente deducidos”11
(Fundamentos del Anteproyecto de Código Civil y Comercial).

 Causa motivo: es el móvil subjetivo o motivo determinante que las


partes tuvieron en cuenta de manera mediata al celebrar el negocio
jurídico. Es subjetivo, por lo que es distinto en cada obligación, ya que
depende del sujeto y sus intereses. Ej.: un mismo acto puede tener
distintas causas motivos: adquirir un inmueble: a) para instalar un
dispensario barrial, b) para donarlo a un hijo, c) para vivir en él.

“La causa fuente es el presupuesto de hecho al cual el


ordenamiento jurídico le otorga idoneidad para generar
obligaciones” (Pizarro y Vallespinos, 2014, p. 128).

La causa fuente es un elemento de la obligación con las siguientes


características:

 Esencial: requisito necesario para su nacimiento.



 Dinámico: la determinación de los hechos que pueden ser “fuente” de
las obligaciones se trata de una cuestión de política legislativa, depende
de la evolución histórica. De hecho, el CCC incorporó expresamente

9
Art. 259. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
10 Art. 281. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
11
como fuentes a: la gestión de negocios, el empleo útil, el
enriquecimiento sin causa, a la declaración unilateral de voluntad, a la
promesa pública de recompensa, al concurso público, y a las garantías
unilaterales.

 Externo: es distinto a la obligación. Ej.: compraventa: la causa fuente es


el contrato, y las obligaciones que de este nacen son: entregar un
automotor individualizado con sus accesorios, entregar el dinero
estipulado como precio de aquel.

2.5.2 Causa de la obligación y causa del acto jurídico

El tema de la causa es uno de los que más debates jurídicos generó desde el
derecho romano, y existían distintas posturas respecto a cuál era la que se
constituía elemento esencial de la obligación y cuál la del acto jurídico.

Vélez Sarsfield, en el Código Civil, si bien distinguió entre la obligación y su


causa, al momento de regularlas lo hizo conjuntamente en los arts. 499 a 502,
lo que generó problemas de interpretación, y concretamente se debatió si la
causa fin era o no un elemento esencial de la obligación.

Ossola explica que el CCC establece con claridad que en materia de causa, el
único elemento esencial de la obligación es la causa fuente o eficiente,
reiterándose en los arts. 726 y 727 las soluciones de los arts. 499 a 501 del Cód.
Civil, en lo sustancial; y que la causa final es un elemento esencial de los actos
jurídicos, art. 281 del CCC (Ossola, 2015).

2.5.3 Fuentes de las obligaciones. Remisión

Tradicionalmente, desde la sanción del Código Civil, las fuentes de las


obligaciones fueron cinco: contratos, cuasicontratos, delitos, cuasidelitos y la
ley.

El CCC establece reglas generales relativas a la causa fuente de las obligaciones,


las que analizaremos en esta unidad, e incorporó las denominadas “otras
fuentes de las obligaciones”, en el Título V, del Libro 3, las que estudiaremos en
las unidad 20.

El art. 726 del CCC aclara que la causa fuente de las obligaciones deriva de
“algún hecho idóneo para producirla”12. Recordemos que el hecho jurídico, de
acuerdo con el art. 257 del CCC, es: “el acontecimiento que, conforme al
ordenamiento jurídico, produce el nacimiento, modificación o extinción de
relaciones o situaciones jurídicas”13.
De tal modo, la fuente de las obligaciones puede ser cualquier hecho,
incluyendo los tradicionales contratos y los delitos. Además, los antes
denominados “cuasicontratos” son ahora incorporados expresamente como
“otras fuentes de las obligaciones”, como fuente nominada, entre los que se
regula la responsabilidad civil, la gestión de negocios, el empleo útil, el
enriquecimiento sin causa, etc.

En definitiva, en el código unificado se incluyeron tanto las fuentes


tradicionales como las modernas en un desarrollo ordenado de las diferentes
figuras (Campagunucci de Caso, 2014).

2.5.4 Interpretación restrictiva en cuanto a la existencia


de la obligación y falta de expresión de causa. Sus
efectos. La cuestión en los procesos concursales

En caso de que las partes nada manifiesten respecto a la causa fuente de la


obligación, el código establece el “principio de presunción de causa”. El
fundamento de la regla se funda en cuestiones lógicas, pues nadie se obliga a
realizar una prestación sin causa.

“ARTÍCULO 727.- Prueba de la existencia de la obligación.


Presunción de fuente legítima. La existencia de la obligación no se
presume. La interpretación respecto de la existencia y extensión de
la obligación es restrictiva. Probada la obligación, se presume que
nace de fuente legítima mientras no se acredite lo contrario”14.

Conforme lo señala Campagnucci de Caso (2014), la norma contiene tres


cuestiones:
 La no presunción de la existencia de la obligación: la ley no puede
presumir que existe una obligación civil, en consecuencia, quien alegue
su existencia debe probarla.

 Estricta interpretación en cuanto a la existencia de la obligación:
interpretación restrictiva, ante la duda sobre la existencia misma de la
relación jurídica: no hay obligación.

 Presunción de causa fuente: probada la existencia de la obligación, y
retomando el principio de necesidad de causa del art. 726, se presume
que existe una causa fuente. Se trata de una presunción “iuris tantum”,
que puede dejarse de lado si se demuestra lo contrario.

Por el contrario, en materia concursal, la Ley 24.522, al regular el “proceso


concursal”, limita el principio de presunción de causa, pues exige en los arts. 32
y 200, que todos los acreedores verifiquen su crédito, y a tal fin, deben
acercarse, invocarlo, indicar y acreditar la causa de este.

2.5.5 Necesidad de causa. El art. 726 CCC

El art. 726 del CCC recepta el principio de necesidad de causa, relativo a la


“causa fuente” de las obligaciones, receptándola expresamente como un
elemento esencial de estas.

“ARTÍCULO 726.- Causa. No hay obligación sin causa, es decir, sin


que derive de algún hecho idóneo para producirla, de conformidad
con el ordenamiento jurídico”15.

2.5.6 El deber moral como justa causa de retención. Art


728 CCC.

El Código Civil de Vélez Sársfield regulaba las obligaciones naturales como


aquellas fundadas sólo en el derecho natural y la equidad (art. 515 del CC), que
habilitaban una justa causa para retener lo recibido en virtud de una obligación

15
Art. 726. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
prescripta –ya no exigible–, o un resarcimiento de daño a quien no tiene
legitimación para solicitarlo, entre otros casos.

El CCC elimina la categoría de obligaciones naturales y sólo establece en el art.


728 la irrepetibilidad de lo entregado en cumplimiento de un deber moral o de
conciencia.

Campagnucci de Caso (2014) explica que el fenómeno de la “solutio retentio”


actúa como una causa suficiente y lícita de la atribución patrimonial que se
realiza.

Los elementos esenciales de la obligación en un caso en concreto

Un consorcio accionó contra la sociedad propietaria de una unidad funcional a


fin de solicitar un resarcimiento por los daños ocasionados con motivo de la
alteración de la estética y de uniformidad arquitectónica del edificio sin
autorización. La Cámara condenó a la accionada a realizar obras tendientes a
devolverle su composición original. (Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil,
sala G, 21/03/2011, Consorcio Av. Córdoba 1616/20 Esquina del Carmen
775/79/91/95 c. Editorial Claridad S.A., AR/JUR/5921/2011).

En este supuesto, los requisitos esenciales de la obligación son:

Sujetos: son dos: el acreedor: consorcio de copropietarios; y el deudor: la


sociedad propietario de la unidad que provocó las modificaciones no
autorizadas.

Objeto: prestación de hacer: volver las cosas al estado anterior a las


modificaciones no autorizadas, cumpliendo con el interés del acreedor de
recuperar la estética y uniformidad arquitectónica del edificio.

Vinculo jurídico: simple, sólo uno de los sujetos tiene a su cargo una
prestación. Es una obligación pura y simple, pues no está sujeta a ninguna
modalidad (condición, plazo ni modo: unidad tres).

Causa fuente: contrato de copropiedad horizontal en el que se prohíbe


realizar este tipo de mejoras en la fachada del edificio sin autorización del
consorcio.
3. Clasificación de las
obligaciones con
relación al vínculo
jurídico
3.1 Clasificación de las
obligaciones. Nociones generales
Las obligaciones se clasifican en distintos tipos, de conformidad con los cuatro
elementos esenciales que las conforman, con fines didácticos y para una mejor
comprensión de cada una de ellas. En esta unidad estudiaremos la clasificación
de acuerdo con el vínculo jurídico de la obligación.

Según el vínculo jurídico, las obligaciones se clasifican:

 Según la autosoficiencia o conexión con otros vínculos

Recíprocas –compraventa, locación, etc.

Principales o accesorias: obligación de pagar suma de dinero y


sus intereses por la mora en el pago

 Según las modalidades del vínculo

Puras y simples

Modales

Condición

Plazo

Cargo (obligación accesoria)


3.2 Autonomía o interdependencia
3.2.1 Obligaciones principales y accesorias.
(Definición. Fuentes y clases. Efectos. Excepciones al
principio general)

Por la autonomía o interdependencia del vínculo jurídico, las obligaciones


pueden ser, de acuerdo con el art. 856 del CCC:

 Principales: aquellas cuya existencia, régimen jurídico, eficacia y


desarrollo funcional son autónomos e independientes de cualquier otro
vínculo obligacional. Ej.: redactar un contrato de locación, pagar una
determinada suma de dinero, entregar un automotor.

 Accesorias: el Código aclara que tanto las obligaciones como los
derechos son accesorios a una obligación principal cuando dependen de
ella en cuanto a su existencia, régimen jurídica, eficacia y desarrollo
funcional, o cuando resultan esenciales para satisfacer el interés del
acreedor. Ej.: la obligación de pagar intereses por mora, la constitución
de la obligación de fianza, la constitución del derecho real de prenda o
hipoteca, el cargo.

Campagucci de Caso (2014) explica que los casos de accesoriedad son:

o Obligaciones accesorias con relación al objeto: cuando se


constituye para asegurar el cumplimiento de una obligación
principal. Ej.: cláusula penal.

o Obligaciones accesorias con relación a las personas: cuando para


garantizar el cumplimiento de la prestación, al lado del sujeto
deudor se coloca a un tercero, accesorio: fiador o garante.

o Derechos accesorios: se constituyen para garantizar la obligación,


por el propio deudor o por un tercero, caso de prenda e hipoteca.

Las fuentes de la accesoriedad, de acuerdo con el art. 856, pueden ser: la ley o
la voluntad de las partes, y en este último sentido se refiere la norma cuando
señala: “o cuando resulten esenciales para satisfacer el interés del acreedor” 16.
El fin de la constitución de obligaciones o derechos accesorios es la función de
garantía del cumplimiento de la obligación principal, es decir, se crean para
brindar mayor seguridad al acreedor respecto al pago de la deuda.

El art. 857 del CCC establece los efectos de las obligaciones accesorias: “la
extinción, nulidad o eficacia del crédito principal, extingue los derechos y
obligaciones accesorios, excepto disposición legal o convencional en contra”17.
Pizarro y Vallespinos (2014) enseñan que existen dos reglas fundamentales:

1. La interdependencia por accesoriedad constituye una excepción, por lo


que, ante la duda respecto a si una obligación es accesoria o principal,
se debe estar por lo segundo;

2. Lo accesorio sigue la suerte de lo principal, salvo los supuestos legal o


convencionalmente previstos.

o Regla general: éste es el principal efecto de la accesoriedad,


previsto en el art. 857, es decir, la obligación o derecho accesorio
depende de la obligación principal, y no al revés, salvo supuestos
expresamente consagrados –por la ley o las partes- .

Así, la extinción de la obligación principal por pago, transacción,


novación, etc. produce la extinción de la accesoria; la nulidad de
la obligación principal conlleva también la de la accesoria; por el
contrario, el pago o la nulidad del derecho u obligación accesoria
no afecta la principal.

o Excepciones: cuando las partes, sobre la base del principio de la


autonomía de la voluntad incluyen una alteración a la regla, o
cuando lo dispone expresamente la ley como por ejemplo, en los
siguientes casos que reseña Campagnucci de Caso (2014, p. 254):

1. Si la obligación principal es nula por falta de capacidad


del deudor, subsiste la cláusula penal (es accesoria) contraída
por otra persona (art. 801 del CCC).

2. La cláusula penal tiene efecto, aunque haya sido puesta


para asegurar el cumplimiento de una obligación que al tiempo
de concertar la accesoria no podía exigirse judicialmente,
siempre que no sea reprobada por ley (art. 803 del CCC).

3. La extinción parcial de la obligación principal, no extingue


proporcionalmente los derechos reales accesorios de prenda o
hipoteca, que subsisten indivisiblemente en tanto no se ejecute
íntegramente la prestación principal (art. 2194 CCC).

3.3 Obligaciones y deber moral


3.3.1 Definición. Diferencia con el supuesto del
deber moral: Art. 728 del CCC. Efectos

Antes de la sanción del Código unificado, las obligaciones se clasificaban en


civiles y naturales, según sean o no exigibles, respectivamente –en cuanto a
concesión al acreedor de poder de agresión al patrimonio del deudor–, y se
regulaban detenidamente los supuestos contenidos en la última categoría.

Sin embargo, la nueva definición de obligación del art. 724 excluye la existencia
de la obligación no exigible, y en consecuencia, desaparece la categoría de
“obligación natural”.

La única “reminiscencia” o supuesto relacionado con estas se prevé en el art.


728 del CCC, que establece que: “Deber moral. Lo entregado en cumplimiento
de deberes morales o de conciencia es irrepetible”18.
En consecuencia, el que “paga” entregando una cosa –pues en la prestación de
hacer o no hacer sería difícil conseguir la repetición– en cumplimiento de un
deber moral o de conciencia, no tiene derecho a repetir, es decir, a exigir que le
devuelvan lo dado.

No se trata del cumplimiento de una obligación, sino que la entrega actúa


como una “justa causa de atribución” (Pizarro y Vallespinos, 1999, p. 216).

En este sentido, existen dos supuestos a los que se le aplica la regla del art. 728,
expresamente consagrados en el Código, que antes engastaban en la noción de
“obligación natural”:

En el art. 803 se establece la validez y plenos efectos de una cláusula penal


aunque sea puesta para asegurar el cumplimiento de una obligación que al
tiempo de la creación de aquella “no podía exigirse judicialmente, siempre
que no sea reprobada por la ley”19. En definitiva, se trata de la consagración o
habilitación de la cláusula penal –obligación accesoria– para garantizar una
obligación no exigible, supuesto antes concebido como “obligación natural”.
Art. 2538: que ordena la irrepetibilidad del pago espontáneo de una
obligación prescripta, típico caso de obligación natural en el anterior régimen
de Vélez Sársfield.

3.4 Obligaciones condicionales


Tal como ya se explicó, las obligaciones tienen cuatro elementos esenciales, sin
los cuales no pueden existir. Si sólo presentan estos elementos, se las
denomina “obligaciones puras y simples”.

Sin embargo, además de los elementos esenciales, las obligaciones pueden


tener “elementos accidentales”, es decir, contener una modalidad especial con
respecto al vínculo jurídico que puede o no estar. Estas obligaciones se
denominan “modales” y se subclasifican en obligación sujeta a condición, a
plazo o con cargo.

Si bien estas modalidades de los actos jurídicos fueron estudiadas en Derecho


Privado I, en esta oportunidad se realiza un repaso por la influencia de la
temática en materia obligacional.

Ossola (2015) explica que las normas sobre modalidades (condición, plazo y
cargo) se encuentran en la Parte General, en el Libro Primero, en la parte
destinada a los actos jurídicos (arts. 343 a 357), aunque aclara que tanto el
plazo como la condición (no así el cargo) pueden constituir modalidades no sólo
del acto jurídico sino también de una obligación.

3.4.1 Condición. Definición. Clases. Requisitos.


Características

Pizarro y Vallespinos (2014) distinguen tres situaciones distintas que se


relacionan con la locución condición, que corresponde distinguir:

 Condición: como cláusula inserta en el acto jurídico, de la que se hace


depender la eficacia o extinción de la obligación, art. 343 CCC

 Hecho jurídico condicionante: es el acontecimiento futuro e incierto al
cual se supedita la eficacia o extinción, es el presupuesto fáctico de la
condición, art. 343 CCC

 Obligación condicional: es la que emerge –tiene por causa fuente– de
un acto condicional, cuya eficacia o extinción depende de la producción
o frustración del hecho condicionante. “La condición actúa sobre el acto
jurídico generador de la obligación, y desde allí proyecta sus efectos a
ésta”.

Moisset de Espanés (2004) explica que en materia de obligaciones cuando


existe una condición, lo que está en juego es la existencia misma de la
obligación, pues esta nacerá o se extinguirá según el papel que las partes hayan
puesto a aquella modalidad.

La obligación será condicional cuando su eficacia jurídica o


resolución dependan del advenimiento de un hecho futuro
e incierto.

La obligación condicional se clasifica en:

 Suspensiva: cuando lo que se subordina al hecho condicional es la


eficacia de la obligación, es decir, su propia existencia, que comienza
cuando aquel ocurre. El acreedor tiene un derecho en expectativa. Ej.:
te prestaré mi automotor cuando obtengas el carnet de conducir
habilitante; la venta de un automotor por una concesionaria, bajo
condición que el cliente obtenga el crédito bancario para su compra; o
la de conceder la franquicia de una marca bajo condición de que el
franquiciante adquiera –por compra o locación– el local que el
franquiciado le exige de antemano.

 Resolutoria: supedita la extinción de la obligación a un hecho futuro e
incierto. La obligación nace y tiene eficacia, es exigible, hasta que
acontece el hecho, luego de lo cual se extingue. Ej.: te prestaré mi
automotor siempre que no cometas ninguna infracción; no te cobraré el
alquiler hasta que el departamento esté definitivamente restaurado.

Los requisitos del hecho condicionante, en virtud de los arts. 343 y 344, son:

1. Futuro: tal como lo exige el art. 343, debe ser un hecho que todavía no
haya acontecido al momento del nacimiento de la obligación –acto
jurídico–, o que si bien fuese presente o pasado, las partes lo
desconocían.

2. Incierto: es el elemento caracterizante de la condición; implica que las


partes no tengan seguridad sobre la efectiva producción del hecho, que
exista incertidumbre, que pueda o no ocurrir.
3. Posible: materialmente susceptible de ocurrir.

El art. 344 expresamente dispone que la condición de no hacer un hecho


imposible “no perjudica la validez de la obligación, si ella fuera pactada
bajo modalidad suspensiva”20.
4. Lícito: que no sea contrario al ordenamiento jurídico íntegramente
considerado, a la moral ni a las buenas costumbres.

Específicamente, el art. 344 exige que no viole la libertad de las


personas: como “elegir domicilio, religión, o decidir sobre su estado
civil”21: casarse o mantenerse soltero, bajo sanción de tenerse por no
escritas estas condiciones.

5. No absolutamente potestativo para el deudor: que la ocurrencia del


hecho condicionante no dependa exclusivamente de la voluntad del
deudor, pues podría hacer que no acontezca para no cumplir.

Los caracteres de la condición son (Pizarro y Vallespinos, 2014):

 Voluntaria: pues surge de la autonomía de la voluntad de las partes que


pueden o no pactarla.

 Accidental: es una modalidad del acto jurídico a la que sujeta la
obligación, y no un elemento esencial de esta.

 Excepcional: ante la duda no se presume su existencia sino que es de
interpretación restrictiva y la obligación será pura y simple.

 Incoercible: las partes no pueden forzar que el hecho condicionante
ocurra.

3.4.2 Inejecución de la condición


El art. 345 del CCC aclara que: “el incumplimiento de la condición no puede ser
invocado por la parte que, de mala fe, impide su realización”22, como una
sanción por el obrar contrario al principio de buena fe.

Este supuesto estaba antes expresamente previsto como un caso de


“cumplimiento ficto”, en el que Vélez había establecido en el art. 537 del CC

20
Art. 344. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
21
Art. 344. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
22
Art. 345. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
diversos casos en los que la ley tenía por cumplida la condición, pese a que
efectivamente el hecho condicionante no ocurrió.

El CCC modifica esta cuestión, pues no dispone el cumplimiento ficto, sino que
impide que se pueda usar como defensa que la condición no se ha cumplido,
cuando el sujeto actúe de mala fe impidiendo el hecho (Kitainik, 2014).

3.4.3 Efectos de la condición. Distinción entre


condición pendiente y cumplida

Con respecto al tiempo en que se producen los efectos de la ocurrencia del


hecho condicionante, el art. 346 establece como regla que “no opera
retroactivamente”23, es decir, que son para el futuro desde el día en que
aconteció.

Sin embargo, la misma norma establece que excepcionalmente si podrá tener


efectos retroactivos si las partes así lo pactaron expresamente.

Los efectos de la condición deben distinguirse en dos momentos: antes de la


ocurrencia del hecho condicionante y después de ella.

Mientras la condición esté pendiente de cumplimiento, es decir, que el hecho


condicionante todavía no aconteció, quien se beneficiará con su ocurrencia
–interesado– tiene derecho a pedir medidas conservatorias de su derecho de
crédito (art. 347 CCC). Ej.: embargo, medida de no innovar, inhibición, etc. Estas
facultades se justifican para asegurar al acreedor la eficacia de su derecho de
crédito y para mantener indemne el patrimonio del deudor.

Por su parte, el art. 349 aclara que si el acto celebrado bajo condición
suspensiva se hubiese ejecutado antes del acontecimiento del hecho
condicional, y este no se cumple, las partes deben restituirse el objeto con sus
accesorios, pero no los frutos percibidos.

