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Psicóloga.
RESUMEN
Este artículo analiza y sobre todo, busca apoyar la consideración del Enfoque existencial como la
mejor alternativa en el abordaje de
las personas mayores en la búsqueda de un sentido en la vejez. Tal enfoque ayuda a conceptuar
al ser humano de una manera
todas las edades. Sólo partiendo de los principios teóricos referentes a esta conceptualización
del ser humano, es a partir de la cual
lograremos una intervención más certera ya que nada de lo que nos hable el individuo nos
resultará ajeno sino que se estará
hablando de algo que ambos compartimos. Dando pauta, para la elaboración de nuevas
investigaciones relacionadas con los adultos
la posibilidad de crear y validar instrumentos idóneos para captar la situación existencial real de
la población geriátrica.
1. INTRODUCCIÓN
A todo lo largo del siglo XX, se ha ido incrementando, la tasa de personas mayores llegando a
principios del siglo XXI a que Europa,
sea el continente más envejecido del mundo con una esperanza de vida al nacer media de
aproximadamente 77 años en el año 2000,
y que aumentará en el 2025 a 81 años (OMS, 1985). Por ello resulta importante considerar, el
envejecimiento como fenómeno
poblacional y como una experiencia individual. Es decir, a partir de lo que ocurre a nivel
macrosocial y cómputo poblacional, número
conocimiento de cómo los individuos envejecen, o en términos más precisos, qué cambios
existen a lo largo de la vida o con el paso
z Envejecer es un proceso que no tiene un comienzo preciso y que ocurre a lo largo de la vida del
individuo. Tiene que ver con
envejecer, Como hemos visto en la esperanza de vida ajustada a la discapacidad, los países con
más alto nivel
socioeconómico, cuentan con más alta esperanza de vida y esperanza de vida libre de
discapacidad debido, en principio, a los
Si bien es cierto entonces, dado que la población que envejece cada vez es, más elevada, es
conveniente plantear la posibilidad de
nuevos enfoques que les permitan vislumbrar, a los adultos mayores, la conveniencia de
significar el tiempo existencial en que están
Nos aparece como un reto que hay que afrontar, siendo necesario para ello contemplar una
reflexión existencial, una reflexión
colectiva y una reflexión científica. Una reflexión existencial, en cuanto a que ante la aspiración
humana a una larga vida, la vejez nos
cualquier individuo, para poder llegar a comprender que lo que sucede es que «realmente
nacemos en plenitud cuando
Una reflexión colectiva, en tanto a que como fenómeno social, el aumento de la duración de la
vida resulta ser un suceso nuevo propio
de nuestra época. Resultado de una interacción necesaria entre los progresos sociales y los
avances de las ciencias médicas. Hecho
nuevo en la historia de la humanidad, no se habla sólo del envejecer del individuo, sino también
del envejecimiento de la sociedad. Y
finalmente conlleva a una reflexión científica en lo que se refiere a la proposición de una doble
finalidad en el estudio de la vejez. La
De lo antes citado, surge entonces mi motivación e iniciativa, por plantear dicho fenómeno
desde nuevas perspectivas, tal y como es
el caso del Enfoque existencial ya que la expectativa de vida sigue en aumento, sin que esto
implique una mejor o igual calidad en el
trascendiéndolas. Logrando con esto definir a la ancianidad desde el punto de vista del principal
interesado, de la persona anciana o
que está envejeciendo, entendiendo a su vez que para mejorar la calidad de vida de los mayores
a nivel existencial, es necesario que
comprendamos lo que significa ser viejo, estar al final del ciclo de la vida y tener setenta o mas
años de experiencia sobre los que se
pueda meditar (Laforest, 1991). Efectivamente sólo conociendo primero como los viejos se ven a
sí mismos, como ven su vida y la
Tal y como Erikson (citado por Villanueva, 1985), propone un enfoque que a diferencia de los
tradicionales —los cuales legitiman la
imagen decadente, enfermiza y solitaria del anciano—; éste postula a la vejez como un proceso
de devenir personal, en el cual el
individuo es capaz de instrumentar todo lo negativo y positivo de esta vivencia en una búsqueda
hacia la plenitud. Planteando para su
logro, un contexto favorable, en el cual se le brinde una relación de ayuda que favorezca su
devenir personal.
