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Libros

CON LAS ALAS RECORTADAS


LA MUCHACHA DEL SIGLO PASADO
Rossana Rossanda
Trad. de Raúl Sánchez Cedillo.
Foca, Madrid, 2008, 448 págs.

Cuando uno piensa en el tiempo que


ha quedado atrás, tiende a pensar cada
vez más que los historiadores son, en su
mayoría, gente poco apropiada para
entender el tiempo que ya pasó. Que pa-

© Alejandro Pérez
ra eso hay que leer otra cosa. Por ejem-
plo, libros de memorias o libros que de
alguna manera están hechos por quienes
participaron en los acontecimientos. Só-
lo así es posible tratar de entender los
días del pasado. Para entender los años que pertenece a la experiencia ajena. En sión de Hungría en 1956 (¡por encargo
sesenta del siglo pasado, cualquier libro este sentido, el libro no habla tanto de la de la dirección del partido!). Pero esto
de historia hace mención de los cambios historia del partido comunista italiano, pasó en Roma, no en Milán. ¿No lo sa-
que hubo en el consumo. Pero sólo le- como de la experiencia vivida a lo largo bía? Quizá no, y sin duda este olvido da
yendo a Rossana Rossanda se hace una de los años por una mujer que militaba que pensar.
idea cabal de lo que significaron (parti- en él. La muchacha del siglo pasado El relato termina con el “otoño calien-
cularmente para las mujeres) aquellos cuenta sus afanes y vicisitudes; y cons- te” del 1969, pero empieza mucho antes
nuevos productos, en particular los elec- cientemente poco más. de que apareciera el partido comunista.
trodomésticos, el pret-à-porter y los anti- Probablemente esta es la razón de mu- Comienza por la vida de una muchacha
bióticos. Lo mismo vale para la generali- chas desilusiones. Rossana Rossanda es que el 8 de septiembre de 1943 se queda
zación por toda Italia de la cocina meridio- conocida a partir de la aparición del libro perpleja, sin certezas, y además descubre
nal (la pizza y los espaguetis, señalada- L’anno degli studenti (1968) y de la publi- que el profesor de universidad con el que
mente), que quedan al margen frecuente- cación del periódico Il Manifesto, en ju- tiene más confianza, según le dicen, es
mente de la historia, aunque hoy son un nio del año siguiente. Pero ambos he- comunista. Para dar el paso para ser por-
símbolo culinario de toda Italia. chos quedan fuera de La muchacha del tabolse (o estafeta) comunista resulta
El libro de Rossana Rossanda empieza siglo pasado. “Esa es otra historia”: la que imprescindible saber el tipo de mucha-
precisamente con una declaración de vino cuando eran comunistas sin parti- cha que era. Por lo tanto, el partido co-
principios: “Esto no es un libro de histo- do, o partidarios de un partido distinto al munista no aparece en las primeras cien
ria”. Es algo que forma parte de la his- partido comunista. La Rossanda más co- páginas del libro. Lo que sí aparece es su
toria, pero más sencillo. Es el intento de nocida, por lo tanto, se esconde: no es de carrera de historia del arte, como motor
responder a la pregunta formulada en ella de la que trata este libro, sino de la que en adelante le hará bastante difícil
primera persona acerca de “qué ha signi- que hubo antes que ella. De la muchacha aceptar el realismo socialista y las doctri-
ficado ser comunista en Italia desde que entra a militar en el partido en 1943 nas de Andrei Zhdanov. En su fuero in-
1943”. Así, La muchacha del siglo pasado y es expulsada en 1969. Por lo demás, terno, esto era una pleitesía inevitable a
es tan sólo un intento de aproximarse a tampoco es la historia del partido comu- la Unión Soviética, que tenía efectos fu-
lo que fue el partido comunista para nista italiano durante este período. Por nestos para los intelectuales. Pero la rela-
quienes estuvieron en él. Ni más ni me- ejemplo, no hay ni una mención al pro- ción con la Unión Soviética va a ser un
nos. El libro trata de lo que conoció per- ceso de caza de brujas a los militantes hilo rojo que recorre todo el libro.
sonalmente, pero no –o no tanto– de lo que emprendieron la crítica de la inva- La muchacha del siglo pasado entra en

