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Clase 1; 09-03-16
La idea de obligación que manejamos hasta el día de hoy aparece por primera vez en las Institucio-
nes de Gayo.
¿Qué entendemos por obligación?
Para entender la pregunta hay que pensar en dos cosas:
a) Qué entendemos por obligación; y b) Cómo definimos obligación.
Definimos obligación como: el vínculo jurídico en virtud del cual una persona debe ejecutar una
conducta.
Ahora bien, según Gayo las obligaciones provienen o del delito o del contrato. Para Gayo la perso-
na se obliga a través del delito o del contrato.
¿Qué quiere decir jurídicamente que usted esté obligado? El efecto de la obligación.
El derecho de las obligaciones determina la forma en que ellas se extinguen. ¿Hasta cuándo uno
está obligado? ¿Cómo se libera la persona del vínculo en que consiste la obligación?
Además, hay que preocuparse de la prueba de las obligaciones.
Utilizamos en la expresión “obligación” las nociones de “deber” y “vínculo”. Esto es porque existe
una especie de ambigüedad en dichas expresiones.
Podemos entender la idea de obligación como: la necesidad jurídica de ejecutar una conducta. Esta
la idea de la noción “deber”. Usaríamos la expresión obligación para referirnos a un deber, por
ejemplo, Viviana debe pagar, pues ella tiene una obligación.
La noción de deuda es ininteligible si no se la relaciona con la noción de crédito. No se puede deber
en abstracto.
Utilizaremos indistintamente las nociones obligación, deber y deuda. El problema con esto es que se
pierde el vínculo, pues obligación significa ligar.
Una segunda concepción de la obligación es que hay una correlación entre la deuda y el crédito. Se
debe exactamente lo que se puede cobrar y viceversa; deuda y crédito serían correlativos; esto tam-
bién se llama obligación.
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El deber es la parte pasiva de la relación, aquello en lo que uno está obligado hacer; el crédito es la
parte activa, pues está la posibilidad de exigir ese deber.
Según Gayo es frecuente que las obligaciones provengan de actos de la autonomía privada del suje-
to. Las obligaciones provienen de los contratos, pero además, de los delitos.
Una obligación que surge de un delito es, si este causa un daño, surge una obligación de reparar el
daño.
En el derecho chileno hay una clasificación pentagonal de las fuentes de las obligaciones. Están el
contrato, el cuasicontrato, el delito, el cuasidelito, y la ley. (Art. 2284, 578).
Las obligaciones son vínculos jurídicos que relacionan crédito con deuda. Son jurídicos pues de-
penden del derecho, no de la voluntad.
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Clase 2; 11-03-16
Las obligaciones las vamos a considerar como un vínculo entre un crédito y una deuda, de manera
tal que el crédito se corresponde con la deuda: son correlativos. Aquello que tengo derecho a cobrar
es lo que se me debe. Salvo, que sea posible pensar en una obligación donde haya deuda, pero no
haya responsabilidad. Esta salvedad corresponde a las anomalías llamadas obligaciones naturales.
Lo peculiar de las obligaciones naturales es que hay deuda, el extremo pasivo de la obligación está
ahí, se paga lo debido. No obstante, la anomalía se encuentra en el crédito.
Hay una deuda, ya que, si se paga el acreedor tiene derecho a retener. El problema está en el crédi-
to: quien paga, paga bien, porque hay deuda; pero el acreedor de la obligación no la puede cobrar
porque no hay crédito.
El acreedor carece de acción para cobrar su crédito. No obstante esto, cuando al acreedor se le paga,
porque hay deuda, tiene derecho a retener lo que se le ha pagado.
¿Por qué importa que las obligaciones naturales se queden de forma taxativa en el art. 1470 o se
extiendan de ese artículo? ¿Cuál es la importancia?
Si consideramos la justificación de las obligaciones naturales está en la moral, habría una obliga-
ción natural cada vez que el legislador lo disponga. En cambio, si tomamos la otra justificación el
artículo quedaría taxativo.
La importancia está en que las obligaciones naturales se pueden novar, caucionar, etc. En cambio en
los casos en que se puede retener no es claro si se pueden caucionar, novar, etc.
Hay ciertas figuras en que se produce el mismo efecto típico de las obligaciones naturales: poder
retener lo que se ha dado o pagado, pero no poder cobrarlo.
La respuesta está en que hay algunos efectos que no están claros en todos los casos sino solo en las
obligaciones naturales.
La pregunta sobre la taxatividad radica en que, si estos efectos se radican en todos los efectos.
¿Qué pasaría si los esponsales fueran caucionados por un fiador? Al no ser obligaciones naturales
no podrían caucionarse (la caución es una obligación civil en este caso); si fueran obligaciones na-
turales sí hay caución.
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Peñailillo distingue dos grupos de obligaciones en este artículo: a) obligaciones anulables o rescin-
dibles, numerales 1 y 3; y b) obligaciones que fueron civiles, pero terminaron desvirtuadas, 2 y 4.
No todas las incapacidades producen obligaciones naturales, solo los relativos: menores adultos.
Los disipadores interdictos al estar interdictos se eliminan. La regla queda limitada al menor adulto.
Obligaciones anulables:
Un problema que se plantea es el tiempo en que nace la obligación natural.
¿Desde cuándo hay obligación natural?
Hay dos posturas: a) Que la obligación es natural desde que se contrae; y b) que es natural desde
que se declare la nulidad por sentencia judicial.
a) El argumento de la primera postura es por el tenor literal del artículo, que se expresa como “con-
traídas”. Y según un ejemplo del artículo 2375 n°1, ya que, trata de una obligación natural sin que
sea declarada nula, o sea, que nace como obligación natural. El artículo 1471 traduce la misma idea.
Este es el argumento más importante para esta postura.
B) Un argumento para esta postura es que, según el artículo 1687, pues la nulidad sólo produce sus
efectos una vez declarada judicialmente. Antes de que la obligación sea nula, es válida; que sea
válida significa que es civil, por lo tanto sus efectos pueden ser exigidos. Pero esto no se puede
aplicar a las obligaciones naturales.
Por lo mismo las obligaciones nacen como naturales.
¿Desde cuándo es natural la obligación? ¿Desde que transcurrió el plazo para accionar la prescrip-
ción o desde que esta se declara judicialmente?
Quien debe aprovecharse de la prescripción debe alegarla. Si se quiere aprovechar, se debe deman-
dar.
Reglas: art. 2514 y 2493. El 2514 está después del 2493.
La respuesta a la pregunta es desde que la prescripción se declara judicialmente.
Art. 2494.
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Clase 3; 14-03-16
Lo propio de una obligación es enlazar dos extremos: el crédito, que es el sujeto pasivo de la obli-
gación; y la deuda.
Si entendemos esto así habrá un problema con el artículo 1470, pues hay una anomalía en las obli-
gaciones naturales: no hay nada que enlace a la deuda.
Un caso que se da son los esponsales (desposorio): Se regula en los arts. 98 a 101. Hay una multa
que se da en el caso de incumplimiento de la promesa de matrimonio. Esta multa no se puede exigir,
pero si se paga no se debe devolver. No es una obligación civil, pues no hay acción.
Si hay una caución en el matrimonio y estamos en el 1470 se podría exigir la caución, pero al no
estar dentro del artículo, no se puede exigir.
(Iñigo de la Maza: Las obligaciones naturales son el tributo que paga el derecho a la moral).
Si las obligaciones naturales son solo las que fueron civiles y se desvirtuaron o anularon este caso
no sería una obligación natural, pero, si fueran las obligaciones naturales deberes morales, este caso
sí sería una obligación natural.
Otro caso es el pago de un acto celebrado con objeto ilícito o causa ilícita a sabiendas: Está regula-
do en el artículo 1687. Aquí las partes vuelven al estado anterior a la celebración del contrato si el
acto es nulo.
¿Se cumple una obligación natural si se pagó? ¿Se puede retener lo pagado pese a que hay objeto
ilícito?
Sí se puede retener lo pagado; es uno de los pocos casos en que el derecho tolera el enriquecimiento
sin causa.
Este artículo no se puede racionalizar de buena forma, por lo tanto habría anomalía.
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Pago sobre el límite fijado en un convenio: La remisión es una forma de extinguir de las obligacio-
nes. Acá si se paga una obligación que fue remitida, se paga lo que no se debe, por lo que se puede
repetir lo pagado.
Si se extingue la acción por la nulidad o prescripción la obligación subsiste, pero la exigibilidad no.
La remisión no tiene regla expresa por lo que provoca su efecto propio.
Si se paga lo no debido y hay otros acreedores, estos pueden ir por ese pago.
Pago de intereses no estipulados: Los intereses se mueven bajo la premisa: el uso del dinero cuesta
dinero. Los intereses son el precio que se paga por usar dinero.
El interés corriente es el que si nadie dice nada, se paga lo estipulado.
Ley 18.010.
¿Hay obligación natural en este caso?
Pues nadie presta sin intereses, y si se pagan es porque en algún momento las partes pactaron esto,
no es por error. Hay un paralelismo entre esta regla y las obligaciones civiles desvirtudas.
Pago de deudas de juego y apuesta: El código distingue entre juegos de azar y de destreza; aquí
también se pueden distinguir los juegos de azar y de inteligencia.
Los juegos de azar sufren de objeto ilícito.
Los juegos de destreza corporal producen obligación civil; mientras que los de inteligencia los de
obligación natural.
Es una de los casos más claros de obligación natural junto con los esponsales. Es una obligación
natural porque el legislador privó una parte de la eficacia del juego de inteligencia.
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vil) cuando este última se vuelve natural pasa lo mismo con la accesoria, esto es porque lo
accesorio sigue la suerte de lo principal. Cuando se constituye la caución después de que la
obligación fue declarada como natural la caución se constituye como una obligación civil.
El que la caución valga quiere decir que es una obligación civil. Cuando la caución se cons-
tituye antes de que la obligación civil se vuelva natural hay que ver caso a caso la caución.
En la obligación por falta de prueba: puede aplicar; cuando es por falta de solemnidad sí
puede operar.
¿Qué significa que las cauciones valdrán? Valen porque se puede garantizar con obligaciones civi-
les las obligaciones naturales.
Clase 4; 16-03-16
Para que haya mora debe darse el caso en que se le pueda exigir. Hay una obligación, pero una na-
tural, cuyo cumplimiento no se puede exigir.
Art. 2514 las obligaciones prescriben con el paso del tiempo.
Si se renuncia a la prescripción no se puede “pagar” una obligación natural, pues si se renuncia a la
prescripción la obligación no deja de ser civil.
La obligación se entiende como una relación obligatoria: es un vínculo entre un crédito y una deu-
da. Las obligaciones naturales son una anomalía de esta definición.
¿De dónde surgen las obligaciones? Esto es lo que se denomina fuentes de las obligaciones.
Fuentes de las obligaciones son los hechos o actos donde las obligaciones surgen.
Para Gayo las obligaciones vienen del acto voluntario o del delito. Luego la idea sigue en Pothier.
Hay cinco fuentes de las obligaciones: contrato, cuasi contrato, delito, cuasi delito y la ley.
Una obligación cuasi contractual es el pago de lo no debido.
Una crítica de esta clasificación es que es demasiado amplia, se dice que solo está la ley y la volun-
tad. Y otra crítica es que faltan fuentes de las obligaciones: el enriquecimiento sin causa y la decla-
ración unilateral de la voluntad.
Art. 2284: regla que indica por qué Chile tiene una clasificación pentagonal.
¿Qué pasa con las fuentes que no fueron consideras por el legislador?
¿Podemos afirmar que cada vez que hay un enriquecimiento sin causa y una declaración unilateral
de la voluntad son fuentes de la obligación? Si la respuesta es afirmativa, serían fuentes.
¿El ordenamiento tiene casos donde explicite que de estos casos surgen las obligaciones?
Art. 1576: regla que impone el código. Le pago el crédito a alguien quien aparentemente pensaba
que era el acreedor (se está de buena fe).
A le debe a B; pero le paga a C. Como pagó se extingue la obligación, B no le puede cobrar, pero
no puede dirigirse a C, pues no hay obligación entre ellos. Hay enriquecimiento sin causa. La solu-
ción depende si es que el enriquecimiento sin causa es o no fuente de las obligaciones.
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La obligación de sustituir de C a B solo dependerá si hay una causa que justifique esa obligación.
Si solo atendemos a la clasificación pentagonal no hay fuente, pero si consideramos al enriqueci-
miento sin causa, sí habría obligación.
Hay un principio general en el derecho de obligaciones en el cual el aumento del patrimonio debe
tener una justificación jurídicamente plausible.
El estado de necesidad es el margen en la frontera del derecho de propiedad.
Los beneficios deben estar jurídicamente causados o justificados. El legislador lo que no admite son
beneficios que le correspondían a una persona y sin una causa suficiente son gozados por otra.
El enriquecimiento sin causa: hay un beneficio que le corresponde a “A”. Ese beneficio, sin embar-
go, lo está gozando “B”. Cuando nos preguntamos con respecto a esto no encontramos una justifi-
cación jurídicamente suficiente.
El planteamiento es mejor como: si hubo un beneficio que gozó o no el titular, y no como un enri-
quecimiento-empobrecimiento.
En Chile, al parecer, no se necesita un empobrecimiento.
El enriquecimiento sin causa funciona de manera residual: solo hay acción del enriquecimiento sin
causa cuando no existe otra acción específica en el ordenamiento jurídico.
Por ejemplo, primero se puede exigir nulidad.
Art. 1576: para casos como este funciona el enriquecimiento sin causa, pues no hay otra acción.
Si hay una acción específica antes de la del enriquecimiento sin causa, y se utiliza el enriquecimien-
to sin causa, esta última está destinada a fracasar.
El enriquecimiento sin causa en el derecho chileno es que no hay una regla en el C.C que califique
al enriquecimiento sin causa como fuente de las obligaciones; hay un conjunto importante de casos
donde se regulan situaciones iguales al enriquecimiento sin causa, se regulan específicamente situa-
ciones parecidas al enriquecimiento sin causa; ¿qué sucede cuando se regulan situaciones de enri-
quecimiento sin causa y no hay regla? Depende de si consideramos al enriquecimiento sin causa
como fuente de las obligaciones.
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Clase 5; 18-03-16
Una obligación es un vínculo entre un crédito y una deuda, en términos tales que uno se correspon-
de al otro. Esta es una situación relativamente frecuente en las sociedades actuales. ¿De dónde surge
esta situación? La pregunta se contesta a través de lo que denominamos fuente de las obligaciones.
El código establece una clasificaciones pentagonal (contrato, cuasi contrato, delito, cuasi delito y la
ley) pero nos preguntamos si hay más fuentes u otros lugares de donde surgen. Estos serían el enri-
quecimiento sin causa y la declaración unilateral de la voluntad.
El enriquecimiento sin causa es un beneficio que goza otro sin tener una justificación jurídicamente
suficiente.
Los únicos hechos que importan en la sentencia son los acreditados, no los que afirman las partes.
La resolución no solo tiene efectos extintivos, también restitutorios e indemnizatorios.
Para utilizar el enriquecimiento sin causa no debe haber ninguna otra acción.
Suma alzada: Una sola suma; un solo pago. Yo le pago y usted lo hace.
Causa: es un antecedente que lo justifique (ley, contrato o costumbre).
Si hay un contrato ¿puede haber enriquecimiento sin causa? Depende siempre del caso. En el caso
de la sentencia sí habría, pues se encarece una prestación que no estaba regulada en el contrato,
entonces pensamos ¿quién debe soportar el costo de la prestación? Si lo soporta el deudor diremos
que no hay enriquecimiento, pero si lo sostiene el acreedor sí lo hay.
El enriquecimiento sin causa siempre es algo subsidiario.
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Las obligaciones son un vínculo entre dos partes, que surge de cinco fuentes y tal vez de otras dos
que no son consideradas por completo por el legislador.
La estructura de la obligación es un vínculo entre un crédito y una deuda; un vínculo entre dos par-
tes. Hay que prestar atención a las partes, a lo personal.
¿Sobre qué recae el vínculo? ¿Qué es aquello que se puede exigir? ¿Qué es aquello que se puede
cumplir? Esto es lo que se llamará el contenido y el objeto de la obligación.
Hay primero que entender si la obligación es de dar, hacer o no hacer.
No hay que confundir el contrato con la obligación; en un contrato pueden existir varias obligacio-
nes.
¿En qué consiste un dar, un hacer y un no hacer? ¿Cuál es el contenido de las obligaciones?
Un hacer involucra una conducta. Generalmente las obligaciones son de hacer y no hacer. El dar es
un particular hacer, ya que, es una conducta que consiste en dar.
¿Qué vamos a entender por dar? Es transferir el derecho o constituir derechos reales sobre la cosa.
Son obligaciones donde el deudor debe transferir la cosa o constituir derechos reales sobre ella.
(El arrendador se obliga a hacer).