3. MARCO TEÓRICO
3.1. La vejez
Con la ampliación de la esperanza de vida (75/80 años) se dan 15 ó 20 años de vida «después de
los 60» que no sólo justifican sino
que hacen imprescindible contar con «espacios» de participación para ese sector de la
población, que respondan a una nueva
intencionalidad:
z En lo social: apunte a conseguir «espacio propio» para las personas mayores a partir del
reconocimiento social de intereses,
necesidades y expectativas.
z En lo personal: tienda a revalorizar la llamada «tercera edad» como una etapa de la vida con
sentido y valor propio y que cada
uno deba prepararse para vivirla conforme a las posibilidades que como ciclo del desarrollo
humano presenta.
manifiesta tanto en el discurso teórico con base en un modelo médico o biologista, como en las
acciones emprendidas con tendencia
identificar las características, condiciones y valores que presenta como etapa de la existencia
humana entendida como un continuum.
2. El trabajo o «quehacer» entendido como proyección del ser persona y una de las vías por la
cual la vida adquiere
sentido.
3. El desarrollo humano como un continuo marcado por fases o etapas que, si bien cada una de
ellas tiene su propia
razón de ser, adquieren su sentido pleno cuando son explicadas desde la existencia personal
como totalidad.
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Esos tres aspectos nos permitirán integrar las múltiples variables personales y sociales que se
entrecruzan e interactúan.
Tanto el desarrollo, como el envejecimiento del hombre como ser vivo, son el resultado de la
interrelación entre la «información
genética» y todas las variables naturales y socioculturales que constituyen el ambiente, en el que
se desarrolla la vida humana desde
que se nace hasta que se muere. Esta situación se repite en cada uno de nosotros, pero no en
forma mecánica ni absoluta sino en
forma dinámica, activa, de modo que dicha interrelación es variable, cambiable y particular.
consciente y paulatina, encontrando en cada una de ellas su propio significado al igual que
nuevos valores y objetivos. El error
cometido bajo influencia del modelo médico, es el concebir la vejez como una enfermedad o
como un ciclo vital cargado de patología
propia, cuando ésta no es sino la acentuación de problemas que ya existen en la edad adulta.
La vejez no es definible por simple cronología sino más bien por las condiciones físicas,
funcionales, mentales y de salud de las
personas analizadas. De este modo, pueden observarse diferentes edades biológicas y subjetivas
en personas con la misma edad
cronológica lo cual ocurre porque el proceso de envejecimiento es personal y cada sujeto puede
presentar involuciones a diferentes
niveles y en diversos grados al declinar ciertas funciones y capacidades más rápidamente que
otras.
Por lo tanto, es válido distinguir, de acuerdo con H. San Martín y V. Pastor, entre la edad biológica
o funcional, la psíquica o mental, la
subjetiva o fenomenológica y la social (San Martín y Pastor, 1990). Con respecto a la «edad
biológica o funcional», etapas en el
predomine.
cambiado con la edad (capacidades biológicas, funciones, vitalidad, etc.) o de ser el mismo de
antes.
