Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Los Hombres Sí Lloran
Los Hombres Sí Lloran
El año pasado lloré todo lo que no había llorado antes. La cosa empezó un
martes en la tarde, luego de pasar horas pensando en las mujeres que
han pasado por mi vida y en lo que cada una de ellas ha significado,
desde mi madre hasta mi pareja actual. Cuando encontré las
respuestas, que ahora no vienen al caso, me desgajé como si fuera un
niño y no paré hasta vaciarme. Eran casi las seis de la tarde y el sol se
iba mientras unas pocas gotas de lluvia caían. Llámenlo como quieran,
yo lo encontré poético.
Antes lloraba con pocas cosas, poquísimas, casi con ninguna. Si acaso con
Billy Elliot. Se me ponían los ojos vidriosos en la escena donde el
protagonista se despide de su abuela porque sabe que no la volverá a
ver. Cuando la veía, recordaba que yo una vez abracé a mi abuela una
noche de enero como no la había abrazado nunca, y dos días después
murió, como si ese abrazo la hubiera matado. Y luego lloraba en la
escena final, cuando Billy es ya un gran bailarín de ballet y su padre va
a verlo en una presentación en Londres. Me identificaba también
porque siempre quise que mi padre se sintiera orgulloso de mí y se
murió sin ser capaz de preguntárselo. Pero eran tres lágrimas las que
soltaba en realidad, eso no es llorar. Llorar es dejarse ir, hundir la cara
en la almohada y no soltarla hasta que toque cambiar la funda.
Una estadística dice que los hombres lloramos una vez al mes, mientras
que las mujeres lo hacen cinco, lo que me ha hecho sentir que soy una
más. Me siento estrenando el corazón, lo que me lleva a hacer dos
preguntas: ¿Cómo hacen ustedes, las mujeres, para manejar tanto
llanto? ¿Cómo pueden vivir con eso y, aun así, ser más fuertes que
nosotros?
Las mujeres de 35
Tienen los suyo las mujeres de 35 años en adelante. No es que las otras no
valgan la pena, sino que pareciera que al llegar a esa edad se convierten
en algo para lo que llevaban preparándose desde siempre. Es como una
frontera imaginaria, pero real, que no es tan difícil de ver para un
hombre que se ha fijado en ellas toda su vida.
Más allá de que ellas sientan o no ese cambio, después de los 35 parecen
más seguras, más interesantes, más decididas, llenas de poder e
inteligencia y con mucho menos miedo de pensar y hacer las cosas.
Habrá hombres que digan lo contrario; me ha tocado oír a varios decir
que a los 35, la mujer cae en picada porque empieza a perder su
belleza. Es cierto que el tiempo hace lo suyo con el cuerpo de todos,
pero quien afirma eso me parece, además de machista y superficial,
inseguro. Muchos prefieren andar con mujeres menores que ellos
porque tienen la belleza física intacta y además no representan una
amenaza intelectual, profesional y económica. Una amiga se separó de
su esposo, que luego se casó con una mujer 20 años menor que él. No
tendría nada de raro si ella, mi amiga, no me hubiera contado que su
ahora exesposo estaba lleno de mañas, trucos y fórmulas aburridas y
predecibles. Mi amiga roza los 40 y ya no traga entero, está en su mejor
momento.
Igual pasa con el sexo. Tiene su fascinación tirar con alguien menor, ¡no la
para nadie!, pero es que la de 35 no tiene miedo. Al contrario, tiene
experiencia, algo que, nuevamente, no es problema para un hombre
que no sea machista. Es más bien una ventaja. Y no es que sea menos
caliente, es que sabe administrar mejor las ganas. Solo con el tiempo
entendemos que ser sexual no es querer estar follando todos los días.
He lanzado al azar lo de los 35 años porque es una edad que se adapta muy
bien a la mía. Si hay alguna menor, o mayor, que encaja en todo lo que
acabo de decir, que no dude en hacérmelo saber. De golpe de ahí sale
algo.