Las obligaciones de dar son aquellas en que la conducta u objeto de la deuda consiste en transferir
el dominio o cualquier otro derecho real.
Denominamos obligaciones de hacer, a todas aquellas que exigen una conducta distinta de las de
dar. Y obligaciones de no hacer son las que involucran una abstención; que usted deje de hacer algo
que tendría derecho a hacer (como una prohibición de enajenar) o que tolere algo que tenía derecho
de impedir. Las obligaciones de no hacer pueden incurrir en pequeñas conductas, pero hay que fi-
jarse más bien en la obligación principal.
Clase 6; 21-03-2016
Existe un vínculo que enlaza el crédito y la deuda, y a este vínculo lo denominamos obligaciones.
Una vez que miramos de forma más profunda el vínculo vemos que existe un deudor y un acreedor.
Por lo mismo nos damos cuenta que existen partes.
El contenido de la obligación: sobre qué pueden recaer las obligaciones; usted se obligó a algo y yo
me comprometo a algo; a qué nos obligamos; de qué van las obligaciones.
Clasificación de las obligaciones según su objeto: de dar, de hacer y de no hacer.
Podríamos decir que las obligaciones pueden ser solo de hacer y no hacer.
Las obligaciones de hacer pueden ser fungibles o no. Las fungibles son las que no dependen de la
persona, mientras que las no fungibles, son las que sí dependen de la persona que se obliga. Estas
últimas son intuito persona.
Una obligación de hacer fungible puede ser que alguien contrate la reparación de un refrigerador;
una obligación de hacer no fungible puede ser la del reconocimiento de un hijo.
Una obligación de no hacer es una cláusula de no enajenar.
Una obligación de tolerar es dejar que en mi muralla se apoye un andamio.
Una obligación de entregar es la restitución, por ejemplo, el comodato (préstamo de uso).
Hay obligaciones precisan que se transfiera materialmente una cosa (la obligación de entregar). La
obligación del comodato no es translaticia (no transfiere el dominio), pues solo es un tenedor tem-
poral. Es por esto mismo que no es una obligación de dar (que sí son translaticias).
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¿A dónde vamos a encajar estas obligaciones (dar, hacer, no hacer, entrega)? ¿Dónde las vamos a
subsumir?
Conceptualmente la entrega es una obligación de hacer, pues no constituye derechos reales o no
transfiere el dominio.
Hay reglas que nos llevan a confusión en el código civil:
Art. 1548, sugiere que la obligación de dar contiene la de entregar. Este argumento no es particu-
larmente poderoso, pues es obvio. Dice que dar contiene la de entregar.
Art. 1793, inaugura la compraventa. La obligación de dar es la entrega. El legislador utiliza la ex-
presión entrega para significar una obligación de dar. Es un buen argumento.
Art. 580 y 581, este argumento intenta defender que las obligaciones de entrega son las obligacio-
nes de entregar. El artículo responde a las acciones. Si las acciones son muebles o inmuebles. En
este caso las acciones siguen lo que tratan: si persiguen un mueble, son acciones muebles; y si per-
siguen inmuebles, son acciones inmuebles. Son muebles o inmuebles según recaen.
“Los hechos que se deben se reputan muebles”, por lo que la acción se reputa mueble. Si la acción
de un inmueble es inmueble, no es un hecho, pues los hechos se reputan muebles. La entrega no
sería un hecho, porque la acción es mueble, por lo que sería un dar.
Tratamos la entrega como una obligación de dar. Según Peñailillo debemos distinguir el por qué se
está entregando: o porque se tiene que transferir el dominio, o por una razón diversa.
Si pensamos en el comodato, el comodatario también debe restituir la cosa, pero esa entrega no
transfiere el dominio, y como no se puede hacer que esa entrega sea una obligación de dar, será una
obligación de hacer.
No se puede dar una respuesta rotunda de forma que siempre la entrega sea una obligación de dar o
de hacer. Debemos ver cada caso si es que la entrega es de dar o hacer.
¿Tiene el mismo régimen las obligaciones de dar, hacer y no hacer? No; por esto es importante dife-
renciarlas. Tiene interés procesal: hay procedimientos distintos en cada caso.
El procedimiento de la obligación de entrega es el mismo que el de la obligación de dar.
La mora es un requisito de la obligación; no basta el solo incumplimiento, hace falta la mora.
La condición resolutoria tácita (art. 1489): regla de las obligaciones de dar. No se puede pedir sólo
la indemnización, esta debe ir acompañada.
Las obligaciones de hacer tienen un régimen distinto a las obligaciones de dar. Este está en el art.
1553: se puede pedir autónomamente la indemnización de perjuicios. En este artículo se permite
que solo se pida la indemnización de perjuicios.
Perjuicios moratorios: los que se derivan del solo hecho de la tardanza.
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Acumulativas: se deben muchas cosas y hay que cumplirlas todas. No se termina de cumplir mien-
tras no se hayan satisfecho todas las obligaciones.
Si es una sola obligación con objeto múltiple esa obligación se entenderá cumplida si no se cumplen
todas; si son muchas obligaciones con objeto único, estas se entenderán cumplidas cuando se cum-
pla cada una por separado.
Para diferenciar estas dos no hay una respuesta abstracta, hay que ver el caso concreto, dependiendo
del contrato y sus circunstancias.
Alternativas (art. 1499): se deben varias cosas por lo que la ejecución de una de ellas exonera las
demás. Se deben varias cosas, pero se satisface la obligación con la ejecución de una sola. Hay una
elección; supone un nuevo acto.
El primer acto es donde se configura la obligación (la creación del contrato); segundo acto puede
ser del deudor o del acreedor, que es cuando se precisa cuál de las cosas es aquella que exactamente
se debe. Lo peculiar es que hay una nueva declaración de voluntad. El contrato no queda del todo
completo con la sola disposición de las alternativas, para que quede completo debe existir una nue-
va declaración de voluntad que precisa sobre qué conducta u objeto va la obligación.
¿Quién puede elegir? ¿Qué pasa si nada se dice? La regla general, la elección es el deudor. Las par-
tes mediante una escrituración pueden disponer que la elección sea del acreedor.
Esta elección tiene importancia en dos cosas: la conservación y la pérdida de la cosa debida.
El deber de conservación es mínimo. El deber de conservación alcanza a que quede algo, alguna de
las tres cosas, pues se debe cumplir con cualquiera de las tres. Si la elección es del acreedor el deber
de conservación es máximo.
En el primer caso el acreedor no puede demandar si es que la cosa se pierde; en cambio, en el se-
gundo caso, el acreedor sí puede demandar.
La pérdida de la cosa debida por caso fortuito, es un modo de extinguir las obligaciones, art 1502 y
1504.
Clase 7; 23-03-2016
La expresión obligación puede designar dos cosas: de una parte empleamos obligación para referir-
nos a un extremo de este vínculo, que es la deuda; pero, también para referirnos al vínculo comple-
to, al acreedor y deudor.
Hay obligaciones de objeto simple y objeto múltiple. En estas últimas se encuentran las alternativas
y las facultativas.
En las alternativas se debe elegir, ¿qué efectos se producen?
Si escoge el deudor: una vez que elige debe conservar la cosa; una vez que elige solo se puede de-
mandar eso; una vez que elige, si la cosa se pierde ¿quién asume el riesgo? Depende si es por culpa
o caso fortuito, y, ¿es total o parcial?
La obligación facultativa tiene por objeto cosas determinadas, pero el deudor tiene la posibilidad de
escoger con qué pagar. La obligación recae sobre un objeto, pero el deudor, si así lo desea, puede
pagar con otro. ¿Qué pasa si ese objeto se extingue?
Si se extingue por culpa debe indemnizar por la “perpetuatio obligationi”; si es por caso fortuito se
extingue la obligación.
Siguiendo con el objeto de la obligación hay que distinguir entre las obligaciones de género y las de
especie o cuerpo cierto.
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En las obligaciones de cuerpo cierto el objeto está identificado de tal forma que somos capaces de
distinguirlo de cualquier otra cosa.
Basta que individualicemos las cosas de una manera que permita distinguirlas de una manera parti-
cular, en términos que no resulten fungibles, o sea, que posean el mismo valor liberatorio.
Una primera cosa en el género, es que hay que determinarlas o al menos deben ser determinables.
En el género hay un conjunto de individuos que son caracterizables de una forma.
No hay un criterio matemático para cuando nos encontramos en un género o cuando nos encontra-
mos con una especie o cuerpo cierto.
¿Qué riesgos asumen las partes?
La pérdida de la cosa debida solo extingue obligaciones de cuerpo cierto.
Hay que pensar esto de forma pragmática; tenemos obligaciones de especie o cuerpo cierto, género
y género limitado.
Hay que preguntarnos para qué estamos distinguiendo, si no tiene ni una utilidad no es necesario
distinguir.
¿Por qué es importante distinguir?
Para ver quién soporta la pérdida por caso fortuito; porque en las de especie o cuerpo cierto hay
obligación de conservar; y porque en las de especie o cuerpo cierto solo se paga con esa cosa espe-
cífica.
En la fungibilidad hay que estimar si hay o no deber de conservación. Mientras menos fungibilidad
más deber de conservación. Por ejemplo si digo: le vendo un Ford, hay tantos ford’s en el mundo
que no me es necesario conservar m Ford. En cambio, si digo: te vendo el auto de Janis Joplin y esta
solo tiene dos autos, hay menos fungibilidad, por lo que hay que conservarlo.
No importa cómo está formulada la oración, sino que importa la realidad, las circunstancias del
negocio y la apariencia que vamos a proteger.
Hay géneros tan indeterminados que, suelen tener problemas, como el pensar que hay falta de serie-
dad. Si es extremadamente indeterminado se puede pensar que no hay seriedad.
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Favor rebitoris: doctrina que está en retirada; las decisiones que tomemos deben estar a favor del
deudor. Hay que defender al deudor cuando este es mucho más débil que el acreedor, por ejemplo,
el consumidor.
Un género cuyos individuos son identificados se vuelve en una obligación de género. Un caso posi-
ble es que desde un comienzo la obligación sea desde el comienzo una obligación de especie o
cuerpo cierto. Otra forma es apartar los objetos al momento de pagar.
Hay que atender a las circunstancias. Aunque esté nombrada como género, hay que ver si se especi-
ficó. Por ejemplo: te vendo 50 botellas de gato negro; y después se dice: te vendo las 50 botellas de
gato negro que están en la bodega. Ahí cambia el sentido, la cosa, el objeto se especificó.
Los derechos son una parte de algo. Los derechos de un inmueble son una parte de este, pero no
físico.
El error funciona distinto tratándose de obligaciones de género y obligaciones de cuerpo cierto.
Aun tratándose de obligaciones de especie o cuerpo cierto se puede especificar más, explicitando
particularidades de la cosa que esta quiero que tenga.
Lo que se debe siempre tiene que estar determinado, pero, ¿cómo se determina? Se puede determi-
nar con mayor o menor precisión.
Con menos precisión es cuando solo se determina el género y la cantidad. El género debe ser alguna
clase que tenga cierto sentido para el derecho, que evidencie seriedad.
La especie o cuerpo cierto es un individuo que está determinado de tal manera que no admite fungi-
bilidad, solo se puede pagar con ese objeto, y ningún otro.
Esto tiene importancia porque operan efectos distintos dependiendo de si estamos en género o espe-
cie o cuerpo cierto.
Puede haber niveles mayores de la especificación en la especie; se puede exigir más de la calidad
media o se puede pedir menos.
Clase 8; 28-03-2016
Genealogía entre la obligación y su eficacia: Lo que pasa mientras las obligaciones se forman afecta
en su eficacia.
Por regla general las obligaciones son causadas; la abstracción es una excepción del ordenamiento
jurídico.
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Las obligaciones abstractas se entienden como: la genealogía de las obligaciones no repercuten en
las abstractas (siempre y cuando estas ya estén circulando); son excepciones. Sabemos que existen
porque la ley lo indica. Lo justifica la necesidad de certeza jurídica respecto de ciertos instrumentos.
La noción de obligación es un vínculo entre dos partes. Pero, ¿de qué recae el vínculo? Del objeto
de la obligación.
¿A qué obligan las obligaciones (entendiéndolas como deuda)? ¿Cuál es el contenido de la deuda?
El contenido es de dar, hacer o no hacer.
¿Cuándo se entenderá cumplido aquello a lo que usted se obliga?
X se obliga a cantar, entonces, ¿cuándo se cumple la obligación? ¿Cuándo presta el servicio o cuan-
do lo intenta? ¿Cuándo entrega el resultado o cuando lo intenta?
Toda obligación suele obligarse bajo ciertas condiciones, bajo ciertos riesgos. Todo contrato está en
un marco, en un contexto.
Frente a la pregunta cumplió o no su obligación, hay que pensar cuál era la obligación, a qué se
obligó, cuál es el contenido.
Si X se obligó a cantar, se incumple; mientras que si X se obliga a intentar, a hacer lo posible por
cantar, cumplió.
Estas son las obligaciones de medio y de resultado.
Todas las obligaciones involucran un resultado, pues toda obligación inteligible como tal pretende
satisfacer las necesidades de las partes.
(Ojo con las obligaciones profesionales; por regla general son todas de medio, pero hay que enten-
der qué disponen o entienden las partes).
Hay que pensar en qué consiste el resultado.
Obligaciones de medio: El incumplimiento depende del celo que se puso en conseguir dicho resul-
tado, del cuidado que se puso en conseguir el resultado propuesto, en la falta de negligencia. En que
la persona se porte de acuerdo a las reglas que norman la disciplina de la profesión (Lex artis).
Uno se puede comprometer a un comportamiento diligente, esto es, según las reglas del oficio o
profesión.
Hay resultados distintos: en algunos lo que desea el acreedor no está comprendido en el contenido
de la obligación. Cuando ese único resultado (la diligencia) es lo que se compromete, se le llama
obligación de medio.
En cambio, cuando lo que se compromete, está más allá de la diligencia, se le denomina obligación
de resultados.
Siempre hay un resultado, pero, cuál es el resultado, la diligencia o algo más que la diligencia.
Hay que tener un criterio (pragmático) para resolver esto. Hay que ver cuáles son las expectativas
que tienen las partes. Estas esperan la diligencia o algo más que ella.
Sentencia (Rep. Médica): Hay una casación en la forma, o sea, que la forma de la sentencia es de-
fectuosa. Basta esto para botar la sentencia. No va a importar el fondo, pues la forma está mala.
Ultra petita: Se da más o algo distinto a lo que se solicitó.
La mayoría de las veces la responsabilidad médica es contractual. Por lo que la sentencia sería in-
cumplimiento contractual.
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En el caso de la sentencia es un contrato con contenido patrimonial, pero que regula materias extra-
contractuales.
El incumplimiento aquí es que no hubo tratamiento adecuado, la muerte de la persona es irrelevante
en este caso.
¿Se adecuó a la Lex artis? Si la respuesta es sí: ¿es relevante la muerte de la persona? Pues el con-
trato se cumplió (la obligación de medios). La obligación se extinguió con el cumplimiento (pago).
Contrato de dinero: caso de incumplimiento contractual. La pregunta es, en qué consiste la obliga-
ción. Hay que ver el contenido de dicha obligación. ¿Se adecuó o se adecuaron los médicos a las
reglas de la Lex Artis?
En derecho civil únicamente se repara el daño causado; si el comportamiento no causa el daño, no
se le culpa.
En las obligaciones siempre hay un resultado, la pregunta es, ¿cuál es ese resultado? Hay que revi-
sar el contexto y expectativas que tienen las partes.
Es el deudor quien tiene que probar, pero lo que tiene que probar es algo distinto en cada caso (me-
dios y resultados).
Clase 9; 30-03-2016
El dinero, la entrega de dinero, el pago de una suma de dinero es la prestación más habitual de las
obligaciones. Esto determina que hay que prestarle principal atención a las obligaciones cuya pres-
tación consististe en una suma de dinero.
El dinero, jurídicamente, se trata de un bien mueble, de una cosa que puede desplazarse de un lugar
a otro.
La función que desempeña el dinero en economías como la nuestra es que, ante todo se piensa en el
dinero como un bien que se utiliza para intercambiar por otros. Esta, claro, no es la única función
que tiene, pero es una función importante (sirve para intercambiarlo por otras cosas).
El dinero es muy fungible: puede ser cambiado por una cantidad increíble de cosas. Las economías
reposan en el intercambio del dinero.
La virtud que tiene el dinero –en economías complejas- es que elimina la necesidad de doble coin-
cidencia en el intercambio.
Ejemplo: X necesita ropa, necesita un traje porque se va a casar. Si las tareas están suficientemente
diversificadas, X no se dedica a la confección de trajes, por lo que debe recurrir a un confeccionista
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de trajes. ¿Cómo colabora X con Y que se dedica a la confección de trajes? Para que se satisfaga el
interés de ambos, el interés de X debe satisfacer el de Y. La pregunta es, ¿qué tiene X que interese a
Y?
