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2017

SEMINARIO DIOCESANO DE CAMPECHE


“San José”

INSTITUTO SUPERIOR DE TEOLOGÍA


“San Juan de Ávila”

MATERIA: Perspectivas Teológica Vat. II

PROF: Pbro. Joaquín López Arévalo.

PRESENTA: Fernando Sima Castillo.

GRADO: Segundo.

TRABAJO FINAL:

Documentos conciliares y su aplicación en la Diócesis de


Campeche.

07/12/2017
Marco de la realidad en la Diócesis de Campeche.

La Diócesis de Campeche cuenta con un buen equipo de Pastoral, sin embargo no


ha sido suficiente para lograr abarcar todas las realidades que se presentan en cada uno de
los decanatos (7 en total), con más de 70 parroquias. El punto es que la diócesis tiene una
muy variada forma cultural, es decir, en esta diócesis, hay gente del centro y del norte del
país, también hay gente de otros países, tal es el caso de Guatemaltecos y una gran cantidad
de menonitas, que aunque estos últimos no son católicos pero si algunos cristianos. Y son
un número considerable, casi están en todos los estados.

En la cuestión pastoral se puede hacer una valoración de acuerdo con el último


congreso en la cual, se evalúan las siguientes dimensiones, misionera, profética, litúrgica,
social, familiar (juventud y laicos) y vocaciones. Quedando de la siguiente manera: de
todos los que conforman la pastoral, en el caso de los laicos, se puede decir que hay una
pobreza en cuanto al conocimiento de sus planes parroquiales, por consiguiente, y en
conclusión, hay una gran ignorancia de los documentos conciliares, ya que cabe señalar que
este conocimiento es importante, esto con el fin de poder llegar a un criterio más amplio de
los problemas que se puedan suscitar tonto en su lugar particular como en el mundo,

Las encuestan nos dicen que: el 50% conoce su plan de pastoral, el 34.5% sabe que
existe, pero no sabe su contenido y el resto que es el 16.5 ignora completamente la
existencia del plan de pastoral. Por tanto, si aplicamos a la pregunta ¿Cuantos católicos
comprometidos conocen los documentos conciliares del Vaticano II? Nos llevaríamos una
gran sorpresa.

Comencemos por analizar la realidad de esta diócesis en el conocimiento de los


documentos conciliares, los cuales son: Sacrosanctum Concilium (sobre la sagrada liturgia),
Lumen Gentium (sobre la Iglesia), Dei Verbum (sobre la divina revelación) y Gaudium et
Spes (sobre la Iglesia en el mundo Actual).

Me parece interesante mencionar algún dato de estos documentos y con base ellos,
aplicarlo a la realidad pastoral de la diócesis.