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1943 en el partido de la resistencia. Lue- ¿Qué forzaba a seguir en estas circuns- sa, surgen unos “avestruces, que esconden
go empieza una cadena ascendente: en tancias? Una idea de partido, basada en la cabeza debajo de la arena para sobrevi-
1947 acepta el trabajo político (o sea, “se la experiencia de que era “el único que vir”. La cuarta vez, tiene que ver con las
aceptaba un salario obrero e implicaba articuló la protesta y la esperanza, que dio rebeliones de los países del Este, cuyas
una cierta prioridad por encima de todo consciencia a masas que nunca la habían primeras manifestaciones no fueron si-
proyecto personal”); en 1949 pasa a traba- tenido”. O algo más oscuro, pero que quiera conocidas por los comunistas de
jar directamente con la federación de también contaba mucho: a saber, que en Europa. Esto afecta a buena parte de las
Milán; en 1951 acepta llevar el frente cul- el fondo “éramos sólo máquinas desean- páginas del libro. Todo él está atravesado
tural en esa ciudad; en 1958 es elegida tes, y que era menos importante lo que por la dependencia de la Unión Soviéti-
miembro del comité central; en diciem- deseábamos que el hecho de desearlo”. Pe- ca. Tras el XX Congreso del PCUS, en la
bre de 1963 pasa a dirigir a los intelectua- ro la conciencia de estas grandes narra- década de los años sesenta, el partido
les del partido en Roma; en 1965 cesa ciones llegaría más tarde. Por el contra- comunista italiano procedió a la liquida-
como responsable de los intelectuales, rio, hay un exaltado homenaje a lo que ción tácita del tema. Pero Rossanda lleva
permaneciendo como miembro del co- llegó a ser un rasgo común del comu- razón cuando argumenta que “el terror
mité central. Y en 1969, la expulsión. El nismo italiano, que quedará como ejem- había terminado, decíamos, pero como
viaje a ninguna parte había terminado. plo y memoria para las generaciones no conocíamos lo que había sido con an-
El libro se puede leer también como futuras. “Con independencia de que las terioridad, estábamos en lo cierto y no lo
una contribución a la autocrítica del decisiones tomadas por el PCI fueran bue- estábamos al mismo tiempo”. Esta ambi-
imaginario comunista español, que mi- nas o malas –propone Rossanda–, una güedad persistió hasta el hundimiento
raba –que mirábamos– al PCI como algo actitud parecía haberse afirmado: no ter- del bloque soviético.
excepcional. De lo que cuenta –y no giversar nunca la realidad, no dejar nun- Además, hay un tema apenas insinua-
cuenta– Rossanda se intuye que aquel in- ca de interrogarla, no limitarse nunca a do. Es la renuncia a hacer revolución
telectual colectivo tenía bastante barro esperar”. (con la hegemonía de la clase obrera). En
en sus pies. Por ejemplo, las lecturas. Hay dos temas recurrentes a lo largo de las últimas cien páginas el problema está
Rossanda entró en el partido tras un pro- La muchacha del siglo pasado: la igno- claramente planteado. Por ejemplo,
grama de lecturas que incluía haber leído rancia que acoraza nuestra conciencia y cuando dice que “no se trataba en abso-
dos Laski, dos Marx y un Lenin. A finales el pesado lastre que supuso la obediencia luto de adecuar al presente una moderna
de los cuarenta, se publicó Gramsci (pero del PCI con respecto a la URSS. El prime- posición de clase, la tendencia era la de
no cronológica, sino temáticamente). Un ro es un tema escondido pero presente librarse de ésta”. ¿Cuál era la posición del
poco por su cuenta, añadió Brecht y, ya en todo el libro. La primera vez que apa- partido italiano, en tanto que intelectual
en los años sesenta, a Althusser. También rece es en relación con el exterminio y la colectivo? Probablemente esa era la opi-
leyó a Lukács (“aunque, por lo demás, ni pretensión alemana de no conocer la na- nión de más de un dirigente, pero primó
siquiera él fue leído en serio”). Karl Korsch turaleza real de los crímenes del nazismo la idea de que la revolución del sistema
no fue conocido hasta después de mayo (a pesar del sinnúmero de personas que, productivo “no era algo que pudiera con-
del sesenta y ocho (y no precisamente por su profesión, habían de estar al co- fesarse todavía”. Después, nadie esperó
por la nueva izquierda emergente). La rriente de todo). La segunda vez tiene ya una respuesta: todo lo sólido se desva-
duda asalta: ¿sólo bastaba con eso, para que ver con la duda acerca de la actitud nece en el aire. El libro no es triste; pero,
una dirigente? Lamentablemente, no hay mayoritaria del pueblo italiano –inclu- a veces, causa dolor por la tragedia de los
respuesta. O sí. “Las revoluciones no ha- yéndola a ella– hacia el fascismo (en sus comunistas. Rossanda escribe que “quien
bían padecido un exceso de pensamien- inicios). Había un pacto no confesado, se ha dado de bruces contra la tragedia no
to”, dice en otro lugar, como sirviendo de callado, entre gobernantes y pueblo, que la olvida”. El siglo pasado terminó trági-
lamento mortuorio por la suerte del par- garantizaba el consenso: “garantízame camente para la izquierda, y la autora es
tido comunista. que no sabré”. Esto fue lo que mantuvo absolutamente consciente de ello. La
Los veintiséis años de militante comu- quietas a las poblaciones. La tercera vez muchacha del siglo pasado es tan sólo un
nista no son un asunto banal, sino todo fue cuando se ganó con pocos votos el intento, bastante veraz, de contar lo que
lo contrario. Son años amargos, y para referéndum de la República, y quedó pa- fue la experiencia comunista a los jóve-
nada felices. “No recuerdo ilusiones de un tente que los que habían combatido con- nes (que no tienen ya un partido comu-
mañana radiante, encajábamos una de- tra el fascismo contaban con el apoyo de nista dónde meterse).
rrota tras otra”, dice en alusión al duro una mayoría extremadamente frágil.
batallar de esos primeros veinte años. Siempre, entrevistos con notable sorpre- Josep Torrell

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SOBRE EL AUTÉNTICO CHOQUE marco de un acontecimiento histórico


comparable a la revolución industrial o a
grandes ciudades del futuro sufrirían el
mismo proceso de industrialización que
DE CIVILIZACIONES la revolución neolítica: por primera vez Manchester, Berlín o Chicago. La evolu-
en la historia la población urbana del ción de algunas ciudades –Ciudad Juá-
PLANETA DE CIUDADES MISERIA planeta será superior a la rural. Si en 1950 rez, Sao Paulo o Los Ángeles, por ejem-
Mike Davis había en la tierra 86 ciudades con más de plo– ha seguido esa evolución teorizada,
Trad. de José Mª Amoroto. Foca, Madrid, 1 millón de habitantes, en 2015 la cifra se sin embargo la gran mayoría de las ciu-
2007, 283 págs. elevará a 550. Las ciudades han absorbi- dades del sur global se parecen más bien
do hasta la fecha cerca de los dos tercios al Dublín victoriano: sus barrios pobres
de la explosión demográfica global pro- no son consecuencia de la industrializa-
ducida desde mediados del siglo pasado ción. Kinshasa, Luanda, Lima, Guayaquil
y esta enorme concentración se ha pro- o Dar-es-Salaam crecen de manera pro-
La producción teórica de Mike Davis ducido, básicamente, en las megaciuda- digiosa pese a las ruinas de sus indus-
–analista social, geógrafo y teórico urba- des (por designarlas de un modo neta- trias, de la reducción de los sectores
no, historiador, activista político nortea- mente impreciso) del Tercer Mundo: si públicos y de la enorme caída del poder
mericano, miembro del consejo editorial
de varias revistas de primera línea– es
inabarcable. Planet of slums, el libro que
ahora comentamos, tuvo su edición ori-
ginal en 2006. Desde entonces, si no
ando errado, tres ensayos más pueblan
su dilatado currículum. A pesar de ello, el
autor de Late Victorian Holocausts no de-
cepciona, no se repite, no cansa nunca,
interesa siempre.
Una cita de Patrick Geddes, tomada
del ensayo de Lewis Munford, La ciudad
en la historia, resume la temática central
de Planeta de ciudades miseria (o Planeta
de áreas urbanas hiperdegradas): “Degra-
dación, semidegradación y superdegra-
dación urbana… en esto se ha converti-
do la evolución de las ciudades”. Dos
datos sintetizan los vértices más salvajes
de la situación: entre 1989 y 1999 el 85%
del crecimiento de la población de Kenia
se ha producido en las fétidas y asfixian-
tes chabolas de Nairobi y Mombasa (las Capadocia, foto Carmen (Creative Commons)
áreas hiperdegradadas de África negra
acogerán 322 millones de habitantes: la
cifra seguirá doblándose cada 50 años). México DF tenía en 1950 2,9 millones de adquisitivo y del número de las clases
Por otra parte, 1.000 millones de trabaja- habitantes, en 2004 alcanzaba la cifra de medias de estos países. ¿Qué fuerzas im-
dores, un tercio de la fuerza de trabajo los 22,1 millones, más de la totalidad de pulsan a las gentes a abandonar el cam-
mundial, están subempleados o carecen la población urbana del planeta en tiem- po? Son conocidas: la mecanización ace-
por completo de empleo. La fuente de pos de la revolución francesa. Si Bogotá lerada de la agricultura en algunos casos,
este segundo dato no permite la duda: tenía 0,7 millones en 1950, en 2004 supe- las importaciones de alimentos subven-
un informe –The World Factbook– de la raba los 8 millones de habitantes. cionados de países del Primer Mundo
CIA de 2002 citado por Davis. La teoría social clásica de Marx a We- que imponen al mismo tiempo tratados
Vivimos, en opinión de Davis, en el ber, apunta Davis, ha sostenido que las de “libre” comercio, guerras civiles, cam-

