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8.

LA FILOSOFÍA DE LA LIBERACIÓN
N.L. Solís Bello Ortiz, J. Zúñiga, M.S. Galindo y M.A. González Melchor

origen del movimiento regiones nombradas y dentro de un discurso


estrictamente filosófico, y aún antes del movi-
La filosofía de la liberación latinoamericana miento posmoderno, cuyo origen puede ser
es un movimiento filosófico y, como todo mo- situado solamente desde 1979, con la obra de
vimiento, surge en una coyuntura histórico- Lyotard.
mundial de la que los mismos actores frecuen- Así, en India, en la década de los setenta
temente no tienen clara autoconciencia. Como (1973, aproximadamente), Ranajit Guha, un
la fenomenología con Husserl o el existencia- historiador marxista que se inspira en M.
lismo con Sartre, la filosofía de la liberación Foucault, comienza a interpretar la historia
es fruto de una generación, tiene como núcleo de su continente con nuevas categorías. Con
a algunos filósofos cuya referencia es inevita- el tiempo se denominará Subaltern Studies el
ble, aunque se constituyeron corrientes o esti- grupo formado en torno a él (véase Spivak, G.,
los diferentes en su interior. Con los años los 1989). Se trata entonces de una crítica episte-
actores que siguen produciendo filosofía de la mológica ante el monopolio hermenéutico de
liberación se han ido decantando y el panora- Unidos y Europa respecto de la ciencia histó-
ma es más claro. El acontecimiento fundador rica. De la misma manera, en África, un Poulin
debe situarse a finales de la década de los se- Hountondji escribe su obra Critique de l’éthno­
senta, en una situación de crisis filosófica, cul- philosophie en 1977 (Hountondji, 1977b), en
tural, política y económica de contornos ex- la que muestra que la interpretación de P.
plosivos, que parte de la expe­riencia del ’68 Tempel (Tempel, P., 1949) sobre el material et-
(en París, en Berkeley, en Tlatelolco en México nológico bantú no era una filosofía propia-
o en el Cordobazo de Argentina). De cierta mente africana, sino estrictamente europea en
manera la filosofía de la liberación es una he- cuanto a las preguntas y respuestas filosóficas.
rencia filosófica del ’68. Se necesitaba una nueva visión desde la peri-
Globalmente es el surgimiento en la perife- feria africana, para poder expresar una “filo-
ria de un pensamiento crítico que se desarro- sofía bantú”. Por su parte, Edward Said, el
llará hasta el presente. Se trata de la toma de pensador árabe-palestino, emprenderá una
conciencia de la realidad en el mundo perifé- tarea descolonizadora fundamental —desde
rico, en el horizonte de los países que fueron la literatura francesa primero y desde la an-
colonias de Europa, donde las ciencias en ge- glosajona después— en su obra de 1978 Orien­
neral, y las ciencias sociales y la filosofía en talism. Western conceptions of the Orient (Said,
particular, tuvieron igualmente un carácter E., 1990). Obsérvese que las fechas son poste-
colonial, de repetición del horizonte catego- riores al surgimiento de la filosofía de la libe-
rial y metódico de las ciencias metropolitanas. ración, que comienza formalmente a finales
Se trataba de una ruptura epistemológica de de 1969 y se hace presente ante la comunidad
mucho mayor alcance que el imaginado por filosófica con la ponencia de E. Dussel “Meta-
L. Althusser al exponer el tema —era una rup- física del sujeto y liberación” en el II Congreso
tura con Althusser mismo, por otra parte. Esta Nacional de Filosofía en Córdoba, Argentina,
toma de conciencia se fue dando en toda la en 1971 (véase Dussel, E., 1971).
periferia: en Asia, en África y en América Lati- La filosofía de la liberación es entonces el
na —en esta última antes que en las restantes primer movimiento filosófico que comienza la

[399]
400 segunda parte: corrientes filosóficas del siglo xx

descolonización epistemológica de la filosofía dad de América Latina. Había una actitud am-
misma, desde la periferia mundial, criticando bigua. Por una parte, casi todos los miembros
la pretensión de universalidad del pensamiento de esa generación se sentían parte de la cultu-
moderno europeo y norteamericano situado en ra occidental (miembros de la comunidad
el centro del sistema-mundo. En el momento filo­sófica criolla de la ciudad letrada), pero,
de su nacimiento, ni sus creadores ni sus críti- por otra parte, reclamaban el derecho a la
cos tuvieron conciencia de este significado auto­nomía y a la originalidad. Esta genera-
mundial, que cobra más sentido, que nunca al ción hi­zo posible el surgimiento de la filosofía
inicio del siglo xxi (véase Dussel, E., 2008b). de la liberación.
Quizá la culminación de ese proceso fue la
polémica entre los miembros del grupo mis-
antecedentes mo (que conocían la historia de la filosofía
latinoamericana, no como los que la critica-
La filosofía de la liberación en el caldo de cul- ban ignorándola) sobre la existencia o no de
tivo de la tradición de los estudios historiográ- una filosofía latinoamericana original y autén­
ficos de la llamada filosofía latinoamericana. tica. La pregunta la lanzó Augusto Salazar
Puede interpretarse como una corriente que Bondy con su obrita publicada en 1968: ¿Exis­
cobra autonomía allá por 1969, por razones te una filosofía de nuestra América? (Salazar
que explicaremos resumidamente. Bondy, A., 1968), a la que L. Zea responde, en
El grupo generacional de 1950-1960 (véase 1969, con La filosofía como filosofía sin más
Beorlegui, C., 2004, El pensamiento filosófico (Zea, L., 1975).2 La polémica es ciertamente el
latinoamericano, pp. 557 ss.)1 comenzó a estu- antecedente inmediato filosófico latinoameri-
diar la historia del continente y a los filósofos cano del origen de la filosofía de la liberación.
latinoamericanos una vez terminada la segun­ Cabe destacar que L. Zea muestra con razón
da guerra mundial. Leopoldo Zea, en México; que los filósofos que pensaron en América La-
Arturo Ardao, en Uruguay; Francisco Romero, tina eran —inevitablemente en tanto que pen-
en Argentina, etc. —tema tratado en la contri- saban lo propio— filósofos auténticos y origi-
bución anterior de D. Ramaglia—, presenta- nales. Sin embargo, lo hacían con un cierto
ron la primera visión de la historia de la filo- estilo colonial, en el sentido de que se inspira-
sofía por países, y comenzaron a efectuar una ban y usaban a los filósofos europeos o norte-
interpretación de conjunto, lo que supuso americanos como la autoridad que justificaba
aglutinar la inmensa obra realizada por la fi- sus conclusiones. Salazar Bondy, en cambio,
losofía de numerosísimos autores, desconoci- se situaba desde el contexto sociopolítico y
da antes en su significación latinoamericana. económico de la cultura latinoamericana. En
Todo esto culminó en la necesidad de hacer la medida en que fuéramos coloniales o depen­
un balance, al final de la década de los sesen- dientes desde un punto de vista cultural, eco-
ta, del logro alcanzado en veinte años de tra- nómico y político, lo seríamos igualmente en
bajo. Se imponía hacer la interpretación del el nivel epistemológico, y por ello no podía-
material en­contrado y expuesto y, acto segui- mos pensar auténticamente, porque la reali-
do, la exigencia de descubrir un sentido. De dad misma pensada no era genuina en tanto
todas maneras se hacía evidente que el carác- que estaba negativamente determinada como
ter general de la filosofía latinoamericana des­ dominada. Pero, además, tampoco había al-
de la invasión europea de 1492 tuvo siempre canzado una independencia filosófica suficien-
una fisonomía colonial, aunque inevitable- te para pensar no como comentaristas o como
mente con un rostro propio. Filósofos autóc- los que aplicaban filosofías del centro en la pe-
tonos aplicaban lo aprendido en el centro me- riferia, sino como quienes comenzaban a pen-
tropolitano (Europa y después Estados Unidos) sar metódicamente y de manera autónoma
a las situaciones correspondientes de la reali- desde su propia realidad sociohistórica.

1
 Remitimos a la excelente descripción de todo este 2
 Véanse sobre la polémica los dos artículos de E. Dus-
tema en la obra nombrada, pp. 557-895, para un estudio sel: “El proyecto de una filosofía de la historia latinoame-
más detallado donde se trata esta generación, la de la ricana” —sobre la posición de L. Zea respecto a A. Sala-
filosofía de la liberación, y de sus posteriores derivacio- zar Bondy—, y “Augusto Salazar Bondy y el origen de la
nes y debates. filosofía de la liberación” (Dussel, E., 2007c, pp. 56-79).
la filosofía de la liberación 401

L. Zea es un representante de la tradición ayudaba en la tarea interpretativa novedosa


filosófica latinoamericana con autoconciencia de la economía. En una reunión en Buenos
de su historia. Salazar Bondy tiene además la Aires entre sociólogos, economistas y filóso-
clara conciencia de la negatividad de la filoso- fos (entre ellos E. Dussel), gracias a las obras
fía latinoamericana en el horizonte de una de O. Fals Borda (sociología de la liberación) y
“cultura dominada”. La filosofía de la libe­ de Camilo Torres en sociología; de la Pedago­
ración podía surgir a partir de ambos presu­ gía del opri­mido (1968) de Paulo Freire, se de-
puestos (pero no era todavía ninguno de ellos batió sobre la importancia de la dialéctica
en sentido estricto): a] Asumiendo como pro- “dependencia-liberación”.4 Surgió así la prime-
pia la historia de la filosofía latinoamericana; ra idea de una ética, de una filosofía práctica
b] Más allá de la negatividad conocida, y c] Co- de la liberación más allá del mero comenta-
menzar a pensar positiva y filosóficamente, no rio de los filósofos europeos. Había que supe-
sólo la dominación y sus efectos como punto rar la ontología he­geliana y heideggeriana. Pe­
de partida, sino la realidad del proceso de la ro, ¿cómo podía hacerse?
liberación posible, lo que exigía nuevo mé­ En efecto, filosóficamente en ese momento
todo y categorías filosóficas. El tema era así la la fenomenología en su vertiente husserliana
positividad misma del proceso de liberación, o heideggeriana tenía en Argentina una cierta
que era pensado por primera vez desde una hegemonía. Esta tradición —que en esto fue
filosofía que iba descolonizándose incluso en un factor positivo— permitió efectuar una pri-
la reflexión crítica misma y desde la periferia mera recepción de las tesis de la Escuela de
poscolonial —que con la revolución cubana Frank­furt (por medio de Osvaldo Ardiles, H.
comenzaba igualmente a dar signos de un des- Assmann y otros). Los acontecimientos del ’68
pertar histórico creciente, cuyo desarrollo po­ popularizaron la obra de H. Marcuse, que su-
sitivo no se presentaría sino hasta el si­glo xxi, girió ya el concepto de “liberación”. El hombre
gracias a otros procesos políticos e históricos unidimensional (Marcuse, H., 1968)5 politizó
recientes. La larga senda hacia la segunda la ontología y permitió acercarse a la realidad
emancipación latinoamericana (meta en el que vivía el pueblo bajo la dictadura (tan se-
largo plazo de la filosofía de la liberación), mejante por otra parte a la opresión vivida
cuyos peldaños son las revoluciones contem- bajo el nazismo por los filósofos alemanes
poráneas: la cubana (1959), a la que le segui- nombrados). Por ello, la palabra “liberación”
rá la revolución democrática socialista de cobraba sentido filosófico y político, ya que
Allende (1970), y posteriormente continuará principalmente venía propuesta por el uso en
con la revolución sandinista de 1979, la zapa- todos los movimientos de liberación nacional
tista de 1994, la bolivariana de 1999, la bolivia- que habían sido organizados en el África y el
na en 2006, la paraguaya de 2008, y otras tan- Asia de la posguerra. La obra de 1961 de F.
tas mo­vilizaciones populares, que serán hitos Fanon, Los condenados de la tierra (Fanon, F.,
que la filosofía de la liberación tendrá como 2001), junto con el famoso prólogo de J.J. Sar-
referencia e inspi­ración, y con los que se com- tre, serán lecturas obligatorias del momento:
prometerá en una militante reflexión estricta-
mente filosófica. La élite europea se dedicó a fabricar una élite in-
Mientras tanto, se habían dado muchos fac- dígena […] Desde París, Londres, Amsterdam no­
tores que permitieron el surgimiento del nuevo
movimiento filosófico. En primer lugar, episte­
mológicamene, el enunciado de nuevas inter-
4
 Las obras Dependencia y desarrollo en América Lati­
na (Cardoso, F.H: y Faleto, E., 1958) y La dependencia
pretaciones socioeconómicas posteriores a la
político-económica de América Latina (Jaguaribe, H. y
etapa de los gobiernos nacionalistas (desde otros, 1970) ,escritas por Cardoso, Faleto, Jaguaribe,
1930 hasta 1954, fecha esta última que indica Ferrer, Wionczek y Dos Santos fueron un verdadero ma­
el comienzo de la intervención norteamericana nifiesto. Del último nombrado, especialmente su trabajo
en América Latina, con el golpe de estado de “La crisis de la teoría del desarrollo y las relaciones de
Castillo Armas contra Jacobo Arbenz). La cepal dependencia en América Latina” (pp. 147-187), y su re-
ciente confirmación sobre la teoría de la dependencia en
de la época, bajo la dirección de Raúl Prebisch,3
Dos Santos, Th., 2002.
5
 Véase de H. Marcuse, “Liberación respecto a la so-
3
 Véase Prebisch, R., 1964, Nueva política comercial ciedad opulenta”, en la obra colectiva de David Cooper,
para el desarrollo. 1969, La dialéctica de la liberación, pp. 183-201.
402 segunda parte: corrientes filosóficas del siglo xx

