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Discurso de Carlos Payán al recibir

la Medalla Belisario Domínguez


Estos muros de la Patria mía

El C. Carlos Payán Velver: Cuando empezaba a trazar


unas líneas sobre el texto que les voy a leer no dejó de
darme vueltas en la cabeza unas líneas de un poema de
Quevedo. “Estos muros de la Patria mía”. Y a partir de ahí
pues me lancé a pergeñar lo que van a escuchar.

“Me otorgan la honrosa medalla Belisario Domínguez


cuando llego ya al último trecho de mi camino y poco a
poco he empezado a decirle adiós a las personas, los ani-
males, las cosas, los libros y los lugares que tanto he
amado en esta vida.
Me iré sin saber hacia dónde, hacia qué profundida-
des de la nada y el olvido, y me iré con la inquietud de no
ser sólo yo, ser individual y por tanto insignificante, el que
se encamina hacia el final, sino que el drama tiene dimen-
siones cósmicas, irreparables.
Es la humanidad entera la que parece encaminada a
un desenlace fatídico.
Me disculpo de entrada por este tono catastrofista.
Utilizo esa palabra, catástrofe, para no caer en el adjetivo
“apocalíptico”, un término de carácter bíblico que suena
mal en boca de un ateo irredento como lo soy, y que sin
embargo, podría ser pertinente.
Ese texto bíblico tan extraño, profético o delirante que
es el Apocalipsis, habla de cuatro caballos de fuego y de
rabia que vendrán a violentar y destruir lo existente.
No sé cuál será la cuarta de esas bestias, pero creo
que puedo referirme aquí a tres de ellas.
La primera bestia es el agotamiento y la destrucción,
por obra humana, de la naturaleza, esa madre nutricia y
fuente absoluta de vida que ya no da más de sí.

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El medio ambiente que nos arropa ya no aguanta más
maltrato y saqueo por parte de una cultura absurda, con-
sumista, sin límite, egoísta, narcisista hasta la ruina, ena-
morada de sí misma y del dinero, que en su afán por devo-
rar se está devorando a sí misma.
Y con ella jala al desastre al propio planeta y a todos
los que en él crecemos y en el que somos lo que somos.
La segunda bestia, tan inclemente como la anterior,
es la indiferencia o la abierta hostilidad y la agresión con
que un mundo privilegiado se comporta frente a las otras
tres cuartas partes de la humanidad: los despojados, los
perseguidos, los abandonados que huyen de la guerra, la
sequía, las inundaciones, la violencia y el hambre, desbor-
dando los caminos de la Tierra en una infinita caravana;
que echan mano de sus últimas fuerzas para llegar hasta
unas puertas que se les cierran en las narices, y hasta las
fronteras de naciones más favorecidas, que responden con
balas, alambradas, desprecio, insultos, deportaciones,
campos de concentración y muerte.
Hablamos de verdaderos genocidios: pueblos enteros
empujados a la extinción ante los ojos indiferentes o ira-
cundos de quienes se consideran dueños absolutos y exclu-
yentes de la seguridad, el bienestar y la riqueza.
La tercera bestia de rabia y sangre es el regreso del
fascismo. Hay quienes llaman neofascismo, protofascismo
o ultraderecha a este fenómeno que renace con alevosía en
las cuatro esquinas del planeta.
Yo, por mi parte, prefiero dejar a un lado prefijos y
eufemismos y llamarlo por su nombre puro y duro: fas-
cismo.
Hoy resurge con una fuerza inusitada esta marea ne-
gra y ponzoñosa, directa o indirectamente alimentada por
la política de Donald Trump.
A nosotros, los mexicanos, nos ha caído el mal fario
de tenerlo por vecino: un vecino prepotente e impositivo,
cavernario, xenófobo y machista, cuyos actos atrabiliarios
y cuyas declaraciones incendiarias desde la presidencia de
Estados Unidos han hecho que mucho de sus fanáticos en
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el mundo se quiten la máscara, pierdan el pudor, ganen
descaro y arrojo y den rienda suelta a la voluntad de rabia
y violencia que hasta hace poco tenían más o menos con-
tenida o camuflada.
Nuestro nuevo gobierno mexicano, al que le auguro
buen viento y buena mar en estos días de inauguración de
su mandato, tendrá que lidiar con el iracundo vecino del
Norte y su andanada fascista, haciendo un auténtico des-
pliegue de honor, valor, soberanía, imaginación y habili-
dad diplomática.
Turquía se ha convertido en el gendarme de las fron-
teras de Europa, impidiendo que los inmigrantes pasen al
otro lado.
No debemos permitir que México cumpla ese ruin papel
con respecto a Estados Unidos.
Permítanme formular aquí un resumido recuento de
algunas de las patas que le han ido saliendo al fascismo
de nuevo cuño.
Son manifestaciones en muy diversos ámbitos e in-
tensidades, pero con claros elementos en común:

