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El rol de los padres en la prevención de

enfermedades de transmisión sexual y


embarazo no planeado en adolescentes
Modalidad publicación científica

Maestría en Ciencias de la Salud con Área de


concentración en Salud Reproductiva

MARIEL ROUVIER VALANT

Director: Mtra. Lourdes Campero

Asesores: Dra. Marta Caballero


Dra. Dilys Walker

1
Resumen

Contexto: La adquisición de infecciones de transmisión sexual y/o un embarazo no


planeado en los adolescentes, representan un riesgo potencial pero prevenible a través de la
implementación de algunas estrategias educativas. Estudios avalan la importancia del rol de
los padres como educadores primarios.
Métodos: Se realizó un estudio cualitativo, entrevistando a 18 padres de familia y 15
adolescentes de primer año de preparatorias públicas. Con base en la teoría fundamentada,
se analizó la información para identificar los mensajes de prevención en la comunicación
sobre sexualidad que se establecen entre padres e hijos y las dificultades para transmitirlos.
Resultados: En la comunicación entre padres y adolescentes, la prevención se establece
mayoritariamente a partir de la abstinencia por lo tanto los mensajes sobre el uso de condón
y anticoncepción de emergencia son escasos o ausentes. Las dificultades principales son 1)
no tener un diálogo fluido y constante entre ambos; 2) falta de información básica, 3) ciertos
valores morales en su concepción de la sexualidad, y/o prejuicios sobre métodos
anticonceptivos 4) poca percepción de riesgo de una infección de transmisión sexual o un
embarazo adolescente.
Conclusión: Favorecer conductas sexuales de menor riesgo en los adolescentes es un
asunto primordial en México. Se presenta como un reto; desarrollar estrategias que permitan
fomentar el dialogo temprano y constante entre padres e hijos sobre sexualidad; respetando
los valores morales en las familias, pero favoreciendo en los padres, información clara y
puntual con actualización sobre métodos modernos de prevención, y que a la vez permita
una percepción del riesgo de los adolescentes y en particular de sus hijos.

Palabras claves: comunicación padres-adolescentes, mensajes de prevención, condón,


anticoncepción de emergencia, ITS, embarazo adolescente.

Introducción:

La aparición del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y la presencia persistente de las

infecciones de transmisión sexual (ITS) en todo el mundo, ha re-dirigido el foco de las políticas

de prevención hacia los comportamientos sexuales, en particular aquéllos asociados con

mayor riesgo para la adquisición de una ITS, y los factores relacionados con los mismos. Uno

de los grupos en los que se ha concentrado la atención por sus características particulares de

vulnerabilidad así como por la posibilidad de modificar comportamientos para la vida, son los

adolescentes, población que está en el proceso de iniciar su vida sexual, por lo que las

modificaciones sostenibles en esta edad pueden significar consecuencias positivas a lo largo

de sus vidas.1 Además la problemática del embarazo no planeado y muchas veces no

2
deseado, revierte especial importancia en este grupo etario por las consecuencias de vida que

implica, además de los riesgos para la salud.

En virtud de las razones mencionadas se han realizado numerosos estudios

analizando los factores que conllevan a los adolescentes a una conducta sexual sana y

responsable. Aunque no de forma concluyente, pero sí común, se ve que la comunicación

padres-hijos adolescentes sobre el tema de la sexualidad está positivamente asociada con

comportamientos sexuales más seguros, como el retraso del inicio de las relaciones sexuales 2,
3, 4
y el uso del condón5, 6; también con el uso del condón en la primera relación2, 3 y/o con el

uso consistente del mismo 3, sobre todo cuando tal comunicación ocurre antes del debut

sexual.7 Además se ha identificado que una mejor comunicación padres-hijos, tiende a

disminuir la posibilidad de embarazos adolescentes. 2, 8, 9

México no resulta ajeno a la problemática de índole mundial que representan las ITS

y los embarazos en adolescentes. Se sabe que entre los jóvenes se presentan la mayoría de

las nuevas infecciones por VIH10; y se han detectado además niveles de prevalencias de un

21% para VHS-2 en adolescentes sexualmente activos.11 En el año 2003 se señaló que una de

cada diez adolescentes ha tenido al menos un hijo nacido vivo12, además, la proporción de los

nacimientos que son producto de madres adolescentes se ha mantenido estable en la última

década13. En respuesta a esta problemática se han llevado a cabo numerosos trabajos que

involucran a los adolescentes y analizan las conductas de riesgo o de cuidado de éstos, en

relación con el uso de condón y de otros métodos de anticoncepción.14, 15, 16, 17, 18, 19

En los estudios realizados en diversos países sobre la comunicación entre padre-

hijos en temas relacionados a la sexualidad, se ve que ésta está fuertemente influida por la

mayor o menor capacidad para entablar y sostener diálogos, tanto por parte de los padres

como de los hijos, por el conocimiento de los padres respecto de la salud sexual y

reproductiva, pero también por cuestiones culturales, creencias o valores.20, 21, 22 Cuando hay

3
una relación positiva entre estos, se comparten más fácilmente valores y se logra una

influencia en la toma de decisiones de los hijos en materia de conductas sexuales.23, 24


En

México, son muy escasos los trabajos que estudian la comunicación padre-hijos en sexualidad.

