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Literatura e Historia de las Mentalidades

Jesús Salvador Aquinez Cázares

Prof. Manuel Santiago Herrera

Vicente Leñero: “El Juicio”

La obra El Juicio, del escritor mexicano Vicente Leñero, nos ofrece una síntesis de las

versiones taquigráficas del jurado popular que se siguió contra José de León Toral y

Concepción Acevedo de la Llata por el asesinato de Álvaro Obregón sucedido el 17 de

julio de 1928. Dicha obra, escrita para su representación teatral nos muestra los distintos

enfoques de la situación político religiosa que vivió el país durante la década de los

veinte en la cual, Plutarco Elías Calles entonces presidente, limita las facultades de la

Iglesia Católica en México en base a los artículos de la Constitución de 1917 que así lo

determinan, esto mediante estrictas represiones provocando el descontento del clero y

desencadenando así el levantamiento armado de los llamados “cristeros”.

La creación de Leñero está estructurada en dos actos en el que el primero aborda

principalmente la confesión de asesinato de León Toral así como la planeación del

homicidio y los motivos que lo orillaron a realizarlo, esto en las audiencias del 2, 3 y 4

de noviembre de 1928.

El segundo acto sintetiza el testimonio de la madre Concepción Acevedo

principalmente, su participación en el caso y la influencia que tuvo sobre León Toral,


María Elena Manzano y Carlos Castro Balda. Dicho acto se desarrolla desde la cuarta

audiencia del lunes 5 hasta el jueves 8 de noviembre en que se declara la sentencia de

culpabilidad para ambos involucrados.

La abundancia en retrospecciones al hacer énfasis en alguna situación determinada, la

voz narrativa que aparece al principio y al final describiendo de forma precisa los

antecedentes históricos y la descripción además los elementos histriónicos y auditivos

son recursos que enriquecen formidablemente la obra y ayudan a formarse un concepto

general de la situación política, religiosa y social.

II

Claudia Cecilia Alatorre hablaba de la colisión de fuerzas en el drama, “La forma

dramática representa al movimiento y al cambio, ya que el drama tiene como tema

central la colisión de fuerzas sociales en su punto más extremo y agudo” (Alatorre,

1986: 15). Como se puede ver, la obra de Leñero no es ajena a esto. En El Juicio

podemos ver la influencia de Marx quien ve el vínculo entre la colisión dramática y la

transformación social.

En base a lo mencionado, para alcanzar la mayor objetividad posible, el autor se basa

en fuentes como la reproducción textual de los documentos leídos en las audiencias los

cuales aparecieron en periódicos de la época como Excélsior y El Universal, debido a

esto, el lenguaje figurado es pobre en algunos recursos literarios, la metáfora entre

ellos.
Si bien como se ha dicho, el uso de ciertos recursos es escaso, es rico en otros mediante

los cuales podemos conocer la vastedad del pensamiento humano y así conocer los

matices en los caracteres de los personajes. Así tenemos una estrecha relación entre la

anécdota, el carácter y el lenguaje en la obra de Leñero.

Un color característico por ejemplo, se deja ver en el procurador y el tono irónico de

sus interrogaciones hacia León Toral. Sin embargo aquello que nos ayuda a darnos una

mejor idea de la mentalidad del mexicano resultan ser las injurias dirigidas al mismo

Toral, Acevedo y defensores. Pues bien el defensor de la madre Acevedo al afirmar no

poderse encontrar al autor intelectual del homicidio y por lo tanto todo se ha puesto en

contra de ella se escuchan las voces sarcásticas que han aparecido durante el segundo

acto en una especie de ostinato: “¡Dónde estás corazón!” (Leñero, 1972: 113) ,

“¡Pobre palomita!” (Leñero, 1972: 111). El habla del pueblo entendido como un grupo

amorfo que abarca distintas esferas sociales se puede ver plasmado en algunas de estas

frases maliciosas, o como dice Vicente T. Mendoza con más o menos palabras: esa gama

de infinitos matices de color primitivo ofrece el desahogo al temperamento del

mexicano, de doble herencia ancestral: indígena, con marcado sexualismo, e hispánica,

impregnada de socarronería.

III

El teatro de Leñero da testimonio de las corruptelas religiosas y políticas del México

contemporáneo  pero también hace patente la corruptela histórica del país como es

evidente en esta obra. Dentro de esta obra que representa el clímax de tan relevante

conflicto, Vicente Leñero nos plantea una problemática vigente a la que sería necesario

voltear los ojos y hacer una relectura para comprender la situación actual.
Como es característico en una pieza teatral sólo una clase social va a ser sintetizada en

el personaje a diferencia de la tragedia en la que el protagonista representa valores

universales en los que queda comprendida toda la sociedad. De esta manera en la obra

de Leñero tenemos que cada uno de los personajes representa las distintas fuerzas

sociales que se encuentran en choque. Así podemos ver que José de León Toral por

ejemplo no es sino una síntesis de las cualidades del hombre de cierta clase social.

