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Gamaliel Churata

ResuRRección de los mueRtos/


AlfAbeto del incognoscible
Resurrección de los muertos/ Alfabeto del incognoscible

Edición y estudio introductorio


de Riccardo Badini.

Copyright © Deudos de Arturo Peralta

Copyright © Riccardo Badini

© De esta edición:
Asamblea Nacional de Rectores
Calle Aldabas N° 337, Urbanización Las Gardenias, Surco,
Lima, Perú. Tel: (511) 275 5016 / www.anr.edu.pe.

Agradecemos al MIUR (Ministero dell’Istruzione, dell’Università


e della Ricerca. Italia) por su contribución a esta obra.

Coordinación editorial: Juan Damonte Valencia.

Diseño de carátula: Alessandro Bellucci, Siena, Italia


Diseño basado en dibujos originales de G. Churata.

Primera edición, junio 2010.

Prohibida la reproducción total o parcial de este libro sin la autorización expresa


y por escrito de los editores.

ISBN: 978-612-4011-27-6
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú, Nº: 2010–09427

Impreso en Editora Diskcopy S.A.C.


Para Fédor Peralta
a quien no le alcanzó el tiempo
para ver este libro
Índice

Presentación. Iván Rodríguez Chávez 11

Prólogo. Ricardo González Vigil 13

El obscuro de Puno. Antonio Melis 19

La hermenéutica germinal de Gamaliel Churata.

Riccardo Badini 23

Agradecimientos 39

Nota a la edición 41

Resurrección de los muertos /Alfabeto del incognoscible.

Gamaliel Churata 47

Churata en la cultura literaria universal. José Luis Ayala 843

[9]
Presentación

Iván Rodríguez Chávez


PResidente de lA AsAmbleA NAcioNAl de RectoRes

gAmAliel chuRAtA, seudónimo de ARtuRo PeRAltA, tiene un va-


lor intelectual más allá de las fronteras regionales de sur andi-
no peruano. Es más conocido en Bolivia que en nuestro país.
No obstante sus méritos y el cumplimiento del centenario de
su nacimiento sigue ignorado como escritor y perdida su obra
en los oscuros y polvorientos anaqueles del olvido. También
por el desconocimiento de las cúpulas oficiales, los círculos
académicos; el centralismo intelectual, la exclusión social y cul-
tural.
La Universidad Ricardo Palma le ha rendido homenaje con
actividades culturales en Lima, Puno y Potosí. Mucho más con-
sitente con la publicación del libro "El ultraorbicismo en el pen
samiento de Gamaliel Churata" de su devoto lector, el doctor
Manuel Pantigoso
Enterado de la significación y dimensión de la obra de Chu-
rata y su relación de identidad con el hombre y cultura andinos,
el presente libro "Gamaliel Churata - Resurrección de los Muer-
tos", no sólo representa un estudio y una divulgación de su obra,

[11]
sino es la actualización de ésta. Significa revivir a Churata,
convocar el interés, hacer que la sociedad peruana ponga sus
ojos sobre él y coloquemos su obra en el pedestal de las con-
tribuciones de la peruanidad.
Felicito a Riccardo Badini por el trabajo riguroso y de de-
ción que ha llevado a cabo para la publicación de este libro.
Su entrega compromete nuestra gratitud y su publicación por
la Asamblea Nacional de Rectores, es parte del pago de la deu-
da que el país tiene con uno de sus prohombres provincianos
y andinos. Pero esencial e irripetible.
El lector compartirá con nosotros el acierto de esta publica-
ción.
Prólogo

Ricardo González Vigil

emilio Vásquez, A quien conocí en 1977, guardaba un recuer-


do indeleble de su participación en el grupo Orkopata, la-
mentando lo escasamente reconocido que era Churata, hasta
entonces, en el Perú, contrastando con su enorme prestigio
en Bolivia, donde decidieron otorgarle el Premio Nacional de
Literatura en 1957, el que no aceptó Churata por su condi-
ción de ciudadano peruano. Gracias a ese perpetuo orkopata
que era don Emilio pude descubrir en su colosal dimensión
literaria y cultural a Churata, leyendo sus escritos, así como
las colecciones de La Tea y Boletín Titikaka, que atesoraba
en su casa y compartía generosamente. En gran medida mo-
tivado por él, me animé a publicar en Dominical (suplemen-
to del diario limeño El Comercio), el 7 de agosto de 1983, mi
artículo “Elogio de Gamaliel Churata” (remitiendo al famoso
“Elogio del Inca Garcilaso” de José de la Riva-Agüero, ya que
ungía a Churata entre los grandes “forjadores de peruani-
dad”, al lado del Inca Garcilaso, Ricardo Palma, César Valle-
jo, Ciro Alegría y José María Arguedas), del cual extraigo el
siguiente pasaje: “en el Perú casi nadie ha escuchado hablar
de El pez de oro (¿cuándo será reeditado? ¿quién publicará
los numerosos inéditos de Churata, y recopilará los seis mil
artículos que dejó dispersos?)”.

[13]
14 Ricardo González Vigil

Felizmente, la situación actual es otra: han ido aparecien-


do, a ritmo creciente (sobre todo, a partir de los año 90), de-
cenas de libros, tesis universitarias y artículos especializados
sobre Churata y, en general, del grupo Orkopata. Y se han
dado pasos significativos en la tarea prioritaria, urgente, de
reeditar los escritos de Churata y las revistas que dirigió, y
dar a conocer los inéditos suyos. Se ha reeditado, así, su obra
maestra (uno de los mayores monumentos culturales del
Perú y la América raigalmente indígena) El pez de oro; un
aporte del principal difusor de la cultura altiplánica, amén
de máximo poeta de nuestra lengua aymara: José Luis Aya-
la, gestor del II Festival del Libro Puneño, en 1988. Ya exis-
te una edición facsimilar del Boletín Titikaka. De otro lado,
Guissela Gonzales Fernández, contando con la colaboración
de Juan Carlos Ríos Moreno, ha recopilado y estudiado los
artículos de Churata: El dolor americano. Literatura y pe-
riodismo en Gamaliel Churata (Lima, Editorial del Pedagó-
gico San Marcos, 2009).
Y, ahora, asistimos a una contribución simplemente sen-
sacional: la publicación del inédito de mayor envergadura,
Resurrección de los muertos, en una cuidadosa edición a
cargo de Riccardo Badini, quien conoce como nadie la pro-
ducción (édita e inédita) de Churata, conforme lo prueban
su sustancioso prólogo y sus luminosas notas a pie de página
(más de un millar). Un trabajo que nos ha dejado deslum-
brados, absolutamente capital para adentrarse en el universo
creador de Churata.
Churata presenta Resurrección de los muertos como una
“conferencia” que desarrolla inducciones ya planteadas en El
pez de oro (“porque ellas requieren de mayor exégesis, es que
se justifica esta conferencia”, p. 105) ante un auditorio plane-
tario (“todas las razas conocidas del planeta”, p. 50). Pero no
Prólogo 15

