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HALCÓN

PEREGRINO
VOLUMEN UNO PARTE 1A

POR:
VICTOR HUGO BARRERA
 Victor Hugo Barrera Arellano 2011

Primera Edición: Febrero 2018

Segunda Edición: Septiembre 2019

ASÍN: B079WJ4V4W

Diseño de Portada: Victor Hugo Barrera Arellano y


Baeeprojects.
ÍNDICE

PRÓLOGO .............................................................. 5

CIUDAD JUÁREZ, CHIHUAHUA, MÉXICO.AÑO 2025. ...... 7

CIUDAD JUÁREZ, CHIHUAHUA, MÉXICO. AÑO 2026. ... 28

4 AÑOS DESPUÉS… ............................................... 63

AQUÍ TERMINA LA SEGUNDA SESIÓN. ....................... 87

EPÍLOGO ........................................................... 117


PRÓLOGO

¿Alguna vez haz despertado debido a un fuerte dolor?


Si tu respuesta es sí, entonces entenderás mi reacción de querer
levantarme de golpe, lo cual es imposible cuando tienes conectada
cada parte de tu cuerpo a artefactos que le inyectan a tu organismo
una especie de suero para regenerar tejidos.
Aún así, el suero no brinda la energía suficiente para siquiera
hablar o pedir auxilio. Sin embargo, el respirar fuerte provoca que
dos mujeres se acerquen a mi cama para devolverme a mi estado
de inconsciencia.
Una de ellas es Enfermera y se llama Georgina Becerril
según leo en su identificación.
—Volvió a despertar—comentó la otra Mujer
que responde al nombre de Rebeca Mendoza.
—El Fuerte dolor le provoca pesadillas que lo
hacen despertar—explicó la Enfermera.
Las miro fijamente para reconocer esos rostros y
saber qué papel representan en mi vida, pero
imágenes trágicas llegan a mi mente en cuanto las
miro más de diez segundos.
Escucho ruidos cerca de mi cama, miro hacia la
ventana y en la cornisa hay un ave con una parte
posterior color azul y gris, partes bajas color blanco
barrado, y una cabeza con “bigote” negro.
Es un Halcón Peregrino. Dicen que visitan a los
enfermos de gravedad como yo, y se marchan una
vez que el enfermo sana o muere. Espero que en mi
caso suceda lo primero.
De pronto, el sueño comienza a cerrar mis ojos y
yo lucho para no dormirme, pero el sedante que me
inyecta la Enfermera es demasiado fuerte.
Creo que volveré al Estado de Inconsciencia
donde mi pasado se hace presente. Sólo que esta vez
reflexionaré profundamente sobre la causa que me
llevó a esa cama.
CIUDAD JUÁREZ, CHIHUAHUA,
MÉXICO.AÑO 2025.

Las puertas del Sanatorio Juárez se abrieron para


dar paso a Tigran Bocanegra, quien se dirigió
inmediatamente al Departamento de Recursos
Humanos, una oficina lujosa al fondo del Primer
Piso donde un hombre mayor a los 50 años ya
esperaba a su entrevistado.
—Siéntese por favor—pidió el Hombre a Tigran
y éste obedeció para después estrechar la mano de su
entrevistador—Soy el Dr. Adrián Cabrera, Psicólogo
Criminalístico y Director de este Sanatorio.
—Mucho gusto. Soy Tigran Bocanegra, Psicólogo
Clínico y aspirante a la vacante que su Institución
ofrece.
— ¿Qué le interesó de nuestra vacante, Tigran?
—La oportunidad de ayudar a mi comunidad
usando mis conocimientos en el Área de la Salud
Mental. Estoy seguro que soy el indicado para formar
parte de su equipo de trabajo.
—No lo dudo. Pero la pregunta es ¿Nuestra
Institución es la indicada para Usted?
Tigran miró desconcertado al Dr. Cabrera.
— ¿A qué se refiere?
—Este Sanatorio trabaja diferente a cualquier
Institución Mental del país. Nosotros buscamos al
paciente, en vez de esperar a que lo traigan. Incluso,
encontramos a posibles candidatos a pacientes en
Instituciones Carcelarias y lugares en donde
frecuentemente suceden crímenes escandalosos.
—Créame, Dr. Cabrera, estoy preparado para
todo. Lo que sea y lo que haya de venir.
—Me parece perfecto. Sólo le recuerdo que el
sueldo es de $1, 500,000 mensuales, pues tendrá que
sacrificar su vida entera. Estará todos los días y todo el
día en la búsqueda constante de pacientes.
—No tengo nada qué perder. Soy soltero, sin
compromiso, mi Familia vive en otra Ciudad y vive
muy bien.
El Dr. Cabrera miró fijamente a Tigran esperando
encontrar una señal de duda, pero su búsqueda
fracasó. Así que sacó un pequeño control remoto de
su bata, presionó un botón que le mostró a Tigran el
contrato de trabajo, en formato virtual, sobre el
escritorio.
—Léalo y si decide aceptar, firme con esto.
El Dr. Cabrera le dio una pluma láser a Tigran,
quien leía entusiasmado el contrato de trabajo.
Tigran y el Dr. Cabrera entraron al elevador,
inesperadamente, ambos descendieron un nivel más
debajo de la Planta Baja.
Una vez ahí, los dos entraron a un cuarto grande y
abastecido con la mejor tecnología del país en cuanto
a búsqueda y localización se refieren.
Inmediatamente, cuatro personas, dos hombres y
dos mujeres, se acercaron a darle la Bienvenida al
nuevo recluta.
—Bien, Tigran. Te presento con el Equipo de
Trabajo. Primero las damas; ella es Georgina Becerril,
Jefa del Equipo de Enfermeros en el Sanatorio.
—Hola. Mucho gusto—dijo Tigran estrechando
la mano de Georgina.
—Bienvenido.
—Gracias.
—La Dra. Violeta Gutiérrez, Antropóloga Forense.
—Encantado—expresó Tigran saludando a la
Dra. Gutiérrez.
—El Placer es mío—respondió Violeta.
—Ellos son Luis Helguera, Reportero e
Historiador…
Tigran chocó manos con Luis.
—Bienvenido a bordo, viejo.
—…Y Roger Córdova, nuestro Científico.
—Es un gusto tenerte entre nosotros, Tigran—
comentó Roger para después estrechar la mano de
Tigran.
—El gusto es mío por ser aceptado por Ustedes.
—Como verás Tigran—tomó la palabra el Dr.
Cabrera—Contamos con la mejor tecnología del país
con la única intención de localizar a los criminales
más perversos en todo nuestro Estado, e impedir
que vuelvan a existir tantas muertes como en el
pasado.
—Y el trabajo ha comenzado, viejo—Luis
proyectó en el muro imágenes virtuales del
expediente clínico del próximo paciente—Tenemos
el caso de Essen Carrillo, quien se hace llamar “Bola de
Fuego”, un piro maniaco que ha provocado severos
incendios, no sólo en Chihuahua, sino en varios
estados del País.
Tigran miró fijamente el expediente, pensó un
poco y tuvo una idea.
— ¿Puedes buscar en tus registros si Essen llevó
algún tratamiento terapéutico en el pasado? Recuerdo
haberlo visto tomando terapia en mi antiguo empleo.
—Dame unos segundos…
Luis tecleó buscando información al respecto, en
su laptop V9XY, y proyectó los resultados en el muro
junto al expediente.
—Al parecer, Essen tomó terapia psicológica por
un año con el Psicólogo Clínico Dr. Juan Carlos
Vázquez, en el Instituto Psicológico de Ciudad Juárez.
Tigran miró impresionado la información.
— ¿Te suena familiar alguno de los datos,
Tigran?—preguntó el Dr. Cabrera.
—Sí. Y sería bueno hacerle una visita al Dr.
Vázquez.
En la recepción del Instituto Psicológico de
Ciudad Juárez; Tigran, Luis y la Dra. Gutiérrez
esperaban la llegada de la Encargada del
Departamento de Archivo.
Mientras tanto, la Dra. Gutiérrez observaba
intrigada a Tigran.
—No luces nada sorprendido, Psicólogo.
— ¿Por qué debería estarlo?
—Según sabemos realizaste tu Servicio Social
Universitario en este lugar—comentó Luis.
—Sí. Así fue. Pero… no puedo decir a ciencia
cierta qué sensación me causa el volver aquí, aunque
sea para obtener información respecto al caso de uno
de mis Profesores y Mentores.
Luis y la Dra. Gutiérrez miraron sorprendidos a
Tigran, en ese momento, la Jefa de Archivo salió a
atenderlos.
—Buenas tardes. ¿En qué puedo servirles?—Los
tres miraron a la mujer, quien reconoció al
Psicólogo— ¿Tigran? ¿Tigran Bocanegra?
Tigran miró fijamente a la mujer reconociéndola.
— ¿Rebeca? ¿Rebeca Mendoza? ¿Cómo has
estado?
Tigran estrechó fuertemente la mano de Rebeca,
Luis miraba un anillo especial en la mano de Rebeca.
—Un gusto volver a verte—expresó sonriente
Rebeca.
—Disculpen, ¿Se conocen?—cuestionó la Dra.
Gutiérrez.
—Rebeca y yo fuimos compañeros en la carrera.
Por cierto, ellos son Luis Helguera y la Dra. Violeta
Gutiérrez, mis nuevos compañeros de trabajo.
—Mucho gusto—Luis estrechó la mano de
Rebeca haciéndole un saludo especial, el cual fue
perfectamente correspondido, luego, la Dra.
Gutiérrez hizo lo propio, siendo la respuesta de
Rebeca, la misma.
—Díganme, ¿En qué puedo servirles?
—Buscamos al Dr. Vázquez—decía Tigran—
Requerimos el expediente de uno de sus pacientes, el
cual es prófugo de la Justicia.
—El Psicólogo Vázquez ya no trabaja con
nosotros. Pero si me dicen el nombre del Paciente o
el número del caso, con gusto les facilitaré el
expediente.
— ¿En serio puedes hacer eso?—preguntaba
impresionado Tigran.
—Por supuesto que sí—respondió sonriente
Rebeca.
—Video llamada del Dr. Cabrera. Video llamada del
Dr. Cabrera—informaba el computel de Luis, quien
sacó su aparato y respondió proyectando un
holograma del Dr. Cabrera.
—Dr. Cabrera está en modo Holo llamada.
—Espero que ya tengan el expediente que
necesitamos. Libana Falcón fue secuestrada hace
treinta minutos.
— ¿Qué conexión tiene ella con el caso?—
cuestionó la Dra. Gutiérrez.
—Roger descubrió que fue novia de Essen en la
Preparatoria.
Todos se mostraron preocupados.
—Seguramente ajustará viejas cuentas con ella—
dedujo preocupado Tigran.

De vuelta en el Sanatorio Juárez; Tigran y el Dr.


Cabrera analizaban videos virtuales de las sesiones
que tuvo el Dr. Vázquez con Essen, en donde éste
parecía mostrar mejoría conforme avanzaba el
tratamiento.
—A veces pienso que es un sueño. A veces creo que sólo es
una fantasía—decía Essen en el video—Veo a Libana
en el lugar donde nos conocimos la primera vez. Al verla siento el
gran amor que le tuve, pero…ese amor es ahogado por el deseo de
verla muerta… ver cómo se quema su cuerpo frente a mí.
— ¿Te das cuenta que tu deseo de venganza es mayor que el
amor que sentiste por ella?
—Lo sé. ¿Qué hago con esto?
—Un sentimiento tan grande no puede permanecer más
tiempo oculto. Debes sacar ese deseo de tu corazón… y…
enviarlo a tu mente y que tu cerebro lo dirija a todo tu cuerpo.
Poro por poro.
—Y ¿Luego qué?
—Sabrás qué hacer con eso que no puedes controlar.
De pronto, el Dr. Cabrera dejó de proyectar los
videos virtuales en la pared.
—Creo que hemos visto suficiente. ¿Qué
concluyes, Tigran?
—Veo que el Dr. Vázquez llevó my bien el caso
al inicio. Logró controlar la ansiedad e impulsividad
de Essen…
—De acuerdo, pero…
—Pero no supo trabajar los deseos de
destrucción y muerte. Pareciera que fomentó en
Essen la venganza.
—No pareciera. Eso fue lo que hizo nuestro
Colega.
En la Morgue del Sanatorio; la Dra. Gutiérrez
analizaba los cadáveres encontrados en los incendios
que Bola de Fuego provocó, luego de secuestrar a
Libana. Con ayuda de su PalmOver1XX, revisó los
registros dentales de cada uno de los cuerpos, los
cuales estaban muy deteriorados por el fuego.
Tigran observaba una vez más el video virtual de
la Primera Sesión de Essen escuchando atentamente la
historia de cómo fue que se conocieron Libana y él.
—Ese Bosque fue tan especial para mí. Recuerdo que en
nuestra primera cita tuvimos un pequeño día de campo—
contaba en el video Essen soltando una risa ligera—Comimos
como huérfanos de hospicio.
Roger entró preocupado para informar algo.
—Lamento interrumpirte, Tigran. Pero la Dra.
Gutiérrez descubrió algo importante.
— ¿Qué sucede?
—Libana aún sigue con vida. Ninguno de los
cadáveres coincide con ella. Sólo necesitamos una
pisto de dónde pudiera tenerla y así…
—Creo que ya sé dónde la tiene.
Roger miró incrédulo a Tigran.
—En su Primera Sesión Essen le contó al Dr.
Vázquez que Libana y él se conocieron en una
práctica de campo en el Bosque que está junto a la
Preparatoria 1. Escuela donde ambos estudiaron.
— ¡Le avisaré a los demás!—Roger corrió
emocionado por el Dr. Cabrera.

