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Resumen
Resumen
El hecho
clínico
- Historia de la Psicología Clínica.
- El hecho clínico y el acto clínico.
Psicología Clínica
Definición
Instituto de Psicología Clínica
“La Psicología Clínica se ocupa de la investigación,
comprensión e intervención de las condiciones que pueden
generar malestar o sufrimiento a las personas en los
distintos y variados contextos en los que puedan tener
lugar; y, en las dimensiones, individual, grupal, familiar,
institucional y comunitaria.“ (2010 Documento de
creación del Instituto de Psicología Clínica. Facultad de
Psicología. Universidad de la República)
En el campo clínico,
LA INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA ESTÁ
VINCULADA A:
● DIAGNÓSTICO
● PSICOTERAPIA
● ASESORAMIENTO EN DIFERENTES ÁMBITOS:
hospitalaría, jurídico, educativos, etc.
(2010 Documento de creación del Instituto de Psicología
Clínica. Facultad de Psicología. Universidad de la
República)
De la historia
Tres momentos:
1) Comienzos del siglo XX hasta década del 40.
Primeras inquietudes clinicas. Autodidactas en
medicina y psiquiatría.
2) Desde la década del 40 hasta la del 80. Pedro Vizca:
clínica médico-psicológica en donde los psicólogos
trabajan con niños y se dictan cursos. Facultad de
humanidades: Licenciatura en Psicología.
3) Después de la década del 80. Escuela Universitaria
de Psicología.
En América Latina:
-Psicología experimental: psicometría
-Psicología Clínica (2da mitad de la década del 40)
-Psicología comunitaria
Década del 60, Licenciatura de Psicología en Facultad de
Humanidades y Ciencias.
Entrecruzamiento con otras Facultades – Cursos, Tareas de
Extensión Universitaria
Ejercicio profesional y perfil del psicólogo clínico.
Teorías que sustentaban la clínica –Psicoanálisis (W
Baranger, m. Langer, grupo “Izquierda Freudiana“,
Movimiento de la psiquiatría francesa (H. Ey) y
norteamericana (Erikson, M. Mead) y la antipsiquiatría
(Laing, Cooper, Bassaglia)
Dictadura – Cierre de la licenciatura
Sigue la formación de Psicólogos en:
Escuela de Tecnología Médica (Fac. de Medicina)
Formación privada en psicología.
EUP – dictadura 1978
EUP – democracia 1985
IPUR - 1987
Facultad de Psicología 1994
1999 Reglamentación de la carrera
Asimilación del psicólogo con psicoterapeuta.
Por su particular historia en el Uruguay la Psicología Clínica ha adquirido un perfil peculiar que se
caracteriza por tener una perspectiva social de la clínica (influencia de la Psicología Social y el
Psicoanálisis). Por esta razón no se adecuan las definiciones que habitualmente se hacen de esta área.
Trabajamos con procesos complejos y dinámicos que abordan no sólo el componente individual y/o
grupal sino también las estructuras sociales, políticas, económicas, etc., que los envuelven y le dan
sentido.
Base epistemológica.
Enunciados básicos.
● Constructivismo epistemológico.
● La realidad es una construcción.
● La dicotomía sujeto-objeto queda abolida. La realidad
no existe sin el sujeto. Aproximación a la verdad.
● Pensamiento Complejo.
● Morin E. (2001) “El mayor aporte de conocimiento
del siglo XX fue el conocimiento de los límites del
conocimiento. La mayor certidumbre que nos ha
dado es la imposibilidad de eliminar lo incierto, no
sólo en la acción, sino en el conocimiento“ (p.59)
● Morin E. (2001) La cabeza bien puesta. Buenos
Aires: Nueva Visión.
Pluralismo en Psicoanálisis
● Inconciente.
● Pulsión
● Conflicto – Defensa.
● Yo – Ello – Superyo
● Realidad psíquica.
● Narcisismo.
● Transferencia – Contratransferencia. Repetición
La noción de Situación
El Método Clínico
El hecho clínico
REALIDAD
(lo que sucede, existe, pertenece a lo real)
ACONTECIMIENTO
HECHO CIENTÍFICO
(lo que es establecido y reconocido por observación)
Dicen como es el mundo pero también están
condicionados por nuestra especie, lengua, teoría, etc.
Deben someterse a verificación.
MEDICINA – cama –
Hecho científico
Hecho clínico
Hecho clínico psicoanalítico
Hecho clínico psicoanalítico fuera de la situación
psicoanalítica
Del síntoma a la neurosis de transferencia, del hecho
clínico al hecho clínico psicoanalítico
Hechos clínicos psicoanalíticos propiamente dichos (en la
situación analítica)
Bibliografía
Cuando nos referimos a una clínica situacional, vamos más allá de la idea recién
mencionada, porque: “en el concepto de articulación no está incluida la relación dialéctica...”;
por lo tanto nos acerca más a una concepción sumatoria que de producción.
Cada sujeto es “producido” como tal en la interrelación con otro. La intersubjetividad implica, no
sólo la repetición, sino la producción de significados inéditos. Producción no es repetición.
1- La teoría estructural tiende a ubicar al sujeto dentro de un modelo que dificulta considerar
lo nuevo en él. Despliega las ideas de: causa, origen, determinismo, repetición, y una cierta
concepción del tiempo organizado-desplegado secuencialmente en un antes, ahora y después.
Nos daría la ilusión de un conocimiento totalizante, que propone develar lo oculto y
preexistente. El desprendernos de esta lógica de pensamiento puede ubicarnos en el
desconocimiento y la incertidumbre.
Por otra parte, pensar en situación no descarta lo oculto e incluye la posibilidad de lo aún no
advenido.
Sería compatible a la antinomia Parménides-Heráclito, donde el primero decía “todo lo que hay
existe desde siempre”; en tanto que el segundo despliega la idea de un permanente devenir,
permitiendo la emergencia de lo nuevo. Se conecta en la actualidad con las ideas de Prigogine,
que en su desarrollo sobre el caos y las estructuras disipativas, da lugar al azar. Éste
posibilitaría el establecimiento de un nuevo orden, de manera que la indeterminación no puede
dejar de ser incluida.
2- Podríamos decir que el término situación no designa un solo objeto o acontecimiento ya que
nunca experimentamos o formamos juicios sobre ellos aisladamente, sino sólo en relación con
un contexto. Tiene la cualidad de unir los elementos constitutivos, dando a ésta todo su
carácter único, formando una situación individual, indivisible e induplicable. Ningún
problema puede plantearse o siquiera adquirir sentido, si no es en forma situacional. Una
situación en principio se define desde un punto problemático, porque éste asigna la pertenencia
o no de los términos de la misma.
El sujeto no es el que controla una situación, no es el que se sustrae al contexto, sino que él
también es parte del mismo. Por lo tanto, el analista y el paciente forman parte de la
situación analítica, modificando la subjetividad de ambos.