sotros lanzábamos palabras: ¡Partenón! ¡Frater­ po generacional tenían por motivación el mu-
nidad!, y en alguna parte, en África, en Asia, tuo conocimiento de los partici­pantes y el
otros labios se abrían: ¡…tenón! ¡… nidad! Era la debate filosófico, y se realizaron en el poblado
Edad de Oro.6 de Santa Rosa de Calamuchita de las sierras
cordobesas. En la I Semana Académica de la
Otro antecedente consistía en el boom de la Universidad del Salvador (Buenos Aires, agos-
literatura latinoamericana, cuyo espíritu ge- to de 1970, que trató el “pensamiento argenti-
neral lo animaba de crítica al colonialismo no” en clave crítica, latinoamericana y antieuro­
europeo o norteamericano, y la afirmación de céntrica), se comenzó a bosquejar la agenda.
lo latinoamericano como retorno a los oríge- Todos estos acontecimientos se vieron acre-
nes. Era el caso de Alejo Carpentier, con sus centados por la repercusión que tuvo el I Con-
Pasos perdidos, pero sobre todo Gabriel Gar- greso Nacional Argentino de Filosofía (marzo
cía Márquez, con el éxodo de una comunidad de 1971) donde se presentaron ponencias de
arrinconada ante el poder petrolero extranje- los miembros del grupo original. Entre ellas,
ro de Cien años de soledad. se expuso:
En el horizonte mundial, la cultura de Amé-
rica Latina estaba dando muestras de su crea- ¿Es posible una filosofía auténtica en nuestro
tividad: la teoría de la dependencia, que trans- continente subdesarrollado y oprimido aun cul-
formaba las bases de muchas interpretaciones tural y filosóficamente? Es posible sólo con una
económicas y sociológicas del desarrollo; la condición: que, desde la autoconciencia de su
teología de la liberación, que significaba la re­ alienación, opresión, sabiéndose entonces estar
interpretación del cristianismo desde la praxis sufriendo en la propia frustración la dialéctica de
popular y en diálogo con el marxismo, seme- la dominación, piense dicha opresión; vaya pen-
jante a la acuñada por la reforma protestante sando junto, desde dentro de la praxis liberadora
del siglo xvi; la creatividad literaria sin igual. una filosofía ella misma también liberadora.7
En realidad, lo que se estaba dando, exacta-
mente, era el complimiento de la condición En la II Semana Académica (agosto de
que exigía Salazar Bondy pa­ra que hubiera 1971) se trató ya explícitamente, como temáti-
una filosofía latinoamericana auténtica: que ca general, la “liberación latinoamericana”,8
el pueblo, que la cultura, que América Latina donde J.C. Scannone expuso tres tipos de pro-
dejara de ser dependiente, dominada, y ante yectos socioeconómicos (el liberal, el desarro-
todo, por su propia actitud intersubjetiva ante llista de eficientismo tecnocrático, y el de la
la existencia. Un pueblo comenzaba a ponerse mera subversión, que invierte los términos sin
de pie: una filosofía latinoamericana crítica transformaciones ontológicas) que debían ser
era posible. superados por nuevas “líneas ontológicas de
la mediación liberadora” (Scannone, J.C., 1972,
p. 119), concluyendo que “recién por la praxis
etapa originaria de la filosofía liberadora irá surgiendo del pueblo mismo la­
de la liberación (1969-1973) tinoamericano el auténtico proyecto nacional
que dé cabida a su novedad”.
El origen formal debe fijarse a finales de la dé- Hugo Assmann insistió en la necesidad de
cada de los sesenta, en 1969 más exactamente, clarificar el lenguaje de liberación, para li-
cuando surgió la idea de desarrollar una filo- brarlo, dentro de un análisis marxista renova-
sofía con las mismas preguntas metodológi- do, de cargas ideológicas que se mezclaban en
cas desde las cuales se desarrolló la teoría de sus narrativas.
la dependencia. Esto produjo con el tiempo
que un grupo de jóvenes filósofos de diversas
uni­versidades argentinas, articulados en los 7
 Dussel, E., 1994, “Metafísica del sujeto y libera-
mo­vimientos populares y teniendo igualmen- ción”, p. 319 (ponencia presentada en el I Congreso y
te experiencia de lo que acontecía en otros publicada en Temas de filosofía contemporánea, Su­
damericana, Buenos Aires, 1971, pp. 27-32).
países latinoamericanos, se reunieran perió- 8
 Véase Stromata (Buenos Aires) (1972), año xxviii,
dicamente. Sus encuentros en calidad de gru­ núms. 1 y 2, con ponencias de H. Borrat, E. Dussel, J.C.
Scannone, H. Assmann, y un interesante debate final
 Fanon, F., 1961, p. 7.
6
(pp. 181-193).
la filosofía de la liberación 403

Enrique Dussel presentó en “Para una camente opresor […] En América Latina, y muy
fundamentación dialéctica de la liberación pronto en África y en Asia, la única filosofía posi-
latinoamericana” el proyecto que venía desa- ble será la que se lanza a la tarea destructiva de
rrollando y que le ocupará al menos hasta la filosofía que los ocultaba como oprimidos, y,
1977. Desde una crítica a la modernidad co­ luego, al trabajo constructivo, desde una praxis
mo crítica a la ontología (desde Aristóteles, de liberación, del esclarecimiento de categorías
hasta Hegel o Heidegger), se plantea el pro- reales que permitirán al pueblo de los pobres y
blema de la alteridad (en clave levinasiana marginados acceder a la humanidad de un siste-
modificada), y desde allí toda la temática de ma futuro de mayor justicia internacional, na-
la liberación erótica o de género (varón-mu- cional, interpersonal (idem).
jer), pedagógica (padres-hijos, estado-cultura
popular), política (desde el pueblo, pero anti- Esta temprana obra merecería un comen-
populista) y antifetichista (que es una antici- tario más amplio que superaría el espacio de
pación de los cinco tomos de Para una ética esta corta contribución, pero sería útil porque
de la liberación latinoamericana,9 incluyendo los diversos participantes de los encuentros
la Filosofía de la liberación escrita en 1976, ya abren ya pistas que son todavía vigentes al co-
en México). mienzo del siglo xxi, manifestando una gran
Es interesante indicar que en el debate Ma- madurez en la reflexión conjunta.
rio Casalla explicó “que a los pensadores de O. Ardiles expone “Bases para una des­
frontera, entre los cuales se encuentra Marx, trucción de la historia de la filosofía en Améri-
no se les podría involucrar sin más en la lógica ca indoibérica” (ibid., pp. 7 ss.), donde, desde
de la totalidad” (Stromata, 1972, 1/2, p. 96). un punto de partida indígena contra la visión
Mientras tanto en El Escorial, ante más de hegeliana de la historia universal, se refiere a
400 profesores europeos, se había presentado “la estructura de la conciencia colonizada”
el pensamiento de liberación latinoamerica- por la modernidad europea, articulando la
no, con la presencia, nuevamente, entre otros, reflexión filosófica estricta (aprendida en sus
de H. Assmann, J.C. Scannone y E. Dussel. La estudios en Alemania), con hechos de la histo-
temática había cruzado el Atlántico. ria y de la filosofía latinoamericana y su litera-
Por otra parte, las semanas académicas ar- tura (citando entre otros a E. Galeano). Es ya
gentinas irán creciendo hasta hacerse multi- una narrativa filosófica en claro dominio epis-
tudinarias. Fruto de ellas fue el primer libro temológico descolonizador —introdujo en el
de conjunto.10 Dicha publicación contenía en grupo la necesidad de estudiar la Escuela de
la portada, como fondo, un texto de la página Frankfurt.
A manera de manifiesto, que era la primera de- El texto de H. Assmann (que acaba de mo-
claración de principios del movimiento (re- rir en Brasil en 2008), de manera aún más so-
dactado eventualmente por E. Dussel), donde bresaliente, muestra el estatuto ideológico de
se expresaba entre otros aspectos: la filosofía latinoamericana tradicional y su
pretensión de apoliticidad (ibid., pp. 27 ss.), y
Un nuevo estilo de pensar filosófico ha nacido en escribe sobre “la tarea de la descolonización
América Latina. No se trata ya de un pensar que de nuestra cultura”:
parte del ego, del yo conquisto, yo pienso o el yo
como voluntad de poder europeo imperial (te- En la perspectiva de una filosofía que se quiere
niéndose en cuenta que Estados Unidos y Rusia latinoamericana, esto significa que la originali-
son las dos prolongaciones del hombre moderno dad de los temas latinoamericanos —sea para la
europeo) […] La filosofía de la liberación preten- filosofía […] sea para cualquier tarea cultural—
de pensar desde la exterioridad del otro, del más sólo tiene condiciones de brotar, como actualiza-
allá del sistema machista imperante, del sistema ción práctica de lo originariamente nuestro, allí
pedagógicamente dominador, del sistema políti- donde es asumida, en términos políticos, por
nuestra lucha de liberación (ibid., p. 29).
9
 En noviembre de 1972, en un ciclo de conferencias
Assmann insistirá, como ninguno, en que
en Viedma (Patagonia), expondrá el mismo proyecto
más ampliado (Dussel, E., 1977b).
la filosofía surge de una praxis política concre-
10
 Hacia una filosofía de la liberación latinoamericana ta o no puede ser filosofía de la liberación —en
(Ardiles, O. y otros, 1973). visión renovadamente marxista.
404 segunda parte: corrientes filosóficas del siglo xx