La doble coincidencia: una parte necesita una cosa, un bien que la otra necesita. Lo que hace el
dinero es eliminar esta doble coincidencia.
De esta forma X puede satisfacer el interés de Y, pese a que no tenga nada más con que satisfacer la
pretensión de Y.
El dinero es la forma con la que asignamos valor a las cosas comerciables. Es susceptible de ser
intercambiado de cualquier cosa que resulte comerciable.
Hay veces, claro, que hay que determinar cosas en dinero que no son comerciables, como si X atro-
pella a Z y debe indemnizarlo.
Además de la fungibilidad, hay quizá una segunda característica que debemos anotar en el dinero y
que lo hace interesante.
Si aceptamos que el dinero es una medida de valor y aceptamos que las zapatillas de X cuestan mil
pesos, hay que preguntarnos cuánto cuesta el dinero.
El dinero tiene un valor inmanente en cuanto objeto. Por lo tanto un billete puede tener valor en
cuanto al esfuerzo que fue necesario para construirlo o el valor que tienen los materiales. Pero,
¿cuánto vale un billete de mil pesos? Respondemos generalmente que vale mil pesos, pero no pen-
samos en el valor que costó hacer el billete, no pensamos en los materiales.
¿Qué sucede si suprimimos los valores? Lo que el mercado le atribuye. ¿Cuánto pagaremos por un
billete de mil pesos que está fuera de circulación? Lo que el coleccionista quiere.
No solemos pensar en el valor inmanente del dinero, pues no tiene demasiado sentido. No vamos a
pagar quinientos pesos por una moneda de quinientos pesos.
Un billete es igual a otros porque el valor del dinero (no el valor del objeto en particular, su valor
inmanente), sino que el valor que nos interesa es el valor que se puede obtener a través de eso.
Nos interesa el dinero por lo que podemos obtener a cambio, ¿Qué puedo adquirir, intercambiar?
Al pensar en el valor de cambio descubrimos otras cosas, porque la pregunta es ¿cuál es el valor de
cambio de 5000? Lo que se puede adquirir con eso. Pero si eso es el valor hay un riesgo de volatili-
dad del dinero, pues el valor del billete se mide de acuerdo a otras cosas. Lo que podíamos comprar
hace 10 años no lo podemos comprar ahora.
El valor del cambio del dinero es volátil. Es así porque a veces aumente y a veces disminuye.
¿Por qué un billete de 1000 nos permite comprar x hoy, y mañana x-1? ¿Por qué hoy se puede cam-
biar dinero por una cajetilla de cigarros y mañana no? ¿Qué es lo que da valor? ¿Qué es lo que res-
palda al dinero?
El dinero es un bien mueble y es el bien mueble fungible por excelencia, pues se intercambia por
otras cosas. Cuando hablamos del valor del dinero hablamos del valor de cambio, y una vez que
entendemos esto, entendemos que ese valor se modifica en el tiempo.
En las economías actuales (a diferencia de la época medieval) pensamos en el dinero como algo
fructífero y no algo estéril. El dinero produce dinero, genera frutos (art. 647).
Imaginemos que C tiene que cortar un árbol y para eso necesita una sierra eléctrica, y acude a una
tienda a comprarla. C tiene que pagar por el uso de esa sierra. Ahora, supongamos que I tiene pro-
blemas porque su presupuesto no alcanza para pagar sus estudios, ¿puede I hacer lo que hizo C? Sí,
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pero no irá a una tienda comercial, sino que tendrá que acudir a una casa financiera y deberá usar
dinero.
Lo común es que C e I pagarán con dinero cosas que le son necesarias.
Usar dinero aunque no lo percibamos cuesta.
Una obligación de dinero son las que están involucradas en las relaciones de crédito de dinero.
¿Qué es una operación de crédito de dinero? Esta es una obligación que nos resulta curiosa. Hasta
ahora no habíamos definido en el negocio jurídico la expresión “operación”.
En primer lugar, cuando empleamos la expresión operación de crédito de dinero en la ley 18.010
nos referimos a un contrato. Cuando una persona entrega dinero se conoce como “mutuo”, un mu-
tuo de dinero. Si entrego dinero y la obligación que surge de restituir se llama mutuo.
Estamos pensando en contratos, y en dos tipos de obligaciones cuando se perfecciona. Llamamos a
ese contrato “contrato real” y a ese contrato “mutuo” que se perfecciona con la entrega.
Los contratos que involucran prestaciones de dinero no solo se involucran los mutuos.
En las operaciones de crédito de dinero no solo nos obligamos a entregar, sino que también a dar.
Las operaciones de crédito de dinero corresponden a contratos reales y consensuales.
Algunos artículos claves (2, 8 y 10) de la ley 18.010 se aplican a negocios que no son constitutivos
de dinero según la misma definición del artículo 1.
Art. 26 ley 18.010: Obligación de dinero, pero sin operaciones de crédito de dinero.
(En las operaciones de crédito de dinero es necesario que se cambie dinero por dinero, son présta-
mos de dinero; se pide dinero por usarlo y después se le paga con intereses por usarlo).
N compra un equipo de música y lo compra en DIN en 50 mil cuotas, ¿hay una operación de crédito
de dinero?
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Depende, si es una venta con plazo no quiere decir que se le entregue dinero, sino que se le concede
tiempo para que se pague. Si pasa esto se pagará en cuotas, el dinero que se paga no se divide exac-
tamente en cuotas (si se pagan 100 mil, no cada cuota vale 10 mil) esto es por los intereses.
El ámbito de la ley 18.010 está determinado por las operaciones de crédito de dinero. Pero hay cier-
tas reglas de la 18.010 que se aplican a las ventas a plazos, pues estas actúan de igual forma (se
paga en cuotas; hay intereses; las cuotas nos ayudan a satisfacer un interés; hay que devolver el
dinero). Esto sucede en el artículo 26 de la ley 18.010.
En el caso de las reglas a plazo se emplean las mismas restricciones de la autonomía privada a la
parte más débil (intereses y pagos a plazos), art. 2, 8 y 10 ley 18.010.
La ley extiende el ámbito de aplicación a otros negocios que no son operaciones de crédito de dine-
ro, pero que tienen las mismas restricciones de la ley.
Para que el que preste no pierda, requerimos instalar en el contrato una cláusula que nos asegure
que el valor de cambio de ese dinero al menos no va a disminuir. Esto se llama cláusula de indexa-
ción o de reajuste (art. 3 ley 18.010).
Un método de indexación es el IPC o la UF. La diferencia entre prestar un millón de pesos y la UF
es que la UF va en aumento.
Indexar: amarrar el valor del crédito a un valor que lo modifica, que modifica su nominalidad.
Una deuda puede tener valor nominal o un valor indexado. Si se le presta a S mil pesos y nada de-
cimos, el valor nominal es el valor que me tiene que restituir, el valor que dijimos: mil pesos. Pero,
podemos amarrar al valor otro módulo, pero dependerá del módulo que ingresemos. Ya no será el
valor nominal sino que el valor del módulo. Si se le presta a N una UF, la restitución si sube la UF
tendrá que ser el valor que está la UF (si la UF estaba a 5 mil antes y después, en el momento de la
restitución está a 5.900 se deberán devolver los 5.900).
Indexar es amarrar el valor de la deuda a otra cosa que la determina.
Art. 3: Quiere decir que en algunos casos se puede amarrar el precio a lo que yo quiera (cobre, oro,
libras, dólares, etc), pero no se puede hacer en todos los casos. En los casos de las instituciones
aseguradoras (art. 31) no opera de esta manera. Esto es porque ciertos módulos de indexación pue-
den variar considerablemente.
Cuando se es un banco, una mutuaria, alguien que les preste dinero a los consumidores, los módulos
que se pueden usar son limitados. Son módulos que no se mueven demasiado. Pero si son dos inde-
pendientes, se puede pactar el módulo de indexación que se quiera.
¿Si no se pacta reajuste, se debe reajustar? Si no lo pactaron no hay reajuste. El reajuste ingresa por
una cláusula accidental.
Si me devuelven dinero con valor nominal, ¿me enriquezco o empobrezco? En Chile se empobrece.
Periodo de anormalidad: se incumple.
Periodo de normalidad: se cumple.
La indemnización debería cumplir todo daño, pues tiene una función compensatoria.
Durante el periodo de normalidad, ¿los reajustes no son un daño?
En el periodo de normalidad yo asumí el riesgo porque no pacté nada. Yo asumí que perdí dinero
por no pactar reajuste. En el periodo de anormalidad el reajuste lo asumen la intendencia de créditos
y seguros.
¿Es un daño que mi dinero pierda valor? Sí. ¿La indemnización debe compensar todos los daños?
Sí.
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Los reajustes en la 18.010 se presentan como elementos accidentales, pero esto es en el periodo de
normalidad.
Hay un límite en la autonomía privada para pactar el reajuste y esto es por la asimetría que hay en-
tre las partes, de tal forma que si no hay asimetría se pacta lo que se quiere.
Sentencia:
El problema es determinar si la comisión es o no un interés.
Tenemos un acreedor y un deudor vinculado de manera tal que el deudor debe pagarle una suma de
dinero al acreedor. El problema es que no sabemos si la obligación es de dinero o es una operación
de dinero.
Una operación de crédito de dinero se caracteriza por ser una operación de solo dinero: dinero por
dinero.
El valor que nos interesa en el dinero no es su valor inmanente, no es aquello en lo que consiste
(papel, metal, etc.) sino que nos interesa su valor de cambio.
La obligación de crédito de dinero logra que, de una parte quien presta dinero no pierda, y quien
presta dinero no gane. El que presta no debe ni perder ni ganar.
Las indexaciones de dinero no pueden ser lo que se quiera, sino lo que las partes vean dependiendo
del artículo 31 de la ley 18.010.
Se puede ganar con la cláusula de indexación (la cláusula que permite que quien preste no pierda).
Los reajustes operan por cláusula expresa, pero si no se dice nada hay un problema. El reajuste en
principio no está pensado para que se gane dinero, sino que para que no se pierda. En una operación
reajustable el interés es “toda suma que se pague por sobre el capital reajustado”. El interés es ga-
nancia, el reajuste no.
Si X presta 1.000.000 y se reajusta se devolverá 1.100.000, o sea, el capital reajustado.
Sentencia:
Si el interés es toda cosa que esté por sobre el interés reajustado, la comisión sería un interés. Pero
hay que ver, ¿cómo calificamos la comisión? ¿Quién está equivocado, DIN o el SERNAC?
Hemos afirmado que interés es un fruto civil (art. 647). De manera metafórica el interés correspon-
de al precio que yo estoy autorizado a ganar por poner dinero en el mercado.
El interés es la ganancia que obtengo por poner dinero en el mercado.
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Comisión: Es la contraprestación que se paga por un servicio en el marco de un contrato.
En la sentencia el problema depende de que, la comisión exista gracias a que existe otro servicio. Si
no existe otro servicio la comisión será un interés.
Sabemos que el interés es el precio que pagamos por usar dinero ajeno. Y qué comisión es la con-
traprestación que se paga por un servicio en el marco de un contrato.
Si nada se pacta, la restitución es posterior a 10 días.
El reajuste se reclama solo si hay cláusula, si no existe no se reclaman.
Pero, ¿cómo ingresa el interés en una operación de crédito y dinero?
Artículo 12 ley 18.010: la gratuidad no se presume, por lo que se presume que los intereses son
onerosos, o sea, que ambas partas se gravan, ambas partes soportan un gravamen y un beneficio.
El contrato es “naturalmente” oneroso. Los intereses ingresan naturalmente al contrato.
Art. 6 de la ley 18.1010: interés corriente, que es el precio que naturalmente se debe pagar cuando
se recibe dinero en una operación de crédito de dinero. Es el interés que rige cuando las partes nada
pactan.
¿Cómo se calcula el interés corriente? Es un procedimiento gravo que lo produce la Súper Inten-
dencia de Bancos.
No hay problema en bajar el interés, el problema está en subirlo. Y el interés se puede subir hasta el
“máximo convencional”.
El máximo convencional corresponde al límite superior que pueden pactar las partes como interés.
Hay una interferencia en la autonomía privada de las partes.
Si se supera el interés máximo convencional en un pacto, dicho pacto se tendrá por no escrito (art.
8).
El que se tenga como no escrito es como si las partes no hubieran pactado nada.
Hay un interés corriente; máximo convencional; y hay un interés usurero, o sea, que está por sobre
el máximo convencional.
El art. 5 de la ley 18.010 indica las excepciones a los límites. Pero esto depende de quién participa
en el contrato. Cuando hay autores económicos lo suficientemente sofisticados, dejamos de interfe-
rir en la autonomía privada de las partes, pues estas se pueden defender solas.
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Condiciones:
1) Se puede pagar hasta 5.000 UF sin acuerdo del acreedor, más allá de eso no.
2) Se debe pagar capital más intereses, y además una comisión de prepago. Esta comisión tiene
como función indemnizar al banco, compensarlo por la pérdida de los intereses.
3) La comisión tiene un límite: no puede exceder un mes de intereses pactados.
Cláusula de aceleración:
Art. 30 de la 18.010: Una cláusula de aceleración es una estipulación en un contrato donde se ha
pactado una obligación a plazos (cuotas) en donde se acuerda que el no pago de una o más cuotas
permite al acreedor exigir el total de la deuda. Depende de cuándo se hayan pactado las cuotas, se
pueden pactar cada una semana, un mes, dos, etc.
¿Cuánto es todo lo que debería haber pagado? ¿Todo el capital o el capital más reajuste e intereses?
Liquidar una obligación de dinero es fijar la cantidad precisa que se adeuda.
Si son no reajustables, no se pagó ni una sola cuota, me ejecutan al mes 11, acá para ejecutar hay
que liquidar, por lo bajo se deben cien millones, y a eso hay que sumarle el interés corriente y los
intereses que se sumen hasta el momento del pago. El momento del pago no es el momento en que
yo dejé de pagar, sino en que el momento en que efectivamente se paga (si se deja de pagar al mes
1, y me aceleran al mes 11, hay juicio y se dilata 12 meses más, los intereses corren hasta esos 12
meses más, ahí se paga).
Cuando se reajusta, los intereses se suman desde el capital reajustado.
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Puede que la voluntad de un deudor esté viciada, de otro deudor sea válida, que la de otro deudor
haya pactado un plazo y otro deudor una comisión. Esto se puede dar.
¿Cómo repercute la situación de cada uno de los deudores respecto a los demás? ¿Qué sucede si uno
no paga? ¿Qué ocurre si uno cae en insolvencia (se declara en banca rota)?
Generalmente estas obligaciones no se producen, pues lo que se busca al obligarse es la seguridad
del crédito. Lo que se busca es la solidaridad.
Hay varias personas; la prestación recae en un objeto divisible, pero está formulada en términos
tales que el deudor solo puede pagar su parte y el acreedor solo puede cobrar su parte.
Estas obligaciones (las mancomunadas) son la regla general en las obligaciones de objetos divisi-
bles. Si nada se dice la obligación es simplemente conjunta: la solidaridad no se presume. Si no se
establece una cláusula explícita en el contrato, la obligación es simplemente conjunta.
Efectos:
¿Cómo repercuten las vicisitudes de cada uno de esos vínculos respecto de los otros vínculos?
El principal efecto se trata en el artículo 1511: el principal efecto es relativo al pago. ¿Cuánto es lo
que debe pagar cada uno de los deudores? Lo que se diga una vez que esté determinada su cuota. Si
paga más, paga lo no debido.
El acreedor únicamente puede cobrar al deudor su cuota. El vínculo entre acreedor y deudor está
limitado a la cuota del segundo.
Lo que se predica del pago se predica respecto de otros métodos extintivos de obligaciones.
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Interrupción de la prescripción (art. 2519): Estamos pensando la prescripción liberatoria, que es
aquella que extingue la acción. Un requisito necesario en la prescripción es el plazo, el tiempo. En-
tonces, lo que se interrumpe es el tiempo, la contabilidad del tiempo. (Si tenemos una deuda, la
prescripción de la deuda es de 5 años y pasa y pasa el tiempo y no se hace nada, pero en la mitad, se
notifica. Acá se interrumpe la contabilidad del plazo, por lo que el tiempo se pierde). La interrup-
ción perjudica al acreedor, pues lo que le pase a un deudor no contagia otro. Por lo tanto si se inte-
rrumpe al deudor A, el plazo del deudor B sigue corriendo y por lo tanto no beneficia al acreedor.
Lo que pasa con un deudor no perjudicará a los otros deudores. Hay una independencia entre los
vínculos que es radical, de tal manera que la interrupción de uno no afecta a los otros.
La mora: La mora es el retardo culpable del cumplimiento de la obligación. Si L me debe dinero e
incumple, me tendrá que pagar con intereses. ¿Desde cuándo cuentan los intereses? Desde que lo
constituyo en mora. Si la mora se constituye demandando, se constituye a L en mora desde que lo
notifican.
