Está en la página 1de 2

Ficha de lectura Nro.

Materia: Antropología del Cuerpo


Profesor: Lic. Guillermo Rojas Brítez
Alumno/a:

Fragmento de “De Opificio Mundo” – Filón de Alejandría

Como se ha señalado ya, Moisés dice que después de todas las otras creaturas fue creado el
hombre a imagen y semejanza de Dios. Y lo: dice con toda razón ya que ninguna creatura terrestre
es más semejante a Dios que el hombre. Nadie, empero, imagine que la semejanza reside en las
características corporales. Ni Dios tiene forma humana, ni el cuerpo humano se asemeja a Dios.

El término "imagen" se aplica aquí a la parte rectora del alma, la inteligencia. Y efectivamente, la
inteligencia de cada una de las creaturas que sucesivamente han llegado a existir ha sido
conformada a imagen de una única inteligencia, aquella Inteligencia del universo, que es como un
arquetipo, siendo, en cierto modo, un dios para aquel que la lleva y guarda reverentemente en su
espíritu; porque, evidentemente, la inteligencia humana ocupa en el hombre la misma posición
que el Gran Soberano ocupa en el mundo todo. Es, en efecto, invisible, mas ella lo ve todo; y
siendo imposible de percibir su sustancia, ella aprehende las sustancias de todas las demás cosas.
Además, mientras por obra de las artes y las ciencias abre caminos en todas direcciones,
anchurosas vías todos ellos, marcha a través de la tierra y el mar investigando la naturaleza de
cada una de las cosas.
Dice que el hombre individual, perceptible por los sentidos, es por su constitución un compuesto
de sustancia terrestre y aliento Divino. Dice, en efecto, que, después que el Artífice hubo tomado
polvo, y de haber modelado con éste una forma humana, el cuerpo adquirió existencia; pero que
el alma no se originó de ninguna cosa creada en absoluto, sino del Padre y Soberano del universo,
porque no otra cosa era lo que Éste sopló sino un Divino aliento llegado desde aquella dichosa y
feliz naturaleza a esta colonia que es nuestro mundo, para provecho de nuestra especie, a fin de
que, aunque su porción visible es mortal, pudiera en lo que respecta a la porción invisible
convertirse en inmortal. Por ello, con toda razón se puede decir que el hombre está en el límite
entre la naturaleza mortal y la inmortal, participando de una y de otra en la medida de lo
necesario, y que ha sido creado mortal e inmortal al mismo tiempo, mortal en lo que atañe al
cuerpo, inmortal en lo que toca a su inteligencia.

También podría gustarte