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bios climáticos y sequías en numerosos señala Davis, el crecimiento acelerado de por el contrario, la cruda y desnuda com-
países africanos, y la concentración de las áreas urbanas hiperdegradadas desde petencia darwiniana provocada por el
pequeñas parcelas en grandes propieda- 1970 ha dejado atrás la idea misma de aumento acelerado de personas empo-
des junto con la competencia desleal y urbanización. brecidas y sin recursos que luchan por
netamente desigual con las grandes cor- Las mismas diferencias de salud han las mismas cosas, provocará la violencia
poraciones de la agroindustria. Conse- perdido su ámbito tradicional. La morta- y autoliquidación? En opinión de Davis
cuencia: degradación acumulada a una lidad infantil de los niños menores de 5 estas son cuestiones “complejas que ne-
preexistente degradación impensable e años en las áreas urbanas hiperdegrada- cesitan del estudio comparativo de casos
insoportable. Davis cita a A. S. Oberay, un das de Nairobi es de 15,1%, entre 2 y 3 concretos antes de poder responderlas
investigador de la OIT, que ha calculado veces superior a la ciudad en su conjun- de forma general” (pág. 267). Davis
que en el Tercer Mundo el mercado for- to, e igual a la que puede registrase en las apunta que las mejores cabezas del Pen-
mal de la vivienda apenas cubre el 20% zonas rurales más pobres. En Quito, la tágono se están ya adentrando por un
de las necesidades, “por lo que la gente se mortalidad infantil es 30 veces más alta camino, al que han renunciado las Na-
construye sus propios chamizos, se refu- en las áreas degradadas que en los ba- ciones Unidas, el Banco Mundial o el
gia en alquileres informales y divisiones rrios más acomodados. En Bombay, el mismísimo departamento de Estado, in-
tentado hallar la lógica que se impone
tras la renuncia a la reforma urbana. Los
estrategas militares aseguran –desde
luego, sin atisbo de piedad en el hori-
zonte– que las salvajes y malogradas
ciudades del Tercer Mundo, sus áreas su-
perdegradadas especialmente, serán el
principal campo de batalla del siglo XXI.
La doctrina del Pentágono, apunta plau-
siblemente Davis, “se está rediseñando
para soportar una guerra de baja inten-
sidad y de duración ilimitada contra seg-
mentos criminalizados de los pobres ur-
banos”. Este es, concluye Davis, el au-
téntico choque de civilizaciones.
Por lo demás, una idea, apuntada sa-
biamente por Mike Davis (p. 33), que
rompe toda concepción ingenua de pro-
greso, merece destacarse: los 1.000 millo-
nes de habitantes que ocupan las áreas
urbanas hiperdegradadas actualmente
en nuestro planeta podrían mirar con
Foto Rustifari (Creative Commons) envidia las ruinas de las sólidas viviendas
de barro de Çatal Hüyük. Fueron levanta-
das en Anatolia, en el alba de la vida ur-
piratas del espacio”, o simplemente se índice de mortalidad en las áreas urba- bana. Hace, aproximadamente, 9.000
instala en aceras, calles o, si hay suerte, nas degradadas es superior en un 50% al años.
en cajeros o entradas de instalaciones de los distritos rurales adyacentes.
públicas en el caso de las poblaciones ¿Habrá entonces revuelta de los po-
pobres de metrópolis del primer mundo. bres, de los pobladores de estas zonas Salvador López Arnal
No es necesario señalar, pero no sería hiperdegradadas? ¿La pobreza acumula-
bueno olvidarlo, que la parte más débil da generará revoluciones de multitudes?
de la población, las mujeres y los niños, ¿Son las zonas hiperdegradadas volcanes www.elviejotopo.com
reciben los peores efectos. En síntesis, sociales de erupción potencial? ¿O bien,

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LOS ERRORES SE PAGAN


LA GRAN DERROTA DE HITLER
Paul Adair
Ed. Tempus, Barcelona, 2008, 254 págs.