Lo que le pase a un deudor no afecta a los demás. Hay independencia.
La culpa: Si se incumple dolosamente se deben pagar los perjuicios imprevistos. La culpa de uno no
afecta a los demás.
Cláusula penal: La cláusula penal es una pena en el caso de que se incumpla un contrato. Es una
caución (art. 46). La cláusula penal accede a la obligación principal, por lo que es accesoria (cau-
ción). De esta manera la cláusula penal también sería mancomunada. Se aplica el principio de lo
accesorio sigue la suerte de lo principal.
La insolvencia de uno (capacidad de pagar) no grava a los demás. Cada vínculo está encapsulado.
La solidaridad: Se regula desde los arts. 1511 a 1523.
¿Cuándo estamos frente a una obligación solidaria?
Debe existir objeto divisible, y pluralidad de sujeto. Lo que varía con respecto de las mancomunas
es que, cada uno de los acreedores (si es activa) o cada uno de los deudores (si es pasiva) puede
exigir una parte de la deuda o el total de la deuda.
Hay unidad en la prestación, cada uno de los acreedores puede cobrar lo mismo y cada uno de los
deudores puede pagar lo mismo. Pero, no obstante a la unidad de la prestación, hay diversidad de
los vínculos, hay pluralidad de vínculos. Los vínculos son heterogéneos, cada uno de los vínculos
puede tener características que los otros vínculos no tienen.
Si se vende una casa en 100 millones, y hay cuatro deudores, cada deudor debe 100 millones, pero
cada deudor puede tener una característica específica en su vínculo.
Según la teoría romana el acreedor se considera como dueño del total del crédito. ¿Por qué el acree-
dor 1 (hay 5) puede cobrar todo? Según los romanos es porque ese acreedor es dueño.
Según la teoría francesa ese acreedor que cobra no es dueño, sino que es un mandatario de los de-
más.
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La activa hoy en Chile no tiene importancia, pues, ¿por qué se convendrá con varios acreedores
sabiendo que cada uno puede cobra el total?
Los romanos crearon esta solidaridad activa es porque no tenían desarrollado el mandato.
La verdadera pregunta tiene que ver con la solidaridad pasiva, esta es la importante.
Para entender la solidaridad pasiva es mucho más sensata la teoría francesa, o sea, que cada uno es
mandatario del resto.
Solidaridad activa: Crea dos situaciones, una de cobro y otra de distribución. Los acreedores pue-
den cobrar el total del monto al deudor. La distribución se hace después del pago.
Regla del art. 1513: El deudor puede hacer el pago a cualquier acreedor, salvo que uno de los acree-
dores haya demandado.
Lo peculiar en las obligaciones mancomunadas es que cada vínculo está separado del otro; cada
línea vincular está inmunizada respecto de la otra.
Solidaridad: Hablamos de solidaridad cuando hay pluralidad de sujetos, y cuando hablamos de suje-
tos divisibles. También cuando hay unidad en la prestación y pluralidad de vínculos.
La unidad de la prestación indica que todos deben lo mismo.
La pluralidad de vínculos consiste en que, se tiene al deudor 1, 2, 3 y 4, y pese a que la prestación
sea la misma los vínculos pueden ser diversos. Por ejemplo si se le puede cobrar a 1, 2 y 3, pero la
obligación de 4 es nula.
Pluralidad de vínculos significa que lo que sucede con uno no afecta a los demás.
Que todos deban lo mismo es que, a todos se les puede cobrar lo mismo, pero no obstante esto, a
todos se les puede cobrar de diversa manera.
(EN LAS MANCOMUNADAS LA INTERRUPCIÓN A LA PRESCRIPCIÓN Y LA MORA DE
UN DEUDOR O ACREEDOR NO AFECTA A LOS DEMÁS).
En las mancomunadas la pluralidad de vínculos es radical, mientras que en las solidarias esto es
más texturado, más matizado.
Solidaridad activa: Por lo general no se utiliza. Hay una pluralidad de acreedores y un deudor.
Hay dos momentos en esta solidaridad: la relación acreedor-deudor; y acreedor-acreedor.
Acreedor-deudor (momento externo): Cualquiera de los acreedores puede exigir el total de la deuda.
Lo que pasa con el pago se aplica a los demás modos de extinguir.
También hay efectos de la mora y efectos de la prescripción.
Lo principal es que cualquier acreedor puede demandar la totalidad del crédito al deudor; y el deu-
dor le puede pagar el crédito a cualquier acreedor, a menos que uno de ellos lo demande, en este
caso el deudor solo le debe pagar a él.
Acreedor-acreedor (momento interno): Se extinguió ya la solidaridad, pues esta es la modalidad
entre la obligación de los acreedores cuando el deudor ya pagó. No hay solidaridad entre los acree-
dores.
No tenemos muy claro cómo se cobran los unos a los otros. Hay que pensar si está o no la solución
del mandato tácito y recíproco. ¿Qué teoría utilizamos, la romana o la francesa?
Si hay un mandato se puede demandar, pues me deben devolver mi parte. Si aceptamos que hay un
mandato, debemos aplicar las acciones propias del mandato.
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Si aceptamos la teoría romana, cuando se desvanece la ficción el que recibió el pago se queda con
dinero que no le pertenece, por lo que hay enriquecimiento sin causa y se puede aplicar la acción in
rem verso.
Solidaridad pasiva: (Derecho de prenda general art. 2558; se le embargan los bienes. Así se deman-
da si no se cumple).
Además de las cauciones como la prenda e hipoteca que son cauciones reales, se pueden aplicar
garantías personales.
Una de las garantías personales es la fianza, pero la fianza tiene dos problemas: tiene el beneficio de
excusión y también tiene el beneficio de división.
La principal característica de la solidaridad es que es una caución, la caución más eficaz. Esto es
porque se suma otro patrimonio que no tiene ni beneficio de excusión ni de división.
En la solidaridad se puede diferenciar a los deudores, a través del interés que se tenga en el crédito.
Esto nos permite distinguir dos momentos: deudor-acreedor; y deudor-deudor.
Deudor-acreedor: En el pago; acá el acreedor puede ir por cualquier deudor por el total.
Deudor-deudor: Cómo se dividen la deuda prestando atención al interés.
Art. 1511: Regla donde se define la solidaridad. Al amparo de la regla, algunos momentos:
El momento de la demanda: El acreedor “puede” demandar a cualquiera por el total. (Art. 1514). El
acreedor puede demandar a cada uno o a todos juntos. En el momento del pago de la demanda cada
deudor debe el total. Solo cuando ya se pagó se piensa en cómo se distribuye.
Art. 1515: La demanda intentada contra cualquiera de los deudores no extingue la obligación de los
demás.
Yo tengo derecho a que me paguen todo, pero si quiero recibir menos puedo hacerlo.
El acreedor demanda a 1 que no tiene el pago total, pero 1 puede pagar su parte. A los demás deu-
dores se les cobrará el excedente, o sea, el total menos la cuota del deudor que pagó.
El efecto de la cosa juzgada: Se puede considerar acciones y excepciones de cosa juzgada. La ex-
cepción de cosa juzgada sirve para que no se vuelva a demandar sobre el mismo asunto.
Si hay un mandato tácito y recíproco lo que le pasa al mandatario afecta al mandante, pero, ¿hay un
mandato? ¿Es para todo o para las cosas que la ley indica?
Hay que distinguir en el caso concreto, en cada juicio.
La primera distinción tiene que ver por qué se ganó y por qué se perdió. Por ejemplo que una ex-
cepción la puede alegar cualquiera o no. Si se reclama el pago lo puede alegar cualquiera, por lo
tanto si el juicio se ganó o perdió por algo que afecte a todos, los efectos de la cosa juzgada alcanza
a los demás deudores. En cambio, si la defensa es una que solo puede alegar el deudor contra el que
se litigó, como una nulidad relativa, la excepción de cosa juzgada no alcanza a todos los deudores.
¿Qué pasa si A se pone de acuerdo con 1? Si A le dice: te demando, pero no te defiendas, así yo voy
contra 2 y no se puede defender. Y del monto total te doy una fracción. Pero, ¿cómo se defiende 2?
En un principio 2 no tiene defensa, pero, si hubo un caso de colusión no parece razonable que esa
colusión, esa simulación perjudique a terceros.
Extinción de la deuda: Las cosas son sencillas respecto del pago. Si pago la obligación se extingue.
Si A demanda a 1 y 1 le aplica prescripción. A vuelve a demandar a 2, y 2 le aplica la excepción de
cosa juzgada.
Hay modos que operan con ciertas particularidades.
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La novación (art. 1519 y 1645): Es cuando se sustituye una obligación por otra. La novación extin-
gue la obligación respecto a los deudores que no novaron, a menos que estos acepten la novación y
se inmiscuyan en el negocio; salvo que concurran con su voluntad.
Y si los deudores que acepten la novación de metan en el nuevo negocio, este no será solidario, sino
que mancomunado, pues la solidaridad se pacta de manera expresa.
Imposibilidad de cumplimiento (art. 1521): Tiene que ser una cosa divisible y especie o cuerpo
cierto. La indemnización la debe pagar solamente el culposo. Si la cosa se extingue por culpa, se
debe valorar la cosa en dinero y devolver. La obligación no se extingue.
Transacción (art. 2446, 2456 y 2464). Es un modo de extinguir las obligaciones, o poner término a
un conflicto o precaver uno.
Si hay transacción entre A y 1 esta no es aplicable para 2, 2 no puede oponer la transacción como
modo de extinción de deudas.
En el caso de la solidaridad esta debe ser expresa; tiene como fuente la ley, el testamento y la con-
vención.
En la solidaridad pasiva hay unidad en la prestación y pluralidad de vínculos; se debe la misma
cosa, pero todos pueden deberla de manera diferente.
La regla general en estas obligaciones es que, si paga uno, se entiende extinguida respecto de todos.
El código regula dos formas en las que se extingue la solidaridad (art. 1516 y 1523).
Es distinto a que se extinga la obligación a que se extinga la solidaridad, pues podemos pensar en la
solidaridad como una caución que busca garantizar la situación del acreedor (al menos en la solida-
ridad pasiva). Es posible pensar en esa caución, generalmente, como una modalidad.
La solidaridad constituye una modalidad, ya que altera los efectos comunes de una obligación, y el
fin que persigue es tutelar los intereses del acreedor.
Se puede poner fin a la modalidad, sin embargo, la excepción subsiste.
Mientras una obligación no se termine de satisfacer subsiste la obligación.
La solidaridad se extingue por: renuncia o muerte de uno de los deudores.
Volver la obligación en mancomunada es remitir la solidaridad respecto de todos; se extingue aquí a
modalidad, pero la obligación subsiste. Esto se puede hacer declarando expresamente a todos que
pague cada uno su cuota.
Si hay novación (modo de extinguir las obligaciones en la cual de la misma que nace, otra se extin-
gue), no subsiste la solidaridad.
Se renuncia a la solidaridad cuando el acreedor consiente en la división de la deuda.
Se puede remitir de manera expresa o tácita; parcial o total.
Una remisión tácita es cuando se le cobra solo a una parte; y expresa es cuando se pacta. Es parcial
cuando se remite a algunos y total cuando se remite a todos.
Si muere un deudor, la solidaridad no se traspasa, pues a los herederos de les puede cobrar el total
de la deuda de forma conjunta, pero cada uno deberá pagar a prorrata de sus cuotas.
Indivisibilidad:
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Cuando hay un solo acreedor el principio de integridad del pago (art.1951) es irrelevante pensar si
la prestación es indivisible o divisible.
Hay ciertas prestaciones que aun cuando es posible intelectualmente dividirlas, fácticamente esto no
tiene ningún sentido. Fraccionar el cumplimiento de la obligación entre los diversos deudores priva
de toda utilidad a la prestación.
La regla general es que la obligaciones de sujeto sean mancomunadas, y esto no sucede cuando se
pacta la solidaridad o lo establece la ley o el testamento. Pero, también habrá una excepción cuando
la obligación es por sí misma indivisible.
Hay cosas que se pueden dividir manteniéndose cualitativamente igual. Por ejemplo, un kilo de
trigo sirve para una centésima parte lo que me sirven 100 kilos de trigo. Pero la cabeza del caballo
no me sirve por sí sola.
Dividir consiste en fraccionar, y sabemos que en ciertos casos la división lesiona de manera grave la
utilidad de la prestación.
Existe una prestación, ¿puede fraccionarse? ¿Puede fraccionarse físicamente? ¿El fraccionamiento
naturalmente lesiona lo que espero conseguir de la prestación?
Un criterio para pensar cuando esto sucede consiste en considerar si las cosas, las partes en las cua-
les se fragmenta la prestación, tienen un valor por sí mismo semejante al del total.
Lo que se debe es un todo, no una parte de ese todo, no obstante, el deudor sólo debe su cuota.
¿Qué es lo que se procura con esa prestación?
La divisibilidad tiene sentido cuando hay muchas personas, y en Chile la divisibilidad que tiene
sentido es la divisibilidad pasiva.
¿Tiene utilidad generalmente, para ese tipo de prestaciones que se cumplan fragmentádamente?
Parece difícil calificar como divisible o indivisible a priori y sin antecedentes; debemos considerar
con atención es la facticidad.
Peñailillo: al final todo será un problema de interpretación contractual.
Que sea divisible quiere decir que mantenga la utilidad que tenía prestación.
Art. 1524: La obligación es divisible o indivisible según tenga por objeto alguna cosa susceptible de
división.
Hay un problema en la definición, pues, pareciera que la divisibilidad se predica solo de las cosas
(dar).
Deja fuera las obligaciones de hacer o no hacer. También se refiere a las cosas que son física o inte-
lectualmente divisibles; todo es intelectualmente divisible.
(La pregunta que subyace en la indivisibilidad es si tiene sentido o no fragmentar la prestación).
28
Clase 15; 14-04-2016
El criterio para determinar si una obligación es o no indivisible no tiene que ver con la prestación.
Pero estudiamos la indivisibilidad en las obligaciones de sujeto múltiple porque en las obligaciones
de sujeto único no hay problema con la indivisibilidad, pues estas son divisibles.
Es la prestación aquello que debe ser indivisible. Esto quiere decir que el objeto debe ser físicamen-
te indivisible.
Sabemos que al menos hay tres indivisibilidades (absolutas, relativas y de pago).
Indivisibilidad activa: Que la obligación sea indivisible en cuanto efectos, quiere decir que cual-
quiera de los acreedores puede exigir el total. Y también, quiere decir, que a cualquiera de los
acreedores que el deudor pague extingue la obligación respecto de los demás.
Ej: Hay 4 acreedores que exigen al deudor que entregue un caballo. Si 1 quiere remitir debe ponerse
de acuerdo con los otros 3, si remite la obligación no se extingue respecto a los demás. Pero, ¿hay
efectos? Sí, el deudor ya no le debe nada a 1. ¿Qué sucede cuando el deudor cobre? La obligación
de los acreedores se redistribuye. 1 cobra a D, D debe pagar, pero cuando cobre 1 debe pagar el
tota, y en el momento de la contribución a la deuda, se debe arreglar el problema de cuál es lo que
paga cada uno.
Lo que hay entre los acreedores una vez que se les paga es derechos de comunero; se les aplican las
reglas de la comunidad.
Art. 1529: La interrupción que opera respecto de uno de los acreedores beneficia a los otros.
Art. 1528: La indivisibilidad se transmite a los herederos. La cosa se le puede exigir a cualquiera, en
principio, aunque en verdad, se le puede exigir a quien lo tenga, a quien lo detente.
En caso de un inmueble cuando hay varios inscritos hay que demandar a todos los deudores.
Indivisibilidad pasiva:
Art. 1530: El deudor es deudor del todo y no del total. Hay dos tipos de obligaciones: una es donde
la indivisibilidad proviene de la entrega, es una o varias cosas las que se tienen que entregar, pero la
obligación es una o de todas. Y la otra es la indivisibilidad que proviene de…
Un deudor puede pedir un plazo para entenderse con los demás deudores.
Art. 1534: Indemniza únicamente quien incumplió.
La indivisibilidad pasiva se traspasa; si muere un deudor y deja dos herederos, ambos quedan obli-
gados al total.
Art. 1526: Este artículo regula lo que se llama indivisibilidad de pago. ¿Qué vamos a entender por
una indivisibilidad de pago?
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La obligación no puede ser solidaria ni indivisible, por lo tanto estamos frente a obligaciones que
son divisibles.
Las obligaciones que contiene el 1526 deben tener pluralidad de partes, y esta pluralidad tiene ca-
rácter pasivo.
Las indivisibilidades de pago se refieren a obligaciones divisibles que el código decidió tratar de
indivisibles.
Número 1: A es un banco que le prestó 100 millones a los deudores 1, 2, 3 y 4, para comprar una
casa. El banco es dueño de la casa, por lo que les vendió la casa y prestó dinero para comprarla. El
acreedor (banco) tiene una acción personal –la que surge del contrato, que solo se puede exigir con-
tra los deudores- y una acción real –que es la acción de la hipoteca, que se ejerce de manera directa
sobre la casa-.