Mario Casalla, en “Filosofía y cultura na- zas dominantes que nos oprimen desde el cen-
cional en la situación latinoamericana con- tro” (p. 115). Se trata entonces de introducir
temporánea” (ibid., pp. 38 ss.), partiendo de en la dialéctica una radical alteridad para ges-
una cita de Carlos Astrada, hace una crítica a tionar el proceso con autoconciencia de no
la filosofía academicista y liberal, que tiene simplemente continuar en el proceso de la ra-
por proyecto una articulación con el pueblo. zón europea. De Zan devendrá un especialista
Escribe que “cuando una comunidad produce crítico de Hegel.
su agrupamiento sobre bases multitudinarias Enrique Dussel expone “El método ana­
que recogen una ancestral memoria común y léctico y la filosofía latinoamericana” (ibid.,
el anhelo de un destino también común, nos pp. 118 ss.), continuando de alguna manera lo
hallamos en presencia de un Pueblo […] ele- indicado por De Zan. Partiendo de la crítica
mentos que, organizados comunitariamente, de Schelling, Feuerbach, Kierkegaard y Marx
dan forma a una Nación” (ibid., p. 47). Con a Hegel desde 1841 (tema que había sido obje-
referencias a Heidegger (y, sin saberlo quizá, a to de dos seminarios en Mendoza), y teniendo
C. Schmitt), nuestro autor identifica pueblo y ya en cuenta a E. Levinas, introduce en el pro-
nación (con mayúscula y cursiva en el ori­ ceso dialéctico una afirmación originaria, an-
ginal). Esto abrirá una corriente dentro de la terior a la negación primera: el que el esclavo
filosofía de la liberación (véase Casalla, M., niegue su esclavitud (la negación de la nega-
1973).11 ción) es consecuencia de afirmar antes el que-
Horacio Cerutti colabora con una investi- rer ser libre. Esa afirmación, sugerida por P.
gación sobre la utopía, muy trabajada y con Ricoeur, es el “momento analéctico” del pro­
exhaustiva bibliografía, aunque no es una ceso dialéctico, metódicamente esencial para
contribución explícitamente de filosofía de la una filosofía de la liberación, más allá de He-
liberación. gel y Heidegger.
Carlos Cullen afirma que “el pueblo descu- Aníbal Fornari se ocupa de la educación
bre que es Nación. Ésta nos parece la afirma- liberadora como condición de la filosofía lati-
ción básica que se desprende históricamente noamericana:
de la lucha de liberación de los pueblos” (ibid.,
p. 100), inspirándose en Heidegger y critican- Mientras por la praxis política revolucionaria no
do al Hegel de la Fenomenología del espíritu. se cambie la infraestructura socioeconómica,
Por otra parte, como “el dominador está den- las condiciones teóricas y su respectiva imple-
tro de la nación como inteligencia nacional mentación pedagógica, son generalmente formas
del estado liberal” (p. 102), el pueblo escinde de conciencia que actúan como ideología (ibid.,
la comunidad en su lucha por devenir nación p. 138).
liberada del estado liberal y del imperio de
turno (véanse pp. 102-103). Se trata de pensar el pasaje “de la libera-
Julio de Zan, en su “Dialéctica en el centro ción política a la educación” (p. 141), para
y en la periferia” (ibid., pp. 105 ss.) y desde la después pasar “de la educación a la filosofía”
problemática de la dialéctica del señor y el es- (p. 145), para terminar en “la filosofía de la li-
clavo, en debate con L. Althusser, indica que beración” (p. 152). Es la incorporación de P.
“la dialéctica del centro no resulta utilizable Freire y G. Lukács, pasando por Ricoeur, a la
en la periferia […] Nuestra crítica descubre, filosofía de la liberación. Su estadía de un se-
desde el polo de la dependencia, una radical mestre en Mendoza le permitía usar textos
inversión del sentido de esa dialéctica” (p. 107). inéditos del movimiento.
“La pretendida ley dialéctica inmanente, de- Daniel E. Guillot, profesor de filosofía con-
terminada por el propio contenido del proce- temporánea en la unc de Mendoza y que des-
so, funciona en la periferia como el elemento pués será expulsado por los grupos de dere-
ideológico encubridor de las concretas fuer- cha de su universidad, reflexiona sobre “La
mala conciencia del filósofo latinoamerica-
no”. La filosofía académica imitativa latino­
11
 Esta obrita, Razón y liberación, que contiene ponen-
americana es “la paz en la conciencia” aliena-
cias presentadas en el II Congreso Na­cional de 1971, y
entregada en 1972 a la editorial Si­glo XXI, es una buena da (ibid., p. 165), el punto de partida. La mera
muestra (en su temática y bibliografía) de una corriente negatividad de la mala conciencia hegelia­na no
de la filosofía de la liberación en esa fase inicial. es suficiente. Se trata de la mala conciencia
la filosofía de la liberación 405

que crea el descubrimiento de Salazar Bondy irrupción de lo nuevo” (p. 230). Roig mani­
de que la filosofía latinoamericana por imita- fiesta así, en el movimiento, la necesidad de
tiva es discontinua (porque sigue las modas explicitar las diversas corrientes —aunque en
europeas y no su lógica interna), sinóptica 1978, en un seminario de los exiliados en Mé­
(porque la moda es nueva pero no propia) y xico, declarará honestamente que no podía
tardía (porque debe llegar a América Latina la seguir siendo parte del grupo de los filósofos
traducción del producto novedoso europeo ya de la liberación.12
cumplido). Pero esta mera negatividad (la con- Juan Carlos Scannone, fundador con E.
ciencia de no ser auténticos) se torna crítica Dussel de las Semanas Académicas de la Uni-
cuando toma conciencia de las causas que la versidad del Salvador (Buenos Aires) y es­
producen. Hasta aquí Salazar Bondy. Pero pecialista dentro del grupo filosofía de la re­
hay que dar ahora un paso nuevo hacia “la po­ ligión, trata la cuestión de “Trascendencia,
sitividad de la filosofía latinoamericana”, un praxis liberadora y lenguaje”. En esta etapa
más allá de un “aún no” donde al filosofía “es originaria, y simultáneamente a los aconteci-
una actitud de servicio […] con el que sufre” mientos indicados, él fue quien informó al
(p. 170). Guillot es un miembro brillante de la grupo del libro de E. Levinas (Levinas, 1961).
filosofía de la liberación originaria, cuya voca- Lo cierto es que plantea la cuestión del ateís-
ción filosófica fue truncada por la dictadura mo, en diálogo con Marx, afirmando desde
militar argentina. Levinas (y con Blondel, tema de sus tesis en
Antonio E. Kinen expone el tema “Meta­ Innsbruck) que la negación de la negación del
física e ideología” (ibid., pp. 172 ss.), con bi- hombre supone el ateísmo del ídolo, mientras
bliografía de la Escuela de Frankfurt (Adorno, que la afirmación del “rostro del pobre” es ya
Marcuse y Marx mismo frecuentemente). un salto a la afirmación posmoderna:13
Rodolfo Kusch, con su tema “La lógica de
la negación para comprender América” (ibid., Notemos de paso que, al caracterizar nuestra co-
pp. 178 ss.), intenta encontrar sendas para ex- yuntura en forma relativa como un post y como
presar filosóficamente sus experiencias antro- una ruptura, estamos confesando que ya estamos
pológicas en el Norte argentino y en Bolivia en en camino hacia la liberación y hacia los tiempos
regiones aymaras, desde una tesis hoy com- nuevos, pero que todavía ellos no tienen propia-
pletamente comprensible: “De nada vale susti- mente nombre (ibid., p. 259).
tuir el arado de madera por el de hierro [a los
aymaras] o imponerles violentamente la eco- Se trata de una “filosofía de la religión ac-
nomía del dinero occidental, si no se ha respe- tual y latinoamericana […] que debe pasar
tado la evolución propia del ethnos, su volun- por el triple giro, ruptura […] que la abre a la
tad de ser” (ibid., p. 186). Kusch avanzaba en abismal radicalidad de la historia, de la praxis
decenios en el camino de una filosofía de la y del pueblo (ibid., p. 269).
liberación que intentara partir del “estar-en- El libro se cierra con unos “Puntos de refe-
el-mundo” indígena, desde su “voluntad de rencia de una generación filosófica”, en donde
vivir” (p. 184). Es verdad que sus “tanteos” ca- se expresan las tres coincidencias básicas del
tegoriales eran ambiguos, pero la hipótesis de grupo: “La primera […] querer hacer filosofía
trabajo tiene más actualidad hoy, al comienzo latinoamericana […] La segunda […] que se
del siglo xxi, que cuando Kusch la expuso en
1973.
La contribución de Arturo Roig, “Bases
12
 En un número de Nuestra América dedicado a la
filosofía de la liberación, con plumas tales como las de
metodológicas para el tratamiento de las ideo-
A. Villegas, M.L. Rivara de Tuesta, E. Montiel, Ofelia
logías” (ibid., pp. 217 ss.) analiza el desarrollo Schutte, G. Sauerwald, escribió: “Nuestra posición per-
del “discurso político” en relación con el “dis- sonal fue la de apoyo al movimiento, pero desde fuera
curso filosófico” en América Latina, mostran- de él” (Roig, A., 1984b, p. 59).
do que “todo oprimido se siente en cuanto tal, 13
 Scannone se refiere constantemente a la situación
por naturaleza, fuera del sistema [… por ello] posmoderna, pero en el sentido nuevo de la filosofía de
la liberación, que será hoy, en el comienzo del siglo xxi,
las ideologías de los oprimidos y las filosofías
denominada de manera distinta: “transmoderna” (para
de la liberación [en plural por primera vez] se no confundirla con el movimiento posmoderno euro-
ocupan por eso mismo del futuro, entienden peo, que no ha dejado de ser moderno, ni metropolitano
la historia como un proceso permanente de ni eurocéntrico).
406 segunda parte: corrientes filosóficas del siglo xx

hace imprescindible la superación de la filoso- latinoamericanos, lo que permitió que el mo-


fía de la modernidad […] La tercera coinci- vimiento iniciara un diálogo latinoamerica-
dencia básica es que el filósofo debe hacerse no. Habiendo surgido del seno de la tradición
intérprete de la filosofía implícita del pueblo de la filosofía latinoamericana, ahora volvía
latinoamericano, interpretándola críticamen- sobre ella misma intentando dar un paso ade­
te” (pp. 271-272). lante en la crítica del eurocentrismo y de la
En la IV Semana Académica se trató el dominación. Dicho paso debía darse desde el
tema “Dependencia cultural y creación de cul- otro, desde los explotados y excluidos, desde
tura en América Latina”,14 aplicándose al pro- el pueblo latinoamericano de indígenas, afro-
blema cultural las nuevas categorías de la filo- americanos, clases obrera, campesina y popu-
sofía de la liberación. Atacando directamente lar, marginales, feministas, movimientos an­
el proyecto cultural de D.F. Sarmiento, en su tirracistas, etc. Pensar una auténtica y original
exposición sobre “Cultura imperial, cultura filosofía exigía hacerlo desde “los pobres” (con-
ilustrada y liberación de la cultura popular”, cepto usado por Marx cuando habla de pauper
uno de los ponentes dio motivo a un intenso ante festum; para él son los miserables que de-
debate en el que intervinieron los invitados de ben vender su cuerpo por un salario a falta de
América Latina, en especial Salazar Bondy.15 otra mercancía que vender, siendo condición
Mientras tanto E. Dussel había comenzado absoluta de posibilidad del capital).
en 1970 sus cursos en la unc (Mendoza), que La esposa de Salazar Bondy, Helen Orvig,
se publicarán posteriormente bajo el título de relata este encuentro en la vida del filósofo:
Para una ética de la liberación latinoamerica­
na, que continuó durante cinco años hasta su Cuando fue a Argentina en el mes de agosto del
exilio. Los primeros dos tomos se publicaron mismo año (1973) […] su encuentro con el am-
en 1973 (Dussel, E., 1973b). También publicó biente filosófico, político y social de Argentina
Método para una filosofía de la liberación (1974). de aquellos días fue muy impactante para él. En
J.C. Scannone publicaba Ser y encarna­ción primer lugar, en San Miguel, en el seminario so-
(1968) y Teología de la libera­ción y praxis popu­ bre la filosofía de la liberación [… fue donde] en­
lar (1976). Hugo Assmann y otros miembros contró el medio ideal para una plena comunica-
del grupo publicarán varias obras desde este ción e intercambio intelectual, además del hecho
momento. vital de poder compartir convicciones y esperan-
La etapa originaria había concluido. zas. En Buenos Aires —tuve la impresión— fue
excelentemente recibido por intelectuales y cole-
gas universitarios (prólogo a Salazar Bondy, A.,
la presencia latinoamericana del movimiento 1995, p. 13).