La norma exige que la parte que “se perjudicará” con la verificación del hecho
condicionante debe actuar de buena fe, para no perjudicar a la contraria.

Después que el hecho condicionante ocurrió, es decir: en caso de condición


cumplida, las partes deben entregarse –suspensiva– o restituirse –resolutoria–
recíprocamente las prestaciones convenidas, y los efectos se producirán de
conformidad a la naturaleza de estas, a sus fines y su objeto. En definitiva,
habrá que estar en el caso concreto al tipo de prestación que constituye el
objeto de la obligación, como a sus fines, para determinar los efectos concretos
entre partes y respecto a terceros.

Tabla 5

Condición suspensiva Condición resolutoria


No hay eficacia, pues la La obligación es exigible entre
obligación no es exigible partes. También se habilitan
Pendiente entre partes. El interesado actos de conservación por el
sólo puede realizar actos de interesado.
conservación.
Cumplida La obligación se transforma Se extingue el derecho por
en pura y simple. Es exigible y resolución desde el día que
produce efectos plenos. ocurrió el hecho condicionante.
Las partes deben restituirse lo
entregado.
Frustrada La obligación nunca será Se adquiere el derecho
eficaz. irrevocablemente.
Fuente: Elaboración propia.

3.5 Obligaciones a plazo


3.5.1 El plazo. Nociones generales

El plazo es otra de las modalidades a la que puede estar supeditada una


obligación. Pizarro y Vallespinos (2014) lo definen como el elemento accidental
del acto jurídico en virtud del cual sus efectos se difieren o limitan en el tiempo.

El CCC no define el plazo, pero sí lo hacía el art. 566 del CC en los siguientes
términos: “La obligación es a plazo, cuando el ejercicio del derecho que a ella
corresponde estuviere subordinado a un plazo suspensivo o resolutorio”. Ej.:
título de crédito “pagaré” con fecha a seis meses desde su creación; cheque al
portador pagadero a un mes de la fecha de libramiento, todas las obligaciones
que se pagan en cuotas: alquileres, colegio, mutuo; obligaciones emergentes
del contrato de tarjeta de crédito, obligación de pagar cuando mejore la
fortuna del deudor, etc.

En definitiva, el plazo influye en la exigibilidad o extinción de la prestación, art.


350 del CCC, pero no sobre su eficacia.
El “plazo” es el conjunto de unidades temporales (días, meses, años), mientras
que el “término” es el punto final o momento de vencimiento de esas unidades
temporales.

Las características del plazo son:

 Futuro: transcurrirá con posterioridad al nacimiento de la obligación.



 Cierto: fatalmente habrá de transcurrir, sí o sí, existe certeza absoluta.

 No retroactivo: sus efectos operan siempre para el futuro, desde el día
del vencimiento o término del plazo.

3.5.2 Beneficiario del plazo. Principio general


y excepciones. Consecuencias
El art. 351 del CCC expresamente dispone:

 Regla general que el plazo se presume a favor del obligado, es decir, del
deudor “a cumplir o a restituir a su vencimiento”24.

 Excepcionalmente, de conformidad a la naturaleza del acto, o por otras
circunstancias, resulte que ha sido fijado a favor del acreedor, o de
ambas partes. De la lectura de la norma se advierte la amplitud de
supuestos –“por otras circunstancias”– que pueden caer en estos casos
excepcionales.

Esta cuestión adquiere relevancia al momento de determinar los efectos de las


obligaciones, si es válido o no un pago antes del término, si existe mora del
deudor, etc.

Una consecuencia derivada de la regla general es que si el plazo es a favor del


deudor, este puede renunciar a él y pagar antes de su vencimiento, es decir,
realizar un pago “anticipado” con respecto a la fecha prevista originariamente.

Por ejemplo: si el deudor debía pagar $ 10.000 en el plazo de un año


–estipulado de acuerdo con sus ingresos mensuales–, y si aquel recibe una
herencia o gana un premio en el mes seis y quiere pagar antes del año para
liberarse de la deuda, puede renunciar al plazo y hacerlo.
En este supuesto, el art. 352 del CCC aclara que el obligado que cumple antes
del plazo no puede repetir lo pagado, es decir, que no puede luego arrepentirse
y solicitar la devolución de lo entregado y la vigencia del plazo. Esta es una
consecuencia lógica derivada principio de los propios actos y del hecho que el
deudor, al pagar antes, renunció al plazo y extinguió la obligación.

3.5.3 Clasificación de los plazos

En los Fundamentos del Anteproyecto de Código unificado, la Comisión


redactora explicó que: “se ha preferido no ingresar en la caracterización de las
diferentes especies de plazos, más afín a la labor de la doctrina” 25, razón por la
cual aclaró que no definía ni clasificaba los plazos. Sin embargo, en algunas
normas establece alguna clasificación, siendo las demás determinadas por la
doctrina.

El art. 350 establece la clasificación más importante, pues al regular los efectos
del plazo distingue entre:

 Suspensivo: cuando la exigibilidad del acto jurídico –y en consecuencia,


la obligación– se difiere al término del plazo. Es un plazo inicial, la
prestación no será exigible hasta que venza. Ej.: te entregaré el
escritorio a medida en 20 días, antes de ese tiempo no podrá ser
exigido.

 Resolutorio: el plazo determina la extinción o expiración del acto
jurídico, y de la obligación. Es un plazo final, la prestación será exigible
hasta el día del vencimiento. Ej.: contrato de locación, al término de dos
años –plazo de la locación– ya no será exigible ni el pago del canon ni el
derecho de posesión del inmueble.

La doctrina también realiza otras clasificaciones que son de utilidad para


analizar los efectos de las obligaciones:

1- Según el origen: Convencional: introducido por las partes.

Legal: surge del ordenamiento jurídico.

Judicial: determinado por el juez.


2- Según el interés Esencial: sólo es útil en el plazo pactado; vencido,
del acreedor hay inejecución. Ej.: Fotógrafo para casamiento.

(objeto) No esencial: vencido, la prestación sigue siendo


útil, mantiene interés. Ej.: Dar $ 5.000.

3- Según la determinación (importante para determinar la mora)

(Art. 887) Determinado: ha sido estipulado, precisado por las


partes, ley o el juez.

Cierto: se conoce con precisión la fecha del


término, pues fue fijado con día, mes y año, o
próximo acontecimiento –próximo día del
trabajador–. Ej.: te pagaré el 15.3.2018, a los 30
días de la fecha de factura.

Incierto: fijado con relación a un hecho futuro,


que sí o sí ocurrirá, pero no se sabe cuándo. Ej.: la
pista de sky se abrirá al público cuando nieve.

Indeterminado: no fue fijado de manera precisa, sino


según el caso de define de acuerdo con:

Tácito: según la naturaleza y circunstancias de la


obligación, en la fecha que según los usos y buena
fe deba cumplirse. Ej.: te compraré un automotor
cuando crezcas –sería cercano a los 18 años–.

Propiamente dicho: requiere fijación judicial,


luego de lo cual se transforma en plazo
determinado cierto. Ej.: obligación de escriturar.

4- Según surja o no del acto jurídico

Expreso: definido de manera inequívoca en el negocio. Ej.:


pagar la renta el día 10 de cada mes.

Tácito: surge implícitamente de la naturaleza de la obligación


3.5.4 Efectos del plazo suspensivo y extintivo

En general, de las características del plazo se deriva que, en primer lugar, no


afecta la existencia ni eficacia de la obligación, sino que define su exigibilidad o
extinción, y, además, que sus efectos se producen siempre para el futuro y
nunca con efectos retroactivos.

El art. 352 del CCC establece una regla general en materia de pago anticipado,
es decir, cuando el deudor paga o restituye antes del vencimiento del plazo, en
cuyo caso no puede repetir lo pagado argumentando que todavía no se había
alcanzado el término.

Pizarro y Vallespinos (2014) distinguen los efectos del plazo según este sea:

Tabla 6

Plazo suspensivo Plazo resolutorio


- Suspende el ejercicio hasta el - La obligación nace como
vencimiento. La obligación pura y simple: la prestación
existe pero no es exigible. es exigible, hasta el término
- El deudor no puede hacer del plazo.
actos de disposición. Debe - Es una obligación de
conservar y no afectar el ejecución inmediata.
crédito. - El acreedor tiene todos los
Pendiente - El acreedor puede: 1.solicitar derechos y acciones para
medidas conservatorias del obtener el cumplimiento.
crédito; 2.transmitirlo entre
vivos o mortis causa.
- No corre la prescripción ni es
procedente la compensación.
- La parte a quien beneficia
puede renunciar al plazo.
Cumplido (de - La obligación se transforma en - La obligación deja de
pleno derecho pura y simple: es exigible. producir efectos para el
por el - El deudor tiene el deber y futuro, se extingue.
transcurso del derecho de pagar. - los actos cumplidos y las
tiempo) prestaciones ejecutadas
antes del vencimiento del
plazo constituyen derechos
adquiridos.
Fuente: Elaboración propia.
3.5.5 Caducidad del plazo: Definición.
Distintos supuestos. Efectos

La caducidad de los plazos ocurre en los casos en que se produce la decadencia


del plazo, y se lo considera vencido aunque no haya transcurrido aún (Moisset
de Espanés. 2004).

El fundamento es proteger los derechos del acreedor frente a determinados


actos del deudor.

La caducidad de los plazos debe ser invocada y probada por el acreedor.

El art. 353 del CCC estipula la caducidad de los plazos y algunos supuestos, no
taxativos sino ejemplificativos, dada la redacción de la norma que alude a “…
entre otros supuestos relevantes”26. La norma impone que el deudor no puede
invocar la pendencia de los plazos cuando:

 Se ha declarado su quiebra. La caducidad no se produce en caso de


concurso según la propia norma, pese a lo cual se requiere la
integración con la Ley 24.522 de Concursos y Quiebras.

 Si disminuye por acto propio las seguridades otorgadas a los
acreedores para el cumplimiento de la obligación: por ejemplo, si
menoscaba los bienes objeto de prenda o hipoteca provocando que
disminuya su valor.

 No ha constituido las garantías comprometidas.

Estos serían supuestos de caducidad legal, pero las partes también pueden
disponer convencionalmente otros supuestos, como por ejemplo, en los
mutuos o préstamos de dinero, cuando se pacta que la restitución será en 12
cuotas, pero que el incumplimiento de tres cuotas consecutivas producirá la
caducidad de los plazos y el acreedor podrá reclamar la totalidad del monto
adeudado.

El efecto de la caducidad de los plazos es que la obligación se torna de


exigibilidad inmediata en el caso que sea suspensivo, o se extingue si es
resolutorio.
3.5.6 Cómputo del plazo

La operación de cálculo del día del vencimiento de la obligación debe realizarse,


de conformidad con el art. 6 del CCC que establece las siguientes reglas:

 Día: como unidad temporal, “es el intervalo que corre de medianoche a


medianoche”27.

 “En los plazos fijados en días, a contar de uno determinado, queda este
excluido del cómputo, el cual debe empezar al siguiente”28.

 “Los plazos de meses o años se computan de fecha a fecha. Cuando en
el mes del vencimiento no hubiera día equivalente al inicial del
cómputo, se entiende que el plazo expira el último día de ese mes”29.

 “Los plazos vencen a la hora veinticuatro del día del vencimiento
respectivo”30.

 “El cómputo civil de los plazos es de días completos y continuos, y no se
excluyen los días inhábiles o no laborables”31.

  “En los plazos fijados en horas, a contar desde una hora determinada,
esta queda excluida del cómputo, el cual debe empezar desde la hora
siguiente”32.

 “Las leyes o las partes pueden disponer que el cómputo se efectúe de
otro modo”33.
3.6 Obligaciones con cargo
3.6.1 El cargo. Nociones generales. Clases. Presunción

El art. 354 del CCC define al cargo como: “una obligación accesoria impuesta al
adquirente de un derecho”34.

El cargo o modo es una “obligación accesoria y excepcional que se


impone al beneficiario de una liberalidad y a las instituciones de
heredero o legado. Se traduce en un deber de prestación que limita el
beneficio concedido por un acto a título gratuito” (Pizarro y
Vallespinos, 2014. p. 212).

Si bien la norma citada no aclara a qué tipo de derecho puede ser impuesto el
cargo, la doctrina mayoritaria nacional (Pizarro, Vallespinos, Moisset de
Espanés, Borda, Bueres, Trigo Represas, etc.) entiende que sólo puede ser en
casos de obligaciones a título gratuito: donaciones –entre vivos–, herencia o
legados –mortis causa–. Moisset de Espanés (2004) explica que no puede
ocurrir en actos a título oneroso, pues el pago de la suma y el cumplimiento del
cargo integrarían el precio o contraprestación.

El objeto del cargo es una prestación que puede ser de dar, hacer y no hacer.
Ej.: heredarás un inmueble x si cuidas de mi hija hasta que cumpla la mayoría
de edad; te dono mi auto con el cargo de permitirme usarlo los fines de
semana.

El art. 357 del CCC ordena que los cargos que tengan por objeto hechos que no
pueden ser condiciones –por estar prohibidas– se tendrán por no escritos, no
provocando la nulidad del acto. En consecuencia, si la prestación objeto del
cargo es prohibida, la obligación será pura y simple, sin obligación accesoria de
cargo.

El cargo puede estar establecido a favor de un tercero o del propio estipulante


(donatario, causante).

Los caracteres del cargo, de acuerdo con el art. 354 del CCC, son los siguientes:

 Obligatorio: es una verdadera obligación que puede ser exigida por el


beneficiario o sus herederos.
 Accesorio: de una obligación principal.

 Accidental: es una modalidad de los actos jurídicos, puede o no estar.

 No afecta la eficacia del derecho adquirido por la obligación principal,
salvo que haya sido estipulado como condición.

Las clases de cargo son:

 Cargo simple: no afecta la adquisición del derecho ni su ejercicio. Los


beneficiarios están facultados para reclamar su cumplimiento forzoso.

 Cargo condicional: está impuesto como hecho condicionante, tanto
suspensivo o resolutorio, y su no producción afecta la adquisición del
derecho en el primer caso.

El art. 354 dispone que, ante la duda, el cargo será simple y no condicional.

Resulta importante distinguir el cargo de la condición para no incurrir en


confusiones:

Tabla 7

Cargo Condición
Es coercitivo, es una obligación No coercitiva.
accesoria
No suspensivo Suspensivo
Fuente: Elaboración propia.

3.6.2 Cumplimiento. Tiempo

El cargo debe ser cumplido por el beneficiario de la liberalidad –el obligado y


sus herederos–, y a favor del estipulante o del tercero; en consecuencia, son
legitimados activos para exigir el cumplimiento: beneficiado, los herederos del
beneficiario, el instituyente, los herederos del instituyente.

El plazo de ejecución del cargo se rige por las normas de los arts. 350 y
siguientes del CCC, según si existe o no plazo para su cumplimiento, tal como
expresamente lo señala el art. 355.
3.6.3 Transmisibilidad
El art. 356 regula la transmisibilidad de la obligación principal y del cargo.

Como regla general, el derecho adquirido es transmisible por acto entre vivos o
mortis causa, y con él se traspasa la obligación del cargo, como consecuencia
del principio: “lo accesorio sigue la suerte de lo principal”.

Excepcionalmente, cuando el cargo se trata de una obligación inherente a la


persona del obligado, “y este muere sin cumplirlo, la adquisición del derecho
principal queda sin efecto, volviendo los bienes al titular original o a sus
herederos”35.
3.6.4 Revocación de los cargos por incumplimiento

Tal como ya analizamos, el incumplimiento del cargo no impide los efectos del
acto principal, salvo que se haya estipulado como condición resolutoria, en
cuyo caso, el derecho queda extinguido (art. 354 CCC).
4. Clasificación de
las obligaciones con
relación al objeto
4.1 Clasificación de las obligaciones
con relación al objeto
Las obligaciones según el objeto pueden ser clasificarse según:

Naturaleza de la prestación: dar (entregar una cosa o bien), hacer


(realizar una actividad) y no hacer (abstenerse de realizar algo).

Naturaleza y determinación de los bienes: dar cosas (ciertas, inciertas


no fungibles o género), de dar sumas de dinero, de valor.

Complejidad de objeto: simple o plural (conjuntivas-disyuntivas:


alternativas y facultativas).

El interés comprometido: de medios o de resultado.

El comportamiento del deudor: positivas o negativas

Aptitud del objeto para ser fraccionado: divisibles o no divisibles

4.2 Obligaciones de dar cosas ciertas


4.2.1 Definición. Clasificación según la finalidad

“La obligación es de dar cosas ciertas cuando el objeto consiste en la entrega de


una cosa que se encuentra determinada en su individualidad, y en
consecuencia el deudor sólo cumple entregando esa cosa y no otra”. (Pizarro y
Vallespinos, 2014. p. 237).
La obligación de dar, si bien en todos los casos tiene como acto la entrega de
una cosa, puede tener tres finalidades, y cada una de ellas tiene un régimen
jurídico distinto:

 Constituir derecho reales: por ejemplo, entrega de una computadora


para transferir el derecho de propiedad sobre esta;

 Transferir sólo el uso o la tenencia: por ejemplo, préstamo de cochera
para su uso nocturno, locación de inmueble; o

 Restituirlas a su dueño: por ejemplo, entrega del inmueble al final de la
locación.

4.2.2 Disposiciones generales del CCC y principios que


rigen el cumplimiento

En los arts. 746 a 749, el Código estipula disposiciones generales para este tipo
de obligaciones de dar, antes de regular las cuestiones específicas según la
finalidad del “dar”, las que se resumen en las siguientes:

1. Deber del deudor de conservación de la cosa a entregar en el estado en


que se encontraba al contraer la obligación (art. 746).

2. Deber del deudor de entregar la cosa con sus accesorios (art. 746).

3. Derecho de las partes a inspeccionar la cosa en el acto de la entrega. La


recepción por el acreedor hace presumir la inexistencia de vicios
aparentes y la calidad adecuada de la cosa, sin perjuicio de la obligación
de saneamiento (art. 747).

4. Derecho del acreedor a reclamar por defectos de cantidad, calidad o


vicios aparentes en cosas muebles cerradas o bajo cubierta, dentro del
plazo de 3 días desde que la recibió (art. 748).

5. En las obligaciones de dar con el fin de transmitir el uso o la tenencia, se


aplican las reglas específicas de los títulos especiales (derechos reales)
(art. 749).

Pizarro y Vallespinos (2014) enseñan que los principios que rigen el


cumplimiento de las obligaciones de dar, en general, son los siguientes:

1. Las cosas mejoran, se pierden o deterioran para su dueño, es decir,


como regla el deudor, salvo en las obligaciones de dar para restituir, en
las que el dueño es el acreedor (art. 755 CCC).
2. Antes de la tradición el acreedor no adquiere ningún derecho real (art.
750 CCC). Excepto: derechos reales de garantía: prenda e hipoteca.

3. Los frutos son cosas muebles, entonces su posesión vale por título, salvo
que sean robados o perdidos (arts. 233 y 754 del CCC).

4. En transmisión de derechos, rige el principio del “nemo plus iuris”, es


decir: “nadie puede transmitir a otro un derecho mejor o más extenso
del que goza”36.
5. Para que exista indemnización es imprescindible que se den los cuatro
presupuestos de la responsabilidad civil: daño, antijuridicidad, factor de
atribución y relación de causalidad (arts. 1716 y siguientes del CCC).

6. El género nunca perece.

7. En las obligaciones de género, efectuada la elección, opera la


concentración, y la obligación se rige por las reglas de las obligaciones
de dar cosas ciertas (art. 762 CCC).

4.2.3 Obligaciones de dar cosas ciertas para transferir


o constituir derechos reales

En este supuesto, la entrega de la cosa se realiza a fin de constituir un derecho


real: dominio, condominio, uso, habitación, etc. El deudor es el dueño de la
cosa, quien debe entregarla con tal fin.

A los fines de la constitución de los derechos reales, tal como estudiaste en la


materia correspondiente, existen tres sistemas en el derecho comparado:

1. Romanista: título (acto jurídico de instrumentación de voluntades:


contrato) y modo (tradición, acto material de entrega de la cosa que
otro recibe).

2. Francés: consensualista (el derecho se transmite con el mero acuerdo de


voluntades: consentimiento).

3. Alemán: distingue: para muebles: tradición; inmuebles: registral: efectos


entre partes y respecto a terceros desde la inscripción de la transmisión
en el Registro correspondiente.
En nuestro sistema jurídico se consagra el régimen de la tradición para la
constitución del derecho real, tanto para muebles como para inmuebles, por lo
que resulta insuficiente la mera declaración verbal de uno o ambos sujetos, art.
1892 párrafo 3º y art. 1924 CCC (Campagnucci de Caso, 2014).

Sin embargo, para la oponibilidad a terceros en algunos supuestos se exige la


inscripción. Por ello, hay que distinguir según el tipo de cosa cuyo derecho real
se transmita:

 Inmuebles: sistema del título y modo (para tener efectos entre partes) y
registro (para oponibilidad frente a terceros). Arts. 1892 y 1893 CCC

 Muebles No registrables: título y modo, art. 1895 CCC

Registrable: efecto Declarativo: para oponibilidad a terceros:


buques, aeronaves y semovientes.

Constitutivo: consolida el derecho entre partes y


frente a terceros (automotores).

La cuestión reviste importancia, pues desde el nacimiento de la obligación y


hasta la efectiva tradición o entrega de la cosa, esta puede sufrir diversas
vicisitudes que la afectan, y es necesario saber quién se beneficia o carga con
estas, según el caso.

