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PEREGRINO
VOLUMEN UNO PARTE 1A
POR:
VICTOR HUGO BARRERA
Victor Hugo Barrera Arellano 2011
ASÍN: B079WJ4V4W
PRÓLOGO .............................................................. 5
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— ¿Por qué me miras así, Rebeca? ¿No me crees?
—No es eso, Tigran. Te creo completamente.
Eso sólo que el “Doctor” Vázquez siempre fue
déspota y pedante porque tenía el apoyo
incondicional de la Orden.
—Y lo sigue teniendo—expresó Luis provocando
que Rebeca y Tigran lo voltearan a ver notando
algunos rasguños y golpes en su cara.
— ¿Qué te sucedió, Luis?—preguntó Rebeca.
— ¿Han intentado someter a un esquizofrénico-
paranoico? Ojalá nunca tengan qué.
—Espero que hayas cumplido tu misión.
—Lo hice. Pero por ahora es más importante el
descubrimiento que hizo la Dra. Gutiérrez. Quiere
vernos a todos en la Morgue de inmediato.
En la Morgue del Templo; la Dra. Gutiérrez
proyectaba en la pared imágenes virtuales del cadáver
encontrado en la Plaza de Armas. Al mismo tiempo
que explicaba sus descubrimientos a todo el Equipo.
—La supuesta víctima de Mortmain fue Santiago
Castañeda.
Tigran y Rebeca reaccionaron sorprendidos al
escuchar el nombre.
— ¿Les sueña familiar el nombre, Psicólogos?
Debería. Fue su compañero en la Universidad.
Aunque aquí viene lo intrigante; al que un día fuera su
cuerpo le hace falta el hígado.
El Dr. Cabrera miró interesado a Tigran y Rebeca.
— ¿Algo que quieran agregar, Psicólogos?
—¿Qué le podemos decir?—respondió
Rebeca—Santiago era un borracho empedernido quien no
mostraba el más mínimo interés por la Escuela.
—Pero ¿Por qué dijo que Santiago es la supuesta
víctima de Mortmain?
La Dra. Gutiérrez proyectó imágenes virtuales de
otro cadáver que mostraba señales de un ataque
mucho más violento.
—Una cuadra más delante de la Plaza de Armas
fue encontrado el cuerpo sin vida de un joven a quien
no he podido identificar debido a que su rostro está
completamente desfigurado. Pero mis análisis
muestran que las marcas en su cuerpo concuerdan
con el modus operandi de Mortmain más que las marcas
en el cuerpo de Santiago.
Tigran meditaba en la explicación de la Doctora.
—Mi intuición psicológica me dice que Juan
Carlos está detrás de estas muertes y el ataque al
Sanatorio.
El computel de Georgina sonó, ésta observó la
pantalla viendo un reporte de ataque criminal.
—El satélite vigilante detectó un caso de violencia
doméstica. Al parecer un hombre celoso está
maltratando a su novia.
—Golpeador—dijeron al unísono Tigran y el Dr.
Cabrera, éste último miró esperanzado al primero.
—Es momento que Halcón Peregrino capture al
Golpeador.
En un Departamento de Solteros en la Capital del
Estado; una prostituta llamada Satya estaba atada con
sogas láser a la cama mientras Golpeador usaba su
cinturón como látigo, lastimando las piernas y el
abdomen de Satya, quien, aunque pareciera increíble,
no gritaba ni expresaba dolor alguno, a pesar de que
las lágrimas y el sudor recorrían su rostro y cuello.
— ¡Ya por favor! ¡Grita!—ordenó Golpeador—
No me digas que no te duele.
—Sé que te excitan los gritos y el sufrimiento—
respondió Satya—Jamás me verás quejarme por uno
de tus golpes. Cobarde. Poco hombre.
—Voy a demostrarte lo hombre que puedo
ser…
Golpeador iba a lastimar con su cinturón a Satya
en el rostro, pero en ese momento, el altoparlante de
la Policía envió un mensaje.