Con posterioridad a la IV Semana Académica Salazar Bondy (véase Beorlegui, C., 2004,
se realizó un Simposio de la Filosofía Latinoa- pp. 635 ss.) venía transitando por una senda
mericana (en agosto de 1973), con la presencia paralela a la filosofía de la liberación desde
de L. Zea., A. Salazar Bondy, F. Schwartzmann hacía años. En su libro Entre Escila y Caribdis
(de Chile), además de otros notorios fi­lósofos (Salazar Bondy, A., 1985), que reúne trabajos
desde 1957 hasta enero de 1973, puede verse
la evolución de su filosofía en la línea de un
14
 Véase Stromata (1974), año xxx, núms. 1 y 2, con compromiso político creciente de crítica de la
textos de J. Llach, B. Meliá, E. Dussel, etcétera. ne­gatividad, la injusticia, y la explotación de
15
 Ibid., pp. 123 ss. Esta discusión sobre la ciencia y
la masa indígena, campesina y obrera de Pe­
cientificismo, sobre la posibilidad de creación de cultu-
ra si el pueblo todavía no se ha liberado, y otros temas, rú. Mientras tanto los filósofos en el mundo
debería todavía estudiarse con cuidado, porque ya su- académico, que había ganado en precisión y
pone una actitud positiva ante las diferentes culturas, profesionalidad (según los criterios europeos),
como punto de partida de la filosofía, pero consideran- “se despreocupaban de los temas político-so-
do siempre la determinación negativa inevitable de las ciales como motivo de reflexión filosófica”
culturas coloniales, dominadas (a veces aspecto olvida-
(ibid., p. 58). Hablando de Perú exclama:
do en la filosofía intercultural). L. Zea viajó a San Juan
(tierra de Sarmiento) para realizar un acto de desagra-
vio al gran pedagogo del siglo xix —aunque posterior- Nuestro pensamiento filosófico, mimético y re-
mente cambió su posición. ceptivo, débil y divorciado de la realidad, no es
la filosofía de la liberación 407

un producto genuino y vigoroso, sino una forma tura de dominación) y Bartolomé de Las Casas
defectiva del pensar universal (ibid., p. 64). (un teólogo de la liberación) (ibid., pp. 191-
264), no se deja todavía ver el discurso de un
En enero de 1973, contestando unas pre- filósofo de la liberación. Las causas negativas
guntas sobre la revolución cubana, indicaba: estructurales deben ser conocidas, pero, para
“Cuando ya el imperalismo se bate en retirada transformar la realidad Salazar Bondy pro­
y los pueblos marchan en sentido de su plena pone sólo una revolución cultural-pedagógi-
liberación, Edward Kennedy se da cuenta de ca —nombrando a P. Freire—; es decir, entien-
que no se puede navegar contra la corriente de que no es suficiente una mera antropología
de la historia” (ibid., p. 150). No es extraño en­ negativa. El grupo originario argentino había
tonces que en su exposición en la IV Semana, ya desarrollado una ética, porque es el momen-
titulada “Filosofía de la dominación y filosofía to en que la filosofía redefine la praxis como
de la liberación”, interviniera por primera vez creadora, transformadora, que de todas mane-
explícitamente en el debate abierto por la filo- ras partía de la política, entendida esta última
sofía de la liberación, movimiento que tenía en como “la filosofía primera”.
ese momento casi cuatro años de desarrollo, y De la misma manera, Leopoldo Zea inter-
observara: vino en el Simposio de la Filosofía Latinoame-
ricana (posterior a la IV Semana Académica;
No voy a usar la palabra pueblo para no confun- véase Beorlegui, C., 2004, pp. 602 ss.), con una
dir […] Para poder salir de la situación [negativa ponencia titulada “La filosofía latinoamerica-
de subdesarrollo] […] pienso que puede hacer[se] na como filosofía de la liberación” (Zea, L.,
en tres dimensiones. Primeramente, permitir 1974, pp. 32-47). Era su primera intervención
[…] una crítica que implica el tratar de lograr la en el tema de la filosofía de la liberación. Las
máxima conciencia […] son los instrumentos de tesis de fondo que se dejan ver en su medita-
la epistemología, de la situación crítica histórico- ción son las siguientes: 1] Es necesaria una
social […] Segundo, una dimensión de replanteo filosofía de la liberación, pero esto aconteció
de los problemas […] Y, en tercer lugar, consis­ siempre porque lo mejor de nuestra filosofía
tiría en ir hacia la reconstrucción de un pensa- desde las guerras de la emancipación fueron
miento filosófico que fuera resultante de la críti- filosofías que pensaron procesos de liberación
ca (ibid., pp. 154, 156-157). (éste sería el momento asuntivo de las filoso-
fías latinoamericanas del pasado en la del pre-
El tercer momento no es ya una interpreta­ sente). Es decir, la filosofía de la liberación no
ción negativa (crítica) sino una construcción es una novedad; 2] No se puede esperar a que
de teoría para la transformación de la reali- nuestra cultura se libere para después comen-
dad. Sólo el tercer momento es filosofía de la zar el proceso de pensar filosóficamente la li-
liberación. Salazar Bondy creía que todavía beración (objeción a la posición de Salazar
había que dar más tiempo a los dos primeros Bondy); 3] La filosofía de la liberación que
momentos; por ello el proyecto inmediato que debe colaborar en la toma de conciencia de la
se propuso fue todavía una antropología de la necesidad de la liberación deberá pugnar por
dominación (libro que escribió hasta con sus la liberación “del hombre”, del “hombre sin
últimas fuerzas en su prematura y muy senti- más”, universal, es decir:
da muerte en plena juventud intelectual en
1975). El tercer momento no era su preocupa- Salazar Bondy, Dussel y Fanon y quienes como
ción principal en ese tiempo, aunque no por ellos pugnan por una filosofía de la liberación,
ello dejaba de indicar que por “esto me parece hablan del hombre nuevo y de la nueva filosofía
muy interesante lo que está haciendo gente co­ de este hombre […] Pero ¿hablamos los no euro-
mo Dussel, que están tratando justamente de peos del mismo hombre nuevo? Pienso que unos
un replanteamiento de la problemática tradi- y otros hablamos, pura y simplemente, del hom-
cional [fenomenológica existencial e históri- bre […] Y en este sentido toda la filosofía […] ha
ca] con nueva óptica” (ibid., p. 157). sido una filosofía de la liberación (Zea, L., 1974,
En el magnífico diálogo entre el cacique p. 42).
Hatuey de la Española (¿el mismo Augusto
Salazar B., un tanto escéptico ante la domina- Como puede observarse, y en referencia
ción imperante?), Diego de Velázquez (la cul- crítica ante el grupo originario de la filosofía
408 segunda parte: corrientes filosóficas del siglo xx

de la liberación o de A. Salazar Bondy, Zea tica lo exija, y porque es distinta, un nuevo


hace una doble generalización (y en referen- marco metódico y categorial adecuado para
cia al primero y al tercer aspecto anotado arri- pensar la praxis de liberación descoloniza­
ba): en primer lugar, las liberaciones del pa­ dora ante el capitalismo tardío del “centro”.
sado son iguales a la liberación presente; en Es una tarea filosófica completamente nueva,
segundo lugar, los proyectos de liberación de original.
todas las liberaciones, aún del presente y en L. Zea piensa que la filosofía de la libera-
otras latitudes, son igualmente idénticos: la li­ ción es un momento más de la tradición de la
beración del ser humano. La objeción de la fi­ filosofía latinoamericana. J.C. Scannone, en el
losofía de la liberación ante este pasaje a la diálogo que se suscitó después de la exposi-
universalidad sin detenerse en las mediacio- ción, hablaba en cambio de “ruptura”, cuando
nes consistiría en la necesidad de poder anali- expresaba que se trata “de una ruptura […]
zar con clara conciencia las causas concretas creo que se trata de la ruptura que se da en la
y diferenciales históricas de la particularidad historia cuando acaba una civilización, en
de “esta” liberación (distinta de todas las ante- nuestro caso, la así llamada occidental y cris­
riores); y, desde ese diagnóstico negativo, for- tiana; reconocer la ruptura no excluye la rein-
mular la particularidad de “este” proyecto de terpretación, el retomar esa tradición cultural
liberación (igualmente distinto a todos los de- desde un nuevo comienzo” (en Salazar Bondy,
más), con el que le toca articularse a la filo­ A., 1995, p. 170).
sofía de la liberación de la tercera parte del Francisco Miró Quesada indica que tanto
siglo xx en adelante. En ambos casos, L. Zea Zea como Abelardo Villegas tuvieron una evo-
pasa sin mediaciones del caso concreto a la lución en su pensamiento desde ese momento:
universalidad, no reparando en las diferencias
de cada negatividad (dominaciones sociohis- Partiendo del análisis de la situación histórica
tóricas, culturales y económicas concretas muy latinoamericana y de la manera como esta situa-
distintas), ni en lo que define igualmente la es- ción incide en, y es afectada por, la historia de las
pecificidad histórico-concreta de la liberación ideas, necesariamente tiene que desembocar en
latinoamericana en el proceso de la segunda una filosofía de la liberación (Miró Quesada, F.,
emancipación de descolonización actual.16 1981, p. 209).
Esto también se deja ver en la creación de
los instrumentos metodológicos y categoriales Después de este imposio de la IV Semana
de la nueva filosofía. Para Zea la filosofía mo- Académica, con más de 800 entusiastas par­
derna es la filosofía universal; R. Descartes es ticipantes, la situación argentina recrudeció
un momento liberador (lo que es adecuado aumentado la represión política (véase Dus-
partiendo desde la cultura feudal y de la pri- sel, 1994, pp. 71 ss.). El 20 de junio la juventud
mera modernidad temprana hispana), pero es había padecido la matanza de Ezeiza, en el
el fundamento ontológico de la dominación momento del regreso de Perón a Argentina
moderna y colonial, de la que debemos des­ (hubo más de 400 muertos; ¡un nuevo Tla­
colonizarnos. Se piensa que con los instru- telolco!). Dos meses después de la IV Semana,
mentos de la Ilustración podríamos realizar la junto a muchas otras acciones terroristas del
tarea descolonizadora, no advirtiendo la ne­ peronismo de derecha, el 2 de octubre de 1973,
cesidad de deconstruir radicalmente la filoso- el domicilio de E. Dussel fue objeto de un
fía moderna europeo-norteamericana hasta el atentado con bomba (acción organizada por
pre­sente (aprendiendo todo lo que pueda comandos de derecha peronista17).
aprenderse), y construyendo, cuando la temá-

