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algo fantasiosas. Muchos son los que rechazan la idea de que haya un plan secreto para
establecer un gobierno único que controle el Mundo entero, y de la misma forma, muchos
otros están convencidos de que el nuevo orden mundial es una realidad que se está
evidenciando cada vez más.
Sin entrar en teorías conspirativas, en este capítulo vamos a centrarnos en algo que sí que
es real y evidente: la existencia del Club Bilderberg, un club que reúne a las personas más
importantes del Mundo. No se puede poner en duda su existencia, aunque sí que podamos
discutir el grado de influencia real que tiene en el ámbito internacional.
El éxito del primer encuentro animó a los organizadores a preparar una conferencia anual.
Decidieron reunirse todos los años con el fin de intercambiar ideas y analizar la evolución
internacional. Se bautizaron a sí mismos como Club Bilderberg y, desde entonces, año tras
año se reúnen durante un fin de semana en algún hotel del mundo para decidir el futuro de
la humanidad. En la primera reunión en 1954 se creó un comité de dirección y Retinger fue
designado secretario permanente. El comité de dirección, además de organizar la
conferencia, mantenía un registro de los nombres de los asistentes y detalles de contacto,
con el objetivo de crear una red informal de individuos que se podrían invitar unos a otros
en privado.
El propósito declarado del Grupo Bilderberg era “hacer un nudo alrededor de una línea política
común entre Estados Unidos y Europa en oposición a Rusia y al comunismo”. El economista
holandés Ernst van der Beugel sustituyó a Retinger en el puesto en 1960, tras la muerte de
éste. El Príncipe Bernardo fue presidente de la reunión hasta su muerte, en 2004.
El Club Bilderberg no es una sociedad secreta. Tampo se trata de una nueva teoría
conspirativa sobre el dominio del mundo. El Club Bilderberg es algo totalmente real y
tangible. Existe como institución oficial y se han publicado algunos artículos sobre él. Sin
embargo, en más de cincuenta años de reuniones en las que el poder y el dinero se han
concentrado en un mismo momento y en un solo lugar, jamás se ha filtrado ninguna clase
de información sobre lo que se debate en las conferencias del Club Bilderberg. La prensa
nunca ha podido entrar a las deliberaciones, ni se ha emitido ningún comunicado sobre las
conclusiones a las que han llegado los asistentes. Directivos del propio Club han afirmado
que esa discreción es necesaria para que quienes participan en los debates puedan hablar
con libertad sin ver reflejadas sus declaraciones en los periódicos. Esa discreción, sin duda,
permite que el Club Bilderberg delibere con mayor libertad. Pero eso no nos despeja las
dudas sobre la pregunta fundamental: ¿sobre qué hablando los hombres más poderosos del
mundo en esas reuniones?
De todas formas parece incluso lógico que el pueblo no tenga opción de votar a los dirigentes
de estas organizaciones internacionales, ya que en un principio el ciudadano no entiende ni
tiene los conocimientos oportunos para determinar qué persona es mejor para ocupar un
cargo que él mismo desconoce. El desconocimiento de la sociedad ante estas instituciones
(BM, FMI, OMC, OTAN, ONU…) impide que se pueda reclamar más democracia o más
participación del pueblo. Aun así, está claro que hay personas que toman las decisiones por
nosotros. Cada cierto tiempo se vota en elecciones para elegir al gobierno de un país, sin
tener en cuenta que los gobiernos apenas pueden decidir en las decisiones más
importantes. En cierta manera estas instituciones rigen los destinos de todas las naciones
del planeta, por encima de su soberanía nacional y sus democracias.