— ¡Golpeador! ¡Sabemos que está ahí adentro y que tiene a
una rehén! ¡Salga de inmediato y con las manos en alto!—dijo
el Oficial Kinsei Suarven.
Golpeador corrió molesto a la ventana viendo a
varias turbo—patrullas rodear el edificio. Los Policías
humanos y robots hacían un cerco para que nadie
pudiera entrar ni salir del edificio. El Oficial Suarven
lideraba la operación.
— ¡Jamás podrán atraparme!—gritó Golpeador
por la ventana— ¡Nunca podrán entrar a mi
fortaleza! ¡Nunca!
La puerta del cuarto se abrió de una patada,
Golpeador y Satya vieron entrar al Oficial Lindbergh
Gieler, quien tenía un arma láser en las manos.
Al ver al Policía, Golpeador tomó rápidamente un
cuchillo de CAREL y lo colocó en el cuello de Satya.
—Si te atreves a dar un paso más, te juro que le
cortaré la cabeza, Policía.
—No soy Policía. Sólo un negociador.
—No tengo intenciones de negociar.
—Déjala ir, Senaido. Si cooperas, te aseguro que
podremos llegar a un acuerdo. Una celda de mínima
seguridad, acceso a visitas conyugales. ¿Qué te
parece?
Gieler bajó su arma.
—Hablemos como la gente civilizada.
—Mi nombre es Golpeador. Y hace mucho que dejé
de ser una persona civilizada.
Golpeador arrojó el cuchillo de CAREL, el cual se
incrustó en el hombro izquierdo de Gieler, Satya gritó
asustada y Golpeador corrió para atacar a Gieler.
Sin embargo, Halcón Peregrino entró rompiendo
la ventana dándole una patada en el estómago a
Golpeador enviándolo contra la pared.
El Peregrino disparó el gancho de su cinturón, el
cual sujetó a Golpeador y lo atrajo de vuelta al
Patriota, quien recibió con dos puñetazos en la cara al
Sadomasoquista para después sujetarlo del cuello.
— ¿Te excita lastimar a otros? Yo te mostraré qué
significa lastimar.
El Peregrino noqueó con un cabezazo a
Golpeador, quien cayó al piso. Luego, el Patriota sacó
una bolsa hermética color negro para meter ahí al
criminal, la bolsa se cerró automáticamente, el gancho
del cinturón sujetó la bolsa y Halcón Peregrino salió
volando por la ventana rota, dejando perplejos a los
Policías y personas que rodeaban el edificio.
El Oficial Suarven y el resto de su equipo entraron
al cuarto para liberar a Satya y auxiliar al Oficial Gieler.
Uno de los policías robot enviaba imágenes de lo
sucedido a la computadora de Zángano, que
inmediatamente buscaba algún patrón en las
imágenes de Halcón Peregrino.
Hormiga Roja se acercó a su asistente para saber
el avance de su búsqueda.
— ¿Qué encontraste?
—Nada aún. Se mueve muy rápido y el traje le da
más peso y volumen del que en verdad tiene.
Además que su máscara cubre tan bien sus facciones
que es casi imposible tener una impresión general de
su rostro.
—Yo espero que ese casi pueda conseguirnos la
identidad de ese Halcón. Pues de no hacerlo, ambos
terminaremos en el estómago del Jefe.
—Por cierto, ¿Por qué no estás con él?
—Pidió estar solo con sus pensamientos. Creo
que tiene una ligera sospecha de quién puede ser el
Halcón.
En el Estudio del Líder; Juan Carlos miraba
meditabundo imágenes 3D de su anuario escolar de
la Universidad. Al llegar a la imagen de Tigran
Bocanegra se detuvo y recordó que ambos tomaron
varias clases juntos y a pesar de que eran muy
distantes como compañeros, Juan Carlos conoció
una parte importante de la vida de Tigran; la fascinación
por las aves, en especial los halcones.
Juan Carlos presionó un botón de su escritorio,
segundos después, Mala Mujer entró con ayuda de
un bastón, al estudio mostrándose temerosa.