1. Se apoyan en el caudillismo y el carisma.


2. No se atienen a programas fijos sino que incorpo-
ran infinidad de puntos y levantan consignas de odio se-
gún las circunstancias.
Son camaleónicos a conveniencia y sirven a la carta
las fantasías autoritarias de los sectores más regresivos de
sus sociedades.
3. Aun así, hay rasgos comunes en todos los casos:
– Persecución del contrincante político. (Aquí hago un
paréntesis para recordar que la Alemania de Hitler declaró
como enemigos principales, aunque no únicos, a los judíos
y a los comunistas y los redujo a campos de muerte en lo
que llamamos Holocausto, un suceso atroz que pensába-
mos que no volvería a ocurrir, pero que hoy se prefigura
cantando sus fobias. Por lo pronto, en nuevo fascismo ya
señaló a su enemigo insignia: los migrantes. En ellos, pero

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no sólo en ellos, algunos países han encontrado el deposi-
tario de su odio.) Continúo con las características comu-
nes:
– racismo,
– homofobia,
– islamofobia,
– antisemitismo,
– autoritarismo,
– sexismo y machismo,
– chovinismo,
– fanatismo religioso,
– ataques a los medios informativos y acoso o muerte
de sus profesionales,
– desprecio por las instituciones democráticas y, al
mismo tiempo, utilización de éstas como palanca de as-
censo al poder.
El caldo de cultivo que le sirve al fenómeno de radi-
calización hacia la extrema derecha es la circunstancia de
que las políticas neoliberales han ensanchado de manera
brutal el abismo entre una minoría de ricos y una inmensa
mayoría de pobres.
– La gran oleada de inmigración de las últimas déca-
das.
– La alarma ante la crisis del medio ambiente, de la
cual andan culpando a la sobrepoblación de desposeídos.
– Y por último, los efectos de la gran recesión que se
avecina.

Debo ser enfático en otro rasgo común a los nuevos


fascismos y que debería despertar una voz de alarma: no
pocas veces acceden a la visibilidad y al poder por medio
de mecanismos democráticos, como acaba de suceder en
Brasil.
En ocasiones se valen de los procesos electorales, de
la participación parlamentaria o ministerial, del control
heredado de las instituciones y de la politización y mani-
pulación de la justicia.