Esta realidad ya se podía contemplar en la década de 1990, tal y como recordó Julio Anguita
en el programa de TVE 59 segundos (el día 20/05/2010), cuando el entonces presidente del
Deutsche Bundesbank, Hans Tietmeyer, les dijo a los dirigentes europeos “ustedes señores
políticos tienen que acostumbrarse a obedecer los dictados de los mercados” (ver Julio
Anguita en 59 segundos). De forma que las grandes multinacionales y los empresarios y
banqueros más importantes del Viejo Continente estaban por encima de los políticos, y éstos
no podían hacer otra cosa más que obedecer y acatar las directrices de “los mercados”.
Pero, ¿quiénes son los mercados?
La teoría conspirativa del nuevo orden mundial asegura que por encima incluso del Banco
Mundial, del FMI o de la ONU hay otro escalón de personalidades que controlan estas
instituciones internacionales. Es en este escalón donde encontraríamos a los que controlan
“los mercados”, a aquellas personas que son capaces de decirles a los políticos qué es lo
que tienen que hacer y cómo tienen que hacerlo. En este escalón, el más alto en la pirámide
del poder, se encuentra el Club Bilderberg.
Lo que está claro es que las reuniones anuales del Club Bilderberg despiertan una gran
expectación. La prensa y los detractores de este club se agrupan intentando comunicarse
con los asistentes, pero sin conseguir nunca atención. No se permite la entrada a la prensa
en las reuniones y las manifestaciones que suelen realizarse en contra del Club Bilderberg
suelen pasar desapercibidas. En este extracto del telediario de Antena 3 se puede ver la
noticia de la reunión del Club Bilderberg en Sitges en 2010. En la noticia se etiqueta
como antisistema a los que se manifestaban en contra del club, un término despectivo para
mucha gente. En realidad son los miembros del propio Club Bilderberg los antisistema, pues
gobiernan de manera antidemocrática.
INTERESANTE: Las teorías conspirativas se alimentan con el secretismo que rodea al Club
Bilderberg. Ninguno de los asistentes puede decir nada sobre las reuniones, tal y como
muestra este video: Expresidente del Banco Mundial: “No quiero hablar sobre el Club
Bilderberg”
En resumen...
¿Qué es el Club Bilderberg? Lobby, grupo de presión, reunión de líderes mundiales, mesa
de discusión al más alto nivel… Casi cualquier definición, en términos sencillos o locuciones
shakesperianas, es insuficiente para calificar el poder que acumula ese selecto cónclave de
políticos, financieros y medios de comunicación. Por decirlo de una manera gráfica, son
quienes mueven los hilos. El Club debe su nombre al hotel que albergó la primera reunión,
en 1954. La iniciativa parte del príncipe Bernardo de Holanda, debidamente estimulado por
David Rockefeller, para que las élites europeas trabajasen de manera coordinada con
Estados Unidos. Durante un fin de semana, debaten el estado del mundo y deciden convocar
una reunión anual para no solo analizar sino también determinar. Para trazar el futuro de la
Humanidad en función de sus intereses de clase. En adelante, lo que decide el Club
Bilderberg, simplemente ocurre. ¿Cuál es su máximo interés? La Empresa Mundial S. A.,
como sofisticación semántica del Gobierno Único (el poder financiero es quien dirige la
política, también a ese nivel) pretende imponer a largo plazo un solo sistema político y
económico. Por ejemplo, el euro –ahora en entredicho– es una de sus más ambiciosas
creaciones. Ellos deciden cuándo y cómo aumentar el precio del petróleo, cuándo debe
acabar una guerra y dónde debe empezarse la siguiente, quién debe ser el próximo
candidato a presidente o por qué conviene provocar una crisis global, como la que vivimos
ahora. (Andrés Guerra, Revista Vanity Fair, 31 Mayo 2012)
CLUB BILDERBERG
Análisis:
En 1954, muchos de los hombres más poderosos del mundo se reunieron por primera vez bajo
el patrocinio de la familia real holandesa y la familia Rockefeller en el lujoso hotel Bilderberg de
la pequeña ciudad holandesa de Oosterbeck. Durante todo un fin de semana debatieron sobre
el futuro del mundo. Al acabar las sesiones, decidieron volver a reunirse cada año
paraintercambiar ideas y analizar la evolución internacional. Se bautizaron a sí mismos como
Club Bilderberg y, desde entonces, cada año, se reúnen durante un fin de semana en un hotel
de mundo para decidir el futuro de la humanidad.