17
 El panfleto puesto junto a la bomba estaba firmado
16
 Es interesante que Salazar Bondy, como J. Martí y por un “Comando Rucci”, nombre del dirigente metalúr-
muchos otros (y con ellos los filósofos de la liberación), gico asesinado por los Montoneros (véase el contexto de
juzgue la “primera emancipación” (de 1810, por dar una estos hechos en Dussel, 2007, párr. 11.3, pp. 477 ss.), que
fecha de conjunto) como un fracaso, y nos proponga después colaborarán con la dictadura militar desde 1976.
una “segunda emancipación”: “¿Por qué se perdió la in- La clase de filosofía dictada el mismo día de la bomba se
dependencia? Ella es el punto de partida del pensamien- encuentra en Dussel, E., 1977e, “La función práctico-po-
to y la obra de la segunda independencia” (Salazar Bon- lítica de la filosofía”, pp. 139-149, donde se comenta, apli-
dy, A., 1985, p. 51). cada al caso, la Apología de Sócrates de Platón.
la filosofía de la liberación 409

Sin embargo, en medio de una lucha polí- tín; otros a México, como es el caso de O. Ardi-
tica sin igual, se publicaron gran cantidad de les, Alberto Parisí y E. Dussel, o a Canadá (Car-
obras del movimiento, entre ellas la quinta los Bazán), Ecuador (Horacio Cerutti y Arturo
entrega de la revista Mundo Nuevo (1974), Roig), Brasil (Aníbal Fornari) y a otros muchos
que tuvo por tema “El problema de la consti- países. Bajo la dictadura instaurada en marzo
tución de una filosofía latinoamericana”, con de 1976, los “exiliados del interior” debieron
trabajos de los filósofos como O. Ardiles, Hu­ guardar silencio hasta 1983, al menos en Ar-
go Assmann, M. Casalla, H. Cerutti, C. Cullen, gentina. Esto llevó a algunos hasta a hablar de
J. de Zan, E. Dussel, A. Fornari, E. Guillot, un nuevo punto de partida de la filosofía latino­
Kusch, A. Roig y J.C. Scannone. americana.19
Poco después se produjo El exilio de la ra­
zón, así podría llamarse la etapa posterior ex-
presada en un libro trágico de Osvaldo Ar­diles. crecimiento del movimiento
En efecto, el ambiente, como ante una tormen-
ta tropical, iba ennegreciendo el horizonte po- El exilio dio la oportunidad de la expansión
lítico argentino. Desde mediados de 1975 co- latinoamericana del movimiento. Se orga­
mienza el exilio de los filósofos de la liberación nizó el I Coloquio Nacional de Filosofía en la
debido al aumento de la represión bajo el go- ciudad de Morelia (México), en agosto de
bierno del peronismo de derecha, que pre­ 1975. Hubo ponencias y discusiones en torno
sionaba a las universidades para eliminar a la a la filosofía de la liberación, en especial en el
“izquierda”.18 Se originó así la expulsión de la panel sobre filosofía latinoamericana, con la
mayoría de los filósofos de la liberación de sus presencia de los que firmarán la llamada “De-
departamentos de filosofía (quizás el primer claración de Morelia”: E. Dussel, A. Villegas,
proceso de tal envergadura en toda la historia A. Roig, L. Zea y F. Miró Quesada. El grupo
de la filosofía continental) que partieron al exi- declaró que “la realidad de la dependencia ha
lio “interior” (sufriendo la persecución dentro sido asumida en el continente latinoamerica-
del país) o “exterior” (como en el caso de la Es- no por un vasto grupo de intelectuales que
cuela de Frankfurt desde 1933 bajo el nazis- han intentado o intentan dar una respuesta
mo). Hubo ejemplos de secuestro, de tortura y filosófica, precisamente, como filosofía de la
hasta de asesinato (como en el caso del filósofo liberación”.20
mendocino Mauricio A. López). Se manifesta- Se realizaron de inmediato muchos eventos
ba en los hechos el sentido de la nueva filosofía. relacionados con el tema. En la Universidad
Unos partieron a Venezuela, como Víctor Mar- Autónoma de Toluca se organizó un Simposio
sobre Filosofía de la Liberación en 1976, con
la presencia de Osvaldo Ardiles, Alberto Pari-
18
 Esto no se opuso al hecho de que apareciera to­ sí y Enrique Dussel. Posteriormente, en la
davía un tomo, Cultura popular y filosofía de la libe­ Universidad Autónoma de Puebla, se dictaron
ración (F. García Cambeiro, Buenos Aires, 1975) con ciclos de conferencias, lo mismo que semina-
ar­tículos de todo el grupo originario. El tema permite
rios en la Universidad de Chihuahua. En 1978,
considerar la posición de cada miembro del movi­
miento: O. Ardiles muestra gran influencia de Ricoeur el I Congreso de Profesores de Filosofía de
y Zubiri (pp. 9-32); M. Casalla opone “clase” a “pueblo” Centroamérica, en Tegucigalpa, giró sobre la
(pp. 33-71); J. de Zan (“Para una filosofía de la cultura filosofía de la liberación. Allí se organizó la
y una filosofía política nacional”, escribe un largo ar­ Asociación de Filosofía de la Libe­ración, que
tículo que bien vale un libro, donde expone temas de dos años después se transformó en Asociación
cultura popular en la línea de la filosofía de la libe­
ración plenamente asumida; pp. 87-139); E. Dussel an-
ticipa cuestiones que tratará en la “Pedagógica latinoa-
mericana” (pp. 141-180); cierran el tomo trabajos de 19
 Véase la obra de J.C. Scannone, 1990, con respues-
A.E. Kinen, de R. Kusch y de A. Parisí (“Pueblo, cultura ta de E. Dussel, en 1998, pp. 415 ss. El “nuevo punto de
y situación de clase”, en el que el autor manifiesta una partida” consistía en tomar a la comunidad (el pueblo),
profunda asunción de categorías althusserianas de ma- y no al sujeto singular más en serio; y, en segundo lugar,
nera crítica, sobre la “situación de clase”, “pueblo” y partir de la cultura ya dada, popular y desde su narrati-
“filosofía de la liberación”; la crítica posterior de H. va simbólica positiva. El peligro se presentaba en no
Cerutti no toma en cuenta este tipo de contribuciones considerar seriamente las determinaciones (y domina-
esclarecedoras; pp. 221-239); remata el volumen un ar- ción) económica y política.
tículo de J.C. Scannone. 20
 Véase en Roig, A.A., 1981, pp. 95-101.
410 segunda parte: corrientes filosóficas del siglo xx

de Filosofía y Liberación (afyl).21 Poco a poco creativa cultura popular; la aniquilación del entu-
surgió un buen equipo en Bogo­tá, en la usta, siasmo y el deseo de vivir de la juventud; la impo-
que cada dos años, desde 1980, convocó a Con- sibilidad de las mujeres de superar el machismo
gresos Internacionales de Filosofía Latinoame- ancestral y la dificultad de hacer crecer un femi-
ricana, concentrándose especialmente en filo- nismo liberador propio del tercer mundo: la indi-
sofía de la liberación, que de cierta manera ferencia ante el sufrimiento ya centenario de los
era la continuación de las semanas académi- agrolatinoamericanos […] la sobreexplotación de
cas de la década de los setenta en Buenos Aires. la clase obrera para compensar la pérdida del
En el I Congreso partici­pa­ron J.C. Scannone, plusvalor del capital subdesarrollado y periférico
E. Dussel, L. Zea, Hugo Assmann y nuevamen- […] Afirmamos que la filosofía, sin abandonar la
te se reunieron más de setecientos participan- universalidad, debe rechazar los discursos que
tes. La Editorial Nueva América difundió ma- ocultan la realidad sufriente de las mayorías, para
teriales del movimiento. asumir una actitud comprometida ante la domi-
En el IX Congreso Interamericano de Ca- nación a favor de la liberación.22
racas se hizo presente la filosofía de la libe­
ración con la ponencia de Víctor Martín, y en En estos talleres de filosofía de la libera-
el X de Tallahassee (Florida) inició la afyl su ción participaron, además, Christine Morko-
participación ininterrumpida, con muy asisti- vsky (Texas), A. Kroehling (Brasil), O. Schutte
dos paneles, incluyendo los congresos de Pue- (Florida), E. Guisberg (Argentina), etc. Estos
bla, Bogotá y Lima. talleres fueron anticipados por un Foro de la
Hubo una III Declaración sobre la filosofía Filosofía de la Liberación en mayo del 1985,
de la liberación, firmada nuevamente por A. también en Guadalajara, que se reunió duran-
Villegas, E. Dussel, L. Zea, F. Miró Quesada, te tres días de intensos trabajos, organizado
P. Guadarrama, E. Montiel, C. Ulloa, R. Her- por Conrado Ulloa Cárdenas. Reuniones, se-
nández Oramas, y más de 150 filósofos parti- minarios, conferencias sobre filosofía de la li-
cipantes en el XI Congreso Interamericano de beración se dieron en Quito, Maracaibo, La
Guadalajara de 1985. En ella se declaraba: Paz, Medellín, San Salvador.
En 1986 se organiza un panel sobre el tema
Como se hizo en la Declaración de Morelia, nueva- en el Congreso de lasa (Latin American Stu-
mente reflexionamos sobre la situación latinoa- dies Association) de Boston. Igualmente en los
mericana […] Durante diez años América Latina sucesivos congresos.
en varios países sigue viviendo una trágica expe- En los congresos mundiales de la fisp (Fe-
riencia de dictaduras […] Una Nicaragua obliga- deración Internacional de las Sociedades de
da a perder en una guerra injusta los bienes que Filosofía con sede en Friburgo), desde su edi-
con tanto trabajo produce su pueblo liberado […] ción de Montreal (1983), se organizaron pane-
Por todo esto, una filosofía que piensa desde una les sobre filosofía de la liberación conjunta-
praxis de liberación se hace más necesaria que mente con el Radical Philosophy Group bajo
nunca ante la creciente explotación económica la coordinación de Frank Cunningham. La
de nuestros países […] la penetración cultural afyl fue aceptada posteriormente como miem-
por medio de todos los instrumentos de comuni- bro permanente de la fisp, y continuó ya como
cación, que tienden a ahogar definitivamente la participante oficial organizando exitosos pa-
neles en los congresos de Brighton (1998),
Moscú (1993), Boston (1998) (con la coordi-
21
 La coordinación general estuvo a cargo posterior- nación de filósofos africanos bajo la dirección
mente —en Bogotá— de Francisco Beltrán (Colombia);
de Odera Oruka, con quien se realizaron en
después pasará a la coordinación de una comisión for-
mada por E. Dussel (México), R. Fornet-Betancourt (Ale- dos oportunidades encuentros en la Universi-
mania) y E. Mendieta (Estados Unidos). Los coordina­ dad de Nairobi), Estambul (2003) y Corea del
dores regionales fueron al comienzo D. Picotti (Argentina), Sur (2008).
M.L. Rivara de Tuesta (Perú), María Alzerreca (Bolivia),
Jesús E.M. Regia (Brasil), S. Silva Gotay (Puero Rico), F.
Álvarez (Santo Domingo), F. Beltrán (Colombia), S. Gue- 22
 afyl, Boletín (México), núm. 1, 1986, p. 5. También
rra Bravo (Ecuador), C. Echeverría (Honduras), J. Argüe- se informa en el Boletín del panel sobre filosofía de la
llo (Nicaragua), F. Ulloa (México), C. Bohórquez (Vene- liberación en el III Congreso Nacional (mexicano) de
zuela), Carlos Matos (Uruguay), D. Jervolino (Italia), E. Filosofía, realizado antes que el interamericano en Gua-
Demenchonok (Rusia), H. Schelkshorn (Austria). dalajara (p. 2).
la filosofía de la liberación 411

