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= ANEXO Sobre el plebiscito constitucional Conforme al articulo 93 de la Constitucién, Son aribuciones el Tribunal Consttucional: Gl 5° Resolver las cuestiones que se susciten sobre constitucionalidad con, relacin a la convocatoria a un plebiscito, sin perjuicio de las atribuciones ‘que correspondan al Tribunal Calificador de Elecciones. Gl Enel caso del niimero 5", la cuestin podré promoverse a requerimiento {el Senado ode la Camara de Diputados, dentro de diez dias contados desde lafecha de publicacién del decreto que fijeel dia de la consulta plebiscitaria. Las siguientes implicaciones de esta regla son, ami juicio,claras: 1. Sil presidente de la reptiblica convoca a un plebiscito, el Tribunal CConstitucional tiene competencia para pronunciarse sobre las cuestiones de constitucionalidad que dicha convocatoria suscte. Esto no parece requerir mayor comentario, 2, EI Tribunal Constitucional solo puede pronunciarse sobre alguna cuestién de constitucionalidad suscitada por la convocatoria aun plebiscito ses requerido por alguna de las dos cimaras. Esto también parece ser obvio. 3. Lacompetencia del Tribunal Constitucional para conocer delas cues- tones de constitucionalidad que suscite la convocatoria.a un plebiscito es privativa, es decir, excluye la de cualquier otro érgano. Esta conclusién es amijuicio tambien clara. Seria absurdo que el articulo 193 pusiera condiciones especialmente exigentes delegitimidad activa y que ‘otros érganos, sin condiciones especiales de legitimacién, pudieran conocer elas mismas cuestiones. Esta implicacién estan clara que e propio inciso 8° debe salvar expresamente las competencias de otro 6rgano (el Tribunal Calificador de Elecciones) para pronunciarse sobre las cuestiones de cons- titucionalidad envueltas en la calificacién de un plebiscito, or consiguiente, siel presidente dela repiiblica convocara aun plebiscito sobre la necesidad de una nueva constisucién, dicho plebiscito solo podria ser impugnado ante el Tribunal Constitucional, yen ese caso solo por alguna de las cdmaras, Siambas cAmaras concurren con el presidente en la necesidad deese plebiscito, no hay en el sistema juridico chileno érganoalguno dotado de competencia para revisar la constitucionalidad de esa convocatoria. Eso slo mismo que decir que ese plebiscito seria perfectamente constitucional. Eneste anexo quiero defender circunstanciadamente esta interpretacién, del articulo 93, N° 5. A diferencia del texto principal, este anexo debe ser lefdo como un argumento jurfdico, que usa el lenguaje al derecho, Se trata de un “fraude”, un “resquicio”, un uso de “mala fe” del derecho La tesis de la seccién anterior ha sido objetada antes de ser formulada. Al ‘momento de ser resefiada periodisticamente, muchos defensores de la Constitucién de 1980 se apresuraron a declararla un “resquicio legal", un “uso de mala fe" del derecho, un “fraude” o“atajo”. Andrés Allamandla amd “un fraude constitucional”, “un resquicio legal del porte de una catedral”™. Patricio Melero, por su parte, sostuvo que era una "prepotencia politica y juridica, que apunta y busca bloquear a las instituciones, al Parlamento yal Tribunal Constitucional™. El profesor Gustavo Cuevas lo llamé “un artificio abiertamente inconstitucional”, que “nos retrotrae a un lejano y negro periodo de nuestro estado de derecho: el de los resquicios legales"™. Libertad y Desarrollo, por iltimo, habl6 de “un decreto inconstitucional” que “implica una ruptura institucional”, En ninguno de estos casos los criticos ofrecieron una raz6n por la cual la interpretacién aqui defendida ‘merece estos calificativos, mas alld de decir, como Libertad y Desarrollo en el texto ya citado, que ella “busca conseguir mediante una interpretacién literal y aislada una norma que lleva a un fin ilegitimo no tolerado por la Constitucién’. Adicionalmente, los comentaristas se apresuraron a declarar (es de su- poner, sin haber tenido tiempo de considerar el asunto con la calma que la reflexiGn juridica exige) que se trataba incuestionablemente de un decreto cuya inconstitucionalidad podria ser declarada por cualquiera de muchos ‘rganos. Se han mencionado el Servicio Electoral, el Tribunal Calificador de 49. En-Bacheletrecibe propuesta para cambiar Consttueién queincluye mecanizme pars plebiscitarconvocatoris aAsamblea Consttuyente,E Mastrader, 31 de maya de20's 150. "Melerotilda de ‘prepotencia politica yjuridica’ plan para asambleaconstituyenteque levalia Bachelet, Emo, 31 da maye de 201, 151 "Rsamblea constituyente La Tercera, 5 de junio de 201326 152, “Una Consttuciin de Ciudadanos Libres, Temas Pubcos 13,7. junio de 201 lecciones yla Contraloria General de a Republica®. En laslineasquesiguen intentaré mostrar por qué todas estas argumentaciones son incorrectas. La tesis defendida aqui no es un fraude, ni un resquicio, ni un atajo. Es mas: es la correcta interpretacién de las reglas aplicables; es parte de la mejor reconstruccién disponible de esas reglas. Como veremos, parte de lo que estar en discusi6n es c6mo ha de inter- pretarse un texto