Lo que otorga un sesgo particular a una consulta clínica, más allá del factor histórico de cada
uno de los integrantes y del conjunto, es la singularidad presente en cada situación; ésta es
efecto y causa al mismo tiempo. Propuesta que nos independiza de aquello predeterminado.
Pensar en situación implica hacerlo desde una lógica diferente, propone que no hay
conocimientos totalizantes y nos enfrenta a la posibilidad de descubrir-producir sus propios
saberes situados.
Es fácil ver que en la definición dada por Freud se establece un encadenamiento triangular
estrecho entre el procedimiento interpretativo, –psicoanálisis como hermenéutica–, el método
de tratamiento, –psicoanálisis como terapéutica– y la serie de conocimientos psicológicos (y
psicopatológicos) –psicoanálisis como ciencia. En este triángulo, la hermenéutica conduce a la
terapéutica y ambas a la teoría; a su vez, la teoría se constituye en teoría de la técnica la que,
en una suerte de circularidad, codetermina, ahora como heurística, a la hermenéutica y a la
terapeútica. Toda la discusión posterior a Freud sobre la validez del método psicoanalítico
como método clínico, se relaciona con el grado de rigidez o laxitud que se atribuya a este
encadenamiento. En este sentido, un aspecto importante de la llamada crisis del psicoanálisis
se relaciona con las crecientes objeciones que, desde dentro y fuera del movimiento analítico,
han salido al paso de la validación del método psicoanalítico, según lo definió Freud, como la
única fuente de referencia para la práctica clínica.
En este punto, y desde el principio, quisiera dejar establecida mi opinión diciendo que la
relación entre método interpretativo, terapéutica y ciencia psicológica es mucho más compleja
de lo que Freud creyó. Pienso que, efectivamente, tanto el cambio terapéutico como la
construcción de la teoría se nutren de otras fuentes que no aparecen explícitadas en el modelo
de tres eslabones descrito. En breve, afirmo que la técnica es mucho más que la aplicación de
la teoría y, al revés, la teoría se nutre de otras fuentes, que van más allá de la clínica. Más aún,
creo que en la misma obra de Freud es posible mostrar que la fórmula de la enciclopedia es
demasiado esquemática y deja fuera otros factores que influyen en la praxis del cambio
terapéutico y en la construcción de la teoría analítica.
LA RELACIÓN ENTRE INTERPRETACIÓN Y CAMBIO:
Pero volvamos al hilo central que me he propuesto en este trabajo examinando la articulación
entre los dos primeros eslabones, es decir, la relación entre la investigación del inconsciente en
la sesión a través de la interpretación que busca el insight, y la curación. En palabras de Freud,
"en psicoanálisis existió desde el comienzo mismo una yunta [Junktim] entre curar e investigar;
el conocimiento aportaba el éxito (terapéutico), y no era posible tratar de enterarse de algo
nuevo, ni se ganaba un esclarecimiento sin vivenciar su benéfico efecto. Nuestro procedimiento
analítico es el único en que se conserva esta preciosa conjunción.
En esta cita sólo me interesa destacar la relación biunívoca entre autoconocimiento y cambio,
el énfasis puesto en el trabajo de logro de insight, esto es, en el trabajo interpretativo, donde
las condiciones relativas al vínculo interpersonal, es decir, la relación emocional y de trabajo
entre analista y paciente, parecieran no tener el mismo estatuto epistemológico cuando se trata
de la "cura analítica de almas", esto es, del cambio terapéutico.
Por cierto, sería injusto afirmar que Freud no consideró los aspectos del vínculo entre paciente
y analista en su concepción de la cura. Baste recordar que en una de sus recomendaciones
sobre técnica, en 1913, respondía así a la pregunta de cuándo empezar con el trabajo
interpretativo: "Nunca antes de haberse establecido en el paciente una transferencia eficaz,
un rapport en toda regla con nosotros. La primera meta del tratamiento está en ligarlo a la cura
y a la persona del médico" (Freud 1913c, SA, p.199; la traducción es mía). Según Freud, esto
último se verá malogrado si desde el principio no adoptamos una actitud empática, única capaz
de promover elattachement (la palabra es de Freud) del paciente al analista.
Con todo, el vínculo empático y amoroso es para Freud una condición extrínseca a la cura.
A pesar de lo anterior, y en contraposición con ello, hay una consistente evidencia histórica que
indica que el fundador del psicoanálisis tenía una compresión pluralista de la técnica y que
aplicaba un amplio espectro de medios terapéuticos, según la cual él fue el primero en
modificar su técnica de acuerdo con el tipo de paciente y de padecimiento. Esto significa que el
Freud de los escritos técnicos no es el mismo de su propia práctica. De ser así, estamos frente
a una innegable tensión, la que, por lo demás, estimo es aplicable a todos los psicoanalistas,
quienes, en nuestra práctica, frecuentemente hacemos cosas diferentes de las que oficialmente
estamos dispuestos a reconocer. Que se me entienda bien: No me refiero a iatrogenias o a
fallas éticas; pienso más bien en todas aquellas modificaciones técnicas cotidianas que se
revelan como necesarias desde el punto de vista terapéutico, pero que son rápidamente
criticadas por nuestro superyó analítico (Figuera 1994), representante de la institución y de la
técnica interiorizada durante nuestra formación como la "única aceptable". Esta escisión entre
práctica idealizada y práctica real, más que una crítica, es una constatación que necesita ser
tomada muy en serio, por las importantes repercusiones que tiene sobre la concepción habitual
de los procesos de construcción de teoría en psicoanálisis.
La tensión entre una técnica idealizada y otra real, donde la primera pasó a contener el
verdadero psicoanálisis y a ser garante de la identidad del psicoanalista, y la segunda cobró
matices de clandestinidad, determinó históricamente una polarización entre dos técnicas
psicoanalíticas: Una, que llegó a ser clásica y oficial, está centrada en el logro de insight a
través de la interpretación de la transferencia, en la repetición y la reconstrucción genética, y
otra, que se centra en la experiencia emocional innovadora del "aquí y ahora" y el
establecimiento y mantención de la relación de trabajo o alianza terapéutica, rápidamente
cobró un cierto carácter subversivo (Cremerius 1979; Thomä 1986).
Sólo me interesa llamar la atención sobre el hecho de que una técnica que considere
seriamente la intervención del vínculo con el paciente aún no ha sido capaz de encontrar un
fundamento teórico que la eleve al rango primerísimo que desde el principio hemos otorgado a
la interpretación. Esto quizás no tendría importancia si ésta última fuera suficiente o aplicable
universalmente. El problema es que no es así y la investigación moderna en resultados y
proceso en psicoanálisis parece demostrar, cada día más, el carácter independiente del vínculo
emocional como factor curativo. Existe una profusa literatura psicoanalítica acerca de la
metapsicología de la acción interpretativa, totalmente desproporcionada frente a la importancia
de la relación intersubjetiva como factor de cambio. Por cierto, tenemos una teoría de las
relaciones de objeto y una teoría de la identificación como consecuencia de la pérdida (en
"Duelo y Melancolía") pero, a mi entender, éstas no dan cuenta cabal de los procesos que
suceden en y por la presencia de un otro significativo. Quizás ha llegado el momento de dar el
paso desde una teoría de las relaciones de objeto hacia una teoría de las relaciones de
sujeto que haga plena justicia a la acción mutativa de la interpretación dentro del lecho de la
relación intersubjetiva entre paciente y analista.
