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El racionalismo*

JEAN PAUL MARGOT**

L a mejor manera de captar las tendencias


propi3.s del racionalismo es tal ve/. la
de compararlo con la I1l0sorfa antigua y
gencia es posible porque su objeto (el ser), es
primero, de manera que el coflocim iento es una
modalidad del ser. Debido a eslas disposi-
la filosofía de la Edad Media. ciones, la mosoffa griega no puede aceptar que
exista en el universo algún vicio radical, o, en
Es en Grecia que por primera ve/. surgi61a idea
el orden de las cosas, alguna r:.lptura esenci?-.1.
de pedir a la consideración del mundo por la
Si concibió en ciertos cc sus representantes la
inteligencia, y no solamente a una revelación
distinción entre lo espiritual y lo corpóreo,
sobrenalurai e a la tradición. !~ que debe ser
nunca fue para quedarse con dos substancias
tenido por la verdad. Lcjosde serun "milagro".
absolutamente heterogéneas e incomu ni-
el pensamiento positivo es un aconteciniento
cables. Para Platón mismo, la separación entre
hlst6rico que sef\ala la conciencia de un poüer
el mundo sensible yel mu ndoi ntcligiblejamás
propio del espíritu de liberarse de las coac-
significó la negación del mundo sensihle. Al
ciones físicas y prácticas pa"a entregarse al
contrario, la separación (chorismos) se re-
ocio'y a la contemplación (thcoria) de la ver-
suelve finalmente en la unidad de: cono-
dad. Concebido por ana logía con la
cimiento, de la vida moral y de la vida social.
orga:.1ización viviente o con la obra de arte, el
mundo (Cosmos) no puede ser conLem pIado tal Aunque le deba mucho a la filosofía a)1Ligua,la
como es sino por un pen sarp.ic~lLO ordenado. Es filosoffade la Edad MediasedistinglJe profun -
la fonna (eidos) que es la esencia de las cosas; damente de ella, tanto por la natu raleza de los
es el fin (te los) que es la causa completa y principios que la denomina como por las con-
decisiva de los acontecimientos: Las partes del diciones que regulan sus 'manifestaciones:
universo no son interesantes sino en la medida
en que expresan cl todo, en tanto que elementos
a. inspiración esencialmente rcli ¡¡iQ~ª" y no
estética; el cristianismo contiene las verda-
del orden del mundo. l:.a filosofía griega mide
des que necesita el hombre para lograr
la realidad de las cosas a su perfección, tal
su salvación;
como la concibe una inteligencia ordenada y
b. infinidad del Dios creador. por oposición
ordenadora, y admite que esta perfección es la
a la simple perfección de un dios que se
causa profunda de su rcalidad. De ahí que se ha
piensa a sí mismo (Ver Aristóteles, ~
podido hablarde un ob jetiyismodo¡:mático del
~ Libro XII) o que ordena e: mundo
pensamiento de los antiguos que hace dcpen-
sin producirlo;
der la actividad de la inteligencia, de la presen-
Subordinación de la razón a la reyelación.
cia e influencia del objeto y para el cual una c.
de la li benad de pensar a la autoridad. sin
realidad inteligible es el principio de la inteli-
por ello que la inteligencia se anule. De
gencia, al ipual que ~a realidad sensible es el
hecho, más que de subordinación -que val-
principio de la sensación. El acto de la imeli-
dría solamente en algunos casos- se tra-
ta de una identidad de la verdadera religió~
" Versión revisada y corregida de la transcripción magnetofó-
nica de la conferencia dictada por el profesor Margol con la verdadera filosofía , de un esfuerzo de
• • Profesor titular . Facultad de Humanidades, Universidad det hacer sentir Ja inteligencia cnlaJe. ~artien-
Valle.

