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Prélogo* Ha querido la Casa Editorial, de acuerdo con Jos traductores, que anteponga yo una especie de prefacio a esta nueva aparicion de su version del KALEVALA, y ello a sabiendas de que ni sé leer fines ni siquiera soy entendido en cuestiones de literaturas modernas europeas. Dos motivos pue- do vislumbrar en ellos que les hayan movido a invitarme a esta fiesta, y que son ciertamente los que me han hecho. '@ mi atender la honrosa invitacion: uno sera lo que estos afos tltimos he gid solve pat nk queen cuestion de la poesia popular (oral, anénima, tradicional) y sus relaciones con la’ Literatura (escrita, de autor, historica); y sera el otto mi reconocido interés por el estudio del ritmo en el lenguaje y de la métrica y versificacién en las diversas lenguas y culturas, Verso y sentido En cuanto a lo segundo, el verso del KALE. “2 Se fgpeia en ete Priogo la onogratia tiv por autor desde 1991 (N. del E.) a» 1 VALA, que es el mismo que en la poesia finesa tradicional, desde mucho antes de la empresa de Elias Linnrot, venia empleindose, con rara cos- tancia, para géneros muy diversos, conjuros, baladas, cantos de tono é ide competicion entre vates al modo amebeo, y hasta canciones 0 al menos recitaciones al son del kantele, y que ha seguido usandose también fen buena parte de la poesia finesa literaria, ha sido para mi ciertamente, al tratar de estudiatlo con algun tiento, una rica fuente de ensefianzas fen cuanto procedimientos de versificacion y Sobre todo en cuanto a las relaciones de_un fesquema ritmico con las condiciones prosédicas de una lengua, Cierto que bien poco de eso se me habria dado por mis propios medios, si no fuera por la inteli gente y generosa ayuda que Ursula Ojanen me ha prestado, no solo proporcionandome abun- dante informacion y escritos pertinentes, sino haciendome oir la recitacion por su boca de algunos tramos del KALEVALA y de algun ejem- plo de poesia tradicional finesa. Pero, con esa ayuda, puede que algo también acierte’a ofrecerles aqui a los lectores que supla tun poco la inevitable pérdida que una traduccion ‘comporta; una perdida tanto mas grave cuando se trata, como aqui, de un modo de poesia en que el sentido todo de las palabras y las frases ‘apenas puede aspirar a entenderse si no es ligado Gen Ia cantlena que lo rge¥ de a cul, como palpitando por debajo de la gramatica, promo- Viendo la combinacion de palabras y dvisiones de las frases, puede decirse que el sentido mana. La traduccion de que aqui dispone el lector, para no solo hacerse una idea sino disfrutar en Cierta medida del KALEVALA, es en verdad esce- lente y esmerada, y el trabajo de Joaquin Fernan- dez para ofrecerles alos que lean no un mero testo, sino dotado del latido ritmico costante de sus eneasilabos (que, en efecto, tienden a atener 2 se al esquema de marca ritmica en las silabas pares, rehuyendo el verso, demasiado chocante, on acento en 5-), es tan admirable, y mas aun teniendo en cuenta el amor y dedicacion sosteni- do alo largo de sus mis de 20,000 versos, que no ppodemos menos los leetores hispanos de estarle Reradecidos por esta empresa que él y Ursula Gjanen levaron a tan buen fin. Tal vez lo menos afortunado de la traduccién haya sido el tener que recurir al encabalgamien- to, esto es, a discoincidencias de las unidades versficatorias con las sinticticas, una técnica {ue es estrana a la practica original, como lo es ten general a la de las versficaciones de la épica tradicional en otras lenguas en sus fases «primiti- vas» de desarrollo (no a la homeérica, ya refinada ¥ precedida, sin duda, por una larga tradicion), fn las cuales la regulacion de los retornos de los fines de frase y de sus comas es lo que_primor- dialmente determina los. tramos.ritmieos.del arte, versos, hemistiquios 0 dobles versos. Y el aso es que, al discoincidi los tramos del arte on los del sentido (como, mucho peor, desde Tego, en una traduccion en pros), ello'contr bbuye a dale al lector la impresion de que aise esté diciendo algo y de que'se tata de enterarse de lo que ali dice, cuando