Sacrosanctum Concilium:
Hay que establecer algunas normas prácticas en orden al fomento y reforma de la Liturgia.
Entre estos principios y normas hay algunos que pueden y debe aplicarse lo mismo al rito
romano que a los demás ritos (3). Cristo está presente en su Iglesia, sobre todo en la acción
litúrgica; está presente con su fuerza en los sacramentos, de modo que cuando alguien
bautiza, es Cristo quien bautiza (7). La sagrada Liturgia no agota toda la actividad de la
Iglesia, pues para que los hombres puedan llegar a la Liturgia es necesario que antes sean
llamados a la fe y a la conversión (9). –es decir, primero es necesario la predicación- Como
dice la Escritura. "¿Cómo invocarán a Aquel en quien no han creído? ¿O cómo creerán en
El sin haber oído de Él? ¿Y cómo oirán si nadie les predica? ¿Y cómo predicarán si no son
enviados?" (Rom 10,14-15). Sin embargo, la liturgia es la cumbre a la cual tiende la
actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la fuente de donde mana toda su fuerza. Pues los
trabajos apostólicos se ordenan a que, una vez hechos hijos de Dios por la fe y el bautismo,
todos se reúnan para alabar a Dios en medio de la Iglesia, participen en el sacrificio y
coman la cena del Señor. (10).
Los profesores que se elijan para enseñar la asignatura de sagrada Liturgia en los
seminarios, casas de estudios de los religiosos y facultades teológicas, deben formarse a
conciencia para su misión en institutos destinados especialmente a ello (15). A los
sacerdotes, tanto seculares como religiosos, que ya trabajan en la viña del Señor, se les ha
de ayudar con todos los medios apropiados a comprender cada vez más plenamente lo que
realizan en las funciones sagradas, a vivir la vida litúrgica y comunicarla a los fieles a ellos
encomendados (18).
Para que en la sagrada Liturgia el pueblo cristiano obtenga con mayor seguridad
gracias abundantes, la santa madre Iglesia desea proveer con solicitud a una reforma
general de la misma Liturgia. Porque la Liturgia consta de una parte que es inmutable por
ser la institución divina, y de otras partes sujetas a cambio, que en el decurso del tiempo
pueden y aun deben variar, si es que en ellas se han introducido elementos que no
responden bien a la naturaleza íntima de la misma Liturgia o han llegado a ser menos
apropiados (21).
 Conociendo el propósito de este documento conciliar, es fácil distinguir la falta e
interés por conocer estos asuntos que enriquecen la dinamicidad de la Iglesia en
cuanto a la aplicación en lo que concierne a la Liturgia y a la forma de
evangelización.
 Si no empezamos por enseñar esto en los seminarios y casas de formación para
religiosos, no se podrá avanzar en el mejoramiento en cuanto a la práctica de
nuestro ser bautizado.