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do de la con fo;midad de la razón cor.la fe, después de haber sido tomados como conexos,
la escol ástica se encam ina lentamente hacia habían sido desunidos por la fe religiosíl y la
la emancipación de la razón a través de la ciencia positiva: sentido y razón, cuerpo y
yía moderna (Siglos XI V y XV). espíritu, naturaleza y moralidad, personalidad
y sociedad, mundo y Dios. Mientras que para
De hecho, la filosofía moderna nace de una la filosofía de los antiguos la actividad del
reivindicación de la libertad de la mente, del sujeto y la representación del objeto estaban
deseo de autonomía oe una razón que ya no como dadas la una en la' otra, la filosofía
;Jrccisa de una luz extrínseca para iluminar sus moderna tiene, por una pane, que ahondar más
ohjetos. La filosofía moderna no podía pre- al fondo del sujeto para descubri r ahí las con-
tender al tftu:o de filosofía sino propor.:endo diciones de hecho o, mejor, los principios
una explicación racional universal. En la
generadores de la percepción o de la inteligen-
antigüedad, filosofía y ciencia se confunden.
cia de las cosas y, por otra parte , tiene que
Ahora bien, la filosofía moderna, desde el
concebir el objeto mucho más independiente
comienzo y de manera cada vez más pronun-
de todos los elementos o de todas las cuali-
ciada, encuentra frente a ella, como potencia
dades qlle le presta el espíritu subjetivo.
constituida sin ella, la ciencia; y una ciencia
cuyos conceptos y medios de afianzamiento no La revolución filosófica del siglo XVII es in-
sólo no dependen directamente del pensamien- disociable de la nueva ciencia y de la nueva
to filosófico, sino que a menudo se oponen a manera de ver las cosas. Es así que cuando
este pensamiento. La ciencia observa, induce, Galileo ve caer un cuerpo, ya no pregunta
generaliza y se vale de la experimentación; ellaacerca del "por qué" (dióti) sino acerca del
se propone unas leyes, unas relaciones. Ya no "cómo" cae dicho cuerpo. Rechazando el
la determinación de esencias. Respeta el hecho organón (el instrumento del saber)
y apunta a la práctica, al ,dominio de la natu- aristotéiico, nuestros filósofos del siglo XVII
raleza. Sin duda, ya no cabe preguntarse si la: se valieron de las herramientas nocionales que
ciencia es cierta, pero sí cabe preguntarse cómoles habían proporcion ado las nuevas
llega a ser cierta: matemáticas, la física y la astronomía acerca de
laestructura dcl universo y de la naturaleza del
a. Explicadón de la génesis en el espíritu de conocimiento.
las ideas que entran en la formación de la
ciencia; Frente al método -aristotélico-escolást1co-
b. Búsqueda de las condiciones que garanti- silogístico, Descanes adopta una actitud
zan la objetividad de la ciencia; crítica. En Las Reglas para la Di rección .del
c. Examen de los límites del espíritu y del Espíritu/l , la discusión acerca del método
alcance real de 12. ciencia. aparece encarada desde una clara y decisi'la
oposición entre .'los conocimientos que no son
Así, mientras la filosofía antigua fue
más que probables" y e: conocimiento cierto e
dogmática, la filosofía moderna es ~
indudable. Contra "la :naquinaria de los silo-
Empieza con la duda; tiene que indagar cuáles
gismos probables de los escolares", es decir de
son las condiciones que justifican para el pen-
los dialécticos, Descartes afi rm a que " ... en h:
samiento la posibilidad del conocimiento ..
búsqueda del camino recto de la verdad, no
tiene que examinar el valor de las relaciones y
debe uno ocuparse de ningún tema soh~e el cual
afmidadcs que la .filosofía antigua consideraba
'10 pueda tener una ceneza tan grande como la
de entrada ciertas.
1. Descartes, Reglas ¡:ara la Direcd6n del Espíritu, Editorial
Tiene que trabajar para unir unos té rminos que, Porrua, México, 1981.