En el Bosque cercano a la Preparatoria; Essen


llevaba a Libana, atada de manos y con los ojos y
boca cubiertos, hacia lo profundo del lugar.
Una vez ahí, Essen hincó a Libana para después
quitarle la venda de los ojos y la venda de la boca.
Libana miraba asustada un mantel con una canasta,
con mucha comida en su interior, junto a una
pequeña caja de regalo.
— ¿Recuerdas nuestra primera cita? Fue un
pequeño día de campo.
Libana no sabía qué hacer o qué decir.
— ¡¿Lo recuerdas?!—Essen sacó su encendedor
de bolsillo, encendió la flama y lo acercó a Libana—
¡Dije ¿Recuerdas…?!
— ¡Sí lo recuerdo!—respondió muy nerviosa
Libana— ¡Lo recuerdo como si fuera ayer! ¡Fue
algo… hermoso!
—Lo sé, amor. Y por eso…—Essen tomó la
caja de regalo, la abrió mostrando un anillo de
compromiso, el cual Essen puso obligadamente en el
dedo anular de Libana, quien se mostraba aún
nerviosa y confundida.
— ¡Es… un… hermoso anillo!
—Dilo.
Libana miró confundida a Essen.
—Anda. Dilo.
— ¿Qué quieres que diga?
—Acepta que me amas.
Libana se quedó perpleja.
— ¡Dime que me amas! ¡Dilo!
Libana comenzó a manifestar más ansiedad de la
que ya mostraba.
— ¡Libana, dime que me amas! ¡Si no lo haces te
juro que…!
Essen levantó molesto la mano que sujetaba el
encendedor.
— ¡No! ¡Espera!
Libana golpeó accidentalmente, con su cabeza, el
pecho de Essen causando que ambos cayeran sobre
el mantel y el encendedor quedara sobre una orilla de
éste, comenzando a quemarlo.
Essen olió el fuego y su sonrisa malévola apareció
en su rostro.
— ¡Sí! ¡Todo terminará cómo debe terminar!
Essen se levantó mirando que el fuego
comenzaba a propagarse por el Bosque. Después,
vio a Libana, quien trataba de levantarse pero no
podía. Essen se alejó para ver el fuego desde lejos.
Dos turbo—ambulancias del Sanatorio Juárez
llegaron a la entrada del Bosque. El Dr. Cabrera, Luis
y Tigran bajaron de los vehículos viendo las llamas
que comenzaban a crecer.
—Creo que llegamos tarde—dijo Luis.
—Aún podemos salvarla—Tigran corrió
rápidamente hacia lo profundo del Bosque, el Dr.
Cabrera y Luis lo siguieron.
Libana logró ponerse de pie, miró un círculo de
fuego que la rodeaba y comenzaba a crecer.
—¡Auxilio! ¡Auxilio! ¡Ayúdenme por favor!
¡Sáquenme de aquí!
Essen miraba extasiado a Libana rodeada por el
fuego.
De pronto, una parte del círculo de fuego fue
rociada con nitrógeno líquido, el cual apagó esas
llamas. Tigran entró corriendo para ayudar a Libana.
— ¡Por favor, sáqueme de aquí!
—Descuida. Yo te protegeré.
Tigran sacó una navaja de neón y cortó las sogas
láser con las que Libana estaba atada.
— ¡Muchas Gracias!
Libana abrazó a Tigran, Essen vio todo desde
lejos, se llenó de celos y corrió hacia ellos.
Libana dejó de abrazar a Tigran y lo miró
agradecida.
—Muy pronto estarás en un lugar seguro.
— ¡No lo creo!
Tigran y Libana voltearon y vieron a Essen
acercárseles con un lanzallamas láser.
— ¡Nadie arruina mi obra maestra! ¡Su muerte
debería de ser perfecta!
—Ella no morirá. Y tú no lastimarás a nadie más.
— ¿Ah sí? ¿Por qué estás tan seguro de eso?
Un dardo con forma de araña se incrustó en el
cuello de Essen inyectándole un sedante para caballo
al momento del impacto.
Essen cayó tirando su lanzallamas mientras Luis y
el Dr. Cabrera usaban su arma, que disparaba
nitrógeno líquido, para apagar el círculo de fuego que
los rodeaba.
Los bomberos arribaron al Bosque e
inmediatamente comenzaron a apagar el resto del
incendio.
Essen/Bola de Fuego fue esposado de manos y
pies para ser puesto en la turbo—ambulancia que lo
llevaría directo al Sanatorio Juárez.
Libana era revisada por la Enfermera Georgina en
la segunda turbo—ambulancia.
En el Sanatorio Juárez; Roger y Luis colocaban a
Essen/Bola de Fuego en una celda de máxima
seguridad, en el último piso del edificio.
Tigran y el Dr. Cabrera miraban todo gracias a la
cámara de vigilancia.
—Bola de Fuego será el primer paciente en
formar parte de mi programa de rehabilitación para
enfermos mentales—comentaba el Dr. Cabrera—Y
todo gracias a ti, Tigran.
—Gracias a ustedes por darme la oportunidad de
trabajar para mejorar mi Estado.
—No tienes por qué agradecer. Mejor disfruta tu
momento.
El Dr. Cabrera acompañó a Tigran a la sala
principal para que viera que Roger, Luis, Georgina y
la Dra. Gutiérrez lo estaban esperando con un pastel
de bienvenida.
—¡Bienvenido al Equipo!—gritaron todos al
unísono.
Sin embargo, el dolor volvió, muchas imágenes pasaron frente
a mis ojos y…
Desperté…Sólo que esta vez mi cuerpo estaba conectado
únicamente a un tanque de oxígeno y a una bolsa de suero.
Escuché que algo se movió… más bien dicho, alguien. El
Halcón Peregrino llegó volando a las afueras de mi ventana y ahí
se quedó.
—No ha dejado de visitarte desde que estás en
cama—dijo la Enfermera Georgina acercándose
sonriente a mí—De hecho, creo que es un ave muy
territorial. Impide que otros pájaros se acerquen a su
ventana.
— ¿Cómo va el enfermito?—preguntó Roger a
Georgina. Él y el Dr. Cabrera entraron al cuarto y
ambos se acercaron a mi cama para revisarme.
Ambos pasaron un escáner por mi cuerpo para
saber el grado de mejoría que había alcanzado.
—Prácticamente está recuperado—dijo el Dr.
Cabrera—Aún así tiene que terminar el tratamiento.
—Le inyectaré otra dosis—aseguró Georgina, se
acercó a mí y colocó la ampolleta en el tubo de
suero—No me mires así, es por tu bien—Me dijo
nostálgica, pues mis ojos le pedían que no me
mandara de vuelta a los brazos de Morfeo.
Mis ojos me volvieron a pesar y el sueño se estaba
apoderando de mí.
Sólo quisiera soñar con una cosa… ¿Cómo llegué
a esa cama?
AQUÍ TERMINA LA
PRIMERA SESIÓN.
CIUDAD JUÁREZ, CHIHUAHUA, MÉXICO.
AÑO 2026.