Pero aun en los que no trabajan se produce socialmente la representación del envejecimiento
más por la edad cronológica que por los
muchas veces críticos tales como la pérdida o disminución de roles sociales, familiares,
profesionales, la disminución de los ingresos
o la limitación de las relaciones sociales. Sin embargo, el envejecimiento social es, al igual que el
biológico, de tipo diferencial entre
las personas y de un grupo social a otro ya que está marcado por la clase social y la historia
familiar y personal del anciano, su
Si bien, cada vez más se advierte la complejidad implícita en el proceso de envejecimiento, aún
hoy la mayoría de las tentativas
destinadas a definir o describir tal proceso parten de fundamentos biológicos y se orientan con
las teorías biológico-fisiológicas lo cual
lleva a concebir la gerontología como un ámbito propio de la ciencia médica. Dejando de lado,
explícita e implícitamente, una
concepción de persona como unidad indisoluble y centro de repercusión de los cambios que se
dan en cualquiera de sus
dimensiones. Desde este punto de vista, el objeto de la investigación sólo tendrá sentido si en
vez de circunscribirse a la edad
avanzada considera el «proceso de envejecer» como una totalidad que hay que abordar
interdisciplinariamente debido a su carácter
Para los teóricos de la «Life Span Developmental Psychology» (Psicología del Desarrollo
Continuo), (Rappaport, 1986), entre los que
pueden citarse a Havighurst, Neugarten, Goulet y Baltes, el proceso de desarrollo dura toda la
vida, no tiene un tiempo definido y
determinado de duración. Implica el principio de enfrentamiento con una situación vital que
lleva necesariamente a desplegar una
nueva e inédita respuesta, una nueva orientación. Este concepto de desarrollo permite concebir
la vejez como otra etapa de vida y no
que se vayan superando, a través de las distintas fases de la vida, las crisis propias que cada una
de ellas le va presentando. La
vejez, al igual que las otras etapas de la vida, tiene su propio conflicto originado, en este caso,
entre la aspiración natural al
existencia nunca es estática: siempre está en proceso de llegar a ser algo nuevo, de trascenderse.
La meta es llegar a ser
porque la elección de una posibilidad siempre significa excluir todas las demás.
habrá que contar con la base de la existencia —el lanzamiento en el mundo— que establece
límites precisos al devenir de una
persona. Así entonces la vejez implica tanto posibilidades de crecimiento cualitativo como de
deterioro progresivo e irreversible.
Entendemos, al igual que J. Laforest (1991) que del conflicto entre ambas dimensiones resulta
una situación de crisis. Por ello, «el
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arte de ser anciano consiste en solucionar una crisis ontológica entre la aspiración innata al
crecimiento y la experiencia de un
irreversible declive». Entender la vejez como crisis existencial, permite superar las definiciones
parciales que acentúan ya sea su
contradictorios de envejecimiento y a aceptar la dialéctica que se establece entre los dos polos
existenciales: el desgaste e involución
Desde una perspectiva de normalidad, una persona sana, madura, integrada, asume el
envejecimiento personal como un proceso
natural, implícito en la condición humana. En coincidencia con Langarica Salazar (1987), es válido
entender que «envejecer es una
vivencia personal, impredecible, única en nuestra existencia: es la gran lección que día a día nos
da la vida».
Releer el significado de «ser viejo» y descubrir el «quehacer» o las «tareas de desarrollo» que
ello implica. Revalorizar la vejez en su
propia realidad peculiar y significativa, e igualmente, poner en manifiesto que una sociedad o
comunidad que no respete y potencie la
participación de las personas de edad, constituye un conjunto de seres humanos que niegan una
etapa de sí mismos. Esto es, partir
de una visión más existencialista y no asistencialista, con la finalidad de poder visualizar al ser
humano a la luz de su realidad como
Tratando de encontrar una base explicativa que permita dilucidar los supuestos teóricos que
subyacen a un modelo alternativo (no
actitud.
b) Descubrir el propio quehacer o tarea que como etapa vital presenta; considerando el
desarrollo humano como un
continuo, marcado por fases o etapas que, si bien cada una de ellas tiene su propia razón de ser,
adquieren su sentido
vida.
O, dicho según la antropología postulada por V. Frankl (1983), que un objetivo válido a ser
planteado es «llevar al hombre hasta donde
puede llegar de una manera autónoma, a sus tareas más auténticas y encontrar el sentido, ahora
ya no anónimo sino más bien
Esto es, reflexionar acerca de la existencia como un continuo y del tiempo de vida como
posibilidad para la realización personal nunca
acabada. Retomar una concepción personalista con el fin de resignificar el «ser viejo» y
descubrir el «quehacer» o las «tareas de
desarrollo» que ello implica. No se pretende ahondar en una caracterización de la vejez como
etapa de vida. Pero sí, revalorizarla en
Destacando de esta forma la dimensión noética de la persona, de la que nos habla Frankl, a
través de la cual puede oponerse a los
Partiendo del hecho de que por tratarse de un proceso dilatado, en él intervienen un número
considerable de factores de todo tipo que
Se observa a la ancianidad como el último periodo de la vida del ser humano, punto en donde el
desarrollo se detiene y los seres
humanos tienen como perspectiva el fin de la vida (Estrada y Salinas, 1991); periodo durante el
cual ocurren cambios paulatinos que
van haciendo consciente al individuo de que esta envejeciendo, la forma de reaccionar ante
estos cambios dependerá de la historia y
la personalidad de cada ser, así como de la cultura en la que se manifiesten.