— ¿Mandó llamar?
—Fallaste y me lo ocultaste—expresó furioso
Juan Carlos.
—No sé de qué…
— ¡Tigran Bocanegra! ¡Fallaron al asesinarlo!
—Señor, él está muerto. El Edificio del Sanatorio
Juárez le cayó encima…
—¡Dijiste lo mismo de Mortmain y mira lo que
pasó! Ahora tenemos un Halcón persiguiéndonos.
—Le juro por lo más sagrado en mi vida que…
—Tienes una última oportunidad para destruir a
ese Halcón. Si no, te comeré viva sin importarme que
no puedas mover bien una pierna. ¡¿Está Claro?!
—Sí, Señor.
Mala Mujer salió asustada y tan rápido como
pudo del estudio.
En la Biblioteca del Templo Mendieta; Tigran
miraba analíticamente muchas imágenes virtuales
respecto al Dr. Juan Carlos Vázquez en comparación
con los cuerpos encontrados de víctimas de un
asesino conocido como “El Caníbal”.
Luego de un rato de observación, Tigran recordó
el poco contacto que tuvo con Juan Carlos Vázquez
cuando ambos eran estudiantes universitarios. En
dichos recuerdos, resaltó la extraordinaria capacidad para
encontrar y darle un carácter simbólico a las cosas por parte de
Juan Carlos. Pero también, Tigran recordó que su ex
compañero era muy radical en cuanto al hecho de tolerar que una
persona no cumpliera con su deber.
—Flass Moskoe (Se pronuncia Moskoy) —dijo
Rebeca haciendo voltear a Tigran.
— ¿Disculpa?
—Flass Moskoe es el nombre del Profesor que
fue encontrado muerto en el Campus Universitario
cuando nosotros estudiábamos. Su cráneo tenía un
agujero en el hueso frontal, pues por ahí extrajeron los lóbulos del
mismo nombre.
—En los lóbulos frontales residen las funciones intelectuales
superiores. Algunos opinan que ahí podemos localizar la
inteligencia de un individuo.
—Algo que según Juan Carlos, le hacía mucha
falta al Profesor Flass—completó Rebeca.
—Según los reportes que leí, un empleado de la
Orden fue asesinado para que su pulmón fuera
extraído. Dicho empleado era el brazo derecho de
Mala Mujer hasta que…
—Lo capturamos usándome como señuelo.
Pero… ¿Qué relación tiene el pulmón en todo esto?
—Puso a la Orden a esforzarse más de lo
acostumbrado al rescatar a Mala Mujer.
—En pocas palabras, respiraron más rápido y con
mayor esfuerzo.
—Exacto, Rebeca.
—Y en cuanto a Santiago, pues… era bastante
desagradable. O sea…
—Un hígado. Órgano que también Santiago
atacaba llenándolo de alcohol.
—Y fue el mismo órgano que le fue extraído—
completaba Rebeca—Pero ¿Para qué querrá Juan
Carlos los órganos simbólicos de cada persona que le ha fallado?
— ¿En serio no lo imaginas?
Rebeca miró confundida a Tigran.
—Es mejor que nos preparemos para evitar el
ataque final de la Orden.
— ¿A qué te refieres, Tigran?
—Juan Carlos y la Orden de Santa Clara buscan
eliminar a todo aquel que falle, fracase o represente
una derrota. Y desgraciadamente, nosotros entramos
en esa categoría para ellos.
—Siempre me pregunté ¿Por qué los Santos
Claros son tan…radicales cuando tienen un fracaso?
Tigran proyectó en la pared imágenes virtuales
referentes a los Primeros Soldados de la Orden.
—Esa ha sido la filosofía de vida de un miembro de la
Orden desde su Fundación. Los Primeros Soldados asesinaron a
aquellos compañeros que no pudieron acabar con los pueblos
Bárbaros, que a su vez querían poseer la Provincia de Santa
Clara.