En América Latina, algunos clínicos lúcidos hicieron notar hace tiempo la discrepancia relativa
entre interpretación y mejoría. A principio de los setenta, José Bléger (1972), en un trabajo
sobre los factores curativos, afirmó que en psicoanálisis hay que distinguir entre lo que él llamó
los efectos mayéuticos, que tienen que ver con el logro de insight, y los efectos curativos.
Bléger afirmó que todos los analistas hemos tenido pacientes en los cuales el logro de
autoconocimiento (por eso el uso del término mayéutico) va muy por delante de los resultados
terapéuticos y otros donde, al revés, los cambios no son para nada proporcionales a los
insights logrados a través del proceso analítico.
Todo lo anterior arroja nueva luz sobre la controversia secular entre el valor relativo del insight y
de la experiencia emocional. De acuerdo con esto, el apoyo es una dimensión inseparable de
la actividad del analista. Si es el paciente quien define lo que es apoyo, entonces éste puede
estar dado por muchas cosas: por la estructura del tratamiento, por la sensación de trabajo en
común, por las transferencias positivas no chocantes o, incluso, por una buena interpretación
que produzca en el paciente la sensación de haber sido comprendido. De este modo, el apoyo
existe en cualquier forma de psicoterapia, también en el psicoanálisis y no es más que otra
expresión de la importancia del vínculo interpersonal como factor curativo genérico o
6
inespecífico .
En resumen, lo que actualmente podemos decir sobre la articulación entre los dos primeros
eslabones del método psicoanalítico, es que la afirmación de Freud de que investigación y
curación conforman una yunta, es una idealización de la práctica. Aun cuando en psicoanálisis
la relación entre interpretación y cambio siga siendo central, ésta no es total ni tampoco
absoluta, pues depende de otros factores, el principal de los cuales ha resultado ser el estado y
calidad del vínculo afectivo y de trabajo entre paciente y analista. De este modo, la relación
entre logro de insight y curación no debe verse como un a priori del método psicoanalítico, sino
más bien como una unión que la pareja analista paciente construye artesanalmente en el
trabajo cotidiano, sesión a sesión. (Jiménez 1994).
"Singularidad e Interdisciplina"
Lic. Raquel Lubartowski.
PSICOLOGÍA CLÍNICA
En diferentes ámbitos académicos y sociales de formación
y/o debates acerca de políticas de Salud surgen
interrogantes concernientes a "qué es" "la psicología
clínica" y cuáles son las funciones del “psicólogo clínico”.
En el presente trabajo trataré de situar las preguntas
mencionadas sin dejar de lado el sesgo “sustancialista”
filtrado en ambas.
Para abrir el campo conceptual subyacente en estas
interrogantes que a su vez enuncian un territorio
académico condicionante de un rol profesional, propongo
reflexionar sobre dos tópicos: singularidad e
interdisciplina.
Es habitual que en algunos sectores de nuestra comunidad
Psi circulen un conjunto de supuestos básicos en relación a
Ps. Clínica. deslizamientos político-institucionales que
muchas veces segmentan y justifican, desde una óptica
exclusivamente pragmática, el hecho que la importante
producción clínica que caracteriza nuestro medio
profesional no se refleje o contraste con la producción y/o
sistematización del pensar clínico en psicología. Parecería
que "lo clínico" no fuera conceptualizable estableciéndose
una falsa oposición entre clínica y teoría. Estos supuestos
básicos subyacentes podríamos resumirlos en los
siguientes ejes. -La idea que "lo clínico" es
exclusivamente un método que remite a una pura
pragmaticidad. -La Clínica asimilada a “práctica”. -La
Clínica Psicológica como opuesta al paradigma social
comunitario y por tanto subsumida en un concepto de
"individual" fusionado con "consultorio" -"consulta". -La
Psicología Clínica como campo tributario de una
multiplicidad acrítica de postulados teóricos que,
convenientemente mezclados darían como resultado una
suerte de colcha de retazos "teórica" validada por un viejo
adagio: "la clínica es soberana".
ORÍGENES Y LINAJES. Hay varios acuerdos entre los
psicólogos implicados en historiar el tema, en situar las
referencias fundancionales de la Psicología clínica en la
Universidad de Pennsylvania en marzo de 1896 en torno a
un "caso" a cargo de Lightner Witmer que fue el "primero
en hablar de clínica psicológica, de la psicología clínica y
del método clínico en psicología".
Asimismo L. Witmer dirigía y editaba una revista la
Psychological Clinical” (1)El "caso" de referencia
aparecía en una compleja articulación neurológico-social
(condiciones neurológicas y problemas de conducta, se
trataba de un adolescente "Antisocial") lo cual planteaba,
por su irreductibilidad neurológica y/o social, la necesidad
de recurrir a métodos de entrevista de reconstrucción
biográfica, o sea a un abordaje psicológico. Estos métodos
que luego devienen en entrevistas psicológicas
propiamente dichas, hicieron emerger la figura del
psicólogo significativamente demarcada del laboratorio
psicofísico y experimental –característicos de la
“psicología científica” de la época- situándole en el campo
de la palabra y el relato. Este movimiento inaugural de la
clínica psicológica propicia el surgimiento del enfoque
investigativo "ideográfico”, que funda y es fundado por la
psicología clínica; éste método se articula en el estudio
sistemático de lo singular, sin producir leyes generales
sino postulados y apuntala lo que posteriormente F.Ulloa
nominó "veracidades pertinentes".
Es en el marco de los postulados provenientes de la clínica
mencionada que a su vez es tributaria de enfoques
behavioristas se produce el empalme con lo que será
llamada la tradición dinámica o sea teorías y corrientes
psicológicas de raigambre psicoanalítica considerada
como el referente significativo y co-instituyente de la
psicología clínica. Robert Watson anota: "Muchos de los
actuales avances en psicología clínica nacen de la
tradición dinámica. En lo referente a las fuentes de tales
influencias S.Freud por supuesto es la más importante. Él
y sus colegas analistas afectaron profundamente el
pensamiento de muchos psicólogos clínicos que, en su
mayor parte, fueron receptores pasivos de dichas
influencias"
ENTRE DOS GUERRAS. En el marco de lo que
podríamos irónicamente llamar el siglo de las guerras y el
exterminio, las dos guerras mundiales produjeron desafíos
profundos a los conocimientos psicológicos y demandaron
a las producciones teórico-clínicas de "gabinete", su salida
al “campo de batalla” .Esta “salida” enfrenta a los
contingentes de psicólogos a situaciones clínicas
impensadas desde las teorías y requiere de abordajes en
cierta forma “subversivos” en la medida que el “sujeto
clinado” portador de padecimientos subjetivos cuestiona y
en el mejor de los casos desplaza las teorizaciones
vigentes.