La hipoteca se mantiene hasta que la obligación se extinga. En el ejemplo, mientras no se paguen
los 100 millones se mantiene la hipoteca completa sobre la casa.
Mientras quede deuda todo sigue hipotecado.
En términos prácticos, la hipoteca es indivisible. La totalidad de la hipoteca sigue caucionando
cualquiera que sea la parte que incumplió.
(La prenda es lo mismo que la hipoteca respecto de bienes muebles).
Número 2: Si la deuda es de especie o cuerpo cierto aquel de los codeudores que lo posee es obliga-
do a entregarlo.
Número 3: Hay varios codeudores y por el hecho de uno de ellos se ha hecho imposible el cumpli-
miento de la obligación. Tiene sentido la regla cuando la cosa se pierde por culpa de varios codeu-
dores y la indemnización de perjuicios se vuelve solidaria, pues cualquiera deberá pagar el total.
Número 4: Si la obligación es indivisible no tiene sentido este artículo. Si hay un causante que debe
1 millón y muere dejando dos herederos, en principio cada uno debe pagar la mitad, pero el acree-
dor se intenta proteger a través de un “pacto de indivisibilidad”.
Se determina a través de la ley, testamento o convención que solo un heredero debe pagar todo.
Número 5: Se debe algo que se puede dividir, pero si se divide le ocasiona un problema al acreedor.
¿Cuándo hay indivisibilidad? Cuando el pago fraccionado lesiona al acreedor.
Número 6: La elección en las obligaciones alternativas es de consuno. No se puede pagar ni se pue-
de cobrar la mitad del bien.
La renuncia del artículo 1516 versa acerca de la renuncia de la solidaridad, más no la de la obliga-
ción. El pago parcial está en el artículo 1515.
Art. 1314: delitos y cuasidelitos. En un cuasidelito cuando concurren dos personas la responsabili-
dad de ese cuasidelito es solidaria.
El incumplimiento doloso no afecta a los otros en las mancomunadas ni en las solidarias: siempre es
personal.
Artículo 1610: subrogación de los derechos. Solo se da cuando se entiende que hay solidaridad.
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Clase 17; 20-04-2016
La clasificación que nos va a ocupar tiene que ver con el tiempo en que se ejecuta la prestación.
Tenemos un vínculo que une a acreedor y deudor. Volvemos a pensar en aquello que el deudor debe
ejecutar y que el acreedor tiene derecho a exigir: a la prestación.
La duración de la prestación o de la forma en que se ejecuta puede ser instantánea o de ejecución
duradera.
Obligación de ejecución instantánea implica que la prestación se realiza en un solo acto. Obligación
duradera es aquella que se prolonga en el tiempo.
Una prestación puede ser mixta, no necesariamente tiene que encajar en una sola clasificación.
Hay una sub-clasificación en la clasificación de ejecución duradera: ejecución continua y ejecución
a tractos.
Las primas son aquellas en que se cumple permanentemente; las a tractos se cumplen intermitente-
mente, de manera tal que cada cierto tiempo se tornan exigibles, pero una vez satisfecho ese tracto
no se puede exigir. Surgen y vuelven a replegarse.
Tenemos obligaciones que son de ejecución instantánea y obligaciones que son de ejecución dura-
dera, y dentro de ellas tenemos obligaciones que son tractos o continuas.
De lo que se predica la prestación es de las obligaciones que surgen y no de los contratos.
Se afirma que la importancia de la distinción entre las obligaciones de ejecución instantánea y dura-
dera está en los efectos. Pero esto es un error.
Hay contratos o mejor dicho obligaciones donde las restituciones solo operan hacia delante.
El punto es si la prestación es reversible o no; hay ciertas obligaciones de larga duración donde se
puede restituir, se puede volver todo hacia atrás.
Hay una importancia en la diferencia de la ejecución en el tiempo:
B se obliga a cortarle el pasto a N todos los miércoles, ¿hasta cuándo dura esa obligación? Es inde-
terminado.
B le arrienda su departamento a N, ¿hasta cuándo dura la obligación? Se produce un problema con
la duración cuando esta es indeterminada. Esto es cuando las partes o la ley no han fijado un plazo
para la duración de la prestación.
Se debe establecer una regla en la que cualquier parte pueda ponerle término al contrato, pero avi-
sándole con tiempo a las partes.
Se debe dar noticia a la otra parte, y debe establecerse un plazo prudencial que le permita a la otra
parte hacer ciertas cosas como, buscar otro lugar o poner la cosa en el mercado.
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El origen no necesariamente está en la voluntad de las partes, puede estar en la ley o en una resolu-
ción judicial.
Dos de aquellos elementos que solemos llamar modalidades pueden tener su origen ya sea en la ley
o en la decisión de un juez.
Algunas modalidades no necesariamente son elementos accidentales del negocio, sino que pueden
ser elementos de la naturaleza o elementos esenciales.
Una modalidad que sea un elemento esencial es la promesa (art. 1554): Está en el numeral 3. Una
modalidad que sea un elemento de la naturaleza es la condición resolutoria tácita (art. 1489).
En cuanto elementos accidentales, nos encontramos frente a modalidades que están tipificadas y
modalidades que no están tipificadas.
Modalidades no tipificadas (art. 1887): Se puede agregar la modalidad que se quiera, como la obli-
gación de transferir el dominio en la compraventa.
Condición: Es un hecho futuro e incierto del cual depende el surgimiento o la extinción de la obli-
gación.
Esta se regula en las obligaciones condicionales (art. 1473 y ss.), y también se regula en las asigna-
ciones condicionales (art. 1070 y ss.). También en el fideicomiso (art. 739).
Las asignaciones son aquellas disposiciones testamentarias en las cuales el testador deja a algunas
personas ciertos bienes.
¿Qué es una condición?
Obligación condicional es cuando la obligación está sujeta a una condición. Y obligación es un
hecho futuro e incierto.
Tiene dos elementos: futuridad e incertidumbre.
Futuridad (art. 1071): Significa que el hecho futuro e incierto debe estar desplazo en el tiempo; su
acaecimiento o no debe tener lugar o no tener lugar con posterioridad al momento en que se perfec-
ciona la obligación.
¿Qué pasa cuando la futuridad no tiene lugar, si falla?
Si existe o no existe (la condición) se deja como no escrita, y la asignación se toma como pura y
simple.
Si no existe o no ha existido (la condición) no se otorga la asignación, se borra la cláusula completa.
Los dos requisitos de la condición son: la futuridad y la incertidumbre.
Nos interesa el efecto del tiempo y el azar en las obligaciones. Cuando miramos estos dos encon-
tramos el plazo y la condición, y también encontramos la teoría de los riesgos, la imposibilidad
sobrevenida y otra serie de circunstancias.
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Definimos modalidades como elementos accidentales destinados a modificar los elementos natura-
les del negocio. Pero debemos ensanchar la obligación, pues es el juez quien también puede agregar
las modalidades.
Estas modalidades pueden ser también de la naturaleza o esenciales del negocio.
Condición: Solo hay condición cuando el hecho es futuro e incierto. Los dos requisitos de la condi-
ción son la futuridad y la incertidumbre.
Clasificación:
(Art. 1479): Condición suspensiva; le compro los cachorros a C cuando nazcan (este contrato no
necesariamente está sujeto a condición, porque según el art. 1813 se puede estar comprando la suer-
te.
Este ejemplo se puede ver: si tu perra tiene cachorros te los compro o bien, te compro la posibilidad
de que la perra tenga cachorros.
Si se formula de esta manera, si se compra la suerte, los efectos del negocio se hacen exigibles de
inmediato. Lo que está sujeto a condición sería la entrega, la obligación de entregar los perros.
Si pensamos que se compraron los cachorros y no la posibilidad, la obligación de C surge cuando
nazcan los perros.
La diferencia del plazo y la condición es que, el plazo necesariamente va a ocurrir, por lo que se
suspende solo la exigibilidad de la obligación más no el nacimiento de esta.
Con la condición suspensiva se suspende la adquisición de un derecho; el derecho no se adquiere
mientras no se cumpla la obligación.
Tenemos condiciones positivas y negativas en segundo lugar, y acá entendemos que, si definimos la
obligación como un hecho futuro e incierto, comprendemos bajo la expresión hechos (acciones y
omisiones). Una condición puede consistir en que algo suceda o en algo que no suceda.
Es negativa, usualmente, cuando utiliza el prefijo no. Que sea negativa supone en principio que algo
no suceda (pero jugando con el lenguaje, que algo no suceda significa que algo suceda; todo lo que
se formula en sentido negativo se puede formular en sentido positivo).
Condiciones física y moralmente posibles (arts. 1475, 1476 y 1480): Toda condición debe ser física
y moralmente posible. Lo debemos entender como requisitos de las condiciones para que sean váli-
das, más que clasificaciones.
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El código distingue si se trata de condiciones positivas o negativas. Ahora, tanto las positivas como
las negativas pueden ser física o moralmente posibles o física y moralmente imposible.
Que sea contrario a la naturaleza parece indicar que sea en lo absoluto imposible.
Una condición positiva moralmente imposible: te llevo de vacaciones siempre y cuando lleves a tu
hija menor de edad y me dejas tener relaciones con ella.
Art. 1476: Si la condición es negativa de una cosa físicamente imposible la obligación es pura y
simple, o sea, que es como si no se hubiera pactado la condición.
Si consiste en que el acreedor se abstenga de un hecho moralmente imposible (le pago para que
usted no mate a Pedro) vicia la disposición. Acá no se queda obligado, porque no hay verdadera
seriedad de obligarse. Se vicia la disposición completa, no se queda obligado.
Art. 1480: Si la condición suspensiva es o se hace imposible se tendrá por fallida, a la misma regla
se sujetan las condiciones que son completamente ininteligibles.
Hay que pensar en una condición que cuando se convino era posible, pero que sobrevenidamente se
ha tornado imposible.
Si es naturalmente imposible se tiene por no escrita.
Que es ininteligible quiere decir que no sepamos exactamente en qué consistía, no hay como enten-
der qué lo es que se quería decir.
Es posible pensar un mismo hecho futuro incierto como una mera expectativa para alguien y un
derecho resoluble para la otra persona.
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Hay una parte que dice que si las partes no pactaron se puede cumplir en cualquier momento. Pero
esto no tiene sentido.
El segundo argumento para entender que no debería haber plazo condicional, es que si las indeter-
minadas tienen un plazo quiere decir que se transformarán en determinadas. Pero esto no tiene pro-
blemas porque no es contrario a la ley.
Las determinadas son aquellas en que las partes le fijaron plazo.
Las indeterminadas son aquellas a las que las partes no le fijaron plazo, pero de allí no se sigue que
estas no tengan plazo. Esto es porque no puede ser que una persona tenga una expectativa eterna-
mente. Si tenemos esto claro, podemos pensar que las condiciones caducan, que las podemos enten-
der como fallidas.
¿Cuál es ese plazo?
Hay regla especial solo para el fideicomiso. ¿Es esta una regla que se debe extender a todas las con-
diciones posibles?
El plazo del fideicomiso es 5 años; el mayor plazo que admite el derecho chileno, al menos en dere-
cho civil patrimonial, en casos de incertidumbre es de 10 años.
Si el problema es de certeza el plazo sería los 10 años, porque se aplica la regla general. Esto es
porque las reglas especiales como las del fideicomiso se aplican solo a las figuras especiales.
Si las condiciones caducan debe entenderse con el plazo máximo, y este plazo es de 10 años.
Distinción o clasificación entre condiciones potestativas, casuales y mixtas: artículos 1477 y 1478:
Condición potestativa es la que depende de la voluntad del acreedor y del deudor.
Casos del código: art. 1823: Venta a prueba; el contrato se celebrará siempre y cuando al comprador
le guste. Este contrato está sujeto a la condición de que le guste al comprador. Depende exclusiva-
mente de la voluntad del acreedor.
Que dependa de la voluntad del deudor es: me obligo a pintar tu casa, pero lo haré si quiero. El pro-
blema es que la voluntad no es seria.
En las condiciones potestativas podemos considerar las: simplemente potestativas y las meramente
potestativas.
1778: son nulas las obligaciones que dependen exclusivamente de la voluntad de la persona que se
obliga (el deudor). Celebramos el contrato, pero en la venta se pacta, que te voy a pagar si quiero.
Esto es una obligación meramente potestativa. Solo un tipo de condición potestativa (meramente
potestativa) es nula.
La condición meramente potestativa depende únicamente de la voluntad de quien se obliga: te pago
si quiero.
Es válido, en cambio, el que depende de la voluntad del acreedor: te cobro si quiero.
Para que sea potestativa solo debe depender de la voluntad y no de un hecho: si digo, te vendo mi
auto si el próximo año me voy a Estados Unidos, depende de un hecho, por lo que no es una condi-
ción potestativa.
Estamos examinando el tiempo y el azar en las obligaciones, y a propósito de esto nos preocupa la
condición que es un hecho futuro e incierto del cual depende el nacimiento y extinción de las obli-
gaciones.
Condición casual: es la que depende de la voluntad de un tercero o un acaso (el acaso es el azar).
Condición mixta: es aquella que una parte depende la voluntad del acreedor o deudor, y otra parte
depende de la voluntad de un tercero.
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Efectos de la condición:
¿Qué sucede cuando hablamos de efectos de la condición?
Pensamos en: de qué manera se alteran los efectos naturales del negocio si agregamos una condi-
ción.
Si bien de donde se mire la condición, produce un efecto suspensivo y una resolutorio. Para una
parte producirá una mera expectativa de ganarlo, y para la otra generará un efecto resolutorio. La
condición tiene un lado suspensivo y otro resolutorio.
Las condiciones son modalidades que están desplazadas en el tiempo, requieren que suceda un cier-
to tiempo; después de todo, estas son futuras.
Como sucede esto, debemos detenernos en qué ocurre cuando la condición está pendiente, fallida y
cuando se cumple.
Cumplimiento ficto: Imaginemos que tenemos un contrato de seguros y ese contrato de seguros de
una tienda es un seguro contra robos. La prima es cien mil al mes, esta subirá por cada robo; si me
asaltan me lo devuelven todo. La prima, sin embargo, tiene una cláusula donde, si le roban los mis-
mos empleados ellos no responden, pero igual contará como robo.
Como la prima es muy baja, la compañía de seguros le paga a un empleado para que aumente la
prima. ¿Se cumple la condición?
1481.2º: cumplimiento ficto de la condición. Nadie puede aprovecharse de su propio dolo o negli-
gencia.
En este caso la condición falló, pero de la forma en que falló nos parece irritante. Cuando la condi-
ción falla a través de maniobras ilícitas en perjuicio del deudor, el legislador, sin embargo, la en-
tiende cumplida.
Pese a que esto está escrito como si fuera solo de asignaciones testamentarias vale para todo, aun-
que no haya testamento.
Lo que está detrás de esta regla es el “nemo auditur”.
Tiene que haber un medio “ilícito”.
La persona que debe prestar la asignación es quien va a ejecutar la prestación. Debemos pensar a
quien va a perjudicar la prestación.
Debemos pensar que la persona se involucre en el curso de los hechos para evitar que se cumpla la
condición; que haga cualquier cosa que evite que se cumpla la condición. Que se involucre en el
curso causal de los hechos, cuando no tenía que hacer. Este hecho debe contextualizarse. Si el azar
va a decidir, usted no tiene que involucrarse en el azar.
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Es ilícito cuando se impide que el azar resuelva la condición. La ilicitud debe ser contextualizada,
debe ver a quién reprocharemos. Se evita la incertidumbre, y si no hay incertidumbre no tiene senti-
do poner una condición. Desnaturaliza la condición.
Debe haber un reproche, por lo que, la acción (u omisión) del sujeto tiene que hacerse con el propó-
sito de que la condición falle.
Valerse del medio ilícito quiere decir que yo opté por el medio ilícito; que se tomó una decisión que
en el marco de la condición es ilícito.
Art. 1487: Se debe restituir todo lo que se entregó. B le debe restituir todo a “A” si es que se cumple
la condición.
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Art. 1488: Los frutos son de B. En el caso de los frutos no hay efecto retroactivo, salvo que la ley,
el testador o las partes lo dispongan. Los frutos no se deben.
Art. 1490 y 1491: A le vende a B, y este le vende a C. ¿Los efectos los sufre C? Si son retroactivos,
es evidente que los sufre C, sino, no.
Que los efectos sean oponibles a terceros dependerá. Esto es, porque debemos pesar en la seguridad
jurídica. No podemos afirmar que todos los efectos son retroactivos o que ningún efecto lo es.
Hay algo que se terminó, el problema es que en un largo tiempo se produjeron efectos, pero, ¿qué
vamos a hacer con esos efectos? ¿Cómo tutelaremos la seguridad jurídica respecto a los terceros y
cómo tutelaremos a las partes?