En Brasil, mientras tanto, en torno al Insti- sivas, que niegan la libre determinación de los
tuto de Filosofía de la Liberación (Ifil) en Por- pueblos […] Asumimos, como filósofos, la op-
to Alegre, se ha desplegado una gran actividad ción ético-política que implican estas declaracio-
en torno a la filosofía de la liberación. A fina- nes y manifestamos que la filosofía de la libera-
les de la década de los setenta Alipio Dias Ca- ción tiene un aporte específico que dar a estos
salis, en São Paulo, comenzó la recepción y el desafíos históricos.23
crecimiento del movimiento. En 1990 se ini-
ció la publicación de la revista Libertação, Libe­ Todo el material histórico puede consultar-
ración (Cefil, Centro de Estudos e de Pesquisas se de 1975 a 1985 en el indicado afyl Boletín
de Filosofia Latino-americana, Campo Gran- (México), y posteriormente, hasta el presente,
de, Mato Grosso do Sul), bajo la dirección de en <www.afyl.org>.
Jesus Eurico Miranda R. y con la colabora- En todos estos años se han escrito numero-
ción de Sirio López Velasco (autor de variadas sas tesis sobre la temática (muchas de las cua-
obras sobre ética y filosofía de liberación, en les fueron editadas como libros).24
Rio Grande). Hugo Assmann escribe un ar­
tículo en el primer número de la revista sobre
“Exterioridade e dignidade humana” (pp. 7-15). temas fundamentales
En este país, mientras tanto, la filosofía de la
liberación se ha transformado en un vigoroso La filosofía de la liberación se adelantó a su
movimiento filosófico extendido en todo el te- época impostando geopolíticamente la posibi-
rritorio, en universidades federales y privadas, lidad de un pensar filosófico crítico desde la
con seminarios y simposios nacionales y gru- periferia del capitalismo, que se inició desde
pos de investigación. Por ejemplo, en el VII En­ el siglo xv con el colonialismo y el racismo.
contro Estadual de Filosofia y I Simpósio Na­ Pensar la colonialidad fue el punto de parti-
cional de Filosofia Latino-americana, realizado da, prerrequisito para comprender la “localiza-
en septiembre de 1986, hubo el martes 12 un ción” del filósofo en su contexto histórico. Su
taller llamado “Filosofia da Libertação”, bajo implantación desde la praxis popular fue el
la dirección de Jandir Zanotelli. segundo aspecto.
Difícil sería enumerar cientos de aconteci- Apartándose de la corriente mayoritaria,
mientos cumplidos en todos estos años por un que se inspira en una tradición filosófica gre-
movimiento que adquirió presencia continen- corromana y moderna, los filósofos de la libe-
tal, pero igualmente en Estados Unidos (en ración descubrieron muy pronto la corriente
numerosas universidades de diferentes esta- filosófica semita (H. Cohen, Rozenzweig, M.
dos), Europa (en universidades italianas, ale-
manas, españolas, etc.) y ciertos países de Áfri-
ca —Dakar, por ejemplo­— y de Asia, desde la
Universidad de El Cairo, con Mourad Wahba, 23
 Véase el texto en <www.afyl.org>. Firman la decla-
hasta la de Madras, en India. En el Departa- ración Alberto Parisí, Enrique Dussel, Horacio Cerutti,
J.C. Scannone, Antonio Kinen, Aníbal Fornari, Mario
mento de Filosofía de la Universidad Loyola
Casalla, Carlos Cullen, Julio de Zan y Arturo Roig.
de Ciudad Quezon, Alan G. Alegre defendió 24
 Caben destacarse entre las primeras las de G. Mar-
una tesis (“Two moments in the philosophical quínez Argote, “Interpretación del ego cogito cartesiano
foundation of Liberation Philosophy”) en fe- desde la hermenéutica latinoamericana”, usta, Bogotá,
brero de 1983. 1980 (comparado con el ego conquiro); F. Muguerza Or-
En el año 2003, y recordando los treinta mazábal, “La ética de la filosofía de la liberación”, Uni-
versidad Católica, Quito, 1982; Roberto S. Goizueta,
años del Manifiesto de 1973, muchos miembros
“Domination and liberation: an Analysis of the anadia-
fundadores del movimiento celebraron un en- lectial method”, Marquette University, Milwaukee, 1984;
cuentro en Río Cuarto (provincia de Córdoba, E. Moros-Ruano, “The philosophy of liberation: An al-
Argentina), y redactaron la IV Declaración so- ternative to marxism in Latin America”, Vanderbilt Uni-
bre el significado de esos tres decenios: verity, Nashville, 1984; J. Jiménez-Orte, “Fondements
éthiques d’une philosophie latinoaméricaine������������
”, Universi-
dad de Montreal, 1985; Roque Zimmermann, “América
Condenamos toda clase de exclusión social, de
Latina: o ser negado”, São Paulo. Desde esas fechas son
género, cultural, religiosa, racial, política, econó- cientos las tesis doctorales en los más diversos lugares,
mica, educacional, etc., y toda forma de inter- especialmente en Estados Unidos, Alemania, Italia y
vencionismo, bloqueo e integraciones compul­ Brasil, incluyendo, por ejemplo, Corea del Sur.
412 segunda parte: corrientes filosóficas del siglo xx

Buber, P. Ricoeur,25 y en especial E. Levinas), lo mismo que la cuestión de la raza, como lu-
lo que les permitió descubrir categorías y mé- cha antidiscriminatoria.
todo muy diferente del habitual en las escuelas Por último, se viene desarrollado el tema
filosóficas latinoamericanas. Fenomenológica- originario de una filosofía política de la libe­
mente podían recuperar los símbolos del “ima- ración, ya que desde el comienzo la filosofía
ginario popular” latinoamericano. Y política- política fue considerada la prima philosophia),
mente intentaban una “militancia” crítica no que había ya señalado la experiencia revo­
habitual en la filosofía meramente académica. lucionaria cubana de 1959 como el aconteci-
Su resonancia con estudiantes y movimientos miento que marcó el nacimiento de la filosofía
populares fue muy grande, nueva y diferente. de la liberación después del 1968. Pero ahora,
Era una ruptura con la imagen del filósofo. como en una “nueva oleada” del pueblo latino­
Para ello se desarrollaron categorías (tales americano, en el proceso iniciado por la rebe-
como totalidad y alteridad) que permitían su lión maya-zapatista (1994), la revolución boli-
uso histórico, pero al mismo tiempo estruc- variana liderada por Hugo Chávez (1999), la
tural, desde la dimensión económica, políti- boliviana de Evo Morales (2006), la ecuatoria-
ca, de género, de raza, de cultura, de religión, na de Rafael Correa (2007), y tantos otros,
etcétera. como Lula en Brasil, los Kichner en Argenti-
El pensar filosófico surgía desde el com- na, M. Bachelet en Chile, los Sandinistas en
promiso con la praxis de una comunidad po- Nicaragua, Torrijos en Panamá, Colom en Gua-
pular, desde su cultura y desde su imaginario temala, rematando en el gobierno popular en
simbólico positivo, desechado hasta ese mo- Paraguay, conducido por el presidente Lugo
mento por las filosofías críticas, tanto de la (2008), la filosofía de la liberación muestra
Escuela de Frankfurt como del marxismo es- más que nunca su creatividad al acompañar
taliniano. Se intentaba cumplir con las exi- teóricamente estos procesos de liberación lati-
gencias del intelectual orgánico articulado con noamericana del inicio del siglo xxi.
el actor colectivo pueblo.
Se trataba entonces de una ruptura episte-
mológica antieurocéntrica, antipatriarcal, an- cuestiones debatidas
ticapitalista, anticolonialista, etc., pero no me­
ramente negativa, porque que desarrollaba un Hubo desde el comienzo ciertos ejes proble-
discurso positivo de transformación al anali- máticos que exigieron el debate, que se fue
zar el proceso de liberación en todos los nive- dando en el transcurrir de los decenios. Sien-
les indicados: transformación articulada con do desde el origen un movimiento filosófico de
los movimientos sociales que se coordinan mu- estilo fenomenológico existencial, Osvaldo Ar-
cho después, desde el comienzo del siglo xxi, diles indicó ya desde 1972 la necesidad del
en el Foro Social Mundial de Porto Alegre. estudio y subsunción del pensamiento de Marx,
Movimientos de diversos campos prácticos ta- lo que se alcanzaría plenamente en la década
les como el feminismo, la pedagogía de la libe- de los ochenta.
ración, los movimientos de los derechos civi- Por su parte, la obra de Alipio Días Casa-
les antirracistas, las movilizaciones indígenas, lis, de São Paulo, que desarrolló la pedagógica
de los marginales urbanos, grupos religiosos de la liberación desde la filosofía de la libera-
críticos de la liberación, organizaciones de la ción, indicó igualmente una cierta falta de
tercera edad, movimientos campesinos, obre­ precisión de la categoría “pueblo”. Por ello,
ros, etc. La filosofía de la liberación tiene la durante años será continuamente objeto de
posibilidad metodológica de acompañar esos atención e irá alcanzando un estatuto epis­
movimientos populares con una producción temo­lógico cada vez más adecuado; gracias al
filosófica crítica. concurso de los trabajos de E. Laclau, que de
El movimiento se ocupa en el presente en todas maneras deben ser modificados desde
la impostación intercultural de la filosofía y las hipótesis de una filosofía de la liberación,
en la cuestión de la “descolonización” (ahora ha habido un continuo desarrollo sobre este
liderada por los “latinos” en Estados Unidos), tema.26

25
 En aquello de valorizar el “mito adámico” antes
que el “mito prometeico”, por ejemplo.  Laclau, E., 2005.
26
la filosofía de la liberación 413