El valor de El Juicio radica en la importancia de las conclusiones que se puedan extraer

debido a que este género posee poca acción y la anécdota es mínima.

IV

El acontecimiento sobre el que gira la obra no es sino una lucha de poder entre dos

fuerzas muy influyentes en la sociedad mexicana. Sin lugar a dudas, el asesinato de

Obregón más que por fanatismo religioso resulta ser un atentado para restaurar el orden

y la posición de la iglesia antes de las represiones mencionadas al principio, lo que

convierte a la iglesia en una fuerza política más.

Como se ha mencionado, cada personaje nos determina matices de determinado grupo

social. Determinadas frases a lo largo de la obra nos hacen ver como cínicamente se

oculta la verdadera mentalidad del mexicano detrás, en este caso de la máscara

religiosa: “Dios me dará sabiduría para contesta lo que deba” (Leñero, 1972: 33), “No

tengo más que un cómplice, y ese cómplice es Dios” (Leñero, 1972: 41). Es esa doble

naturaleza que explica Bartra y, por supuesto no olvidando el prototipo del mexicano
como ser sentimental y violento, pasional y agresivo, resentido y rencoroso enunciado

por el mismo Bartra, condiciones que permean la personalidad de Toral.

Debido a la veracidad y objetividad de las fuentes en las que se basa el autor para crear

su obran, gran acierto de Vicente Leñero resulta la expresión directa y realista de los

distintos aspectos en que se manifiestan los protagonistas proporcionando un valioso

material de especulación y estudio y sin duda una fuente de consulta a fin de entender

una parte importante de la conducta del mexicano.

Para rastrear los aspectos culturales retomaremos el lenguaje. Según opinión de Carmen

de la Fuente, su manifestación distintiva la encuentra el mexicano en el uso de frases o

palabras ambivalentes y de doble sentido – recordemos el albur como la más conocida –

de esta manera algunas de las frases enunciadas por parte de los obregonistas pertenecen

a este tipo de expresiones pertenecientes al lenguaje popular: “¡Échenle flores!”

(Leñero, 1972: 110).

El rasgo ideológico encontrado en Leñero es el marxismo cuya filosofía es el

materialismo que, siempre fiel a los principios de las ciencias naturales, se mantuvo

siempre hostil a la superstición, a la santurronería como retornos al idealismo. En la

obra de Leñero encontramos esta confrontación en la que el grupo cristero sería, desde

el punto de vista marxista, enemigo de la democracia pues como afirma Lenin

defienden las diversas formas del idealismo filosófico que se reduce siempre, de uno u

otro modo, a la defensa o apoyo de la religión.


VI

La noción de palimpsesto corresponde a la escritura – reescritura – sobre un texto ya

dado. Este concepto fue reformulado por Gerard Genette definiéndolo como todo texto

que muestra ecos de un texto anterior. Como mencionamos al principio, El Juicio es una

pieza basada en versiones taquigráficas del jurado popular, obtenidas de las fuentes ya

antes mencionadas.

Décadas de diferencia separan el hecho histórico de la organización de los elementos en

la representación teatral que da origen a esta obra, de modo que la obra corresponde a

los ecos de aquellas voces. El palimpsesto dentro de la obra de Leñero, en tanto a

construcción discursiva podemos tomarla como un híbrido ya que, tomando en cuenta

dos perspectivas temporales distanciadas la una de la otra, tenemos una convivencia de

dos voces, dos contenidos y por supuesto dos espacios sin mencionar dos culturas

mexicanas distintas.

VII

El concepto de grupo social está estrechamente ligado al de literatura de testimonio.

Pues bien podemos ver en distintas partes del texto de Vicente Leñero las características

de la literatura testimonial sobretodo en el personaje de León Toral en donde este

representa una colectividad. Si bien sus declaraciones afirman lo contrario: “Juro por la

salvación de mi alma que yo obré solo” (Leñero, 1972: 35). No obstante, en boca del

mismo Toral: “Nunca he tomado parte en la política. Al defender a los católicos,

defendía a gran parte de la nación que…” (Leñero, 1972: 31).


Así pues, podemos reconocer los elementos del testimonio explicados por Miguel

Barnet. La presencia del yo (Toral) colectivándose en un nosotros (los católicos), los

personajes son seres que han sufrido el dolor y la tortura, el testimonio es una forma de

lucha y la supresión del yo.

En opinión de Sklodowska la literatura de testimonio es aquella en la que el discurso de

una persona perteneciente a determinado grupo social – subalterno o marginado – que

normalmente no dispone de medios de expresión propios gana expresión escrita a través

de la participación de otra persona – mediador – el cual comparte los ideales del

subalterno.
BIBLIOGRAFÍA

Leñero, Vicente. El Juicio . México : Joaquín Mortiz. 1972

Marx, Carlos. El Capital. U. R. S. S.: Progreso. 1979.

Paz, Octavio. El Laberinto de la Soledad. México: F C E. 1959.

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