Lumen Gentium:
Por ser Cristo luz de las gentes, este sagrado Concilio, reunido bajo la inspiración del
Espíritu Santo, desea vehementemente iluminar a todos los hombres con su claridad, que
resplandece sobre el haz de la Iglesia, anunciando el Evangelio a toda criatura (cf. Mc
16,15) (1). Cristo, pues, en cumplimiento de la voluntad del Padre, inauguró en la tierra el
reino de los cielos, nos reveló su misterio, y efectuó la redención con su obediencia. […] –
Por tanto- Todos los hombres son llamados a esta unión con Cristo, luz del mundo, de
quien procedemos, por quien vivimos y hacia quien caminamos (3). La Iglesia es, pues, un
"redil", cuya única y obligada puerta es Cristo (Jn 10,1-10). Es también una grey, cuyo
Pastor será el mismo Dios, según las profecías (cf. Is 40,11; Ez 34,11ss), y cuyas ovejas
aunque aparezcan conducidas por pastores humanos, son guiadas y nutridas constantemente
por el mismo Cristo, buen Pastor, y jefe rabadán de pastores (cf. Jn 10,11; 1Pe., 5,4), que
dio su vida por las ovejas (cf. Jn 10,11-16) (6). Cristo, en verdad, ama a la Iglesia como a
su propia Esposa, como el varón que amando a su mujer ama su propio cuerpo (cf. Ef 5,25-
28); pero la Iglesia, por su parte, está sujeta a su Cabeza (Ef 5,23-24). "Porque en El habita
corporalmente toda la plenitud de la divinidad" (Col 2,9), colma de bienes divinos a la
Iglesia, que es su cuerpo y su plenitud (cf. Ef 1,22-23), para que ella anhele y consiga toda
la plenitud de Dios (cf. Ef 3,19) (7). Ese pueblo mesiánico tiene por Cabeza a Cristo, "que
fue entregado por nuestros pecados y resucitó para nuestra salvación" (Rom 4,25), y
habiendo conseguido un nombre que está sobre todo nombre, reina ahora gloriosamente en
los cielos (9).
El sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial o jerárquico se ordena
el uno para el otro, aunque cada cual participa de forma peculiar del sacerdocio de Cristo.
Su diferencia es esencial no solo gradual. Porque el sacerdocio ministerial, en virtud de la
sagrada potestad que posee, modela y dirige al pueblo sacerdotal, efectúa el sacrificio
eucarístico ofreciéndolo a Dios en nombre de todo el pueblo: los fieles, en cambio, en
virtud del sacerdocio real, participan en la oblación de la eucaristía, en la oración y acción
de gracias, con el testimonio de una vida santa, con la abnegación y caridad operante (10).
Además, el mismo Espíritu Santo no solamente santifica y dirige al Pueblo de Dios por los
Sacramentos y los ministerios y lo enriquece con las virtudes, sino que "distribuye sus
dones a cada uno según quiere" (1Cor., 12,11), reparte entre los fieles de cualquier
condición incluso gracias especiales, con que los dispone y prepara para realizar variedad
de obras y de oficios provechosos para la renovación y una más amplia edificación de la
Iglesia según aquellas palabras: "A cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu para
común utilidad" (1Cor., 12,7) (12).
Además, el mismo Espíritu Santo no solamente santifica y dirige al Pueblo de
Dios por los Sacramentos y los ministerios y lo enriquece con las virtudes, sino que
"distribuye sus dones a cada uno según quiere" (1Cor., 12,11), reparte entre los fieles de
cualquier condición incluso gracias especiales, con que los dispone y prepara para realizar
variedad de obras y de oficios provechosos para la renovación y una más amplia edificación
de la Iglesia según aquellas palabras: "A cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu
para común utilidad" (1Cor., 12,7) (15). En orden a apacentar el Pueblo de Dios y
acrecentarlo siempre, Cristo Señor instituyó en su Iglesia diversos ministerios ordenados al
bien de todo el Cuerpo (18). El cuidado de anunciar el Evangelio en todo el mundo
pertenece al cuerpo de los pastores, ya que a todos ellos en común dio Cristo el mandato