En 1995 un trabajo realizado en la ciudad de México con madres, padres y adolescentes

señaló que generalmente las madres hablan con las hijas y los padres con los varones y que la

comunicación posterga el inicio de las relaciones sexuales (particularmente en el caso de las

mujeres) y favorece la utilización de métodos anticonceptivos. 2

El presente estudio busca desde una perspectiva cualitativa, profundizar en la

presencia o ausencia de mensajes de prevención en salud sexual en la comunicación entre

padres e hijos adolescentes, identificando cuáles son los factores y circunstancias que influyen

el contenido y presencia de estos mensajes. Ahondar sobre estos aspectos permitirá señalar

elementos sustantivos necesarios en la comunicación padre-hijos, para que desde la

consideración de esta estrategia educativa, se puedan minimizar las conductas de riesgo de

los adolescentes y favorecer en ellos, una sexualidad más sana y responsable.

Metodología

En el 2006, se llevó a cabo un estudio cuali-cuantitativo, en el cual se enmarca el presente

trabajo, cuyo objetivo fue el de desarrollar y evaluar una intervención educativa para padres de

familia de adolescentes de 1er año de preparatorias públicas del estado de Morelos, México.

En esta intervención se buscó promover una mejor comunicación padres-hijo/a sobre temas de

salud sexual y en particular sobre el uso de condón y anticoncepción de emergencia.

El estudio se realizó en 22 preparatorias (11 intervención y 11 control). Los datos

basales en este estudio señalan que la prevalencia de adolescentes sexualmente activos fue

de 17%, un 45% de adolescentes indicó tener novio/a y un 85% reporta haber besado alguna

vez en la boca25. En 5 de las escuelas intervención, se desarrolló además este estudio

4
cualitativo en el que te tuvo en cuenta también que las preparatorias tuvieran cierta variabilidad

en cuanto a tipo de ubicación, algunas de zonas semi-rurales y otras urbanas26. Para la

inclusión al estudio cualitativo de los adolescentes y sus padres, se tomó en cuenta: a) el

hecho de que los padres hubieran asistido al menos a 3 de los 4 talleres que formaban parte

en la intervención educativa; b) con base en un cuestionario basal realizado en todas las

escuelas, se identificó a los hijos de los padres que habían asistido a los talleres y se consideró

algunos adolescentes con y sin experiencia de relaciones sexuales. En la última sesión de los

talleres, se invitó a algunos de los padres para formar parte del estudio cualitativo. Se priorizó

el levantamiento de la información de los padres, debido a que su localización era más difícil

que la de los adolescentes en su escuela. Se acordó el lugar y hora de las entrevistas. Las

entrevistas fueron principalmente en la escuela y en pocos casos, en sus hogares.

La muestra quedó conformada de la siguiente manera; 5 escuelas preparatorias (dos

en zonas urbanas y 3 semi-rurales) de Morelos. En total se realizaron 33 entrevistas, 15 a

adolescentes (8 mujeres y 7 hombres), y 18 a padres de familia (12 madres y 6 padres). Al

cumplir en primer término con el criterio de inclusión de los padres, sólo se pudo entrevistar a 2

adolescentes sexualmente activos, cuyos padres desconocían este hecho. En la mayoría de

los casos existió correspondencia entre padres e hijos/hijas y cuando no fue posible localizar a

los hijos, se determinó entrevistar a otros adolescentes. En contadas ocasiones, se entrevistó

tanto al padre como a la madre del mismo adolescente (Tabla 1).

Las entrevistas fueron semi-estructuradas27 y se centraron en la comunicación entre

padres e hijos sobre sexualidad, particularmente sobre relaciones sexuales, buscando

profundizar en aspectos vinculados a mensajes de prevención en salud sexual, presentes o

ausentes en la comunicación. Se exploró sobre percepciones que padres e hijos tenían sobre

el ejercicio de la sexualidad de los jóvenes, sobre identificación y riesgos de infecciones de

trasmisión sexual y embarazo no planeado, así como su conocimiento y percepción y sobre

5
prevención, particularmente, uso de condón y anticoncepción de emergencia. Debido a que en

este trabajo no se busca medir el impacto de la intervención con padres, para el análisis, se

utilizó solamente la información de las entrevistas que hacía referencia a los hechos, a las ideas

y concepciones que los entrevistados referían previamente a la intervención educativa.

En todos los casos, los participantes firmaron una carta de consentimiento, en la que

se les explicaban los objetivos del estudio y el tipo de participación que se esperaba de ellos;

se les garantizaba también la confidencialidad de los datos proporcionados y el anonimato. Las

entrevistas fueron individuales y tuvieron una duración media de 45 minutos por informante, y

fueron grabadas en soporte magnético y enumeradas. El criterio de saturación teórica

determinó el número de entrevistas a realizar28.

Todas las entrevistas fueron transcritas en un procesador de palabras y procesadas


29
en el programa NVIVO . Para su análisis, se partió de un listado previo de definiciones por

código, y se utilizó la estrategia del método comparativo constante para el desarrollo de


30
nuevos códigos y conceptos . El material fue permanentemente revisado y modificado a

medida que se recolectaba la información, esto permitió elaborar inductivamente, la mejor

interpretación sociológica del mismo.

Por último, cabe mencionar que antes de dar inicio a este estudio, éste pasó por la

revisión y aprobación por parte de las comisiones de Investigación, Bioseguridad y Ética del

Instituto Nacional de Salud Pública de México.

Resultados

Los resultados que se presentan en este trabajo muestran tanto los contenidos que los padres

dicen comunicar o no a sus hijos, relativos a los mensajes de prevención de ITS y embarazo no

6
planeado, como la forma en que los hijos dicen recibir dichos mensajes. También se presentan

las dificultades identificadas en la comunicación padre-hijo.