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Empecemos el recuento por los propios Estados Uni-
dos, en donde se han multiplicado los ataques y atentados
en contra de demócratas, islámicos, integrantes de la di-
versidad sexual, negros, latinos, judíos, mujeres, periodis-
tas e inmigrantes.
Sigamos por Brasil, en donde ha ganado la Presiden-
cia por escaso margen el ex militar Jair Bolsonaro, parti-
dario de la tortura, el crimen y demás métodos de la dic-
tadura que añora y a la que representa.
En España, VOX, un grupo de franquistas hasta hace
poco minúsculo, se expande, gana escaños y extiende su
política de alianzas.
En Italia, el primer ministro Matteo Sallvini, vicepre-
sidente, ministro del Interior y hombre fuerte del gobierno
en curso, ejerce la violencia de palabra y obra para impedir
que los inmigrantes lleguen a ese país o para expulsarlos.
En Francia, Marine Le Pen moderniza y depura la tra-
dición fascista de su padre para conservar sus esencias y
sus objetivos.
En Finlandia el llamado Partido de los Auténticos Fin-
landeses se ha dado a conocer con actos de violencia ra-
cista.
En Grecia la organización Amanecer Dorado retoma
el mito de la pureza racial e incorpora en su acción a ele-
mentos paramilitares.
Hungría es la cuna del Jobbik, grupo ultranacionali-
lsta, antisemita, paramilitar y adepto a la simbología nazi.
En Alemania gana terreno el NPD, partido racista y
antijudío, que niega el holocausto y protagoniza brotes de
violencia en contra de extranjeros.
En Austria gobierna la coalición formada por los con-
servadores y el fascista Partido de la Libertad.
Y hasta aquí esta enumeración de casos tan alarman-
tes y significativos como indeseables.
En México, por fortuna, el panorama que hoy se nos
abre va en sentido opuesto y podría significar el afianza-
miento de la democracia. Ojalá.

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Muchos en el resto del mundo han puesto su mirada
en este país con una enorme esperanza.
Ha llegado al poder un incansable luchador que, con
la población a su favor, arrasó en casi todo el país. No ha
tenido esta gloria otra nación, como dice el letrero lumi-
noso que corona la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de
México.
Esa indiscutible y grandiosa votación marca la fuerza
de López Obrador, pero también podría marcar su debili-
dad. Más de medio país le dio su sufragio. Pero el país so-
mos todos, todos es una multitud variopinta y cada uno
de sus integrantes pedirá la palabra a voz en cuello, cada
cual reclamando sus asuntos, tenga derecho o no, tenga
razón o no.
En la actualidad yo vivo en la actualidad en Cataluña,
en los Bajos Pirineos, alejado de la política y el periodismo,
y regresé a México para estar al lado de Andrés Manuel
López Obrador el día en que recibió el mandato de la na-
ción.
Esta Patria mía, tan deshilachada, tan pobre, tan sa-
queada, con tanto político corrupto y con tanto muerto re-
gado por su territorio.
Y ahora, para colmo, con un enloquecido presidente
de Estados Unidos que en su delirio magno, canalla y fas-
cista, quiere que sus tropas disparen a los migrantes si
uno de ellos hace ademán de lanzar una piedra a través
de la línea divisoria; que disparen a los inermes desde ese
territorio que alguna vez fue nuestro y que nos fue arreba-
tado.
Este reconocimiento que hoy me honra quiero com-
partirlo con todos ustedes y dedicarlo a este México de
hoy, con la alegría y la esperanza de que logre afianzarse
en la libertad, la igualdad y la justicia.
Pero también la quiero dedicar a todos los periodistas
muertos en nuestro país, que están sembrados a lo largo
y ancho de toda la República, a ellos más que a nadie.
Yo sé que habrá que hacer procuración para que este
Gobierno asuma siquiera un poco de las tesis del Informe
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MacBride para ayudar a los medios y que no se consuman
en el hambre y se riegue la publicidad a todos, menos a
uno, a dos, etcétera; sin un acoso universal para que haya
uniformidad ¡caramba! no tantos privilegios, tanto dinero
regado.
Que los muros que levantemos en esta Patria mía no
sean para separar a los pueblos sino murallas de valor y
buen juicio que nos protejan del embate y el yugo de todo
fascismo.
Que Andrés Manuel López Obrador, un demócrata
que llega al poder en una elección sin paralelo y después
de una vida de lucha, cumpla con estos objetivos.
Y que la sociedad mayoritaria, vigilante, crítica y so-
lidaria que se ha manifestado en estos meses mantenga a
raya a las bestias que mencioné y que no permita una re-
caída en el abismo.
Muchas gracias.
Cura, amigo de toda la vida, y que juntos desmonta-
mos cuando se quería asesinar al obispo de Chiapas, él y
yo fuimos autores de eso.

Carlos Payán Velver

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