se trata de una conferencia monologante; sino de una exposi-


ción una y otra vez convertida en diálogo confrontacional, a
medias disputa filosófica y a medias diatriba burlesca, (sien-
do el conferencista el responsable de los ataques corrosivos),
con numerosas ovaciones y pifias del auditorio (semejando el
“coro” griego de las comedias, que no el reflexivo de las trage-
dias), y con recursos teatrales diversos (como los de la página
51: obertura de la orquesta, el personaje Sakha-Aklla que pre-
cede la aparición del conferencista, al que se lo llega a calificar
de actor, en páginas ulteriores).
Actúa como conferencista un “intelectual iletrado” de ras-
gos marcadamente altiplánicos, al que se denomina Profesor
Analfabeto; en varias ocasiones, se metamorfosea en Khori
Puma: ser mítico ligado al Pez de Oro (vástago de una arque-
típica Puma de Oro). Y es que la sabiduría del Profesor Anal-
fabeto resulta “zoótica”: deja que hable su alma “seminal”,
que no es otra cosa que la “inteligencia de la materia”, núcleo
milenario inmortalizado en la “estructura zoótica toda” (ver
las pp. 90 y 102) de su cuerpo; y, al hacerlo, habla, a través
de él, el Khori Puma.
Su interlocutor principal, presente a lo largo del libro, es
Platón, cuyas ideas de la muerte del cuerpo y la inmortalidad
del alma en el “Topus Uranus” (Cielo), del ser humano como
“animal racional” y de la utopía política de la República, son
derrotados (así lo admite Platón) por las que defiende el Pro-
fesor Analfabeto: la inmortalidad del cuerpo y de la materia
zoótica; la calamidad que ha significado el culto a la razón (al
logos) y el lenguaje divorciado del canto, el grito y el gesto
animales, en particular su encarcelamiento en la escritura y
la cultura letrada, de lo cual sólo logra redimirlo la poesía;
y el elogio de los Incas como la unidad política “más alta de
todos los tiempos” (p. 131).
16 Ricardo González Vigil

En pasajes breves surgen otros dos interlocutores: el Her-


mano Francisco (San Francisco de Asís, quien llamó “herma-
nos” a todos los seres creados), máximo ejemplo cristiano
de amor a una naturaleza vista como obra de Dios; el Pro-
fesor Analfabeto enarbola, contra él, las tesis de que ni Dios
ni la muerte existen. El otro es calificado genéricamente “Un
Lama”; su óptica “oriental”, sin la matriz griega razonante-
letrada, le permite estar de acuerdo fácilmente con las consi-
deraciones andinas, no-occidentales, del Profesor Analfabeto
(entre otras cosas, la idea de la metempsicosis calza con que
se siga existiendo, sin muerte que valga).
La conferencia tiene mucho, en consecuencia, del diá-
logo filosófico cuyo modelo máximo es Platón, quien usa
como portavoz a su maestro Sócrates (zapatero, al igual que
el Profesor Analfabeto y, en la vida real, Churata: véase la
nota 150). Y Sócrates fue ágrafo (ejercía un magisterio oral,
de hombre-no-letra), amigo de las paradojas (una está en el
núcleo de Resurrección de los muertos: los muertos viven)
y la ironía. Sócrates cita a numerosos poetas y pensadores,
pero no encadena su criterio a ellos, atento a su experiencia
vital más que a la erudición letrada; otro tanto, caracteriza al
Profesor Analfabeto. Este recuerda que, también, Jesús fue
ágrafo (“analfabeto de Belén”, p. 275) y no sujeto a la letra
muerta de los doctores librescos; y que la mayoría de los ge-
nios han sido “ingenios legos” (han aprendido de la vida, más
que de los libros): Cervantes (su Sancho Panza “es la creación
literaria más viva del animal-hombre, del hombre-no-letra”,
p. 547), Shakespeare… Todo ello apunta a la reivindicación
del Antiguo Perú, que desconoció la escritura alfabética, pero
plasmó la unidad política más alta de todos los tiempos.
Algo más: el diálogo platónico asume la ironía de Sócra-
tes, con moderación. En cambio, los cínicos desarrollaron
Prólogo 17

diálogos irreverentes, auténticas diatribas que influyeron en


la sátira menipea y en los diálogos desaforados de Luciano de
Samosata (citado dos veces en Resurrección de los muertos).
Luciano está en la base de la “carnavalización” efectuada por
Rabelais (a quien aplaude el Profesor Analfabeto, resaltando
su rechazo a los letrados de la Sorbona), los diálogos de Eras-
mo y los libelos de Voltaire. Tradición que Churata impregna
de humor indígena, así como del gusto andino por competen-
cias en las que gana el que injuria de modo más demoledor.
En el humor de Churata resucita, actualizando, el Antiguo
Perú, ya que el estereotipo de que el “el indio es triste” corres-
ponde a una inhibición causada por el despojo y la margina-
ción que ha sufrido desde la llegada de los conquistadores:
“Cuando la crítica literaria indoamericana salga de su
etapa pintoricista y superficial y penetre en el estudio de las
lenguas madres de la América, el quechua y el aymara, se
vendrá a descubrir que estos pueblos, bajo el señorío de los
incas, eran pueblos vigorosos que poseían, si no con plenitud
total, con gran sentido de la alegría, el goce de la vida” (Artí-
culo “El dolor americano”, recogido en el libro arriba citado
de Guissela Gonzales Fernández, p. 137).
El obscuro de Puno