Precisamente en la guerra el psicoanálisis había
experimentado su primer reconocimiento público. En el
tratamiento de neuróticos de guerra y personas con
temores de guerra se superó a la psiquiatría clásica con sus
métodos de tratamiento violentos (aislamiento ayuno,
baños de larga duración y aplicación de fuertes descargas
eléctricas) no tuvo éxito. Los psicoanalistas lograban con
procedimientos psicológicos (combinaciones de hipnosis
analítico catártica, el hablar en el psicoanálisis y la
interpretación de los sueños) un mejor resultado y
despertaron con ello el interés del psicoanálisis.
En éste punto me interesa señalar que si bien la psicología
clínica comparte con la medicina el significante "Clínico"
sus orígenes y construcciones son diferentes.
La Psicología Clínica desde sus orígenes se articula en
relación a postulados interdisciplinarios y asimismo, sus
conocimientos se ubican en tramas de saberes
contextualizados es decir impregnados por lo que la
cultura el arte y las sociedades poseen como acervo
antropológico –que no es exclusivamente académico- ya
que éste reside y se guarda en la memoria colectiva de la
diversidad de momentos histórico-sociales. Desde ésta
perspectiva la producción de científica del psicólogo
clínico, es siempre crítica de sí misma, sabe de sus límites
e incompletud. Esta contextualización e interdisciplina
requiere por tanto, el diálogo permanente con otras fuentes
de saber acerca de la subjetividad asumiendo que sus
“conocimientos” no poseen un carácter de asertividad
sino, por el contrario se funda y reconoce los límites de
sus proposiciones conceptuales y metodológicas.
La Psicología Clínica, por tanto, intenta aprehender el
“sujeto clinado” – persona/s grupo/s libro/s-en la
variabilidad de los contextos socioeconómico-culturales
particulares y su vigencia como abordaje situado en el
paradigma salud-enfermedad, se acentúa en el marco de
nuestras sociedades contemporáneas. La psicología clínica
junto a algunas filosofías y literaturas ,intentan destituir
las ilusiones ominosas creadas por el pensamiento único,
uniforme y “acabado” que desgarró la modernidad e
impuso métodos de investigación desligados del deseo,
exclusivamente apegados a métodos la uniformidad cuyo
emblema parecería residir en la “curva de Gauss”.
A MODO DE PUNTUACIÓN. -La Psicología Clínica
puede y de hecho es pensada desde diferentes
articulaciones teóricas no hay, por tanto, una sola
psicología clínica. -Desde este posicionamiento la
psicología clínica no es un método sino un paradigma
estructurado por y estructurante de la complejidad de los
sujetos clinados. "un corpus de conocimientos científicos,
valores, creencias, técnicas de una comunidad en un
momento dado de su historia".(Kuhn).La complejidad de
la Psicología Clínica determina que en sus elaboraciones
conceptuales, se construyan postulados que puedan dar
cuenta de aquellas problemáticas del conocimiento que se
generan en relación a lo que he nominado "objetos teórico
clínicos portadores de transdisciplinariedad" (Palabra y
relato, género, salud-enfermedad) Pensar la clínica psi
como paradigma conlleva en primer lugar la asunción que
"hechos son aquellos que el paradigma permite percibir y
ningún otro (9)lo cual significa asumir que el
cuestionamiento del paradigma clínico propio, sólo puede
provenir desde otros paradigmas. Esta noción nos reenvía
a los límites de los conocimientos disciplinares y a la
necesidad de construir, desde el vamos zonas inter-
disciplinarias”. La Interdisciplina constituye, por tanto,
una dimensión ética del pensamiento en tanto reconoce
límites y escotomas así como necesidades de aperturas
hacia lo desconocido y/o lo conocido por otras, otros, en
primer lugar por aquellas y aquellos que nos confían sus
relatos. La psicología clínica interdisciplinaria es la única
garantía contra la burocratización del pensamiento y el
neoliberalismo conceptual Psi. que impregna muchos
sectores y comunidades “científicas”.
Quinodoz J. (1994) ¿Hechos clínicos o hechos
clínicos psicoanalíticos?
Hechos y hechos clínicos
El término hecho clínico es de origen médico y denota un
fenómeno observado por un médico con un paciente –más
exacto, por etimología “a la cabecera del paciente”: la
palabra clínico viene de la palabra griega para cama
(kline). Por ejemplo, si un paciente está afiebrado y tiene
el cuello rígido, el médico verá esto como un hecho
clínico característico de la meningitis.
La palabra francesa fait (hecho) tiene varios significados
diferentes en el diccionario. El primer sentido de la
palabra y el más general es “lo que ha sucedido, lo que ha
tenido lugar”, sin ninguna especificación de su
localización o forma. El segundo sentido y el más limitado
tiene que ver con la relación entre el hecho y la realidad:
un hecho es “lo que en efecto existe, lo que pertenece al
dominio de lo real”. El primer sentido amplifica el campo
en el cual el fenómeno tiene lugar, el cual no
necesariamente pertenece a la realidad concreta: por
ejemplo, un hecho puede haber sucedido o tenido lugar en
el camp de la subjetividad – o sea en la realidad psíquica –
que es el campo del psicoanálisis. Sin embargo, hasta en
psicoanálisis encontramos que el término hecho es
utilizado a menudo en su sentido restricto, en relación con
lo real, en detrimento de su sentido general, el cual, sin
embargo, me parece ser el más apropiado a la naturaleza
de los fenómenos de la realidad psíquica.
Un hecho clínico también debe ser distinguido de un
hecho científico. Nuevamente, de acuerdo con el
diccionario un hecho científico es definido como “lo que
es reconocido y establecido por observación”;
generalmente un hecho se considera científico si es un
hecho de observación que realmente existe,
independientemente del observador. Aunque se ha sabido
desde algún tiempo que la subjetividad del observador
también es relevante para el establecimiento de los hechos
científicos, por ejemplo en la Física, a pesar de ello
persiste la idea arraigada de que un hecho clínico por
incluir la palabra hecho pertenece necesariamente al
campo de lo material, de la realidad completa.
Por esta razón deseo enfatizar que la yuxtaposición de los
dos términos clínico y hecho implica algo diferente del
concepto de hecho tomado aisladamente: no es
simplemente una cuestión de observación del fenómeno
real en la forma en que lo hace la concepción establecida
de los “hechos científicos”. En mi opinión, la asociación
de las dos palabras clínico y hecho amplia el concepto de
hecho, añadiendo a los hechos clínicos no solo una
dimensión humana –porque los fenómenos concernientes
son observados en seres humanos – sino también un
aspecto relacional y subjetivo.