Luis Helguera entró a su cuarto, las luces de éste se


encendieron en cuanto cruzó la puerta. Se sentó
frente a su Laptop V9XY y activó el programa de
grabación de audio y video que después convertía los
archivos en reportajes hologramáticos.
—NOTA DEL DÍA: A un año del inicio del
Programa de Rehabilitación para enfermos mentales,
el Sanatorio Juárez ha logrado capturar a los
siguientes sujetos peligrosos: —Luis sincronizó las
imágenes de las cámaras de seguridad de las celdas,
para que aparecieran en su reportaje—Eliseo Flores,
paciente diagnosticado con Paranoia, quien agredía
en las calle a cuanta persona se le pusiera enfrente.
Cuauhtémoc Cruz, mejor conocido como Mortmain, un
esquizofrénico que cometió toda clase de delitos sin
ni siquiera recordarlo. Al igual que Senaido Güemes,
sadomasoquista que golpeó brutalmente a sus tres
esposas.
Luis dejó de proyectar imágenes de los pacientes y
apareció de nuevo frente a la computadora
—Pero el reto continúa. Existes dos criminales
peligrosas que aún andan sueltas. Desgraciadamente,
sólo sabemos sus nombres claves—Luis mostró
fotos en 3D de sus próximas candidatas—La
primera de ellas se hace llamar “Hormiga Roja” y es
traficante de JGB y la otra se dedica al Secuestro y
Tráfico de blancas llevando el apodo de “Mala
Mujer”.
Luis apareció de nuevo frente a la Laptop V9XY.
—No se alarmen. No estarán mucho tiempo
libres. Ya estamos en proceso de localizarlas y mejor
aún de capturarlas…
En la Sala Principal, Luis tecleaba en su
computadora con la intención de conectar la
información que el Dr. Cabrera y Tigran tenían hasta
el momento.
—Estas son las ventas de mujeres que se le
atribuyen a Mala Mujer.
Tigran y el Dr. Cabrera miraban desconcertados
las imágenes virtuales proyectadas en el muro.
—Secuestra mujeres que después aparecen
muertas—decía el Dr. Cabrera—En el mismo lugar
donde las secuestró…
—Lo inexplicable aquí—interrumpió Tigran—es
que Mala Mujer vende a dichas mujeres que ya
supuestamente murieron.
Tigran miró muy confundido al Dr. Cabrera.
—Créeme que aún existe algo más inexplicable en
todo esto.
Todos voltearon viendo a la Dra. Gutiérrez y la
Enfermera Georgina entrar a la Sala Principal con un
escáner, cada una en cada mano.
—¿Qué encontraron?—cuestionó el Dr. Cabrera.
—Luego de analizar a profundidad los últimos
tres cuerpos de mujeres vendidas por Mala Mujer—
explicaba la Dra. Gutiérrez—Encontré en todas ellas
marcas de sutura láser.
— ¿Extrajeron sus órganos?—preguntó Tigran.
—Algo más… escalofriante—expresó
Georgina—La sutura láser fue realizada para cubrir
una herida profunda hecha por una mordida.
Todos se mostraron asustados.
—Luego de un análisis digital de la mordida,
descubrimos que la mandíbula que atacó a esas
mujeres pertenece a un ser humano—completó la
Dra. Gutiérrez asustando todavía más a todos los
presentes.
—Entonces… Esas mujeres no sólo fueron
secuestradas, ultrajadas y asesinadas. Sino que
también comidas por un ser humano.
Tigran pensaba seriamente la situación.
—Por favor dime que esa expresión en tu rostro
es el resultado de elaborar un plan y no de querer
renunciar, Tigran—dijo el Dr. Cabrera.
—En efecto, tengo un plan. Sólo que es uno muy
arriesgado.
—Pues si será efectivo, no importan los riesgos—
comentó Georgina.
—Hagámosle creer a Mala Mujer que una chica
quiere trabajar para ella. Ya descubrimos que usa el
aviso clasificado del Diario “El Indio” para reclutar a
sus víctimas. Respondamos uno de sus anuncios,
concretemos una cita y capturemos a esa Traficante
de blancas. ¿Qué tal la enfermera Georgina como
nuestra infiltrada?
Georgina miró aterrada a Tigran.
— ¿Yo?
—Es un excelente plan, Tigran—dijo el Dr.
Cabrera—Pero para infiltrarse y capturar a Mala
Mujer necesitamos una persona con formación
psicológica forense, que sepa cómo actuar en una
situación como ésta. Ya sea como tú o yo.
Desgraciadamente para el plan, ambos somos
hombres.
Tigran comenzaba a mostrarse decepcionado.
—Afortunadamente, encontramos a alguien con
la formación académica que necesitamos y mejor
aún. Es una mujer joven.
—¿A quién se refiere, Doctor?—preguntó
intrigado Tigran.
Luis tecleó rápidamente proyectando imágenes
virtuales de Rebeca Mendoza. Tigran miró incrédulo
las imágenes.
— ¿Ella? No creo…
—Rebeca Mendoza tiene el carácter, la formación
académica y la experiencia para apoyarnos en una
situación como ésta—explicó la Dra. Gutiérrez.
—Además de que aceptó ayudarnos en lo que
fuera necesario inmediatamente que supo que tú
formabas parte del Equipo, Tigran—agregó el Dr.
Cabrera.
Tigran por su parte, se mostró preocupado e
inconforme con la decisión final.
“Estamos aquí para crear un México nuevo”. “Los errores
del pasado no deben repetirse” “¿Cómo lograremos eso? Muy
simple: Sólo los inteligentes sobrevivirán”. Los mediocres deben
morir”.
Eran las palabras del Dr. Juan Carlos Vázquez,
quien presidía la iniciación de dos nuevos miembros
de la Orden de Santa Clara en la Sala Principal de su
sede, cuya ubicación era desconocida para la gente
común.
—Hoy me complace informarles que la Orden
de Santa Clara recibe con los brazos abiertos a dos
talentos femeninos de nuestro país, quienes
impulsarán a nuestro Estado hacia la grandeza y el
éxito.
El Dr. Vázquez se acercó a la primera mujer a
iniciar, siendo acompañado por uno de los
empleados, el cual llevaba consigo una charola con
“agua”.
—Mara Vega. Bienvenida a nuestra Orden. Que tu
conocimiento no sólo ilumine nuestra hermandad, sino a nuestro
mundo.
El Dr. Vázquez roció el “agua” de la charola en el
rostro de Mara. Después, miró a la segunda mujer a
iniciar.
—Leslie Femat. Bienvenida a nuestra Orden. Que
tu conocimiento no sólo ilumine nuestra hermandad, sino al
mundo entero.
El Dr. Vázquez roció el rostro de Leslie. El resto
de los miembros se hincaron junto a ambas
rodeándolas, lo que significaba que habían sido
aceptadas.
Momentos después de la iniciación, Mara y Leslie
se encontraban vestidas al igual que sus “hermanos”,
con traje militar de acuerdo al Ejército Español del Siglo
XII, cubiertos con una capa y capucha de color más
oscuro de acuerdo al grado de iniciación. En el caso
de ambas era gris.
Todos celebraban con cerveza, vino y un líquido
extraño de consistencia espesa, cuyos efectos eran mucho peores que
los del alcohol.
De pronto, un empleado se acercó a Leslie
mostrándole su computel.
—No quise interrumpirla en el momento de la
iniciación, pero su computel no ha dejado de sonar.
—Muchas gracias—Leslie tomó su dispositivo,
revisó la lista de llamadas perdidas, que eran más de
diez, encontrando un mensaje de voz.
—Reproducir mensaje de voz—ordenó Leslie al
aparato y éste acató la orden.
—Hola, llamo por enésima vez, pues me interesa mucho el
empleo de tiempo completo con salario bastante atractivo. Estaré
en la Plaza de Armas, frente al Palacio de Gobierno como piden
en el anuncio, a las 8:00 p.m. Ciao. Besos.
El mensaje de voz terminó, el tono de la chica era
bastante sexy, así que Leslie pensó que sería útil y
adecuada para el puesto. Miró su reloj viendo que
faltaba media hora para el encuentro, tomó del brazo
al empleado y lo acercó lo suficiente para hablarle al
oído.
—Si el Dr. Vázquez pregunta por mí, dile que fui
por su nueva chica.
—Entendido—el empleado le devolvió las llaves
láser de su turbo—limusina a Leslie, quien
inmediatamente corrió a la salida.
Un cielo estrellado iluminaba la noche sobre el
Zócalo de Ciudad Juárez. Rebeca no dejaba de mirar
su espejo de bolsillo para revisar que el exagerado
maquillaje, que traía puesto, no se moviera de su
lugar. Además de usar un vestido de noche color
verde y unos tacones color negro.
La turbo—limusina llegó provocando que
Rebeca volteara y dejara de mirar su espejo. La puerta
trasera del vehículo se abrió automáticamente y de él
bajó una mujer vestida con: botas, pantalones y blusa
con manga larga de cuero negro, antifaz negro, que le
tapaba casi toda la cara, y una peluca rubia. Ésta se
acercó a Rebeca, quien guardó ansiosa su espejo en
su bolso de mano.
— ¿Mala Mujer?—preguntó Rebeca.
—Así es. Tú debes ser la insistente chica
interesada en el empleo.
—Un placer conocerla—Rebeca estrechó
animada la mano de Mala Mujer, pero ésta
aprovechó el momento para jalar a Rebeca hacia ella
y comenzar a inspeccionarla, lo cual incomodó a
Rebeca, quien siguió el juego.
—Estás delgada…
Rebeca creyó que sería rechazada.
—Pero tu cuerpo es estético. Usas vestidos
largos…
—Tiene aberturas en las piernas. Mire
Rebeca mostró sus piernas dando unos pasos
hacia atrás.
—No vuelvas a interrumpirme.
—Lo siento. Estoy nerviosa. Créame, me interesa
mucho el empleo.
Mala Mujer miró de arriba abajo a Rebeca, pensó
la situación y sonrió convencida.
—Está bien. Te daré una oportunidad. Ven
conmigo y hablaremos de tus funciones y el salario
que recibirás.
—Por supuesto.
Ambas caminaron a la turbo—limusina, la puerta
del vehículo se abrió automáticamente y ambas
entraron.
En el interior, Mala Mujer miró desconcertada al
Dr. Cabrera sentado frente a ella.
—Linda chica. ¿Piensas hacerle lo mismo que a
las otras?—preguntó sarcásticamente el Dr. Cabrera.
Mala Mujer sacó rápidamente su arma láser y
quiso disparar, pero Rebeca le sujetó fuertemente la
mano impidiéndole jalar del gatillo.
—Yo no haría eso si fuera tú—dijo Rebeca, lo
cual molestó a Mala Mujer, quien intentó forcejearse,
pero se vio apuntada por las armas de Tigran, quien
apareció afuera de la turbo—limusina, y el Dr.
Cabrera.
—No te muevas, Mala Mujer—ordenó Tigran—
Quedas detenida.
Un dardo con forma de araña impactó el cuello
de Mala Mujer, inmediatamente, ésta se quedó
dormida, todos miraron al frente, Luis y Roger,
vestidos como choferes tenían sus armas apuntando
también.
—Lo siento—expresó avergonzado Roger—No
pude contener mis ganas de ponerla a dormir.
—Sube Tigran—pidió el Dr. Cabrera—
Debemos irnos cuanto antes.
—Claro, Doctor—respondió Luis, quien
encendió el vehículo. Tigran lo abordó y todos
dejaron el lugar a velocidad turbo.
El plan había funcionado: Lograron capturar a
Mala Mujer.
El Canal 10.23 en formato realidad virtual de
Visión TV interrumpió su programación normal para
compartir un reporte de última hora con el
Conductor Erro Campanella.
—Una disculpa por arrebatarles de golpe su programa, pero
créanme que esta noticia sí vale la pena. Un informante anónimo
trajo a las puertas de nuestro estudio una MicroSD con imágenes
del satélite vigilante referentes al momento exacto en que la
famosísima Traficante de blancas conocida como Mala Mujer,
fue capturada…
El Dr. Vázquez no podía dar crédito a lo que
miraban sus ojos, pues su más reciente recluta, la que
se jactaba de tener habilidades superiores a las de los
mortales, había sido capturada mediante un señuelo.
—…Como bien sabemos, las personas que han capturado
a los criminales más peligrosos de Ciudad Juárez viven y trabajan
en el anonimato con la intención de reinsertar a la Sociedad
personas de bien…
—¡Morgan! ¡Morgan!—gritaba demandantemente
Vázquez.
— ¿Sí, Señor?—dijo Morgan Moyá, empleado de
confianza del Líder de la Orden, quien al instante
atendió al llamado de su amo.
—Dime otra vez ¿Por qué acepté a Leslie Femat
en nuestra Orden?
Morgan se puso tan nervioso que de momento
no podía hablar.
— ¡Dime ¿Por qué la acepté?!
—Yo… la recomendé, Señor.
—Otra vez.
—Yo la recomendé, Señor.
El Dr. Vázquez miró con desdén a Morgan.
—Lava tu error.
—S…Sí… Señor… Lo haré…
—Eso espero. Porque si no lo haces, Mala Mujer
y tú compartirán el mismo final.
Vázquez se alejó furioso de Morgan, mientras éste
miraba muy atemorizado el término de la noticia.
En un pequeño cuarto de máquinas de la sede;
Morgan tomó su computadora V9XY3, cuya base de
datos contenía información relacionada a todas las
sectas, logias y sociedades secretas del país, para
investigar la identidad del señuelo causante de la
captura de Mala Mujer.
Morgan logró captar una imagen de rostro y
cuerpo entero de Rebeca, después, usó dichas
capturas para buscar información sobre ésta
encontrando su nombre completo, domicilio y lugar
de trabajo.
—Rebeca Mendoza. Así que fuiste tú.
Morgan golpeó varias teclas del teclado virtual
para relacionar a Rebeca con alguna secta, logia o
sociedad secreta, descubriendo que ella pertenecía a la
Logia de los Mendieta.
—Vaya, vaya. Así que nuestro señuelo forma
parte de nuestro enemigo.
En el estudio del Líder de la Orden; el Dr.
Vázquez debía una copa de vino blanco y degustaba
su olor.
— ¿Señor?—dijo temeroso Morgan.
El Dr. Vázquez volteó su sillón para ver a su
empleado.
—Más te vale haber encontrado información
valiosa.
—La encontré, Señor. Encontré a la chica
responsable de la captura de Mala Mujer.
Morgan le mostró imágenes virtuales de Rebeca,
en su tabletoverXY3, al Dr. Vázquez. Éste se puso de
pie, se acercó para ver la información de cerca.
—Así que una rival nos ganó en nuestro propio
juego.
Vázquez miraba fijamente la imagen de Rebeca.
—Debes aprender que los errores se pagan caro.
—Lo aprenderá de la peor forma, Señor.
—No le hablaba a ella.
Vázquez miró furioso a Morgan.
—Me fallaste por última vez.
Vázquez atacó inesperadamente a Morgan en el
pulmón con un abrecartas láser. Después lo sujetó
para ponerlo sobre la alfombra y extraerle el
abrecartas.
Morgan agonizaba mientras el Dr. Vázquez le
extraía el pulmón para luego colocarlo en un plato