Antonio Melis
uniVeRsidAd de sienA

en los últimos Años lA figuRA de gAmAliel chuRAtA ha ido cre-


ciendo cada vez más entre los investigadores de la literatura
del mundo andino. Los aportes más significativos al enfoque
de su personalidad fascinante se deben sobre todo a jóvenes
investigadores latinoamericanos y europeos. Esta sintonía es
el testimonio más elocuente de la vigencia de una obra singu-
lar y muchas veces hermética.
En este panorama cada vez más fervoroso de estudios, so-
bresale la dedicación constante a la obra del escritor puneño
del profesor Riccardo Badini, de la Universidad de Cagliari.
Desde su tesis de licenciatura, que analiza en forma pionera
algunos aspectos esotéricos de la obra churatiana, ha seguido
investigando la figura del autor en su relación con la expe-
riencia del grupo Orkopata y de la revista Boletín Titikaka
que se caracteriza por esa combinación original de indige-
nismo y vanguardismo que ocupa un lugar especial dentro
de la literatura hispanoamericana del Novecientos. Al mismo
tiempo, siguiendo los indicios dejados por el propio Churata,
ha perseguido con gran constancia la búsqueda de sus traba-
jos inéditos, hasta dar en el blanco. No ha sido fácil ubicar el
manuscrito y cuando, hace muchos años, empezó la pesqui-
sa, ni siquiera había la seguridad total de su existencia. Por
supuesto, el mismo Churata había señalado Resurrección de
[19]
20 Antonio Melis

los muertos entre sus obras inéditas, pero hubiera podido


tratarse de un mero proyecto o de un esbozo. El manuscrito
encontrado, en cambio, representa un material imprescindi-
ble para una valoración más adecuada de su producción mul-
tifacética.
Esta Resurrección de los muertos, en efecto, es un au-
téntico regalo para los investigadores de la literatura andi-
na. Como Badini subraya certeramente en su introducción,
representa un complemento fundamental de El pez de oro.
Encontramos la misma voluntad de subversión del lenguaje
heredado de la tradición cultural hegemónica. El punto de
vista indígena atraviesa todo el patrimonio de la cultura lla-
mada occidental. Lo hace estallar desde adentro, poniendo
en tela de juicio sus pretensiones de universalidad.
El Profesor Analfabeto es el nombre, fundado en un oxí-
moron, del protagonista. Ya en esta denominación se sugiere
una visión irónica de la ciencia oficial. A ella se contrapone
un saber que nace de las entrañas mismas del pueblo. En el
trasfondo, se advierte la protesta del colonizado frente a la
violencia de la conquista, que se prolonga en la cultura domi-
nante actual. Pero registramos, al mismo tiempo, la acepta-
ción de una cultura sincrética, donde el patrimonio europeo
se adapta a las exigencias de una nueva síntesis. Churata
desarrolla asimismo procedimientos comparativos entre las
culturas americanas originarias y las culturas del Mediterrá-
neo europeo. Lo hace en su estilo totalmente antiacadémico,
de autodidacta inagotablemente voraz. De allí la argumenta-
ción del autor, fundada no en la lógica formal, sino en una
sucesión pirotécnica de iluminaciones.
A través de ellas, se asiste a una descomposición crítica
del saber recibido. La nueva síntesis que Churata persigue
rechaza todo criterio jerárquico. Los elementos americanos
El obscuro de Puno 21

se cruzan con los que proceden de la clasicidad, sobre todo


griega, sin olvidar el aporte de Asia. El resultado final es
una tensión permanente entre elementos culturales hetero-
géneos, que corresponde en el terreno literario a la tensión
entre distintos idiomas. Al lado del neologismo, del empleo
de términos indígenas y procedentes de lenguas extranjeras,
este proceso se expresa también en la recuperación constante
del sentido etimológico de las palabras.
Por un lado tenemos la ampliación de un lenguaje que se
considera insuficiente para la expresión de un nuevo pensa-
miento sobre el hombre y el mundo. Por el otro se trata de
rescatar la sabiduría oculta de un idioma que ha ido perdien-
do su sentido a través del uso.
Todo este repertorio estilístico se pone al servicio de una
serie de mensajes, a veces crípticos y a veces explícitos. Uno
de los más importantes entre estos últimos, posiblemente,
sea el rechazo de la antropolatría. A través de este postulado,
se sugiere una nueva visión del mundo, que adquiere un sig-
nificado profético con respecto al debate cultural actual. Me
refiero, sobre todo, al pensamiento ecológico más avanzado,
con su cuestionamiento de la actitud prometéica hacia la na-
turaleza que ha provocado tantos desastres.
Son tan sólo algunas de las sugerencias que esta obra
rescatada nos ofrece y que nos permite afirmar, sin lugar a
dudas, que se trata de un auténtico acontecimiento literario.
Churata el obscuro –para aplicarle el apodo de un filósofo
como Heráclito, muy citado en sus escritos– desde esta Re-
surrección de los muertos nos lanza emocionantes chispazos
de luz.
La hermenéutica germinal de Gamaliel Churata

Riccardo Badini

en el cAPítulo-RetAblo de El pEz dE oro con el título Homi-


lía del Khori-Chalwa, Gamaliel Churata propone la Nue-
va Corónica y Buen Gobierno de Felipe Guamán Poma de
Ayala, como prototipo de una literatura “con ego”, es decir
con personalidad americana. El reconocimiento de una pa-
ternidad literaria con respecto al cronista colonial, permite
paralelismos no sólo en el ámbito lingüístico, terreno prin-
cipal de la experimentación para Churata, sino también en
una misma postura de reubicación ontológica, que los dos
autores comparten, con respecto al hombre americano frente
al conocimiento humano. Un afán hacia lo universal y una
necesidad de volver a pensar la posición del ser humano en
un mundo complejo, ya inevitablemente puesto en relación
con una “racionalidad otra”, de procedencia occidental, obli-
gado a tener en cuenta para siempre códigos distintos que se
le habían sobrepuesto de manera violenta. Actitud que llevó
al cronista indígena al esfuerzo de reunir dialécticamente en
una misma obra dos distintas percepciones temporales, dos
distintos sistemas simbólicos en el famoso aparato iconográ-
fico que acompaña el texto, formas de pensamiento, en fin,
procedentes de lógicas en conflicto entre sí. Tal operación,
junto con la lúcida acusación a la política colonial, bien in-
sertada entre los pliegues de un discurso “aceptable” para un
[23]
24 Riccardo Badini