Las reglas específicas que el Código brinda para la obligación de dar para
constituir derechos reales se encuentran en los arts. 750 a 758, que regulan los
efectos de esta entre partes –vicisitudes que la cosa puede sufrir desde el
nacimiento de la obligación y hasta la entrega de la cosa: mejora, frutos,
riesgos– y cuando hay conflicto con otros acreedores, es decir, con terceros
ajenos a la obligación con los que el deudor también se obligó.

Los efectos entre partes, de conformidad con los arts. 750 a 755, son:

1. Antes de la tradición no se adquiere ningún derecho real, art. 750.

2. Mejoras: es el aumento del valor intrínseco de la cosa, art. 751. Son:

a) Naturales: por efecto de la naturaleza, son las que el Código de Vélez


denominaba “aumentos” (Ej.: aluvión: art. 1959, que hace aumentar la
dimensión del terreno). Autorizan al deudor a exigir un mayor valor, y si
el acreedor no acepta, se extingue la obligación sin responsabilidad para
ninguna de las partes, art. 752. De tal modo, se concilian los intereses de
ambas partes sin que ninguno se perjudique.
b) Artificiales: provienen del hecho del hombre, art. 751. (Ej.: construcción
de habitación o pileta, reparación de inmueble, colocar llantas a un
automotor). Se clasifican en:

o Necesarias: son esenciales para la conservación de la cosa; el


deudor está obligado a realizarlas –art. 746–, sin derecho a
percibir su valor, art. 753 (Ej.: mantenimiento de instalaciones de
gas, luz, agua en un inmueble).

o Útiles: generan un provecho o benefician a cualquier poseedor de


la cosa (Ej.: instalación de aires acondicionados, conexión al
servicio de teléfono, colocación de alarma en inmueble o
automotor).

No hay obligación de pago para el acreedor, y el deudor puede


retirarlas siempre que no deteriore la cosa, art. 753.

o De mero lujo, recreo o suntuarias: en principio, beneficia a quien


la realiza, pues implican un lujo u ornamentación (Ej.: instalación
de puertas internas con vitraux, marcos de puertas dorados a la
hoja, colocación de llantas o techo descapotable en un
automotor).

Rige la misma regla de las útiles: no hay obligación de pago por el


acreedor y el deudor puede retirarlas, art. 753.

3. Frutos: conforme el art. 233 del CCC, son los objetos que un bien
produce, de modo renovable, sin que se altere o disminuya su sustancia.
Se clasifican en: civiles (rentas que produce la cosa), naturales
(espontáneos de la naturaleza), industriales (se producen por la
industria del hombre o el cultivo de la tierra).

Hasta el día de la entrega de la cosa, los frutos percibidos pertenecen al


deudor, después de esa fecha, los devengados y no percibidos y los
futuros le corresponden al acreedor (art. 754).

4. Riesgo de la cosa: es la contingencia o probabilidad de daño de la cosa


(por pérdida o deterioro) o del contrato (Pizarro y Vallespinos, 1999).

o La pérdida: puede consistir en la destrucción material total o


parcial de la cosa, la destrucción jurídica (es sacada del comercio)
o la desaparición sin que se sepa de su existencia. Ej.: choque
–destrucción– o robo del camión objeto de venta.

o El deterioro: es la alteración de la estructura de la cosa, no de su


esencia, y provoca la disminución de su precio. Depende del
interés del acreedor. Ej.: desgaste de las cubiertas del camión por
utilización en caminos inapropiados.

De acuerdo con el art. 755, el propietario, es decir, el deudor, soporta


los riesgos de la cosa. La pérdida o deterioro se rigen por lo dispuesto
para la imposibilidad de cumplimiento, estipulada en los arts. 955 y
siguientes –según haya sido con o sin culpa del deudor–.

En caso de conflicto entre acreedores por la promesa del deudor de entregar la


cosa a más de un acreedor, si todos son de buena fe y a título oneroso, se debe
resolver según las siguientes reglas que brindan los arts. 756 a 758:

1. Bienes inmuebles:

a. el que tiene emplazamiento registral y tradición;

b. el que ha recibido la tradición;

c. el que tiene emplazamiento registral precedente;

d. en los demás supuestos, el que tiene título de fecha cierta anterior.

2. Bienes muebles:

a. el que tiene emplazamiento registral precedente, si se trata de bienes


muebles registrables;

b. el que ha recibido la tradición, si fuese no registrable;

c. en los demás supuestos, el que tiene título de fecha cierta anterior.

Por último, cabe destacar que el resto de los acreedores de buena fe que no
consigan la entrega de la cosa tienen acción de daños y perjuicios contra el
deudor (art. 758).

4.2.4 Obligaciones de dar cosas ciertas para


restituirlas a su dueño

En este supuesto, la prestación también consiste en la conducta del deudor de


dar una cosa cierta, pero con la finalidad de restituir la cosa a su dueño, que es
el acreedor. Ej.: devolución del automotor por parte del mecánico luego de la
reparación, del inmueble objeto de la locación al vencimiento del plazo del
contrato.
Entre partes, se aplican las mismas reglas generales analizadas en los apartados
anteriores, teniendo en cuenta que los roles de acreedor y deudor se invierten.
En especial, que las cosas mejoran, disminuyen y se pierden para su dueño
(acreedor). El nuevo código eliminó la doble regulación que existía en el de
Vélez y unificó los supuestos.

Por su parte, el conflicto entre acreedores para este supuesto se rige por las
reglas de los arts. 759 a 761 del CCC

El primer artículo establece la regla general, que impone que si quien debe
restituir se obligó a entregar la cosa a más de un acreedor, el deudor debe
entregarla al dueño, previa citación fehaciente a los otros que la hayan
pretendido, a fin de que tengan conocimiento de la situación e inicien las
acciones que estimen pertinentes.

Luego, el Código distingue según el tipo de cosa que deba restituirse:

Bien mueble no registrable: prevalece el derecho de quien recibió la tradición,


si la recibió a título oneroso y de buena fe, pues el dueño tendrá acción en su
contra, salvo que la cosa haya sido robada o perdida.

En definitiva, el dueño tiene acción para reclamar la cosa en tres supuestos:


cuando el tercero es de mala fe, cuando recibió a título gratuito o cuando la
cosa fue robada o perdida, vía acción real reivindicatoria del art. 2259 y ss.
(Danesi, 2014).

Bienes inmuebles y muebles registrables: el acreedor –dueño con inscripción


registral– tiene acción real reivindicatoria contra terceros que sobre ella
aparentemente adquirieron derechos reales, o que la tengan en su posesión
por cualquier contrato hecho con el deudor.

De tal modo, se consagra el principio del nemo plus iuris del art. 399.

4.2.5 Obligaciones de dar cosas ciertas para transferir


el uso o la tenencia de la cosa.

El último supuesto es el de la obligación de dar con la finalidad específica de


transferir sólo el uso o la tenencia de la cosa. En este supuesto, el art. 749
dispone que se aplican las normas de los títulos especiales de modo genérico,
sin expresar los tipos contractuales específicos como lo hacía el Código de
Vélez, atento las críticas recibidas en tal sentido.
4.3 Obligaciones de género
4.3.1 Definición y caracteres

Las obligaciones de género son aquellas cuyo objeto está designado por un
grupo o categoría de cosas y por el número de individuos pertenecientes a
dicha especie que deben entregarse. El art. 762 brinda una definición precisa:
“la obligación de dar es de género si recae sobre cosas determinadas sólo por
su especie y cantidad”37.
En estas, el objeto se encuentra inicialmente indeterminado, provisoria y
relativamente, el que luego y antes del pago deberá determinarse mediante la
“individualización”.

“Género es cualquier categoría de cosas, integrada por una


pluralidad de objetos que reúnen determinadas características
y condiciones que son homogéneas. Representa un concepto
abstracto, que permite contener un número ilimitado de casos
individuales”. (Pizarro y Vallespinos, 2014, p. 273).

Tal como ya lo señalaba la doctrina, el Código incluye dentro de las


obligaciones de género a aquellas cuyo objeto (cosa/s a dar) es determinado
por:

Su pertenencia a un género o número de individuos de una especie: cosas


inciertas no fungibles. Ej.: dos Códigos Civil y Comercial 2014 de la editorial
“m”; una heladera marca “x”, modelo “y” de color gris; cinco raquetas de
tenis de mujer marca “w”.

La cantidad, peso o medida: denominadas: “obligación de dar cantidades de


cosas” en el Código de Vélez, que también eran genéricas. Ej.: 100 quintales
de soja, 20 kilos de cemento, 5 metros de seda, 20 litros de agua mineral.

La relevancia de este tipo de obligaciones deriva de su función económica, pues


posibilita la producción en masa de bienes y servicios seriados, en los que uno
puede ser sustituido o reemplazado por otro, cuestión que expresamente prevé
la Ley de Defensa del Consumidor, cuando en el art. 10 bis habilita que ante
incumplimiento se pueda solicitar otro producto o prestación equivalente.

Los caracteres de las obligaciones de género son:


1. El objeto es sólo determinado por el género.

2. El objeto son cosas fungibles: art. 232 del CCC: “aquellas en que todo
individuo de la especie equivale a otro individuo de la misma especie, y
pueden sustituirse por otras de la misma calidad y en igual cantidad”38.
3. Antes de la individualización rige el principio “el género nunca perece”,
lo que implica que no se puede alegar incumplimiento si la cosa se
pierde o destruye, pues puede ser reemplazada por otro individuo de la
especie.

4. Después de la individualización, la obligación se rige por las normas de


las obligaciones de dar cosas ciertas, por el principio de
“concentración”.

4.3.2 La individualización. A quién responde.


Principio de la calidad media. Forma de realización

En las obligaciones de género, al momento de cumplir habrá que determinar la


cosa debida (Borda, 2008). El Código señala en el art. 762 que: “las cosas
debidas en una obligación de género deben ser individualizadas”39.
Pizarro y Vallespinos (2014) explican que la elección es “el acto por el cual se
individualiza y determina el objeto de la obligación” (p. 276), el que puede
consistir en elegir y separar las cosas, pesarlas, medirlas o contarlas, según el
caso.

Con respecto de cuál de las partes debe realizar la elección, la misma norma
establece como regla general que corresponde al deudor, y excepcionalmente,
a quien resulte del acuerdo de partes –sobre la base del principio de la
autonomía de la voluntad–.

La facultad de elección del deudor –o del sujeto al que corresponda– no es


arbitraria, sino que tiene como límite el principio de la calidad media, derivado
del principio de buena fe, en virtud del cual no se puede escoger la cosa de
mejor calidad ni la de peor dentro de la especie.

El art. 762 del Código señala que la individualización puede ser realizada
mediante manifestación de voluntad expresa o tácita.
En relación con el momento en que se realiza, el Código nada dice, se entiende
que debe ser en el previsto por las partes, o en cualquier tiempo antes del
cumplimiento o pago de la obligación. Pizarro y Vallespinos (2014) entienden
que la individualización se produce en el momento mismo en que llega la
notificación al domicilio de la otra parte, sin requerir el conocimiento ni la
conformidad para producir efectos.

4.3.3 Efectos de las obligaciones de género antes y


después de producirse la individualización

El art. 763 del Código regula la cuestión, y concretamente distingue dos


momentos con respecto a la individualización de la cosa debida, que tendrá
diversas consecuencias en la relación entre las partes:

 Antes: el caso fortuito no libera al deudor, pues rige la regla: “el género
nunca perece”, y como las cosas se pierden y destruyen para su dueño,
el deudor no puede alegar la ocurrencia del caso fortuito para liberarse,
sino que deberá entregar otro individuo de la especie para no incurrir en
mora.

 Después: se aplican las reglas de las obligaciones de dar cosas ciertas,
pues el objeto de la obligación ya fue determinado, se produjo la
concentración.

4.4 Obligaciones relativas a bienes


que no son cosas
El Código unificado de 2014 incorporó la regulación de las obligaciones que
tengan por objeto transmitir o poner a disposición del acreedor bienes que no
son cosas en el art. 764.

Campagnucci de Caso (2014) aclara que la norma hace extensivas las reglas de
las obligaciones de dar cosas ciertas y de género a toda obligación que tenga
por objeto transferir objetos incoporales.

Los bienes y las cosas están expresamente reguladas en los arts. 15 a 17 del
CCC, y luego en los arts. 225 a 256 de manera específica.

El art. 16 del Código distingue entre “bienes” y “cosas”. En consecuencia, el


patrimonio de una persona está constituido por los “bienes susceptibles de
valor económico”40, y dentro de estos, los bienes materiales, que se
denominan cosas; y por los bienes que no reportan utilidad ecónomica, sino
alguna otra, como terapéutica, artística, científica o cultural. Ej.: bienes del art.
17 del CCC (cuerpo humano), que están fuera del comercio, y por ello no
pueden ser objeto de obligaciones.

En síntesis, se establece que las obligaciones que tengan por objeto bienes que
no sean cosas se rigen por las reglas de dar cosas ciertas y las de género,
brindando reglas claras y llenando el vacío que existía en este sentido.
5. Clasificación de las
obligaciones con
relación al objeto.
Obligaciones dinerarias
y de valor. La prestación
de intereses
5.1 Obligaciones de dar sumas de dinero
5.1.1 El dinero. Definición. Funciones económicas
y jurídicas. Caracteres

Dentro de las clasificaciones de las obligaciones, con respecto a su objeto, las


obligaciones de dar incluyen la opción de la entrega de “sumas de dinero”.

En esta categoría se ubican las obligaciones dinerarias, que son aquellas cuyo
objeto es la entrega de una suma de dinero, cuya cantidad o suma se encuentra
determinada desde el origen (ej.: entregar $ 2.000), y las obligaciones de valor,
en las que lo que se debe es un valor abstracto o una utilidad constituida por
bienes, que habrá de medirse necesariamente en dinero al momento del pago
(ej.: indemnización por daños y perjuicios derivados de un accidente de tránsito
o laboral). (Pizarro y Vallespinos, 2014).

Borda (2008) señala que “el dinero es el medio normal de que se sirve el
hombre para procurar otros bienes” (p. 389), y explica que “a la inversa de lo
que sucede con las demás cosas, no le proporciona ningún placer por sí mismo”
(p. 389).

El dinero es la moneda que autoriza y emite el Estado, con la


finalidad primordial de: servir como unidad de medida del valor
de todos los bienes, como instrumento de cambio y como medio
de pago de las obligaciones patrimoniales. (Pizarro y Vallespinos,
2014, p. 290).

Los caracteres del dinero en nuestro país son:

1. Cosa mueble: arts. 16 y 1883 del CCC

2. Fungible: art. 232 del CCC

3. Consumible: gastable: se extingue con su utilización.

4. Divisible: puede ser fraccionado

5. Genérico: su existencia se indica por su importe o suma, de modo


cuantitativo.

6. Tiene curso legal: es sancionado y proclamado por el Estado, por lo


que no se puede rechazar como instrumento de pago. En Argentina,
sólo el “peso” tiene esta calidad.

7. Tiene curso forzoso: es inconvertible, hace a la relación poseedor


del dinero-emisor, y dispensa a este último de efectuar reembolso
alguno de los billetes por oro o divisas. Rige en Argentina desde el
fin de la convertibilidad.

Las funciones del dinero, según Pizarro y Vallespinos (2014), se distinguen en:

1. Económicas

o Unidad de medida o valor: permite apreciar el valor de todos los


bienes patrimoniales y aspectos económicos de la actividad
humana (trabajo).

o Instrumento de cambio: permite a quien lo dispone adquirir


bienes o servicio con él.

2. Jurídicas: constituye un instrumento de pago porque siempre es apto


para solventar la obligación que lo tiene por objeto, e incluso cuando no
lo tuviere, por vía del equivalente en dinero.
5.1.2 Distintas clases de moneda. La moneda
en nuestro país

A lo largo de la historia y en las diversas sociedades se fueron utilizando


distintos objetos para el intercambio de bienes y servicios, hasta llegar a la
moneda que conocemos en la actualidad. Borda (2004) enseña que se la
clasifica en:

Metálica: es la confeccionada con metales como oro o plata, que tiene un


valor en sí mismo. El valor intrínseco se corresponde con el valor
representativo.

Moneda de papel: consiste en el papel emitido por el Estado con respaldo en


oro, o algún otro valor o divisa, de modo que el propio Estado se obliga a
canjear dicho papel por su equivalente en el metal o valor que se establezca,
a su presentación ante un banco oficial donde se encuentra el encaje. Tiene
curso legal, no forzoso.

Papel moneda: es emitido sin respaldo en oro ni otro valor. El tenedor carece
de derecho a canjearlo: tiene curso forzoso. Es el sistema que rige
universalmente, pues la firmeza del signo monetario no depende ya del canje
por oro, sino de la confianza que merece en la comunidad el Estado que lo
emite, por la seriedad con que se manejen las finanzas públicas, la solidez de
la economía, etc. Tiene curso legal y forzoso. Este es el tipo de moneda que
rige en nuestro país: peso.

5.1.3 La inflación y el papel moneda

Uno de los inconvenientes que puede afectar a las obligaciones de dar sumas
de dinero es la inflación, definida por Samuelson (citado por Pizarro y
Vallespinos, 2014) como “el aumento sostenido del nivel general de los precios”
(p. 295), es decir, la media ponderada de los bienes y servicios de una
economía. La principal característica es la abundancia general y excesiva del
circulante monetario.

Las causas de la inflación, que pueden darse de modo unívoco o conjunto,


pueden sintetizarse en:

1. Emisión de moneda por el Estado para financiar un gasto público


descontrolado.

2. Aumento excesivo de demanda y sin oferta correlativa que equilibre los


valores.

3. Aumento de los costos de producción.


4. Expectativas inflacionarias, como componente psicológico que aumenta
la escalada de precios.

Los efectos de la inflación son:

1. Económicos:

o Decrece la demanda de dinero.

o Inestabilidad de precios.

o Redistribuye la riqueza de los acreedores a favor de los deudores


(que no pagarán porque no podrán hacerlo).

o Distorsión de los precios.

2. Jurídicos

o No sirve como unidad de medida y capacidad de cambio de


bienes y servicios, por la inestabilidad y falta de confianza en ella.
o No sirve como instrumento de cambio.

o Se producen los fenómenos de la depreciación (fenómeno


económico: pérdida del poder adquisitivo de la moneda) y
desvalorización (producto del acto legislativo que establece la
relación de cambio entre las divisas extranjeras y la unidad
monetaria en un nivel inferior).

5.1.4 Nominalismo y valorismo. La cuestión en las leyes


de Convertibilidad, Emergencia, en el Código Civil y en
el Código Civil y Comercial

Pizarro y Vallespinos (2014) explican que la cuestión de la inflación y las


obligaciones de dar sumas de dinero impone el análisis de la extensión de la
deuda cuando se altera el valor adquisitivo de la moneda desde el nacimiento
de la obligación y hasta que se hace exigible, lo que tendrá implicancias en
cumplimiento o pago de la prestación. Existen dos posiciones:

Nominalismo: otorga relevancia al valor nominal del dinero –fijado por el


Estado– y prescinde del verdadero valor adquisitivo de la moneda. El deudor
de la suma de dinero debe $ 1.000 y se libera pagando $ 1.000, cualquiera sea
la fluctuación del poder adquisitivo de la moneda.

El riesgo de pérdida del valor o beneficio de su incremento pesa sobre el


acreedor.

Ventaja: seguridad jurídica: acreedor y deudor saben cuánto se debe.


Además, permite al Estado influir en la inflación.

Desventaja: cuando la moneda pierde valor adquisitivo es injusta y


perjudica a los acreedores.

El valorismo: la extensión de la obligación no se determina por su valor


nominal, sino en función del poder adquisitivo de la moneda.

Ventaja: ante inflación es más justa que el nominalismo.

Desventaja: es más complicada que el nominalismo y no se justifica en épocas


no inflacionarias.

En nuestro país, desde la sanción del Código Civil de Vélez rigió el principio
nominalista, el que se mantuvo a pesar de las diversas leyes que modificaron la
regulación de las obligaciones dinerarias, las que pueden sintetizarse en los
siguientes puntos:

1. Código Civil argentino: 1869: art. 619: “el deudor cumple dando la
especie designada”41; se debatía qué doctrina adoptaba, si el
nominalismo o el valorismo, opinando la mayoría de los especialistas a
favor del primero, pero por la nota al artículo se dejaba abierta la opción
al valorismo en caso de cambio de valor adquisitivo de la moneda.

2. Ley 23.928 de Convertibilidad: 1991: fin del debate: consagra el


principio nominalista a ultranza, rígido e inequívoco. Art. 7: “El deudor
(…) cumple con su obligación dando (…) la cantidad nominalmente
expresada”42. Modificó el art. 619 del CC. Además prohíbe la
actualización monetaria. Con respecto a la moneda extranjera,
estableció la equiparación de un peso a un dólar.

3. Ley 25.561 de Emergencia económica: 2002: mantiene el principio


nominalista y la prohibición de indexar, pero determina especie de
obligaciones dinerarias según la fecha de su creación (antes o después
del 6 de enero de 2002), y según la naturaleza del dinero a entregar
(moneda nacional o extranjera), y estableció reglas diferenciadas para

41
Art. 619. Ley Nº 340. Código Civil de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
42
Art. 7. Ley Nº 23. 928. Ley de Convertibilidad del Austral
cada caso. Con respecto a la moneda extranjera, se mantiene el criterio
de la ley de convertibilidad, y se definió que no tiene curso legal, que no
puede ser utilizada como cláusula de estabilización, y dejó el valor del
dólar a su determinación por el mercado y ya no por ley.

4. Código Civil y Comercial: 2014: principio nominalista, art. 765: “la


obligación es de dar dinero si el deudor debe cierta cantidad de
moneda, determinada o determinable…”43; el art. 766 define la
obligación del deudor, al señalar que: “debe entregar la cantidad
correspondiente a la especie designada”44.