Para poder analizar las entrevistas de los participantes dentro de un marco de

referencia, a continuación definimos comunicación, prevención y percepción de riesgo.

Interpretaremos nuestros hallazgos a la luz de estos tres conceptos: a) La comunicación se

entenderá como un fenómeno bidireccional que involucra a dos partes en mutuo diálogo

(donde el punto de vista de padres e hijos está siendo considerado) generándose una co-

creación de significados acerca de creencias, actitudes, y/o comportamientos entre personas

que intercambian mensajes31. b) Como mensajes de prevención se comprenderá tanto la

abstinencia - postergando el inicio de la actividad sexual- como el tener relaciones sexuales

seguras, a través del uso del condón u otros métodos anticonceptivos. Además, en este

concepto de prevención se considera la capacidad de los jóvenes para elegir sobre cuándo y

con quién tener relaciones sexuales, es decir, asumir el control sobre la relación sexual y tener
32
capacidad de negociación del uso de métodos de anticoncepción. y c) Al hablar de

percepción de riesgo nos referimos a la apreciación subjetiva de los padres de familia de una

situación particular que pone en peligro a sus hijos, como la posibilidad de que éstos adquieran

una ITS o tengan un embarazo no planeado 33.

Nos parece importante iniciar la presentación de los resultados de este estudio,

destacando que todos los adolescentes entrevistados expresan el deseo de hablar

preferentemente con sus padres sobre sexualidad; sin embargo, en las entrevistas a padres y

adolescentes, se identifica que son pocos los que logran hablar de ella y cuándo lo hacen,

abordan el tema y la prevención esencialmente en términos de abstinencia. En algunos casos,

el mensaje se expresa claramente: “Si hablamos de sexualidad, les digo [a los hijos] ¿sabes

qué?, nada de relaciones, nada de nada.” (Martha, madre), y en otros, los mensajes son

“silenciosos” o indirectos. En relación a esto último, puede decirse que los padres asumen que

7
en el contexto general de educación y valores que han transmitido a sus hijos, está clara su

postura de que los hijos no deben tener relaciones sexuales. Así por ejemplo, los padres les

dicen a los hijos: “pórtate bien” o “ten cuidado” y con estas expresiones, ellos creen dar un

mensaje de abstinencia ya que expresarla abiertamente, los compromete a tener que hablar

sobre sexualidad. En contados casos los padres reconocen la posibilidad del ejercicio de la

sexualidad de sus hijos, por lo tanto son pocos los que perciben la importancia de dialogar

sobre ésta y pueden hacerlo abiertamente y con seguridad. Esto conduce a no incluir mensajes

relacionados al uso de métodos anticonceptivos como parte de la educación a los hijos.

Partiendo de este hecho, se identificó en las entrevistas, tres grandes grupos de

mensajes brindados por los padres: cuándo se ha mencionado o hablado alguna vez de

condones y/o han recomendado a los hijo/as su uso; cuándo nunca se ha mencionado el tema

y se han limitado a decirles a sus hijos “que se cuiden”, sin ahondar en detalles sobre cómo

lograr dicho cuidado; y cuándo jamás se ha abordado una plática padres-hijos que aluda a

aspectos sobre sexualidad y/o métodos. A partir de allí y dada la ausencia hallada de

mensajes claros y concretos que impliquen pautas de prevención, nos pareció importante

ahondar sobre cuáles son los factores o motivos involucrados en que existan escasas pautas

de prevención de ITS y embarazo adolescente, en el contexto estudiado. Surgen entonces tres

factores interrelacionados en la comunicación entre padres e hijos adolescentes: 1) Las

concepciones y prejuicios personales entorno a las formas y/o métodos de prevención,

basados en las experiencias, significados y creencias de los entrevistados. 2) La información

sobre métodos anticonceptivos modernos vinculados a la prevención y 3) La experiencia

de diálogo previa. Los dos primeros puntos influencian de manera sustantiva la decisión de

los padres sobre qué mensajes de prevención transmitir a sus hijos, lo que a su vez está

estrechamente asociado a cuestiones culturales y sociales, a la moralidad imperante y a la

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percepción del riesgo que tengan sobre la salud sexual de los adolescentes. El tercer punto, en

cambio es una pre-condición que puede favorecer el diálogo.

Concepciones y prejuicios personales entorno a las formas o métodos de prevención.

Las concepciones personales basadas tanto en la experiencia como en los conocimientos y las

creencias, otorgan diferentes significados al contenido del diálogo sobre sexualidad y

prevención entre padres e hijos. A la hora de “decidir” los mensajes de prevención, dos

cuestiones centrales presentes en la cotidianeidad juegan un rol fundamental. Por un lado, las

creencias existentes entorno a la abstinencia y la preservación de la virginidad como un valor

moral profundamente arraigado en la educación de los hijos en México34. Por el otro, la

percepción de riesgo, relacionada con la posibilidad o no de verse afectado por un daño. Estas

dos cuestiones se encuentran estrechamente vinculadas, ya que la facultad de percibir el

riesgo está fuertemente influenciada por los valores morales.35

Así vemos que el temor a “despertar la sexualidad” de los adolescentes, por el hecho

de hablar sobre ella, es algo muy presente en los testimonios de los padres. El deseo y la

percepción de que los adolescentes siguen siendo niños, incapaces de comprender, está

cimentado en el deseo de mantener la virginidad de sus hijos y relacionado con la falta de

percepción del riesgo de una ITS o un embarazo. “… Yo soy de la idea de que si empieza uno

a temprana edad a hablarles, siento que los despierta uno y como son pequeños que no

asimilan lo que uno está hablando, siento que les mete uno la curiosidad y antes de hacer

cualquier cosa con responsabilidad, la hacen por curiosidad” (Delia, madre). Por otra parte

algunos padres consideran que los adolescentes o sus hijos en particular, aún no han iniciado

la actividad sexual y por tanto postergan el diálogo sobre prevención. Si bien es posible que

algunos de los adolescentes todavía no estén pensando en el ejercicio de la sexualidad, es

interesante que los padres no identifiquen el beneficio que puede tener el hecho de que sus