lector occidental, fue percibida como incómoda por la cultura


oficial y causó, probablemente, la cancelación de la crónica
durante siglos. De cancelación se puede hablar también con
respecto a la producción literaria de Gamaliel Churata, de-
masiado tiempo ignorada por parte de la crítica literaria, con
exclusión de los trabajos pioneros de una parte de estudiosos
atentos a la diversidad cultural y que sólo ahora ve la publi-
cación de una parte inédita en una sede prestigiosa como la
de las ediciones de la ANR.
Es común a los dos autores la actitud de asumir el propio
papel de escritor en sentido “crucial” y de ofrecer obras ti-
tánicas que aspiran a su lugar dentro de la historia literaria
y en el imaginario de los pueblos, ya sea como anteceden-
tes de expresiones literarias alternativas, no convencionales
con respecto a la tradición, que iba imponiéndose en caso de
Guamán Poma de Ayala, o en trance de enfrentamiento con
los retos de la modernidad en el caso de Churata.
Ya acostumbrados al experimentalismo del autor puneño,
los lectores encontrarán en Resurrección de los muertos, que
representa la lógica continuación de El pez de oro publicado
en 1957, la posibilidad de reflexionar sobre algunas intuicio-
nes propuestas por la crítica reciente acerca del paradigma
cultural planteado por Churata y que tan difícilmente encon-
tró acogida entre el público peruano. Mientras en el primer
libro publicado la escritura se condice con las pautas de una
semiosis que se puede definir como excéntrica por causa de
un deslizamiento continuo del sentido hacia la percepción de
otra racionalidad, en la obra que se publica ahora, subyace
en la escritura una lógica teórica, procedente de una inter-
pretación del patrimonio cultural aymara y una dialéctica
menos oscura hacia el pensamiento occidental. Churata se
propone demostrar que la muerte es un mito creado por la
Estudio Introductorio 25

filosofía y la letra misma y el terreno en que actúa es el del


diálogo filosófico. Insidiar y subvertir los principios apodíc-
ticos, axiomáticos, a través de una larga confutación, no ya
en una obra deliberadamente agenérica como lo era El pez
de oro, sino dentro de una forma literaria codificada como
una de las máximas expresiones del pensamiento humano,
significa para el autor asumir el reto de forma cabal e iró-
nica al mismo tiempo, con una actitud típicamente andina
capaz de englobar naturalmente elementos altos y bajos en el
mismo discurso. Apropiarse, al mismo tiempo, de un géne-
ro establecido para plasmarlo según endógenas necesidades
expresivas, pone otra vez en tela de juicio la reflexión crítica
sobre las modalidades de la producción literaria indigenista
con respecto a la indígena como fenómeno reciente que se
observa en América.
La intuición de que adhiriéndose a una lógica indígena
elaborada en un mundo oral subvierte la semiosis del dis-
curso, resulta brillante, y concentra fuertemente la atención
en el medio expresivo, produciendo resultados parecidos a
cierta experimentación formal y de ruptura del Novecientos1.
Este proceso actúa, a nivel del lenguaje, en El pez de oro,
1 La posición de Churata con respecto al vanguardismo latinoamericano se
puede observar en una recensión a la obra de César A. Rodríguez La torre de las pa-
radojas, publicada en el Boletín Titikaka n. 4, diciembre 1926: “Absoluto y radical
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americana, y procura y facilita la exaltación de un espíritu veraz que así como se
‘expresa’ conquista para esa función vital una forma que es síntesis vigorosa y por
tanto racial.” “...Las modernas tendencias de la poesía, obedecen no a descoyunta-
mientos simiescos, si que a resultante de proceso anímico acorde con nuestro sin-
cronismo. Y si podrá agregar –a su tiempo es una de las labores más necesarias– que
factores endógenos determinan este fenómeno por el cual la ‘expresión’ americana
viene a ser, virtual y formalmente, una novedad desorientadora para toda inteligen-
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Kpfqcofitkec"gu"wp"tgÞglq"fg"tgxqnwekqpgu"ecfwecu"gp"Qeekfgpvg"guv "rtqrqukek„p"
puede ser tomada como un nuevo visaje simiesco; para un espíritu serio no. Ha de
nngict"f c"swg"ug"guenctg|ec"vqfq"fg"wpc"ocpgtc"ugpeknnc"{"fgÝpkvkxc+Ñ.
26 Riccardo Badini

de forma más evidente que en Resurrección de los muertos.


Churata no formó parte de escuelas vanguardistas ortodoxas,
más bien tenía la capacidad de husmear en el pensamiento
contemporáneo buscando grietas en el logocentrismo occi-
dental o zonas de contactos y en estos espacios críticos ela-
borar inmediatamente nexos dialécticos con el pensamiento
indígena que quería rescatar, como demuestra a lo largo de
toda su producción literaria. Si en El pez de oro, se puede
calificar la escritura como deconstructiva (Huamán 1994), en
la obra que se publica ahora la experimentación lingüística a
la cual nos ha acostumbrado el autor puneño con neologis-
mos, hibridación morfosintáctica con el aymara y el quechua,
irrupción de la oralidad, giros barrocos, arcaísmos, etc., se
somete a la intención comunicativa y se adecúa al modelo
literario elegido, asumiendo los rasgos de la especulación fi-
losófica.
Al comienzo del diálogo, después de trazar un paralelis-
mo entre antiguos pueblos matriarcales como los mirmido-
nes de la mitología griega y la civilización tiahuanaco, sobre
la base de sus formas peculiares de conceptualizar la exis-
tencia humana y su fin, Churata plantea la base de su para-
digma existencial estableciendo que la muerte es un invento
de la palabra, inevitablemente conectado con el nacimiento
de conceptos filosóficos que amenazan la idea de unidad del
ser humano y su percepción de contigüidad con el universo
que lo rodea. La insinuación de la falacia de los sentidos hu-
manos; la distinción entre esencia y sustancia; el idealismo,
cuyas bases fueron puestas por la escuela filosófica de Elea,
desarrollado en el sistema metafísico de Platón; se caracteri-
zan por ser los mayores responsables de la enfermedad sufri-
da por el hombre moderno, privado de su originaria y vital
raíz animal. Una fuerte atención puesta sobre los mecanis-
Estudio Introductorio 27