imponiéndoles un oficio común, según explicó ya el Papa Celestino a los padres del
Concilio de Éfeso. Por tanto, todos los Obispos, en cuanto se lo permite el desempeño de su
propio oficio, deben colaborar entre sí y con el sucesor de Pedro, a quien particularmente se
le ha encomendado el oficio excelso de propagar la religión cristiana (23). El Santo
Concilio, una vez que ha declarado las funciones de la jerarquía, vuelve gozosamente su
espíritu hacia el estado de los fieles cristianos, llamados laicos (30).
Qué se entiende por laicos
Por el nombre de laicos se entiende aquí todos los fieles cristianos, a excepción de
los miembros que han recibido un orden sagrado y los que están en estado religioso
reconocido por la Iglesia, es decir, los fieles cristianos que, por estar incorporados a Cristo
mediante el bautismo, constituidos en Pueblo de Dios y hechos partícipes a su manera de la
función sacerdotal, profética y real de Jesucristo, ejercen, por su parte, la misión de todo el
pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo(31). Los laicos congregados en el Pueblo de
Dios y constituidos en un solo Cuerpo de Cristo bajo una sola Cabeza, cualesquiera que
sean, están llamados, a fuer de miembros vivos, a procurar el crecimiento de la Iglesia y su
perenne santificación con todas sus fuerzas, recibidas por beneficio del Creador y gracia del
Redentor (33). Los laicos, como todos los fieles cristianos, tienen el derecho de recibir con
abundancia, de los sagrados pastores, de entre los bienes espirituales de la Iglesia, ante
todo, los auxilios de la Palabra de Dios y de los sacramentos; y han de hacerles saber, con
aquella libertad y confianza digna de Dios y de los hermanos en Cristo, sus necesidades y
sus deseos (37).
Es menester, en primer lugar, que los pastores del rebaño de Cristo cumplan con su
deber ministerial, santamente y con entusiasmo, con humildad y fortaleza, según la imagen
del Sumo y Eterno sacerdote, pastor y obispo de nuestras almas; cumplido así su ministerio,
será para ellos un magnífico medio de santificación (41). La Iglesia a la que todos hemos
sido llamados en Cristo Jesús y en la cual, por la gracia de Dios, conseguimos la santidad,
no será llevada a su plena perfección sino "cuando llegue el tiempo de la restauración de
todas las cosas" (Act 3,21) y cuando, con el género humano, también el universo entero,
que está íntimamente unido con el hombre y por él alcanza su fin, será perfectamente
renovado (cf. Ef 1,10; Col 1,20; 2 Pe 3,10-13) (48).
 Cuando uno conoce sus realidades, trabajarlos se hace eficaz el resultado.
Este documento nos recuerda la esencia de nuestro ser, el desconocerla, nos
vuelve personas robotizados, solo repetimos lo que nos dicen o enseñan,
pero uno hay deseo por avivar la fe o por lo menos no hay alguien que nos
ayude a hacerlo.
 Recuerdo una experiencia que tuve en una de las parroquias del Camino
Real, con el párroco nuevo. Con el anterior había quedado de acuerdo que se
llevaría a cabo una conferencia para reavivar la fe de los laicos y todo iba
bien, hasta que se dio el cambio de sacerdote, este dijo. –yo, no me hago
responsable de este evento, vean como le hacen pero no cuenten con migo.
Sin embargo no se le pedía nada, más que su presencia o su apoyo como
párroco de aquella comunidad.
 Aquí es donde uno se pregunta, ¿Qué les pasa a estos pastores? De que
alimentan a sus ovejas. Por eso hay parroquias en donde no se sabe que
rumbo elegir, porque esperan que sus pastores los conduzcan.
 Este documento habla de que Cristo es la luz del mundo y por consiguiente,
los pastores en representación del pastor supremo también deben iluminar a
la Iglesia, más y sin embargo hay muchos casos en esta diócesis donde los
pastores solo son –tristemente- administradores de sacramentos.
 Aunque los laicos o feligreses hacen muy bien su labor , con lo poco que se
les ha enseñado.