Fue el padre de la reina Beatriz de Holanda, ya fallecido, y cuyo nombre era Bernardo de lippe-
biesterfeld, quién lo fundó, hace ya más de veinte dos años, pero fue elpolaco Joseph Retinger,
quien impuso la idea firme de crear este club y quien consiguió impulsarlo tras haber animado a
Bernardo de lippe- biesterfeld a fundarlo, a la sazón príncipe de Holanda
Como buen polaco, Retinger partía de la premisa base de que: la paz mundial solo podía
conseguirse a través de la existencia de organizaciones supranacionales con asentamientos
económicos y militares. Quizás laépoca vivida por la invasión alemana de su nación natal, le
llevó a establecer este criterio en el que no vamos a entrar a analizar. Pudo tener razón, quizás
hoy día podríamos decir que devolvía lo sufrido con la misma moneda. Pero fue David
Rockefeller, a través de la empresa norteamericana standard oil company, quien también
participó de este secreto club, partiendo, de la premisa base de que:la única forma de poder
cambiar el mundo es estando en el lado del poder.
Anticipo del PRÓLOGO
En 1954, muchos de los hombres más poderosos del mundo se reunieron por primera
vez bajo el patrocinio de la familia real de Holanda y la familia Rockefeller en el lujoso
Hotel Bilderberg, en la pequeña población de Ooesterbeck. Durante un fin de semana
debatieron sobre el futuro del mundo. Al acabar las sesiones, decidieron reunirse todos
los años con el fin de intercambiar ideas y analizar la evolución internacional. Se
bautizaron a sí mismos como Club Bilderberg y, desde entonces, año tras año se reúnen
durante un fin de semana en algún hotel del mundo para decidir el futuro de la
humanidad. Entre los miembros actuales de este selecto club se encuentran Bill Clinton,
Paul Wolfowitz, Henry Kissinger, David Rockefeller, Angela Merkel, Jacques Chirac,
Donald Rumsfeld, Tony Blair y George Soros, además de muchos otros jefes de
gobierno, empresarios, políticos, banqueros, periodistas y españoles de primer nivel
como Rodrigo Rato, Matías Rodríguez Inciarte, Juan Luis Cebrián, Joaquín Almudia,
Pedro Solbes, Loyola de Palacio, Joseph Borrell, Jaime Carvajal de Urquijo y Javier
Solana.
El Club Bilderberg no es una sociedad secreta. Tampoco se trata de una nueva teoría
conspirativa sobre el dominio del mundo. El Club Bilderberg es algo totalmente real y
tangible. Existe como institución oficial y se han publicado algunos artículos sobre él.
La prestigiosa BBC británica, por ejemplo, le dedicó su atención el 27 de septiembre de
2005. Sin embargo, en más de cincuenta años de reuniones en las que el poder y el
dinero se han concentrado en un mismo momento y en un solo lugar, jamás se ha
filtrado ninguna clase de información sobre lo que se debate en el Club Bilderberg. La
prensa nunca ha podido entrar a las deliberaciones ni ha emitido ningún comunicado
sobre las conclusiones a las que han llegado los asistentes. Tampoco ha hecho pública
ninguna acta con el orden del día.
Directivos del propio Club Bilderberg han afirmado que esa discreción es necesaria para
que quienes participan en los debates puedan hablar con libertad sin ver reflejadas sus
declaraciones en los periódicos. Esa discreción, sin duda, permite que el Club
Bilderberg delibere con mayor libertad. Pero eso, sin embargo, no corresponde a la
pregunta fundamental: ¿sobre qué hablan los más poderosos del mundo en esas
reuniones?