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de las demostraciones de la aritmética y la Con Descartes las matemáticas suplantan la
geometría" (R. 1I). Lo que Descartes objeta al lógica en tanto que disciplina rectora para el
silogismo (dialéctico) es que sus operaciones trabajo científico y, más generalmente, para
son inútiles o, mejor aún, que hay que consi- las operaciones del entendimiento. Si Descar-
derarlas como unos "obstáculos" (R. IV). El tes puede tomar las matemáticas por el f:.¡nda-
SilOgiSDO ni siquiera sirve para deducir una mento estable sobre el cual estriba todo el
conclusión de algQ ya conocido, puesto que el edificio del conocimiento humano, es porque
entendimiento lo puede hacer sin recurrir a éstas traducen la unidad de la sabiduría
unas leyes formales. He aquí el meollo de la humana. es decir la unidad del espíritu, de la
crítica de Descartes: Por medio de sus precep- razón, y porque muestran as: (jue no hay más
tos los dialécticos "<::reen gobernar la razón que una sola ciencia, una sola certeza y un solo
humana prescribiéndole ciertas formas de ra- método para alcanzar la verdad, cualquiera sea
zonamiento tan necesariamente concluyentes la diversidad de sus objetos. La búsqueda de la
que la razó:: se confía a ellas, por más que verdad no requiere nada más que el desaroUo
llegue de alguna manera a desterrar la eviden- de la luz natural de la razón con el fin de que el
cia y la atención de la inferencia misma, puede entendimiento pueda mostrar a la voluntad la
no obstante, en virtud de la forma (vi fOf1Tlae), elección, que debe hacer. Conviene. por lo
deducir a veces algo cierto" (R.X) . Yernos Que tanto, estudiar los dos actos del entendimiento,
Descartes critica aquí el aspecto formal de la la intuición y la inducción, que resultan ser
lógica aristotélica en uso en la escolástica. ~al también las operaciones que dominan los pro-
crítica del aspecto formal dc le'. lógica cedimientos aritméticos y geométricos, únicas
escolástica debe ser relacionada cor: las tres disciplinas que "exentas de todo vicio de false-
primeras reglas y el primer precepto de la dad o incertidumbre" (R.II) responden a los
segunda parte del Discurso del método. Al crite!!~s de ceneza e !ndubitabilidad que exige
afmnar que "toda ciencia es un conocimiento el conocimiento científico. La lógica
cierto e indudable", ataca la manera probable escolástica ha sido rechazada porque se reduce
de razonar cuyo íJunto de pa ... ida es la existen- a un formalismo que no presta ninguna
cia de tesis encontradas, es decir del desa- atención al contenido material de los razona-
cuerdo: "Cada vez que dos hombres formulan mientos. Ahí donde el método escolástico
sobre la misma cos~ ~:Jicios contrarios, es reglamenta la forma de los rawnamicntos.(sy-
seguro que al menos uno u otro de ellos se lIogismorum fOlT'1ae) independientemente de
engafla. Incluso, ninguno de los dos parece su contenido, el método cartesiano permite
hallarse en posesión de la ciencia, pues si las si tuamos frente a las naturalezas simples cono-
razones de uno fueran ciertas y evidentes. cidas por intuición. o fr~me a las consecuencias
podría exponerlas al otro de form a que acabaría que deducimos. En efecto, esc ri be Descartes
por convencer su entendimiento" (R. II ). Y, en "si ignorarn::>s algo de lo que podemos saber,
efecto, lo convencería porque el objeto de su ello sucede solamente o porque nunca hemos
conocimiento sería una naturaleza simple advertido algún camino que nos conduje ra a tal
mientras que, en caso de un desacuerdo, !o conocimiento, o porque hemos caído en el
convencería "en virtud de la forma" de su error contrario. Pero si el método explica rec-
razonamiento. Es por eso que Descartes, tamente de qué modo ha de usarse la intuiciÓn
conocedor de la sutileza de la argumentación de la mente para no caer en el error contrario a
en uso en la Escuela, pone en guardia contra la ~a verdad, y cómo han de ser hechas las deduc-
creencia de que la verdad es descubierta por un dones para que lleguemos al conocimiento de
gran número de personas. todas las cosas: me parece que nada se requiere
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para que éste sea completo, puesto que ninguna "Después de haber intuido algunas proposi-
ciencia puede obtenerse, sino mediante ía ciones simples, si de ellas concluimos alguna
intuición de la mente o la deducción. como ya otra cosa, es útil recorrerlas con un movimien-
se elijo anteriormente". Y el método, añade, no to continuo e ininterrumpido del pensa-
pretende er-sefiamos cómo eSias mismas o- miento. reflexionar en sus mutuas relaciones y
peraciones han de ser realizadas, "porque son concebir distintamente, cuanto sea posible,
las más simples y las primeras de tedas" (R. varias cosas a la vez ....... L.q principal utilidad
IV). áe esta re¡¡la XI consiste en que "ref1exionando
sobre la m:.Jtua dependencia de las proposi-
La sustitución progresiva de la lógica por las
ciones simples, adquirimos el uso de distinguir
matemáticas a pattir del. siglo XV:; tiene por
inmediatamente qué es más o menos rclaii vo y
correlatos dos temas que son com'.mes a 1?
porqué grados se reduce a io absoluto". Ahora
epistemología. Por un lado, la ideé'. de una di-
bien, para distinguir lo simQ.lQ d~ lo com-
ferencia de naturaleza, hasta de W1a oposición
puesto, es preciso proceder con ill.cten, es deci r
radical, entre dos ciencias. Por otro lado, esta
disponer todas las cosas bajo la forma de series
idea "se superpone a una idea antigua, sin
yendo de lo más simple a io más complejo aJ
borrarla del todo ... : en la medida en que el si-
igual que en toda deducción de lipa
logismo representa la única forma de
matemático o, más precisamente. al igual que
deducción válida, se sigue pensando que el
en la matemática universal que no considera
razonamiento matemático se resuelve fi-
sino el Wl1kn y la medida y cuya idea funda-
nalmente. cuando se lo analiza en sus últimas
mental está expresada al final de la Geometría:
aniculaciones, en silogismos" /2. En realidad,
"en materia de progresiones matemáticas,
estos dos temas son inconciliables debido a la
cuando tenemos los dos o tres primeros
prorunda y decisiva diferencia que existe entre
ténninos, noes difícil encontrar los demás. Oc
la deducción silogística y la deducción carte-
hecho, una progresión matemática consiste
siana. Basta aquí sefialar que en la deducción
cartesiana -deducción matemática y no lógica-
esencialmente en una serie ordenada de
términos en la cual cada término depende del
el Lérmino inferido a partir de un primer
que lo precede. El postulado de lo simple
término no sale analiticamente de éste como en
enunciado en la Regla VI contiene por lo tanto
el silogismo aristotélico. donde se deduce de
"el principal secreto del método" pues LO que
un antecedente que Iiace ver -en un tercer
nos hace ver que "todas las cosas pueden ser
término- el meelio o la razón por la cual el
dispuestas en ciertas series ... en cuanto pueden
sujeto y el predicado de la conclusiÓn son
unidos. El término inferido no es, por ende, el conocerse unas a panir de otras, de modo que
primer término. sino la relación Que el csuíritu cuantas veces se presente alguna di IIculLad.
(mens) Que comuara. establece entre los dos inmediatamente podamos advenir si sería útil
términos. Contrariamente a lo que podía afIr- examinar algunas otras primero. y cuáles y en
mar O. Hamelin en su Sistema de Descartes qué orden". Para ello. y sabiendo que la noción
(París, AJcan. 1911) no es porque Descartes de ~ no remite a un absoluto que sena una
suerte de "ser" como en las categorías de
tomaba por modelo la deducción matemática
Aristóteles y sus discípulos. basta com parar las
que no salía de la silogística sino que precisa-
cosas entre sí, porque es cuando procedemos
mente por esa misma razón que Descartes salía
así para descubrir cÓmo las unas dependen de
de la silogística.
las otras, que podemos llamar las unas
2. R.Blanché.Lalogjaueetsoohjstojre París.A.Colin.1970. absolutas y las otras relativas. El secreto del
p.174. método consiste entonces en identificar en