Nos ocupa el tiempo y el azar en las obligaciones; y en el azar estamos pensando en las condicio-
nes. Las condiciones pueden estar pendientes, cumplidas o fallidas.
La retroactividad: una vez que la condición está cumplida, ¿sus funciones solo se producen a futuro
o tienen efecto retroactivo?
En Chile, la respuesta depende, la solución a veces considera que se opera bajo efecto retroactivo y
a veces considera lo contrario (reglas: art. 1486-92).
Nos toca pensar en el efecto suspensivo y el efecto resolutorio.
Efecto suspensivo:
Este se produce en un contrato entre D y M.J de promesa. En virtud de este contrato M.J se ha obli-
gado a venderle su casa a D, por lo tanto, tenemos una promesa de venta. Esta venta se realizará
siempre y cuando M.J cumpla 21 años.
Para D aún no nace ningún derecho, pues para que nazca el derecho debe acaecer el hecho futuro e
incierto.
Si no hay derecho, quiere decir que el acreedor no puede exigir el pago. Este pago aun no puede ser,
pues no ha nacido el derecho; es por esto que, si M.J paga, paga mal, por lo que podría exigir resti-
tución. Tampoco se podrá seguir la acción pauliana.
No obstante, no podemos decir que no haya nada, pues algo existe. Esto que existe es una “mera
expectativa”.
Al tener estas meras expectativas, el acreedor condicional puede impetrar medidas conservativas
(art. 290 CPC).
El otro efecto que se produce es la transmisibilidad de las meras expectativas. Como no es un con-
trato intuito persona, estas meras expectativas se pueden transmitir a los sucesores del acreedor (en
el ejemplo, a los sucesores de M.J).
Si M.J se muere, jurídicamente falla la condición, por lo que se extinguen las meras expectativas, y
todas las medidas conservativas impetradas para protegerlas se acaban.
Si la condición se cumple surge el derecho y la obligación correlativa (el derecho de D sobre la
celebración de compraventa y la obligación de M.J de concurrir a la celebración del contrato).
La obligación está sujeta a una condición, por lo que la mera expectativa se transforma en un dere-
cho y obligación correlativa.
Efecto resolutorio:
Digamos que tenemos un contrato de compraventa de inmueble entre J y N. En este contrato J le ha
vendido a N su casa, pero se ha pactado que, si dentro de los próximos 4 años, si cambia el uso del
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suelo el contrato se resolverá. J le vendió a N un predio agrícola, y hay un aviso (se está negocian-
do) que haya un cambio en el uso del suelo (lo que aumenta su valor). Por lo tanto, J que necesita
vender, vende, pero pacta que si hay un cambio en un uso del suelo N debe devolver.
¿Qué pasa cuando esta condición está pendiente?
N es el deudor condicional (el deudor condicional es aquel cuyo derecho es resoluble).
N tiene un derecho sobre la cosa. J tiene una mera expectativa, pues ella es la acreedora condicio-
nal. La mera expectativa es que se pueda resolver el derecho que tiene N.
N es dueño: la única peculiaridad es que su dominio es resoluble.
La condición falla cuando no llegase a cambiar el suelo, pues no se cumplió la condición. Si falla la
condición, N ya no tiene un derecho resoluble: su derecho se consolida, la amenaza de la condición
desaparece. Lo que el deudor condicional haya celebrado, enajenado, gravámenes, quedan firmes.
¿Qué pasa cuando la condición se cumple?
Efectos sobre la condición resolutoria cumplida:
La condición se cumplió, por lo que cambió el uso del suelo.
La condición resolutoria toma tres formas distintas: condición resolutoria ordinaria (unas partes
pactan algo en un contrato que pondrá término a las obligaciones que surjan); condición resolutoria
tácita ([es uno de los errores que más entorpece los efectos del contrato] se denomina condición
resolutoria tácita al incumplimiento contractual y los efectos que produce); pacto comisorio (es a su
turno una cláusula resolutoria, o sea, es cuando se pacta en un contrato la resolución).
(En este curso no se verá el pacto comisorio y la condición resolutoria, pues se ven en incumpli-
miento contractual).
En la condición resolutoria ordinaria el hecho futuro e incierto no es el incumplimiento del contrato
(como en los otros dos).
N le vende la casa a M, ¿qué pasará con M si el contrato se resuelve? ¿Afecto esto a M?
Depende: hay que considerar, primero, los efectos entre las partes.
¿Qué efectos produce entre las partes que el efecto resolutorio haya tenido lugar?
Art. 1567: la resolución es un modo de extinguir las obligaciones.
Es por esto que se extingue la obligación; el principal efecto es extintivo. Se extingue el derecho
que surge del contrato, pero como estos efectos estaban sujetos a la condición resolutoria, se extin-
gue también la obligación. La condición resolutoria tiene -cumplida- un efecto extintivo.
Entonces, entre las partes, se tiene un efecto extintivo. Como se borra el contrato, se borra todo
hacia atrás, procede la retroactividad: se hace como si nada hubiera pasado, como si N nunca hubie-
ra sido dueño y J nunca hubiera entregado la cosa.
Estamos pensando que, el principal efecto de la condición resolutoria cumplida es extintivo.
El otro efecto de la resolución es restitutorio. Porque se extinguió hay que restituir.
Art. 1487: Se deberá restituir de una parte la casa y de otra el precio. La pregunta es, ¿se pueden
restituir físicamente? La regla de la restitución (en los contratos bilaterales) es que, las cosas se
deben restituir.
J solicita que se le restituya el inmueble, pero N ¿tendrá alguna medida dilatoria? ¿Qué pasa cuando
las dos partes deban darse restituciones? Mientras uno no restituya, el otro no deberá hacerlo.
N no devolverá la casa mientras J no devuelta el precio.
(El CC regula solo los contratos unilaterales; el CC se construyó en base a un modelo de obligacio-
nes unilaterales, donde una sola parte recibe una cosa. Este modelo era la “estipulatio”).
En la condición resolutoria ordinaria hay dos efectos: un efecto extintivo (se extingue aquel contrato
o fuente desde donde habían surgido los derechos y obligaciones) y un efecto restitutorio (a veces
las cosas se devuelven, como en las restituciones, y a veces las cosas no vuelven, como en los fru-
tos).
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Ahora, N le vendió a M. Si operara sin más el efecto retroactivo, ¿qué tendría que pasar con esa
venta? ¿No sería una venta de cosa ajena (art. 1815)?
La certeza jurídica exige que protejamos las apariencias. ¿No habrá buenas razones para que prote-
jamos a M?
¿A quién vamos a proteger? ¿Quién sufrirá?
Si la casa vuelve a J, quien sufre es M; si la casa no vuelve a J, ella sufre y M ríe.
Pendiente la condición, nos preguntamos quién es el dueño de la casa, y la dueña sería M, porque la
compró.
Ahora, M es dueña de la casa, y el hecho futuro e incierto en qué consistía la condición ocurrió. Si
la casa la tenía N, ¿J se la podía quitar? Sí, pero J le tendría que devolver el precio.
Pero como N no tiene la cosa, porque se la vendió a M, ¿qué ocurre?
¿Puede oponer los efectos de la resolución a M? ¿El acreedor condicional puede oponer los efectos
de la condición resolutoria cumplida a terceros?
¿A qué regla echamos mano para resolver los efectos de la condición resolutoria sobre terceros?
(Si hay medidas conservativas, por ejemplo, no enajenar la cosa, no se podría vender).
Arts. 1490 y 1491: Esta condición resolutoria que se cumplió, ¿produce efectos contra terceros?
Ahora, si aplicamos un efecto retroactivo no cabe duda que los produciría. En el efecto retroactivo,
desaparece el contrato entre J y N, por lo que el contrato se queda sin causa, y J vuelve a ser la due-
ña. Por esto puede pedirle restitución a N, pero como le vendió la cosa a M sin ser dueño, le vendió
cosa ajena (que vale, pero es inoponible a terceros, por lo que el tercero -dueño- puede seguir una
acción reivindicatoria para que le devuelvan la cosa).
Esto pasaría si operara el efecto retroactivo sin más. Pero la solución es más matizada, pues no solo
se protege a J, sino que también se protegerá a M.
Se protegen las apariencias, pues, hay que pensar si es que, M podía o no confiar razonablemente en
que no había riesgo de perder la cosa.
El 1490 disciplina las cosas muebles y el 1491 las cosas inmuebles.
Pensemos que la cosa ya no es una casa, sino que es un cuadro.
1490: si el deudor condicional enajena la cosa no tendrá derecho a reivindicarla en contra de terce-
ros (si N le vende la cosa a M, J no podrá reivindicarla cuando M esté de buena fe).
¿Por qué hay restituciones mutuas? Porque las partes al contratar sabían del riesgo, y contrataron
asumiendo el riesgo.
Pero, ¿cuándo M contrató con N aceptó el riesgo? ¿Supo M que lo que compraba estaba amenazado
con una condición? ¿M supo o debía saber que se estaba arriesgando? Si ella supo no habría moti-
vos para protegerla. Buena fe se utiliza como conocimiento real o imputado de la condición (real,
cuando efectivamente se sabía; imputado, cuando está estipulado en el contrato y no tenía cómo no
saber, fue negligente).
La regla podría funcionar así: si el deudor condicional enajena la cosa a un tercero, el acreedor con-
dicional únicamente tendrá acción reivindicatoria en contra de este tercero, cuando el tercero cono-
ciera o no pudiera ignorar legítimamente la existencia de la condición resolutoria.
La acción reivindicatoria es la acción que tiene el dueño no poseedor para perseguir la cosa que no
está en su poder, pero que es suya.
¿Cómo hace efectivo los efectos de la resolución el deudor condicional al tercero?
Art. 889.
En general, la acción de J fallará, pues la defensa de M es que no sabía de la condición, y ¿cómo se
prueba eso? Es sumamente difícil probarlo. Si no hay registro es difícil probar que M sabía que
había condición, y si no se puede probar, diremos que M estaba de buena fe.
Art. 1491: el bien ahora es inmueble.
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La principal diferencia es que en este artículo hay un registro, el conservador de bienes raíces. Por
lo tanto, ahora M no podrá alegar que no conocía la condición, pues hay un lugar que podía visitar
para enterarse, y si no lo visitó fue negligente.
Si M fue al registro y no vio la condición, pues la condición figuraba en otro contrato, J no puede
reivindicar. En los otros casos sí: si M va al registro y no ve la condición; o si M no va al registro.
Sentencia:
Sociedad Educacional IQRA con Sky Wards celebraron un contrato de promesa de compraventa.
La promesa es un contrato del cual se deriva una obligación de hacer (celebrar el contrato prometi-
do). La promesa es el hogar de las condiciones.
A la fecha que este contrato -de promesa- tuvo lugar, el inmueble prometido no se podía enajenar,
pues estaba “embargado por decreto judicial” por lo que adolecería de objeto ilícito por los arts.
1464, 1466 y 1810.
Tercería de prelación: se tiene un mejor derecho; hay un derecho de que me paguen primero. Lo que
yo quiero no es que no se remate, sino que si es que cuando rematen yo me pague primero.
Lo que se vende es una casa y sabemos que esa casa estaba hipotecada y tenía prohibiciones.
El Banco Santander es acreedor de Sky, y como una garantía tiene una hipoteca sobre la casa.
Cuando los bancos hipotecan siempre involucran condiciones de enajenar.
Quien demandó a Sky (en principio) fue NYK. Estos pretendían pagarse con el que fuera probable-
mente el mejor activo, que era la propiedad.
De esta forma el Banco Santander concurre como tercerista, pues tenía una tercería de prelación y
tiene un mejor derecho que NYK de que le paguen.
La condición -del contrato de promesa- consistía en que el Banco Santander levantara las tercerías
que tenía sobre la casa.
Pero también existía otra modalidad: un plazo. Este plazo era suspensivo, pues suspendía el surgi-
miento de la obligación. Este plazo comenzaba desde que se celebró el contrato (por lo que era un
plazo determinado) y duraba 30 días.
El plazo nunca puede estar fallido, pues para que algo falle debe ser incierto. El plazo solo puede
estar pendiente o cumplido.
La condición era suspensiva porque hay un hecho del que depende el surgimiento de un derecho. Es
casual y posible.
Acá se da un tándem entre la condición y el plazo, pues se dan estas dos modalidades. Generalmen-
te va antes la condición que el plazo.
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Ahora, atendido el contrato entre las partes, ¿tiene sentido otorgarle el carácter extintivo?
No, pues no era posible realizar todos los trámites en ese corto tiempo. Las cláusulas deben inter-
pretarse de manera que surjan efectos. Si se piensa como plazo extintivo, nunca se hubiera celebra-
do el contrato.
Consideramos, entonces, que es un plazo suspensivo. Esto significa que, antes de 30 días de ningu-
na forma se pueda exigir.
Pero, luego de 30 días se podrá exigir, siempre y cuando se cumpla la condición.
¿Cuál es el problema de la condición? ¿Por qué estima el promitente comprador que la condición
falló?
Se supone que la tercería se alzó, pero no por el Banco Santander.
Art. 1483 y 1484: no se comienza por la literalidad; se comienza por lo que las partes “probable-
mente” hubieran convenido. A veces la literalidad del contrato no coincide con la voluntad de las
partes, aunque siempre es la mejor prueba de su voluntad.
Vamos a estar a lo literal una vez que sepamos qué se quería convenir. Estaremos a lo literal del
contrato.
Las partes pactaron la condición porque de otra forma el contrato adolece de objeto ilícito. Una vez
levantada esta tercería, la condición se cumple. No importa quién lo haya hecho; no importa la lite-
ralidad, porque lo que las partes querían, la esencia, se cumplió.
Se regulan en los arts. 1494-98 y en las asignaciones a plazo y también en los artículos 48 a 50.
Art. 48: cómo se contabilizan los plazos. Los plazos se cuentan hasta las 12 de la noche (00.00).
Estas reglas se rigen en las prescripciones (estas duran 5 años, y si el año es bisiesto, ese año durará
366 días).
Art. 49: plazo suspensivo y plazo resolutorio.
Art. 50: Los plazos por regla general son continuos. Si el legislador nada dice entenderemos que el
plazo es de días corridos, salvo que se indique que el plazo es de días útiles, en ese caso estaremos
en un plazo discontinuos: se suspende cuando hay feriado.
Clasificación:
Convencional, legal o judicial.
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Como sea que fuera, los plazos son excepcionales: solo se dan los plazos cuando las partes lo pac-
tan, el legislador los determina, o el juez los dicta, siempre que el legislador le de la facultad de
dictarlos.
Hay ciertas obligaciones que por su naturaleza requieren de un cierto lapso de tiempo para ejecutar-
se. Hay plazos expresos y tácitos.
Es tácito cuando nada se dice, pero se desprende indubitadamente que se requiere un lapso de tiem-
po para que se ejecute la obligación.
En cierta forma, todas las obligaciones requieren un plazo.
En la contribución a la deuda hay que definir si los codeudores tienen o no interés: si tienen interés
pueden dirigirse por su cuota. Si no tiene interés puede dirigirse por el total respecto de los demás.
Además, si no tiene interés, se subroga en solidaridad.
Si el que paga tiene interés, no puede dirigirse por el total respecto de los demás, solo respecto de su
cuota.
Estamos en obligaciones; obligación como un vínculo entre dos patrimonios, en el cual, existe un
crédito correlacionado con una deuda.
Estamos viendo, cómo repercute el azar y el tiempo en este vínculo.
Nos ocupa el plazo: ¿qué es el plazo?
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Es un hecho futuro y cierto del cual depende la exigibilidad de la obligación o la extinción de un
derecho.
El plazo puede ser suspensivo o extintivo (o resolutorio).
Cuando el plazo suspensivo está pendiente:
A debe 1.000.000 a B, y debe pagárselo dentro de un año y seis meses. Es suspensivo porque pos-
terga la exigibilidad de un derecho. B no puede cobrar.
La diferencia entre el plazo y la condición es que, en la condición la obligación no ha nacido, en
cambio, en el plazo, la obligación sí existe.
B podría ceder el crédito si lo desea, lo puede enajenar, transformar, etc.
En el plazo hay un derecho, pero uno no exigible; existe un derecho que no termina de desarrollar-
se.
A debe un millón a B, y a su vez, B debe un millón a “A”. ¿Puede A oponer compensación? No,
pues, la compensación exige que el derecho sea actualmente exigible, y en el ejemplo, su crédito no
es actualmente exigible.
Si el plazo está pendiente, la prescripción no se cuenta. Pendiente el plazo no se cuenta la prescrip-
ción. Para que la prescripción opere, las obligaciones deben ser exigibles.
El acreedor a plazo puede oponer medidas conservativas a la cosa.
Cuando el plazo se cumple, el derecho es exigible, por lo tanto, a partir de ese momento, la obliga-
ción es pura y simple.