5.1.5 Obligaciones dinerarias y obligaciones de valor.


(Definición. Régimen legal de cada una. Carácter de la
distinción. Las deudas de valor: Código Civil, leyes de
Convertibilidad y Emergencia y Código Civil y Comercial).

Entre las obligaciones de dar sumas de dinero, se pueden distinguir dos


supuestos:

Obligaciones dinerarias: “son aquellas cuyo objeto es la entrega de una suma


de dinero, y desde su nacimiento el monto es determinado. Se debe dinero y
se paga dinero” (Pizarro y Vallespinos, 2014. p. 303). Ej.: cuota de $ 1.000 por
el seguro del auto, $ 5.000 por la compras de un televisor.

Estas obligaciones están reguladas en los arts. 765 del CCC, tal como
analizamos en los puntos anteriores.

Obligaciones de valor: “son aquellas que tienen por objeto un valor abstracto
o una utilidad constituida por bienes, que habrá de medirse necesariamente
en dinero al momento del pago” (Pizarro y Vallespinos, 2014, p. 303). Se debe
un valor, se paga en dinero. Ej.: indemnización por daños y perjuicios de una
mala praxis médica en el que se requiere cuantificar el grado de incapacidad
física o de la lesión ocasionada; o la determinación del daño por
incumplimiento de un contrato.

El objeto es determinable, luego del nacimiento de la obligación y antes del


pago, no se rige por el nominalismo pues se debe un valor, que luego de su
cuantificación se rige por las reglas de las obligaciones de dar sumas de
dinero.

43
Art. 765. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
44
Art. 766. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
Las obligaciones de valor están previstas en el art. 772 del Código:

Cuantificación de un valor. Si la deuda consiste en cierto valor, el monto


resultante debe referirse al valor real al momento que corresponda tomar en
cuenta para la evaluación de la deuda. Puede ser expresada en una moneda
sin curso legal que sea usada habitualmente en el tráfico. Una vez que el valor
es cuantificado en dinero se aplican las disposiciones de esta Sección.45

En estas obligaciones lo importante es el momento de su determinación, pues


como el monto no está fijado al origen, si existió una variación del valor
adquisitivo de la moneda entre el nacimiento de la obligación y su
cumplimiento, puede habilitarse la “actualización” del valor –que se realiza al
cuantificarlo–. Ej.: en un juicio por daños y perjuicios, la obligación nació el día
del hecho ilícito –rotura de caño de agua que provocó el hundimiento de la
casa–, pero el juez deberá realizar la cuantificación del daño al dictar la
sentencia.

La norma establece como límite que la determinación no puede exceder el


“valor real” que corresponda a la cosa, para evitar la indexación en casos de
actualización que desvirtúen el objeto de la prestación –por exceso–, lo que
impide la aplicación de índices de reajuste (Campagnucci de Caso, 2014, p.
104).

Pizarro y Vallespinos (2014) destacan que la distinción entre las obligaciones


dinerarias y de valor funciona como una “válvula de escape” al sistema
nominalista, pues mientras las dinerarias son insensibles a las oscilaciones del
poder adquisitivo de la moneda –el deudor debe pagar idéntica suma a la
obligada–, en las de valor permanece al margen del nominalismo, pues lo que
se debe es un valor y no dinero, lo que permite su actualización al momento del
pago.

5.1.7. Obligaciones en moneda extranjera. Régimen


legal: Código Civil, Leyes de Convertibilidad y
Emergencia, art. 765 Código Civil y Comercial. Críticas.
Relevancia de la calificación como “cosa” o como
“dinero”. Reglas aplicables. Problemas de la cotización
Ossola (2015) explica que antes del Código unificado, si bien la moneda
extranjera no tenía curso legal, le era aplicable el régimen de las obligaciones
de dar sumas de dinero, pero esto se modificó tal como analizaremos en este
apartado.

La calificación del “dinero extranjero” tiene importantes consecuencias


prácticas, pues no será lo mismo si se lo equipara a la moneda de curso legal
que si se lo equipara a “cantidades de cosas” o “género”, por ejemplo, en lo
que respecta a: facultad del deudor de pagar en moneda de curso legal
–equivalente–, las consecuencias del incumplimiento: intereses, facultad del
deudor de realizar el pago por consignación, etc.

1) Código Civil argentino: 1869: art. 619: “el deudor cumple dando la
especie designada”46. Las obligaciones de dar sumas de dinero en
moneda extranjera se consideraban como de “dar cantidades de cosas”
y no dinerarias.

2) Ley 23.928 de Convertibilidad: 1991: Con respecto a la moneda


extranjera, estableció la equiparación de un peso a un dólar.

Las obligaciones de dar sumas de dinero en moneda extranjera son de


“dar sumas de dinero”, y deben pagarse y ser cumplidas en esa especie y
calidad de dinero, no pudiendo el deudor sustituirla por otra.

3) Ley 25.561 de Emergencia económica: 2002: Con respecto a la moneda


extranjera, se mantiene el criterio de la ley de convertibilidad, y se
definió que no tiene curso legal, que no puede ser utilizada como
cláusula de estabilización, y dejó el valor del dólar a su determinación
por el mercado y ya no por ley.

4) Código Civil y Comercial: 2014: el art. 766 define la obligación del


deudor, al señalar que: “debe entregar la cantidad correspondiente a la
especie designada”47.
La obligación en moneda extranjera se regula en el art. 765, cuya
redacción no es la originaria de la Comisión Redactora, sino que se
alteró por el Poder Ejecutivo, produciéndose un retroceso en la materia,
pues se asume la postura del Código originario: “… si por el acto por el
que se constituyó la obligación se estipuló dar moneda que no sea de
curso legal…”48, y establece dos reglas:
o La obligación se considera como de “dar cosas ciertas”: pero
como esta categoría se eliminó del código, debe entenderse que
remite a las reglas de las obligaciones de género, en las que
aquellas quedan comprendidas. Esto genera un cambio de
régimen jurídico, pues a las obligaciones de dar sumas de dinero
que no sea moneda de curso legal no se les aplican las normas de
las obligaciones dinerarias sino las de género.

o “El deudor puede liberarse dando el equivalente en moneda de


curso legal”: se lo autoriza a pagar en pesos, a pesar de haberse
obligado en dólares, euros, yens, etc. El problema se genera ante
la restricción de venta de moneda extranjera por el denominado
“cepo cambiario” –establecido por diversas Comunicaciones del
Banco Central de la República Argentina y Resoluciones de AFIP–
que rige en nuestro país en la actualidad, lo que complica la
cotización del cambio al que se pagará, que no puede ser otro
que el oficial, pues cualquier otro es ilegal.

Esto afectaría el derecho del acreedor, pues podría verse


afectado su derecho de propiedad, lo que habilitaría a que
solicitara, por ejemplo, la teoría del esfuerzo compartido (Funes,
2015).

Ossola (2015) sostiene que se consagró una obligación facultativa


de origen legal (arts. 786 a 789), pues el deudor debe la moneda
extranjera bajo el régimen de las obligaciones de género, pero si
quiere puede liberarse de otra manera, pagando en el
equivalente en moneda nacional, sin que el acreedor pueda
oponerse.

La cuestión central radicará en definir si estas normas son de orden público, o


por el contrario, se trata de normas supletorias, disponibles por las partes, que
pueden pactar el pago en moneda extranjera –sin curso legal– como condición
esencial del contrato –renunciando a la facultad de conversión al peso– en
virtud del art. 962 del Código que establece que: “Las normas legales relativas a
los contratos son supletorias de la voluntad de las partes, a menos que de su
modo de expresión, de su contenido, o de su contexto, resulten de carácter
indisponible”49 (Funes, 2015).
5.1.8 Cláusulas de estabilización. Nociones.
Régimen jurídico actual

Las cláusulas de estabilización o indexación son las que introducen las partes en
los contratos “a fin de prevenir los efectos de la inflación sobre la moneda
utilizada” (Moisset de Espanés, 2004, p. 286). Se utilizan en contratos que
deben ser pagados a mediano o largo plazo, en los que las oscilaciones del valor
de la moneda de curso legal pueden aparejar perjuicios para el acreedor –por la
desvalorización–. Ej.: canon locativo, cuota de crédito hipotecario o prendario.

En general, se utilizan “con la finalidad de preservar, en forma progresiva y real,


el valor de las prestaciones de dar dinero, que se proyectan en el tiempo, y de
sustraerlas del rigor del principio nominalista” (Pizarro y Vallespinos, 2014, p.
315).

En nuestro país, desde la sanción de la Ley de Convertibilidad, en 1991,


modificada por la Ley 25.561 (arts. 7 y 10), se encuentran prohibidas por la
adopción de un sistema nominalista absoluto y rígido que no admite
mecanismos de ajuste o repotenciación de deudas dinerarias.

Son cláusulas de ajuste, a modo de ejemplo, las siguientes:

Ajuste en función de la evolución de la cotización de una moneda extranjera.


Ej.: Precio de la locación según la cotización del dólar.

De escala móvil, según índices estadísticos elaborados por entes públicos o


privados. Ej.: precio de un departamento según el índice de la construcción.

Las que toman en cuenta la evolución en el precio de un determinado


producto. Ej.: precio de la tarjeta de una fiesta según el valor del kilo de lomo.

De pago en oro.

El Código, en el art. 772, rechaza la indexación al señalar que los índices de


precios no podrán usarse "exclusivamente" para la cuantificación de la
obligación. Además, en los Fundamentos del Anteproyecto se explica que: “Esta
norma es importante para evitar distorsiones derivadas de la aplicación de
índices, tema sobre el cual hubo una extensa experiencia en la historia
argentina. El valor real es el que tiene prioridad”50.
5.2 La deuda de los intereses
5.2.1 Definición de interés y caracteres

Los intereses son la ganancia o beneficio que produce un capital dinerario de


modo paulatino por su importe y el transcurso del tiempo. Son el fruto civil que
produce un capital y se traduce en el rendimiento financiero que genera
(Pizarro y Vallespinos, 2014).

Los caracteres de los intereses son:

Pecuniarios: tal como lo es la obligación dineraria principal.

Porcentuales: relación con el monto de la obligación principal y el tiempo


transcurrido.

Periódicos: dependen del tiempo, mientras más transcurre, mayor será el


interés.

Accesorios: de la deuda principal.

5.2.2 Diversas clases de interés (Convencional, legal y


judicial. Compensatorio, moratorio, punitorio y
sancionatorio). La tasa de interés (Concepto y
clasificación). Facultad judicial
Los intereses pueden clasificarse sobre la base de diversos parámetros, según:

1. Su origen y quién Voluntarios: pactados por las partes (contrato)

determina la tasa Legales: impuestos por ley


Judiciales: fijados por el juez en la sentencia

2. La función económica
Compensatorios: se adeudan como
contraprestación o precio por la utilización del
dinero ajeno. No se relacionan con la
responsabilidad alguna. Sólo para obligaciones de
dar sumas de dinero. Ej.: préstamo o mutuo.
Moratorios: se deben en caso de mora del
deudor en el cumplimiento de la obligación, para
reparar el daño causado. Requiere
incumplimiento imputable al deudor.

Punitorios: son una pena privada, sanción ante la


mora que agrava, aumenta el monto a pagar por
intereses. Son un “plus económico”. Pueden ser
convencionales o legales.

La tasa de interés es “el rendimiento de la unidad de capital en una


determinada unidad de tiempo” (Pizarro y Vallespinos, 1999, p. 414), y es de
fundamental importancia para determinar la deuda de intereses, pues su
monto se mide por una tasa que se expresa en un porcentaje. Ej.: en un
contrato de tarjeta de crédito, se pacta que la compra en doce cuotas llevará un
interés del 2%; en un contrato de mutuo, se acuerda una tasa del 12% anual.

Con respecto a la tasa de interés, si bien en principio las partes son libres en su
determinación, el art. 771 del Código, aplicable a todas las clases de interés,
determina que los jueces pueden reducir los intereses cuando la tasa o el
resultado de su aplicación exceda injustificada y desproporcionalmente el costo
medio del dinero para deudores y operaciones similares en el lugar donde se
contrajo la obligación. También ordena que los intereses pagados en exceso se
imputarán al capital, y una vez extinguido este son repetibles.

5.2.3 Régimen legal de los intereses compensatorios


en el CCC

El art. 767 del Código dispone que las partes pueden, sobre la base del principio
de la autonomía de la voluntad, pactar intereses compensatorios y la tasa sobre
la base de la cual estos se calcularán.

Este tipo de interés no se presume sino que deber surgir de la voluntad de las
partes –contrato– o incluso de la propia ley –como ocurre en el caso del
contrato de mutuo, que en el art. 1527 el Código consagra expresamente,
incluso definiendo la forma de pago de los intereses; o del interés que puede
exigir en el reembolso el fiador que pagó la deuda (art. 1592)–.

En cuanto a la tasa, la norma aclara que si no fue pactada por las partes, ni
surge de la ley, ni resulta de los usos, entonces el juez tiene facultad para
determinarla. En consecuencia, si del contrato surge que las partes pactaron el
interés compensatorio, sin definir la tasa, habrá que estar a las opciones que da
el Código o podrá finalmente el juez establecerla.

5.2.4 Régimen legal de los intereses moratorios. (Los


intereses moratorios como límite de la responsabilidad
del deudor. Resarcimiento del daño mayor). Régimen
legal de los intereses punitorios: remisión.

Los intereses moratorios están legislados en el art. 768 del Código, que señala
que se deben a partir de la mora del deudor, que por el art. 886 es por regla
automática, por el mero transcurso del tiempo, salvo los supuestos del art. 887.

Pizarro y Vallespinos (2014) aclaran que el acreedor puede reclamar todo daño
que se invoque y acredite derivado del incumplimiento dinerario, y que el
interés moratorio es sólo el piso mínimo.

Con respecto a la tasa de este interés, la norma expresamente consagra que se


determina en el siguiente orden:

a. por lo que acuerden las partes;

b. por lo que dispongan las leyes especiales;

c. en subsidio, por tasas que se fijen según las reglamentaciones del Banco
Central.

Este último punto genera controversias por la remisión que realiza a las
reglamentaciones del Banco Central. Campagnucci de Caso (2014) explica que
existen diferentes tasas fijadas por la entidad, por lo que, a su juicio, ante
ausencia de previsión convencional y legal, la determinación quedará como
tarea para los jueces. Por otro lado, Ossola (2014) entiende que desaparece la
facultad judicial de fijarlos, pero aclara que la validez de la norma dependerá de
que la tasa fijada por el BCRA se ajuste a la realidad económica imperante.

5.2.5 Intereses punitorios. Remisión. Régimen legal

Campagnucci de Caso (2014) señala que los intereses punitorios son los
moratorios pactados por los contratantes, y por ello se justifica el reenvío que
la norma del art. 769 realiza a la cláusula penal, y así se recepta la postura
doctrinaria mayoritaria en nuestro país, que así lo entendía.
De acuerdo con el art. 790, la cláusula penal “es aquella por la cual una
persona, para asegurar el cumplimiento de una obligación, se sujeta a una pena
o multa en caso de retardar o no ejecutar la obligación”51.
En definitiva, cuando las partes pacten un interés punitorio, que será aplicable
en caso de mora, y que se adiciona a los moratorios propiamente dichos, se
aplican las normas de la cláusula penal, arts. 790 a 803 del Código.

5.2.6 Curso de los intereses: Reglas aplicables según


los distintos tipos de intereses. La deuda de valor y los
intereses. La deuda en moneda extranjera y los
intereses

El tema es relevante, pues importa determinar cuándo nacen los intereses y


desde cuándo son exigibles, lo que puede ocurrir o no en el mismo momento,
según el tipo de interés de que se trate, tal como explican Pizarro y Vallespinos
(2014):

1. Compensatorios

a) Convencionales: se distinguen los dos momentos. Se devengan desde la


fecha pactada, luego van generando en forma gradual y sucesiva a lo
largo del tiempo, y el acreedor puede exigirlos según lo acordado en el
contrato.

b) Legales: se devengan y son plenamente exigibles desde que se hizo la


erogación, de pleno derecho, pues así lo dispone la ley.

2. Moratorios y punitorios: tanto de origen convencional como legal, se


devengan y son exigibles en el mismo momento: desde la mora del
deudor (arts. 768, 886 y 887 del CCC). Si la causa fuente de la obligación
es un hecho ilícito, se devengan y son exigibles desde el mismo día del
hecho.

Un supuesto particular ocurre en caso de concurso o quiebra del deudor, pues


la Ley 24.522 dispone en los arts. 19 y 129, respectivamente, que la apertura
del concurso y/o la declaración de la quiebra producen la suspensión de todos
los intereses anteriores a dichas declaraciones.

51
Art. 790. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
Por otro lado, cabe aclarar que la liquidez no es un requisito para que opere la
mora del deudor, por lo que los intereses corren aun cuando la deuda fuera
ilíquida.

Con respecto a las deudas de valor, Pizarro y Vallespinos (2014) explican que
pueden llevar intereses, pues la actualización de la deuda de valor obedece al
mantenimiento del poder adquisitivo de la moneda, en tanto los intereses
hacen a la productividad que se ha frustrado a raíz de permanecer impago el
capital adeudado, y afirman que el curso de los intereses se sigue por las reglas
generales.

5.2.7 La usura (Caracterización. Represión en el


derecho privado y penal. La cuestión en la Ley de
Defensa del Consumidor)

La usura es una palabra cuyo significado ha variado a través del tiempo, hace
siglos era sinónimo de interés, pero luego adoptó un calificativo peyorativo al
aplicarse a los “intereses excesivos” (Moisset de Espanés, 2004, p. 299).

El origen de esta práctica se fundamenta en la libertad con que cuentan las


partes para determinar los intereses que regirán su negocio, lo que puede llevar
a que se impongan cláusulas con intereses abusivos, exorbitantes,
desproporcionales con respecto al capital.

Tal como ya estudiamos, en el art. 771 del CCC se le conceden facultades a los
jueces para reducir los intereses cuando la tasa o el resultado que provoque la
capitalización de intereses exceda, injustificada y desproporcionalmente, el
costo medio del dinero para deudores y operaciones similares en el lugar donde
la obligación debía cumplirse.

En consecuencia, ya no será un requisito probar que existe “lesión” subjetiva


como vicio de la voluntad (art. 332) para que proceda la declaración de nulidad
de la cláusula, sino que el juez puede aun de oficio morigerar el interés cuando
sea usurero.

Por su parte, cuando la obligación de la que surgen los intereses usureros


derive de una relación de consumo, que torna aplicable las previsiones
especiales del CCC: arts. 1117 a 1122 y la Ley 24.240, la cláusula que lo imponga
deberá ser analizada a la luz estas reglas, y en especial del art. 36 de la LDC, que
le exige al proveedor el deber de información específico en operaciones de
venta a crédito, bajo pena de nulidad del contrato o de una o más cláusulas, y
el art. 37, que habilita la declaración de abusividad de la cláusula (se tiene por
no escrita). En ambos supuestos, declarada la nulidad parcial de una o más
cláusulas el juez debe integrar el contrato.

5.2.8 El Anatocismo: Definición. Régimen legal y


facultades judiciales: arts. 770 y 771 del Código Civil
y Comercial

El anatocismo es la capitalización de los intereses que se acumulan con el


capital, constituyendo una unidad productiva de nuevos intereses; también se
los denomina “interés compuesto” o “interés del interés” (Pizarro y Vallespinos,
2014, p. 339).

Colmo (1920) explica que la capitalización de intereses es demasiado onerosa,


sobre todo cuando se produce al cabo de períodos breves (cada tres meses,
cada mes), en los que se parte de acumularlos al capital al fin de cada período,
para convertirse en capital y producir a su turno, con el capital primitivo,
nuevos intereses.

En nuestro derecho, el Código Civil prohibía el anatocismo –desde la ley de


convertibilidad– salvo excepciones previstas en el art. 623, y por el contrario, el
Código de Comercio lo autorizaba expresamente en distintos supuestos como
el mutuo, la cuenta corriente bancaria o comercial.

El Código unificado regula el anatocismo en el art. 770 y establece como regla


general que “No se deben intereses de los intereses”52, a lo que agrega cuatro
excepciones, a saber:

a. una cláusula expresa autorice la acumulación de los


intereses al capital con una periodicidad no inferior a seis meses;

b. la obligación se demande judicialmente; en este caso, la


acumulación opera desde la fecha de la notificación de la
demanda;

c. la obligación se liquide judicialmente; en este caso, la


capitalización se produce desde que el juez manda pagar la suma
resultante y el deudor es moroso en hacerlo;

d. otras disposiciones legales prevean la acumulación.53 (Ej.:


1950 y 2030).

52
Art. 770. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
53
Art. 770. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
En definitiva, en todos estos supuestos, y del modo en que se regula cada caso,
se permite el anatocismo, pero siempre con el límite del art. 771 al que ya
hemos referido, es decir, con las facultades del juez de morigerar el resultado
de la capitalización de intereses si resulta desproporcionada e injustificada.

5.2.9 Extinción de los intereses

Una de las características de los intereses es que son accesorios del crédito
principal al que acceden, por lo que rige el principio: “lo accesorio sigue la
suerte de lo principal”, art. 857 del CCC, que impone que la extinción de la
obligación principal conlleva la de los intereses.

En este sentido, el art. 869 del CCC impone que el objeto del pago de la
prestación debe cumplir con el principio de integridad, que importa que el
acreedor no está obligado a recibir pagos parciales, y que el deudor debe la
prestación principal con más los accesorios, incluidos los intereses.