9
hijos adolescentes estén mejor informados independientemente del interés que manifiestan en

el momento. “… Pensaba yo que entre menos conocimientos se dieran de las relaciones

sexuales a los jóvenes mejor, en sí del tema no [hablé], porque Iván afortunadamente es muy

niño,…a lo mejor se pone a jugar con sus muñequitos, yo no creo que todavía piense en eso.

P: ¿y del riesgo de embarazo hablaron? R: No, porque no lo veo con tanta curiosidad acerca

de eso”. (Isidro, padre).

Sí bien algunos padres asumen la posibilidad del ejercicio de la sexualidad de los

adolescentes e incluso consideran que el inicio de la sexualidad se da hoy antes en

comparación con su generación, siguen viendo a sus propios hijos como desinteresados, o

pequeños. Sandra, por su oficio de farmacéutica, dice percibir que los adolescentes

actualmente inician antes su vida sexual, pero entra en contradicción al hablar de lo que ocurre

con sus propias hijas: “…quizás nosotros siempre los tenemos como unos niños, y no nos

damos cuenta que ya están en la edad de saber más... siempre como papás procuramos

tenerlas en un caparazón, no queremos peligros para ellas y pensamos que nunca están en

peligro de nada” (Sandra, madre). Esta visión de los padres sucede aún en casos en que los

adolescentes ya han iniciado su vida sexual.

Testimonios como los anteriores evidencian que los padres no ven la desinformación

como un riesgo. El crecimiento de los hijos y el reconocimiento del ejercicio de su sexualidad,

también confronta a los padres con el hecho de que sus hijos toman ya decisiones propias y

asumen una mayor autonomía. “P: ¿Crees que habría ciertos temas que podrían adelantar el

inicio de las relaciones sexuales en los jóvenes? R: Sí, yo siento que sí, el hecho de que

desgraciadamente hay jóvenes que no asimilan las cosas, lo ven más bien como a su

conveniencia, [dirían] Hay unas pastillas de emergencia entonces, no hay bronca si tenemos

relaciones” (Isidro, padre). Cuando Isidro dice que “ven las cosas como a su conveniencia”

reconoce con temor esta posibilidad.

10
Si hablar de sexualidad implica para varios padres, e incluso algunos adolescentes,

adelantar las relaciones sexuales, en el caso concreto de hablar de métodos, esta vinculación

es aún más fuerte. Estos padres opinan que hablarles de anticoncepción a los hijos, no solo

adelanta el inicio de las relaciones sexuales, sino que también es interpretado por ellos como

un permiso para comenzar la vida sexual activa: “Yo pienso que desde que habla con ellos y

que les enseña uno, mira hijo, usa condón porque si te llega a dar esto; muy a mi pesar, yo

pienso que sí, uno les está dando permiso” (Delia, madre). Esta concepción, sin dudas,

también cercena las posibilidades de transmitir pautas de prevención a los hijos. Tanto más

cuando, si bien no todos los padres opinan de este modo, también algunos adolescentes

comparten esta postura: “P: ¿tú piensas que si lo padres hablan con los hijos de sexualidad los

hijos pueden tener relaciones antes? R: Pues casi siempre es lo que pasa, le dices a un niño

no agarres eso porque se rompe, y lo primero que hace es va y lo agarra… (Sergio,

adolescente).

Particularmente la asociación que la iglesia católica le ha dado a la AE en México

como método abortivo, evoca en los padres e hijos todos los tabúes que éste implica. “…

Contraviene a mis creencias religiosas [la AE], cómo es posible pues, que si Dios nos da la

vida, que quitemos la vida a un ser que no tiene la culpa de venir al mundo” (Juan, padre). El

desconocimiento se vincula a cuestiones religiosas y ambas premisas pueden llevar a los

padres a decidir excluir de las conversaciones ciertos métodos anticonceptivos. “Solamente

utilizaría [AE], por una violación y nada más sino, no lo usaría…P: ¿Sabes que no es abortivo?

R: No, eso no sabía” (Ana, adolescente). En consecuencia, jóvenes como Ana, que ya ha

iniciado sus relaciones sexuales, frente a un embarazo pueden decidir no recurrir al método.

La moral católica aunada a la falta de percepción de riesgo, origina posturas como la que

manifiesta este padre de familia “Pienso que hay algo de diferencia en mis hijas, porque

nosotros desde pequeñitas les infundimos un temor a Dios cuando hacen las cosas mal… ellas

11
van diario a la iglesia” (César, padre). Así vemos como César percibe a sus hijas protegidas

por la religión y desestima la necesidad de darles pautas concretas de prevención.

Las conductas, valores y comportamientos de riesgo en materia de sexualidad de los

padres tienen influencia en las conductas, valores y comportamientos de riesgos de los hijos 36.