sobre el escritorio, sacar de su cajón automático unos
cubiertos hechos de oro puro y usarlos para comer el
pulmón, parte por parte.
Al día siguiente, en el Instituto Psicológico; Rebeca
salía contenta a la Recepción, pues fue informada que
solicitaban informes.
Ella creyó ilusamente que ese alguien podía ser
Tigran y su equipo para agradecerle su participación
en la captura de Mala Mujer. Ya que no había tenido
noticias de ellos durante toda la mañana.
Sin embargo, la persona que esperaba a Rebeca
era Mara Vega, quien sonrió maliciosamente al ver a
la causante de la captura de su amiga.
—¿Rebeca Mendoza?
—En persona—Rebeca estrechó la mano de
Mara viendo unos tatuajes extraños en forma de
anillos en todos los dedos de ésta— ¿En qué puedo
servirle?
—Me gustaría saber el procedimiento a seguir
para tomar una terapia aquí en su Instituto. Así como
los costos que tiene cada consulta.
Mara miró que Rebeca traía el computel en la
mano, así que ella presionó discretamente un botón
en el extensible de su reloj activando un dispositivo
de extracción de información.
—Primero que nada debe responder una
encuesta socioeconómica donde especificará
detalladamente el motivo de consulta. Y luego de eso
tendrá una primera entrevista conmigo.
—Pues estoy lista para responder lo que sea.
—Perfecto—Rebeca sacó del cajón automático
una tabletover1 con el formato de encuesta. De pronto,
el computel de Rebeca sonó informándole de un
posible virus.
—Robo de información detectado. Su antivirus ha
bloqueado el proceso.
Rebeca miró a Mara, quien ya tenía un arma láser
en las manos.
—Creo que tendré que conformarme con lo que
tengo.
Mara disparó, Tigran apareció arrojándose sobre
Rebeca, ambos cayeron al piso mientras el tiro láser
impactaba uno de los libreros.
Ambos se pusieron de pie viendo que Mara había
escapado. Rebeca siguió el rastro de Mara a través de
la pantalla de vigilancia.
— ¡Se escapa!
—Su intención era asesinarte. ¿Estás bien?
—Sí. Llegaste justo a tiempo—Rebeca miró la
pantalla de su computel viendo que el sistema se
había bloqueado automáticamente—Extrajo
información de mi computel.
— ¿Tienes buzón exprés?
—Sí ¿Por qué?
Tigran le quitó el computel a Rebeca y observó la
pantalla.
—Le enviaré tu aparato a Roger. Él buscará quién
extrajo la información y para qué.
En el Centro Comercial Travisano; Mara entró al baño
quitándose la ropa y mostrando un pantalón, blusa
de manga larga y botas de cuero color rojo. También
sacó una máscara con antenas como las de una
hormiga.
—Tu zángano te llama. Tu zángano te llama—dijo el
computel de Mara, ésta sacó el aparato de entre su
ropa que se había quitado y miró sorprendida la
pantalla.
—Habla ya Zángano.
—Tengo la información extraída del computel de Rebeca.
En pocos minutos tendré la ubicación de su Logia, Hormiga
Roja.
—Perfecto. Envía mi turbo—limusina al Centro
Comercial Travisano.
— ¿Acaso no volverás a la sede?
—Aún no. Debo liberar a Mala Mujer. Si el Dr.
Vázquez descubre que fallé al intentar matar a
Rebeca Mendoza, me comerá viva. Literalmente.
—Totalmente de acuerdo.
Mara salió por la ventana del baño ya con su traje
puesto de Hormiga Roja. Su turbo—limusina, con
chofer robot, la esperaba muy cerca de ahí.
Al abordar el vehículo, Hormiga Roja miró en la
pantalla del asiento la imagen de su hacker particular
“Zángano”.
—Vaya que la computadora V9XY3 de Morgan
es muy útil.
—Más respeto por Morgan Moyá, Zángano.
Pasó una vida entera armando esa base de datos.
—Pues espero que lo tengan a fuego lento donde
está ahora. Mira lo que descubrí.
Zángano mostró imágenes 3D del Dr. Cabrera, la
Dra. Gutiérrez, Georgina, Luis y Roger.
—Rebeca Mendoza sólo fue un peón en el plan
para capturar a Mala Mujer. Ellos fueron los autores
intelectuales. Y supongo, sin temor a equivocarme
que el Dr. Adrian Cabrera es el Líder de su
agrupación.
Hormiga Roja miraba atónita las imágenes
virtuales.
—Todos ellos son…
—Miembros de la Logia de los Mendieta—
interrumpió orgulloso Zángano—Y lo mejor es que
todos los que ves en tu pantalla viven juntos y están
en casa en este momento.
— ¿Dónde? ¡Dime ¿Dónde están?!
— ¿Has escuchado sobre el Sanatorio Juárez?
El computel de Tigran sonó mientras éste
revisaba los videos de seguridad junto a Rebeca.
— ¿Qué encontraste Roger?—preguntó Tigran
al responder la llamada.
—Buenas noticias amigo. Encontré la ubicación
del dispositivo que extrajo información del computel
de Rebeca, así como de las personas responsables.
—Supongo que son los jefes de Mala Mujer.
—De hecho sí, amigo. Sólo que estas personas
son…
La comunicación fue interrumpida por unos
segundos.
— ¡¿Roger?! ¡Roger!
El computel de Tigran recuperó al comunicación
mostrándole, desde el ángulo del piso, que muchos
hombres vestidos como Soldados Españoles del Siglo XII
atacaban con armas láser, bastante sofisticadas, al
personal del Sanatorio.
— ¡Acaben con todos! ¡No dejen a nadie con
vida! ¡Yo iré por nuestra hermana!—eran las órdenes
de Hormiga Roja que Tigran pudo escuchar desde su
computel.
—Tenemos que ir al Sanatorio ahora—dijo
Tigran a Rebeca en un tono bastante alarmante.
Un robot mensajero se acercó a las puertas del
Sanatorio, tocó el intervirtualphone y cuando éste se
activó para responder, el robot explotó derribando las
puertas y asustando al personal de Recepción, donde
Luis revisaba el sistema de seguridad.
Éste se arrojó sobre la Recepcionista poniéndola
del otro lado del mostrador, golpeó un cajón secreto
que activó la alarma contra intrusos; armas que
disparaban redes, salieron de las esquinas logrando
atrapar a varios Soldados de la Orden de Santa Clara
que entraron junto a Hormiga Roja.
Al ver a dichos Soldados, Luis reconoció su
procedencia e inmediatamente sacó un arma láser y
disparó logrando impactar a algunos enemigos.
—¡No salgan de aquí hasta que el lugar sea
seguro!—gritó Luis a la Recepcionista y al resto de los
empleados que se escondían detrás del mostrador.
Luis saltó del mostrador y corrió a enfrentar a los
Soldados invasores. Hormiga Roja entró al cuarto de
seguridad del Sanatorio disparándoles a los
empleados, dejándolos gravemente heridos y
quitándolos de la computadora principal.
Ahí, Hormiga Roja conectó un dispositivo en el
CPU de la máquina para después comunicarse con
Zángano.
—El dispositivo está conectado y funcionando,
Zángano. Haz lo tuyo.
—Por supuesto.
Un par de minutos después de la respuesta de
Zángano, todos los sistemas eléctricos del Sanatorio
dejaron de funcionar quitando así toda seguridad del
lugar, lo cual aprovecharon los Soldados para entrar a
cada área del lugar, atacar a los empleados y destruirlo
todo.
La Dra. Gutiérrez y Roger guardaban las bases de
datos en maletines hechos de CAREL para después
enviarlos por buzón exprés a un lugar seguro.
— ¡Apresúrense a salvar la información!—gritó el
Dr. Cabrera, quien junto a Georgina enfrentaba a los
Soldados— ¡Necesitamos de su apoyo para expulsar
a los invasores!
El Dr. Cabrera y Georgina usaban sus rifles láser
para alejar a los Soldados, pero cada vez que lograban
derribar uno, tres más aparecían para atacarlos.
—¡Son demasiados!—expresó Georgina,
mientras junto al Dr. Cabrera, era rodeada por los
Soldados de la Orden de Santa Clara.
En el área de celdas, Mala Mujer escuchó mucho
alboroto, se asomó para ver qué sucedía, pero la
puerta de su celda se abrió, Mala Mujer retrocedió
preocupada, Hormiga Roja entró a la celda mirando
sonriente a su amiga.
— ¡Es hora de irnos, amiga!
— ¿Cómo me encontraste? ¿Acaso el Doctor…?
—Él no sabe nada de esto. Pero si queremos que
esté orgulloso cuando se entere, debemos terminar el
trabajo. Así que sígueme. Aún quedan cosas por
hacer.
—Encantada de la vida.
Ambas salieron de la celda, Mala Mujer miró un
tanto asustada que Essen/Bola de Fuego,
Eliseo/Presa, Cuauhtémoc/Mortmain, Senaido/
Golpeador y muchos otros criminales peligrosos
habían sido liberados por Hormiga Roja. Por lo que
éstos corrían libres por el lugar comenzando a hacer
destrozos.
El Dr. Cabrera, la Dra. Gutiérrez, Georgina, Luis
y Roger fueron llevados a la Recepción, donde los
Soldados de Santa Clara los rodearon apuntándoles
con sus armas láser.
—Nunca creí que moriría a manos de los Santos
Claros—expresó decepcionado Roger.
—Vaya, vaya, vaya—decía Hormiga Roja
mientras se acercaba, junto con Mala Mujer a los
criminalistas—Pero si se trata de cinco miembros de
la Logia de los Mendieta.
Mala Mujer observó a los cinco miembros
buscando con la mirada a alguien más.
— ¿Dónde está?
— ¿Dónde está quién, Mala Mujer?—respondió
sarcásticamente la Dra. Gutiérrez.
—La chica que los ayudó a capturarme. Ella
también es miembro de su Logia.
—Lo que ves es lo que tienes, Santa Clara—dijo
Georgina— ¿Por qué no aceptas de una vez que
fuiste vencida por nosotros?
—Nunca dirán dónde está la chica—comentó
Hormiga Roja para luego mirar a los Soldados y
darles una orden—Mátenlos a todos.
Los Soldados prepararon sus armas para disparar,
pero en ese momento, Tigran y Rebeca, a bordo de
un turbo—auto deportivo, entraron rompiendo lo
que quedó de las puertas para después atropellar a
cuanto Soldado se les puso enfrente.
Hormiga Roja y Mala Mujer por su parte, se
arrojaron detrás de algunos muebles para estar
protegidas.
Tigran bajó del vehículo disparándoles a los
Soldados que tenían sometidos a los cinco miembros
de la Logia consiguiendo liberarlos.
— ¡Suban al turbo—auto! ¡Rebeca los llevará a un
lugar seguro!
— ¡Pero Tigran…!—decía el Dr. Cabrera siendo
interrumpido.
— ¡No se preocupen por mí! ¡Yo distraeré a los
Santos Claros!
— ¡Suban ya!—pedía desesperada Rebeca.
El Dr. Cabrera, la Dra. Gutiérrez, Georgina, Luis
y Roger subieron al turbo—auto. Rebeca arrancó
atropellando a varios Soldados para poder salir.
Tigran enfrentaba, ya fuera con su arma láser ó a
golpes, a los Soldados que quedaron. Hormiga Roja y
Mala Mujer salieron de su escondite mirando lo
sucedido y que sus enemigos habían escapado.
Rebeca llevaba el turbo—auto lejos del Sanatorio.
Miraba por el espejo que Luis, Roger y Georgina
estaban muy asustados.
— ¿A dónde nos llevas?—preguntó intrigada la
Dra. Gutiérrez.
—El vehículo los dejará a las afueras de un nuevo
escondite. No salgan de ahí hasta que Tigran y yo
regresemos—respondía Rebeca mientras
programaba la ruta en el tablero de control del
vehículo.
—¿Dequé estás hablando?—cuestionó Georgina.
—De esto.
El vehículo frenó bruscamente, Rebeca abrió la
puerta y se arrojó a la calle dando varias vueltas al caer.
La puerta se cerró de nuevo para que el vehículo
retomara su curso.
Rebeca se levantó adolorida y corrió como pudo
de vuelta al Sanatorio.
Tigran lograba vencer a los Soldados que lo
enfrentaron. De pronto, Bola de Fuego apareció
quemando las armas de Tigran, lo que provocó que
sus manos sufrieran quemaduras.
Presa, Mortmain y Golpeador llegaron también
conectando varias y repetidas veces con sus puños, el
cuerpo de Tigran hasta enviarlo al piso noqueado.
Presa estuvo a punto de arrojarse sobre Tigran
para morderlo, pero Mala Mujer se lo impidió.
—¡Espera!¡Nolo mates! ¡Eso déjanoslo anosotras!
—Pero él fue quien nos capturó a todos—
expresó inconforme Presa.
—Incluso capturó a Mortmain.
—Lo sabemos—intervino Hormiga Roja—Pero si
quieres recobrar tu libertad, deberás dejar que
nosotras terminemos el trabajo.
—Levántenlo—ordenó Mala Mujer.
Presa y Mortmain levantaron a Tigran, quien
comenzaba a reaccionar, Golpeador le dio una fuerte
bofetada para despertarlo.
—¡Arriba criminalista! ¡La horade tu Juicioha llegado!
Tigran miró burlonamente a Hormiga Roja y
Mala Mujer.
— ¿Destruiste este lugar por una Mala Mujer?
—Es más que eso… Tigran Bocanegra. Es cuestión
de honor. Los Mendieta no pueden ganarnos ninguna
partida. Por más sencilla queparezca.
— ¿Hace cuánto que perteneces a la Logia?—
preguntó Mala Mujer.
—No necesito pertenecer a una Orden o Logia
para destacar. Tengo las capacidades suficientes para
ser y hacer la diferencia.
—Ohh…—dijo sarcásticamente Hormiga
Roja—Suenas como un héroe.
—Héroe no. Un Patriota.
—Entonces muere como tal—Hormiga Roja y
Mala Mujer le dispararon con sus armas láser varias
veces en el cuerpo a Tigran hasta que éste cayó al
piso.
Mala Mujer se acercó para dar el tiro de gracia,
pero recibió un disparo láser en la rodilla, el cual la
envió al piso.
Todos voltearon sorprendidos viendo a Rebeca
en la entrada del lugar con un arma en las manos.
—Recuerden que aún sigo viva.
—¡Atrápenla y mátenla!—ordenó Hormiga Roja;
Mortmain, Presa y Golpeador corrieron hacia Rebeca,
la cual salió huyendo.
Hormiga Roja se acercó a Mala Mujer, quien se
dolía mucho de la rodilla.
—Te pondrás bien. Lo prometo.
—Esa chica ya me ha hecho daño dos veces.
—Descuida. Cuando la atrapen dejaré que Presa
se la coma viva.
—Eso no será suficiente. Debemos derribar este
lugar. Con fuego. Y asegúrate que él esté adentro.
Mala Mujer señaló a Tigran, quien agonizaba en el
piso.
Hormiga Roja, Mala Mujer y algunos Soldados
Santos Claros observaban orgullosos, desde la
turbo—limusina, como el Sanatorio Juárez se
consumía en llamas.
Rebeca, el Dr. Cabrera, Luis y Roger corrían
desesperados llevando a Tigran inconsciente y muy
grave en una camilla hacia el turbo—auto de Rebeca.
Ésta por su parte, miraba con lágrimas en los ojos
que el Edificio comenzaba a derrumbarse.
4 AÑOS DESPUÉS…