Colocando los hechos clínicos en su campo específico se
deduce d elo anterior que el concepto de un hecho clínico
es inseparable del de un campo, ya que este último hace
posible especificar el escenario de los hechos clínicos
relevantes. El mismo hecho clínico puede tener un
significado en un campo pero no en otro.
En la medicina, el concepto de hecho clínico está muy
ligado al concepto de campo: en la medida que el médico,
habiendo identificado los hechos clínicos los colocará en
su campo apropiado a través de su diagnóstico: éste es un
paso necesario antes de iniciar cualquier terapia.
Hechos clínicos en el campo del psicoanálisis
También el psicoanalista debe comenzar colocando los
hechos clínicos en su campo específico.
Con cada descubrimiento sucesivo Freud distinguió
gradualmente las características de los fenómenos propios
del campo psicoanalítico: el inconsciente, el complejo de
Edipo, la repetición de la neurosis infantil en la vida adulta
y la reproducción de dicha neurosis en la relación de
transferencia y contratransferencia.
Considero que la clase de hechos psicoanalíticos se puede
subdividir en aquellos que caen fuera de la situación
psicoanalítica y aquellos que se dan dentro de la situación
psicoanalítica.
Hay muchas circunstancias en las cuales un psicoanalista
puede observar eventos psíquicos que son significativos
desde su punto de vista. Los puede observar no sólo en las
consultas o entrevistas de evaluación inicial, sino también
en las psicoterapias de orientación psicoanalítica, o
simplemente en los lapsus típicos y actos fallidos de la
vida diaria.
Sin embargo, desde mi punto de vista, creo que lo que
hace falta en todas estas situaciones es el potencial para
que los eventos psíquicos significativos se desenvuelvan,
de manera que puedan ser elaborados en el contexto
esencial de la relación de transferencia-
contratransferencia, una condición que el tratamiento
psicoanalítico satisface.
Si definimos el concepto de un hecho clínico dentro del
campo del psicoanálisis, debemos entonces relacionar este
concepto con el de un síntoma psicoanalítico, porque
como Freud mostró, el síntoma debe ser tomado en la
neurosis de transferencia para que sea resuelto.
En estos términos, el propósito del tratamiento es el de
transformar los síntomas de la neurosis infantil del
paciente, con su tendencia repetitiva, en los sistemas de la
neurosis de transferencia a través del contacto con la
persona del analista.
En resumen, para mí, un hecho clínico psicoanalítico
corresponde al momento en el que el psicoanalista
comprende todo el complejo de elementos significativos
que observa en la relación de transferencia-
contratransferencia, juzgándolos modificables por
interpretación, resolviendo así la neurosis de transferencia,
y los síntomas.
A este respecto, los hechos clínicos psicoanalíticos
difieren fundamentalmente de los hechos clínicos como
tales, porque en el caso de los hechos clínicos, el
psicoanalista permanece como observador fuera de la
situación y el paciente como el observado. Lo inverso
ocurre en la situación psicoanalítica propiamente dicha, en
la cual el analista busca que el paciente desempeñe un
papel activo y descubra tanto como le sea posible los
eventos psíquicos significativos que fluyen de sus
palabras: la función del psicoanalista es la de revelar.
A través del concepto de hecho clínico buscamos, en
primer lugar, comprender los elementos de lo que
observamos en el psicoanálisis, de manera que sea más
fácil asignarles un lugar, y por ende, hasta cierto punto
“objetivarlos” para así hacerlos comunicables. Esto nos
permite compartir nuestra experiencia y construir teorías.
En primer lugar, compartir las experiencias psicoanalíticas
con el paciente para darle la capacidad de beneficiarse con
los hechos clínicos que él puede observar en su propia
vida psíquica. En segundo lugar, compartir nuestra
experiencia con nuestros colegas.
Otro aspecto de los hechos clínicos es su conexión con la
estructura psíquica del paciente, una de cuyas
características es un grado de permanencia, aún cuando la
organización psíquica se está rehaciendo constantemente.
Un paciente con cierto tipo de organización puede
entonces tender a expresar su realidad psíquica a través de
hechos clínicos característicos, tales como síntomas,
rasgos de carácter o patrones de conducta apropiados para
cierto tipo de relación objetal implicado por tal
organización.
Mientras que la estructura psíquica de un individuo dado
puede exhibir alguna permanencia en su organización
deberá notarse que las características de dicha
organización pueden manifestarse a través de una amplia
variedad de hechos clínicos.
Nuestra conclusión deberá ser entonces que en
psicoanálisis, los hechos clínicos psicoanalíticos –ya sean
observables repetidamente o sólo en ocasiones aisladas –
son el reflejo de una organización que tiene cierta
permanencia en un paciente en particular –o sea, su
estructura psíquica. Se deriva de lo anterior que cada tipo
de organización psíquica será manifestado a través de
fenómenos de transferencia específicos, para los cuales
pueden corresponder fenómenos contratransferenciales
específicos.
Los hechos clínicos psicoanalíticos seguramente son
eventos que se repiten constantemente, pero nunca son el
mismo dos veces, construyéndose y destruyéndose
nuevamente para reaparecer en una multitud de formas
efímeras diferentes, pero sin embargo, reteniendo una
cierta constancia.
En otras palabras, el componente estable de los hechos
clínicos psicoanalíticos es inseparable de su componente
cambiante, así como la realidad psíquica que ellos reflejan
es doble, estable y cambiante.
Otra consecuencia de la estabilidad relativa de los hechos
clínicos psicoanalíticos, a pesar de su movilidad, es que
los fenómenos de la vida psíquica asumen un grado de
predictabilidad.
Esto nos habilita para estar más atentos a las reacciones
del paciente, para permitirle concientizarse de sus
reacciones inconscientes.
Dada la naturaleza de la realidad psíquica, los hechos
clínicos en psicoanálisis poseed dos aspectos
característicos: en primer ligar tienen un significado
manifiesto, y en segundo lugar, un significado latente, o
sea, inconsciente – siendo el segundo inseparable del
primero.
El funcionamiento de la relación analista-analizando
constituye un todo.
El concepto de contenido manifiesto responde por lo que
es “observable”, aquellos que creemos poder describir
como “objetivo”, mientras que la noción de contenido
latente da cuenta de lo que se dice ser “subjetivo” o sea,
aquello que refleja los hechos clínicos psicoanalíticos
revelados dentro de la relación analítica –una revelación
que no es fácilmente comunicable fuera de dicha relación.
El examen del aspecto latente de las palabras dichas y el
despertar de la realidad psíquica del paciente resalta no
sólo el carácter subjetivo sino también el intersubjetivo de
los hechos psicoanalíticos: porque no sólo es una cuestión
de la subjetividad del observador sino también la del
paciente y de la relación entre ambas subjetividades.