juridico como el texto constitucional. La mitologia local presenta a los defensores de la Constitucién de 1980 como intérpretes que reclaman ser politicamente neutrales, meros “expertos” constitucionales que no tienen hacha alguna que afilar. La “dogmatica” constitucional elaborada bajo la Constitucién de 1980 es poco més que tin panegirico de ese texto, orientado por la finalidad de preservar del modo mas intacto posible los cerrojos que ya hemos identificado en él. ¥ cuando el texto de la Constitucién no protege suficientemente esos cerrojos, sus defensores hacen encendidas apologias de un método especial de interpretacién que laman “sistematico-finalista” y que significa que, aun cuando las conclu- siones que ellos defienden no se siguen del texto constitucional, llas sise siguen (esto no es broma).. ‘Lo anterior, por supuesto, no es inmediztamente apreciable para quien ‘estudie los escritos de los profesores de derecho constitucional o la juris- prudencia del Tribunal Constitucional. Hoy la Constitucion es una norma juridica habitualmence invocada en tribunales para resolver confictos entre particulares, muchos de los cuales no tienen un claro contenido politico {no son polémicos). Cuando se trata de estas cuestiones no polémicas los certojos constitucionales naturalmente no aparecen en operacién,y especto de ellas la reflexion constitucional no se distingue mucho de la discusi6n jurfdica en general. Cuando la cuestién se hace politicamente relevante, la polemicidad del conflicto reaparece y los cerrojos entran en operacién. Entonces, quienes reclaman ser “expertos” en derecho constitucional dejan de actuar como tales y se convierten en apologetas de las trampas, Aispuestos a cualquier manipulacién para defenderlas (ya hemos visto 103 sinsentidos juridicos a los que connotados profesores recurrieron para objetarla campafia “Marca tu Voto". Notiene elector que creerme o que digo, por supuesto. Puede evaluarlo ori mismo. Un espléndlido ejemplo de este argumento es ofrecido por un ‘53 Véaselaintervencin do profesor Patricio Zapata ene programa El primer cae", de Radio Cooperativa (3 de junio de 207), la entrevista al exinistre Mario Fernéndez {enCNN Chile (21 de mayo de 2013, disponible en ennchile.clylacalumna de opinién publica por el exministo Jose Antonio Vier-Callo en El Mostrador (3 de junio de 2013). “constitucionalista” no identificado, citado por El Mercurio en una editorial sobre a constitucionalidad del lamado a plebiscito defendido en estas piginas: ePuede ser revisado tal decreto de convocatoria? E1 documento del ‘comando de ia candidata sostiene que no, argumentando que ello es asi al requerirse por la Constitucién la mayoria de las cdmaras para deducir tl respectivo requerimiento al TC. Esta conclusién equivale a sostener {que un acto importante del Poder Ejecutivo, como ese decreto, pese a apartarse del derecho, se puede consolidar de facto simplemente porque tuna laguna en nuestros procedimientos de derecho piblico lo permitiria Contra esta tesis, otro constitucionalistaestimé que ese decreto si podria {mpugnarse en su constitucionalidad: en materia de legitimacign activa ante el TC ~afirma-, el principio basico es la facultad de la minoria de las Cémaras para detonar la evisién de esa magistratura, incluso contra decretos supremos, Eso se encuentra recogido en elart. 93 N'6 de la Carta, yy este principio ha sido expresamente invocado en un fallo de 2001 del ‘mismo TC. En realidad, esta interpretacién es la tinica admisible y égica ‘enun Estado de Derecho democritico™. Este argumento es vergonzoso en su desprecio por el derecho. No solo jgnora con destachatez una regla expresa apelandy a un “principio bisico” enteramente imaginario, sino que adicionalmente invoca una regia (la del [No 16 del art. 93) que, en lo relevance, sujeta la intervencién det Tribunal Constitucional a la misma exigencia que el ntimero 5 (el requerimiento de tuna de las cdmaras). Pero pesar del desprecio por el derecho que muestra estejurista an6nimo, su posicin es hoy repetida habitualmente (esto muestra {que cuando se trata de proteger la integridad de los cerrojos constitucionales, la “dogmética” consticucional pierde toda vergtienza). Lo comtin que es un argumento de esta forma (puramente finalista) hace que debamos atender a élpara hacer lo que sus defensores no se dan el trabajo de hacer: mostrar lo que él asume y lo que ignora. Respecto a lo primero, el argumento asume que, con independencia de Jas reglas que la Constitucién efectivamente contiene, la conclusién esta dictada de antemano: un decreto como el discutido tiene que poder ser revisado, Nétese que esta es una observacién a priori, que no depende de {54 “Plebisitoinconsttuclaaly su contol pore TC", Mercurio, 5 dejunio de 2013 43, {Ser la mencion aun fale del 200%" que aul aparece una eferencaalasentencla ral $25 (de26 de junio de 2000), sobrerestrccin a automévilescataliticos?La referencia era doblemente impertinent, como se mostrar cieunstanciadamente mas 230 2 analzr esa sertercia de Tibunal Constitucional

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