El canto de un ave me despertó. Miré a mi


alrededor hasta darme cuenta que el halcón peregrino
que estaba afuera de mi ventana era el intérprete.
Sentí una libertad que en mucho tiempo no sentía.
Mi cuerpo ya no tenía cables conectados. Sólo había
una ligera sábana encima de mí, la cual quité
fácilmente para levantarme de la cama. Aún tenía la
bata de enfermo puesta.
Miré mis manos descubriendo que las marcas de
las quemaduras se habían ido. Podría mover mis
dedos con facilidad. Mis brazos denotaban unas
ligeras manchas que me recordaron los disparos
láseres recibidos.
Aún así me sentía bien. Más que bien. Incluso
tenía una sensación de fortaleza como nunca la había
experimentado.
—No sabes el gusto que me da verte de pie,
Tigran.
Volteé rápidamente reconociendo a una
compañera de trabajo. Era la Enfermera Georgina.
—Creo que es más que obvio, pero aún así debo
preguntar: ¿Cómo te sientes?
—De maravilla.
Ambos se abrazaron efusivamente.
—Gracias por todo, Georgina.
—No tienes por qué agradecer, Tigran.
Arriesgaste tu propia vida para salvarnos a todos.
—Sólo espero que mi sacrificio no haya sido en
vano.
—Claro que no—dijo Rebeca, quien entró al
cuarto una vez que escuchara la voz de Tigran.
— ¡Rebeca! ¡Qué gusto verte!—Tigran corrió a
abrazar a Rebeca, quien se mostró alegre, pero con
discreción.
—Bienvenido al Templo de la Logia de los Mendieta.
— ¿Disculpa?
—Estás en uno de los cuartos secretos de nuestro
templo—agregó Georgina.
—Sigo sin entender este asunto de Órdenes y
Logias.
—Pues es momento de que conozcas nuestra
historia—comentó Rebeca.
Tigran fue llevado por Rebeca y Georgina al
sótano del Templo, lugar muy parecido al sótano del
Sanatorio. Donde por supuesto trabajaban duro el
Dr. Cabrera, la Dra. Gutiérrez, Luis y Roger.
Todos sonrieron emocionados al ver a Tigran.
—Bienvenido de vuelta a la vida, hermano—
expresó Roger.
—Y Bienvenido a nuestro lugar de refugio—
agregó el Dr. Cabrera.
—Creí que estaba en un Templo de su Logia.
—El Templo Mendieta es un lugar de refugio
para todos aquellos que han sufrido el ataque de otra
Secta—explicó la Dra. Gutiérrez.
—Y por lo que veo cada Templo está muy bien
equipado en cuanto a tecnología se refiere.
—Más que eso—intervino Luis—En cuestiones
médicas contamos con las sustancias activas mejor
desarrolladas.
—Por ejemplo; probamos en ti un suero que
estaba destinado para que aquellas pacientes, con un
cuadro severo de anorexia, recuperaran los nutrientes
perdidos, y su rehabilitación física fuera más rápida—
contó Roger.
—Pero nuestro amigo Roger descubrió que el
suero le permitía al cuerpo humano cicatrizar heridas
rápidamente, por más severas y profundas que éstas
fueran—tomó de nuevo la palabra Luis—Además
de aportar los nutrientes necesarios para el
organismo.
Tigran sonrió sacudiendo ligeramente la cabeza.
—Ya que está más animado, creo que es
momento de mostrarle por qué fuimos atacados—
propuso Georgina.
Luis le acercó su Laptop V9XY a Tigran para
mostrarle imágenes virtuales de lo que sucedió.
—La Orden de Santa Clara, acérrimo rival de la
Logia de los Mendieta, nuestra Logia, fue la responsable
del ataque al Sanatorio Juárez—explicaba Luis—
Luego de hackear el disco duro del computel de
Rebeca, descubrieron que ella formaba parte de la
Logia.
—Una vez que descubrieron mi identidad, dieron
con el paradero del resto de los miembros.
Rebeca miraba con nostalgia a Tigran.
—No sabes cuánto lamento haber sido la causa
de nuestra tragedia. No hubo día que pasaras en esa
cama en que yo no me reprochara…
—Rebeca.
— ¿Sí, Doctor Cabrera?
—Ya pasaron cuatro años desde ese suceso. Más
que lamentos y reproches, Tigran debe escuchar la
terrible situación por la que pasa Ciudad Juárez.
Luis proyectó imágenes virtuales en el muro
mientras el Dr. Cabrera explicaba.
—El crimen ha aumentado seriamente desde que
fuiste atacado. Los seres más perversos andan sueltos
y necesitan de alguien que esté dispuesto a trabajar
bajo una identidad secreta para ir en busca de esos
criminales.
Tigran no ocultó su frustración luego de escuchar
al Dr. Cabrera. Miró las imágenes relacionadas con la
Orden de Santa Clara y después miró en el muro las
imágenes virtuales de los criminales.
En ese momento creyó escuchar que el halcón
peregrino, que llegó a su ventana, cantaba. Todos
miraban a Tigran en espera de una respuesta.
—Creo que todos esperan que diga esto: Yo puedo y quiero
ser esa persona que atrape a esos criminales que escaparon del
Sanatorio Juárez.
—Estamos de acuerdo contigo, hermano.
¿Cuándo comenzamos?—dijo emocionado Roger.
—Aún no he dicho que acepto.
—Supongo que tienes condiciones a cambio de
hacer el trabajo—comentó la Dra. Gutiérrez.
—Así es. La primera de ellas tiene que ver con
que me dejen tomar venganza de quiénes me
atacaron.
Todos se mostraron incrédulos ante la propuesta.
— ¿En serio nos estás pidiendo eso?—preguntó
impactada Georgina.
Tigran asintió.
—Ningún miembro de la Logia…—decía el Dr.
Cabrera.
—Yo no pertenezco a su Logia. Y no se ofendan,
pero luego de lo que pasó, no me quedaron ganas de
ser aceptado.
El resto de los Mendietos miraban preocupados al
Dr. Cabrera, quien pensaba seriamente la propuesta.
—Está bien. Aceptamos el trato. Pero a cambio
tú tendrás que cumplir con algo.
— ¿De qué se trata?
—Capturar a todos eso que ves en las imágenes
de la pared.
—Cuente con ello, Dr. Cabrera.
Tigran y el Dr. Cabrera estrecharon las manos
para cerrar el trato.
En el gimnasio del Templo; Tigran llevaba a
cabo el ejercicio conocido como burpie, que consiste
en saltar, sujetarse de una barra, subir esa barra, caer
de pie para inmediatamente después, realizar una
lagartija y repetir el ejercicio cincuenta veces.
—El suero te dio fortaleza y marcó tu cuerpo.
Ahora necesitas adquirir la condición física idónea
para enfrentar a los criminales—decía el Dr. Cabrera
por el altavoz del lugar.
Más tarde, Tigran peleaba contra el simulador
virtual para mejorar sus técnicas de ataque y defensa
usando en ciertos momentos sólo sus extremidades,
ya fuera las superiores o las inferiores.
En el Centro de Investigación del sótano del
Templo; Luis le mostraba a Tigra cientos de
imágenes virtuales sobre la Orden de Santa Clara.
—Lo que creíste saber sobre la Orden es apenas
el prólogo de una Enciclopedia de muchos Tomos
que aún no terminan de escribirse.
Tigran miraba asombrado las imágenes en la
pared, pensó un momento y preguntó:
— ¿Qué me dices sobre la Logia de los Mendieta?
—Creí que no te interesaba pertenecer a una
“secta”.
—No me interesa. Pero por ahora la Logia y yo
tenemos un enemigo en común. Así que si voy a
conocer de nuestro enemigo, tengo derecho a saber
todo sobre el enemigo de mi enemigo.
Luis miró desconcertado a Tigran.
—Sólo espero que la verdad no sea tan incómoda
de asimilar para ti una vez que la sepas.
En el Laboratorio de Ciencias del sótano del
Templo; Roger miraba unos diagramas y bocetos en
su tabletover23, Tigran entró y tocó el hombro de
Roger, quien lucía pensativo.
— ¿Suena descabellada mi idea?
—Un poco, sí—Roger cambió de imágenes en
su dispositivo por aquellas relacionadas con los
prototipos—Pero imposible… Nunca.
Roger proyectó imágenes virtuales frente a Tigran
referentes a un traje con forma de ave.
—Dices que el halcón peregrino visitó tu ventana
durante todo el tiempo que estuviste en cama.
—Así fue.
—Pues logré darle forma un poco más…
humana a tu boceto y logré un prototipo hecho de
tela de monedas.
— ¿Por qué no usamos CAREL?
—Porque hasta donde sé, la ropa de CAREL no
permite llevar nada debajo de ella. Tu traje tendrá
incluidos un arma láser a la altura del antebrazo, tus
guantes podrán sacar cuchillas tipo las garras de un
halcón. Tu cinturón alojará una soga con gancho y
bajo la máscara usarás unos lentes que no sólo
protegerán tus ojos, sino también tendrán visión de
rayos X.
Tigran miraba nostálgico su futuro traje.
—Y para convencerte completamente, la ropa de
CAREL es pesada. Lo cual dificultaría mucho tu
vuelo.
— ¿Vuelo?
—En la Escuela me enseñaron que los halcones
vuelan. ¿Acaso dejaron de hacerlo ya y ahora serán
una especie terrestre?—Roger cambió las imágenes
por una referente a un prototipo de turbo—
planeador.
— Para nada. Una prueba más de que la macro evolución
es una mentira. No se ofenda.
—No hay tal. Soy científico, no evolucionista. Son dos cosas
totalmente diferentes. ¿Te da miedo volar, Tigran? Porque
un Psicólogo Clínico que tiene miedo es algo…
—Ser Psicólogo no te exime de tener miedo. Además
nunca he volado por mí mismo.
Tigran miró impactado la imagen del turbo—
planeador.
—Siempre hay una primera vez. La tela de
monedas es la más adecuada para llevar en la espalda
un pequeño turbo—planeador con forma de alas.
Alas de halcón por supuesto.
Tigran se mostraba emocionado y a la vez
nervioso.
—Espero no caerme o estrellarme en la primera
prueba.
—Descuida. Lo probaremos hasta que vayas en
busca de tu primer criminal. Eso será un factor para
que las cosas salgan bien.
Tigran miró asustado a Roger.
—Pero si lo prefieres, puedo conseguirte uno o
dos drones que vigilen desde el cielo por ti. Supe de dos
con forma de helicóptero de la policía y camioneta de bomberos.
—No gracias. Correré el riesgo. Ya me mataron
una vez. Es hora que el Halcón Peregrino proteja de
Ciudad Juárez.
En la morgue del Templo; la Dra. Gutiérrez