mos lingüísticos conduce las reflexiones iniciales del diálogo,


una vez establecido el surgimiento del pensamiento verbal en
Atenas por obra de Platón, a un viaje al revés a través de la
escritura y del verbo. Casi una pesquisa de un protolenguaje
humano, en la que, pasando por el lenguaje de los animales
y las expresiones extraverbales, emerge la poesía como nivel
superior de comunicación vinculado a pulsiones vitales, ele-
mentos inconscientes y primarios aptos a desplazar la lógica
discursiva. Ya desde las primeras páginas se observa, en este
recorrido una percepción del mundo animal y de su lenguaje
como ontológicamente coexistentes con el ser humano, dis-
tantes de jerarquías bíblicas o darwinianas. Es evidente la
constante fuerza demoledora con respecto a las categorías
occidentales, representada por un pensamiento que se afinca
en lo indígena y en lo ágrafo, actuante detrás de la escritura,
encauzada ahora hacia el reto de la inteligibilidad, contraria-
mente a El pez de oro, pero con igual potencial subversivo.
Vuelven, en efecto, a lo largo de la obra el símbolo del pez de
oro como alma colectiva, semilla y gen inmortal, el concepto
de necrademia: conjunto de almas de los antepasados que
alberga y actúa desde el interior de los individuos, la imagen
totémica de los antiguos habitantes del altiplano del Titicaca
representada por los chullpa tullus, la idea de thumos como
calidad animal del alma humana y sobre todo el principio ay-
mara del ahayu watan, el alma del muerto que amarra a los
vivos y se insinúa en sus personalidades. Entes culturales de
procedencia andina juntos con los genios y demonios de la
mitología árabe e hindú, referencias al taoísmo y al confucia-
nismo, íncubos y súcubos de las tradiciones latinas populares
que, en un eje lógico trazado por el autor, dialogan con lo
clásico y el pensamiento filosófico moderno para trazar una
nueva forma de organizar el saber humano.
28 Riccardo Badini

Personajes principales del diálogo: el Profesor Analfabeto,


portavoz de las ideas de Churata, y Platón, que actúan des-
de la tribuna y desde el palco de un teatro, delante de un
público internacional. El recurso del texto teatral confirma
la intuición crítica de una tendencia en Churata hacia una
escritura subordinada al acto de hablar, con “imperfecciones”
que se regularizan en la lectura en voz alta (Huamán 1994).
El interés de Churata por el arte teatral se remonta al período
en que dirigió el movimiento indigenista-vanguardista de Or-
kopata (1926-30). En efecto, al interior del grupo de intelec-
tuales puneños, con la actitud vanguardista de abarcar varias
formas de expresiones artísticas, propulsó la poesía y la pin-
tura en sus hermanos Alejandro Peralta y Diego Kunurana
(Demetrio Peralta), el cuento en Mateo Jaika y el teatro en
lengua quechua en el joven Inocencio Mamani. La estructura
dialógica, además, ya estaba esbozada en la urdimbre de El
pez de oro, donde, a menudo, aparece la interrogativa direc-
ta: “¿Entiendes Plato?”. El mismo filósofo que se transfor-
ma ahora en el interlocutor privilegiado del protagonista. La
inquietud hacia la experimentación performativa condujo a
Churata a escribir una adaptación teatral de Resurrección de
los muertos, que ha emergido entre las versiones al exami-
nar los inéditos2. Se trata de un guión de 143 páginas escrito
con un lenguaje sintético, visionario, que exalta la ironía y las
potencialidades lúdicas del lenguaje escénico. La obra, que
se ha decidido publicar separadamente, es, con toda proba-
bilidad, coeva a la versión literaria. Escrita, según el mismo

2 Churata tenía la costumbre de poner una sigla en la parte derecha arriba


de las hojas. Entre las hojas con sigla res"*Tguwttgeek„p"fg"nqu"owgtvqu+"jc"ukfq"
rqukdng"fkxkuct"fqu"xgtukqpgu"fgn"fk nqiq"Ýnqu„Ýeq."wpc"o u"eqorngvc"{"eqp"wpc"
numeración posterior de páginas, añadida a mano por el hijo Teófano que se propu-
so publicar los inéditos, y la versión teatral que ha sido posible reconocer gracias
a sus características de guión.
Estudio Introductorio 29

autor, seis años después de El pez de oro3 representa una no-


vedad absoluta en el teatro peruano manifestando de forma
evidente la sensibilidad moderna de Churata que une la ex-
presión del mundo indígena del Perú con las técnicas de van-
guardia. En el texto, que resulta desprovisto de las páginas
iniciales, se divisan nueve actos: Coordenadas del Primate,
Nacimiento del Embrión, La piara de Apolo, El dos es uno,
Teleología de las manos, El Palomo de Teresa de Jesús, Esté-
tica del Genes, Fenoménicas, Presencia del Matriarcado. Mu-
chos argumentos tratados en el diálogo literario resultan en
la versión teatral enfocados desde una perspectiva escénica,
con una mayor concentración de imágenes y acciones. Pla-
tón pierde su papel de interlocutor. De este modo, se matiza
sensiblemente la necesidad de una lengua apta para medirse
con su dialéctica. La escritura vuelve a seguir en primer lugar
las huellas de la oralidad con acentuación de los códigos iró-
nicos andinos. Entre los elementos de ruptura con el teatro
tradicional, resalta la mezcla de los códigos escénicos den-
tro de la misma ficción teatral. Como si fuera un personaje
se encuentra, en efecto, al lado del Profesor Analfabeto, el
ecran, una pantalla que describe las escenas y a través de la
cual se asiste al nacimiento del embrión del pez de oro parido
por la Sirena del Titicaca. Del mismo modo es presentada el
alba del hombre nuevo en la explanada de Sillustani donde se
hallan las chullpas, construcciones funerarias, símbolo para
Churata de persistencia matriarcal anterior a los Incas.
Las acotaciones, mayormente ricas en detalles, permiten
al lector visualizar al profesor analfabeto, así como Chura-
ta lo había imaginado. Suma de antiacademicismo y de cul-
tura autodidacta, el profesor representa el hombre no-letra