Aunque ningún padre entrevistado presenta argumentos en contra de que sus hijos usen

condones y la mayoría manifiesta tener intenciones de dialogar algún día con ellos al respecto,

en sus testimonios se identifican prejuicios contra el condón: “P: ¿Qué piensa usted de usar el

condón? R: En mi estilo tradicionalista mexicano se me hace que no puede ser posible eso

porque no es la misma satisfacción, pero en términos de posibilidades de un contagio sexual

definitivamente no hay por la utilización de tal elemento” (Juan, padre). Se genera de este

modo un doble estándar entre lo que los padres expresan y las conductas que ellos mismos

manifiestan, que puede influir posteriormente en las decisiones de sus hijos.

Otro prejuicio observado en los testimonios, está relacionado con la asociación de las

ITS con la prostitución. Así se percibe que el estilo de vida y/o la identidad de “los otros”— en

este caso de los/las trabajadoras sexuales—, está necesariamente asociado a la génesis del
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riesgo en cuestión , y por lo tanto es ajeno a uno. “… La prostitución, que por eso contraen

muchas enfermedades, porque andan con uno y con otro, pues el Sida de eso viene, de eso

se da, de la prostitución… de ahí vienen las enfermedades” (Estela, madre). De esta manera

es frecuente que los padres piensen que sus hijos/as al no tener contacto con la prostitución

(población considerada en riesgo), están exentos de riesgo. Además, estos mensajes permean

a los adolescentes quienes manifiestan muchas veces prejuicios similares a sus padres.

Es justo mencionar, que algunos padres opinan que hablarles a los jóvenes de temas

de prevención como condón o AE no influye en la decisión de éstos sobre cuándo iniciar la vida

sexual, e incluso un par de ellos mencionan que podrían posponer su inicio reflexionando sobre

los riesgos y consecuencias de una vida sexual activa. Sin embargo, la mayoría cree que la

12
opinión generalizada de los padres es que la plática sobre anticoncepción adelanta el inicio de

las relaciones sexuales y/o es interpretado por los adolescentes como un permiso.

Unos pocos padres ven la expresión de la sexualidad de sus hijos desde temprana

edad y esto puede constituir un antecedente que les permita hablar con sus hijos a tiempo de

prevención y de métodos. “…y yo les decía [refiriéndose a sus hijos adolescentes] Tengan

mucho cuidado con el SIDA porque es un problema ahorita ya muy grave; entonces es

importante que utilicen el condón” (Manuel, padre). Este testimonio nos muestra que

independientemente de que no se incluyan en el diálogo pautas específicas como el uso

correcto de condón y AE, algunos padres incorporan ciertos elementos de prevención.

Información sobre métodos anticonceptivos

Los testimonios reflejan que adolescentes y padres coinciden en que la falta de información de

los padres interfiere para generar un diálogo fluido sobre temas relacionados a la prevención.

Cabría suponer que para poder hablar sobre los métodos de prevención (particularmente del

condón y la AE), es necesario conocer y tener la habilidad de explicar sus pautas de uso

correcto y sus limitaciones; muchos padres no cuentan con estos elementos por lo que se

sienten incapaces de brindarles información específica a sus hijos y no confían en sus propios

conocimientos. “…Hablábamos de esos temas, del condón también, pero no mostrarlo ni

desenvolverlo. No cómo se debe colocarlo, cómo se debe quitar… más que nada no tener la

información es lo que no nos da la confianza” (Javier, padre). Por otro lado, los hijos expresan

que no les preguntan a sus padres o bien recurren a otras fuentes de información

argumentando que éstos no saben lo suficiente: “… Hay veces que le pregunto cosas a mi

mamá y no las sabe. Luego veo en la tele y dicen lo que yo tenía duda (Josefina,

adolescente); de allí que algunas veces los adolescentes no se vean interesados en iniciar el

diálogo con los padres o éstos no sientan la confianza en sí mismos para entablarlo.

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Algunos padres suponen que sus hijos ya saben a través de la escuela sobre

métodos preventivos, y que crean entonces que ésta lo hace mejor o que ellos ya no tienen

más datos que aportar. Además hay quienes ven a la escuela como responsable en primer

término de informar a sus hijos. “Mi esposo quedó en enseñarles cómo se usa y no lo ha

hecho… le digo, quiero que tú les enseñes a las niñas cómo se usan [los condones], pero me

dice que ya les enseñaron a ellas aquí en la escuela” (Eugenia, madre). Los mismos

adolescentes consideran muchas veces que no les hace falta información de sus padres

porque ya la obtienen de la escuela y esto puede ser un impedimento para que estén abiertos

a oírlos o acudan a ellos con preguntas que pueda dar inicio al diálogo.