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todo. i.o más absoluto. modo de explicación del objeto, en el interior
La importancia que Descartes otorga alas del objeto. Concebido como una deducci ón en
la cual jos términos inferidos salen
nociones de relación y de comparación es un
anal (ticamente de' primer término, el CO¡l.:J-
claro indicio de la novedad del mélodo carte-
cimiento responde al modele de :a lógica
siano. H¿:I.stó. entonces los lógicos atribuían un
donde lo aprehendido es una modalidad de lo
papel secundario a la noción de relación. Una
real. Mas lodo esto había de cambiara parti rdel
vez planteados los términos. y solamenLc en-
momento en que la reflexión moderna cues-
tonces, lallas relación/es los unía/no A.sí. en el
¡iopó:a relación entre el pensamiento y el ser.
silogismo:
Con Descartes, tenemos una teoría del cono-
Todo hombre es mortal cimiento modelada sobre las matemáticas
Sócrates es hombre donde él o los términos son producidOS por la
POj~O tanto Sócrates es mortal relación IWe el espíritu que compara establece
entre el absoluto y los términos inferidos y
Se sabe ce antemano que si :: 6crates pertenece donde, invirtiendo el eje aristotélico-tomista,
a la clase "hoE'bre" . pertenece también a clase Descartes puede afirmar que "del cono-
"mortal", ya que "mortal" es un atributo esen- cimiento al ser la consecuencia es buenz.".
cial de la "humanidad". EnLendemos así mejor Aristóteles va del mundo al espíritu, de lo
por qué Descartes rechaza la deducción sensi ble a lo inteligible. Descartes, al con-
silogística, puesto que no hace progresar el lrario, comienza por liberarse de 10 sensible; se
conocimiento. ampara en lo inteligible y, así preparado,
Sin llegar nunca a una autonomía compleLa con vuelve a la experiencia. Ari stóteles va del
respecto al orden óntico :Qffi.orerum. el orden m undo a Dios y de la práctica a la
epistemológico- ordo CQgnitionis. se libera del contcmplación. Descartes va del pensamiento
orden (el ser, ya que la puesta en series CO;lLÍ- a Cios, y de Dios al mundo para volver a sí
nuas, es realizada por el espíritu en oposición mismo. Con Aristóteles el ~ mide el cor.o-
abiena a las categorías aristotélicas y cimiento, la inteligencia que tenemos de las
escolásticas. Mientras que la especulación se cosas. Con la fIlosofía moderna es la inteli~en­
colocó en e: ser y limitó su trabajo a de fi ni r sus gg que mide el ser. Cómo no percibir entonces
grados, podía existi L una conexión enLre el un profundo cambio en la problemática del
silogismo y la ontología. Con Á.risLótelcs y conocimiento. Las ideas ya no se obtienen por
Santo Tomás el orden del silogismo presenta abstracción a partir de una realidad originaria.
una perfecta conformidad con el orden de ¡as Las ideas que hacen aparecer las verdades eter-
cosas. El contenicio de la realidad detcrmina nas en el entendimiento humano dejan de esta;
el contenido de los Pensamiemos. y I a lógica prefiguradas en la esencia divina. Ya no son
cs la ley de inteligibilidad de esta realidad. en unas eSLructuras ejemplares a la imagen de la
tanto que consiste en hacer pasar al acto la esencia de Dios: son unas funciones ejem-
verdad que está en potencia en la inteligencia . plares que realizan en nosotros el decreto
Conocer, entonces, es actualizar lo que está en divino. Henos aquí confrontados con Jos
potencia, y lo que está en potencia solamente lo Ifmites del racionalismo cartesiano; el poder
está en la medida en que lo está en lo !U!.. del cntcndimicntoestá supeditado a laomnipo-
Conocer no es crear, desde el pensamiento, tencia divina que crea la verdad. Tan pronto in-
sino encontrar o descubri r lo que hasta ahora ventado, el método deja lugar al orden preesta-
pcrmaneda oculto. En otros términos. si la in- hlccido. En Descartes, contrariamente a Kant,
teligencia "crea", no crea un objeto sine U~l el espíri tu humano no constituye la verdad: no