5" Gn"okuoq"Ejwtcvc"cÝtoc"guvc"fcvcek„p"gp"Resurrección de los muertos,


p. 98 en esta misma edición.
30 Riccardo Badini

exento de la lógica mortífera que el discurso occidental lleva


consigo. Aparece en escena con sencillos vestidos incaicos,
tiene alrededor de setenta años pero actúa con gestos y ade-
manes infantiles porque representa el achachi-guagua, el
viejo-niño que percibe perennemente en sí la posibilidad del
renacimiento.
Con una sensibilidad extremadamente actual el profesor,
en su larga confutación, se mueve ágilmente del plano orgá-
nico al psicológico y al lingüístico. Entre los muchos filósofos
citados, clásicos y modernos, de Parménides a Nietzsche, las
frecuentes referencias a Husserl, Heidegger y Hartmann en
particular, cuyas obras sobre la ontología son objeto también
de una serie de artículos publicados por Churata en 19494,
confirman la fuerte tensión hacia el problema par excellen-
ce de la filosofía, el discurso sobre la naturaleza del Ser. La
revisión ontológica es enfrentada desde una perspectiva indí-
gena andina que presupone relaciones de reciprocidad entre
los seres vivientes y desplaza el antropocentrismo situando
la posibilidad de percibir el Ser en sí en la naturaleza ani-
mal del hombre: “el En-Sí del Homo no puede ser hominal,
puesto que el Homo es sólo una pseudomorfía del Mono”5. El
hombre pierde la posibilidad de percibirse a sí centrado en
la naturaleza en el pasaje evolutivo que marca la separación
con el mundo animal. Paulatinamente, el lenguaje sobrepasa
la dimensión del mundo sensorial y empieza a contemplar lo
trascendente. Consecuentemente, el hombre deja de estar en
sí, concibe espacios vacíos fuera de lo sensible permitiendo a
las religiones fundarse sobre ideas como la idea de la muerte.
4 Los artículos se pueden leer hoy en el trabajo de recopilación hecho por
mano de Guissela Gonzales Fernández con el título El dolor americano. Literatu-
ra y Periodismo en Gamaliel Churata, Fondo Editorial Pedagógico San Marcos,
Lima, 2009, pp. 269-278.
5 En esta edición p. 79.
Estudio Introductorio 31

Se opone a este camino amenazado por el nihilismo y por


las trampas metafísicas el símbolo vital del pez de oro que
une la esfera orgánica con la psicológica, al mismo tiempo
gen inmortal del hombre del Tawantinsuyo y alma colecti-
va andina conservada en el interior del ser humano. Hijo del
Khori Puma y de la Sirena del Titikaka, descritos como la
raíz animal del hombre y la naturaleza germinal del agua,
(Badini, Churata, Ayala 2006, p. 18) el símbolo fundamental
del universo churatiano toma los rasgos de una esencia vital
de la civilización andina. Se acerca al paideuma de Frobenius
que del plano cultural y metafísico pasa al plano genético y
se encuentra con la visión jungiana del inconsciente colecti-
vo. Relevantes son los pasajes, al interior del diálogo, sobre
la genética, ciencia que permite al autor de encauzar lo cul-
tural en lo orgánico. Así como insertar los entes culturales
andinos hasta dentro de la sangre de los individuos actuales,
alejándose de principios metafísicos. El pensamiento aymara
contenido en la expresión ahayu-watan: el alma amarra, la
propiedad del alma de los muertos de insinuarse dentro de
los vivos, es interpretada de forma orgánica como genes que
se instilan en la sangre y desde allí actúan influyendo en el
comportamiento de las personas. El dolor, el deseo, el apetito
erótico de los muertos determinan así los acontecimientos de
la vida real. A través de esta interpretación actualizada de la
visión andina del mundo de los muertos, Churata revisa las
religiones, las doctrinas políticas, la teoría psicoanalítica y los
casos científicos que por su particularidad se han convertido
en crónica.
En esta epopeya de los difuntos en la que los antepasados
se tornan en recurso imprescindible para la reivindicación
cultural, el autor dialoga con las religiones orientales, con el
pensamiento esotérico de Helena Blavatsky que influyó sobre
32 Riccardo Badini

buena parte del mundo intelectual del Siglo XX. Así mismo
con las intuiciones de los pensadores místicos, logrando esta-
blecer lazos de simpatía, entre distintas expresiones del pen-
samiento humano elaboradas en contextos lejanos entre sí,
que revelan la intención y la capacidad de colocar la cultura
andina sobre un plano globalizado y antihegemónico.
Muy marcado en todos los niveles de la obra es el códi-
go irónico que permite alternar los pasajes profundos y los
destellos deslumbrantes con elementos prosaicos, siguiendo
las pautas de una forma mentis andina habituada a poner en
relación lo alto y lo bajo, lo sagrado y lo profano. El perso-
naje de Platón, por ejemplo, está subordinado a una serie de
juegos lingüísticos sagaces o irreverentes que logran el pasaje
de la comunicación de un nivel formal a un nivel familiar y
el mismo profesor analfabeto es constantemente elogiado y
burlado por las voces que se levantan de la platea. No es fácil
para un lector o un crítico de ascendencia occidental enten-
der profundamente los códigos irónicos andinos, pero se per-
cibe una forma de genio popular, transversal a las culturas,
que en el mismo momento en que quita la autoridad de un
interlocutor reconoce su humanidad. Es también una manera
de poner a prueba al forastero para después familiarizar con
él. Una forma de ironía en toda su dimensión dentro un texto
fuertemente heterogéneo como Resurrección de los muertos
confiere unidad y vuelve a reafirmar lo andino con sus meca-
nismos de asimilación.
Lo personal siempre influye de alguna forma en la escri-
tura y aunque no sea el enfoque biográfico el instrumento
privilegiado para acercarse a la obra de Churata, es difícil
no considerar de qué manera la muerte marcó su vida, qui-
tándole su primera esposa y dos hijos. El febril trabajo de
la escritura contribuyó, quizás, a diluir el dolor y muchos de
Estudio Introductorio 33