El punto de vista intersubjetivo coloca más énfasis en la
creación común de los dos protagonistas en la relación
analítica, relegando la realidad psíquica de cada uno para
un segundo plano, mientras que el concepto de
identificación proyectiva como un medio de comunicación
enfatiza más la interrelación de dos realidades psíquicas en
sus transformaciones mutuas, sin descartar, por esto, los
momentos en los que el analizando y el analista comparten
la misma experiencia emocional con el sentimiento de ser
uno.
Me inclino hacia una concepción de la relación
psicoanalítica basada en el enfoque de Bion, quien la ve
como una comunicación continua de dos vías, entre dos
mentes en estado constante de transformación, con
momentos de fusión y momentos de comunicación, y con
una asimetría necesaria entre analizado y analista. Es
esencial no olvidar que el encuadre psicoanalítico y el
proceso forman parte de una relación continente-
contenido, en el sentido de Bion, y que el descubrimiento
y el trabajo elaborativo de los hechos clínicos
psicoanalíticos depende del funcionamiento satisfactorio
de esta relación.
Resumen
Un hecho clínico queda definido por el campo en el que se
sitúa. En el campo del psicoanálisis el autor distingue
entre hechos clínicos psicoanalíticos que proceden de
fuera de la situación analítica, por ejemplo en entrevistas o
en el psicoanálisis aplicado, y hechos clínicos
psicoanalíticos procedentes de dentro de la situación
psicoanalítica, donde encuentran su valor pleno en la
relación de transferencia y de contratransferencia. Son
características de los hechos clínicos psicoanalíticos el ser
observables y comunicables, y el tener a la vez un aspecto
fijo uno transformativo.
Ulloa, F. (1974) Lecturas para una aproximación a la organización de una
comunidad clínica
Psicodiagnóstico
Fernández A. (1994) "proceso con roles diferenciados, en el que una persona solicita
ayuda a un psicólogo en relación a un padecimiento que lo aqueja. El proceso es de
duración limitada y gira en torno a la investigación para la descripción y comprensión
centrado en el motivo de consulta y en relación a la personalidad total del consultante.
Finaliza siempre con la devolución de cierta información de utilidad para quien consulta y
abarca los tiempos presente, pasado y futuro". (p27)
Dos formas de Psicodiagnósticos: Estudio Psicológico y Consulta Psicológica
Fernández A (1994)
● Estudio Psicológico: proceso realizado a punto de partida de una derivación y
cuando la persona no logra hacer suya la demanda.
● Consulta Psicológica: proceso donde el sujeto expresa una motivación propia
aunque llegue derivado. "Proceso por el que una persona recurre a un
profesional de la psicología en busca de una respuesta, orientación o solución
de su padecer psíquico".
Consulta Psicológica
Proyecto de Creación del Servicio UODA (1991)
“La consulta clínica psicodiagnóstica, es el marco donde transcurre un proceso
Psicodiagnóstico, conceptualizado, no como una sucesión de momentos, sino como una
articulación de carácter dinámica, flexible y dialéctica”.
“El objetivo fundante de la consulta psicológica está dado en la posibilidad de dar
respuesta a la situación clínica planteada, en términos de orientación, resolución y/o
derivación. Para esto es necesario la comprensión diagnóstica de los niveles situacional,
dinámico y estructural del consultante”.
“Este objetivo particulariza y da especificidad al encuadre de este quehacer clínico. En
tanto posea esta cualidad, el encuadre se convierte en un instrumento capaz de sostener
eficientemente el objetivo y el desarrollo del proceso.”
● El marco referencial teórico psicoanalítico y con un encuadre específico.
● Opera con el método clínico
● La entrevista es la herramienta fundamental
● Los tests son utilizados de acuerdo a su pertinencia en la estrategia clínica.
de Souza L. (2008)
“La Consulta Psicológica es una de las intervenciones posibles que tienen los
Psicólogos ante la solicitud de ayuda realizada por uno o varios consultantes...
La Consulta Psicológica es un proceso de diagnóstico e intervención psicológica. En el
vínculo consultante – psicólogo, se atiende y responde al pedido de ayuda habilitando
la producción de sentidos del sufrimiento psíquico y relacional del sujeto, y si es
posible actuar para encontrar soluciones al mismo."
Estrategias posibles:
● Diagnóstico psicológico propiamente dicho
● Consulta terapéutica
Cristóforo A. (2002) dice: “concebimos la consulta psicológica como una instancia
donde habilitamos un espacio para pensar junto con el que consulta (consúlere =
pensar habitualmente consigo mismo o con otro), sea este un sujeto, una pareja, una
familia, etc. Esto supone una interrogante que plantea quien viene a consultar, y una
interrogante para quien la recibe. El planteo de tales interrogantes y la búsqueda de
una respuesta, es la forma como abordamos esa situación que se nos plantea. No
implica que el objetivo sea encontrar la respuesta precisa y única, sino que hacemos
hincapié especialmente en el movimiento que se produce en el proceso mismo de la
búsqueda” (p.30)
Intervención Psicológica
Muniz A. (2005)
● "Intervenir proviene del venir-entre. Esto involucra al menos dos sujetos, los que
inauguran una novedosa forma de encuentro para subjetivarse. ..todo encuentro
produce algo del nivel de lo nuevo, no previsto, sin marca previa que no es
simple repetición. Esto jaquea la clásica noción de transferencia entendida
como pura actualización de algo histórico.
● ...Esta novedad del encuentro es lo que produce y habilita un espacio para pensar
desde una óptica diferente lo que se des-cubre con otro. ..salva aquella
discusión sobre la condición de terapéutico o no del Psicodiagnóstico. Es
terapéutico pero no el Psicodiagnóstico, sino el encuentro y lo que allí se
produce
Muniz A. (2005) menciona la otra acepción de intervenir que tiene relación con el
operar.
● "Hacer-con implica no ser mera pantalla, sino operar en la búsqueda, develando
a manera de explorador curioso los caminos ocultos del sufrimiento.
● La intervención es una modalidad de práctica psicológica que favorece cambios
en el consultante a partir del uso de una estrategia que se va construyendo en
un tiempo acotado" (p18)
Señala como estrategias posibles:
- Psicodiagnóstico
- Evaluación Psicológica
- Orientación.
Alianza terapéutica
Transferencia y Contratransferencia
Otras consideraciones....
● Henry y Strupp (1994) plantean que dentro del vínculo se diluyen los
límites entre lo que corresponde a la relación real, al efecto de la
transferencia y al de otros componentes inconscientes de la alianza que
pueden ser entendidos como patrimonio de la sugestión.
● Hougaard (1994) diferencia la "relación personal" (que incluye los
sentimientos de confianza, esperanza, etc.) de la "relación
colaborativa", señalando que la primera determinará la calidad de la
alianza por encima de los aspectos más racionales.
● Hartley (1985) divide la alianza en "relación real" (que incluye
distorsiones y también confianza y respeto auténtico) y la "alianza de
trabajo" como capacidad de trabajar juntos en pos de un objetivo.