expresar emociones, así como en el lugar que se ocupa y el rol que desempeña dentro del medio
en el que el sujeto se desenvuelve
A finales del siglo XIX, el concepto de vejez sufrió un cambio radical en la sociedad, pasó de ser
visto como un proceso natural a un
la supervivencia de los más aptos, se comenzó a identificar como una condición de dependencia
y deterioro (Hareven, 1986). Así «E
personalidad» (Jiménez, 1994). El anciano al igual que cualquier otro individuo a lo largo de su
vida se enfrenta a diversas «crisis
personales», frente a las que surgen sensaciones de perplejidad o de «choque» a las que deben
buscar solución para lograr adaptarse
posee de sí mismo. Siendo la mayoría de las actitudes que giran en torno de la vejez,
desfavorables y como estas son percibidas por
los ancianos, «obligándolos» a comportarse de acuerdo con los estereotipos que lo definen, lo
que muy a menudo hace poco
satisfactoria su forma de vida, ya que dichas actitudes afectan de manera directa la forma en
como viven las personas ancianas y
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(Tapia, 1994); trayendo como consecuencia que frecuentemente el anciano «acepte» el mito de
la vejez como algo «normal» y se
comporte como una «persona de su edad» ya que esto asegura que la sociedad siga
funcionando y se mantenga en equilibrio,
La vejez implica el reto individual del enfrentamiento del sujeto con el tiempo. Tiempo que lo
pone de cara a su declinación, a la
En estos finales del siglo xx, en donde la sociedad en su totalidad mira al futuro incluyendo y
previendo los distintos impactos de
culturas longevas, será importante que las psicoterapias, al igual que en su momento lo hizo con
los niños, se plantee la forma de
encarar lo que cada vez más aparece necesario: el tratamiento de pacientes añosos.
Considerando al envejecimiento como un
proceso individual de adaptación a condiciones cambiantes provenientes de la propia persona o
del medio social o de ambos, cuyo
Esta manera de concebir la vejez, privilegiará la idea de que cada individuo es artífice de su
destino personal, ya que elabora una
forma peculiar de enfrentar la realidad de su vejez y de adaptarse y actuar dentro del marco
definido por su realidad socio-económicocultural. Trascendiendo hasta cierto punto las
concepciones sobre el envejecimiento, resultando plausible pensar que la persona
que se suceden a lo largo del ciclo vital iríamos activamente modificando y reconstruyendo
nuestras expectativas de vida futura e
envejecimiento puedan ser diferentes en función de la posición de la persona dentro del ciclo
vital.
Generalmente, se piensa que esta supuesta «reconstrucción» del significado del envejecimiento
puede ser un medio para adaptarse a
los cambios que se van experimentando, con el fin de lograr un sentido de continuidad personal
de la propia vida y/o un
esta vivencia significará una situación de cambio y crecimiento que se vivenciará junto con Él, en
la cual se promoverá la aceptación y
considere la última etapa de su paso por la tierra como plena y llena de significado.