Específicamente, el art. 870 del CCC indica que “si la obligación es de dar sumas
de dinero con intereses, el pago sólo es íntegro si se incluye el capital más los
intereses”54.
Además, en las presunciones del recibo de pago que establece el art. 889, en el
inc. “c”, se incluye: “si se extiende recibo por el pago de la prestación principal,
sin los accesorios del crédito, y no se hace reserva, éstos quedan
extinguidos”55, la que constituirá una presunción “iuris tantum”.

En definitiva, los intereses pueden extinguirse de manera directa por cualquiera


de los modos extintivos de las obligaciones –y siempre que el acreedor acepte
el pago parcial–, o indirectamente por la extinción de la obligación principal.

54
Art. 870. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
55
Art. 889. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
6. Clasificación de las
obligaciones.
Obligaciones de hacer,
no hacer, alternativas y
facultativas.
Obligaciones divisibles
e indivisibles
6.1 Obligaciones de hacer
6.1.1 Definición. La prestación de un servicio. La
realización de un hecho. Diferencias con las
obligaciones de dar

La obligaciones con relación al objeto, según la naturaleza de la prestación, se


clasifican en de dar, hacer o no hacer. En las unidades anteriores ya estudiamos
las de dar, en esta realizaremos lo propio con las que faltan.

La obligación de hacer es la que se traduce en un compromiso positivo de


energía de trabajo físico o moral del deudor, orientada a satisfacer el interés
del acreedor, que puede o no garantizarse, como ocurre en los contratos de
locación de obra, locación de servicios, concesión, distribución, franquicia,
agencia, cuenta corriente, consultoría, seguros, etc. (Pizarro, Vallespinos, 2014).

El art. 773 del Código la define como aquella cuyo objeto consiste en la:

1) prestación de un servicio: interesa la actividad en sí misma, en la que


asegure o no un resultado, es un compromiso de energía de trabajo
físico o moral del deudor. Puede consistir en cualquiera de las opciones
del art. 774 del Código. Ej.: brindar asesoramiento legal, atención
médica especializada a un paciente enfermo, asegurar una vivienda por
robo o incendios, mantenimiento del software de una empresa,
turismo, agua, luz, gas, etc.

2) realización de un hecho: la energía de trabajo está orientada a un


resultado concreto. Ej.: la realización de una joya, de una escultura, la
construcción de un barco, de una vivienda, el músico que canta en un
acto público o fiesta.

La norma aclara, en concordancia con el art. 775, que el hacer debe cumplirse
en el tiempo, lugar y modo acordados por las partes, o en los que surjan de la
índole de la obligación.

La diferencia entre estas obligaciones y las de dar se sintetizan en el siguiente


esquema:

Tabla 8
DAR HACER

PRESTACIÓN Entregar una cosa Prestar un servicio o


realizar un hecho

FACULTADES Amplias: art. 730 Amplias: arts. 776 y 777.


ACREEDOR Límite: no violencia
sobre la persona del
deudor

PERSONA DEL DEUDOR En general es irrelevante Es importante, máxime


en las “intuitu personae”

Fuente: Elaboración propia.

En la práctica, existía cierta controversia con respecto al régimen jurídico


aplicable a las obligaciones de hacer, que concluían con la entrega de una cosa,
como por ejemplo: realizar un mueble a medida y entregarlo, confeccionar un
traje por un sastre o un vestido por una diseñadora y entregarlo. Se decía que
eran obligaciones “mixtas” en las que había un hacer y un dar. El Código define
esta cuestión en el art. 774 “in fine” que manda: “Si el resultado de la actividad
del deudor consiste en una cosa, para su entrega se aplican las reglas de las
obligaciones de dar cosas ciertas para constituir derechos reales”56.

6.1.2 Obligaciones de medios y de resultado

El Código Civil de Vélez no contenía esta clasificación de las obligaciones, sino


que se trata de una creación doctrinaria y jurisprudencial que tiene vigencia en
nuestro país hace años, y que el Código unificado recepta expresamente en el
art. 774.

Esta clasificación tiene gran importancia con la responsabilidad civil, pues


según el tipo de obligación comprometida será el factor de atribución de
aquella, y también definirá la carga de la prueba.

Para que exista responsabilidad, tal como estudiaremos en la unidad 21, los
presupuestos son: daño, antijuridicidad, factor de atribución y relación de
causalidad.

El criterio de la clasificación se funda en los deberes que tiene que cumplir el


deudor para satisfacer el interés del acreedor, de acuerdo con lo que se
comprometió.

En las obligaciones de resultado el deudor se compromete a obtener un


resultado, un opus, y en caso de no lograrse, habrá incumplimiento con
presunción de responsabilidad para el deudor por el hecho de no haberlo
alcanzado. Ej.: obligación de seguridad en un parque de diversiones, el realizar
los balances de una sociedad, la construcción de una vivienda.

El factor de atribución de la responsabilidad es objetivo (se presume el


incumplimiento) y será el deudor quien deba probar su “no culpa” mediante la
acreditación de la existencia de caso fortuito o fuerza mayor, o la
responsabilidad de la víctima o de un tercero por quien no debe responder. Art.
1723 del CCC: “Responsabilidad objetiva. Cuando de las circunstancias de la
obligación, o de lo convenido por las partes, surge que el deudor debe obtener
un resultado determinado, su responsabilidad es objetiva”.

En las obligaciones de medios el deudor no se compromete a obtener un


resultado, sino a realizar todo lo necesario y poner los medios idóneos para
alcanzarlo, sin garantizarlo. Ej.: asesoramiento legal, diagnóstico médico.

El factor de atribución es subjetivo, y el deudor sólo será responsable si el


acreedor demuestra que obró con culpa o dolo. Art. 1724:

56
Art. 774. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
Factores subjetivos. Son factores subjetivos de atribución la
culpa y el dolo. La culpa consiste en la omisión de la diligencia
debida según la naturaleza de la obligación y las circunstancias
de las personas, el tiempo y el lugar. Comprende la imprudencia,
la negligencia y la impericia en el arte o profesión. El dolo se
configura por la producción de un daño de manera intencional o
con manifiesta indiferencia por los intereses ajenos.57

Analicemos ahora la recepción legal de esta clasificación en el Código. Vázquez


Ferreyra (2015) resume las consecuencias de esta clasificación y su relación con
el derecho de daños del siguiente modo:

“El Código Civil y Comercial recoge expresamente el distingo de


las obligaciones según sean de medios o de resultado. En las
obligaciones de medios el factor de atribución es subjetivo y en
las de resultado es objetivo. La prueba de los factores de
atribución como regla general está en cabeza del acreedor
víctima del daño. En situaciones excepcionales los jueces pueden
aplicar la teoría de las cargas probatorias dinámicas a los efectos
de tener por comprobado el factor de atribución”.

De conformidad con el art. 774, de acuerdo con el contenido de la prestación,


la obligación de hacer puede consistir en:

a) Realizar cierta tarea con la diligencia apropiada, independientemente


de su éxito. Ej.: Cláusulas que comprometen buenos oficios, o aplicar los
mejores esfuerzos. Son las obligaciones “de medios” propiamente
dichas. Como restaurar la obra de arte al mejor estado posible y fiel a la
obra de su autor, el asesoramiento de un abogado en juicio.

b) Procurar al acreedor cierto resultado concreto, con independencia de


su eficacia: se trata de una obligación “intermedia” entre las de medios
y de resultado. Ej.: para algunos podría ser la cirugía plástica Esta
subclasificación resulta extraña a la mayoría de las previstas en la
doctrina y jurisprudencia nacional que sólo refieren a de medios y
resultados. Campagnucci de Caso (2014) expresó que se trata de una
obligación de garantía o seguridad intermedia y a su entender es una
cuestión un poco ajena a nuestras tradiciones jurídicas que puede traer
alguna dificultad interpretativa.

57
Art. 1.724. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.

3
c) Procurar al acreedor el resultado eficaz prometido. La cláusula “llave
en mano” está comprendida en este caso. Es la típica obligación de
resultado propiamente dicha. Ej.: el abogado, de redactar un contrato
de locación; el arquitecto, realizar un plano de una casa de tres
dormitorios y dos baños; el ingeniero, de calcular la estructura de la
casa, etc.

Esta clasificación se relaciona con los contratos de servicio y de obra que se


definen en el art. 1252 del CC, del que se deriva que el primero conlleva una
obligación de medios, mientras que el segundo una de resultado.

Pizarro (2012) explica que recepta, de tal modo, con ligeros matices y variantes,
la distinción entre obligaciones de medios y de resultado, cuya importancia se
proyecta claramente para la determinación del factor de imputación de la
responsabilidad. También destaca que tratándose de obligaciones de resultado,
en cualquiera de sus posibles manifestaciones (en virtud de las dos opciones
que consagra en art. 774), o sea de aquellas en las que el deudor “debe obtener
un resultado determinado, su responsabilidad es objetiva”58.
En síntesis, la diferencia entre ambos tipos de obligación de hacer radica en:

Tabla 9
Obligación de resultado Obligación de medios

El deudor se Resultado/ opus Obrar diligentemente en


compromete a: miras al resultado

Incumplimiento No obtención del resultado No realización de la


conducta diligente

Responsabilidad Se presume ante Sólo si se prueba su culpa o


del deudor incumplimiento dolo

Factor de Objetivo. Sólo se libera con Subjetivo: culpa o dolo


atribución prueba de la causa ajena

Prueba Si el acreedor alega y El acreedor debe probar la


prueba la existencia de la culpa o dolo del deudor en
obligación y su la no diligencia de su obrar.
incumplimiento. Se
presume la responsabilidad

58
Art. 1.723. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
del deudor.

Fuente: elaboración propia.

6.1.3 Clasificación de las obligaciones de hacer


1. Según importe o no la persona del deudor (art. 766):

a) Fungibles: el interés del acreedor se satisface con la realización de la


actividad, sin importar la persona del deudor. Ej.: mantenimiento de la
vía pública, pago de impuestos por administrador, acompañar prueba
documental al expediente. Existe posibilidad de cumplimiento por un
tercero para el cumplimiento de la obligación.

b) No fungibles: son las prestaciones “intuitu personae”: el interés del


acreedor sólo se satisface si el propio deudor realiza la prestación, por lo
que no hay posibilidad de cumplimiento por un tercero. Ej.: cirugía
plástica con el Dr. “X”, música para la fiesta de casamiento por el DJ
“M”, defensa en juicio por el abogado al que consulté y quien me
asesoró en su estudio. El carácter infungible puede ser expreso, por
convenio de partes, o presunto: surge de la naturaleza y/o
circunstancias de la obligación.

2. Según el tipo de prestación:

a) De servicio: importa un compromiso de energía de trabajo física o


moral, independiente del resultado. Ej.: asesoramiento jurídico.

b) De obra: actividad orientada a un resultado sin el cual no se tiene por


cumplida la prestación. Ej.: confección de balances, realización de
escritura por contador.

3. Según el resultado esperado (estudiadas en el punto anterior):

a) De medios

b) De resultado

4. Según su duración:
a) Instantáneas: se consuman en un sólo momento, no hay tiempo entre el
comienzo del acto y su cumplimiento. Ej.: pago al abogado, certificación
de firma por escribano.

b) Permanentes: se prolongan a lo largo del tiempo, pues la prestación


requiere de cierto tiempo para su cumplimiento. Ej.: construcción de un
edificio, servicio de tarjeta de crédito, asesoramiento anual a empresa.

6.1.4 Cumplimiento específico: tiempo y modo de


ejecución. Sanciones por el mal cumplimiento de las
obligaciones del hacer

La obligación de hacer debe ser cumplida por el deudor en el tiempo, lugar y


modo acordado entre las partes o de acuerdo con la índole de la obligación, tal
como expresamente lo exigen los arts. 773 y 775 del Código.

Con respecto al tiempo, habrá que determinar si la obligación es a plazo, y en


su caso, de qué tipo se trata.

El modo de cumplimiento comprende todas las particularidades sustanciales y


circunstanciales de la ejecución de la prestación, que debe serlo de
conformidad al principio de buena fe, a lo convenido, a la intención de las
partes, a los usos y costumbres (Pizarro y Vallespinos, 2014).

El art. 775 señala que si el obligado no cumple en el tiempo y modo previsto la


prestación, se tiene por incumplida, y le concede al acreedor la facultad de
exigir la destrucción de lo mal hecho, siempre con el límite de no incurrir en
abuso del derecho, principio general del Código receptado en el art. 10. En
consecuencia, para el ejercicio de este derecho debe tratarse de casos de
gravedad que lo justifiquen. Ej.: se contrató para construir una cochera pero el
deudor realizó una habitación, cerrando las cuatro paredes, impidiendo el
ingreso del automotor, lo que justifica el derecho a exigir que derribe la pared.

Por otro lado, si la obligación emana de una relación de consumo, la Ley 24.240
brinda principios que rigen el modo de cumplimiento:

a) Interpretación más favorable para el consumidor (art. 3 de la ley y 1094


y 1095 del CCC).

b) Obligación de seguridad en la prestación del servicio, de modo tal que


no presenten riesgos para la vida y salud del consumidor (art. 5).

c) La oferta es vinculante (art. 7).

d) Respeto a los términos de la negociación (art. 19).


e) Regulación especial de los servicios públicos domiciliarios (art. 25 y ss.).

6.1.5 Facultades del acreedor ante incumplimiento


imputable al deudor. Ejecución forzada: límite. La
ejecución por otro. Daños y perjuicios

Si el deudor no cumple con la prestación a su cargo, siempre que la conducta le


sea reprochable (de modo subjetivo u objetivo), el acreedor tiene derecho a
ejercer las opciones del art. 730, que específicamente reitera en las
obligaciones de hacer el art. 777, es decir:

a) exigir el cumplimiento específico: si bien el código no reitera la


previsión de Vélez, debe mantenerse la limitación que establecía que en
esta facultad del acreedor, no puede ejercer violencia sobre la persona
del deudor. Lo dicho encuentra fundamento en que el sujeto pasivo
responde con su patrimonio y no con su persona, tal como ya
estudiamos, por lo que, el poder de agresión del acreedor está enfocado
a aquél y no puede obligar físicamente al deudor a realizar la actividad o
hecho comprometido contra su voluntad.

b) hacerlo cumplir por terceros a costa del deudor: también surge del art.
776, salvo la obligación fuere “intuitu personae”. El acreedor podrá
hacer ejecutar la prestación por otro, y luego reclamar al deudor el
reembolso de los gastos que hubiera efectuado. Pizarro y Vallespinos
(2014) enseñan que se requieren tres requisitos para ellos: a) mora del
deudor (imputabilidad), b) interés del acreedor (prestación fungible), c)
autorización judicial que el acreedor debe obtener como regla antes de
efectivizar la realización de la prestación por el tercero, salvo casos de
urgencia. Si bien esta última exigencia no está prevista en el Código, se
recomienda a los fines de facilitar la obtención del reembolso, cuyo
monto habrá autorizado de antemano el juez.

c) reclamar los daños y perjuicios: la doctrina (Colmo, 1920; Pizarro y


Vallespinos, 2014; Campagnucci de Caso, 2014, etc.) entiende que el
reclamo es subsidiario, luego de fracasada las opciones anteriores. Se
rige por las reglas de la responsabilidad civil. En este supuesto, para
Pizarro y Vallespinos (2014), se produce una modificación del objeto de
la obligación, que pasa de ser una prestación de hacer a una de dar una
suma de dinero, pero no hay novación.
6.1.6 Pago por un tercero

Esta es una alternativa que se deriva del art. 776, que habilita la incorporación
de terceros a la obligación. En este supuesto, a diferencia del caso anterior del
inc. b, es el deudor o el propio tercero quien ofrece la satisfacción del interés
del acreedor por el tercero.

En consecuencia, si la prestación es fungible, el deudor podrá imponer al


acreedor ese pago por un tercero, pero si es “intuitu personae”, el acreedor
puede oponerse al pago por un tercero.

6.1.7 Incumplimiento no imputable al deudor

Ante incumplimiento de la obligación de hacer no imputable al deudor, la


obligación se extingue, tal como lo establece el art. 955, por imposibilidad de
cumplimiento. Ej.: Caso fortuito o fuerza mayor; o en las obligaciones “intuitu
personae”, ante la muerte, enfermedad o incapacidad del deudor.

6.1.8 La obligación de escriturar. Régimen legal


en Código Civil y Comercial. Nociones

Una de las principales obligaciones de hacer surge –tiene por causa fuente– del
boleto de compraventa, previsto en los arts. 1170 y 1171 del Código. Se trata
del contrato consensual de compraventa por el cual las partes se comprometen
a realizar la escritura traslativa de dominio requerida para la transmisión del
derecho real de dominio sobre bienes inmuebles.

En este sentido, existen dos normas que consagran esta obligación: el art. 969 y
el 1018 del Código.

6.2 Obligaciones de no hacer


6.2.1 Definición. Clasificación

La obligación de no hacer se encuentra conceptualizada en el art. 778 del


Código como “aquella que tiene por objeto una abstención del deudor o tolerar
una actividad ajena”59. Ej.: no hacer competencia en un determinado espacio
geográfico, no hacer mejores suntuarias en un inmueble, no hacer ruidos
molestos, dejar pasar por mi terreno a quien tiene una servidumbre de paso a
su favor.

Las obligaciones de no hacer se clasifican según los siguientes parámetros:

1. Según su duración:

a) Instantáneas: o tracto único, pues se cumplen mediante un solo hecho.


Ej.: participar en un sorteo.

b) Duraderas o tracto continuado: el cumplimiento se proyecta en el


tiempo, sin interrupciones. Ej.: no hacer competencia por 2 años.

c) Periódicas: el cumplimiento se fracciona en el tiempo. Ej.: tolerar el paso


por mi terreno los fines de semana o en verano.

2. Según la entidad del hecho comprometido:

a) Abstención: el deudor no debe realizar determinados actos materiales,


que normalmente podría hacer de no existir la obligación. Ej.: no realizar
ruidos molestos pasadas las 22 horas por reglamento de copropiedad
del edificio.

b) De tolerancia: el deudor debe soportar que otro realice algo que hubiera
podido impedir. Ej.: servidumbre de paso.

3. Según su fuente:

a) Legal: surgen de la ley. Ej.: art. 2151 en el usufructo.

b) Convencional: emanan de la voluntad de las partes. Ej.: el deber de no


competencia impuesto a los socios de una sociedad.

6.2.2 Facultades del acreedor. Remisión

Las prerrogativas del acreedor surgen por aplicación de las reglas generales de
los arts. 730, y en particular de los arts. 774, 775 y 776 del Código, siempre que
ello fuera posible.

En la ejecución forzada, se mantiene el límite de la no violencia sobre la


persona del deudor.

59
Art. 778. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
La ejecución por otro, en principio, no es posible, pues no resulta lógico que el
acreedor se beneficie de una abstención de un tercero en lugar del deudor
(Pizarro y Vallespinos, 2014).

6.2.3 Incumplimiento y mora en las obligaciones de


no hacer

El incumplimiento de la obligación de no hacer imputable al deudor legitima al


acreedor a reclamar la destrucción física de lo hecho, y los daños y perjuicios
(art. 778 CCC).

En ambos supuestos se aplican las reglas ya analizadas en las obligaciones de


hacer: la destrucción es limitada al no abuso del derecho y los daños y
perjuicios son subsidiarios y se rigen por las reglas de la responsabilidad civil.

Se debate si puede existir mora en las obligaciones de no hacer. Pizarro y


Vallespinos (2014) distinguen dos supuestos: si la prestación es inmediata,
habrá directamente incumplimiento; pero si es duradera o continua, puede
haber mora si el acreedor mantiene el interés en que el deudor cumpla la
obligación de no hacer.

6.3 Obligaciones alternativas


Ahora ingresamos al estudio de las obligaciones de objeto plural o compuesto,
las que se clasifican en:

1) Conjunto: llevan la conjunción “y”. Debo $ 1000 y una moto.

2) Disyunto: llevan la conjunción “o”. Debo $ 1.000 o una moto. A su vez,


estas obligaciones se subclasifican en:

a) Alternativas

b) Facultativas

6.3.1 Definición. Modalidades

El art. 779 del Código brinda la definición de la obligación alternativa, al


expresar que es aquella que tiene por objeto una prestación entre varias que
son independientes y distintas entre sí, pero el deudor está obligado a cumplir
una sola de ellas. Ej.: pagar $ 30.000 o brindar asesoramiento jurídico durante
un año.

Además, el art. 784 aclara que las opciones o contenido de cada prestación no
sólo pueden diferenciarse por la heterogeneidad, una de dar y otra de hacer,
sino que pueden hacer referencia a modalidades o circunstancias de
cumplimiento de la obligación (Campagnucci de Caso, 2014), al que se le
aplican iguales reglas. Ej.: pagar $ 30.000 en efectivo o en 12 cuotas con tarjeta
de crédito.

La alternatividad, que puede surgir de la ley o de la voluntad de las partes,


favorece a ambas partes pues el deudor puede liberarse con mayor facilidad al
tener opciones, y el acreedor tiene mayor seguridad respecto al cobro.

Pizarro y Vallespinos (2014) señalan que la importancia de estas obligaciones es


la función económica y social, pues:

1. Son instrumento para crear vínculos dejando un margen de libertad al


titular de la elección.

2. Tienen una función asegurativa, pues el acreedor tiene más


posibilidades que el deudor cumpla.

3. Muy utilizadas en la contratación moderna, entre empresas y entre


estas y consumidores.

4. Permiten crear negocios jurídicos cuando todavía hay resoluciones


pendientes.

6.3.2 Naturaleza Jurídica

Existen diversas teorías que justifican el vínculo jurídico en las obligaciones


alternativas.