No obstante es importante mencionar que aunque la escuela algunas veces parece

reemplazar a los padres en su rol de educadores primarios, otras, oficia de catalizador del

diálogo, particularmente cuando los maestros les encomiendan a los jóvenes tareas

relacionadas a biología de la reproducción, ITS o prevención. Estas tareas pueden provocar el

diálogo sobre sexualidad o prevención entre madres e hijos (principalmente son ellas las que

mencionan que participan). Aún con limitaciones como sentimientos de vergüenza de ellas o de

sus hijos, o miedo a hablar de temas personales, muchas madres comienzan el diálogo sobre

sexualidad con sus hijos en estas situaciones. “P: ¿Cómo qué tareas has tenido que

preguntarle a ella [su madre]? R: Yo antes no sabía como se usaba el condón, qué era el

SIDA, en qué forma se transmitía, y ella iba al Centro de Salud, le daban folletos y nos

enseñaba. P: Cómo se usaba el condón, ¿ella les explicaba? R: No, porque le daba vergüenza,

nos enseñó un folleto y ahí decía”. (Angélica, adolescente). Una madre comenta que, lo que

le brinda a su hija es información pero no puede personalizar el diálogo diciéndole qué medidas

de prevención en particular debe tomar. “… Le prestaba folletos para sacar información y las

dudas de lo que investigaba, me las preguntaba a mí. Le di la información pero sobre temas

escolares, para que ella expusiera, pero hablar de lo personal, como mamá a mi hija de cómo

14
se debe cuidar no, no le decía” (Sandra, madre). Esto impide, también que en ocasiones se

cree un espacio de confianza en el cual tanto padres como hijos puedan expresar sus

emociones y valores personales, y que los adolescentes se sientan libres de preguntar y

opinar, logrando así consolidar la información y hacerla propia.

La profesión de cada padre, parecen jugar también un rol importante en la

información que se ofrece sobre prevención. “Desde chiquito fue muy específico esto se llama

pene, darle nombre a las cosas… tengo acceso en el trabajo a unos comics dónde hablan del

SIDA, eso los documenta y les resulta atractivo…[le dice] hijo fíjate que tuve un paciente muy

joven de veinte años y el SIDA tiene estas características, tratando de orientarlos para que

ellos vayan generando conciencia y responsabilidad. P: También a partir de la vida, de las

propias experiencias. R: Sí, finalmente yo creo que esa es la mejor manera de aprender”

(Guadalupe, madre). Esta enfermera es la única entrevistada que ha logrado establecer desde

edades muy temprana un diálogo con su hijo sobre prevención, quizás debido tanto a los

conocimientos relativos a la profesión como al hecho de estar en contacto con la realidad de

los adolescentes.

Por último, es evidente la falta de experiencia que tienen algunas madres, tanto en el

uso del condón R: “Del uso del condón yo misma desconocía cómo se debía usar, P: nunca lo

había usado usted R: Con mi esposo en unas ocasiones pero yo pensaba que él tenía que

saber” (Andrea, madre), como de la AE y esto también dificulta la posibilidad de brindarles

información a los adolescentes. Particularmente con relación a la información que los padres

tienen y ofrecen a sus hijos sobre la AE, se puede señalar que es un método que la mayoría de

los padres entrevistados dice haber oído, pero casi todos desconocen su uso correcto. Por su

parte, todos los adolescentes refieren que oyeron sobre el método, pero sólo conocen

parcialmente sobre su uso y sólo un par de ellos había mencionado el tema con sus padres, sin

que dicha plática implicara ni pautas, ni recomendación de uso. Si bien la AE ha sido un tema

15
recientemente incorporado a las políticas públicas de salud en México, no deja de ser

primordial dado su rol trascendente en la prevención del embarazo adolescente.

Experiencia de diálogo previa

El hecho de que los padres previamente hayan podido establecer un diálogo abierto y fluido en

otros temas, es un factor que ayuda el concebir a posteriori una plática sobre temas de

prevención y/o aspectos relacionados con la sexualidad. Tanto los padres como los hijos

entrevistados expresan que los diálogos previos les abren un espacio de confianza que no se

genera de otro modo; como lo refleja el hecho de que por cuestiones de tiempo y disponibilidad

sean las madres y no tanto los padres quienes platiquen frecuentemente con sus hijos/as. El

rol tradicional de las madres como educadoras hace que sean ellas las que más fácilmente

establezcan ese diálogo. “Platico mucho con ella [su hija] de hecho soy la que tengo más

comunicación con ella…platicamos de diferentes cosas, de esto también [temas de

sexualidad]… Creo que porque como le he dado más confianza, no se cierra al decirme las

cosas, ha pasado mucho tiempo conmigo, y hay mucha libertad de hablar… Con su padre casi

no puede, porque él se cierra mucho. ” (Helena, madre).

Si bien un diálogo frecuente en otros temas parece ser un factor lógico, que

contribuye positivamente a las pláticas en materia de prevención; hay evidencias de que por sí

sólo no es determinante, ya que en muchos casos a pesar de que éste existe, no es suficiente

para generar un diálogo sobre sexualidad o prevención: “P: ¿Tú platicas con tú mamá? R: Sí

mucho…pero no estoy acostumbrada a hablar de eso [sexualidad]” (Guadalupe,

adolescente).

También el hecho de no haber platicado paulatinamente sobre sexualidad, juega un

rol importante en la posibilidad de abrir posteriormente el diálogo sobre este tema. Algunas

veces genera resistencias en los mismos adolescentes quienes se desconciertan y no siempre

16
toman a bien que sus padres comiencen a hablarles repentinamente de sexualidad y/o

prevención: “Me sacó de onda…P: ¿Qué hubiera sido mejor, cómo te hubiera gustado más a

ti? R: Que no fuera tan rápido” (Jesús, adolescente). Los adolescentes expresan que no les

gusta cuando sus padres, no se dan el tiempo para ir hablando poco a poco de un tema. Por

ejemplo ellos se sienten abrumados si sus padres un día llegan y quieren en una sola plática

explicarles un gran número de cuestiones relacionadas con la sexualidad y/o prevención.

