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2 Alcances de la calificación del registrador en caso de juntas generales de accionistas

El artículo 43° del Reglamento establece que para el caso de inscripciones que sean consecuencia
de un acuerdo de junta general de accionistas, el registrador comprobará que se han cumplido,
entre otras, las reglas pactadas en convenios de accionistas inscritos en el Registro de Sociedades,
en aspectos tales como requisitos de convocatoria, quórum y mayorías.

La pregunta que surge es inmediata: ¿es posible que por la vía de convenios de accionistas sean
modificadas reglas generales previstas en la LGS y en el estatuto social aplicables a la realización
de juntas generales, tales como convocatoria, quórum y mayorías? En nuestra opinión la respuesta
es negativa.

Veamos un ejemplo. En una sociedad que no tiene normas distintas a las contenidas en la LGS,
accionistas que representan el 20% de las acciones suscritas con derecho a voto celebran y
comunican a la sociedad un convenio, mediante el cual “establecen” que el quórum necesario
para tratar un aumento de capital es del 85% de las acciones suscritas con derecho a voto. Si
consideráramos como válido un convenio de este tipo, no estaríamos haciendo otra cosa que
admitir (como aparentemente lo hace el Reglamento) la posibilidad de que vía la celebración de
un convenio de accionistas se puedan modificar las reglas establecidas en el pacto social o en el
estatuto y que, por su naturaleza, resultan aplicables a todos los accionistas.

Para nosotros resulta evidente que el ejemplo planteado no puede ser llevado a cabo y que, por
tanto, un registrador no podría considerar, para efectos de determinar la validez de un acuerdo, el
quórum del 80% “establecido” vía un convenio de accionistas. La misma conclusión resulta
aplicable para el caso de la modificación de reglas referidas a la convocatoria y mayorías para la
adopción de acuerdos.

En suma, no nos parece posible que vía un simple convenio de accionistas sea posible modificar
normas contenidas en la LGS, en el pacto social o en el estatuto. Por el contrario, sí sería posible
condicionar vía este tipo de documentos, por ejemplo, la validez de ciertos votos al hecho que los
demás firmantes del convenio voten en determinado sentido, con lo cual no se estaría
modificando, propiamente, el quórum o las mayorías legal o estatutariamente establecidas.

Lamentablemente, somos de la opinión que el artículo 43° del Reglamento no hace otra cosa que
incluir mayores elementos de confusión (a los ya existentes debido a la regulación de la LGS) con
respecto a los alcances de los convenios de accionistas, con los consecuentes problemas
intrasocietarios y/o judiciales que ello pueda ocasionar.

2.3 Alcances de la calificación del registrador en caso de sesiones de directorio

De manera similar a lo que ocurre para el caso de las juntas generales de accionistas, el artículo
52° del Reglamento establece que para el caso de inscripciones que sean consecuencia de un
acuerdo de directorio, el registrador comprobará que se han cumplido, entre otras, las reglas
pactadas en convenios de accionistas inscritos en el Registro de Sociedades, sobre convocatoria,
quórum y mayorías.
A este respecto resultan aplicables los comentarios vertidos al analizar el artículo 43° del
Reglamento.

2.4 Convocatoria a directores

De manera similar a los casos comentados en los puntos anteriores, el artículo 55° del Reglamento
señala que al momento de verificar la convocatoria a los directores, deberá comprobarse que ésta
ha sido realizada, entre otros supuestos, de conformidad con lo establecido en los convenios de
accionistas inscritos en el Registro de Sociedades.

Nuevamente, este dispositivo resulta discutible; veámoslo mediante un ejemplo. Según esta
norma sería posible que en una sociedad anónima con once directores, accionistas que
representan el 15% de las acciones suscritas con derecho a voto “establezcan”, vía la celebración
de un convenio de accionistas, que las convocatorias a sesiones de directorio deban realizarse con
un mes de anticipación, cuando el estatuto establece un plazo de tres días.

Siguiendo nuestro razonamiento anterior, no sería posible celebrar (y menos inscribir) un convenio
de este tipo, por lo que tampoco sería posible establecer, como lo hace el artículo 55° del
Reglamento, que es posible imponer reglas para la convocatoria a sesiones de directorio vía
convenios de accionistas.

Este mismo comentario resulta aplicable al artículo 58° del Reglamento, que se refiere a las
sesiones de directorio no presenciales.1

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