Pizarro y Vallespinos (2014) explican que en las obligaciones alternativas se


trata de un vínculo único, disyunto, y que hay que distinguir dos momentos:

a) Nacimiento de la obligación: hay pluralidad de prestaciones


indeterminadas (todas integran el objeto hasta la elección). “Pluralidad
in obligatione”.

b) Cumplimiento de la obligación: hay unidad de prestación determinada.


“Unidad in solutione”.
6.3.3 Caracteres
Unidad de vínculo: es una obligación con una causa fuente.

Objeto plural “in obligatione”: son distintas las unas y las otras e
independientes, no subordinadas entre sí.

Cumplimiento: ejecución de una sola de las prestaciones.

Las prestaciones son independientes entre sí: ya sea por el objeto, ya sea por
las circunstancias de cumplimiento (modo, tiempo, lugar).

Elección: concreta el objeto una entre las prestaciones debidas “in


obligatione”. Determinación definitiva: esa es la prestación exigible y se
descarta el resto.

6.3.4 La elección

La elección es la declaración unilateral recepticia, expresa o


tácita, emitida por quien está facultado para practicarla, por la
que se determina cuál de las prestaciones que integran
alternativamente el objeto habrá de ser cumplida, y al mismo
tiempo, se descartan las que queden al margen de dicha
elección. (Pizarro y Vallespinos, 2014, p. 385).

Con respecto a la persona quien tiene a su cargo la elección, el art. 780 brinda
algunas reglas:

En principio, es el deudor quien tiene la facultad de elegir la prestación con la


que cumplirá la obligación, sobre la base del principio del “favor debitoris”.
Excepción: pacto en contrario a favor del acreedor o un tercero.

La opción que corresponde a varias personas: exige la unanimidad de todas.

Mora en la elección: la falta de elección en tiempo oportuno (antes del pago)


produce que luego de la intimación y constitución en mora, la facultad de
elegir pasa a la contraparte. Si debía elegir un tercero, pasa al deudor.

En las obligaciones periódicas: en cada período renace el derecho de elegir.

Los principales efectos de la elección se prevén en el mismo art. 780 del Código
que establece:
1) “La elección es irrevocable desde que se la comunica a la contraparte, o
desde que el deudor ejecuta alguna de las prestaciones, aunque sea
parcialmente”60.
2) Realizada la elección, “la prestación escogida se considera única desde
su origen, y se aplican las reglas de las obligaciones de dar, hacer o no
hacer según corresponda”61. Esto impone que la elección produce
efectos retroactivos al día del nacimiento de la obligación por expresa
manda legal (Campagnucci de Caso, 2014).

6.3.5 Imposibilidad de cumplimiento

Desde el nacimiento de la obligación y hasta la elección, pueden ocurrir


diversos hechos –sobrevenidos– que determinen la imposibilidad de
cumplimiento de una o más de las prestaciones originariamente previstas, o su
deterioro, lo que es analizado en la teoría de los riesgos, que el Código regula
detalladamente en los arts. 781 y 782.

El art. 783 aclara que la facultad de elegir del deudor y del acreedor también
puede ser ejercida por un tercero a favor de aquellos, sobre la base del
principio de la autonomía de la voluntad.

A tal fin, las obligaciones alternativas se clasifican en regulares: cuando es el


deudor el que realiza la elección, y en irregulares: cuando lo hace el acreedor, y
siguiendo a Campagnucci de Caso (2014) las consecuencias en cada caso son
cuando existan dos prestaciones como opciones:

Alternativas regulares (art. 781):

1. Imposibilidad de UNA de las prestaciones:

a) por caso fortuito o responsabilidad del deudor: principio de


concentración: debe la otra que queda.

b) por responsabilidad del acreedor: el deudor puede elegir cumplir


señalando la ya extinta, o con la otra que queda, y reclamar los daños
que le causa si es de “mayor onerosidad”.

2. Imposibilidad de AMBAS prestaciones, de modo sucesivo:

60
Art. 780. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
61
Art. 780. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
a) por responsabilidad del deudor o caso fortuito o fuerza mayor:
concentración en la última.

b) Por responsabilidad del acreedor en alguna de ellas: el deudor elige con


cuál queda liberado.

3. Imposibilidad de AMBAS de modo simultáneo:

a) por responsabilidad del deudor: se libera entregando el valor de


cualquier de ellas.

b) por responsabilidad del acreedor: el deudor tiene derecho a dar por


cumplida la obligación con una y reclamar los daños y perjuicios
emergentes de la mayor onerosidad que le ocasione el pago realizado
con relación a la que resultó imposible.

4. Imposibilidad de AMBAS por caso fortuito o fuerza mayor: la obligación


se extingue.

Alternativas irregulares (art. 782)

1. Imposibilidad de UNA de las prestaciones:

a) Por responsabilidad del acreedor: concentración en la segunda.

b) Por responsabilidad del deudor: el acreedor puede optar por reclamar la


que quedó o el valor de la que se hizo imposible.

2. Imposibilidad de AMBAS, de modo sucesivo:

a) Sin responsabilidad del deudor: concentración y debe cumplir con la


última.

b) Con responsabilidad del deudor por la imposibilidad de la primera


prestación: el acreedor puede reclamar el valor de cualquiera de las
prestaciones.

3. Imposibilidad de AMBAS, de modo simultáneo:

a) Responsabilidad del acreedor: este elige con cuál define el


cumplimiento, pero debe indemnizar al deudor los perjuicios que le
cause por la mayor onerosidad de la otra.

b) Responsabilidad del deudor: el acreedor elige ya no la prestación


específica sino su valor. También puede exigir daños y perjuicios.

4. Imposibilidad de AMBAS por caso fortuito o fuerza mayor: se extingue


la obligación.
6.3.6 Obligaciones de género limitado.
Definición. Reglas aplicables

Las obligaciones de género limitado son aquellas en las cuales la posibilidad de


elección de los individuos que integran una misma especie se circunscribe a un
determinado ámbito o a un número reducido de cosas (Pizarro y Vallespinos,
2014). Ej.: entregar dos automotores de los expuestos en la concesionaria, el
género está limitado por los que posee el concesionario, entre los cuales
deberá elegir y entregar dos unidades.

Para Pizarro y Vallespinos (2014), estas obligaciones no son de género, pues lo


genérico debe ser siempre una categoría ideal con aptitud de comprender un
número ilimitado de casos particulares, sino que se tratan de obligaciones
alternativas, pues hay indeterminación de la cosa dentro de un grupo de cosas
determinadas.

El art. 785 del Código las define como “las obligaciones en las que el deudor
debe entregar una cosa incierta pero comprendida dentro de un número de
cosas ciertas de la misma especie”62. Además, dispone que se les aplican las
mismas reglas de las obligaciones alternativas.

6.4 Obligaciones facultativas


6.4.1 Definición. Diferencia con las obligaciones
alternativas: regla en caso de duda

La obligación facultativa tiene por objeto una sola prestación, pero permite al
deudor facultativamente sustituirla por otra distinta (Pizarro y Vallespinos,
2014). Es decir que hay dos prestaciones: una principal, que es la que puede
exigir el acreedor, y una accesoria, con la que puede –si quiere– cumplir el
deudor. Ej.: Te donaré $ 500.000 o la casa de campo de mis abuelos.

El objeto de la prestación en facultad de pago puede ser una de dar, hacer o no


hacer, y además, el art. 789 expresamente autoriza a que la opción recaiga
respecto de modalidades o circunstancias de la obligación principal.

En cuanto a la naturaleza jurídica de estas obligaciones, Pizarro y Vallespinos


(2014) señalan que son de objeto único: la prestación principal adeudada; pero

62
Art. 785. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
distinguen dos momentos: al nacimiento hay unidad de prestaciones “in
obligatione”, pero al cumplimiento hay pluralidad “in solutione”.

Los caracteres de estas obligaciones son:

Unidad de objeto, vínculo, causa y sujetos.

Sólo el deudor puede sustituir la prestación por otra, el acreedor no tiene


facultad de exigir sino sólo la principal.

La prestación debida y la accesoria no están en el mismo plano, se rigen por


las reglas de las principales y accesorias.

Resulta relevante distinguir este tipo de obligaciones con las alternativas


estudiadas en el apartado anterior, a cuyo fin se presenta el siguiente cuadro
comparativo:

Tabla 10
ALTERNATIVAS FACULTATIVAS
Objeto Pluralidad “in obligatione”, Prestación única, pluralidad
unidad “in solutione” “in facultate solution”
Plano de las Igualdad Disparidad: principal-
prestaciones accesoria

Naturaleza Según la prestación elegida Según la prestación


jurídica de la principal
obligación

Facultad de Deudor, acreedor o tercero Sólo al deudor


elección

Nulidad de una No afecta la otra De la principal acarrea toda


la obligación

Derecho del Sólo puede exigir el Sólo puede exigir la


acreedor cumplimiento de alguna de prestación principal
las previstas en el objeto

Extinción Si todas las prestaciones Por imposibilidad de pago


perecen de la principal, no
imputable al deudor, aun
cuando pueda cumplir la
accesoria

Fuente: Elaboración propia.


El código único incorporó una norma expresa que resuelve el problema ante
duda respecto de si la obligación es alternativa o facultativa, haciendo
prevalecer la primera en el art. 788.

6.4.2 La opción: titular del derecho. Tiempo


de efectuarla

Tal como se señaló, en las obligaciones facultativas sólo el deudor tiene el


derecho a elegir si sustituye la prestación principal por la accesoria. De acuerdo
con el art. 786 del Código, este derecho puede ejercerlo al tiempo del pago.
Según Campagnucci de Caso (2014), el fundamento de dicha solución se
encuentra en la protección del acreedor, ante la eventualidad que trae una
elección previa por la accesoria y su extinción ante caso fortuito.

6.4.3 Efectos de las obligaciones facultativas

El art. 787 del Código manda que la “obligación facultativa se extingue si la


prestación principal resulta imposible, sin perjuicio de la responsabilidad que
pueda corresponder”63.
En este sentido, cabe recordar que la obligación tiene una única prestación
exigible por el acreedor: la principal, por ello su imposibilidad de cumplimiento
extingue la relación jurídica.

De cualquier modo, habrá que analizar si existió o no responsabilidad del


deudor respecto del incumplimiento, y en caso afirmativo, este deberá
responder por los daños y perjuicios causados.

Campagnucci de Caso (2014) aclara que en caso de incumplimiento imputable


al deudor, el acreedor mantiene las facultades de exigir el cumplimiento por un
tercero, un bien que subrogue lo prometido, o los daños y perjuicios.

63
Art. 787. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
7. Clasificación de las
obligaciones con
relación al objeto .

Obligaciones divisibles e
indivisibles, obligaciones
de medios y de resultado
7.1 Obligaciones divisibles
7.1.1 Definición. El criterio de divisibilidad

En esta unidad se estudiará la clasificación de las obligaciones según la aptitud


del objeto para ser fraccionado (faz estática) y la manera en que la obligación
debe ser cumplida (faz dinámica), que importa la distinción entre obligaciones
divisibles e indivisibles, receptadas en el Código en los arts. 805 a 824.

El Código, tal como lo hacía el de Vélez, reglamenta la divisibilidad e


indivisibilidad con relación a las obligaciones (art. 805 y ss.) y con relación a las
cosas materiales (art. 228), lo que impone realizar una aclaración al respecto.

La divisibilidad de las cosas materiales está reglada en el art. 228:

Son cosas divisibles las que pueden ser divididas en porciones


reales sin ser destruidas, cada una de las cuales forma un todo
homogéneo y análogo tanto a las otras partes como a la cosa
misma.

Las cosas no pueden ser divididas si su fraccionamiento convierte


en antieconómico su uso y aprovechamiento. En materia de
inmuebles, la reglamentación del fraccionamiento parcelario
corresponde a las autoridades locales64.

Este criterio es uno de los que se tienen en cuenta para determinar si una
obligación es o no divisible, pero no el único, tal como analizaremos (art. 806).

La terminología adecuada, conforme Busso (1951), no es “obligaciones


divisibles e indivisibles”, sino que lo exacto hubiera sido referirse a obligaciones
“de prestación divisible o indivisible”, que comprende ambas fases: estática y
dinámica.

También hay que distinguir la divisibilidad con la división. La divisibilidad es la


simple aptitud de la prestación de ser dividido, mientras que la división importa
ya el fraccionamiento.

El art. 805 del Código define a la obligación divisible como “la que tiene por
objeto prestaciones susceptibles de cumplimiento parcial”65.
Esta conceptualización debe ser relacionada con el art. 806, que establece los
requisitos de las obligaciones divisibles, y con el 807, que impone que las
obligaciones de sujetos singulares (un acreedor y un deudor) son siempre
indivisibles.

Desde ya, cabe adelantar que el criterio que sigue el Código para determinar la
divisibilidad o indivisibilidad se proyecta sobre la base de dos parámetros
(Pizarro y Vallespinos, 1999):

El objeto de la prestación: su aptitud para ser fraccionado, si admite o no


cumplimiento parcial

Los sujetos: para que sea divisible se requiere pluralidad, de lo contrario, la


obligación será siempre indivisible (art. 807), pues el acreedor no está
obligado a recibir pagos parciales (art. 869), aun cuando la prestación sea
divisible.

En síntesis, siguiendo a los autores citados y de acuerdo con las normas del
Código, hay que distinguir obligaciones:

Divisibles: depende exclusivamente de la naturaleza de la prestación, y su


aptitud para ser fraccionada materialmente, pues no hay otra divisibilidad

64
Art. 228. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
65
Art. 805. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
que la natural, y se descarta la ideal o intelectual (art. 805 y 806). Ej.: entregar
100 Códigos Civil y Comercial de la Nación, pagar $ 10.000, trabajar 6 horas
diarias en la programación de un software.

Indivisibles: puede surgir de la naturaleza de la prestación o de la voluntad de


las partes o la ley, que pueden determinar que una prestación que
naturalmente es fraccionable por convenio o ley no lo sea (art. 813 y 814). Ej.:
entregar un perro Beagle recién nacido o un horno eléctrico marca “Z”, pagar
$ 10.000 en efectivo en una cuota, cantar en un show internacional, prestar
servicio de catering para un evento, no hacer competencia desleal.

7.1.2 Requisitos de la divisibilidad

Los requisitos que deben concurrir para que exista una obligación divisible son
sintetizados en el art. 806 del Código:

1. Ser materialmente fraccionable: que cada una de sus partes tenga la


misma calidad del todo. Es la aptitud física o material de la cosa o del
hecho para ser dividido.

2. Inalterabilidad económica: que el fraccionamiento no altere el valor de


la cosa, ni haga antieconómico su uso y goce.

Pizarro y Vallespinos (2014) agregan otros requisitos que, si bien no fueron


expresamente consagrados en el Código, merecen atención para facilitar la
comprensión de la identificación de este tipo de obligaciones, a saber:

Homogeneidad: que cada parte sea homogénea a otra, tenga la misma


calidad, que puedan juntarse y volver a formarla.

Inalterabilidad del objeto: que el fraccionamiento no transforme a cada parte


en una cosa distinta a la debida.

Utilidad: que la división sea útil social o familiarmente.

Por otro lado, la ley exige que en la obligación haya pluralidad de sujetos, pues
si hay sólo un acreedor y un deudor la obligación es indivisible (art. 807).
7.1.3 La divisibilidad e indivisibilidad en las obligaciones
de dar, hacer, no hacer, alternativas y facultativas

El Código se ocupa de clasificar obligaciones en divisibles e indivisibles según la


naturaleza de la prestación adeudada en el art. 815, cuadro que es completado
por la doctrina.

Obligaciones de dar cosa cierta: es por regla indivisible, salvo pacto en


contrario. Ej.: entregar un automotor, un electrodoméstico.

Obligación de dar sumas de dinero: la regla en este caso es la divisibilidad,


pues el dinero es fungible y divisible. Ej.: se puede fraccionar los cien pesos en
diez pagos de diez.

Obligaciones de valor: son por regla divisibles. Ej.: indemnización de daños y


perjuicios se termina pagando en dinero, y en consecuencia se aplica el caso
anterior.

Obligaciones de género: por regla son indivisibles. Serán divisibles cuando el


número de cosas que se deben entregar sea igual o múltiplo exacto al número
de acreedores y deudores. Ej.: dos deudores deben dar 100 kilos de cemento
a cuatro acreedores.

Obligaciones de hacer: son por regla indivisibles, salvo las convenidas por
unidad de medidas, como puede ser por días o metros cuadrados.

Obligaciones de no hacer: por regla son indivisibles. Hay que distinguir el tipo
de obligación de no hacer, y tener presente el interés del acreedor. En
principio, no se acepta un no hacer parcial o a medias, por lo que son
indivisibles, salvo que al acreedor igualmente le interese que a pesar del
incumplimiento le sirva que siga cumpliendo.

Obligaciones alternativas: según la prestación elegida.

Obligaciones facultativas: según la prestación principal.

Obligaciones accesorias: es indivisible si así lo es la principal.

7.1.4 Efectos de la divisibilidad en las relaciones entre


acreedores y deudores. El principio de división. Límite

En las obligaciones divisibles rige el principio del fraccionamiento o de división,


en virtud del cual se fracciona en tantos créditos o deudas iguales, como
acreedores y deudores haya (art. 808 del Código).
La excepción a la regla es el acuerdo de partes en sentido contrario, autorizado
por el principio de la autonomía de la voluntad de las partes. Esto significa que
las partes pueden, de común acuerdo, establecer cuotas partes no iguales.

El art. 809 prevé el caso del codeudor que se hace cargo de pagar la totalidad
de la deuda, y aclara que no puede invocar la divisibilidad, en consecuencia, se
trata de una excepción al fraccionamiento del pago.

En relación con la exigibilidad, cada una de las partes equivale a una prestación
diversa e independiente, y cada acreedor sólo tiene derecho a exigir y cobrar la
parte que le corresponde en el crédito, y recíprocamente, cada deudor sólo
debe cumplir con la parte que le toca (art. 808).

Como consecuencia del principio de división, las vicisitudes que puedan afectar
a una de las relaciones en principio no afecta a las demás, no hay efecto
expansivo sino personal (Pizarro y Vallespinos, 2014) lo que se proyecta en las
siguientes cuestiones:

La extinción de cualquiera de las relaciones no produce efecto con respecto a


las demás.

La insolvencia de un codeudor debe ser soportada por el acreedor, quien no


puede reclamar más a los codeudores por la parte del insolvente.

La interrupción y suspensión de la prescripción

Cosa juzgada

Culpa y dolo

Cláusula penal

7.1.5 Efectos de la divisibilidad en las


relaciones internas

El primer supuesto que cabe analizar es el pago en exceso. Si uno de los


deudores paga más de lo que le corresponde, tendrá derecho al reintegro, pero
tal como lo hace el art. 810, habrá que distinguir según el caso las reglas
aplicables a tal fin:

a) Si lo hace sabiendo que paga una deuda ajena: reglas de la subrogación


por cumplimiento por un tercero (arts. 914 y ss. del Código).

b) Si lo hace creyendo ser deudor del todo, paga sin causa, entonces se
rige por las reglas del pago indebido (arts. 1796 y ss).
Por su parte, el art. 811 del Código dispone que si uno de los acreedores recibe
más de lo que le correspondía, se determina según las reglas del art. 841, es
decir, de acuerdo con las reglas de la solidaridad. La norma aludida señala que
la cuota se determina según la autonomía privada, según la fuente y finalidad
de la obligación, según las relaciones de los interesados entre sí, o según demás
circunstancias, si de todo ello no fuera posible determinarlo, entonces será en
partes iguales.

Finalmente, el Código prevé en el art. 812 un supuesto particular, cuando la


obligación divisible es además solidaria, en cuyo caso manda a aplicar
directamente las reglas de las obligaciones solidarias, pasiva o activa, según el
caso.

7.2 Obligaciones indivisibles


7.2.1 Definición. Indivisibilidad material e ideal

La obligación es indivisible cuando no es susceptible de cumplimiento parcial,


sino que sólo puede ser cumplida por entero (art. 813 del Código).

Negri (2014) explica que el criterio no radica solamente en el objeto (el bien
debido) sino también en la posibilidad de cumplimiento parcial o no de la
prestación (contenido de la prestación).

Casos de indivisibilidad: de acuerdo con el criterio para definirla, el art. 814


dispone las siguientes opciones:

Material: Objetiva u ontológica, responde a un criterio fáctico: si la prestación


no puede ser materialmente dividida, según su naturaleza. Ej.: redacción de
un contrato de locación, la entrega de una cámara de fotos.

Ideal: Intencional o voluntaria, prescinde de la naturaleza de la prestación, es


determinada por la voluntad de las partes. Ej.: entrega de $ 2.000 en un solo
pago, dar 10 notebooks el 1 de agosto de 2020.

Legal: surge de una disposición expresa de la ley que determina que una
obligación es indivisible, independientemente de que la prestación pueda ser
divisible o no. Ej.: entrega de una cosa cierta (art. 815).
7.2.2 Efectos en la indivisibilidad en las relaciones
entre acreedores y deudores

En las obligaciones indivisibles se establece un comportamiento colectivo de


cada uno de los polos de la obligación, que impone la vigencia del principio de
propagación o concentración de efectos.

Pizarro y Vallespinos (2014) señalan que la propagación de efectos es el


principio en virtud del cual ciertos hechos ocurridos entre un coacreedor y un
codeudor proyectan sus consecuencias a los restantes, como consecuencia del
carácter compacto y no divisible de la prestación. Los autores aclaran que en
cambio no propagan los efectos los hechos independientes de la prestación
ocurridos entre el coacreedor y el codeudor, que solo producen efectos
personales.