Por último cabe señalar que las vivencias previas, como por ejemplo, embarazos

cercanos, o la comunicación que los adultos han tenido con sus propios padres, entre otros,

también contribuyen a resaltar o minimizar la comunicación entre padres e hijos sobre

sexualidad. En algunos casos dichas vivencias exacerban la comunicación por miedo a repetir

la experiencia. En otros, nuevamente los significados dominantes sobre la virginidad aparecen

propiciando el temor de los hijos, en virtud de la rigurosidad expresada por los padres frente a

un embarazo cercano, y sus ideas sobre el celibato de los adolescentes; lo que no deja margen

para que éstos se acerquen a preguntar sobre temas de prevención, libremente y con

naturalidad.

Discusión

La intensión de este trabajo fue tanto reconocer mensajes de prevención en la comunicación

padres-hijos, como caracterizar e identificar los factores interrelacionados a su presencia o

ausencia.

Al igual que Lehr, identificamos que la comunicación general, sobre diversos temas

con los padres facilita los diálogos sobre sexualidad; que la mayor frecuencia de contacto y

diálogo, así como la disponibilidad de los padres también influye positivamente.20

17
No obstante, aún cuando en este trabajo no se puso un énfasis en el análisis de la información

por género, se puede mencionar que la mayoría de los adolescentes entrevistados (mujeres y

varones) generalmente a esta edad hablan con sus madres y que la mayoría de los

entrevistados tiene muy poca comunicación con sus padres.

Todos los padres entrevistados, independientemente de los mensajes de prevención

que transmiten, mostraron una importante preocupación por sus hijos, sin embrago, se hace

evidente en los testimonios que para que los padres puedan hablar sobre pautas específicas

de prevención como sería uso correcto y limitaciones del condón y de la AE, se requiere de

cierta información al respecto. En cambio, para hablar sobre sexualidad y valores, tan solo se

necesitaría, que expresarán sus ideas, sentimientos y/o experiencias. Este trabajo permite

señalar que la comunicación sobre esta temática y el tipo de mensajes que los padres dan a

sus hijos en relación con la prevención, es muy escasa y está condicionado particularmente por

los valores morales presentes en su concepción de la sexualidad.

En México, es común identificar que la moral católica está presente en los discursos

dominantes en dónde la abstinencia es la meta de la educación sexual. El transmitir

información concreta a cerca del uso de métodos anticonceptivos implica reconocer la

posibilidad del ejercicio de la actividad sexual en la vida de los adolescentes; y dado que la
38
actividad sexual se considera un asunto moral, suele ser difícil para los padres admitir esta

implicación. En las entrevistas a los participantes, esta situación está presente incluso cuando

no se hace explícito el mensaje de abstinencia sexual. El silencio y la ambigüedad tienen

implicaciones para los jóvenes ya que su interpretación puede ser confundida. En ocasiones,

los padres les dicen “cuídate” para advertirles que no tengan relaciones; y en otras, están

asumiendo la posibilidad de la no abstinencia y por tanto la suposición de que ellos ya saben

sobre métodos y cómo usarlos, esto último muchas veces es una premisa equivocada.

18
Otro condicionante de los mensajes de prevención que se señala en el trabajo, es la

baja percepción de riesgo que los padres tienen respecto a que sus hijos pueden estar

expuestos a contraer una ITS o un embarazo no deseado. Sin embargo, esta percepción, no es

ajena a la moral ya que está vinculada con la construcción y el consenso social. “Los riesgos

bien advertidos están conectados con principios morales legitimados…la preocupación moral
35
guía no sólo la respuesta al riesgo sino la facultad básica de percepción.” Es decir que, si el

ejercicio de la sexualidad de los adolescentes no está moralmente legitimado, los padres

quedan en incapacidad para percibir a sus hijos en riesgo de ITS o embarazo. Se ha visto que

las fuerzas históricas y socio-culturales pueden jugar un rol importante en la percepción

individual de riesgo. Esto es, la cultura asocia los aspectos negativos o no controlados,

ligándolos al “otro”. Cuando los individuos se plantean la posibilidad de verse afectados por un
37
daño, la respuesta común, es percibir el riesgo en los otros y no en uno. En este caso, esto

podría significar que los padres perciban el riesgo en los demás adolescentes y no en sus

hijos, y/o que asocien ITS con prostitución, y por tanto, no los vean vulnerables por pensarlos

ajenos a este grupo de riesgo.

En la concepción de que sus hijos no se han iniciado en tener relaciones sexuales,

los padres relativizan el riesgo al ver a sus hijos como pequeños y desinteresados en el sexo,

esto sumado a sus concepciones morales puede originar que - en muchas ocasiones -

interpreten que hablar de pautas específicas de prevención, “despierta” a sus hijos y/o les

otorga “permiso” para el inicio sexual; esto les impide ver el riesgo de la desinformación. Los

padres quedan así ante la dualidad de reconocer la información como riesgo versus la

información como prevención. Esto sucede muy claramente en los dos casos de los

adolescentes que han iniciado las relaciones sexuales; de acuerdo a las entrevistas sus padres

no lo saben, al parecer tampoco lo intuyen y no les han brindado información precisa sobre

anticoncepción exponiéndolos a una situación de riesgo.