en verdad lo que esta pasando son formulas de revo, de encantamien= to, euya accion silo puede lererse mediante luna sumision de la lengua, gramaticay significa. dos, al'silbeo.ritmico al martlleo de los Comprendo que a lectores nacidos en la litera- tura y acostumbrados @ creer que poesia es un sitio donde se dicen cosas, la lectura de una elahila como el KALEVALA, donde, Lonnrot, Iiterato y romantico y todo como era, ha mante- niido el arte tradicional de la fusion de tramos de Yerso. con tramos de sentido y el consiguiente regular machaqueo ritmico, puede llegar a resul- {arle una tabarra intolerable, y mas protongado a 3 lo largo de pasajes de 300 6 500 versos como son regularmente los que se engarzan hasta ser los mas de 23.000, y mas ain con la técnica de la reiteracién de férmula con variacion en parejas de versos 0 dobles versos, ques algo que, en ‘efecto, se da literalmente cada dos por tres en el KALEVALA Solo acaso podria el lector librarse de la tabarra renunciando a la lectura habitual (con los ojos) y poniéndose a reproducir en vor alta la cantilena, esponiéndose a otro modo de encanta ‘miento que no fuera precisamente el literario. Pero ya comprendo tambien que no es cosa de pedir a las criaturas de la Cultura (escrita) que se dediquen, rompiendo con su naturaleza, en vez de leer a ver gué dice, a sentir lo que les hacen Jas cantilenas épicas 0 el silabeo de los ensalmos. Buscando equivalencias del verso finés No me atreveria, en cambio, a reprochar a Joaquin Fernander que haya elegido para su traduccion el eneaslabo en lugar del octosilabo espatiol, mas o menos regularizado a una costan- tefescnatin srs aye pareia i opson mas ala mano para reproducir el trocaico finés de cuatro «plese 0, mejor dicho, de cuatro em pos de 2 silabas “marcada 7 no mareada’; que Electivamente es 1o que, por lo que sé, se ha tisado para versiones a ofras lenguas en que, como en ingles y aleman mismos, el silabeo alternancia simple de "marcada / no marcada’, y dun repetido 4 veces por verso, tiene uso arraiga do en la poesia tradicional y aun en la literatura respectivas, y me he leido, en verdad con gusto, ia traduccion ‘del Tuomo Pekkanen Kalevala Latina (Helsinki, 1986) en versos latinos, que son asimismo strocaicos», es decir, oclosilabos que ‘mantienen bastante regularmente la marca sobre las impares (por supuiesto, siempre en la 7), al 4 estilo de los rythm medievales que habian deri- vado (como en definitiva también, en gran medi- da, el octosilabo castellano) de los trocaicos tetrametros antiguos. Y, sin embargo, aparte de que leo que los fineses mismos a veces, al tomar conocimiento de tales traducciones, las encuentran de ritmo més machacén y rigido que el del KALEVALA, y aparte de que, si bien muy pocas veces en Ta redaccién de Lénnrot, con frecuencia, a lo que veo, en la poesia finesa tradicional, aparecen vversos ligeramente alterados, sea por catalexis, esto es, truncos de la ultima Silaba y terminando en tiempo fuerte (como heptasilabos «agudos» ‘castellanos), sea por una distribucion de palabras encl interior que haria muy forzada la escansion ‘costante con marca en las impares y hasta por la presencia (esclusivamente 0 casi en pie 1) de spies» de 3 silabas, ‘marcada / 2 no marcadas', he de aadir por mi parte algunas observaciones ‘que, oyendo la ejecucion de Ursula Ojanen, me han revelado que la supuesta escansion costante «a la trocaicar del verso finés no es verdad tan Sencillamente, sino que las reglas de relacion de la prosodia con el verso permiten realizaciones 4que alteran y varian esa escansion bastante libre mente. De relaciones de ritmo con prosodia en la épica tradicional ” Pero ello nos hace detenernos un breve rato en luna separacion entre el esquema 0 esqueleto ritmico y la ritmopea o de ejecucion del ritmo, y por tanto en el intento de aleanzar, yo y los lectores, alguna sensacién esacta de como funciona el verso del KALEVALA y de la poesia popular finesa Se trata, en primer lugar, de un caso claro y bastante singular (no conozco, en versificacion 5

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