sus escritos tienden a transponer la tragedia individual hacia


la dimensión colectiva del renacimiento cultural andino. La
emoción resulta filtrada, en fin, a través de una capacidad
visionaria que logra transformar un monumento funerario en
una obra densa de vitalismo.
La dimensión erótica se torna en el fulcro “vitalista-crea-
tivo” de una estética basada en la procreación. Representa
el deseo de vida que guardan en sí los muertos transforma-
dos en semillas y encuentra su materialización en la poesía y
en el arte de los vivos con la misma emoción que inspira el
lenguaje animal en el período del celo. En esta unión total-
mente andina de eros y thanatos la visión del amor se aleja
totalmente de la tensión platónica, expresada en el Banquete,
hacia la “idea eterna”: participación en el ideal de la belleza
como forma de llegar a la verdad. Para Churata, la poesía es
“camino erótico de la materia” y la estética, entrañablemente
ligada funciones germinales, se pone en la zona limítrofe en-
tre los vivos y los muertos. En el mundo andino la belleza no
representa un valor en sí, se encuentra más bien relacionada
con una función de mediación entre partes opuestas que debe
armonizar. El arco iris, por ejemplo, representa un modelo
estético cuya armonía cromática las mujeres aymaras tratan
de reproducir en sus tejidos, y se encuentra en una zona de
convergencia entre tierra y cielo6. La estética de Churata, que
él mismo define germinal, es alimentada por el ansia de vida
de los antepasados que en cuanto semillas llevan en sí una
potencialidad generativa, y se sitúa en el límite máximo de la
existencia humana con la función de negar el vacío existen-
cial de la muerte.

6 Para una profundización sobre la estética andina Aproximaciones a una


estética aymara-andina: de la belleza al tinku de Verónica Cereceda en (Albó
1998).
34 Riccardo Badini

Un lector ideal de Churata, afirma Marco Bosshard en una


entrevista publicada en la revista digital “Cyberayllu” (Bos-
shard 2002), existe, quizás, solo desde hace dos décadas y no
corresponde tanto a un lector de Arguedas, sino más bien a
un lector como Arguedas, coincidiendo con la emergencia de
una clase de intelectuales procedentes de los sectores indí-
genas y mestizos. Es precisamente en estas últimas décadas
que en América Latina se observa el pasaje de los pueblos in-
dígenas de objetos de estudio a sujetos activos. Actores polí-
tico-sociales que enfrentan en primera persona el reto de sus
reivindicaciones, fenómeno que muchas veces se acompaña
a la aparición de una literatura escrita en lenguas autócto-
nas. El hecho de apropiarse de la escritura y los mecanismos
de reflexión puestos en acto, al establecer una nueva rela-
ción con las lenguas nacionales, sitúan a los productores y
los receptores de la nueva expresión literaria, que a menu-
do proceden de distintos universos culturales, frente a retos
completamente inéditos. Ponerse a escribir, permite volver
a definir la propia identidad en un juego entre la afirmación
de los valores culturales y el cambio y renovación de los mis-
mos. Al mismo tiempo, los escritores autóctonos, deciden por
primera vez, con cuál imagen de sí mismos representarse al
interior de un concepto de nacionalidad. Por otra parte leer e
interpretar conlleva el reto de la deconstrucción de imágenes
fijas, de verdaderos estereotipos. Desestabiliza, además, el
tradicional sistema crítico implementando un nuevo sistema
de recursos hermenéuticos.
Churata propone su concepto de estética germinal a tra-
vés de una operación que considera la reorganización del sa-
ber humano, la pesquisa lingüística con la recuperación del
sentido etimológico de las palabras, la creación de neologis-
mos, y la hibridación con las lenguas indígenas. Aunque su
Estudio Introductorio 35

posición indigenista se sitúa en un contexto histórico-social


radicalmente distinto del que nutre la reciente producción
literaria indígena, indica hoy una ruta extremadamente ac-
tual. En este recorrido, quizás, la parte más difícil, resulta
ser la abolición de las jerarquías lógicas que estructuran el
pensamiento crítico, operación necesaria si queremos crear
el espacio suficiente para oír la otra voz de la literatura lati-
noamericana. Una forma distinta de enfocar la relación entre
vida y muerte, la propuesta de una forma de “código natu-
ral” en que el sistema de pensamiento toma los rasgos de un
ecosistema, contemplando la consustancialidad entre seres
vivos y naturaleza, son sólo algunos de los nuevos horizontes
que se abren gracias a las literaturas indígenas.
A la percepción de una estética germinal, a la cual nos in-
vita el autor de esta resurrección laica y vital de los antepa-
sados americanos, se nos abre el reto de imaginar una nueva
hermenéutica capaz de contemplar las categorías de pensa-
miento indígena que estructuran las nuevas producciones li-
terarias.
36 Riccardo Badini

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dinos / Banco Central de Reserva del Perú.
Agradecimientos

lA búsquedA de los inéditos de chuRAtA, iniciAdA hAce muchos


Años, se fue convirtiendo en un gran viaje a través de un
mundo fascinante que al principio me parecía algo cerrado.
Sin embargo fueron muchas las personas con las que me en-
contré y que me dieron las llaves, así no más, sencillamente,
y me regalaron su confianza, como reconociéndome, sin po-
der entender bien que base o sentido común los impulsaba,
quedándome por ello muy emocionado. Quiero agradecerles
a todos ellos de corazón. A los hijos de Gamaliel Churata,
Fédor y Amaratt quienes me abrieron el baúl de los inédi-
tos pero también su casa, sus sentimientos de hermanos y
me aceptaron en su mesa. A José Luis Ayala, quien como un
poema humano evitó que yo me perdiera tantas charlas y ri-
sas compartidas. A Omar Aramayo por su entusiasmo endia-
blado. A los jóvenes intelectuales puneños herederos de una
vanguardia que nunca termina, José Luis Velásquez y Henri
Flores Esteba. Lima hubiera sido difícil sin la amistad, la hos-
pitalidad y el trabajo serio de los editores Humberto y Juan
Damonte. A Antonio Melis, maestro inagotable, quien se en-
cuentra en todo el transcurso de esta historia y que hoy me
regala su prefacio. A Marco Martos y Wilfredo Kapsoli por
confiar en Churata. A Daniela Paba, compañera tierna e in-
[39]
40 Riccardo Badini