En cualquier democracia moderna se protege el derecho a la intimidad. ¿Pero el público
no tiene derecho a saber de qué hablan los más importantes presidentes, primeros
ministros, reyes y reinas de todas las casas europeas cuando se reúnen con los
empresarios y banqueros más ricos de sus respectivos países? ¿Qué garantías tienen los
ciudadanos de que el Club Bilderberg no es un centro de tráfico de influencias y de
cabildeo si no se les permite conocer de qué hablan allí sus representantes? ¿Por qué el
foro de Davos y las reuniones del G8 aparecen en las portadas de todos los periódicos y
se permite el ingreso de miles y miles de periodistas? ¿Por qué nadie cubre las
reuniones del Club Bilderberg, a pesar de que a ellas asisten regularmente los
presidentes de entidades financieras como el Fondo Monetario Internacional, el banco
Sin embargo, a escala mundial está despertándose la conciencia general, dado que el
pueblo está empezando a vislumbrar su irracionalidad; esta concienciación está
empezando a capacitar nuestro aprendizaje y nuestra comprensión colectiva. Verás, nos
han dicho que, para alguien que no es un entendido en la materia, los acontecimientos
mundiales son demasiado difíciles de comprender. ¡Mentían! Nos han dicho que los
secretos nacionales deben protegerse celosamente. ¡Claro que sí! Ningún gobierno
desea que sus ciudadanos descubran que los mejores y más brillantes compatriotas se
dedican al tráfico de drogas, participan en saqueos masivos del planeta, en secuestros y
asesinatos. Yo lo hago por ellos.
Conocerás quién trafica con drogas y por qué, quién asesina y quién extrae beneficios
de esa gigantesca y omnipresente estafa que se conoce como política. Pero todavía hay
esperanza. Los pueblos no deberían temer a sus gobiernos. Los gobiernos, a partir de
ahora, deberán empezar a temer a sus pueblos.
Una vez más, nos encontramos ante una encrucijada. El Bilderberg está a punto de
celebrar su «fiesta de presentación global». Los puntos de tensión han empezado a
romperse en cada rincón del planeta y la gente ha comenzado a tomar partido. Los
caminos que sigamos ahora determinarán el futuro de la Humanidad si atravesamos el
siglo XXI como un Estado policial electrónico global o como seres humanos libres a
causa de una concienciación masiva que tenga lugar en Estados Unidos, y en el resto del
mundo libre, ante las actividades criminales de la élite global.
El Inmortal
Mi relación con el Club Bilderberg empezó un día de otoño, en octubre de 1992, con
una llamada telefónica de un emigrante ruso que residía en París. Había leído la historia
sobre la huida de mi familia en un periódico ruso con sede en Nueva York en el décimo
aniversario de nuestro exilio forzado y deseaba reunirse conmigo para hablar de «un
asunto de gran importancia».
Al cabo de varias semanas, quedamos en un restaurante español de Toronto, bautizado
elegantemente con el nombre de Segovia y ubicado en una esquina de la arteria
principal de la ciudad, Young Street, la calle más larga del mundo. Cuando tomé la
fatídica decisión de conocer al hombre cuya identidad debe permanecer en el anonimato
pero al que llamaré simplemente Vladimir Vladimirovitch, entré en un universo paralelo
en el que el color rojo significaba vía libre, el verde disparo y donde el amarillo, el azul,
el naranja y otro sinfín de colores directamente no existían. Era un mundo totalmente
contraintuitivo y desconocido para la mayoría, excepto para los pocos elegidos que, de
alguna manera, tenían una relación con el inframundo del espionaje y contraespionaje.