La traducción de este último libro de


un autor norteamericano (probable-
mente su tesis doctoral o algo así) es de
juzgado de guardia (por desastrosa). Su
parti pris evidente: Hitler era un inútil, y
sus generales eran excepcionalmente
buenos, pero no les hizo caso (actitud
generalizada de aquellos mandos que,
en 1945, hacían méritos ante los anglo-
sajones para ser recontratados en la
lucha contra los soviéticos y, por otra
parte, le cargaban a un muerto, que no
podía responderles, todas sus propias
impericias). Y, sin embargo, la obra con-
firma lo que muchos venimos diciendo:
Que Alemania, en definitiva, fue de de-
rrota en derrota en cuanto entró a saco
contra la URSS. Más allá de los millones
de prisioneros soviéticos de 1941, 42 y
43, lo cierto es que Hitler perdió ante
Moscú (1941-42)1, Stalingrado (1942-43),
Kursk2 (1943), Bielorrusia (1944), Berlín
(1945)...
Adair relata el año 1944. Y la conclu-
sión (para un analista objetivo) es que,
una vez más, los sesudos responsables
de los servicios de inteligencia alemanes
fracasaron: lo hicieron al extrapolar para
un conflicto entre la URSS y Alemania las que ‘en cantidades, un instrumento mi- rusas en una [sola] temporada de cam-
pésimas cualidades del Ejército Rojo litar gigantesco... un sistema de comu- paña, y eso le llevó a su enorme apues-
demostradas durante la guerra con Fin- nicaciones deficiente, al igual que sus ta...”
landia (1939-1940), lo hicieron cuando sistemas de transporte, y falta de lideraz- E insiste al respecto Adair4: Hitler
obviamente debieron prever que Moscú go’’’. La evaluación concluía: “las cuali- “quería un ataque (...) repartido en tres
sacaría la lección e introduciría mejoras dades de lucha de las tropas en combate ejes: en el Norte para tomar Leningrado
significativas en la organización y las tác- diurno son discutibles. La masa rusa no y enlazar con sus aliados finlandeses; en
ticas de sus FAS. Señala así el autor que3 equivale a un ejército con material mo- el Sur para privar a los rusos de la zona
“Alemania se formó una baja opinión de derno y un liderazgo superior”. Tales industrial del Donbas y, con el tiempo,
las fuerzas soviéticas, con una evalua- informes confirman la opinión de Hitler quitarles los yacimientos petrolíferos del
ción de su cuadro de mandos que decía “de que podía derrotar a las fuerzas Cáucaso; contra Moscú sólo quería que

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se hiciera un ataque menor”. posibilitó el éxito del desembarco de posibilidad de derrota desde el mismo
Los servicios de inteligencia (concre- Normandía. Y los datos son terminantes día en que tomó la decisión de llevar a
tamente el Abwebr) volvieron a equivo- al respecto: mientras el ejército alemán sus ejércitos hacia Rusia”6.
car a Berlín cuando privilegiaron (en desplegaba 28 divisiones en Italia (en
1941) el ataque a Moscú (cuando Hitler combate) y 31 en Francia, “en el frente Notas
lo consideraba un error: el Diario de oriental había 165 divisiones compro- 1. Para Adair: “el hecho de no haber tomado
Goebbels afirma al respecto que “El metidas”. Desde ese punto de vista es Moscú fue la primera derrota importante su-
Führer no tenía ninguna intención de ir evidente que ganar a los alemanes en frida por el ejército alemán durante la Segun-
da Guerra Mundial” (pág. 43).
a Moscú; quería aislar el Cáucaso y, así, Normandía y Francia hubiera sido im-
2, De nuevo Adair: “Ciudadela (nombre en
alcanzar el sistema soviético por su posible sin el frente ruso y, concreta-
código de la ofensiva alemana sobre Kursk)
punto más vulnerable...”), cuando le mente, en el tiempo, sin la ofensiva so- fue una derrota decisiva para el ejército ale-
aseguraron a Hitler (en 1943, poco antes viética sobre Bielorrusia: dicha ofensiva mán que finalmente perdió su iniciativa en el
de Stalingrado) que el Ejército Rojo esta- “eliminó a casi 30 divisiones alemanas, frente oriental” (pág. 47).
ba en las últimas; y, de nuevo en 1944, ocasionando más bajas que las ocurri- 3. Pág. 63
cuando, ante las diferentes opciones de das (...) [en] Stalingrado. Pero la diferen- 4. Pág. 39.
Moscú, a saber: 1) hacia el Báltico, 2) ha- cia esencial entre las dos era que des- 5. Indica Adair (pág. 68) que “después de tres
cia Minsk y Bielorrusia, 3) hacia el Bálti- pués de Stalingrado, Alemania aún con- años de fuerza en el Frente Oriental, en el
co vía Varsovia, y 4) hacia Grecia vía Ru- servaba los hombres y los recursos nece- cual se había visto pasar la victoria cercana
manía, privilegiaron esta última una y sarios para mantener la iniciativa; mien- hasta llegar casi a un punto muerto, el ejérci-
to alemán siguiese siendo extremadamente
otra vez cuando la respuesta correcta era tras que las pérdidas del verano de 1944
poderoso”.
la segunda.5 (...) significaron que el fin de Alemania
6. Pág. 12.
Lo cierto es que la fijación, en la URSS, se acercaba inexorablemente (...) [De
del grueso del ejército alemán fue lo que hecho, para Hitler] existió una enorme Jorge Verstrynge

LA ESTACIÓN
Sergio Kokis
Una discusión familiar a bordo de un tren. Una estación desierta en
medio de la estepa. Un pueblo solitario, habitado por gentes des-
confiadas y a las que no les gustan los forasteros. Con esos elemen-
tos, banales en apariencia, SERGIO KOKIS urde una trama que atra-
pa al lector desde las primeras páginas, sumergiéndolo en un mun-
do kafkiano en el que las cosas no son lo que parecen a primera
vista. Un mundo en el que Adrian, el protagonista de La estación,
extraviado en ese lugar perdido, sometido a una interminable espe-
ra, descubre que todavía es posible tomar las riendas de su propia
vida, incluso de cambiar su destino.

M O N T E S I N O S

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NOVELAS QUE ROMPAN LAS


VITRINAS DEL LUGAR DONDE
TODO SE VENDE

UN PISTOLETAZO EN MEDIO DE UN
CONCIERTO. ACERCA DE ESCRIBIR DE
POLÍTICA EN UNA NOVELA
Belén Gopegui
UCM-Ed. Complutense,
Madrid, 2008, 62 págs.