Los arts. 816 y 817 del Código disponen que cualquiera de los acreedores tiene
derecho a exigir la totalidad del pago a cualquiera de los codeudores o a todos,
simultánea o sucesivamente, y recíprocamente, cada uno de los codeudores
tiene derecho a pagar la totalidad de la deuda a cualquiera de los coacreedores.

De igual modo, la prescripción extintiva cumplida propaga sus efectos y puede


ser invocada por cualquiera de los deudores contra cualquiera de los
acreedores (art. 822 del Código).

Con respecto a otros modos extintivos que no hagan al pago propiamente


dicho, el art. 818 exige la unanimidad de los acreedores para extinguir el
crédito por transacción, novación, dación en pago, remisión y cesión de crédito,
no así la compensación.

El fundamento de dicha exigencia se encuentra, conforme Negri (2014), en que


los coacreedores no son individualmente dueños del crédito; en consecuencia,
si uno hubiera perfeccionado alguno de estos modos extintivos, los demás
conservan su derecho para reclamar el pago íntegro del crédito, siendo
inoponible el acto al acreedor que no prestó su consentimiento.

Por el contrario, con respecto a la responsabilidad de los codeudores, rige el


principio de la personalidad en la mora, culpa y dolo, es decir, no se produce la
propagación de efectos (art. 819 del Código).
7.2.3 Efectos de la indivisibilidad en las
relaciones internas

Los efectos internos en cada uno de los polos de la obligación indivisible se rige
por las reglas de los arts. 820 y 821, que consagran los principios de
contribución y de participación, recíprocamente.

En primer lugar, si uno de los deudores paga la totalidad de la deuda, o repara


la totalidad de los daños, o realiza gastos en interés común, tiene derecho a
reclamar a los demás la contribución del valor de lo que invirtió a favor de
todos, de conformidad a las reglas de las obligaciones solidarias: art. 841, a los
fines de definir la cuota de cada uno.

En segundo lugar, si uno de los acreedores recibe la totalidad del crédito, o de


la reparación de los daños, o más que su cuota, los demás tienen derecho a
que les pague el valor de lo que les corresponde a cada uno, con igual criterio
del art. 841.

7.2.4 Régimen jurídico aplicable subsidiariamente

Dada la estrecha relación entre los efectos de las obligaciones indivisibles y las
solidarias que estudiaremos en la próxima unidad, el art. 823 del Código
expresamente dispone que las normas de las obligaciones solidarias son
subsidiariamente aplicables a las indivisibles.

El fundamento de la remisión se justifica en la necesidad de no reiterar reglas


que son aplicables a ambos tipos de obligaciones, lo que justifica su estudio en
conjunto a fin de comprender adecuadamente los efectos de ambos tipos de
obligaciones, distinguiendo las diferencias entre cada una de ellas.

7.2.5 Las obligaciones indivisibles impropias.


Definición. Régimen jurídico. Efectos

Las obligaciones indivisibles impropias son aquellas “cuyo cumplimiento sólo


puede ser exigido por todos los acreedores en conjunto, o realizado por todos
los deudores en conjunto”66, de conformidad al art. 824 del Código Civil.
La norma prevé que excepcionalmente se puede otorgar a cada uno el derecho
de cobrar o pagar individualmente.

66
Art. 824. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
El típico ejemplo es la obligación de escriturar, que pesa sobre varios
condóminos de un inmueble. La venta traslativa de dominio no puede ser
otorgada, sino por todos los dueños del inmueble, ya que uno solo no puede
traspasar el dominio de la cosa en común. También puede mencionarse la
obligación del equipo médico ante una cirugía, o la de la banda musical en un
recital.

El efecto de estas obligaciones es que tanto los deudores como los acreedores
deben actuar de manera conjunta, los primeros para cumplir con la prestación,
y los segundos para recibir el crédito.
8. Clasificación de
las obligaciones con
relación a los sujetos
8.1 Obligaciones de sujeto único y
de sujeto múltiple
Las obligaciones pueden tener como sujetos a un acreedor y un deudor, pero
también pueden existir varios acreedores y/o varios deudores, dándose una
pluralidad de personas en cualquiera de los dos polos de la relación jurídica o
aun en ambos a la vez. Estas variantes pueden graficarse así:

Figura 2

A D A D A D A D

A D A D

Fuente: Elaboración propia.

8.1.1 Definición. Clasificación

La obligación puede ser de sujeto único cuando está compuesta por un solo
deudor en favor de un sólo acreedor (primer caso del esquema).

Por otro lado, podemos tener una obligación de sujeto múltiple, que relaciona
más de un acreedor y/o más de un deudor. En este caso, se habla de
“obligaciones mancomunadas”, lo que significa que varias personas se unen
para una finalidad común (Moisset de Espanés, 2004).

Llambías (2005) explica que:

la pluralidad de sujetos puede ser originaria o sobreviniente. Es


originaria cuando desde la constitución de la obligación hay
varios acreedores o varios deudores. Es sobreviniente cuando
habiendo comenzado la obligación con un único sujeto, activo o
pasivo, pasa a tener un sujeto múltiple, generalmente por
incorporarse a la relación obligacional los herederos del
originario acreedor, o deudor, que hubiese fallecido67.
Las obligaciones de sujeto plural pueden contraerse de una manera conjunta o
disyuntiva.

Es conjunta cuando las personas que estipulan o que prometen se hallan unidas
junto con los otros; existe la conjunción “y”. Juan y Pablo deben $ 100. La
obligación conjunta a su vez se subdivide en simplemente mancomunada
cuando hay pluralidad de vínculos disociados que provocan el fraccionamiento
del objeto de la prestación; solidarias, cuando la pluralidad de vínculos es
coligado entre sí, la prestación se debe por entero, con una única causa fuente;
y concurrentes, en las que varios deudores deben a uno o varios acreedores el
mismo objeto en razón de causas fuentes diferentes.

Por su parte, las obligaciones disyuntas son aquellas en las que los sujetos se
excluyen entre sí, se representan con la conjunción “o”. Juan “o” Pablo deben $
100. Es una pluralidad aparente, originaria, pues en realidad hay sujeto único,
pero inicialmente indeterminado, por ello no son de sujeto múltiple.

Figura 3

SUJETO ÚNICO (A-D)

MÚLTIPLE CONJUNTA (“Y”) SIMPLEMENTE MANCOMUNADAS

MANCOMUNACIÓN SOLIDARIA

CONCURRENTES

DISYUNTA o aparente pluralidad (“O”)


Fuente: Elaboración propia.

8.1.2 Paralelo entre las obligaciones solidarias y las


obligaciones indivisibles. Semejanzas y diferencias

67
Recuperado el 10 de octubre del 2015 de: http://goo.gl/iAtd0r
La regulación de las obligaciones divisibles e indivisibles y las de sujeto múltiple
tiene, ya desde el Código de Vélez Sársfield, una relación y remisión en diversos
efectos, que hace necesario su estudio en conjunto.

El Código velezano establecía en el art. 668 que “la solidaridad estipulada no da


a la obligación el carácter de indivisible, ni la indivisibilidad de la obligación la
hace solidaria”68. Si bien el código unificado no incluyó una norma que así lo
disponga, de la regulación de los diversos tipos de obligaciones se advierte que
se mantuvo el criterio, distinguiendo cada una de las clases de acuerdo con el
criterio de clasificación, a pesar de los efectos similares o comunes (entre las
simplemente mancomunadas y las divisibles, y entre las solidarias y las
indivisibles).

De tal modo, de la combinación de los cuatro criterios se desprende que puede


haber cuatro tipos de obligaciones:

1. Obligaciones simplemente mancomunadas de objeto divisibles. Ej.: Ana


y María deben a Pablo $ 1.000.

2. Obligaciones simplemente mancomunadas de objeto indivisible. Ej.:


Ana y María deben a Pablo un automotor X, modelo Y, color Z.

3. Obligaciones solidarias de objeto divisible. Ej.: Ana y María deben


solidariamente a Pablo $ 1.000.

4. Obligaciones solidarias de objeto indivisible. Ej.: Ana y María deben


solidariamente a Pablo un automotor X, modelo Y, color Z.

La doctrina destaca que el fundamento de la similitud de efectos se encuentra


en que: para que sea posible el cumplimiento fragmentado es necesario que el
objeto sea divisible, de lo contrario la obligación actúa como indivisible
(Campagnucci de Caso, 2014, p. 194; Moisset de Espanés, 2014, p. 24; Pizarro y
Vallespinos, 2014, p. 445), de allí la relación entre ambas clasificaciones.

La afirmación se justifica, pues Vélez Sarsfield sólo concebía la clasificación de


divisibles e indivisibles mientras hubiera pluralidad de acreedores o deudores,
tal como lo aclaró en la nota al artículo 673 C. Civil.

En definitiva, resulta imprescindible diferenciar unas de otras obligaciones.

68
Art. 668. Ley Nº 340. Código Civil de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
En las obligaciones divisibles e indivisibles el criterio de clasificación, y
en consecuencia, lo que las distingue, es la aptitud del objeto para ser
fraccionado –material o idealmente según el caso–, tal como se
estudió en la unidad 7. Se trata de una clasificación objetiva.
En las obligaciones de sujeto múltiple, el criterio es la pluralidad
de sujetos y la estructura del vínculo jurídico (simplemente
mancomunado o solidario). Es una clasificación subjetiva.

8.1.3 Caracteres de las obligaciones de sujeto plural


en general

Las obligaciones de sujeto plural simplemente mancomunadas y solidarias


tienen en común los siguientes caracteres:

Pluralidad de sujetos: en cualquiera de los dos polos de la obligación o en


ambos. Puede ser originaria o sobrevenida.

Unidad de objeto: la prestación debida es por todos los deudores a todos los
acreedores, independientemente de su carácter divisible o indivisible.

Unidad de causa fuente: es la misma para todos los sujetos, un contrato, un


hecho ilícito que generó la responsabilidad de más de una persona, la ley.

Pluralidad de vínculos: es una sola obligación, pero con pluralidad de


vínculos: disociados (simplemente mancomunadas) o coligados (solidarias).

Por el contrario, en las obligaciones de sujeto plural concurrentes, si bien los


caracteres son casi idénticos, la diferencia radica en que en estas existe
pluralidad de causa fuente.

8.1.4 Método del Código Civil y Comercial

La Comisión Redactora del Código aclaró en los Fundamentos que: “La


regulación de las obligaciones de sujeto plural también ha perseguido el
objetivo de hacer más claras las reglas y los conceptos. A tales fines se dividen
en simplemente mancomunada, solidaria y concurrente”69.
En general, las clasificaciones de las obligaciones se ubican en el Libro Tercero:
“Derechos personales”, Capítulo 3: “Clases de obligaciones”.

En particular, con respecto a las clases de obligaciones que estudiamos en las


Unidades 7 y 8, se mantiene la doble regulación, por un lado, de las
obligaciones divisibles e indivisibles: en la Sección 6, y por otro, la de las
obligaciones simplemente mancomunadas (aunque en esta se remite a las
reglas de las divisibles e indivisibles según el objeto de la prestación), solidarias
y concurrentes en la Sección 7.

8.2 Obligaciones
simplemente mancomunadas
8.2.1 Definición

La obligación simplemente mancomunada se encuentra definida en el art. 825


como “aquella en la que el crédito o la deuda se fracciona en tantas relaciones
como acreedores o deudores haya”70; y las cuotas y créditos se consideran
distintos los unos de los otros.

En estas obligaciones hay vínculos disociados, fraccionados entre sí, como las
“piezas de un todo”, según Pizarro y Vallespinos (2014, p. 446), quienes aclaran
que cuando además es de objeto divisible, el fraccionamiento opera con
plenitud.

8.2.2 Obligaciones simplemente mancomunadas de


objeto divisible e indivisible. Régimen general. Remisión

Las obligaciones simplemente mancomunadas se clasifican según su objeto, y


esto determina el régimen jurídico aplicable, del siguiente modo:

69
Recuperado el 10 de octubre del 2015 de : http://www.biblioteca.jus.gov.ar/fundamentos-
primero.PDF
70
Art. 825. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.

1
Objeto divisible: opera el fraccionamiento del objeto y del vínculo jurídico, se
aplica el régimen legal de las obligaciones divisibles, por expresa remisión del
art. 826.

Objeto indivisible: el fraccionamiento es más reducido, pues sólo tiene


efectos respecto al vínculo jurídico y no en relación con el objeto, en
consecuencia, cualquier acreedor puede reclamar la totalidad de la prestación
porque el objeto es indivisible. Se aplica el régimen legal de las obligaciones
indivisibles por manda del art. 826.

El art. 826 del Código dispone un régimen jurídico claro y sencillo de las
obligaciones simplemente mancomunadas, pues realiza una remisión a las
reglas de las obligaciones divisibles e indivisibles, según cuál sea la calidad del
objeto de la relación jurídica mancomunada. Campagnucci de Caso (2014)
expresa que: “importa una extensión y aplicación normativa de otro tipo de
relaciones jurídicas” (p. 196).

8.3 Obligaciones solidarias


8.3.1 Definición. Caracteres. Clases de solidaridad.
Fuentes. Prueba. Criterio de aplicación

Las obligaciones solidarias son aquellas con pluralidad de sujetos, originadas en


una misma causa fuente: en razón de un título constitutivo (contrato) o de la
ley, y que su cumplimiento total puede exigirse a cualquiera de los deudores
por cualquiera de los acreedores (art. 827 del Código).

Los caracteres de la solidaridad de clasifican en:

Generales

o Pluralidad de sujetos

o Unidad de objeto

o Unidad de causa fuente

Especiales

o Exigibilidad total de la prestación por cualquiera de los


acreedores a cualquiera de los deudores.
o Carácter expreso de la solidaridad

o Pluralidad de vínculos coligados que justifica la propagación de


efectos (art. 830 y 837).

Hay distintas clases de solidaridad:

Activa: existen pluralidad de acreedores y un solo deudor.

Pasiva: existe pluralidad de deudores y un solo acreedor.

Mixta: pluralidad en ambos polos activo y pasivo.

El código establece disposiciones comunes para las obligaciones solidarias en


general (arts. 827 a 832), y luego específicas para los tipos pasiva (arts. 833 a
843) y activa (arts. 844 a 849).

El fundamento de la solidaridad radica en la idea de representación recíproca


entre quienes integran el frente de acreedores o deudores, derivado del interés
común que existe entre ellos en el cumplimiento de la prestación (Pizarro y
Vallespinos, 1999).

El Código dispone en el art. 828, como regla general, que “la solidaridad no se
presume y que debe surgir inequívocamente de la ley o del título constitutivo
de la obligación”71. Por ello, existiendo más de un acreedor o más de un
deudor la obligación será mancomunada, salvo pacto o ley en contrario. En
consecuencia, quien alegue la solidaridad debe probarla y en caso de duda será
simplemente mancomunada.

Ossola (2014) señala que el fundamento de la no presunción de solidaridad


radica en el principio “favor debitoris”, por la menor propagación de efectos, y
tiene tradición jurídica en nuestro país.

Las fuentes de la solidaridad pueden ser:

Título constitutivo: la autonomía de la voluntad plasmada en el acuerdo de


partes, bilateral en un contrato o unilateral en una donación o testamento,
por ejemplo.

La ley: surge del ordenamiento jurídico. Sólo puede crear obligaciones


solidarias pasivas, para proteger al acreedor, nunca activa. Ej.:
responsabilidad directa de varias personas en la producción de un hecho con
causa única (art. 1751), o la responsabilidad solidaria del fiador cuando así se

71
Art. 828. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
convino expresamente o cuando el fiador renuncia al beneficio de excusión
(art. 1590), entre otros.

8.3.2 Efectos: circunstancias de los vínculos,


defensas, cosa Juzgada

El Código establece un criterio de aplicación de las obligaciones solidarias en el


art. 829, en virtud del cual se produce la propagación de efectos entre los
diferentes vínculos.

El fundamento se encuentra en la representación que la ley impone a cada uno


de los codeudores solidarios en la solidaridad pasiva, y a cada uno de los
acreedores en la activa, siendo que en ambos casos cada individuo representa a
la totalidad del polo al que pertenece.

El vínculo jurídico que genera la obligación solidaria puede verse afectado por
diversas vicisitudes y extinguido.

Por otro lado, se establece que la incapacidad o capacidad restringida de alguno


de los acreedores o deudores NO perjudica ni beneficia a los demás, ni
tampoco la existencia de modalidades en la obligación (art. 830). Lo dicho
implica que producen efectos personales, y no propagan sus efectos al resto de
los sujetos que siguen obligados o con derecho a reclamar por el todo.

Con respecto a las defensas que pueden oponer los codeudores, el código
distingue entre las comunes que puede oponer cualquiera de ellos a cualquiera
de los coacreedores (ej.: pago, prescripción, nulidad del acto), y las personales
que sólo pueden oponerse exclusivamente por el deudor o acreedor a quien
corresponda, y sólo tiene efecto entre ellos, (ej.: vicio de la voluntad,
modalidad especial de la obligación a favor de un codeudor como puede ser un
plazo sólo para este, confusión, renuncia parcial a la solidaridad a favor de un
codeudor, etc.), todas previstas en el art. 831 del Código.

Cabe aclarar que las defensas personales producen una cierta expansión
limitada de sus efectos al resto, pues reducen el monto total de la deuda hasta
la concurrencia de la parte de la deuda del codeudor que invocó aquella, pues
“disminuye el importe total de la obligación” (Campagnucci de Caso, 2014, p.
204).

Otro efecto expresamente consagrado en el art. 832 del Código es el de la cosa


juzgada.

Campagnucci de Caso (2014) señala que la cuestión tiene lugar cuando entre un
deudor y un acreedor se dicta sentencia, con autoridad de cosa juzgada, si surte
efectos respecto al resto de los codeudores y coacreedores que no
intervinieron en el juicio.

La regla legal dispone que la sentencia “no es oponible a los demás, pero estos
pueden invocarla cuando no se funda en circunstancias personales del
codeudor demandado”72.
Siguiendo al autor citado, la norma establece que cuando la sentencia favoreció
al deudor, los codeudores que no tuvieron intervención en el juicio no pueden
invocar la cosa juzgada que se sustentó en defensas personales del deudor en
juicio.

Por su parte, si bien los acreedores que no intervinieron le pueden oponer al


deudor que intervino la sentencia, este tiene derecho a alegar otras defensas
personales que tenga contra los coacreedores que no estuvieron en juicio.

Luego, el Código regula separadamente los efectos de cada tipo de solidaridad,


pasiva y activa.

8.3.3 Solidaridad pasiva (Noción. Efectos: Derecho a


cobrar y pagar. Modos extintivos. Responsabilidad.
Interrupción y suspensión de la prescripción.
Contribución. Determinación de la cuota de
contribución. Insolvencia. Muerte de un deudor)

En la obligación solidaria pasiva, en la que existe un acreedor y varios


deudores, el principal efecto es que aquel tiene derecho a cobrar el pago a
uno, varios o todos los deudores, de modo simultáneo o sucesivo (art. 833).

Recíprocamente, cualquiera de los codeudores tiene derecho a pagar la


totalidad de la deuda (art. 834). La norma aclara que si uno de los codeudores
fue liberado de la solidaridad por renuncia del acreedor a esta sólo respecto de
su persona, este paga entregando la parte que le corresponde; y los demás
pagarán de modo íntegro si lo hacen descontando la parte de ese deudor del
todo.

Con respecto a los modos extintivos de la obligación, cabe distinguir entre los
que:

Trasladan sus efectos a todos los deudores: pago, novación, compensación y


dación en pago.

72
Art. 832. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
Tienen efectos relativos: pues la obligación sólo se extingue entre los sujetos
que tienen intervención. Comprende la confusión entre el acreedor y uno de
los codeudores y la transacción que sólo produce efectos entre los que
participaron de ella, aunque el resto puede adherir, sin derecho del acreedor
a oponérsela.

Otra clasificación deriva de la extinción de la solidaridad y ya no de la


obligación propiamente dicha. En este supuesto, el acreedor tiene derecho a
renunciar a las características específicas del vínculo solidario y transformar la
obligación en una simplemente mancomunada. La extinción de la solidaridad
puede ser:

Absoluta: art. 836: “Si el acreedor, sin renunciar al crédito, renuncia


expresamente a la solidaridad en beneficio de todos los deudores (…),
consintiendo la división de la deuda, ésta se transforma en simplemente
mancomunada”73. Campagnucci de Caso (2014) entiende que lo que debe ser
expreso es la renuncia a la solidaridad, pero que la voluntad puede expresarse
de manera expresa o tácita.

Relativa: art. 835: Si el acreedor, sin renunciar al crédito, renuncia expresa o


tácitamente a la solidaridad en beneficio de uno solo de los codeudores. En
este caso, este deudor tiene derecho a liberarse pagando su parte, y la deuda
se mantiene solidaria respecto de los demás codeudores, con deducción de la
parte del beneficiado con la renuncia.

El Código también regula de manera especial el efecto de la responsabilidad de


los codeudores en caso de incumplimiento, en el art. 838, en cuyo caso hay que
distinguir:

La mora –retardo en el cumplimiento imputable al deudor– de uno perjudica


y se propaga a los demás. Deben la prestación más los daños por la mora.

Ante incumplimiento absoluto:

a) Si es imputable a uno de los codeudores a título de culpa, los demás


responden por el equivalente de la prestación y los daños y perjuicios.

b) En caso de dolo, las consecuencias propias de este sólo son soportadas


por quien incurrió en él y no por los demás, pues en virtud del art. 1728
el resarcimiento va más allá de las consecuencias previsibles
(Campagnucci de Caso, 2014).

73
Art. 836. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
En cuanto a la interrupción y suspensión de la prescripción, el código realiza
una remisión a las normas específicas que regulan la temática (arts. 2540 y
2549, respectivamente).