Alberto Parisí mostró en su trabajo Filoso­ Gracias a Raúl Fornet-Betancourt, el deba-


fía y dialéctica (Parisí, A., 1979) la necesidad te entre la Ética del discurso de K.-O. Apel y la
de ahondar en el concepto de dialéctica. Ética de la liberación permitió ahora subsumir
El ataque de Horacio Cerutti a todas las co- adecuadamente el aspecto formal o pragmá­
rrientes de la filosofía de la liberación que no tico de la filosofía, que no se había destacado
fueran la propia (Cerutti Guld­berg, H., 1983) tanto en la filosofía de la liberación y dará a la
despertó gran reacción en los que habían con- ética un nuevo sentido (a la pretensión de va-
sagrado muchos años en el desarrollo de los lidez) y a la política mayor claridad en la cues-
temas, por no clarificar suficientemente sus tión del sistema de legitimación (la cuestión
acusaciones. Su aporte fue históricamente va- de la democracia, por ejemplo). En este deba-
lioso porque focalizó la cuestión de tal mane- te intervinieron principalmente J.C. Scannone
ra que exigió profundizar el pensamiento de (profundizando una filosofía de la liberación
Karl Marx, lo que benefició sobremanera al de la religión, también en diálogo con Jean-Luc
movimiento. De hecho, E. Dussel27 dedicó cua- Marion) y E. Dussel (que desarrollará toda
tro obras para efectuar un apretado comenta- una nueva ética y filosofía política de grandes
rio a las cuatro redacciones de El capital, des- proporciones).
de la perspectiva de la filosofía de la liberación, También hubo debates de la filosofía de la
lo que redundó en poder aclarar las categorías liberación con Paul Ricoeur en Nápoles, Gian-
“pobre”, “pueblo”, y hacer un claro diagnósti- ni Vattimo (en México y Bolzano), y otros filó-
co, desde la filosofía de la economía, del fenó- sofos europeos y norteamericanos
meno de la dependencia socioeco­nómica de
América Latina, lo que permitiría realizar una
crítica al marxismo estalinista y althusseria- algunos de los filósofos del movimiento
no, así como al capitalismo ingenuo a veces
implícito en muchos filósofos latinoamerica- E. Dussel y J.C. Scannone inician el proceso.
nos. Las categorías pueblo y clase (en el senti- El primero (1934-)29 ha reinterpretado la his-
do de Marx) siempre deben articularse ade- toria mundial desde una hipótesis no euro-
cuadamente, sabiendo que la categorización céntrica. Desde Hipótesis para el estudio de
de la dominación en América Latina, como ha La­tinoamérica en la historia universal (Dussel,
enseñado Aníbal Quijano, es principalmente 1966) Dussel comenzaba a situar a América
la raza, ya que el racismo es socialmente deter- Latina como la región histórica en la que se
minante en el mundo colonial. han desarrollado dos de las seis culturas neo-
El estudio detallado de Marx, como res- líticas de significación mundial: la mayo-azte-
puesta al autor de la Filosofía de la liberación ca y la inca (el extremo oriental del Extremo
latinoamericana, produjo el descubrimiento de Oriente), y al este, las de Mesopotamia, Egip-
la determinación material, a partir de las nece- to, India y China. Las culturas se desarrollan
sidades empíricas y concretas, de la ética y de desde un núcleo ético-mítico, lo que permite
la política en la filosofía de la liberación. mostrar los supuestos ontológicos y el momen-
La filósofa latino-norteamericana de ori- to ético-político, con lo cual no sólo se hace
gen cubano, Ofelia Schutte, enderezará una una historia de los instrumentos de las civili-
autorizada y afilada crítica con muchas cate- zaciones, sino también de su cosmovisión. Se
gorías ambiguas usadas por la erótica de la situaba entonces a América Latina dentro del
liberación, en especial respecto a la cuestión
de la homosexualidad y de una inadecuada
bió igualmente situarse dentro del horizonte de la cues-
definición del feminismo. Sus críticas se to-
tión del género en una filosofía de la liberación de la
maron muy en cuenta y produjeron positivas mujer. De todas maneras la filosofía sobre y de las mu­
correcciones en el tema de una filosofía del jeres es siempre una filosofía de la liberación nueva y
género en la tradición de la liberación.28 ejemplar.
29
 Véase Ruiz García, P.E., 2003, para la etapa de
1961 a 1973; Schelkshorn, 1992 y 1996, que muestra la
27
 Véase Dussel, E., 1985, 1988, 1990 y 1993. importancia de la historia en la filosofía de la liberación;
28
 Quizá la más importante corrección fue advertir Barber, M., 1998, que clarifica el momento fenomenoló-
sobre la diferencia entre homosexualidad y autoerotis- gico y la relación con E. Levinas; Alcoff, L. y Mendieta,
mo. El segundo, como un narcisismo freudiano, debe E., 2000, una visión actualizada, y la página internet
ser superado, no así el primero. La cuestión erótica de- <www.enriquedussel.org>.
414 segunda parte: corrientes filosóficas del siglo xx

desarrollo de la humanidad.30 El posterior pa­ a América Latina como el otro respecto a la


so se da en “Cultura imperial, cultura ilustra- totalidad (la modernidad europeo-occidental),
da y liberación de la cultura popular” (en Dus- desde esta ética analéctica.33
sel, E., 1977; 2006b, pp. 185-226). Por último, Pasados veinte años, y después de la incor-
se critica la filosofía posmoderna desde un poración del pensamiento de Marx y de K.-O.
nuevo proyecto: Apel,34 se formulará totalmente de nuevo el
proyecto en la Ética de la liberación en la edad
Transmodernidad es un proyecto mundial de li- de la globalización y la exclusión (Dussel, E.,
beración que tiende a un pluriverso futuro […] 1998). Dussel descubre en Marx una ética de
Su realización consistiría en el pasaje que correa­ contenido, de materialidad como corporalidad
lizarán por mutua fecundidad creadora la mo- (trabajo vivo, trabajo no subsumido en la tota-
dernidad y su alteridad negada (las víctimas). El lidad del capital, trabajo como vida humana)
proyecto transmoderno es una correalización de que le permitirá formular los principios de la
lo imposible para la sola modernidad; es decir, es ética desde la vida humana,35 como criterio
correalización de solidaridad, que hemos llama- último de toda ética.
do analéctica, del centro/periferia, mujer/varón, La nueva ética constará de seis princi­pios:
diversas razas, diversas etnias, diversas clases, el material, el formal o de validez, el de facti-
humanidad/tierra, cultura occidental/culturas bilidad, y partiendo desde las víctimas, que
del mundo periférico ex colonial, etc.; no por pu­ sufren los efectos negativos del orden reali-
ra negación, sino por incorporación desde la al- zado con pretensión de bondad, los tres prin-
teridad (Dussel, 2001, p. 356) cipios éticos críticos: el material crítico, el de
validez de los excluidos del discurso y el prin-
En el nivel del desarrollo sistemático de la cipio de factibilidad crítico o propiamente
filosofía de la liberación, la primera obra ela- “principio de la liberación”.
borada fue Para una ética de la liberación la­ En la Política de la liberación (Dussel, E.,
tinoamericana (Dussel, E., 1973, caps. 1 y 2). 2009) se subsumen los principios éticos en el
Dussel se confronta con la filosofía de la mo- campo político propiamente dicho. En la “ar-
dernidad, y, siguiendo la crítica que Levinas ya
había planteado en Totalidad e infinito, mues-
tra la forma como se ha constituido el funda- categoría de “otro” (distinto) para darle un contenido
mento ontológico en la tradición de la moder- preciso desde la realidad de las naciones periféricas.
nidad occidental europea. Este horizonte es el “[…] Sin embargo Levinas habla siempre [de] que el
otro es ‘absolutamente’ otro. Tiende entonces hacia la
que habrá que superar desde el otro como dis- equivocidad. Por otra parte, nunca ha pensado que el
tinto en el mismo mundo,31 describiendo los otro pudiera ser un indio, un africano, un asiático. El
diversos ámbitos de alteridad.32 Dussel piensa otro para nosotros es América Latina con respecto a la
totalidad europea” (Dussel, 1977, p. 161).
33
 “El método dialéctico es el camino que la totalidad
30
 La reinterpretación de la historia en la filosofía de la realiza en ella misma: desde los entes al fundamento y
liberación surgió como una necesidad histórica y cultu- desde el fundamento a los entes […] El método analéc-
ral de encontrar el origen y la identidad histórica propia tico es el pasaje al justo crecimiento de la totalidad des­
de América Latina. Dussel descubrió la necesidad de esta de el otro y para ‘servirle’ (al otro) creativamente. La
reinterpretación de América Latina en la historia mun- ‘verdadera dialéctica’ (hay entonces una falsa) parte del
dial, en la lectura de una obra de Leopoldo Zea: América diálogo del otro y no del ‘pensador solitario consigo
en la historia (Zea, L., 1957), donde se constata que Amé- mismo’ ” (Dussel, E., 1977, p. 161).
rica Latina está “fuera de la historia”. Mucho después se 34
 Véase este debate en Ética del discurso y ética de la
descubrirá no sólo la importancia de 1492 como el naci- liberación (Apel, K.-O. y Dussel, E., 2005),
miento de la modernidad, sino la importancia de China 35
 La vida es el criterio del principio material de la
en una visión no eurocéntrica de la historia. El proyecto Ética de la liberación en la edad de la globalización y la
futuro adquiere así la fisonomía de una “transmoderni- exclusión; la vida, como la vida humana, que es un
dad”, que tiende a la construcción de un diálogo mundial “modo de realidad”: “es la vida concreta de cada ser hu-
hacia un pluriverso respetuoso de la diversidad, donde se mano desde donde se encara la realidad constituyéndo-
liberen las potencialidades de cada cultura. la desde un horizonte ontológico (la vida humana es el
31
 Éste es el tema del capítulo iii de Para una ética de la punto de partida preontológico de la ontología) donde
liberación latinoamericana (véase Dussel, E., 1973b). lo real se actualiza como verdad práctica” (Dussel, 1998,
32
 Éste es el tema de los capítulos iv, v y vi de la pri- pp. 129-136, 618). Este criterio, sin embargo, no es ex-
mera ética. Dussel recibirá una influencia importante clusivo del principio material sino que es subyacente a
de Emmanuel Levinas; sin embargo, se apropia de la los cinco principios restantes.
la filosofía de la liberación 415