Como se indica en la presentación del


volumen, en septiembre de 2006 se en-
cargó al director del Departamento de
Literatura de la Universidad de Califor-
nia, San Diego, y a la sección de castella-
no hacer una lista de candidatos entre
escritores, cineastas y críticos a fin de se-
leccionar al representante español que
iba a intervenir en la celebración de la se-
rie de conferencias financiadas por el le-
gado de James K. Binder. Como queda
estipulado en la donación de este hom-
bre de negocios, que estudió su doctora-
do con uno de los fundadores del depar-
tamento, Roy Harvey Pearce, los confe-
renciantes deben alternarse por orden
riguroso entre ciudadanos de Francia,
Alemania, Italia y España. Hasta el mo-
mento habían intervenido Tzvetan Todo-
rov, Klaus Scherpe y Gianni Celati. La
candidatura de Belén Gopegui fue acep-
tada de manera unánime. Las razones esencial en la narrativa contemporánea: quiso poner de relieve además no sólo la
que esgrime uno de los responsables de qué significa escribir una novela hoy, de- imaginación emancipadora del trabajo
la decisión, autor del prólogo del ensayo, sechando en su respuesta el costumbris- literario de Gopegui sino “el coraje y la
apuntan que el comité quiso reconocer el mo, el bestseller y las variantes “de la no- exigencia intelectual de las posiciones
singular modo en que Gopegui “aborda vela realista que establecen una relación que defiende”.
las complejas relaciones de la literatura ingenua o malintencionadamente trans- Tomando pie en Coetzee, la autora de
con su tiempo, insólito en las letras espa- parente con una realidad que a Gopegui Lo real habla a través de Diego, “un mili-
ñolas porque se aleja del voluntarismo al le parece inverosímil”. Los narradores de tante político de alguno de los grupos de
uso sin renunciar, por ello, a que la no- sus novelas buscan los “pliegues episte- izquierda que hay en España”. ¿Por qué?
vela sea algo más que un objeto de con- mológicos de la realidad, para cuestionar Porque “desconfiaba un poco de mí mis-
sumo y entretenimiento”, y porque la au- aquello que se acepta como lógico y na- ma, pensaba que si tomaba la palabra di-
tora de El padre de Blancanieves parece tural, siendo las más de las veces irracio- rectamente podría acabar, casi sin darme
hacerse de modo continuo una pregunta nal y, sobre todo, injusto” (p. 8). El comité cuenta, queriendo complacer a un Mr.

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Binder imaginario que se encontrase en- la política la que se ocupe sobre todo de tima de sus respuestas, la resistencia de
tre los dueños del discurso dominante” la política: “Este problema pendular no se Pamela Lyndon Travers (Helen Lyndon
(p. 51). Así pues, a través de la voz de ha debido creo yo, a la torpeza de los no- Goff en realidad) a que Mary Poppins ca-
Diego, “un joven revolucionario de nues- velistas políticos, sino a cómo están dis- yera en las manos y miradas abductoras
tros días”, Gopegui construye su confe- tribuidas las posiciones. Cuando más de Disney, merece ser incorporada a la
rencia a partir de un fragmento del ca- débil es una posición, menos capacidad historia universal de la dignidad y el cora-
pítulo 22 de la segunda parte de Rojo y tiene para elegir el campo de batalla: el je, aunque, con esperancismo no sólo
negro de Stendhal –“La política […] es campo se lo impone el canon dominan- teórico sino práctico, activista, Gopegui
una piedra atada al cuello de la literatura te” (p. 23). apunta con acierto que “la novela cons-
y que la sumerge en menos de seis meses. La tesis de fondo: la novela del siglo XX, truye, en efecto, espacios de resistencia.
Cuando sobreviene la política en medio casi toda ella, matizan Diego-Gopegui, es Pero no siempre la resistencia es un lugar
de los asuntos de la imaginación, es como de una gran inverosimilitud (o, si lo pre- deseable ni útil. Resiste el organismo,
un pistoletazo en un concierto(…)”–, re- fieren, dialécticamente, de una gran vero- aplaza o soporta la fatiga y un día ya no
flexión que se reproduce, casi en su litera- similitud a partir de las dos reglas indis- resiste más y muere. Quizá ya no nos
lidad, en el capítulo 23 de la segunda cutidas del discurso dominante: la obli- quede mucho tiempo. Por eso, además de
parte de La cartuja de Parma. De ahí, de gada preponderancia de los personajes seguir resistiendo, tratamos a veces de
una sesgada lectura por lo demás parcial, negativos, distintos claro está del antihé- exigir que la presión disminuya” (p. 57).
del texto de Stendhal, y de otras causas roe –“al antihéroe no le salen las cosas, Luis Martín-Cabrera afirma en su breve
complementarias, una consecuencia cul- pero todavía quiere, o querría en algún presentación que Belén Gopegui escribe
tural no desdeñable que suele tomarse momento, que le salgan” (p. 35)– y, se- para que nos sintamos más acompaña-
por “lógica y natural”: “Existen, por su- gunda norma, del prestigio del destino dos en la lucha, menos solos, que la poé-
puesto –señala Diego/Gopegui–, nume- frente a la desprestigiada voluntad en la tica de su narrativa da cuenta de “una
rosas novelas que abordan la política. Sin novelística reciente. lucha de clases que no termina todavía y
embargo, casi todas lo hacen tras haber No se trata, pues, de que la novelística recuerda que la cultura es más un campo
asumido esa prohibición. Disculpándose, del siglo XX haya generado novelas siem- de batalla que un jardín francés”. Suena,
incluyendo, como se dice a veces, la polí- pre malas, sino que en cualquier caso han lo admito, a marxismo clásico, a Lukács, a
tica en el subtexto y no en el texto, o bien sido insuficientes. Con excepciones, Althusser, a Manuel Sacristán incluso, pe-
incluyendo sólo cierta política”. Analizar desde luego, apunta matizadamente Die- ro, además, suena y sabe a verdadero,
críticamente la naturalidad de esta situa- go-Gopegui. Juntacadáveres y El astillero porque, como Gopegui señala, cada día
ción, el trasfondo ideológico de esta poé- de Juan Carlos Onetti son contraejemplos deberán escribirse más novelas que rom-
tica, es el objetivo de la conferencia y de conocidos. ¿Por qué insuficientes decía- pan “no sólo el hielo del alma, sino tam-
los debates que la acompañaron. mos? Por la prohibición de la política. Fal- bién las vitrinas del lugar donde todo se
Pero, bien pensado, es sorprendente la ta en ellas, casi siempre, la otra mitad: vende, novelas del otro lado, de allí donde
afirmación anterior. ¿Hay prohibición de “(…) Claro que me importa, claro que me se admite que las reglas podrían ser dis-
la política en la literatura? No. Más bien, interesa que las novelas me hablen de la tintas: novelas que no ocurran en la urna
casi siempre existe prohibición, no enun- mitad de la mirada y del medio corazón y de cristal de los sentimientos protegidos,
ciada con claridad, de una política deter- de copas que flotan en el aire. Lo que re- los valores aceptados, la sumisión sin
minada, una prohibición que impide clamo es la otra mitad” (p. 28). Es esa mi- resto de melancolía” (p. 59).
escribir acerca de individuos que preten- tad complementaria, normalmente olvi- Esas novelas, escritas para las indivi-
dan instaurar un nuevo orden de cosas dada, la que Gopegui y Diego reclaman dualidades colectivas y para las colectivi-
sin ser tachados de enfermos, ingenuos o con admirable sensatez. dades individuales, no forman parte de la
totalitarios. Es eso, precisamente eso, lo De la claridad y profundidad político- historia de la literatura. Están fuera… Por
que suena como un pistoletazo en un au- filosóficas de Belén Gopegui (“…saben ahora.
ditorio donde se está interpretando el que mis posiciones políticas son claras o,
concierto para clarinete de Mozart. Go- mejor dicho, rojas”) son muestras nítidas Salvador López Arnal
pegui expone, además, un argumento de sus respuestas en el debate aquí recogido,
interés para explicar la generación de así como su breve e interesante reflexión
novelas políticas que desdeñen registros sobre el concepto de totalitarismo. Por lo www.elviejotopo.com
amplios y terminen por considerar nove- demás, la historia que cuenta en la penúl-