Y se extingue por la caducidad: Algún tipo de acontecimiento que determina una extinción antici-
pada del plazo. Es un tipo de acontecimiento, a los cuales el ordenamiento jurídico les reconoce la
virtud o el efecto de extinguir anticipadamente el plazo.
La caducidad (art. 1496) suele distinguirse en: legal y convencional. Hay acontecimientos donde es
la ley la que indica estos acontecimientos; pero, también hay acontecimientos donde las partes lo
indican.
Legal: hay tres casos, notoria insolvencia, apertura de un procedimiento concursal (quiebra), la ex-
tinción o disminución de las cauciones otorgadas por este.
El deudor B debe cien millones de pesos, y el plazo está solo a su favor.
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La insolvencia es una situación de hecho que se caracteriza porque la cantidad de pasivos es supe-
rior a la cantidad de activos (hay más deudas que bienes). Si ese es el caso, es obvio que no se podrá
pagar. Es por esto que le permitiremos al acreedor cobrar antes de que se cumpla el plazo.
Si S le debe 10.000.000 a P, pero el plazo de es 20 años. Para que P caduque el plazo, debe probar
primero que, haya notoria insolvencia, y segundo, que la situación de S no mejorará, por lo que hay
un riesgo importante que la perjudicará aun cuando el plazo sea largo.
Un procedimiento concursal se da cuando hay insolvencia, pero acá, uno o más acreedores exigen la
apertura de un procedimiento concursal. Se solicita que el juez abra este proceso, del cual surgen
consecuencias jurídicas.
La primera consecuencia es que, el deudor pierde la administración de sus bienes. Después, todos
los créditos se tornan exigibles (todos los plazos caducan).
La tercera causa de caducidad es la extinción o disminución de las cauciones. Si se extinguen las
cauciones ya no hay seguridad de si se pagará o no.
Se puede salvar esto renovando la caución.
La caducidad convencional:
A y B celebran un contrato de mutuo hipotecario. A le presta a B cien millones, y con estos cien
millones, B compra una casa a C. La casa queda hipotecada en caso de que B no pague, por lo que
A presta el dinero. El plazo es veinte años, 240 cuotas.
Si B no paga una o más cuotas, se acelera, por la cláusula de aceleración.
Los créditos suelen documentarse en títulos de crédito. La prescripción de los títulos de crédito no
es de 5 años, sino que de 1 (ley 18.092).
Si se pacta la caducidad convencional (cláusula de aceleración) todo se vuelve exigible, por el no
pago todas las cuotas se vuelven exigibles.
Si se pagaron 12 cuotas (de las 240) y se deja de pagar a la 13, y pasan 5 años por lo que ocurre la
prescripción, ¿se puede cobrar? No.
Solución:
1. Si la caducidad es convencional se debe prestar atención a la voluntad de las partes.
2. La cláusula de aceleración sería así: el no pago de una de las cuotas facultará al acreedor
para cobrar la totalidad del crédito. Esto es una cláusula “facultativa” y no imperativa (el no
pago de cualquiera de las cosas tornará exigible el total del crédito), por lo que, si el acree-
dor no manifiesta su voluntad, no se cobran las cuotas.
Cuando la cláusula es imperativa corre respecto de todo, en cambio, si es facultativa, no co-
rre sino respecto de la deuda que quedó prescrito.
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¿Cómo se diferencia de la condición suspensiva y resolutoria?
La peculiaridad de la condición suspensiva es que suspende la adquisición de un derecho. En el
modo, la adquisición no se suspende. La peculiaridad está en el uso.
A diferencia de la condición suspensiva es que el modo no suspense la adquisición.
Art. 1089 y 1086.
¿Cómo opera la cláusula resolutoria en el modo?
Art. 1090 y 1096:
En los contratos bilaterales la condición resolutoria se encuentra implícita, opera por efecto de su
naturaleza.
La facultad resolutoria no surge por el incumplimiento del modo. No se incorpora naturalmente,
sino que de forma accidental (art. 1444).
Si la cláusula resolutoria no se pactó, no tiene consecuencias, porque no existirá. No tendrá conse-
cuencias jurídicas pese al incumplimiento del modo.
Tener el modo regulado a propósito de las asignaciones testamentarias tiene problemas, porque, no
nos preguntamos sobre la indemnización de perjuicios, porque esto tiene sentido en materia de con-
tratos.
¿Qué pasa si sujetamos el modo a una cláusula resolutoria? Art. 1096 (está acerca de las asignacio-
nes testamentarias).
El causante deja la casa a H y P, siempre y cuando le paguen una cuota mensual a L. Si se incumple
esto, la asignación debe liquidarse y pagar la cuota a L, y después de ahí, lo que reste vuelve a la
herencia.
¿Cómo ha de cumplirse el modo? Art. 1093 y 1094.
Si el modo es imposible, inductivo a un hecho inmoral o ininteligible, la disposición no vale. Esto
quiere decir que la asignación no valdrá, la disposición no vale en modo absoluto.
Art. 1094: Si no es claro lo que quiere decir el modo, el juez lo puede “suplementar”.
Art. 1095: El modo es transmisible, salvo que sea intuito persona.
Es una modalidad en el sentido en que ingresa accidentalmente al negocio, y cambia los efectos
naturales.
Se diferencia de las condiciones suspensivas y resolutorias (de esta última, porque la condición
resolutoria, el efecto es natural; en la cláusula resolutoria del modo, es accidental).
En el caso en que no sea inteligible, que sea inductivo a un hecho ilícito o sea imposible, no hay
modo, y se vicia completamente la disposición.
Cuando la finalidad no es posible concebirla de otra manera, o cuando no se puede concebir la vo-
luntad del testador, se altera la sustancia, sino, es una imposibilidad relativa.
Nos interesa el azar, y acá: la pérdida de la cosa debida, la teoría de los riesgos, y la alteración so-
brevenida de las circunstancias.
En un caso, la obligación se torna imposible, y en el otro, se torna gravoso.
Como circunstancias azarosas, o sea, por las que no podemos responsabilizar al deudor, extingue la
obligación.
Estamos pensando en un modo de extinguir las obligaciones (art. 1667).
La obligación había comenzado pura y simple, y de pronto, un suceso azaroso le pone fin.
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Art. 1670 y 1680.
Lo que regulan esos artículos es la “pérdida de la cosa debida”.
S debe a J.C la ejecución de una obra, S se ha comprometido a pintar un cuadro para J.C. S sufre
parálisis cerebral, ¿puede ejecutar la obra? No. ¿Ocuparemos las reglas de los arts. 1670 y 1680?
No, porque esto no lo disciplinan los artículos.
Estos artículos no regulan la imposibilidad de ejecución, sino que una especie, un tipo, que única-
mente tiene lugar en las obligaciones de dar (que suponen una entrega) y únicamente lo tienen en
las obligaciones de especie o cuerpo cierto. Ese es el ámbito de aplicación de la pérdida de la cosa
debida. No tiene que ver con la imposibilidad de ejecución.
Los artículos (1670 y 1680) regulan un caso de “imposibilidad sobrevenida”, es decir, un caso don-
de las obligaciones se vuelven imposibles.
Es imposibilidad sobrevenida porque, al momento de celebrar el contrato era perfectamente posible,
pero luego, por un hecho fortuito la cosa se pierde, así que sobrevenidamente se torna imposible.
Esto opera en obligaciones de dar, y de especie y cuerpo cierto. El género limitado al final del día es
una especie o cuerpo cierto.
Que la cosa se pierda:
a) Que la cosa se destruya: Esto es cuando su valor disminuya radicalmente. Puede que algo
subsista, pero si pierde su valor o no pueda ejecutar su función original, la cosa se destruye.
b) No tenemos claro dónde está la cosa, no es acerca de si se destruyó o no. Un barco va en al-
tamar, y no sabemos dónde está el barco. Puede que la cosa esté ahí, pero no sabemos dón-
de está el barco.
c) Hay una imposibilidad legal, la cosa al principio no tenía problemas, pero después se torna
incomerciable.
Estamos pensando cómo funciona la pérdida de la cosa debida. Para adentrarnos en este nos preo-
cupa que no funciona de la misma manera según si hay culpa, hecho o caso fortuito.
Hemos visto dos reglas: la culpa se presume, y que, yo no solo respondo por mí, sino que también,
por aquellas de las que soy responsable.
Mora: se mantiene la cosa después del tiempo en que la debía entregar, por lo que es una culpa en el
retardo, una especie de culpa.
Efectos de la culpa:
Art. 1672: la obligación subsiste, pero varía de objeto. Que no se pueda cumplir estrictamente lo
que estaba pactado, no quiere decir que la obligación no se cumplirá.
Alessandri dice que a lo imposible nadie está obligado, pero hay un “non sequitur”, pues la obliga-
ción subsiste, pero cambia de objeto.
Si hay una hipoteca, ¿subsiste ella? Sí, pues la obligación subsiste.
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El objeto: al principio era una especie o cuerpo cierto, por ejemplo, un cuadro. Pero, después se
destruye, y varía de objeto, se paga el precio.
A le debe un cuadro a B, pero A lo destruye. B debe pagar el precio.
¿Cuál será la variación de A? El precio, pero si la obligación del precio era de B, ¿cómo opera? No
opera, A deberá el precio solo cuando B haya pagado el precio. Porque en este caso, la excepción de
contrato no cumplido no tendría sentido.
La variación de objeto (el precio) solo tiene sentido cuando ya se pagó el precio.
Dentro de la obligación nos ocupa el tiempo y el azar, y a propósito de esto estamos analizando un
modo de extinguir las obligaciones llamada la pérdida de la cosa debida.
Sentencia: Cuando se entrega menos cantidad de lo que se debe se entiende que es un cumplimiento
perfecto, y la pregunta es: ¿qué pasará con el resto de lo que se debe?
Cuando se pide indemnización por ese resto, se llama “cumplimiento por equivalencia”. Ej: Supon-
gamos que se debe entregar una especie o cuerpo cierto, y se destruye quedando solo 1/3, ¿qué pa-
sará? Se pedirá que se pague con el equivalente en dinero.
Únicamente tiene sentido el cumplimiento por equivalencia cuando no se puede cumplir en especie.
¿Tenía sentido que en el caso de la sentencia se cumpliera por equivalencia? No, pues era un géne-
ro.
La pérdida de la cosa debida solo opera cuando es una cosa especie o cuerpo cierto, y no un género,
pues esto no perece. Si hay género, no hay pérdida de la cosa debida.
Si alguien me incumple, generalmente, se querrá la resolución. No me interesará ni el cumplimiento
forzoso o la resolución. Antiguamente no se podía pedir autónomamente la indemnización. Hoy se
considera que sí se puede pedir autónomamente la indemnización de perjuicios.
El ámbito de aplicación de la cosa debida es en las obligaciones de dar una especie o cuerpo cierto.
Para entender el régimen de la cosa debida es relevante entender por qué se pierde la cosa: culpa,
hecho del autor, o caso fortuito.
Hay un vínculo, una relación obligatoria entre A y B. A debe dar una cosa específica. Esa cosa es-
pecífica se ha destruido por un caso fortuito (art. 45, imprevisto que resulta imposible resistir). A
tiene una obligación de entregar; la cosa se destruyó por caso fortuito. ¿Qué sucede con la obliga-
ción de entrega? Se extingue y si hay culpa, cambia de objeto.
Sabemos que se extingue la obligación de A, pero, ¿qué pasa con la obligación de B?
En un contrato bilateral tenemos dos obligaciones. La pérdida de la cosa debida generalmente trata
sobre la obligación de A y no dice nada acerca de la obligación de B. En los arts. 1670 y 1680 no
hay nada que conteste la pregunta.
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No cabe duda que la obligación de entrega de A se extinguió. ¿Significa esto que existiendo caso
fortuito la obligación de A se extinguió totalmente?
No, por el art. 1677 (commodum repraesentationis). Es aquello que viene a subrogar la obligación
de quien estaba obligado a entregar. Va a quedar obligado cuando sea por culpa de un tercero,
cuando la destrucción de la cosa determine el ingreso de un crédito subrogando la obligación que
tenía en un principio, en contra de un tercero. No aplica en caso fortuito.
M le debe a S la entrega de una especie o cuerpo cierto. V destruye esa especie o cuerpo cierto. S ya
había pagado el precio por la especie o cuerpo cierto, y estaba pendiente la entrega. M ya se gastó el
dinero de la cosa, por lo que, aun cuando yo quisiera hacer algo contra M no hay caso.
Por la teoría de los riegos S no podría hacer nada contra de M, pero le podría pedir, en virtud del art.
1677 los derechos, el crédito que tiene M sobre V, como si S fuera la dueña de la cosa.
Se extinguió la obligación de entrega, pero surge la obligación de ceder el crédito que tenga sobre
quien destruyó la cosa.
Si S no ha pagado el precio, le puede exigir a M el crédito a través del precio.
Si S pagó, por incumplimiento contractual S le puede exigir el precio.
La obligación que se hizo imposible toda vez que la cosa se perdió. Esto puede ser en contratos
unilaterales y bilaterales.
No obstante, cuando la pérdida de la cosa debida sucede en contratos bilaterales se llama teoría de
los riesgos.
Estamos en un contrato bilateral, donde una de las obligaciones se ha tornado imposible (la obliga-
ción de A), sin embargo, la otra obligación es perfectamente posible, en términos tales que, o ya se
cumplió o todavía se puede cumplir.
En términos generales la teoría de los riesgos intenta responder a la pregunta acerca de qué pasa con
esa otra obligación. ¿Cuál es la situación del deudor de esa obligación?
La teoría de los riesgos suele considerarse prestando atención a dos artículos (1820 y 1550). Y a
partir de ellos se concluye que la regla general es que, el riesgo lo soporta el acreedor.
¿Qué significa que el riesgo lo soporta el acreedor? Que, no obstante que nada dará a cambio,
igualmente deberá cumplir con su obligación.
No obstante que M no le entregará el automóvil a S, S igualmente deberá pagar el precio, y si lo
pagó, no lo podrá obtener de vuelta, no podrá repetir.
Sin embargo, una lectura acuciosa de las reglas del código civil, nos enseña que esta regla, donde
las cosas perecen para el acreedor, es más bien excepcional, en términos tales que pareciera como
que únicamente se aplicara en algunas especies de la compraventa.
No pareciera que la regla “res perit creditori” es la regla general, en verdad, parece el inverso, que
es una regla excepcional.
Parece correcto que así sea. La regla según la cual la regla de que las cosas perecen para el acreedor
no tiene ningún sentido, solo sigue por un sentido histórico.
¿Cuáles son los requisitos que deben concurrir para que estemos frente en la teoría de los riesgos?
a) Contrato bilateral; b) Contrato en curso (que esté pendiente la entrega); c) Que la imposibilidad
sea por un caso fortuito.
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En un contrato de arrendamiento (se dan todos los requisitos), ¿qué ocurre con la obligación del
arrendatario?
Res perit creditori: acreedor de la obligación que ya no se puede cumplir.
Según el art. 1950: el riesgo lo soporta el arrendador.
En el arrendamiento las cosas parecen para su dueño.
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Sentencia 2:
Hay una operación de crédito y dinero. Se documenta la deuda a través de pagarés (esto permite el
juicio ejecutivo).
Los pagarés se regulan en la ley 18.092. Esto nos permite ver el plazo de prescripción, que será un
año.
El plazo de un año corre desde que la deuda se hizo exigible.
Se discute que como no se pagó la cuota 15 (de 48), pasó un año desde esa cuota. La obligación de
pagar esa cuota se transformó en natural.
El problema de esto es que esto afectó a las demás cuotas. ¿Por qué pasa esto si las cuotas estaban
sujetas a plazo? Por la cláusula de aceleración, es decir, una que el incumplimiento de una cuota
determina la exigibilidad de todas las demás.
La cláusula de aceleración era imperativa, por lo que, el no pago de una cuota, todas las cuotas se
tornaron exigibles.
Para evitar esto, se tiene que redactar una cláusula de aceleración facultativa (facultará al acree-
dor…).
Nos ocupan las relaciones obligatorias y dentro de ellas el tiempo y el azar. A propósito de esto nos
ocupa, ahora, la “alteración sobrevenida de las circunstancias” o la “teoría de la imprevisión”.
¿Cuál es el supuesto que activa la pregunta acerca de la alteración sobrevenida de las circunstan-
cias?
Los casos del gas que aparecen en el artículo nos ayuda.
Una empresa se obliga a suministrar el gas a otra empresa, y se obliga al menos por 5 años. Se pacta
un precio. El problema es que, por alguna razón (terremoto, etc.) altera la forma de sacar el gas, y
de esa manera, altera la forma de ejecutar la prestación.
¿Se ha tornado imposible la prestación? No, porque de ser así operaría la teoría de los riesgos.
Lo que sucede es que se han alterado las circunstancias que permitían realizar mi prestación, y esta
alteración en las circunstancias genera que mi obligación se torne más gravosa.