quitectónica” se describen los tres niveles del En su trabajo posterior, Scannone comien-
ser político (los actos estratégicos, las insti­ za el desarrollo de una de las áreas que se con-
tuciones y los principios normativos políti- figuran a partir de una cierta crítica a algunos
cos, vol. 2 de Dussel, E., 2009). En la “crítica” trabajos de la filosofía de la liberación: la his-
(vol. 3) se elaboran temas como la acción an- tórico-cultural. Partiendo del imaginario po-
tihegemónica o liberadora; la transformación pular profundiza su planteamiento filosófico
de las instituciones (de la transformación par- en Nuevo punto de partida de la filosofía Lati­
cial a la revolución), y los principios normati- noamericana (1990), donde se reformula el lu­
vos críticos de liberación política. gar hermenéutico desde el cual puede plantear-
J.C. Scannone (1931-), a partir de su tesis se la pregunta filosófica:
doctoral “Sein und Inkarnation”, defendida
en Friburgo y Munich, y de retorno en Argen- El inicio del filosofar a partir de la experiencia
tina, inaugura las Semanas Académicas de la límite del pobre (cuestionamiento y asombro ra-
Universidad de El Salvador. Junto a E. Dussel, dicales) constituye un nuevo lugar hermenéutico
Carlos Cullen, Dina Picotti, Enrique Maren- para el pensamiento. Así llamamos al desde don­
que, o europeos como Josef Reiter, Marco Oli- de que da la perspectiva fundamental, al mismo
vetti, Klaus Kienzler o Emmanuel Levinas (por tiempo universal, de la pregunta (y las pregun-
mencionar algunos), organizará años después tas) filosófica(s) (Scannone, J.C., 1990, p. 71).
un coloquio en París sobre el tema que tratará
con especial dedicación: Sabiduría popular, A partir de esta nueva situación herme-
símbolo y filosofía (1984). Entre los pensado- néutica filosófica que se contrapone al ego co­
res que influyen en su pensamiento filosófico, gito como intersubjetividad desde el yo ante
básicamente se encuentran Paul Ricoeur, Ro- el otro, y teniendo como base la reflexión so-
dolfo Kush y Emmanuel Levinas. Entre sus bre el ser desde la modernidad, estructura un
obras de madurez podemos mencionar: Nue­ nuevo punto de partida situado desde la Lati-
vo punto de partida de la filosofía latinoameri­ noamérica.
cana (1990). En efecto, hay dos momentos Scannone nos habla de la sabiduría popular,
importantes en el desarrollo de su pensamien- hermenéutica que parte de la positividad en la
to filosófico: la estructuración ontológica del experiencia histórico-cultural del pueblo, que
proceso de liberación como aporte a la filoso- se constituye en un paso más allá de la mera
fía de la liberación, y el desarrollo de una de negación de la negación. Su crítica a la etapa
sus líneas, a saber: la histórico-cultural, en fi- anterior a la filosofía de la liberación es que
losofía de la religión. ésta reconocía la negación que pesa sobre la
En primera instancia mencionaremos el víctima y la niega, pero Scannone afirma que el
aporte ontológico que Scannone desarrolla, pueblo, antes de ser negado, se inscribe ya en
mismo que se enuncia en la relación de tres una positividad: la sabiduría popular, que es el
elementos estructurales: el opresor, el oprimi- poder sapiencial del pueblo (sujeto comunita-
do y un tercero, la mediación,36 que es la rela- rio de historia común) que se expresa en dis-
ción con el “hermano”. El planteamiento co- cursos racionales simbólicos enunciados en los
mienza desde el posicionamiento crítico del campos religioso, político y poético. Es en esta
autor ante la realidad latinoamericana y los elaboración y reelaboración de las categorías
proyectos históricos que en ella se han instau- que han de usarse para interpretar la sabiduría
rado. Al tomar distancia de ellos y analizarlos popular latinoamericana cuando su obra en-
desde la experiencia personal y social37 en el cuentra su sentido.
proceso histórico, busca cómo analizar filosó- El nuevo punto de partida se encuentra
ficamente el modo de liberar al pueblo. Nume- —para Scannone— en el “nosotros estamos”,
rosas son sus obras de la primera época (1970- en el mundo de la sabiduría popular, y como
1989), que pueden consultarse en la biografía hermenéutica de sus símbolos. Asume el “no­
que se incluye en la cuarta parte de esta obra. ­so­tros”38 del sujeto comunitario creador del

38
 “El nosotros no es la universalización del yo, ni es
36
 Más adelante daremos explicación a esta categoría. el sujeto trascendental de la relación sujeto-objeto,
37
 Paul Ricoeur la nombra como vía larga (Scanno- sino que implica, además del yo, también el tú y los él
ne, J.C., 1976, p. 130). y ellas, que no son reductibles al yo ni siquiera com-
416 segunda parte: corrientes filosóficas del siglo xx

proceso cultural vivido en la historia de los tóricamente creador de instituciones alternativas


pue­blos latinoamericanos. En este sentido, el nuevas (Scannone, J.C., 1999, p. 266).
“nosotros” se constituye en trama intersubje-
tiva que, dejando atrás al “yo” (fundamentado Su línea posterior de reflexión filosófica re-
por Heidegger), se abre a la comunidad (como toma la sabiduría popular para situarla como
nos-otros), lo que implica no solamente al di- elemento primordial, que, más allá de negar la
ferente dentro de la identidad, sino al distinto negación de la que es víctima respecto al opre-
(siguiendo a Levinas). Además, se describe sor, se afirma por sí misma como positiva.
una nueva relación del “estar” que es la “tierra” Franz Hinkelammert (1931-) es uno de los
—tema sugerido por Kusch y en relación con pensadores más creativos de América Latina;39
las culturas indígenas del norte argentino—, sus intuiciones filosóficas han abierto novedo-
no entendida como naturaleza, sino como el sos caminos a la teoría crítica de la epistemo-
arraigo a la tierra que entraña una dimensión logía, en diversos campos de las ciencias so-
comunitaria y simbólica. ciales. La experiencia traumática de un niño y
un adolescente bajo el nazismo y la guerra
No se trata de la tierra como materia o como na- permitirán una comprensión profundamente
turaleza, sino de la madre-tierra, numinosa y sa- crítica de la existencia política. La biografía
grada, raíz telúrica del arraigarse común de un intelectual de nuestro autor podría dividirse
pueblo y trasfondo semántico de los símbolos de en cuatro momentos:
su cultura (Scannone, J.C., 1984, p. 52). La primera etapa la cumple como el estu-
diante de economía (1950) que toma cursos
Esta relación se distingue de la griega o la de filosofía en Friburgo, Munster y Berlín (aquí
moderna por el hecho de que ellas se configu- asiste a los seminarios de Gollwitzer, teólogo
ran a partir de la relación sujeto-naturaleza o marxista luterano). Entra después a un insti-
sujeto-objeto, respectivamente. El “nosotros” tuto donde investiga sobre la ideología y la
es una relación en la que “la experiencia ético- economía soviética (Hinkelammert, F., 1961).
religiosa del nosotros estamos, en donde se Cuando quiere aplicar al capitalismo alemán,
dan simultáneamente, en unidad y distinción, inspirado en la economía neoclásica, el mis-
la relación del cara-a-cara (el nosotros como mo modelo usado críticamente contra el so-
‘yo, tú, él’) y la relación ser humano-trascen- cialismo real (contenido de su tesis doctoral
dencia (el nos-otros que implica al absoluto” en economía), pierde su puesto de trabajo y
(Scannone, J.C., 1990, p. 25). parte hacia América Latina (1963).
En este sentido, la importancia de la apor- Ante la realidad de Chile (entre 1963 y
tación de Scannone a la filosofía de la libera- 1973) tiene la especial experiencia del ascenso
ción se da en el reconocimiento del sujeto co- de Allende al poder y convive con el exilio lati-
munitario basado en la relación del “nosotros noamericano, colaborando en la enunciación
estamos”, como pueblo que es sapiente, que de la teoría de la dependencia (Hinkelammert,
ha sido consciente de su negación en el siste- F., 1974; Bautista, J.J., 2007b, pp. 34 ss.). Con
ma, y que por el método analéctico afirma su A. Pinochet termina abruptamente el momen-
positividad para la construcción de institucio- to de su formación crítica.
nes justas que enfrenten su situación de opre- En la tercera etapa (de 1974 a 1984) clari­
sión y exclusión: fica, en Costa Rica, la relación de la economía
y la teología como expresiones epistemológi-
Éstos [los pobres de América Latina] conforman, cas, desde su obra Las armas ideológicas de la
a su vez, un nosotros. Mas no sólo están oprimi- muerte (Hinkelammert, F., 1977), hasta culmi-
dos y eventualmente son opresores de otros po- nar con la Crítica a la razón utópica (Hinkelam­
bres, sino que, en cuanto guardan éticamente mert, F., 1984), que anticipa la crisis de la Pe­
una exterioridad respecto al sistema, es decir, lo restroika el derrumbe de la URSS, y visibiliza
trascienden por su dignidad humana y su alteri-
dad ética, forman un nosotros inclusivo, ética- 39
 Se tiene ahora la primera biografía intelectual de
mente abierto hacia adentro, y hacia fuera, e his-
nuestro pensador escrita por Juan José Bautista, 2007:
Hacia una crítica ética del pensamiento latinoamericano.
prendido trascendentalmente” (Scannone, J.C., 1990, Introducción al pensamiento crítico de Franz Hinkelam­
p. 25). mert (Bautista, J.J., 2007b).
la filosofía de la liberación 417

la primera crítica contra el neoliberalismo de tra la que se estrella un cierto anarquismo de


F. Hayek (mostrando su vinculación con K. derecha (como el R. Nozick del “estado míni-
Popper). mo”) o de izquierda (desde Bakunin hasta Flo-
En la cuarta etapa (1985-2005) efectúa la res Magón o Kantorovich, con su “planifica-
crítica del pensamiento neoliberal y el for­ma­ ción perfecta”), así como el neoliberalismo (de
lismo apeliano, y posteriormente critica el pen­ F. Hayek, con su “competencia perfecta”).
samiento posmoderno, cuyo momento cen­tral Deberíamos todavía exponer a filósofos ta-
es El grito del sujeto (Hinkelammert, F., 1998), les como Osvaldo Ardiles, Alberto Parisí, Hugo
que trae al ámbito herrmenéutico filosófico el Assmann, Ignacio Ellacuría, Raúl Fornet-Be­
texto del evangelio de Juan, en tanto texto ana- tancourt, Arturo Andrés Roig, Horacio Cerutti,
lizado desde el pensamiento secular. Carmen Bohórquez, Antonio C. Wolkmer, Rubén
La última etapa se inaugura con Hacia una Dri, Héctor Samour, Nelson Maldonado, Eduar­
crítica de la razón mítica (2008), que remata su do Mendieta, Juan José Bautista y tantos otros,
crítica epistemológica del marco categorial de pero el espacio del artículo nos lo impide.40
las ciencias sociales de la modernidad, dando
un nuevo paso a la crítica del horizonte mítico bibliografía:Alcoff, L., 2000; Apel, K.-O. y Dussel,
(como la idea de progreso, por ejemplo), que E., 2005; Ardiles, O., 1973; Barber, M., 1998;
se había iniciado con la hermenéutica del mi­ Bautista, J.J., 2007, 2007b; Beorlegui, C., 2004;
to abrahámico ante el edípico (Hinkelammert, Cardoso, F.H., 1968; Cerutti Guldberg, H., 1986;
F., 1988). Cooper, D., 1969; Dos Santos, T., 2002; Dussel,
Hinkelammert es un pensador excepcional E., 1966, 1970, 1971, 1973b, 1974, 1977, 1977e,
que tiene en último témino un proyecto epis- 1983, 1985, 1988, 1990, 1992b, 1993, 1994, 1998,
temológico. Trata de explicitarlo haciendo vi- 1999, 2001, 2006, 2006b, 2007, 2007c, 2008,
sible el marco categorial de las ciencias socia- 2008b; Ellacuría, I., 1990, 1996, 1996b; Fanon,
les modernas, tanto de la economía como de F., 2001; Flores García, V., 1997; García Ruiz,
la filosofía (y la teología, desde una teología P.E., 2003; Hinkelammert, F., 1961, 1974, 1977b,
de la liberación trabajada de una manera es- 1984, 1988, 1996, 1998, 2008; Hountondji, P.,
pecíficamente latinoamericana y en metodo- 1977b; Jaguaribe, H., 1970; Levinas, E., 1961;
logía renovadamente marxista). El tema del Miró Quesada, F., 1981; Marcuse, H., 1968, 1969;
fetichismo será el hilo de Ariadna de toda su Parisí, A., 1979; Prebisch, R., 1964; Roig, A.A.
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tos trascendentales (postulados) lógicamente ne, J.C., 1972, 1976, 1984, 1990, 1990b, 1991,
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realización; intentar realizarlos efectivamen- Lucía, J., 1999; Spivak, G., 1987; Zea, L., 1957,
te es caer en una “ilusión trascendental”, con- 1974, 1975.

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 Pueden consultarse en la cuarta parte algunas de
sus biografías respectivas.

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