El Viejo Topo / 93
Libros

ARTE, GÉNERO Y PODER Cézanne o Degas se ejercitaron en la


transposición pictórica de la violencia
Hannah Höch confirmó el lado machista
de las vanguardias, incluso las ideológi-
MASCULINO de género, en especial por la representa- camente más avanzadas. En efecto, John
ción pasiva que ofrecen de la mujer en Heartfield, Richard Huelsenbeck o Jo-
ORDEN FÁLICO. ANDROCENTRISMO Y sus obras. Particularmente crítico se hanness Baader, artistas que oscilaron
VIOLENCIA DE GÉNERO EN LAS PRÁCTICAS muestra Aliaga con los misóginos y ho- entre el anarquismo y el comunismo, no
ARTÍSTICAS DEL SIGLO XX mofóbos Futurismo y Vorticismo, exalta- dejarán de expresar su hostilidad hacia
Juan Vicente Aliaga dores ambos de la virilidad y la fuerza el sexo opuesto. La participación de
bruta en recta línea con la retórica polí- Hannah Höch en las exposiciones fue de
Akal. Madrid, 2007, 331 págs.
tica fascista. Icono del Futurismo, Mari- hecho una carrera de obstáculos para la
netti no sólo es un defensor a ultranza de artista en un universo masculino que
la masculinidad, sino también de la he- aceptaba mal el afán de Höch por contri-
terosexualidad obligatoria. Otros artistas buir a la visibilidad social de las mujeres.
inscritos en el Vorticismo son objeto de Al lado de ella estarán dentro del movi-
Juan Vicente Aliaga es profesor de Be- atención, sobre todo por la manera en la miento Dadá otras innovadoras en el es-
llas Artes en la Universidad Politécnica que sus obras harán la apología del beli- tilo de Jeanne Mammen, quien trató la
de Valencia, así como un notable comi- cismo y el mundo de hombres, como es cuestión del lesbianismo y la prostitu-
sario de exposiciones y galardonado crí-
tico de arte. Con una trayectoria intelec-
tual muy vinculada a las desaparecidas
figuras del antropólogo Alberto Cardín y
del artista Pepe Espaliu, Aliaga forma
parte del grupo de jóvenes teóricos
Queer que aparecieron en el panorama
ensayístico español durante los años 90.
Entre otras cosas ha sido un elocuente
representante en España de las corrien-
tes inscritas en la idea de Performativity,
desde una firme oposición al formalis-
mo y la despolitización de la estética que
caracterizó a los 80. La tendencia Perfor-
mativity prestó una especial atención a
lo que vino a denominarse la Body Poli-
tics, explicando su estrecha vinculación
con actores políticos centrales en la lu-
cha contra el Sida, como fue el caso de
Kurt Schwitters

Act-Up. Bajo la imprenta teórica de Pie-


rre Bourdieu y Judith Butler, Orden fálico
navega por los mares de los dispositivos
y enunciados insertos en la obra de arte
que han contribuido a la perpetuación y el círculo vinculado a la revista Blast y ción desde enfoques alternativos a los
legitimación de los mecanismos de po- que encontrará a sus máximas figuras en del androcentrismo imperante. Actitud
der masculino y la violencia de género Wyndham Lewis, Jacob Epstein, Henri revolucionaria que contrastó del todo
arraigados en las prácticas sociales. Gaudier Brzeska, CWR Nevison, Paul con el contenido sexista de una parte
Interesante se revela la tesis de partida Nash o Eric Henri Kenington. importante de la producción dadaísta,
de este ensayista según la cual la misogi- El movimiento Dadá que se desarrolló en especial la de Kurt Schwitters, cuya
nia de las vanguardias no vendría a ser en Alemania en el periodo de entregue- obra se centró en los delitos de violencia
otra cosa que la reacción del mundo rras expresó en cambio su desprecio por sexual, muy frecuentes en la República
artístico ante el advenimiento del femi- la violencia y el militarismo, pero la difí- de Weimar. Significativa fue en ese senti-
nismo sufragista. Pintores como Sickert, cil situación en su seno de artistas como do la tendencia lustmord con Beck-