En las relaciones internas, una de las cuestiones de mayor relevancia es la


acción de contribución y determinación de la cuota que corresponde a cada
uno de los codeudores en el cumplimiento de la prestación única (arts. 840 y
841 del Código).

Si un deudor paga la totalidad de la deuda, puede repetir de los demás


codeudores la participación que cada uno tiene, salvo que se hubiera remitido
gratuitamente la deuda, pues resultaría injusto que le intente cobrar a sus
pares lo que no pagó. Esta es la denominada acción de contribución, que
tomará la forma de la relación jurídica que relacione a las partes, pues puede
ser subrogación, gestión de negocios, acción societaria, etc. (Campagnucci de
Caso, 2014).

Pizarro y Vallespinos (1999) definen las acciones recursorias o de regreso como


“las que el ordenamiento jurídico reconoce al codeudor que pagó la totalidad
de la deuda solidaria para reclamar a los restantes la parte que les corresponde
en dicho pasivo” (p. 596).

Con respecto a la forma de determinar la cuota que corresponde a cada


codeudor, el art. 841 brinda reglas claras en sus cuatro incisos, y aclara que si
no fuera posible definirlo de conformidad a los criterios que establece, será en
partes iguales. Campagucci de Caso (2014) detalla que los criterios normativos
que determinan la cuota parte, “sucesivamente” (p. 222) son:

Lo pactado: se otorga prioridad a la autonomía de la voluntad de las partes,


es decir, lo que emerge del contrato.

La fuente y finalidad de la obligación, o en su caso la causa de la


responsabilidad: que entiende son tres pautas de interpretación, sin prelación
entre ellas.

Las relaciones de los interesados entre sí: impone analizar la vinculación entre
los codeudores.

Las demás circunstancias: que puedan válidamente utilizarse para definir la


cuota de cada uno.

Por otro lado, en caso de insolvencia de un codeudor, la cuota correspondiente


a este debe ser asumida por el resto de los obligados (art. 842).
Por último, la muerte de un codeudor que deja varios herederos genera que la
deuda ingrese a la masa indivisa, y habilita al acreedor antes de la partición a
impedir que se entreguen bienes a los herederos o legatarias hasta que no se
pague su crédito. Sin embargo, luego de partición cada heredero está obligado
a pagar según la cuota que le corresponde en el acervo (art. 843).

De lo dicho se desprende que la muerte de un codeudor produce la extinción


de la solidaridad respecto de su parte, y los herederos sólo deberán cumplir en
la proporción de su cuota parte en el haber hereditario.

8.3.4 Solidaridad activa (Noción. Efectos: Derecho al


cobro. Prevención de un acreedor. Modos extintivos.
Participación y cuotas. Muerte de un acreedor)

La solidaridad activa importa la existencia de un deudor y más de un acreedor.


Los efectos de estas obligaciones en particular están previstos en los arts. 844 a
849 del Código.

El principal derecho que consagra la solidaridad activa es a cobrar al deudor la


totalidad de la prestación que tiene individual o conjuntamente cada uno de
los acreedores.

Cabe recordar que este tipo de solidaridad sólo puede tener como causa fuente
la voluntad de las partes, que establece la intención de actuación común de
todos.

El límite a este libre derecho al cobro está dado por el principio de prevención
que introduce el art. 845 del Código, en virtud del cual se establece que si un
acreedor demanda al deudor y lo notifica de dicha acción, este solamente
podrá pagar a quien lo demandó, pues si lo hace a otro el pago no será
oponible al accionante.

Con respecto a los modos extintivos, el código vuelve a clasificar sus efectos
–tal como lo hace en la solidaridad pasiva– en el art. 846, según cada uno de
ellos:

Propagan sus efectos al resto de los deudores: pago, renuncia, novación,


compensación y dación en pago.

No propagan: confusión –solo libera a los que son parte de esta– y


transacción –sólo beneficia a las partes de este contrato, el resto puede luego
adherir–.
Los efectos internos de la solidaridad activa imponen el principio de la
participación, cuyos alcances están previstos en el art. 847 del Código:

Si uno de los acreedores recibió el pago total o la reparación del daño (cobra
la totalidad de la prestación o su equivalente) o más de lo que le correspondía
(pago parcial), los demás tienen derecho a reclamarle la parte que le
corresponde a cada uno.

En caso de renuncia, novación, dación en pago o compensación, el resto de


los acreedores tienen derecho a reclamar la participación al actor de esos
actos extintivos de la obligación (Campagnucci de Caso, 2014).

Si un acreedor realiza gastos en interés común, tiene derecho a reclamar a los


demás la participación en el reembolso de su valor.

La forma en que debe determinarse la cuota de participación resulta de las


reglas del art. 841 sobre el que ya hemos referenciado supra, por expresa
remisión del art. 848 del Código.

Finalmente, en caso de muerte de un acreedor el crédito se divide entre sus


herederos en la proporción a su participación en la herencia. También se
distingue –como en el caso de la solidaridad pasiva– que luego de la partición
cada heredero tiene derecho a percibir según su cuota parte en la herencia (art.
849).

Campagnucci de Caso (2014) destaca que en este supuesto se produce un


efecto extraño, pues cada heredero pierde el carácter de solidario del crédito, y
sólo puede reclamar la parte que en la proporción le corresponde en la
herencia.

8.3.5 La solidaridad en el derecho comercial. Nociones

En caso de concurso o quiebra de un codeudor, la Ley 24.522 establece reglas


específicas que determinan que no se propagan los efectos al resto de los
codeudores por imperio de la ley, es decir, el resto queda obligado.

Con respecto al concurso, el art. 55 de la ley dispone la novación legal de todas


las obligaciones del concursado con anterioridad al estado de cesación de
pagos, por el acuerdo homologado. Y aclara que no se extingue la obligación de
los fiadores ni de los codeudores solidarios.

Por su parte, el art. 128 señala que la sentencia de quiebra produce la


caducidad de los plazos otorgados al fallido, y no altera el derecho de los
acreedores que pueden reclamar al resto de los codeudores o ir a la quiebra a
verificar. Esta norma debe ser analizada a la luz de la caducidad de los plazos
regulada en el Código unificado que podría afectar estas consecuencias
previstas.

8.3.6 Comparación de las obligaciones solidarias con


la fianza
Tabla 11
SOLIDARIDAD FIANZA

INTERÉS PROPIO AJENO (del fiador)

OBLIGACIÓN PRINCIPAL ACCESORIA (garantiza una


principal)

DEFENSAS NO PUEDEN OPONERSE EL FIADOR PUEDE OPONER


OPONIBLES DEFENESAS PERSONALES SUS DEFENSAS PERSONALES Y
DE OTROS CODEUDORES LAS DEL DEUDOR PRINCIPAL,
SALVO INCAPACIDAD

Fuente: Elaboración propia.

8.4 Obligaciones concurrentes


8.4.1 Definición. Casos. Naturaleza jurídica

Las obligaciones “concurrentes”, “conexas” o “indistintas” son aquellas en las


que varios deudores deben el mismo objeto en razón de causas fuentes
distintas. Están expresamente reguladas en los arts. 850 a 852 del Código.

El Código Civil no regulaba expresamente este tipo de obligaciones, pero sí


tenía diversas normas que las contemplaban (art. 1113: responsabilidad por el
dependiente y responsabilidad del dueño o guardián; art. 1117: responsabilidad
de establecimientos educativos; art. 1646: responsabilidad del constructor,
director y proyectista de obra, etc.) y que hoy se reiteran en el Código unificado
(1753 a 1756: responsabilidad por el hecho de terceros; y arts. 1757 a 1759:
responsabilidad derivada de la intervención de cosas y actividades riesgosas;
entre otras).
Este tipo de obligaciones tiene un rol trascendental en materia de
responsabilidad civil. El típico ejemplo es ante un accidente de tránsito, en el
que la víctima (acreedor) tiene derecho a reclamar contra el conductor del
vehículo que lo chocó (por ser el responsable material del hecho: causa fuente:
hecho ilícito) y contra la compañía aseguradora de este (causa fuente: el
contrato de seguro que celebró el propietario con la compañía de seguros para
tener cobertura de seguro frente a terceros). La prestación debida es la misma:
la indemnización por los daños y perjuicios, y el acreedor es la víctima del
siniestro, pero los deudores son dos y este puede accionar contra cualquiera de
ellos.

Pizarro y Vallespinos (2014) enseñan que a diferencia con las obligaciones


solidarias, que son por naturaleza una relación jurídica única, en las
concurrentes existe pluralidad de obligaciones que presentan los caracteres
comunes de tener identidad de objeto debido y de acreedor. Esto determina la
naturaleza jurídica de estas obligaciones.

8.4.2 Diferencia con las obligaciones solidarias

En la doctrina nacional se ha debatido la similitud de las obligaciones


concurrentes con las solidarias, e incluso si debía aplicarse el régimen de éstas
aquellas. El Código resuelve esta cuestión, pues si bien las distingue en cuanto a
su noción, características y efectos, en el art. 852 termina disponiendo que a
subsidiariamente se aplican las reglas de las obligaciones solidarias.

Sin embargo, resulta necesario distinguir con claridad cada obligación para
poder identificarla adecuadamente en un caso concreto.

Tabla 12
SOLIDARIAS CONCURRENTES
NATURALEZA Una sola obligación con Varias con objeto único
pluralidad de vínculos e identidad de acreedor.
coligados.
CAUSA FUENTE Una sola común. Distintas.

EFECTOS (en general) Propagan. No hay propagación.

RELACIONES INTERNAS Se rigen por el principio No hay relaciones


de participación y internas.
contribución.

PAGO DE LA Derecho al reembolso a No. Quien paga puede


TOTALIDAD DE LA los demás codeudores, ser el único responsable
DEUDA POR UN según la cuota parte de y no tener derecho a
CODEUDOR cada uno. repetir. No hay conexión
entre deudores.

PRESCRIPCIÓN Propaga efectos Efectos personales,


incluso pueden tener
distintos plazos
distintos.

Fuente: Elaboración propia.

8.4.3 Efectos

Los efectos de las obligaciones concurrentes están expresa y detalladamente


contemplados en el art. 851 del Código, que establece las siguientes reglas:

a. el acreedor tiene derecho a requerir el pago a uno, a


varios o a todos los codeudores, simultánea o sucesivamente.

b. el pago realizado por uno de los deudores extingue la


obligación de los otros obligados concurrentes: este es el
principal efecto distintivo de este tipo de obligación.

c. la dación en pago, la transacción, la novación y la


compensación realizadas con uno de los deudores concurrentes,
en tanto satisfagan íntegramente el interés del acreedor,
extinguen la obligación de los otros obligados concurrentes o, en
su caso, la extinguen parcialmente en la medida de lo satisfecho;

d. la confusión entre el acreedor y uno de los deudores


concurrentes y la renuncia al crédito a favor de uno de los
deudores no extingue la deuda de los otros obligados
concurrentes;

e. la prescripción cumplida y la interrupción y suspensión


de su curso no producen efectos expansivos respecto de los
otros obligados concurrentes;

f. la mora de uno de los deudores no produce efectos


expansivos con respecto a los otros codeudores;

g. la sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada dictada


contra uno de los codeudores no es oponible a los demás, pero
éstos pueden invocarla cuando no se funda en circunstancias
personales del codeudor demandado;

h. la acción de contribución del deudor que paga la deuda contra


los otros obligados concurrentes se rige por las relaciones
causales que originan la concurrencia.74

Con respecto a este último punto, habrá que determinar cuál es el vínculo que
los liga, si es que existe, y en su caso, si corresponde o no la acción de
contribución.

Por su parte, el art. 852 del Código manda que subsidiariamente, para las
cuestiones no previstas de modo expreso en el artículo 851, se aplican las
reglas de las obligaciones solidarias, por la similitud que existe entre ambos
tipos de obligaciones, lo que la doctrina y la jurisprudencia nacional venía
sosteniendo antes de la sanción.

8.5 Obligaciones disyuntivas


8.5.1 Definición. Clases de disyunción. Características

Las obligaciones disyuntivas son aquellas que se establecen a favor de un


acreedor que se encuentra indeterminado entre varios sujetos, o sobre un
deudor indeterminado entre varios sujetos determinados (Pizarro y Vallespinos,
2014). Se caracterizan por la conjunción “o” en la previsión de los sujetos. Estas
obligaciones están estipuladas en los arts. 853 a 855 del Código.

Tal como ya señalamos al inicio de la unidad, se trata de una pluralidad de


sujetos aparente, pues luego de la elección entre las distintas personas, será
parte de la relación jurídica sólo ese determinado.

De lo dicho, se advierte que pueden existir dos clases de disyunción:

Activa: cuando la obligación debe ser cumplida a favor de uno entre varios
sujetos (acreedores). Ej.: Juan le debe $ 5.000 a Ana o Laura.

Pasiva: si la obligación debe ser cumplida por uno de varios sujetos


(deudores). Ej. Lucas o Mauro deben $ 5.000 a Pedro.

74
Art. 851. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
Las características comunes a ambos tipos de disyunción son:

Pluralidad originaria de vínculos

Indeterminación de los sujetos, hasta la elección.

Unidad de objeto debido: el pago por uno o a uno extingue la obligación.

Condicionalidad: Pizarro y Vallespinos (2014) afirman que en la disyunción


pasiva la obligación asumida alternativamente está condicionada –
resolutoriamente– a que pague el objeto debido otro deudor, en cuyo caso, la
obligación se extingue para todos, incluso los que no pagaron.

8.5.2. Diferencia con las obligaciones solidarias


Tabla 13
SOLIDARIAS DISYUNTIVAS

CONJUNCIÓN “y” “o”

RELACIÓN Concurrentes porque sus Se excluyen entre si


ACREEDOR- deudas coexisten
DEUDOR

INTERÉS Común o grupal No

PRINCIPIOS Distribución y No rigen. El pago realizado


participación por uno no beneficia ni
perjudica al resto. No hay
derecho a distribución ni
reembolso por quien paga

Fuente: Elaboración propia.

8.5.3 Régimen jurídico. Remisión

Las obligaciones disyuntivas están reguladas en los arts. 853 a 855 del Código.
Los alcances y efectos se clasifican en:

Específicos: según el tipo de disyunción:


1. Activa: En principio, el deudor elige a cuál realiza el pago, salvo
estipulación en contrario. La demanda de un coacreedor no limita el
derecho del deudor a elegir, es decir, no rige el principio de prevención.
El acreedor que recibe el pago no está obligado a participarlo con los
demás (art. 854 del Código).

2. Pasiva: El acreedor elige cuál deudor debe pagar, salvo convenio en


contrario. Mientras el acreedor no demande a uno, cualquiera tiene
derecho a pagar, y quien lo haga no tiene acción de reembolso respecto
de los demás (art. 853).

Generales: se aplica subsidiariamente las reglas de las obligaciones


simplemente mancomunadas por expresa remisión del art. 855. Esta cuestión
era debatida en la doctrina antes de la sanción del código, pues parte de
aquella entendía que se asemejaba más a las solidarias y parte a las
simplemente mancomunadas, ante lo cual el Código da prevalencia a la
segunda y así lo manda.

8.6 Obligación de rendir cuentas


8.6.1 Definición. Requisitos. Sujetos obligados

La obligación de rendir cuentas se ubica metodológicamente en la Sección 11,


del Capítulo 3, del Título I, del Libro Tercero, es decir, dentro de las clases de
obligaciones, lo que ha sido criticado por la doctrina que entiende que no se
trata de una de estas sino más bien de un efecto de determinadas obligaciones,
por lo que no debió ubicarse en este Capítulo, sino en el siguiente (Negri, 2014,
quien cita con igual opinión a Heredia, Gómez Leo, Martorell, Gómez Alonso de
Díaz Cordero).

De cualquier modo, la regulación legal de la rendición de cuentas se encuentra


en los arts. 858 a 864 del Código.

La rendición de cuentas es una obligación que surgió del derecho comercial, y


se imponía a todo comerciante, y en materia civil se exigía a quien realizaba
una actividad a nombre de otro como en el mandato, o al tutor, curador, etc.
En materia contractual, se estableció como un cumplimiento del deber de
informar todo lo relacionado con el encargo o actividad a favor de otro.

La fuente de la obligación puede ser legal o convencional.

Lo primero que corresponde es distinguir entre:


Cuenta: es la descripción de “los antecedentes, hechos y resultados
pecuniarios de un negocio, aunque consista en un acto singular”75. Es la
forma ordinaria en que se cumple con la obligación de rendir cuentas, el
modo de cumplimiento es indiferente al derecho (Negri, 2014). Es la
descripción gráfica de los diversos hechos y resultados pecuniarios relativos a
una operación (Siburu, citado por Negri, 2014).

Rendición de cuentas: es poner en conocimiento de la persona interesad (art.


858). La definición legal debe completarse, pues “es un deber de poner en
conocimiento del dueño del negocio los resultados y circunstancias en que el
negocio se ha realizado” (Negri, 2014, p. 257).

La naturaleza jurídica de la obligación de cuentas es una obligación de hacer,


de fuente legal o convencional, que comprende a toda operación realizada en
interés ajeno (Negri, 2014).

Si bien no se establece la forma concreta y precisa de cómo debe hacerse la


rendición de cuenta, el legislador sí estableció cuáles son sus requisitos
indispensables en el art. 859:

1. Ser hecha de modo descriptivo y documentado: que sea clara, completa


y por escrito o en formato digital o similar, a fin de que pueda
conservarse y volver a analizarse en el tiempo.

2. Incluir referencias y explicaciones razonablemente necesarias para su


comprensión: con el objetivo que su destinatario pueda entenderlas y
no sólo sirvan a quien las realizó.

3. Acompañar los comprobantes de ingresos y egresos, excepto sea de


uso no extenderlos: para acreditar los actos realizados gastos e
ingresos.

4. Concordar con los libros que lleve quien las rinda: si es que el
comerciante o persona lleva libros contables (art. 323 del Código).

Además, se dispone que la rendición puede ser privada, excepto que la ley
disponga que debe ser realizada ante un juez (art. 860).

Por otro lado, los sujetos obligados a rendir cuentas están expresamente
consagrados en el art. 860, que reúne todos los supuestos antes previstos en el
Código Civil, en el de Comercio, y los definidos por la doctrina y jurisprudencia,
a saber:

75
Art. 858. Ley Nº 26.994. Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la
Nación Argentina.
Quien actúa en interés ajeno, aunque sea en nombre propio.

Quienes son parte en relaciones de ejecución continuada, cuando la rendición


es acorde al negocio en cuestión.

Quien debe hacerlo por manda legal: Ej.: se impone al mandatario en el art.
1334, al tutor en el 130 ante el juez, al gestor de negocios ajenos en el art.
1782 inc. e, entre otros.

8.6.2 Oportunidad y aprobación. Relaciones de


ejecución continuada

La rendición de cuentas tiene por fin informar al interesado (quien encargó el


negocio o actividad o el juez en su caso cuando está de por medio el orden
público como en la tutela) sobre las actividades y gestiones realizadas. Una vez
presentada la cuenta, el interesado debe analizarla, y en su caso, aprobarla y
abonar lo que correspondiere al sujeto que llevó a cabo la actividad. Todo este
proceso está previsto en los arts. 861 y 862 del Código.

Con respecto al momento u oportunidad en que deben rendirse las cuentas,


rige el principio de la autonomía de la voluntad de las partes, que pueden
pactarlo de modo expreso en el contrato fuente de la relación jurídica. Si la
obligación surge de la ley, generalmente esta dispondrá la oportunidad para
hacerlo.

Sin embargo, si las partes nada dijeron o si la ley no lo prevé expresamente,


supletoriamente el Código brinda reglas a tal fin en el art. 861:

Al concluir el negocio

Si es de ejecución continuada o al concluir cada período

al final de cada año calendario

La aprobación de las cuentas puede ser realizada de dos modos:

Expreso: cuando el interesado manifiesta su voluntad y acuerdo con las


cuentas presentadas por el obligado.

Tácito: cuando el interesado recibe la cuenta y deja pasar el plazo legal o


convencional establecido, o en su defecto a los 30 días de presentada, sin
hacer observación alguna.
La aprobación tácita importa una presunción “iuris tantum” que admite
prueba en contrario (Negri, 2014).

En ambos casos, las cuentas quedaran aprobadas, y surtirán los efectos que
establece el art. 864.

De lo contrario, el interesado puede realizar observaciones por estar en


desacuerdo con alguna cuenta, en cuyo caso el que las rindió podrá prestar o
no su consentimiento, si lo hace quedarán aprobadas con la observaciones, de
lo contrario se puede generar un pleito (Negri, 2014).

Una cuestión particular ocurre en las relaciones de ejecución continuada, en las


que la ley establece que la aprobación de la rendición de cuentas del último
período hace presumir que también lo fueron los anteriores (art. 863) también
tratándose de una presunción que admite prueba en contrario.

8.6.3 Saldos y documentos del interesado

Una vez aprobada las cuentas, nacen dos obligaciones en cabeza de las partes
del negocio:

El interesado debe pagar el saldo en el plazo convenido o dispuesto por ley, o


en su defecto en el de 10 días (art. 864). El plazo comienza a correr desde la
aprobación de la cuenta.

El obligado a rendirlas debe devolver al interesado los títulos y documentos


que le hayan sido entregados, excepto las instrucciones personales.

Por ejemplo: si se celebra un contrato de mandato a los fines de la inscripción


de la venta de un automotor entre el propietario y un gestor, luego de la
rendición de cuentas el dueño del vehículo deberá pagar al tramitador los
gastos que surjan de la rendición y, a su vez, este deberá restituir toda la
documentación del auto a su dueño, pues ya finalizó su labor, y le pertenecen y
son necesarias al titular.

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