miraba por medio de imágenes virtuales e imágenes
3D a los empleados del SEMEFO revisar un
cadáver que había sido encontrado en la Plaza de
Armas de Ciudad Juárez.
—Necesito que revises el cuerpo de pies a cabeza
con tu escáner. Cualquier anomalía, tu dispositivo la
reportará a mi computadora y podremos encontrar
más rápido la identidad de la víctima.
—Entendido, Dra. Gutiérrez—dijo Bowen Semele,
Jefe del Equipo Forense del SEMEFO, para
después acatar la orden y comenzar a revisar el
cuerpo.
Heimer Hotholm (se pronuncia Jeimer Jotjolm),
fotografiaba la escena del crimen. Su dispositivo
también enviaba las imágenes al disco duro de la
Logia.
La Dra. Gutiérrez comenzó a proyectar las
imágenes frente a ella notando que un sujeto que al
parecer tenía la ropa manchada de sangre, aparecía
muy cerca de la escena del crimen, en todas las
imágenes.
— ¿Heimer?
—Dígame, Dra. Gutiérrez.
—Necesito que obedezcas mis siguientes órdenes
al pie de la letra con calma y prudencia.
—Entendido.
—En todas tus fotografías aparece un sujeto que,
si no me equivoco, tiene sangre en la ropa.
Heimer usó su cámara para buscar al sospechoso,
quien apareció sentado bajo un árbol, en un parque
cercano a la Plaza de Armas.
—Lo encontré. Supongo que vino a admirar su
obra de Arte.
—No hagas suposiciones. Mejor calcula la
distancia de la escena del crimen hasta el policía más
cercano.
Todo el Equipo de Forenses escuchaba a la Dra.
Gutiérrez, algunos se acercaron al parque para evitar
la huída del sospechoso.
—150 metros aproximadamente—respondió
Heimer.
—Activa la señal—ordenó la Dra. Gutiérrez.
Heimer y todo su equipo presionaron un botón
rojo que traía cada dispositivo que ocupaban. Dicho
botón activaba una alarma silenciosa que los
compuradios de los policías recibían. Una vez
recibida la señal, los policías siguieron a los Forenses,
quienes fueron junto al árbol en el que todavía estaba
sentado el sospechoso.
Bajo el árbol, el sospechoso reaccionó al escuchar
a los policías cortar cartucho de su arma.
—No se mueva—ordenó el Oficial Kinsei Suarven.
— ¡¿Qué significa esto?!—cuestionó desorientado
el sospechoso.
—No finjas demencia. Viniste a ver tu obra de
arte. Tu asesinato.
— ¡¿Asesinato?! ¡¿De qué habla?! ¡Yo no maté a
nadie!
—Y ¿Cómo explica la sangre en su ropa?
El sospechoso miró asustado su ropa manchada
con sangre de la víctima.
—No puede ser. Lo hizo otra vez.
— ¿Cuál es su nombre?—preguntó demandante
Suarven.
—Me llamo Cuauhtémoc Cruz. No sé qué hago
aquí, ni cómo llegó esta sangre a mi ropa. Yo…—
Cuauhtémoc volteó hacia su derecha viendo a otro
sujeto hablarle a escondidas detrás del árbol.
— ¡No mientas! ¡Sabes bien lo que hiciste! ¡Tú mataste a
esta persona!
Los policías miraban desconcertados a
Cuauhtémoc, pues sólo veían que hablaba con él
mismo, aunque hacía un tono de voz más grave y
agresivo.
— ¡Yo no lo hice! ¡Fuiste tú Mortmain!
— ¡Claro que lo hice! ¡Tenía que protegernos! ¡¿Recuerdas
cómo experimentaron con nosotros?! ¡Ahora estamos en peligro de
nuevo gracias a ti! ¡Debiste huir lo más lejos posible!
— ¡Deja de fingir demencia, Cuauhtémoc!—
ordenó Suarven.
—Mi nombre no es Cuauhtémoc. Yo soy Mortmain—
Cuauhtémoc se puso de pie haciendo retroceder a los
Policías—Y Mortmain dice que todos ustedes deben morir.
Cuauhtémoc le arrebató el arma láser a un Policía
y con ésta les disparó a algunos hiriéndolos. Luego,
golpeó a otros Policías azotándolos contra los
árboles.
Una vez que sometió a los Policías, Cuauhtémoc
miró hacia la Plaza de Armas viendo al grupo de
Forenses.
—Ellos te descubrieron. Acaba con ellos, Cuau. ¡Mátalos a
todos!
Bowen Semele terminaba de revisar el cadáver
con su escáner.
—Revisión terminada, Dra. Gutiérrez.
—Perfecto. Recibí tu información. Ahora dime
¿Qué descubrió la Policía acerca del sospechoso?
En ese momento, Cuauhtémoc atacó por la
espalda a Bowen enviándolo al piso y tirándole el
escáner.
Heimer trató de ayudar a su compañero, pero
Cuauhtémoc lo golpeó dejándolo inconsciente
también y rompiéndole su cámara.
El resto del equipo corrió para ponerse a salvo y
Cuauhtémoc fue tras ellos. De pronto, Halcón Peregrino
cayó del cielo encajándole las garras de su guante a
Cuauhtémoc, quien gritó desesperado, después giró y
golpeó al Peregrino tirándolo al piso.
— ¡Debe ser otro Policía! ¡Acaba con él también!—pidió
Mortmain.
Cuauhtémoc saltó para golpear al Peregrino, pero
éste lo recibió con su pierna derecha sosteniéndolo
por el pecho. Después, el Patriota golpeó varias veces
con su pierna izquierda al esquizofrénico para luego
enviarlo lejos de él con una patada.
El Peregrino se levantó viendo que Cuauhtémoc
huía corriendo, así que activó las alas de su turbo—
planeador y voló siguiendo al esquizofrénico, al cual
sujetó con las garras de su guante, por la espalda, para
llevárselo volando.
Los Forenses miraban incrédulos al Halcón
Peregrino llevarse a Cuauhtémoc.
La Dra. Gutiérrez por su parte, observaba todo
desde la Morgue del Templo.
— ¿Heimer? ¿Estás de pie?
— ¡Fue asombroso! ¡Increíble! ¡Lo capturó como
un ave a su presa! ¡Qué loco!
— ¡Heimer! ¡Heimer! ¡Tranquilízate por favor!
—Disculpe, Doctora. Me emocioné un poco.
Dígame ¿Qué necesita?
—Envía a mi bitácora en línea las imágenes de las
personas a las que atacó, por favor.
—Claro que sí, Doctora.
Halcón Peregrino llegó a la azotea del Templo
con Cuauhtémoc/Mortmain capturado.
En una celda, Cuauhtémoc estaba atado, con
sogas láser, de manos y pies, a una silla que emitía
descargas eléctricas si intentaba levantarse.
—Háblame de tu Líder—pidió Halcón
Peregrino, quien estaba frente a Mortmain, aunque
éste ni siquiera lo miraba— ¿Quién es el Líder de tu
Orden? Habla ya o te aseguro…
El Dr. Cabrera entró a la celda interrumpiéndolo
todo.
—Es suficiente, Peregrino. Dejemos que
Georgina, Luis y Rebeca interroguen al
esquizofrénico.
El Peregrino no ocultó su molestia.
En el Estudio de la Orden de Santa Clara; el Dr.
Vázquez miraba molesto las noticias.
—Es increíble que un individuo de Ciudad Juárez haya
decidido disfrazarse y usar la tecnología para capturar criminales.
¿Acaso Chihuahua será un Estado que cuente también con
Protectores? ¿Qué será este sujeto? ¿Héroe ó Patriota?
El Dr. Vázquez apagó la televisión, respiró
profundo para digerir un poco su coraje y miró hacia
su derecha donde Mala Mujer y Hormiga Roja
estaban paradas frente a su escritorio.
Ambas sabían que un fuerte regaño estaba
próximo.
—Creímos que Mortmain estaba desparecido—
dijo ansiosamente Hormiga Roja—Fuera del radar.
—Pues es obvio que este sujeto vestido como
Halcón tiene mejor radar que nosotros.
—Le prometo que…
—Encuentren a Mortmain—Vázquez interrumpió
molesto a Hormiga Roja—Y mientras lo hacen,
investiguen todo sobre ese Halcón y destrúyanlo.
—Sí, Señor—expresaron ambas al unísono y se
dirigieron a la puerta, pero Zángano llegó
mostrándose preocupado.
—Tengo malas noticias.
—Zángano ¿Qué haces aquí?—cuestionó
Hormiga Roja—Sabes bien que no tienes permitido
entrar a este lugar…
—Déjalo hablar, Hormiga Roja—ordenó
Vázquez—Habla Zángano.
—Busqué el rastro de Mortmain por medio del
chip que le inyectamos luego de experimentar con él,
pero la señal se perdió.
— ¿Eso significa?
—Descubrieron el chip y encontraron la forma
de destruirlo.
El Dr. Vázquez no ocultó su enojo y frustración.
—No somos culpables por la actitud que ese
esquizofrénico haya tomado respecto a asesinar
personas—argumentó Mala Mujer.
—Esos son sólo pretextos.
—Pero no podíamos saber que después de
escapar, un día atacaría personas luego de
permanecer oculto por años.
— ¿Acaso me estás contradiciendo, Mala Mujer?
—No, Señor.
—Eso supuse. Ambas deben terminar con los
mediocres y destruir a todos aquellos que quieran
impedírnoslo. Sea quien sea.
En el Laboratorio de Ciencias en el sótano del
Templo; Tigran revisaba la información respecto a la
Orden de Santa Clara, la cual era proyectada en la
pared al mismo tiempo que un software la leía en voz
alta:
—La Orden de Santa Clara fue fundada en la provincia
del mismo nombre en España, luego que un grupo de Soldados
protegiera la provincia de una invasión árabe en el año 1147. Su
Fundador, el Abad Bertrand Slator (Se pronuncia esleitor)
fungió como Primer Maestre de la Orden que en la actualidad
sólo tiene carácter simbólico y honorífico, al menos en México.
Tigran pausó la reproducción de la información
para buscar información de un tema en específico;
los Maestres de la Orden. Presionó el botón de
reproducir y escuchó los dos últimos nombres.
—Los más recientes Maestres de la Orden fueron: Gregorio
Vázquez y Ruy Vázquez.
Tigran pausó de nuevo la reproducción mirando
fijamente las imágenes virtuales de los Maestres.
—Tu conjetura es cierta. Son el Abuelo y Padre
del Dr. Juan Carlos Vázquez—explicó Rebeca, quien
había entrado sigilosamente.
Tigran la miró preocupado.
—Eso no es lo alarmante. Si no mal recuerdo, el
Dr. Juan Carlos Vázquez era muy déspota y pedante
como estudiante universitario. Compañero nuestro,
por cierto. El único Profesor que se atrevió a destacar
la labor de otro estudiante que no fuera él, apareció
muerto al día siguiente en el campus.
— ¡Oh por DIOS!
—Eso no es todo. Luego de la necropsia
descubrieron que al Profesor le hacían falta los
lóbulos frontales.
Rebeca miró desconcertada y a la vez aterrada a
Tigran.
AQUÍ TERMINA LA SEGUNDA
SESIÓN.