94 / El Viejo Topo
Libros

mann, Otto Dix, George Grosz y Rudolfo una estela Queer y butleriana.
Schlichter a su cabeza y que estribó en Algo más telegráfico se muestra Aliaga
una recreación pictórica de la brutalidad al abarcar la producción artística en los
del macho, la bestialidad, la muerte, el regímenes totalitarios, aunque no esca-
sexo y la prostitución en el que la mujer tima críticas ante el realismo socialista,
aparece sistemáticamente como la figu- el suprematismo y el constructivismo,
ra y la víctima central, dominando los que bajo el paraguas del estalinismo
cuerpos femeninos despedazados y ofrecieron tanto en los aspectos pictó-
martirizados. Aliaga llama la atención a ricos como en la fotografía y en el car-
cómo en el fondo la lustmord llegó a ser telismo propagandístico, una visión
la plasmación artística del instinto cri- masculina y virilizante del trabajo y el
minal inscrito en el poder falocrático. proletariado. El arte nazi, sobre todo
El surrealismo no se libra de crítica con desde una postura hostil a las vanguar-
motivo del estrecho vínculo que imperó dias de entreguerras, operará a su vez un
en esta corriente entre deseo y violencia. proceso de naturalización y esencializa-
La clave freudiana imperante en el su- ción de la mujer.
rrealismo contribuyó en gran medida a la A demoledora crítica son sometidas
ilustración del miedo masculino a la cas- también las vanguardias de la postgue-
tración y la representación de la mujer rra, entre ellas el expresionismo abstrac-
como una suerte de súcubo maléfico to encabezado por Jackson Pollock y
cuya fuerza estribaba en sus poderes tau- Henri Gaudier-Brzeska Willem de Kooning, el Pop Art liderado
matúrgicos. La mujer es así demonizada por Warhol, y Tom Wesselmann o el ac-
y vinculada a la maldad y lo abyecto. La nido lésbico. La italiana Carol Rama tam- cionarismo de Otto Muhl, y Hermann
pintura de Dalí y Matta se centrará en la bién dejó su marca al exaltar la autono- Nitsh. La violencia, la distorsión corpo-
degradación física y sexual de la mujer, ral, o la conversión de la mujer en mera
mientras que la de Giacometti la relacio- golosina según los clichés publicitarios
nará con los insectos. Hubo en el surrea- fueron la nota dominante. No falta Alia-
lismo una especie de esencialización de ga en subrayar la importancia de la pro-
la mujer, sobre todo en la producción de ducción artística femenina dentro de
Apollinaire, que apostó por el papel tra- estas corrientes, y que rompieron con el
dicional de la mujer maternal, así como impulso misógino y homófobo del mun-
en las iconografías de artistas como Félix do del galerismo en los años 60 y 70. Ob-
Labisse, Max Ernest, que la representa- jeto de análisis son a ese respecto la pro-
rán como el producto de la flor, el fruto y ducción de artistas niponas-americanas
la tierra. Bellmer, hombre atormentado y y vinculadas al universo Fluxus, como
marcado por el autoritarismo de un pa- Yoko Ono, Shiegko Kubata y Yayoi Kusa-
dre con ideas pro-nazis, quedará fascina- ma. Una tendencia crítica que en el ám-
do por la violencia corporal ejercida bito europeo encarnaron sobre todo
sobre la mujer. Masson y Magritte se ex- Niki de Saint Phalle y VALIE EXPORT. La
pandieron a su vez a la representación representación de la mujer en la guerra
del crimen pasional y la violencia. El su- del Vietnam y de Argelia, así como el arte
rrealismo supuso por lo tanto la materia- Victor Brauner en el movimiento feminista de los años
lización del falicismo desde la perspecti- 70 constituyen la parte del final de este
va masculina y heterosexual, quedando mía sexual de la mujer, a lo que hay que ensayo excelente y erudito, que guarda
plasmado sobre todo en las pinturas y sumar la obra crítica ante el falocratismo el mérito de recordarnos la terrorífica
dibujos de Victor Brauner. La patente de la francesa Louise Bourgeois, pasando incidencia de los símbolos en los proce-
misoginia y homofobia de Breton y la por la fotógrafa Claude Cahun, que al sos de violencia y discriminación de
mayoría de sus seguidores contrastó sin hacer hincapié en la provisionalidad de la género.
embargo con la obra de Man Ray, quien identidad femenina bien podría situarse
se atrevió a hacer iconografías de conte- en nuestros días, como apunta Aliaga, en Laurentino Vélez-Pelligrini

El Viejo Topo / 95
Libros

HEIDEGGER EN DELOS griego inicial, el origen oculto de Occi-


dente y de todo su pensar. Le asaltaba la
convertido a continuación en instru-
mento de una perspectiva extraña de
inquietud de que todo aquello que él ha- mundo, no dominaría ahora el poder,
ESTANCIAS
bía pensado no encontrara en la ansiada oculto aún en su propia singularidad, de
Martin Heidegger Grecia la correspondencia que esperaba. la técnica moderna, que todo lo penetra,
Trad. de Isidoro Reguera. Pero finalmente la encontró. No al prin- y de la ciencia y sociedad industrial, sub-
Pre-Textos, Valencia, 2008, 61 págs. cipio, algo decepcionante, sino en la ordinadas a ella”. Heidegger titubea por-
magnífica Delos. Ayudado por los poe- que se plantea si esa esperanza no será
tas, en especial por su admirado Hölder- vana, si no encontrará lo que busca, si
lin, Heidegger fue en busca de algo ocul- no habrá sido él mismo el que ha puesto
to pero aún así manifiesto, fue en busca en Grecia lo que quizá sin resultado
de alguna respuesta a las preguntas que indague. El comienzo en Venecia, una
Tras muchos años de espera, domina- se estaba formulando desde hacía tantos ciudad tomada por los turistas, no le
do por la indecisión y la duda, por fin en años. Preguntas acerca de la época mo- hace presagiar nada bueno: “Venecia
la primavera de 1962 Martin Heidegger derna, de la técnica y del sentido del ser. subsiste sin vigor”. Pero el pensador no
fue a Grecia. Era un regalo de su mujer. Y se preguntaba también por aquel Dios pierde la esperanza. Está convencido de
Embarcaron en Venecia en el Jugoslavija que era ya el único que podía salvarnos. que incluso para los hombres de esta
y se dirigieron hasta el Peloponeso, a “¿Cómo encontrar ese ámbito de espe- época dominada por el artificio y ya tan
Creta y Rodas; después a través del Egeo ranza” se pregunta el filósofo. Y añade: alejada de sus orígenes, puede haber
a Delos, Atenas, Egina y Delfos, y de “Si lo que sus pensadores pensaron con una respuesta, una estancia que no se
vuelta a Venecia. Fue un viaje en cierto ocasión de la retirada incipiente de los parezca en nada al tránsito mundano de
modo iniciático en el que Heidegger par- dioses no estuviera dicho en un lenguaje los turistas, al trasiego de las fotografías
tía con la duda de si lograría hallar lo desarrollado, si lo dicho no hubiera sido y los discursos superficiales y vacuos.