Eligiendo así, otra manera de definir esta experiencia, rehusando a atribuir a esta última etapa
de la vida una visión tan pesimista y
concepto de vejez que integra y trasciende las diferentes definiciones de vejez, definiéndola
como «una situación existencial de crisis,
Enfatizando el hecho de que si existe una solución positiva para la crisis existencial de la vejez, es
en la misma vejez en donde hay
que buscarla. Para llegar a lo que Villanueva (1985) señala, la Vejez es el tiempo en el que el
individuo debe llegar a la siguiente
conclusión: «La vida es mi placer y mi gozo, no es mi pasión ni mi carga y a pesar de que la amo
puedo soltarla y dejarla ir, estando
agradecido por lo que es y por lo que soy». Lograr todo esto, a pesar de la tendencia a definir y a
tratar a las personas de edad en
forma estereotipada y negativa, lo cual es algo muy arraigado en nuestra sociedad actual. Sin
embargo, la investigación demuestra
que la vejez puede ser un tiempo de crecimiento. Perspectiva de desarrollo, según la cual todas
las etapas de la vida, incluida la
un hecho que las teorías del desarrollo de la personalidad, particularmente la de Erikson (1963),
puede fundamentar un enfoque
positivo de la vejez.
Los términos empleados por Erikson (1963), para explicar su diagrama de ocho etapas
demuestran suficientemente, que el ve esas
etapas como los escalones de un crecimiento continuo. Se trata de una teoría epigénetica, la
cual implica, a partir de una
potencialidad original, un devenir según una sucesión ordenada de fases. Cada fase corresponde
a la diferenciación e integración de
partes o funciones nuevas, hasta un estado final en que todas las partes son diferenciadas e
integradas de manera que constituyen un
todo funcional.
etapa de un proceso de desarrollo que sería incompleto sin ella. (Erikson, 1963). Así
encontramos que la crisis a solucionar en la
vejez es Integridad VS Desesperación, cuya tarea de desarrollo es que a pesar del declive que
corresponde a la ancianidad, se debe
buscar el «Logro de la Integridad» lo que significa que, es en la vejez cuando el ser humano
completa su devenir; es la edad en que
es corto, demasiado corto para iniciar otra vida o para buscar otras alternativas en pos de la
integridad. Se refiere a la negación y
huida de su realidad existencial, por ello se siente vacío, desgraciado y desesperado. O bien
como ya lo señaló François Mauriac,
(1983) «No podéis imaginar ese suplicio: no haber obtenido nada de la vida y no esperar nada
de la muerte».
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Finalmente no puede faltar hacer mención de que la crisis de la vejez supone tres dimensiones
interrelacionadas. Es ante todo una
crisis de Identidad: necesidad de establecer nuevas relaciones consigo mismo y con el mundo de
los valores. Es también una crisis de
autonomía: necesidad de establecer nuevas relaciones con los demás con referencia a la
satisfacción de las propias necesidades.
profundamente, con la corriente misma de la vida. Éstas son las tres condiciones principales para
alcanzar la integridad y plenitud en
Erikson, propone un enfoque que a diferencia de los tradicionales —los cuales legitiman la
imagen decadente, enfermiza y solitaria del
anciano—; éste postula a la vejez como un proceso de devenir personal, en el cual el individuo
es capaz de instrumentar todo lo
negativo y positivo de esta vivencia en una búsqueda hacia la plenitud. Planteando para su logro,
un contexto favorable, en el cual se
Esto es mantener en nuestra labor de psicólogos una condición humanista, en la que no debe
haber nada humano que nos sea ajeno.
Porqué, «Todo está en mí. Yo soy un niño, yo soy un adulto, yo soy un anciano, yo soy un asesino
y soy un santo. No hay nada en el
paciente que yo no tenga en mí. Y sólo en tanto yo pueda modelar dentro de mí las experiencias
de las que el paciente me habla
explícita o implícitamente, sólo si despiertan y resuenan dentro de mí, podré saber de qué está
hablando el paciente y podré restituirle
lo que dice en realidad. Entonces el paciente no tendrá la sensación de que yo estoy hablando
del asunto ni de que yo lo estoy
aleccionando a él, sino que sentirá que le hablo de algo que ambos compartimos» (Fromm,
citado por Villanueva, 1985).