Este mundo paralelo sigue siendo desapercibido en el día a día de la humanidad pero,
créeme, está ahí: es un lugar inmundo de duplicidad, de mentiras, de dobles sentidos,
insinuaciones, chantaje y sobornos. Se trata de un mundo surrealista de agentes dobles y
triples, de lealtades que cambian de bando, de asesinos sicóticos, de profesionales, de
agentes de operaciones clandestinas a los que se les ha lavado el cerebro, de soldados de
fortuna y mercenarios cuya principal fuente de ingresos son las misiones secretas más
sucias y desdeñables del gobierno, el tipo de misiones que nunca podrán salir a luz.
Estas personas se pasan la vida bailando entre gotas de lluvia y desapareciendo ante el
menor indicio de peligro. Por más que a la mayoría de la gente le gustaría pensar que
esto sólo es posible en los filmes de James Bond, créeme, por favor, que este universo
paralelo determina gran parte de lo que ves, lees u oyes a diario. Para sobrevivir en el
mundo de estos hombres se debe actuar en las mismas condiciones que ellos, y jamás se
les debe juzgar por sus actos ni creer lo que la mayoría de ellos te digan. En su mundo,
tu única arma real es un sexto sentido bien afinado que permite mantenerte fuera de
peligro lo suficiente como para sobrevivir y comprender qué sucede. Cuando entré en
ese mundo, me inmiscuí en un universo tan perverso y malvado que me ha dejado una
marca indeleble en el alma. He visto a periodistas profesionales de investigación –
algunos, incluso, galardonados con premios– en estado de pánico y neurosis total,
incapaces de comprender la irrealidad de lo que les rodeaba.
Llegué primero al Segovia, pedí una copa, me senté en un rincón y esperé. Al cabo de
diez minutos apareció Vladimir. Era un hombre alto, delgaducho, vestido con elegancia
y con un destello especialmente peculiar en sus ojos. Pasó a mi lado, me tocó
ligeramente el hombro con dos dedos, miró hacia abajo y le hizo señas a un camarero.
Whisky – dijo con un acento ruso apenas perceptible, señal de que alguien ha pasado
una considerable parte de su vida en el extranjero.
Se sentó frente a mí y sacó un bolígrafo. Con la punta de éste se quitó un hilo naranja de
su camisa blanca, almidonada. Enseguida me di cuenta de que Vladimir no era el típico
emigrante ruso.
Oye – dijo acercándose al borde de la mesa ¿Conoces mucho al dueño de este local?
Es un buen amigo – contesté . Por eso quise que nos reuniéramos aquí.
Se ruborizó, asintió precipitadamente y me miró con optimismo. En el otro extremo del
restaurante, un empresario entrado en carnes, con un pañuelo con aroma a Chanel, ponía
todo su empeño en seducir a una joven. Ella tenía buen tipo: era elegante, de caderas
anchas y labios carnosos, y llevaba el pelo largo y ondulado.
Vladimir sacó un maletín de piel negra desgastado y se lo puso sobre el regazo. Con dos
clics apenas perceptibles, quitó el cierre y abrió el maletín lentamente con sus dedos
pulgares. Dentro había un montón de papeles ordenados en carpetas de varios colores,
que a su vez estaban cuidadosamente guardadas en el falso fondo del maletín. Durante
las dos horas siguientes, Vladimir me contó una serie de eventos que trastocaron para
siempre mi cómodo universo: Los documentos que vi borraron todas mis dudas acerca
de la veracidad de lo que oía y veía. Su franqueza y honestidad, así como su buena
disposición a responder a cualquier pregunta que le formulara, me hizo congraciar con
él. Todo estaba allí: el derrocamiento del presidente de Filipinas Ferdinand Marcos
ordenado por la Comisión Trilateral, las actas de las reuniones secretas en las que se
debatía el asesinato de JFK, la reunión del Club de Roma el 5 de diciembre de 1980 en
Washington DC, en la que se refrendaba y aceptaba su informe global del año 2000, un
anteproyecto para el genocidio global, los archivos de Kissinger de la KGB...
http://udep.edu.pe/hoy/2012/teatro-en-piura-la-de-cuatro-mil-de-leonidas-yerovi/ las
de 4 mil