teligente quien me ayudó mucho y con tal pasión por la obra


de Churata que no sé si sentirme celoso. A la Asamblea Na-
cional de Rectores y a su Presidente Iván Rodríguez Chávez
y Secretario Ejecutivo, Nicanor Colonia, mi reconocimiento y
consideración.
Nota a la edición

en un exAmen detAllAdo los inéditos de gAmAliel chuRAtA han


revelado tres versiones mecanografiadas de Resurrección de
los muertos /Alfabeto del incognoscible con hojas numera-
das por el autor y antepuesto al número la sigla res. Una ver-
sión reducida e incompleta (Vc), en que el diálogo filosófico
entre los personajes asume, por estar dotado de un mayor
sistema de acotaciones y por las características del discurso
correspondientes a necesidades escénicas, la función de un
guión destinado a una actuación teatral. Esta obra representa
una novedad absoluta en el teatro peruano y se ha pensado
publicarla separadamente.
Las otras dos versiones siguen de forma paralela hasta
cierto punto en que empiezan a divergir no tanto en lo sus-
tancial del contenido sino en posición y amplitud de los ar-
gumentos tratados. Una de esas dos versiones (Va) resulta
ser la más completa y presenta una segunda numeración de
páginas escrita a mano posteriormente y probablemente por
obra de Teófano, hijo de Gamaliel Churata quien se propu-
so trabajar en la publicación de los inéditos del padre. Es en
esta versión, que consta de 538 hojas mecanografiadas de
tamaño A4, que se basa fundamentalmente la presente edi-
ción, utilizando la otra (Vb) en los casos de palabras ilegibles
[41]
42 Riccardo Badini

o falta de conexión entre las páginas, debida a problemas en


la numeración de Teófano.
Sumergirse en la escritura de Churata equivale a perderse
en las olas de un océano en tempestad; desde esta posición,
en el medio del gran mar que separa occidente de la profun-
didad del mundo americano, he pensado el aparato crítico
de notas al texto, con particular cuidado a las referencias lin-
güísticas y culturales relativas al mundo andino, a los neo-
logismos, a los inventos o juegos lingüísticos del autor, en
ese aspecto se ha dejado primeramente la palabra al mismo
Gamaliel Churata gracias a el glosario que se encuentra al fi-
nal de la obra El pez de oro y que aparece en las notas con la
sigla GPO y a un glosario encontrado entre los inéditos y que
he abreviado como GI. Los otros textos que se han utilizado
sea para los aspectos lingüísticos sea para los aspectos cultu-
rales aparecen en la bibliografía de esta nota, fundamental en
todo lo que se refiere al mundo aymara ha sido la ayuda del
poeta José Luis Ayala a quien vuelvo a agradecer por haber-
me regalado parte de su conocimiento.
Se han anotado las referencias a filósofos o pensadores im-
portantes dentro de la formación del pensamiento y del dis-
curso de Churata pero también a los pocos conocidos o que
suelen ser considerados como secundarios, asimismo con las
referencias a aspectos relevantes del pensamiento occidental
antiguo o moderno pero también a los pocos conocidos y que
adquieren importancia en el sistema de pensamiento del au-
tor. Palabras extranjeras, expresiones raras y palabras pocos
usadas en la modernidad, cuando ha sido posible, han estado
anotadas. Se ha tratado en fin de evidenciar las referencias
a otros textos del autor, en particular a El pez de oro por la
estrecha relación que lo vincula a Alfabeto del Incognoscible
o Resurrección de los Muertos, también se han considerado
nota a la edición 43

las conferencias dictadas por el autor u otros textos inéditos


que se han evaluado importantes.
Por último pero quizás es lo más importante, cabe men-
cionar los criterios editoriales que se han seguido en el traba-
jo sobre el texto.
La escritura de Churata se caracteriza por su estrecha re-
lación con la oralidad andina, por los intentos de hibridación
con las lenguas aymara y quechua, como se puede leer en for-
ma clara en las primeras veinte páginas del El Pez de Oro y
por la actitud vanguardista y experimental que el autor mez-
cla con su tendencia personal hacia las construcciones barro-
cas. Se ha considerado relevante que el personaje principal
de la obra, alter-ego literario del mismo Churata, se llama
Profesor Analfabeto revelando con eso la extrema actitud crí-
tica con respecto a la escritura y a su legado de lógica occi-
dental. Estos rasgos ya presentes en El Pez Oro y que marcan
la escritura de Churata como deconstructiva, según cuanto
ya anotado hace años por Miguel Angel Haumán, se presen-
tan en forma matizada en la presente obra a causa de la ne-
cesidad de enfrentarse en el plano dialéctico y lógico con el
pensamiento filosófico de Platón, pero siguen actuando como
marca de una precisa actitud de Churata hacia el universo
lingüístico. Por estas razones se ha considerado necesario
guardar las transcripciones del autor con respecto a términos
aymara y quechua, palabras extranjeras; se ha respetado la
grafía original en el caso de neologismos, los verbos en forma
pronominal, las difíciles construcciones sintácticas cuando
revelan la presencia de un pensamiento aymara o quechua
que logra afectar la escritura en lengua española, así como
se ha respetado la influencia de los rasgos fonéticos andinos.
He tratado de corregir los errores que a mi juicio parecían
evidentes. Las partes que se encuentran adjuntas a mano en
44 Riccardo Badini

el texto original y que se han podido descifrar aparecen en-


tre paréntesis cuadradas en la presente edición. Para acercar
la obra a un lector contemporáneo se ha preferido moderni-
zar la puntuación y suplir, cuando era necesario, a la falta de
acentuación.

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