87
— ¿Por qué me miras así, Rebeca? ¿No me crees?
—No es eso, Tigran. Te creo completamente.
Eso sólo que el “Doctor” Vázquez siempre fue
déspota y pedante porque tenía el apoyo
incondicional de la Orden.
—Y lo sigue teniendo—expresó Luis provocando
que Rebeca y Tigran lo voltearan a ver notando
algunos rasguños y golpes en su cara.
— ¿Qué te sucedió, Luis?—preguntó Rebeca.
— ¿Han intentado someter a un esquizofrénico-
paranoico? Ojalá nunca tengan qué.
—Espero que hayas cumplido tu misión.
—Lo hice. Pero por ahora es más importante el
descubrimiento que hizo la Dra. Gutiérrez. Quiere
vernos a todos en la Morgue de inmediato.
En la Morgue del Templo; la Dra. Gutiérrez
proyectaba en la pared imágenes virtuales del cadáver
encontrado en la Plaza de Armas. Al mismo tiempo
que explicaba sus descubrimientos a todo el Equipo.
—La supuesta víctima de Mortmain fue Santiago
Castañeda.
Tigran y Rebeca reaccionaron sorprendidos al
escuchar el nombre.
— ¿Les sueña familiar el nombre, Psicólogos?
Debería. Fue su compañero en la Universidad.
Aunque aquí viene lo intrigante; al que un día fuera su
cuerpo le hace falta el hígado.
El Dr. Cabrera miró interesado a Tigran y Rebeca.
— ¿Algo que quieran agregar, Psicólogos?
—¿Qué le podemos decir?—respondió
Rebeca—Santiago era un borracho empedernido quien no
mostraba el más mínimo interés por la Escuela.
—Pero ¿Por qué dijo que Santiago es la supuesta
víctima de Mortmain?
La Dra. Gutiérrez proyectó imágenes virtuales de
otro cadáver que mostraba señales de un ataque
mucho más violento.
—Una cuadra más delante de la Plaza de Armas
fue encontrado el cuerpo sin vida de un joven a quien
no he podido identificar debido a que su rostro está
completamente desfigurado. Pero mis análisis
muestran que las marcas en su cuerpo concuerdan
con el modus operandi de Mortmain más que las marcas
en el cuerpo de Santiago.
Tigran meditaba en la explicación de la Doctora.
—Mi intuición psicológica me dice que Juan
Carlos está detrás de estas muertes y el ataque al
Sanatorio.
El computel de Georgina sonó, ésta observó la
pantalla viendo un reporte de ataque criminal.
—El satélite vigilante detectó un caso de violencia
doméstica. Al parecer un hombre celoso está
maltratando a su novia.
—Golpeador—dijeron al unísono Tigran y el Dr.
Cabrera, éste último miró esperanzado al primero.
—Es momento que Halcón Peregrino capture al
Golpeador.
En un Departamento de Solteros en la Capital del
Estado; una prostituta llamada Satya estaba atada con
sogas láser a la cama mientras Golpeador usaba su
cinturón como látigo, lastimando las piernas y el
abdomen de Satya, quien, aunque pareciera increíble,
no gritaba ni expresaba dolor alguno, a pesar de que
las lágrimas y el sudor recorrían su rostro y cuello.
— ¡Ya por favor! ¡Grita!—ordenó Golpeador—
No me digas que no te duele.
—Sé que te excitan los gritos y el sufrimiento—
respondió Satya—Jamás me verás quejarme por uno
de tus golpes. Cobarde. Poco hombre.
—Voy a demostrarte lo hombre que puedo
ser…
Golpeador iba a lastimar con su cinturón a Satya
en el rostro, pero en ese momento, el altoparlante de
la Policía envió un mensaje.
— ¡Golpeador! ¡Sabemos que está ahí adentro y que tiene a
una rehén! ¡Salga de inmediato y con las manos en alto!—dijo
el Oficial Kinsei Suarven.
Golpeador corrió molesto a la ventana viendo a
varias turbo—patrullas rodear el edificio. Los Policías
humanos y robots hacían un cerco para que nadie
pudiera entrar ni salir del edificio. El Oficial Suarven
lideraba la operación.
— ¡Jamás podrán atraparme!—gritó Golpeador
por la ventana— ¡Nunca podrán entrar a mi
fortaleza! ¡Nunca!
La puerta del cuarto se abrió de una patada,
Golpeador y Satya vieron entrar al Oficial Lindbergh
Gieler, quien tenía un arma láser en las manos.
Al ver al Policía, Golpeador tomó rápidamente un
cuchillo de CAREL y lo colocó en el cuello de Satya.
—Si te atreves a dar un paso más, te juro que le
cortaré la cabeza, Policía.
—No soy Policía. Sólo un negociador.
—No tengo intenciones de negociar.
—Déjala ir, Senaido. Si cooperas, te aseguro que
podremos llegar a un acuerdo. Una celda de mínima
seguridad, acceso a visitas conyugales. ¿Qué te
parece?
Gieler bajó su arma.
—Hablemos como la gente civilizada.
—Mi nombre es Golpeador. Y hace mucho que dejé
de ser una persona civilizada.
Golpeador arrojó el cuchillo de CAREL, el cual se
incrustó en el hombro izquierdo de Gieler, Satya gritó
asustada y Golpeador corrió para atacar a Gieler.
Sin embargo, Halcón Peregrino entró rompiendo
la ventana dándole una patada en el estómago a
Golpeador enviándolo contra la pared.
El Peregrino disparó el gancho de su cinturón, el
cual sujetó a Golpeador y lo atrajo de vuelta al
Patriota, quien recibió con dos puñetazos en la cara al
Sadomasoquista para después sujetarlo del cuello.
— ¿Te excita lastimar a otros? Yo te mostraré qué
significa lastimar.
El Peregrino noqueó con un cabezazo a
Golpeador, quien cayó al piso. Luego, el Patriota sacó
una bolsa hermética color negro para meter ahí al
criminal, la bolsa se cerró automáticamente, el gancho
del cinturón sujetó la bolsa y Halcón Peregrino salió
volando por la ventana rota, dejando perplejos a los
Policías y personas que rodeaban el edificio.
El Oficial Suarven y el resto de su equipo entraron
al cuarto para liberar a Satya y auxiliar al Oficial Gieler.
Uno de los policías robot enviaba imágenes de lo
sucedido a la computadora de Zángano, que
inmediatamente buscaba algún patrón en las
imágenes de Halcón Peregrino.
Hormiga Roja se acercó a su asistente para saber
el avance de su búsqueda.
— ¿Qué encontraste?
—Nada aún. Se mueve muy rápido y el traje le da
más peso y volumen del que en verdad tiene.
Además que su máscara cubre tan bien sus facciones
que es casi imposible tener una impresión general de
su rostro.
—Yo espero que ese casi pueda conseguirnos la
identidad de ese Halcón. Pues de no hacerlo, ambos
terminaremos en el estómago del Jefe.
—Por cierto, ¿Por qué no estás con él?
—Pidió estar solo con sus pensamientos. Creo
que tiene una ligera sospecha de quién puede ser el
Halcón.
En el Estudio del Líder; Juan Carlos miraba
meditabundo imágenes 3D de su anuario escolar de
la Universidad. Al llegar a la imagen de Tigran
Bocanegra se detuvo y recordó que ambos tomaron
varias clases juntos y a pesar de que eran muy
distantes como compañeros, Juan Carlos conoció
una parte importante de la vida de Tigran; la fascinación
por las aves, en especial los halcones.
Juan Carlos presionó un botón de su escritorio,
segundos después, Mala Mujer entró con ayuda de
un bastón, al estudio mostrándose temerosa.
— ¿Mandó llamar?
—Fallaste y me lo ocultaste—expresó furioso
Juan Carlos.
—No sé de qué…
— ¡Tigran Bocanegra! ¡Fallaron al asesinarlo!
—Señor, él está muerto. El Edificio del Sanatorio
Juárez le cayó encima…
—¡Dijiste lo mismo de Mortmain y mira lo que
pasó! Ahora tenemos un Halcón persiguiéndonos.
—Le juro por lo más sagrado en mi vida que…
—Tienes una última oportunidad para destruir a
ese Halcón. Si no, te comeré viva sin importarme que
no puedas mover bien una pierna. ¡¿Está Claro?!
—Sí, Señor.
Mala Mujer salió asustada y tan rápido como
pudo del estudio.
En la Biblioteca del Templo Mendieta; Tigran
miraba analíticamente muchas imágenes virtuales
respecto al Dr. Juan Carlos Vázquez en comparación
con los cuerpos encontrados de víctimas de un
asesino conocido como “El Caníbal”.
Luego de un rato de observación, Tigran recordó
el poco contacto que tuvo con Juan Carlos Vázquez
cuando ambos eran estudiantes universitarios. En
dichos recuerdos, resaltó la extraordinaria capacidad para
encontrar y darle un carácter simbólico a las cosas por parte de
Juan Carlos. Pero también, Tigran recordó que su ex
compañero era muy radical en cuanto al hecho de tolerar que una
persona no cumpliera con su deber.
—Flass Moskoe (Se pronuncia Moskoy) —dijo
Rebeca haciendo voltear a Tigran.
— ¿Disculpa?
—Flass Moskoe es el nombre del Profesor que
fue encontrado muerto en el Campus Universitario
cuando nosotros estudiábamos. Su cráneo tenía un
agujero en el hueso frontal, pues por ahí extrajeron los lóbulos del
mismo nombre.
—En los lóbulos frontales residen las funciones intelectuales
superiores. Algunos opinan que ahí podemos localizar la
inteligencia de un individuo.
—Algo que según Juan Carlos, le hacía mucha
falta al Profesor Flass—completó Rebeca.
—Según los reportes que leí, un empleado de la
Orden fue asesinado para que su pulmón fuera
extraído. Dicho empleado era el brazo derecho de
Mala Mujer hasta que…
—Lo capturamos usándome como señuelo.
Pero… ¿Qué relación tiene el pulmón en todo esto?
—Puso a la Orden a esforzarse más de lo
acostumbrado al rescatar a Mala Mujer.
—En pocas palabras, respiraron más rápido y con
mayor esfuerzo.
—Exacto, Rebeca.
—Y en cuanto a Santiago, pues… era bastante
desagradable. O sea…
—Un hígado. Órgano que también Santiago
atacaba llenándolo de alcohol.
—Y fue el mismo órgano que le fue extraído—
completaba Rebeca—Pero ¿Para qué querrá Juan
Carlos los órganos simbólicos de cada persona que le ha fallado?
— ¿En serio no lo imaginas?
Rebeca miró confundida a Tigran.
—Es mejor que nos preparemos para evitar el
ataque final de la Orden.
— ¿A qué te refieres, Tigran?
—Juan Carlos y la Orden de Santa Clara buscan
eliminar a todo aquel que falle, fracase o represente
una derrota. Y desgraciadamente, nosotros entramos
en esa categoría para ellos.
—Siempre me pregunté ¿Por qué los Santos
Claros son tan…radicales cuando tienen un fracaso?
Tigran proyectó en la pared imágenes virtuales
referentes a los Primeros Soldados de la Orden.
—Esa ha sido la filosofía de vida de un miembro de la
Orden desde su Fundación. Los Primeros Soldados asesinaron a
aquellos compañeros que no pudieron acabar con los pueblos
Bárbaros, que a su vez querían poseer la Provincia de Santa
Clara.
En el Área de Celdas; Georgina interrogaba a
Mortmain mientras el Dr. Cabrera hacía lo propio con
Golpeador.
—Cuauhtémoc…—decía Georgina siendo
interrumpida.
—Cuauhtémoc duerme. Mortmain atiende a la Enfermera.
—Está bien. Mortmain, ¿Quieres decirme quién te
colocó esto en tu cuello?
Georgina puso frente a Mortmain el microchip
quemado que le extrajeran cuando lo capturaron. El
esquizofrénico miró el artefacto y se mostró más
ansioso que de costumbre.
— ¿Qué sucede? ¿Qué significa esto para ti?
— ¡Él me va a encontrar! ¡Él me va a encontrar! ¡Y cuando
me encuentre matará a Cuauhtémoc con Mortmain dormido! ¡Y
después se comerá el cuerpo de Cuauhtémoc!
—¿Quién? Dime ¿Quién quiere matar a
Cuauhtémoc cuando estés dormido, Mortmain?
—El Caníbal…
— ¿El Caníbal?—preguntaba el Dr. Cabrera a
Golpeador, quien respondió lo mismo que
Mortmain al ver el microchip que le extrajeron—
Háblame de él.
—No le gustará conocerlo. Es peor que todos
nosotros juntos. Fue quién nos mandó liberar
cuando destruyeron el Sanatorio Juárez hace cuatro
años.
El Dr. Cabrera miró con atención al
Sadomasoquista.
—Entonces ¿Conoces el escondite del Caníbal?
—Por desgracia sí. Mala Mujer, Hormiga Roja y
sus Soldados nos llevaron ahí la misma noche en que
nos liberaron. Experimentaron con nosotros y otros
más. Nos colocaron ese microchip por si un día
escapábamos. Aunque creímos que eso sería
imposible.
—Aún así lo hicieron.
—No gracias a nuestros talentos.
— ¿Entonces?
—Cuando nos llevaron a su escondite había ya en
una de las celdas un… un… experimento.
— ¡Ese sujeto estaba loco!—expresó Mortmain a
Georgina— ¡Provocó que lo inyectaran tantas veces que
adquirió una fuerza increíble! ¡Destruyó las puertas de
CAREL de su celda y luego nos libertó a todos! ¡Él sí es el
bueno de esta historia! ¡Enfrentó a los Soldados mientras los
demás escapábamos! ¡No creo que haya muerto! ¡Era muy, muy,
pero muy fuerte!
—Lo que ahora importa, Mortmain, es que me
digas dónde está exactamente el escondite del
Caníbal.
— ¿En serio cree que podrán con él?
—No sólo eso—decía el Dr. Cabrera a