En el Área de Celdas; Georgina interrogaba a
Mortmain mientras el Dr. Cabrera hacía lo propio con
Golpeador.
—Cuauhtémoc…—decía Georgina siendo
interrumpida.
—Cuauhtémoc duerme. Mortmain atiende a la Enfermera.
—Está bien. Mortmain, ¿Quieres decirme quién te
colocó esto en tu cuello?
Georgina puso frente a Mortmain el microchip
quemado que le extrajeran cuando lo capturaron. El
esquizofrénico miró el artefacto y se mostró más
ansioso que de costumbre.
— ¿Qué sucede? ¿Qué significa esto para ti?
— ¡Él me va a encontrar! ¡Él me va a encontrar! ¡Y cuando
me encuentre matará a Cuauhtémoc con Mortmain dormido! ¡Y
después se comerá el cuerpo de Cuauhtémoc!
—¿Quién? Dime ¿Quién quiere matar a
Cuauhtémoc cuando estés dormido, Mortmain?
—El Caníbal…
— ¿El Caníbal?—preguntaba el Dr. Cabrera a
Golpeador, quien respondió lo mismo que
Mortmain al ver el microchip que le extrajeron—
Háblame de él.
—No le gustará conocerlo. Es peor que todos
nosotros juntos. Fue quién nos mandó liberar
cuando destruyeron el Sanatorio Juárez hace cuatro
años.
El Dr. Cabrera miró con atención al
Sadomasoquista.
—Entonces ¿Conoces el escondite del Caníbal?
—Por desgracia sí. Mala Mujer, Hormiga Roja y
sus Soldados nos llevaron ahí la misma noche en que
nos liberaron. Experimentaron con nosotros y otros
más. Nos colocaron ese microchip por si un día
escapábamos. Aunque creímos que eso sería
imposible.
—Aún así lo hicieron.
—No gracias a nuestros talentos.
— ¿Entonces?
—Cuando nos llevaron a su escondite había ya en
una de las celdas un… un… experimento.
— ¡Ese sujeto estaba loco!—expresó Mortmain a
Georgina— ¡Provocó que lo inyectaran tantas veces que
adquirió una fuerza increíble! ¡Destruyó las puertas de
CAREL de su celda y luego nos libertó a todos! ¡Él sí es el
bueno de esta historia! ¡Enfrentó a los Soldados mientras los
demás escapábamos! ¡No creo que haya muerto! ¡Era muy, muy,
pero muy fuerte!
—Lo que ahora importa, Mortmain, es que me
digas dónde está exactamente el escondite del
Caníbal.
— ¿En serio cree que podrán con él?
—No sólo eso—decía el Dr. Cabrera a
Golpeador—Te ofrezco protección total si me dices
cómo llegar al lugar donde experimentaron contigo.
Tanto Mortmain como Golpeador miraron
pensativos y dubitativos a Georgina y al Dr. Cabrera
respectivamente.
En el Cuarto de Controles de la Orden, Hormiga
Roja miraba desesperada cómo Zángano tecleaba y
tecleaba sin obtener resultados satisfactorios.
—Llevas horas buscando y no puedes darme ni
siquiera una miserable pista. ¿Qué te sucede,
Zángano? ¿Acaso has perdido tu toque?
—No puedo encontrar el lugar exacto donde se
pierde la señal de los experimentos. Ya intenté
localizar el chip que les insertamos, ya seguí sus
registros faciales, caloríficos y hasta dentales. Pero no
llego a ningún lugar.
—Te recuerdo que esos experimentos son
nuestros hermanos. Ante todo son seres humanos
también.
—Como digas.
— ¿Por qué no usas el satélite vigilante para tener
una imagen clara del lugar donde se pierde la señal?
—Si me conecto al satélite corro el riesgo de que
alguien más conozca nuestra ubicación.
—Hazlo rápido.
