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1 Saba Mahmood, “Teoría feminista y el agente dócil: algunas reflexiones sobre el renacimiento
islámico”, pp. 162-214, en Liliana Suárez Navaz y Rosalva Aída Hernández Castillo (edits.),
Descolonizando el feminismo: Teorías y prácticas desde los márgenes. Disponible en:
<http://www.reduii.org/cii/sites/default/files/field/doc/Descolonizando%20el%20feminismo.pdf?fbclid
=IwAR0Yok8GkBMmWsA1YeRJiYCezppLGvK-vPT_eHOgFKoHSTBQP06U1qU8WQE>
2 Gastón Bachelard, El racionalismo aplicado, Buenos Aires, Paidós, 1979, p. 12.
es como encuentran respuestas a esas interrogantes que dichas sombras dejan.
Así, los científicos que tienen teorías preestablecidas no pueden confiar totalmente
en los conocimientos más obvios que éstas les brindan, sería ir en contra del
movimiento del espíritu científico, que siempre tiende a encontrarse en debate con
lo dado, así se debe entender la ciencia y la forma en que se construye: “La razón,
felizmente incompleta, ya no puede dormirse en la tradición, ya no puede contar
con la memoria para recitar sus tautologías. Sin cesar, necesita probar y probarse.
Está en lucha con los otros, pero principalmente con ella misma. Esta vez tiene
alguna garantía de ser incisiva y joven.”3
4 Gaston Bachelard, La filosofía del no, Buenos Aires, Amorrortu editores, 2009, p.22.
otro modo los mismos pensamientos. En efecto, no creemos que el
átomo de la física moderna si no se revoca la historia de su imaginería, si
no se toman sus formas realistas y sus formas racionales, si no se
explicita su perfil epistemológico. La historia de los diversos esquemas
configura para el caso un plan pedagógico ineluctable. De alguna
manera, lo que se suprime de la imagen debe encontrarse en el concepto
rectificado. De buen grado diríamos que el átomo es exactamente la
suma de las críticas a las que se somete su primitiva imagen. El
conocimiento coherente no es un producto de la razón arquitectónica sino
de la razón polémica.5
Con lo anterior ahora plantearé la siguiente pregunta: ¿cómo hacen feminismo las
feministas? La pregunta en primera instancia puede suponer conflictos referentes
a qué corriente, o qué autores, o qué instante, qué oleada del feminismo, etcétera,
pero en concreto mutaré dicha pregunta a la siguiente: ¿cómo se hace feminismo
en los países no occidentales? Esta pregunta es más completa que la anterior,
incluso se debe aclarar más; con los estudios antropológicos de Saba Mahmood
comienza a formularse el “no” del ejercicio epistemológico para realizarse: ¿cómo
se hace feminismo en las mezquitas del Cairo? Esta pregunta es muy joven y
poco a poco en el artículo la autora nos ilumina.
5 Ibídem, p. 122.
En primera instancia aclara que entre todas las categorías teóricas que analizará,
la libertad y la agencia social son las más relevantes para su estudio; dentro de
esta analítica, empalma un debate con la autora post estructuralista
norteamericana Judith Butler quien en algunas de sus obras ha tratado con sumo
cuidado el concepto de “agencia social”. Para Saba Mahmood comienza el
ejercicio epistemológico partiendo de que la principal diferencia que se tiene entre
la concepción de Butler de agencia social y la de las educadoras de Mezquita del
Cairo es la situación no liberal en que las mujeres desenvuelven sus actividades
como mujeres.
Mahmood realizó trabajo de campo entre los años de 1995 a 19976 en cinco
mezquitas de distintos recursos económicos. El por qué distintos niveles
económicos es muy simple: uno de los principales prejuicios que se tienen
respecto a los movimientos femeninos está relacionado con las clases sociales de
las mujeres protestantes; en la mayoría de los casos (se presupone) las mujeres
con recursos más bajos son mayormente afectadas, las mujeres con altos
recursos no tienden a sufrir las necesidades, por ejemplo, de buscar un trabajo
que implique el contacto con otros hombres que tengan un puesto superior y las
obligue a sufrir acoso, violencia, etcétera, pero está la primera ruptura: el
movimiento de las mezquitas no tiene ninguna distinción entre unas mujeres u
otras.
No hay que dejar de valorar la primera parte de la pregunta: que una mujer enseñe
en una mezquita el Islam, no es tradicional. Ahí se encuentra la primera ruptura: la
enseñanza del Islam estuvo a cargo del género masculino y no del femenino. La
motivación de las mujeres está enraizada a las múltiples aristas que el
pensamiento liberal ha creado en su cultura: ellas consideran una parte
fundamental de la vida, en ese territorio, la enseñanza teológica. Pero hay un valor
sumamente importante que se destaca con las mujeres de las mezquitas y es el
hecho de sentirse libres realizando las prácticas religiosas necesarias para estar
bien con la deidad y el texto sagrado que arropan y enseñan.
7 Ibídem, p. 166.
Respecto a la libertad dice la autora: “Mi intención aquí no es cuestionar la
permitido en la vida de las mujeres en todo el mundo, sino llamar la atención sobre
las formas en las que sus presuposiciones han llegado a naturalizarse en los
estudios de género.”8
de la verdadera “raíz” de los feminismos modernos, pero deja en claro que con
que nada imposibilita algo diferente de eso, una “no libertad occidental” es la que
mezquitas está sujeta a otras condiciones históricas y sociales, así como políticas,
8 Ibídem, p. 175.
palabras, se puede decir que el conjunto de capacidades inherentes a un
sujeto, las habilidades que definen sus modos de agencia social, no son
los residuos de un individuo libre de dominación que existía antes de que
se ejercieran las operaciones de poder, sino que son, en sí mismas,
producto de tales operaciones. Tal conceptualización del poder y la
formación del sujeto nos ayuda a entender la agencia social no
simplemente como sinónimo de resistencia a las relaciones de poder,
sino como la capacidad de acción que ciertas relaciones específicas de
subordinación crean y hacen posible.9
9 Ibídem, p. 180.
10 Ibídem, p. 181.
instaura cuando reconoce que Butler enuncia que la agencia social no siempre se
establece como una forma de resistencia al poder, en sus trabajos sí se observa lo
contrario, pues la agencia social conceptualizada en la obra de Butler “se trata de
la capacidad de subvertir las normas”11.
11 Ibídem, p. 183.
12 Ídem.
En el testimonio de la mujer más activa e inquita de las mezquitas se obtuvo la
respuesta concreta de que las mujeres que son tímidas no son personas
subordinadas porque sí, o subordinadas frente a una figura masculina (la figura del
dios sí es masculina, pero el velo no se instaura como forma de dominio
masculino) sino la forma de demostrar que se puede ser una creyente y
practicante de la religión sin ser hipócrita. Porque ella afirma que si fuera tímida
cuando recién se acercaba a la palabra de su dios, iba a ser hipócrita; el ser tímido
es un estado espiritual que se alcanza tras años de estudiar y profesar la religión
islámica.
Pero además hay otro tipo de factores importantes que la autora destaca: para
muchas mujeres el velo dejó de ser una forma represiva y representa para algunas
mujeres no occidentales una forma de preservar su integridad de mujeres, de no
arriesgar su cuerpo al exhibirlo.