Golpeador—Te ofrezco protección total si me dices
cómo llegar al lugar donde experimentaron contigo.
Tanto Mortmain como Golpeador miraron
pensativos y dubitativos a Georgina y al Dr. Cabrera
respectivamente.
En el Cuarto de Controles de la Orden, Hormiga
Roja miraba desesperada cómo Zángano tecleaba y
tecleaba sin obtener resultados satisfactorios.
—Llevas horas buscando y no puedes darme ni
siquiera una miserable pista. ¿Qué te sucede,
Zángano? ¿Acaso has perdido tu toque?
—No puedo encontrar el lugar exacto donde se
pierde la señal de los experimentos. Ya intenté
localizar el chip que les insertamos, ya seguí sus
registros faciales, caloríficos y hasta dentales. Pero no
llego a ningún lugar.
—Te recuerdo que esos experimentos son
nuestros hermanos. Ante todo son seres humanos
también.
—Como digas.
— ¿Por qué no usas el satélite vigilante para tener
una imagen clara del lugar donde se pierde la señal?
—Si me conecto al satélite corro el riesgo de que
alguien más conozca nuestra ubicación.
—Hazlo rápido.
Zángano pensó unos segundos la propuesta,
luego, golpeó unas teclas virtuales para conectarse al
satélite vigilante y buscar la imagen del lugar donde se
perdía el rastro de Mortmain y Golpeador. El
resultado lo dejó con la boca abierta, tanto a él como
a Hormiga Roja.
— ¡No puede ser!—expresó muy sonriente
Hormiga Roja— ¡Están en…!
— ¡Un templo Mendieta!—completó Zángano.
— ¡No puedo creerlo! ¡Una vez más nuestros
enemigos están frente a nosotros en charola de plata!
Hormiga Roja sacó su computel.
—Les avisaré al Dr. Vázquez y a Mala Mujer.
Antes de que Hormiga Roja se comunicara, ella y
Zángano escucharon el sonido de un halcón. Ambos
voltearon intrigados viendo que Halcón Peregrino se
acercaba a toda velocidad turbo a la ventana.
— ¿Qué es eso?—cuestionó Zángano.
Halcón Peregrino entró rompiendo la ventana,
sujetando con su brazo izquierdo a Hormiga Roja al
mismo tiempo que golpeaba con su puño derecho a
Zángano en la cara, para después enviarlo al piso.
Cuando Zángano despertó, Hormiga Roja había
desaparecido junto con su computadora V9XY3.
El Dr. Vázquez entró molesto al cuarto de
controles.
— ¡Zángano! ¡Zángano!
Vázquez miró que Zángano estaba solo y muy
desorientado.
— ¿Qué pasó aquí? ¿Dónde está Hormiga Roja?
—El Halcón.
— ¡¿Qué dices?!
—El Halcón entró volando por la ventana y se
llevó a Hormiga Roja…
El Dr. Vázquez no podía creer lo que escuchaba.
—…También me golpeó para llevarse mi
computadora.
— ¡Es imposible!
—Íbamos a informarles sobre la ubicación de…
—La Policía viene hacia acá. Saben la ubicación
de la Orden.
— ¿Está seguro?
—No bromearía contigo, estúpido. ¡Fallaste!
¡Fallaste Zángano!
Vázquez miró las manos de Zángano.
—Fallaste por tu lentitud de manos—Vázquez
sacó su tenedor y se acercó a Zángano—Ahora las
perderás.
—Necesito mis manos para mi vida diaria—decía
retrocediendo—Por favor, No.
Vázquez atacó con su tenedor, dirigiendo el golpe
a la cara, Zángano se cubrió y el tenedor se incrustó
en su mano derecha haciéndolo gritar y aflojar el
cuerpo.
Caníbal aprovechó el momento para someter a su
víctima y morderle la muñeca derecha. De pronto,
unas garras se incrustaron en la espalda de Caníbal,
era Halcón Peregrino, quien arrojó a Caníbal contra la
pared contraria quitándolo de encima de Zángano.
El cual no perdió tiempo y corrió, con todo y tenedor
enterrado, hacia la salida de cuarto.
Zángano salió del Cuarto de Controles buscando
escapar de la Policía, que ya rodeaba el escondite de la
Orden. Sin embargo, tres armas láseres apuntaron a
Zángano rodeándolo.
—Ni siquiera lo pienses—dijo Luis.
—Halcón Peregrino te salvó de morir más no de
la cárcel—agregó Roger, quien comenzó a esposar a
Zángano.
— ¿Dónde está el Caníbal?—cuestionó imperativamente
elDr.Cabrera.
—En el Cuarto de Controles. Está con el Halcón.
Caníbal se levantaba observando con desdén al
Peregrino, quien lucía seguro de sí mismo.
—Hola…Tigran Bocanegra.
—Hola…”Doctor”. ¿En serio creíste engañar a
todos con ese cuento que estudiaste un Doctorado en
Línea sin tener la Maestría? Es obvio que la Orden te dio
ese título. Qué lástima que tu Doctorado no
impidiera que yo descubriera todos tus crímenes.
Ambos escucharon que la Policía liderada por el
Oficial Suarven entró al lugar.
— ¿Escuchaste? Ya vienen por ti… Caníbal.
—Durante la Carrera me superaste en varias
ocasiones. Y sólo un Profesor se atrevió a
reconocerlo. Ahora está muerto. Igual que casi todos
los compañeros que una vez me superaron. El único
que falta está frente a mí en este momento—Caníbal
sacó una cuchara afilada—Pero no durará mucho.
Halcón Peregrino sacó rápidamente su arma láser
y disparó, Caníbal recibió el tiro con la cuchara y el
láser rebotó al Peregrino, quien puso su antebrazo, el
impacto rebotó, por la tela de monedas, y dio justo en
la mano del Caníbal tirándole la cuchara. El Peregrino
impactó dos veces con su puño la cara del Caníbal, el
cual logró detener el tercer puñetazo para después dar
dos cabezazos al Patriota y alejarlo de él.
En uno de los dormitorios, Mala Mujer
observaba en una pantalla cómo entraban muchos
Policías al lugar. De repente, la imagen de Rebeca, la
Dra. Gutiérrez y Georgina, acompañando a los
Policías, llamó la atención de Leslie.
—Vaya, vaya, vaya. Parece ser que la venganza
está servida.
En el Cuarto de Controles, Caníbal lograba
conectar con sus puños el torso y rostro del
Peregrino, quien comenzaba a fallar algunos golpes.
Caníbal quiso patear el rostro del Patriota pero éste
logró quitarse a tiempo provocando que el Caníbal
golpeara la pared sumiendo una pequeña parte de
ésta.
—Es inútil vencerme, Tigran. Desde niño he
practicado todas las artes marciales que existen. Y he
sido el mejor en ello.
—Qué lástima que Santiago Castañeda te
venciera en una pelea en la Universidad. ¿Lo
recuerdas? Por eso lo mataste y te comiste su hígado.
Porque un golpe en esa zona de tu cuerpo te mandó
directo al piso.
Caníbal comenzaba a enfurecerse.
—No soportaste el hecho que Santiago te hiciera
ver como un cobarde. Y mejor aún, todos lo
creímos.
Caníbal se enfureció y tiró golpes que Halcón
Peregrino esquivó y otros más fueron golpes al aire,
los cuales el Peregrino aprovechó para impactar con
sus puños el rostro y torso del Caníbal, logrando
llevarlo hasta la salida del cuarto y ahí, el Patriota pateó
al Caníbal tirándolo por las escaleras.
Rebeca, la Dra. Gutiérrez y Georgina observaban
cómo los Policías llevaban capturados a unos
Soldados de la Orden. Las tres revisaban los
dormitorios y cuartos del lugar para evitar que alguien
quedara en el Edificio.
—Georgina y yo iremos a revisar al sótano—dijo
la Dra. Gutiérrez—Cubre el Segundo Piso por favor,
Rebeca.
—Por supuesto.
Rebeca subía las escaleras, pero de pronto, un
bastón la impactó en el rostro, Rebeca cayó por las
escaleras mientras Mala Mujer se acercaba con ayuda
del bastón.
—Ojo por ojo. Diente por diente. Rodilla por
rodilla—Mala Mujer levantó su bastón para golpear a
Rebeca en la pierna pero ésta levantó esa misma
pierna deteniendo el bastón, para luego girar y patear
con su otra pierna la rodilla lastimada de Mala Mujer,
mandándola al piso.
Halcón Peregrino bajó la parte alta de esas mismas
escaleras siendo atacado por la espalda por Caníbal,
quien se sujetó tan fuerte que le arrancó la mochila
con turbo—planeador al Patriota. Éste quiso
defenderse pero Caníbal le cayó encima impactando
su cabeza contra las escaleras.
El Caníbal le arrancó el cinturón al Peregrino y lo
arrojó lejos de ellos. Después, trató de morderle el
cuello, pero el Patriota logró moverse de tal forma
que la mordida del Caníbal llegó a su hombro.
Donde la intención era dislocárselo.
Rebeca se levantó y se acercó a Mala Mujer, que
parecía estar inconsciente. Ésta despertó súbitamente
golpeando a Rebeca en el estómago y luego le
inyectó en el cuello una ampolleta de JGB para
dormirla.
—Esto debió haber sucedido en nuestro
encuentro en la Plaza de Armas… Rebeca.
Mala Mujer dejó caer a Rebeca, quien cerró los
ojos casi inmediatamente después de haber sido
inyectada.
El Caníbal no dejaba el hombro de Halcón
Peregrino, quien al no ver más alternativa, activó las
garras de su guante y se las encajó en la frente al
Caníbal, quien inmediatamente soltó al Patriota. Éste
se puso de pie mirando que su adversario estaba
inconsciente en el piso.
De pronto, tres disparos impactaron el traje del
Peregrino, siendo uno de ellos el que dio justo en una
parte del hombro herido.
El Patriota vio que Mala Mujer se acercaba
cojeando con un arma láser en la mano.
—Sólo prepararé la comida para el Caníbal.
Mala Mujer disparó varias veces en el hombro
herido del Peregrino enviándolo al piso.
Caníbal abrió los ojos y se puso de pie mirando
con orgullo al Patriota tirado junto a él.
—Buen trabajo, Mala Mujer. Buen trabajo.
En ese momento, un gancho se incrustó en la
espalda de Mala Mujer, Caníbal miró a Rebeca usar el
cinturón del Peregrino. Después, ella usó la poca
fuerza que le quedaba para azotar a Mala Mujer
contra el piso desmayándola.
Rebeca comenzaba a quedarse dormida pero aún
así logró ver el arma láser del Patriota cerca de ella, de
igual forma que vio al Caníbal acercársele
rápidamente.
—Estás débil, muchacha. No podrás disparar esa
arma.
Rebeca sonrió burlonamente.
—Pero… Halcón Peregrino sí.
Rebeca pateó el arma que llegó hasta el Peregrino,
éste levantó el arma con el pie e inmediatamente le
disparó al Caníbal en la cabeza y en varias partes del
cuerpo hasta que éste cayó al piso.
El Patriota corrió a ayudar a Rebeca, quien estaba
quedándose dormida.
—Me… inyecté… el mismo suero… que te
pusieron…antes…devenir…
—Por esono te quedaste dormidainmediatamente.
Rebeca asintió y cayó en los brazos de Halcón
Peregrino.
El Dr. Cabrera, el Oficial Suarven y otros Policías
llegaron al lugar mirando al Caníbal y Mala Mujer
tirados en el piso. El Dr. Cabrera corrió a ayudar a
Rebeca, quien se quedó completamente dormida.
Mientras tanto, el resto de los Policías evacuaban
el lugar dejando los cuerpos de los Santos Claros.
Rebeca despertó en su cuarto del Templo
Mendieta.
—Bienvenida de vuelta—dijo Tigran, quien
estaba junto a la cama, con una curación en el
hombro.
— ¿Qué sucedió después que me desmayé?—
Rebeca se sentó en la cama.
—Lo más importante es que sepas que ganamos.
— ¿Ganamos? Creí que no pertenecías…
—Sigo sin pertenecer. Sin embargo, Halcón
Peregrino tiene aliados que les gusta formar parte de
las Logias y esas cosas.
— ¿Nos abandonarás?
— ¿En serio quieres que ya me vaya?
—No. Para nada. Pero ya cumpliste con tu
venganza. Eres libre.
—Según Luis Helguera; Bola de Fuego y Presa
siguen libres. Así que Halcón Peregrino los atrapará y
luego se irá. Pues al igual que un Peregrino, nunca se
está en el mismo lugar, pero en los lugares a los que
va, siempre es de ayuda.
En ese momento, el canto de un halcón se
escuchó, Tigran volteó y vio al Peregrino de su
ventana elevar el vuelo e irse.
—Algún día yo tendré que hacer eso también, amigo. Tendré que
hacer eso—Pensó reflexivamenteTigran.
EPÍLOGO

El Edificio que fuera sede de la Orden de Santa


Clara estaba cercado con cinta láser color amarillo.
Misteriosamente, el cuerpo del Dr. Vázquez
seguía en el mismo lugar donde cayó luego de los
disparos del Peregrino, resaltando el impacto en la
frente.
De repente, la herida en la frente sanó
rápidamente y el Caníbal abrió los ojos. Sin embargo,
lo primero que vio fue a una no tan agradable
persona.
—Hola… Doc. Ahora seré yo el que experimente con
Usted.
AQUÍ TERMINA LA TERCERA
SESIÓN Y EL VOLUMEN UNO
PARTE 1A.
Te agradezco infinitamente que te hayas
tomado el tiempo para leer mi novela. Y te
agradecería aún más si me contaras qué
opinión te merece esta historia.

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esperando tengas a bien dejarme tus más
sinceros comentarios.

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Victor Hugo Barrera/ VH 23.

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