Zángano pensó unos segundos la propuesta,
luego, golpeó unas teclas virtuales para conectarse al
satélite vigilante y buscar la imagen del lugar donde se
perdía el rastro de Mortmain y Golpeador. El
resultado lo dejó con la boca abierta, tanto a él como
a Hormiga Roja.
— ¡No puede ser!—expresó muy sonriente
Hormiga Roja— ¡Están en…!
— ¡Un templo Mendieta!—completó Zángano.
— ¡No puedo creerlo! ¡Una vez más nuestros
enemigos están frente a nosotros en charola de plata!
Hormiga Roja sacó su computel.
—Les avisaré al Dr. Vázquez y a Mala Mujer.
Antes de que Hormiga Roja se comunicara, ella y
Zángano escucharon el sonido de un halcón. Ambos
voltearon intrigados viendo que Halcón Peregrino se
acercaba a toda velocidad turbo a la ventana.
— ¿Qué es eso?—cuestionó Zángano.
Halcón Peregrino entró rompiendo la ventana,
sujetando con su brazo izquierdo a Hormiga Roja al
mismo tiempo que golpeaba con su puño derecho a
Zángano en la cara, para después enviarlo al piso.
Cuando Zángano despertó, Hormiga Roja había
desaparecido junto con su computadora V9XY3.
El Dr. Vázquez entró molesto al cuarto de
controles.
— ¡Zángano! ¡Zángano!
Vázquez miró que Zángano estaba solo y muy
desorientado.
— ¿Qué pasó aquí? ¿Dónde está Hormiga Roja?
—El Halcón.
— ¡¿Qué dices?!
—El Halcón entró volando por la ventana y se
llevó a Hormiga Roja…
El Dr. Vázquez no podía creer lo que escuchaba.
—…También me golpeó para llevarse mi
computadora.
— ¡Es imposible!
—Íbamos a informarles sobre la ubicación de…
—La Policía viene hacia acá. Saben la ubicación
de la Orden.
— ¿Está seguro?
—No bromearía contigo, estúpido. ¡Fallaste!
¡Fallaste Zángano!
Vázquez miró las manos de Zángano.
—Fallaste por tu lentitud de manos—Vázquez
sacó su tenedor y se acercó a Zángano—Ahora las
perderás.
—Necesito mis manos para mi vida diaria—decía
retrocediendo—Por favor, No.
Vázquez atacó con su tenedor, dirigiendo el golpe
a la cara, Zángano se cubrió y el tenedor se incrustó
en su mano derecha haciéndolo gritar y aflojar el
cuerpo.
Caníbal aprovechó el momento para someter a su
víctima y morderle la muñeca derecha. De pronto,
unas garras se incrustaron en la espalda de Caníbal,
era Halcón Peregrino, quien arrojó a Caníbal contra la
pared contraria quitándolo de encima de Zángano.
El cual no perdió tiempo y corrió, con todo y tenedor
enterrado, hacia la salida de cuarto.
Zángano salió del Cuarto de Controles buscando
escapar de la Policía, que ya rodeaba el escondite de la
Orden. Sin embargo, tres armas láseres apuntaron a
Zángano rodeándolo.
—Ni siquiera lo pienses—dijo Luis.
—Halcón Peregrino te salvó de morir más no de
la cárcel—agregó Roger, quien comenzó a esposar a
Zángano.
— ¿Dónde está el Caníbal?—cuestionó imperativamente
elDr.Cabrera.
—En el Cuarto de Controles. Está con el Halcón.
Caníbal se levantaba observando con desdén al
Peregrino, quien lucía seguro de sí mismo.
—Hola…Tigran Bocanegra.
—Hola…”Doctor”. ¿En serio creíste engañar a
todos con ese cuento que estudiaste un Doctorado en
Línea sin tener la Maestría? Es obvio que la Orden te dio
ese título. Qué lástima que tu Doctorado no
impidiera que yo descubriera todos tus crímenes.
Ambos escucharon que la Policía liderada por el
Oficial Suarven entró al lugar.
— ¿Escuchaste? Ya vienen por ti… Caníbal.