Requisitos:
a) Que haya un contrato; b) Que al menos una prestación se encuentre pendiente; c) Que haya un
supuesto que sea imprevisible, o sea, que no haya estado ni haya debido estar en la previsión de las
partes; y, d) De esta manera o con este suceso se altere significativamente la conmutatividad de las
prestaciones.
Supuestos que hacen que opere la alteración sobrevenida de la circunstancia, son:
Que una prestación se vuelva mucho más gravosa u onerosa.
Que la contraprestación pierde valor (v.gr. yo compré mucho salitre, pero con la creación del salitre
sintético, lo que compré pierde valor).
El cumplimiento de la prestación ya no satisface (v.gr. yo compré pesticidas, pero luego de pactar el
contrato estos se prohíben, por lo que ya no me sirven, si es que yo solo los puedo vender en Chile).
Estos tres supuestos se asemejan en que, la conmutatividad de las prestaciones es la que se quebró.
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En el derecho chileno esto no está regulado explícitamente; no hay una regla que administre este
problema en términos generales.
Se da el caso en que hay soluciones distintas en la Corte Suprema, Corte de Apelación, y tribunales
arbitrales y administrativas.
El código civil chileno no resuelve esto de forma general. Tenemos solo una regla (art. 2003).
Tenemos el art. 1545 (el contrato es una ley para las partes). El hecho de que haya una alteración
sobrevenida de las circunstancias no genera consecuencias para las partes, porque todo contrato
debe ejecutarse. Esto es, porque el contrato es una ley para las partes. Esta es una postura totalmente
minoritaria.
La doctrina actual estima que, la alteración sobrevenida de las circunstancias debe modificar, de
alguna manera, la situación del contrato.
Una cuestión es estimar que esta teoría sí tiene consecuencias en el contrato; otra, es que pensemos
qué sucede con el contrato.
Art. 2003: La regla general es que los contratos se cumplan como se pactaron (art. 1545). El artículo
parte diciendo que, las partes asumen los riesgos. La alteración sobrevenida de las circunstancias es
excepcional.
Tiene que ocurrir que haya una circunstancia desconocida, pero no solo que no previeron, sino que
no podían prever. No basta que usted las ignorare, también tiene que darse que atendida su situa-
ción usted no podía preverlas.
Lo que hace el art. 2003 es primero, mostrar el supuesto de hecho de la teoría de la imprevisión, y
después, mostrar sus consecuencias.
El artículo indica que, en principio, las partes deben buscar un acuerdo para modificar el contrato.
Luego, indica que, si no se da un acuerdo, el juez puede modificar. Esta norma solo le permite al
juez solo modificar las circunstancias.
En el caso fortuito existe un imprevisto imposible de resistir, la diferencia entre la teoría de los ries-
gos y la teoría de la imprevisión es que, en la primera, este imprevisto imposible de resistir destruye
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la obligación, en cambio, en la teoría de la imprevisión, no hace imposible la obligación, solo la
vuelve onerosa.
En la primera, la imposibilidad está en que hace imposible la obligación; en la segunda, la imposibi-
lidad no vuelve imposible la obligación.
Ya vimos cómo se forma el contrato, y qué se formó. Ahora hay que ver cómo se cumple.
53
a) Dimensión subjetiva: Acá exploramos los sujetos del pago. ¿Quién debe pagar (o cumplir) y a
quién le debemos pagar (o cumplir)?
Si nos hacemos cargo de la pregunta “quién”, entendemos que puede pagar un deudor y un tercero.
Y cuando miramos al tercero, aprendemos que estos terceros pueden tener interés en el pago o no
tener interés en el pago. Y cuando miramos a quienes no tienen interés, estos pueden pagar con el
consentimiento del deudor, sin el conocimiento del deudor, o contra la voluntad del deudor.
El deudor: Es aquel quien concurrió con su voluntad al negocio jurídico; la parte. ¿Quién más debe
contar como deudor? Los herederos, pues, estos me suceden.
No es solo deudor la parte del contrato, sino que también sus herederos, también sus legatarios, y el
representante. Todas estas personas son deudoras, es como si fueran partes.
Los deudores pagan una deuda propia: cuando el heredero paga, paga una deuda propia; lo mismo
que el representante.
Terceros: Cuando decimos terceros son personas que pagan una deuda ajena. Acá está el codeudor
solidario, el fiador, y el tercer poseedor de la finca hipotecada (L desea que J le preste dinero. J, sin
embargo, tiene dudas sobre la solvencia de L, y le dice que le prestará siempre y cuando L garantice
la deuda. L garantizará con una hipoteca, pero esta no tiene bienes. Es por esto que le pide a su
amiga C que le preste un bien para hipotecarlo. Por lo que vamos a garantizar el bien con una hipo-
teca sobre un bien de otro. C se transforma en un “tercer poseedor de la finca hipotecada”; es un
tercero, porque no participó en el negocio, y poseedor de la finca… porque es suyo el bien hipote-
cado.
¿La acreedora puede demandar a C por la acción personal? No. ¿Puede demandarla por la acción
real de la hipoteca? Sí, y C deberá pagar la deuda.
Tercer poseedor de la finca hipotecada es quien hipoteca un bien en beneficio de un tercero).
Art. 1572 a 1574. ¿Quién paga sin tener interés con el acuerdo del deudor? El mandatario, por
ejemplo.
Para que después le paguen a él, tiene una acción personal (del mandato) y una subrogatoria.
Cada vez que hablamos de pago, cada vez que el código trata el pago, quiere decir cumplimiento.
Pagar una deuda, quiere decir cumplir la obligación.
El modelo de la obligación del código, es el modelo de la “estipulatio”; la regla, generalmente, es
regular las obligaciones, respecto de las obligaciones de dar.
Tenemos que pensar el pago como cumplimiento, como el cumplimiento de una obligación de dar,
y debemos pensar si es que el pago es o no un negocio.
En la medida que requiere de la voluntad de una de las partes, al menos de la voluntad de quién
paga, podemos pensarlo como un negocio.
¿Qué quiere designar la expresión validez? ¿Qué, es nulo o que es ineficaz?
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Quienes no tienen interés, pueden pagar con el consentimiento del deudor, sin el conocimiento, y
contra la voluntad del deudor.
Alguien paga con consentimiento del deudor: el mandatario. Le doy mandato a D para que le pague
mí deuda a V. D puede pagar porque yo lo autoricé.
Un mandato (art. 2116): es un negocio donde le encargo una gestión a una persona. La voluntad del
mandato se puede formar por medio de un acuerdo tácito o expreso.
Una vez que D pagó, ¿qué acción tiene D para cobrarse? Una personal y subrogatoria.
La acción personal surge del mandato, pues, necesita que surja de alguna fuente.
La acción subrogatoria (art. 1610 n°5). Subrogarse, significa jurídicamente, pasar a ocupar la posi-
ción de otro. Cuando me subrogo, es que, respecto del crédito tengo la misma posición que tenía el
acreedor.
Con la acción subrogatoria se traspasan todos los derechos y privilegios que tenía el acreedor. Si me
subrogo tengo la misma posición que tenía el acreedor; si estaba con hipotecas, privilegios, yo tam-
bién los tengo.
La acción se sigue por el procedimiento que se va a seguir (art. 254 CPC).
La acción personal da derecho a cobrar solo lo que se pagó.
La acción del mandato, le encargué a D que pagará. Cuando le pregunte a D si pagó, le preguntaré,
¿cuánto pagué? Entonces, de ahí veré qué acción sigo. La acción personal solo me deja cobrar lo
que pagó, no más. La subrogación me deja exactamente en la misma posición jurídica que tenía el
acreedor.
Art. 1572: “aun a pesar del acreedor”, o sea, en contra la voluntad del acreedor. La prestación y el
sujeto son fungibles.
Art. 1573: El que paga sin el conocimiento del deudor tiene una acción legal (art. 1573 y agencia
oficiosa). En principio no hay ni subrogación ni acción personal (no tiene carácter contractual).
Puede ser, que, supongamos que N le pagó a V, ¿si V era acreedora hipotecaria, N se convierta en
acreedor hipotecaria? No es un caso de subrogación legal (se produce solo por el ministerio de la
ley), esta es una subrogación convencional (el acreedor deja que se subrogue, art. 1611). Hay una
cesión de derechos.
Cuando se paga no hay acción contractual ni subrogatoria, salvo, que el acreedor acepte subrogar.
Supongamos que el acreedor está ansioso por el pago, y le pide a un tercero que pague, pero el que
paga dice: sí, siempre que me deje subrogarme.
Si se paga en contra de la voluntad del deudor, ¿en qué posición queda quien pagó?
Art. 1574: Tiene la protección de la subrogatoria, pero de la acción subrogatoria convencional. ¿Y
si no de la cede? No, no tiene derecho.
El problema está con el art. 2291: ¿Existe antinomia? Sí, porque en un caso dice que no tendrá de-
recho a restitución, y en la otra dice que sí tendrá derecho a restitución.
En ambos casos se está haciendo algo en contra de la prohibición expresa.
La solución plantea que la antinomia es aparente, pues, la regla del art. 2291, es más general que la
del 1574.
Alessandri: usted no tendrá derecho a que le reembolsen, a menos que el pago sea útil.
Debemos pensar un pago que no haya sido útil, como el pago de lo no debido.
Hay un elenco de casos en los cuales el pago no presta la utilidad que procura el acreedor, o sea,
extinguir bien la obligación. En estos casos aplica el art. 1574. En los casos en que se logre acredi-
tar que el pago es útil aplicamos la regla del art. 2291.
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Los requisitos correctos del pago es que haya identidad e integridad.
¿Qué es lo que hay en este artículo? ¿Es una regla general o se refiere a una especie de pago?
Hay un doble nivel de especificidad: se refiere únicamente a las obligaciones de dar, que, además,
exigen la transferencia de dominio.
La compraventa no obliga a transferir el dominio.
¿Cuándo se debe transferir la propiedad? La típica obligación de dar que surge de la compraventa
no obliga a transferir el dominio.
La regla es más restrictiva aún de lo que parece.
Si pago siendo dueño, o con el consentimiento del dueño no hay problema.
¿Qué quiere decir que no es válido? ¿Qué es nulo?
El art. 1815 no entorpece la regla del art. 1575. Para Alessandri no es un problema de validez, pues,
para él, la venta de cosa ajena es válida (art. 1815).
La contradicción no sirve, pues, la compraventa no transfiere el dominio, y el art. 1575 se debe
transferir el dominio.
El art. 672 se refiere a la tradición. Es el título (v.gr. el contrato) más el modo (tradición). El título
no transfiere las titularidades. El título requiere la tradición.
Supongamos que estamos en una compraventa, y se trata de una cosa ajena. El que vendió es el
usufructuario (solo tiene derechos sobre el uso y goce). Por lo tanto, el que compró solo será usu-
fructuario, porque, nadie transfiere más derechos de los que tiene.
¿La tradición es pago? Sí, porque se obliga a la entrega, y la tradición es la entrega. Y si la tradición
es pago, esta es cumplimiento.
¿Tiene sentido que digamos que el pago es nulo? No, lo que debemos decir que incumplió. Por esto
sería ineficaz; es ineficaz como modo de extinguir la obligación.
No hay un problema de nulidad, sino que de eficacia. No cumple como cumplimiento el pago si no
se puede transferir el dominio.
Acá vemos que es erróneo ver al pago como negocio jurídico. El pago es solo cumplimiento.
Esta regla (art. 1575) se lee mucho mejor en términos de incumplimiento: si usted celebró el contra-
to, se obligó a transferir el dominio, y no lo transfirió, usted incumplió.
Cuando no se puede celebrar el contrato porque no se puede enajenar, es lo mismo. Es una regla
sobre incumplimiento.
Se incumple si no tiene la facultad de enajenar o si no se es dueño.
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No se le puede pagar a otra persona, únicamente el pago será al representante.
Lo que disciplinan los arts. 1580 al 1586 son los representantes convencionales. A través de un acto
de voluntad, a través de un contrato, se designa a una persona para que reciba ese pago.
Este contrato será el mandato. Diputado será el mandatario.
Acá hay un contrato en virtud del cual, una persona le encarga a otra que reciba el pago.
La diputación para el cobro dura hasta que dura el mandato.
Art. 1577: Error en la persona en el pago. Es válido siempre que sea ratificado. Si el acreedor muere
y lo suceden, ¿se le puede pagar a él? Sí.
Nos interesa saber a quién se le puede pagar. El pago, que en el código está en clave “modo de ex-
tinguir las obligaciones”.
¿Quién paga, y a quién se le puede pagar?
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¿Cómo se debe hacer el pago?
Esta pregunta es importante en materia de contratos. Estamos respondiendo la pregunta de cómo se
debe cumplir la obligación.
Debe existir, identidad e integridad en el pago-cumplimiento.
Exigimos identidad e integridad para que se cumpla el pago (art. 1569 y 1591).
El pago debe hacerse de acuerdo “al tenor de la obligación”. Antes de pagar o cumplir hay que en-
tender, a qué estoy obligado.
¿Se puede estimar que el deudor incumplió? Depende de lo que se pactó en el momento, de las ex-
presiones que se hicieron. Ahí se verá si el pago es perfecto o no. Hay que entender cuál es el tenor
de la obligación, o sea, saber qué es lo que se debe.
Cuando sé exactamente lo que se debe, no puedo pagar con nada más que eso, ni aun cuando sea de
mayor valor. Si se paga con otra cosa hay un “pago con la cosa distinta a la debida”.
Hay excepciones: las obligaciones modales que se pueden pagar por equivalencia, las obligaciones
facultativas.
Principio de identidad del pago y vinculación con el art. 1556. Hay incumplimiento cuando se aleja
del tenor de la obligación.
¿Y si la cosa se deteriora por caso fortuito? ¿Voy a entregar exactamente aquello que me obligué?
Debo un automóvil, pero pendiente la entrega, se deteriora por caso fortuito, ¿qué pasa? El acreedor
debe recibir la cosa tal como esté, aun con los deterioros, siempre que sea por caso fortuito.
El art. 1590 termina de cerrar el círculo de la teoría de los riesgos.
Imputación del pago. ¿Bajo qué condiciones resulta importante la pregunta acerca de la imputación?
Hay un acreedor y un deudor. Se debe la entrega de una especie o cuerpo cierto.
La pregunta acerca de la imputación es, ¿cuál deuda debe ser extinguida por el pago que estoy ha-
ciendo?
La pregunta de la imputación solo tiene sentido cuando entre deudor y acreedor hay una pluralidad
de deudas.
Entre A y B hay cuatro obligaciones. A deposita dinero en la cuenta de B, este depósito es el pago
de una obligación, pero, ¿de cuál? Si el pago alcanzara para las cuatro, la pregunta no tendría senti-
do.
¿A qué obligación se va a imputar ese pago?
Art. 1595: Si se debe capital e intereses, el pago se imputará primero a los intereses.
Es importante distinguir entre capital e intereses, porque si se paga primero el capital, no se segui-
rán cobrando los intereses. El pago primero va a los intereses, y solo el residual pasa al capital.
Esto salvo que el acreedor consienta expresamente que el pago vaya al capital.
¿Qué pasa si el acreedor le otorga un recibo al deudor que ya se pagó el capital? Se presume que ya
se pagó todo, porque si se paga el capital hay una “presunción de pago”, que estima que los intere-
ses ya se pagaron.
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La primera regla de la imputación es una regla de obligaciones de dinero, y que generan intereses
(ley 18.010).
En esta regla pueda haber una sola obligación, pero esta obligación tiene dos ítems, el capital y los
intereses.
Art. 1596: Si hay diferentes deudas, la regla es que es el deudor quien decide. Debe pasar acá que
todas las deudas sean exigibles, yo decido cuál. Puede convenir más pagar una que otra.
Si hay una deuda a plazo que no es exigible, yo no puedo pagar esa, a menos que el deudor me au-
torice.
Primero se imputa donde las partes lo acuerden; segundo, si nada se pacta, la decisión es del deudor,
siempre que sean todas exigibles; si no lo hace, la decisión es del acreedor, pero solo si no lo hace.
Art. 1597: La imputación es de la ley. Se prefiere la que es devengada (exigible). Si todas son exi-
gibles, la decisión es del deudor.
Vamos a entrar ahora a modalidades del pago. Sucede que el código disciplina algunas modalidades
del pago. Algunas formas del pago donde algunos de los elementos naturales se ven alterados.
Art. 1608: subrogación en el pago.
La subrogación es cuando una cosa o una persona pasa a ocupar la posición jurídica que anterior-
mente tenía otra.
Un caso de subrogación real: un objeto subroga a otro. Pérdida de la cosa debida: el auto es reem-
plazado por el dinero.
Caso de subrogación personal: persona subroga a otra persona. Respecto del crédito se subroga en
quien debía.
¿Qué tipos de subrogación disciplina el código? Una legal y otra convencional.
Convencional: quien paga contra de la voluntad y quien paga sin consentimiento.
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