Así entonces, a partir de esta concepción de envejecimiento podrá considerarse que el valor de
una psicoterapia, será probado por lo
que puede hacer por aquellos que padecen y necesitan consuelo. Donde la ayuda ya no es
posible, se debe consolar, donde no hay
desenmascarar los impulsos ocultos, las emociones inconscientes y revelar las intenciones
secretas. Desde el principio, los
psicólogos profundos hicieron negocio con buscar, encontrar y explicar aspectos negativos. Este
cuadro de la naturaleza humana,
deja poco espacio para las decisiones libres racionales. La persona era vista como un campo de
batalla de tres fuerzas más bien
consideraba que las condiciones de carácter de plasticidad en los procesos anímicos eran poco
favorables al psicoanálisis y que estos
desenmascarar, esto significa uno de los ideales. Viktor Frankl, (1990) uno de los más
prominentes críticos del reduccionismo, admite
que el desenmascarar tiene un lugar legítimo en la psicoterapia, pero añade. «El desenmascarar
o desprestigiar, sin embargo, debe
detenerse tan pronto como uno sea confrontado con lo que es auténtico y genuino en el
hombre; por ejemplo; el deseo por una vida
Tanto el psicoanálisis como la terapia del comportamiento están basadas en el determinismo: los
seres humanos son vistos como
determinados por influencias internas o externas, condiciones genéticas o del medio ambiente y
factores intencionales o incidentales,
todo científicamente comprobado. Los extremos crean sus propias limitaciones. El determinismo
que ha dominado el pensamiento
psicológico por más de medio siglo esta siendo cuestionado. El más importante entre aquéllos
que cuestionan, está el psiquiatra
vienés Víktor Frankl (1991), que va más allá de la psicología profunda y del conductismo. Él
considera la dimensión del espíritu
humano, más allá de todas las interacciones psicofísicas y psicológicas. El espíritu humano por
definición, es la dimensión de la
Frankl, (1991) no habla de libertad de algo, especialmente no de condiciones (nadie está libre de
sus condiciones físicas o
psicológicas), sino de libertad para algo, una actitud libremente tomada hacia estas condiciones.
Él refuerza a la actitud «a pesar de»,
nuestra elección de respuesta al destino. Frankl, (1991) está convencido que los seres humanos
nunca son víctimas del destino,
completamente indefensas. Define el destino, como el que yace mas allá de la libertad humana,
de nuestro poder y responsabilidad.
responderle de varias maneras y ser responsable por nuestras decisiones. El destino nos hace
humanos por que nos fuerza a escoger
entre las potencialidades disponibles y por tanto hacer uso de nuestra libertad.
Se pueden aliviar muchos problemas al dirigir la atención de los pacientes hacia áreas de
libertad, en donde todavía tienen la
posibles causas y consecuencias. Es fundamental asumir que somos libres de dar forma a
nuestras vidas, al menos hasta cierto punto
y no volverse fatalista. Entre más se desarrolla el espíritu humano, más pierde validez el principio
de la homeostasis, la meta ya no es
la simple satisfacción de necesidades del placer a corto plazo, de la liberación de impulsos y todo
el rango de teorías motivacionales.
halla opuesto a la libertad. Si hay libertad para escoger actitudes, también para decidir si
queremos satisfacción. Podemos decir «no»
a la gratificación, sin ser considerados enfermos o anormales. A la motivación le sigue otro más
alto criterio que la presión por la
saludable y feliz, o de ser así, tendríamos más gente saludable que enferma. Lo opuesto es
verdad: cuando más tratemos de crear un
que necesitan satisfacción en «nada más» que consumidores. La imagen humana se vuelve
subhumana la verdadera dimensión
por los psicoterapeutas, a menos que la crisis actual mueva a ellos a repensar los conceptos de la
naturaleza humana.
No siempre es fácil ver sentido en una situación. En el dolor y sufrimiento sin esperanza,
difícilmente se vislumbra una meta que valga
la pena perseguir, pero aun así la elección de actitud permanece abierta. Frankl, (1991) habla de
la realización de nuestros «valores
de actitud». Se refiere a nuestra actitud ante los hechos inalterables que nos hacen infelices. La
logoterapia ayuda a que la gente se
aceptarla o condenarse ellos mismos o al mundo; pueden mostrar valor y confianza en el futuro,
o desesperación. Ésta es su elección.
podemos soportar orgullosamente todo con dignidad y ser un ejemplo para otros en sus
sufrimientos (figura 1).