Dei Verbum:
Escuchando religiosamente la palabra de Dios y proclamándola confiadamente, hace
cuya la frase de San Juan, cuando dice: "Os anunciamos la vida eterna, que estaba en el
Padre y se nos manifestó” (1). Dispuso Dios en su sabiduría revelarse a Sí mismo y dar a
conocer el misterio de su voluntad, mediante el cual los hombres, por medio de Cristo,
Verbo encarnado, tienen acceso al Padre en el Espíritu Santo y se hacen consortes de la
naturaleza divina. En consecuencia, por esta revelación, Dios invisible habla a los hombres
como amigos, movido por su gran amor y mora con ellos, para invitarlos a la comunicación
consigo y recibirlos en su compañía (2). Mediante la revelación divina quiso Dios
manifestarse a Sí mismo y los eternos decretos de su voluntad acerca de la salvación de los
hombres, "para comunicarles los bienes divinos, que superan totalmente la comprensión de
la inteligencia humana"(6). Por ello Cristo Señor, en quien se consuma la revelación total
del Dios sumo, mandó a los Apóstoles que predicaran a todos los hombres el Evangelio,
comunicándoles los dones divinos. Este Evangelio, prometido antes por los Profetas, lo
completó El y lo promulgó con su propia boca, como fuente de toda la verdad salvadora y
de la ordenación de las costumbres (7).
la Sagrada Escritura es la palabra de Dios en cuanto se consigna por escrito bajo la
inspiración del Espíritu Santo, y la Sagrada Tradición transmite íntegramente a los
sucesores de los Apóstoles la palabra de Dios, a ellos confiada por Cristo Señor y por el
Espíritu Santo para que, con la luz del Espíritu de la verdad la guarden fielmente, la
expongan y la difundan con su predicación; de donde se sigue que la Iglesia no deriva
solamente de la Sagrada Escritura su certeza acerca de todas las verdades reveladas. Por eso
se han de recibir y venerar ambas con un mismo espíritu de piedad (9). La Sagrada
Tradición, pues, y la Sagrada Escritura constituyen un solo depósito sagrado de la palabra
de Dios, confiado a la Iglesia; fiel a este depósito todo el pueblo santo, unido con sus
pastores en la doctrina de los Apóstoles y en la comunión, persevera constantemente en la
fracción del pan y en la oración (cf. hch, 2,42), de suerte que prelados y fieles colaboran
estrechamente en la conservación, en el ejercicio y en la profesión de la fe recibida (10).
Habiendo, pues, hablando dios en la Sagrada Escritura por hombres y a la manera
humana, para que el intérprete de la Sagrada Escritura comprenda lo que El quiso
comunicarnos, debe investigar con atención lo que pretendieron expresar realmente los
hagiógrafos y plugo a Dios manifestar con las palabras de ellos (12). Dios, pues, inspirador
y autor de ambos Testamentos, dispuso las cosas tan sabiamente que el Nuevo Testamento
está latente en el Antiguo y el Antiguo está patente en el Nuevo (16).
La Santa Madre Iglesia firme y constantemente ha creído y cree que los cuatro
referidos Evangelios, cuya historicidad afirma sin vacilar, comunican fielmente lo que
Jesús Hijo de Dios, viviendo entre los hombres, hizo y enseñó realmente para la salvación
de ellos, hasta el día que fue levantado al cielo (19). El Canon del Nuevo Testamento,
además de los cuatro Evangelios, contiene también las cartas de San Pablo y otros libros
apostólicos escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, con los cuales, según la sabia
disposición de Dios, se confirma todo lo que se refiere a Cristo Señor, se declara más y más
su genuina doctrina, se manifiesta el poder salvador de la obra divina de Cristo, y se
cuentan los principios de la Iglesia y su admirable difusión, y se anuncia su gloriosa
consumación (20). Así, pues, con la lectura y el estudio de los Libros Sagrados "la palabra
de Dios se difunda y resplandezca" y el tesoro de la revelación, confiado a la Iglesia, llene
más y más los corazones de los hombres (26).