19
Por otro lado, a través de algunos testimonios también se puede observar que, el

miedo a la pérdida del control que los padres ejercen sobre sus hijos, contribuye a perpetuar

esta idea de verlos pequeños y lejos de realizar sus propias elecciones. No obstante, en la

actualidad, en esta generación de padres con hijos adolescentes, existen momentos de

cuestionamiento y resistencia en los que se ven confrontados a incorporar también pautas de

otros modelos normativos ligados a la modernidad, como por ejemplo, información sobre uso

del condón. Dependiendo de distintas circunstancias algunos padres se encuentran ante “una

convivencia de diversas significaciones cuyo grado de contradicción o consonancia con formas

de pensamiento “tradicionales” o “modernas” varía en función del contacto del sujeto con la

cultura urbana y la educación formal 34. Como se aprecia en los resultados, unos pocos padres

que sí ven a sus hijos como adolescentes y por tanto con posibilidad de iniciar el ejercicio de su

sexualidad (independientemente de que aún no hayan iniciado las relaciones sexuales),

parecen marcar la diferencia ante la percepción del riesgo que pudieran tener sus hijos de

adquirir una ITS o tener un embarazo adolescente. Esta premisa influye para que estos padres,

aún sin toda la información necesaria, sean capaces de brindar a sus hijos mensajes que

involucran ciertas pautas específicas de cuidado, como decirles que utilicen condón. Identificar

la vulnerabilidad de los adolescentes, posibilita que los padres, tengan capacidad de respuesta

para enfrentar el posible riesgo, en este caso, propiciar la comunicación con sus hijos sobre las

relaciones sexuales y dar información específica.

Cabe destacar que en la definición de prevención que consideramos en este trabajo

se contempla también la capacidad de los jóvenes para elegir sobre cuándo y con quién tener

relaciones sexuales y tener capacidad de negociación del uso de métodos de anticoncepción.

Sin embargo no se han mencionado dichos tópicos, debido a que no han sido siquiera

planteados como parte de los mensajes de prevención hallados, probablemente porque

20
constituyen un paso posterior, para el cual se requiere basar la prevención en el ejercicio de la

sexualidad de los hijos y no en la abstinencia.

Ante los resultados descritos y a la luz de investigaciones realizadas en otros países

se identifica que muchos padres tienen una buena disposición para participar de talleres y

programas de prevención 39, 40; y que los adolescentes dicen preferir recibir información en este

sentido, por parte de sus padres, lo cual ratifica que son potenciales transmisores de

fundamental importancia. Dado los hallazgos precedentes, es de vital interés para el futuro

determinar qué mecanismos se pueden incorporar para mejorar las posibilidades de los

adolescentes de prevención; ya sea a través de la escuela, de la capacitación de los padres

sobre ITS y métodos modernos de anticoncepción, o bien a través de técnicas que involucren a

ambos, ya que de acuerdo a los resultados obtenidos, hemos visto que la escuela puede oficiar

de nexo para que padres e hijos realicen tareas conjuntas.

El que los adolescentes retracen su inicio de vida sexual, se ha visto como una

protección o ventaja para su salud sexual41, sin embargo, en los testimonios de los padres, es

evidente que la abstinencia no es vista desde la perspectiva de la salud. Cuando los padres,

mandan directa o indirectamente mensajes de abstinencia, éstos prácticamente se refieren a

un asunto de obediencia por cuestiones morales y poco o nada a una cuestión también

vinculada a salud sexual. Decirle a los hijos, los beneficios en términos de salud sexual que

puede tener el postergar el inicio de la vida sexual, sería una cuestión central a incorporar en la

educación de los hijos adolescentes. Por otro lado, ver la abstinencia en términos de

postergación, también abre más fácilmente el camino para hablar de sexualidad y por tanto de

prevención y con esto, de métodos modernos de protección.

Seguir investigando cómo se puede lograr mejorar la comunicación entre padres e

hijos y favorecer la percepción de riesgo y vulnerabilidad de los padres para con sus hijos, es

primordial en México. Desde la visión de que los padres juegan un rol fundamental en la

21
educación sexual de los hijos, se vuelve central generar estrategias que permitan fomentar el

dialogo temprano y constante entre padres e hijos sobre sexualidad; respetando los valores

morales en las familias, pero favoreciendo en los padres el contar con información clara,

puntual y actualizada sobre métodos modernos de prevención. El que los padres puedan

reconocer los beneficios de hablar de sexualidad antes del inicio de la vida sexual de sus hijos,

favorecería conductas sexuales de menor riesgo en los adolescentes.

Agradecimiento:

Un especial agradecimiento para cada uno de los padres de familia y adolescentes que

voluntariamente ofrecieron su testimonio, a las escuelas que participaron de la investigación, al

CONACYT por el aporte de fondos para la investigación, a la Secretaría de Relaciones

Exteriores de México, por facilitar la beca que hizo posible el desarrollo de la Maestría de

Mariel Rouvier y al INSP por su aporte científico y logístico para el proyecto de investigación.

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25
Tabla I

Entrevistas realizadas a porcentajes Nº de Nº de Nº de Nº de


(100%) madres padres adolescentes adolescentes
(n=12) (n=6) varones mujeres
(n=7) (n=8)
Madres y sus hijos varones 12.1% 2 --- 2 ---
Madres y sus hijas mujeres 24.2% 4 --- --- 4
Padres y sus hijos varones 6.1% --- 1 1 ---
Padres y sus hijas mujeres 12.1% --- 2 --- 2
Padres, madres y sus hijos 27.3% 3 3 3 ---
varones
Madres sin hijos entrevistados 9.1% 3 --- --- ---
Hijas mujeres sin madre/padre 6.1% --- --- --- 2
entrevistado
Hijos varones sin madre/padre 3.0% --- --- 1 ---
entrevistado

26

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