● Bordin (1979) organiza conceptualmente la noción de alianza terapéutica,
incluyendo tres aspectos:
a) establecimiento y desarrollo de vínculo,
b) acuerdo sobre metas u objetivos del proceso terapéutico,
c) acuerdos sobre tareas y responsabilidades para alcanzar esas metas.
● Estos tres niveles están hoy en día jerarquizados en los estudios sobre
alianza terapéutica e inclusive fueron operacionalizados en escalas
(Pinsoff, 1986; Bernal et al., 1995).
Safran y Muran (1998) enfatizan el valor del vínculo: "De hecho, se puede afirmar que
el desarrollo y resolución de problemas a través de la alianza no es un simple requisito
para el cambio sino más bien la esencia del proceso de cambio".
Frank (1982) describe los llamados factores comunes a toda psicoterapia que incluyen
decisivamente la fuerza del vínculo y del encuadre para promover el cambio.
Problemas planteados...
Carece de sentido distinguir entre alianza y transferencia porque todos los aspectos de la
relación están determinados por las experiencias pasadas. (Charles Brenner,1979).
Peligro del concepto de alianza: podría llevar a los terapeutas a dejar sin analizar
algunos aspectos de la transferencia y promover un mayor énfasis en el cambio a través
de la sugestión en lugar de hacerlo mediante la comprensión. (Charles Brenner,1979).
Jacques Lacan (1973) consideraba que la idea de la alianza entre el terapeuta y una
parte racional de la psique del paciente como algo que promueve un tipo de
conformidad con el deseo del otro.
Charles Hanly (1992) planteaba que el concepto de alianza podría conducir a una
sobreevaluación del rol desempeñado por los procesos conscientes, racionales y a pasar
por alto la importancia de los procesos inconscientes.
Las rupturas están constituidas o por desacuerdos sobre las tareas y objetivos de la
terapia o por problemas en la dimensión del vínculo (si bien los desacuerdos sobre las
tareas u objetivos terapéuticos reflejan, a menudo, tensiones en la dimensión del
vínculo, y vice versa).
Transferencia
Sigmund Freud
● Pilar del tratamiento psicoanalítico.
● Fenómeno constante y regular en la terapia
● Relación entre médico-paciente. Falso enlace.
● Coerción asociativa, fracaso del método. Resistencia Externa.
● Desplazamiento del afecto de una representación a otra.
Paciente: no recuerdo / deseo en relación al terapeuta en tiempo presente.
● La transferencia y el proceso de elaboración onírica: similitudes y conexiones.
● Teoría más amplia y comprensiva de la transferencia, donde define la
transferencia.
“…Son reediciones, recreaciones de las mociones y fantasías que a medida que el
análisis avanza no pueden menos que despertarse y hacerse conscientes, pero lo
característico... es la sustitución de una persona anterior por la persona del médico...
toda una serie de vivencias psíquicas anteriores no es revivida como algo pasado, sino
como vínculo actual con la persona del médico. (Freud, 1905, p. 101).
Transferencia y resistencia.
● Señala cercanía al conflicto inconsciente.
● Terminación prematura / falla en la interpretación de la transferencia.
● Herramienta fundamental para la cura y obstáculo.
● Existe fuera y dentro del tratamiento.
● En el tratamiento se la hace consciente.
● Origen y función de la transferencia: fenómeno erótico (influencia del
descubrimiento del Complejo de Edipo).
● Modelos, estereotipos o clisés. Surgen de la disposición innata y las experiencias
de los primeros años, que se repiten en el curso de la vida.
● Libido insatisfecha (consciente e inconsciente) se dirigirá hacia al analista u otra
persona. Continua actitud de búsqueda.
● Neurosis de transferencia reemplaza a la neurosis corriente.
● Tratamiento psicoanalítico: libido-proceso regresivo (imagos infantiles)-acceso a
la conciencia-análisis de la resistencia.
● Transferencia positiva y transferencia negativa.
● Fenómeno repetitivo.
● Estrategia del paciente para resistirse (no recordar). Transformar el recuerdo en
algo actual, presente.
● Transferencia: gobernada por la repetición (principio explicativo y genético) y la
pulsión de muerte.
● Impulso-repetición de situaciones del pasado más allá del principio de placer.
● Resistencia a la transferencia- movilizada por el principio de placer.
● Luego de 1920 no hay más modificaciones a su teoría de la transferencia.
Otros aportes....
● Elemento inherente al hombre en relación con otros.
● En la cura: neurosis de transferencia, neurosis artificial o nueva edición de
la neurosis clínica.
● Neurosis de transferencia, Transferencia psicótica (regresión a la
dependencia)
● En la consulta o intervención psicológica: Se trabaja en transferencia. Es
un instrumento de diagnóstico.
Contratransferencia
Sigmund Freud (1910):
● “Respuesta emocional del analista a los estímulos que provienen del paciente,
como el resultado de la influencia del analizado sobre los sentimientos
inconscientes del médico”.
● La introduce como concepto técnico, por primera vez en 1910, y la menciona
expresamente sólo tres veces en su obra, aunque hay indicios de que la sigue
pensando. No elaboró una teoría de la contratransferencia.
La define en función del analizado y la conceptualiza como obstáculo: es un riesgo;
algo a “dominar”, “reducir”, “eliminar”.
● Si bien la plantea como un obstáculo que debe ser removido, dice que la
experiencia prueba claramente que nadie puede ir más allá de sus puntos ciegos,
por lo cual, se halla inclinado a exigir al analista, como norma general, el
conocimiento de su contratransferencia y su vencimiento como un requisito
indispensable para ser analista.
● Advierte que cada analista llega sólo hasta donde le permiten sus propios
complejos y resistencias interiores y, por lo tanto enfatiza la importancia del
análisis propio (primero, en 1910, del autoanálisis y luego, en 1912, del análisis
didáctico), y que éste se profundice de manera ininterrumpida a medida que
trabaje con los pacientes.
● Jerarquiza la función del analista como espejo: “El médico no debe ser transparente para
el analizado, sino como la luna de un espejo mostrar sólo lo que le es mostrado”.
● Introduce la metáfora del teléfono, donde “...(el analista) debe volver hacia el
inconsciente emisor del enfermo su propio inconsciente como órgano receptor,
acomodarse al analizado como el auricular del teléfono se acomoda al
micrófono. “...lo inconsciente del médico se habilita para reestablecer, desde los
retoños a él comunicados de lo inconsciente, este inconsciente mismo que ha
determinado las ocurrencias del enfermo...” “ha de” (...) “servirse así de su
inconsciente como instrumento del análisis...”.
Paula Heimann (1950).
● Abarca todos los sentimientos que “experimenta” el analista hacia su
paciente. Su tesis es que la respuesta emocional del analista hacia su paciente,
dentro de la situación analítica, representa uno de los instrumentos más
importantes para su trabajo. Es un instrumento de investigación acerca del
inconsciente de su paciente.