 En consecuencia la lectura de la Biblia deberá hacer que los bautizas


renueven cada vez más su compromiso con la Iglesia de Cristo. ¿Pero qué es
lo que pasa? Que muy pocos la leen y por tanto desconocen los datos de su
fe.
 Es por eso que teniendo una fe débil, vacilan mucho y empiezan a dudar y
por consiguiente ya no saben que religión es la eficaz para la plena
salvación.
 Sin embargo, hay que tener en cuenta que la sagrada escritura es columna
vertebral para la fe en Dios pero no el único camino, ya que también esta la
santa tradición.

Gaudium et Spes:
Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro
tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas,
tristezas y angustias de los discípulos de Cristo (1). El género humano se halla en un
período nuevo de su historia, caracterizado por cambios profundos y acelerados, que
progresivamente se extienden al universo entero. Los provoca el hombre con su inteligencia
y su dinamismo creador; pero recaen luego sobre el hombre, sobre sus juicios y deseos
individuales y colectivos, sobre sus modos de pensar y sobre su comportamiento para con
las realidades y los hombres con quienes convive (4). Con respecto a los nuevos y mejores
medios de comunicación social contribuyen al conocimiento de los hechos y a difundir con
rapidez y expansión máximas los modos de pensar y de sentir, provocando con ello muchas
repercusiones simultáneas (6). En realidad de verdad, los desequilibrios que fatigan al
mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus
raíces en el corazón humano. Son muchos los elementos que se combaten en el propio
interior del hombre. A fuer de criatura, el hombre experimenta múltiples limitaciones; se
siente, sin embargo, ilimitado en sus deseos y llamado a una vida superior. Atraído por
muchas solicitaciones, tiene que elegir y que renunciar (10).
¿Qué piensa del hombre la Iglesia? ¿Qué criterios fundamentales deben
recomendarse para levantar el edificio de la sociedad actual? ¿Qué sentido último tiene la
acción humana en el universo? (11). La Biblia nos enseña que el hombre ha sido creado "a
imagen de Dios", con capacidad para conocer y amar a su Creador, y que por Dios ha sido
constituido señor de la entera creación visible para gobernarla y usarla glorificando a Dios.
¿Qué es el hombre para que tú te acuerdes de él? ¿O el hijo del hombre para que te cuides
de él? Apenas lo has hecho inferior a los ángeles al coronarlo de gloria y esplendor. Tú lo
pusiste sobre la obra de tus manos. Todo fue puesto por ti debajo de sus pies (Ps 8, 5-7)
(12). La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la
unión con Dios. Desde su mismo nacimiento, el hombre es invitado al diálogo con Dios.
Existe pura y simplemente por el amor de Dios, que lo creó, y por el amor de Dios, que lo
conserva. Y sólo se puede decir que vive en la plenitud de la verdad cuando reconoce
libremente ese amor y se confía por entero a su Creador (19).
La familia es escuela del más rico humanismo. Para que pueda lograr la plenitud de
su vida y misión se requieren un clima de benévola comunicación y unión de propósitos
entre los cónyuges y una cuidadosa cooperación de los padres en la educación de los hijos.
Los científicos, principalmente los biólogos, los médicos, los sociólogos y los psicólogos,
pueden contribuir mucho al bien del matrimonio y de la familia y a la paz de las
conciencias si se esfuerzan por aclarar más a fondo, con estudios convergentes, las diversas
circunstancias favorables a la honesta ordenación de la procreación humana. Pertenece a los
sacerdotes, debidamente preparados en el tema de la familia, fomentar la vocación de los
esposos en la vida conyugal y familiar con distintos medios pastorales, con la predicación
de la palabra de Dios, con el culto litúrgico y otras ayudas espirituales; fortalecerlos
humana y pacientemente en las dificultades y confortarlos en la caridad para que formen
familias realmente espléndidas (52).
La paz sobre la tierra, nacida del amor al prójimo, es imagen y efecto de la paz de
Cristo, que procede de Dios Padre. En efecto, el propio Hijo encarnado, Príncipe de la paz,
ha reconciliado con Dios a todos los hombres por medio de su cruz, y, reconstituyendo en
un solo pueblo y en un solo cuerpo la unidad del género humano, ha dado muerte al odio en
su propia carne y, después del triunfo de su resurrección, ha infundido el Espíritu de amor
en el corazón de los hombres (78). Las guerras recientes han traído a nuestro mundo daños
gravísimos materiales y morales, todavía a diario en algunas zonas del mundo la guerra
continúa sus devastaciones (79).
 Razones suficientes a saber, que en el mundo necesitamos más agentes de
evangelización. Y en las encuestas parroquiales nos dicen que de los setenta
y tantas parroquias en Campeche solo el 10% se encarga de hacer misiones,
y de llevar una preparación previa.
 Si hablamos de misiones solo es en la Semana Santa en donde se hacen más
misiones, pero solo se puede decir que son del momento no permanentes.
 También cabe señalar que en el mayor de los casos nos son
los sacerdotes que impulsan estas misiones, sino que, son iniciativa de los
laicos.

Propuestas
En vista de que no hay un conocimiento pleno del los Documentos Conciliares del Concilio
Vaticano II, se propone lo siguiente:
 Desde los seminarios (aunque está estipulado por el mismo concilio esta enseñanza)
poner más énfasis en el estudio de los mismos.
 Que los padres o párrocos, desde su lugar de pastoreo, se interesen por conocer ellos
mismos, estos documentos y que se le dé a conocer luego, si es necesario,
personalmente a los fieles en general no solo a los de la pastoral.
 Hoy día, se habla de una renovación del concilio, pero, como hablar de ello si no ha
habido o por lo menos no se ha hecho o trabajado con ello, salvo los cambios que se
manifestaron después del concilio. Que pasamos de un teocentrismo a una
antropología cristiana. Por lo que la propuesta seria, trabajemos más con ello de
manera más a conciencia, es decir, de conocimiento del documento, no solo de
ideas o ideologías (me atrevo a juzgar).
 Preguntando en alguna parroquia de la ciudad, si conocen estos documentos, de las
11 personas, solo dos de ella saben que existe, pero no saben de que se trata. Por lo
que recomendaría a los sacerdotes trabajar más en ello, pues se tiene la obligación
de trabajar con su plan pastoral y desde luego que ello incluye trabajar con la
liturgia, la social, misionera, etc. Bien se podría hacer un magnífico trabajo de
pastoral con ello.

VATICANO II, DOCUMENTOS CONCILIARES, San Pablo, 19681,

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