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hace más que descubrirla, puesto que Dios ha un mundo absurdo, rico en efectos, pero cuyo
lijado de una vez para siempre las relaciones sentido está ausente ya que Dios, quien es
que las esencias mantienen entre sí. De hecho. incomprensible, supera nuestro en-
pese a ser una creación inteligible de Dios, el tendimicmo. En los límites de la modemidadel
«undo moderno (siglo XVII) deja de ser mte- sujeto no afirma nunca; asiente a la e~idencía
ligible para el hombre. Desaparece :a com- de cualquier necesidad, habla a nombre de algc.
plicidad entre un munc.o cargado de que no es él, su razón o, mejor, la Razón, la
significación y un sujeto humano aue confía ciencia, la historia, el detetÍninismo universal,
ooder recuperar, a través de los signos propor- o cualquier generalidad. El verdadero sujeto
cionados por el mundo, el secreto de su propio del discurso racionaEsta es ahora el método,
deslino. El mundo moderno a9arece así como mas no el individuo.

Sobre. la tradición ~

emplflCa
:ORGE E. VILLEGAS M. *

C uando se me invit6 a participar en


este seminario y se me dio a conocer
el título del tema sobre el que debía
disertar, a más de una dificultad me
vi abocado. La principa~ pensar en la
tradici6n empírica. Resulta obvio que una
tradición implica un momento, más o menos
definiao que fundamenta y posibilito. la
tradici6n; sus defensores y por consiguiente
sus difusores; una doctrina o una tesis o una
actitud o una filosofía fundante de esa
tradición; sus alcances y sus limitaciones. En
lo que sigue trataré de dilucidar el sentido de
esto. tradición desde diferentes perspectivas.
Para tal efecto, abordaré inicialmente el
problema acercándome a su tratamiento en
una de las vertientes en que se movió el
pensamiento en la edad media y luego lo haré
desde la modernidad.

• Profelor Facullad de Humanidades. Universidad del Valle.

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