● Intenta erradicar la idea de un analista “sin sentimientos”, inhumano, y mostrar
el significado operacional de la contratransferencia.
● Hace hincapié en que la situación analítica es una relación entre dos personas,
que la diferencia de otros no por la presencia de sentimientos en uno y la
ausencia en el otro, sino por la intensidad de sentimientos que experimenta el
analista y el uso que hace de ellos, siendo factores interdependientes. Lo crucial
es el aspecto cuantitativo.
● La respuesta emocional inmediata del analista hacia su paciente es una indicación
significativa de los procesos inconscientes del paciente, y le llevan a una mayor
comprensión.
● La exigencia freudiana de que el analista “reconozca y controle” su
contratransferencia no lleva a la conclusión de que esta es un factor molesto y
que el analista debe volverse insensible y distante, sino que debe usar su
respuesta emocional como clave de acceso al inconsciente del paciente.
● La contratransferencia incluye las reacciones del analista hacia:
- las transferencias del paciente,
- el material que trae el paciente,
- las reacciones del paciente hacia el analista como persona.
● La sensibilidad del analista debe ser extensiva, más que intensiva, móvil y con
capacidad de diferenciación.
Advierte del peligro de que su enfoque no represente una pantalla para las deficiencias
del analista, ya que no debe imputarle a su paciente lo que a él le pertenece.
Importancia del auto-análisis y autoformación continuos para mejorar la “percepción”.
Algunas consideraciones....
● El prefijo “contra” puede entenderse con dos significados distintos, acepciones
que operan continuamente y a veces contradictoriamente en las definiciones.
Parecerían apuntar a dos procesos psíquicos distintos, si no a dos teorías acerca
de la contratransferencia:
- opuesto, lo que se opone, por ej., dicho y contradicho; ataque y
contraataque.
- paralelo, se emplea como lo que hace balance en busca de equilibrio; por ej.,
punto y contrapunto.
En el primer sentido, contratransferencia significa que así como el analizado
tiene su transferencia, el analista tiene también la suya; de esta forma la
contratransferencia se define por la dirección, de aquí para allá. La otra acepción
establece un balance, un contrapunto, que surge del comprender que la reacción
de uno no es independiente de lo que viene del otro.
● Aquí comienza una gran controversia para definir la contratransferencia y
delimitarla de la transferencia.
● La mayoría de los analistas piensa, como Freud, que los sentimientos y las
pulsiones de la contratransferencia surgen en el inconsciente del analista como
resultado de la transferencia del paciente. Para Lacan está planteado como lo
contrario.
● Para resolver el dilema hay que fijar una arbitraria dirección del proceso, pero
deja de ser arbitrario, cuando se funda por entero en las constantes del encuadre.
El encuadre, y dentro de él la reserva analítica justifican que llamemos por
definición transferencia a lo que proviene del paciente y contratransferencia a la
respuesta del analista y no al revés. Esta decisión define el campo, el área del
trabajo analítico.
● El encuadre opera como una referencia contextual que permite que se de este
juego de transferencia y contratransferencia; es la estructura sintáctica donde
los significados de ambos conceptos van a adquirir su significación. Ordena una
relación distinta y particular, no convencional y asimétrica, entre el analista y
el paciente.
● Llamar a un fenómeno transferencia y al otro contratransferencia denota que el
proceso analítico se inicia con la transferencia, como el contrapunto musical,
donde hay primero un canto al que responde el contracanto. El término
contratransferencia implica, pues, que el punto de partida es la transferencia del
paciente.
● A la transferencia, desencadenada pero no creada por la situación de la cura,
responderá el analista con su contratransferencia, ambas motores y obstáculos
del proceso analítico.
Intervención
El psicólogo cuando interviene estará atento a las respuestas, a la escenificación y
lenguaje corporal del paciente y a su propia contratransferencia.
Rasgos relacionados con la comunicación con el paciente
● El arte de hablar a un paciente es muy diferente de la conversación de sociedad, el
interrogatorio o la conferencia.
● El elemento esencial es una actitud subyacente de intención terapéutica.
● Este compromiso de ayudar al consultante deberá ser manifiesto o estar latente en
todas las interacciones con el paciente, desde la primera entrevista hasta la
última.
Competente:
● El psicólogo clínico tiene que ser competente de impartir una nueva mirada,
ampliación de conciencia o facilitar el insight
● Dependerá de su capacidad de expresar con palabras los pensamientos, fantasías y
sentimientos de los que el paciente no tiene cabal conciencia y presentárselos de
tal modo que le sea útil para la comprensión del conflicto y/ o motivo de
consulta
● Tenemos que traducir sobre la marcha de nuestro propio vocabulario al lenguaje
vivo del paciente.
Las intervenciones del psicólogo como instrumentos técnicos
● Modalidades de intervención verbal
● Modalidades de intervención no verbal
La escucha
● Es la capacidad que presenta el psicólogo clínico para escuchar lo manifiesto y lo
latente del discurso del paciente.
● La escucha activa también implica la observación de la escenificación, la
corporeidad, emocionalidad y tono de comunicación del paciente.
Ritmo verbal y tono
● Es un elemento a tener en cuenta el ritmo verbal y el tono de las comunicaciones
que realiza el psicólogo.
● Para ello es muy importante manejar la empatía y sintonizar con el estilo
comunicacional del consultante.
● Regular que nuestro tono de voz no sea imperativo o irruptivo, o autoritario.
● Un ritmo pausado y con un tono adecuado favorecerá la alianza terapéutica.
El lenguaje corporal
● La presencia, entendida como el estar en disposición de escucha y ayuda, implica
la coherencia entre las manifestaciones verbales del psicólogo y su propio
lenguaje corporal
El silencio
● La destreza en la comunicación verbal depende también en el clínico de su
empleo del silencio.
● Es imperativo que el psicólogo sea capaz de tener paciencia.
● El paciente necesita nuestro silencio para seguir en detalle sus propios
pensamientos, fantasías y sentimientos.
Psicoterapia
Conjunto de instrumentos teórico-técnicos, que regulados
por una constancia espacio-temporal, se propone una
metodología de acción, que incluye especialmente la
relación interpersonal y se propone una finalidad que es la
transformación del sufrimiento psíquico en una modalidad
de vida activa a la realidad.
Encuadre:
Formalización explicita del contrato.
- Espacio y tiempo
- Metodología del trabajo
Dispositivo:
Agenciamiento de múltiples encuadres que producen un
territorio de expresión existencial verbal y extra-verbal.
Psicoterapia:
Intervenciones verbales
1) Señalamiento
2) Interpretación
3) Construcción
4) Escansión
5) Indicación
Estrategias abordaje clínico:
Oferta-demanda
• Análisis de la demanda- encargo -pedido
• Descripción de síntomas y problemas
• Diagnostico estructural – dinámico –situacional
• Potencialidad de trabajo: Logística
• Economía: Salarios, ingresos, honorarios
• Instrumentación técnica (encuadre, reglas)
Cartografía