—Durante la Carrera me superaste en varias
ocasiones. Y sólo un Profesor se atrevió a
reconocerlo. Ahora está muerto. Igual que casi todos
los compañeros que una vez me superaron. El único
que falta está frente a mí en este momento—Caníbal
sacó una cuchara afilada—Pero no durará mucho.
Halcón Peregrino sacó rápidamente su arma láser
y disparó, Caníbal recibió el tiro con la cuchara y el
láser rebotó al Peregrino, quien puso su antebrazo, el
impacto rebotó, por la tela de monedas, y dio justo en
la mano del Caníbal tirándole la cuchara. El Peregrino
impactó dos veces con su puño la cara del Caníbal, el
cual logró detener el tercer puñetazo para después dar
dos cabezazos al Patriota y alejarlo de él.
En uno de los dormitorios, Mala Mujer
observaba en una pantalla cómo entraban muchos
Policías al lugar. De repente, la imagen de Rebeca, la
Dra. Gutiérrez y Georgina, acompañando a los
Policías, llamó la atención de Leslie.
—Vaya, vaya, vaya. Parece ser que la venganza
está servida.
En el Cuarto de Controles, Caníbal lograba
conectar con sus puños el torso y rostro del
Peregrino, quien comenzaba a fallar algunos golpes.
Caníbal quiso patear el rostro del Patriota pero éste
logró quitarse a tiempo provocando que el Caníbal
golpeara la pared sumiendo una pequeña parte de
ésta.
—Es inútil vencerme, Tigran. Desde niño he
practicado todas las artes marciales que existen. Y he
sido el mejor en ello.
—Qué lástima que Santiago Castañeda te
venciera en una pelea en la Universidad. ¿Lo
recuerdas? Por eso lo mataste y te comiste su hígado.
Porque un golpe en esa zona de tu cuerpo te mandó
directo al piso.
Caníbal comenzaba a enfurecerse.
—No soportaste el hecho que Santiago te hiciera
ver como un cobarde. Y mejor aún, todos lo
creímos.
Caníbal se enfureció y tiró golpes que Halcón
Peregrino esquivó y otros más fueron golpes al aire,
los cuales el Peregrino aprovechó para impactar con
sus puños el rostro y torso del Caníbal, logrando
llevarlo hasta la salida del cuarto y ahí, el Patriota pateó
al Caníbal tirándolo por las escaleras.
Rebeca, la Dra. Gutiérrez y Georgina observaban
cómo los Policías llevaban capturados a unos
Soldados de la Orden. Las tres revisaban los
dormitorios y cuartos del lugar para evitar que alguien
quedara en el Edificio.
—Georgina y yo iremos a revisar al sótano—dijo
la Dra. Gutiérrez—Cubre el Segundo Piso por favor,
Rebeca.
—Por supuesto.
Rebeca subía las escaleras, pero de pronto, un
bastón la impactó en el rostro, Rebeca cayó por las
escaleras mientras Mala Mujer se acercaba con ayuda
del bastón.
—Ojo por ojo. Diente por diente. Rodilla por
rodilla—Mala Mujer levantó su bastón para golpear a
Rebeca en la pierna pero ésta levantó esa misma
pierna deteniendo el bastón, para luego girar y patear
con su otra pierna la rodilla lastimada de Mala Mujer,
mandándola al piso.
Halcón Peregrino bajó la parte alta de esas mismas
escaleras siendo atacado por la espalda por Caníbal,
quien se sujetó tan fuerte que le arrancó la mochila
con turbo—planeador al Patriota. Éste quiso
defenderse pero Caníbal le cayó encima impactando
su cabeza contra las escaleras.
El Caníbal le arrancó el cinturón al Peregrino y lo
arrojó lejos de ellos. Después, trató de morderle el
cuello, pero el Patriota logró moverse de tal forma
que la mordida del Caníbal llegó a su hombro.
Donde la intención era dislocárselo.