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96 / El Viejo Topo
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apartada de la realidad. Eso parece, al


menos”. Y continúa: “Ante el azul del
cielo y del mar, a cada hora cambiante,
surgía la idea de si Oriente aún podría
significar para nosotros un orto de la luz
y de la iluminación, o de si, más bien,
sólo luces históricamente producidas y
artificialmente mantenidas simulaban
todavía la ilusión de una revelación pro-
cedente de allí”. Hasta que, guiado por
Heráclito, en Delos descubre lo que bus-
ca: la aletheia, “la unicidad de desoculta-
miento (desescondimiento) y oculta-
miento (escondimiento)”. Pues la ale-
theia es “el ámbito: lo abierto, que se
ofrece a sí mismo, que alcanza, delimita
y libera todo, que a todo lo presente y
ausente depara llegada y momento, par-
tida y falta”. En Delos lo anhelado se
cumplió, lo imaginado se llenó de pre-
sencia, de aquello que, esclarecido en
otro tiempo “brindó por primera vez
presencia a los griegos”. Y por ello en
Delos el viaje a Grecia se convirtió por
primera vez en estancia, el ámbito del
ocultar desocultante que, al abrirse,
brinda estancia a la physis. Pues, piensa
Heidegger, “lo que hoy significa para
nosotros mundo es la inmensa maraña
de un aparataje tecnológico de informa-
ción que se ha colocado delante de la
physis incólume, ocupando su puesto,
cuyo funcionamiento sólo resulta acce-
sible y dirigible ya por medio del cálcu-
lo”. Y así sólo en muy contadas ocasiones
y tras larga preparación podemos acce-
der a la presencia de aquello que en
otros tiempos “recibió del ámbito de la
aletheia forma y medida”. Descubrir lo
Mas se da cuenta, en sus primeros con- ya inquiría Hölderlin. Y de nuevo Hol- invisible que sin embargo, en su oculta-
tactos, que el paisaje y las ruinas no son derlin apuntaba “¿por qué callan tam- miento, hace posible la visibilidad y per-
suficientes para hacer aflorar ese enigma bién ellos, los viejos teatros sagrados?” ceptibilidad y que da sentido al pensar y
que tanto le atrae. Como un poeta, como Son las preguntas que el “maestro de el poetizar griegos. Y le surge al pensador
un místico, Heidegger busca una expe- Alemania” renueva y hace suyas. A las una nueva pregunta: si al ser humano se
riencia que va más allá de lo sensible. que añade su propio pensamiento: Có- le concedería aún una “estancia patria”,
Una experiencia intelectual pero tam- mo es posible liberarse todavía de la vio- como en otro tiempo a los griegos. La
bién física. Busca una especie de nuevo lencia de la esencia de la técnica. Y de visita al Partenón le fascina y le hace
hogar en un tiempo remoto. Pero ¿cómo nuevo duda: “A la vista de esta situación plantearse la creciente desolación de la
habría de mostrarse todo aquello?, de mundo, la rememoración de lo pro- existencia moderna, al tiempo que
“¿Dónde resuena el gran destino?”, como pio del helenismo resulta una labor regresa a Heráclito y la aletheia: “ni des-

El Viejo Topo / 97
Libros

En este pequeño diario de viaje asisti-


mos a la búsqueda heideggeriana del ser
en un lugar concreto; asistimos a la bús-
queda de lo inefable a través de las rui-
nas y el paisaje, de los pueblos y los tem-
plos. Nos encontramos con buena parte
de los problemas que Heidegger se había
planteado a lo largo de su vida reunidos
en unas breves notas, en unos apuntes
de viaje magníficamente escritos que
nos presentan a un filósofo que añora un
pasado que quizá nunca existió y deplo-
ra un presente que quizá nunca com-
prendió del todo. Un librito, en fin, de
lectura más que recomendable, una es-
tancia en la divina Grecia que va más
allá de lo anecdótico para internarse en
lo esencial.
cubre ni encubre, sino que muestra”. Es técnica cada vez hacen más difícil la
el antepatio de lo sagrado. Mas el turis- posibilidad de estancias como la depara-
mo, la industrialización moderna y la da al filósofo en este regalo tan especial. Antonio García Vila

ESE IMPERCEPTIBLE
MOVIMIENTO
Aude
Aude (Claudette Charbonneau-Tissot, Montréal, 1947) recibió en
1997 el “Prix du Gouverneur Général du Canada” por este libro
emocionante, que se dirige directamente al corazón del lector a tra-
vés de un estilo cristalino que aúna la sencillez con una elevadísima
calidad literaria.
Compuesto por trece relatos, Ese imperceptible movimiento nos se-
duce al mostrarnos cómo nuestras vidas dependen de sensaciones
apenas comprendidas, de gestos sólo insinuados, de melancólicas evo-
caciones del pasado, de silencios y de angustias que casi nunca se
comparten.
Es este un libro pequeño, que puede leerse rápidamente, y que sin
embargo, a pesar de su brevedad, dejará una huella imborrable en
aquellos que se asomen a los vértigos de sus páginas.
M O N T E S I N O S

98 / El Viejo Topo

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