Rebeca se levantó y se acercó a Mala Mujer, que
parecía estar inconsciente. Ésta despertó súbitamente
golpeando a Rebeca en el estómago y luego le
inyectó en el cuello una ampolleta de JGB para
dormirla.
—Esto debió haber sucedido en nuestro
encuentro en la Plaza de Armas… Rebeca.
Mala Mujer dejó caer a Rebeca, quien cerró los
ojos casi inmediatamente después de haber sido
inyectada.
El Caníbal no dejaba el hombro de Halcón
Peregrino, quien al no ver más alternativa, activó las
garras de su guante y se las encajó en la frente al
Caníbal, quien inmediatamente soltó al Patriota. Éste
se puso de pie mirando que su adversario estaba
inconsciente en el piso.
De pronto, tres disparos impactaron el traje del
Peregrino, siendo uno de ellos el que dio justo en una
parte del hombro herido.
El Patriota vio que Mala Mujer se acercaba
cojeando con un arma láser en la mano.
—Sólo prepararé la comida para el Caníbal.
Mala Mujer disparó varias veces en el hombro
herido del Peregrino enviándolo al piso.
Caníbal abrió los ojos y se puso de pie mirando
con orgullo al Patriota tirado junto a él.
—Buen trabajo, Mala Mujer. Buen trabajo.
En ese momento, un gancho se incrustó en la
espalda de Mala Mujer, Caníbal miró a Rebeca usar el
cinturón del Peregrino. Después, ella usó la poca
fuerza que le quedaba para azotar a Mala Mujer
contra el piso desmayándola.
Rebeca comenzaba a quedarse dormida pero aún
así logró ver el arma láser del Patriota cerca de ella, de
igual forma que vio al Caníbal acercársele
rápidamente.
—Estás débil, muchacha. No podrás disparar esa
arma.
Rebeca sonrió burlonamente.
—Pero… Halcón Peregrino sí.
Rebeca pateó el arma que llegó hasta el Peregrino,
éste levantó el arma con el pie e inmediatamente le
disparó al Caníbal en la cabeza y en varias partes del
cuerpo hasta que éste cayó al piso.
El Patriota corrió a ayudar a Rebeca, quien estaba
quedándose dormida.
—Me… inyecté… el mismo suero… que te
pusieron…antes…devenir…
—Por esono te quedaste dormidainmediatamente.
Rebeca asintió y cayó en los brazos de Halcón
Peregrino.
El Dr. Cabrera, el Oficial Suarven y otros Policías
llegaron al lugar mirando al Caníbal y Mala Mujer
tirados en el piso. El Dr. Cabrera corrió a ayudar a
Rebeca, quien se quedó completamente dormida.
Mientras tanto, el resto de los Policías evacuaban
el lugar dejando los cuerpos de los Santos Claros.
Rebeca despertó en su cuarto del Templo
Mendieta.
—Bienvenida de vuelta—dijo Tigran, quien
estaba junto a la cama, con una curación en el
hombro.
— ¿Qué sucedió después que me desmayé?—
Rebeca se sentó en la cama.
—Lo más importante es que sepas que ganamos.
— ¿Ganamos? Creí que no pertenecías…
—Sigo sin pertenecer. Sin embargo, Halcón
Peregrino tiene aliados que les gusta formar parte de
las Logias y esas cosas.
— ¿Nos abandonarás?
— ¿En serio quieres que ya me vaya?
—No. Para nada. Pero ya cumpliste con tu
venganza. Eres libre.
—Según Luis Helguera; Bola de Fuego y Presa
siguen libres. Así que Halcón Peregrino los atrapará y
luego se irá. Pues al igual que un Peregrino, nunca se
está en el mismo lugar, pero en los lugares a los que
va, siempre es de ayuda.
En ese momento, el canto de un halcón se
escuchó, Tigran volteó y vio al Peregrino de su
ventana elevar el vuelo e irse.
—Algún día yo tendré que hacer eso también, amigo. Tendré que
hacer eso—Pensó reflexivamenteTigran.
EPÍLOGO