Tello supo entender como nadie la singular historia de amor que se fue tejiendo entre la Virgen

María y nuestro pueblo pobre.

Decía en 1998: "Nuestro pueblo parecería confiar más en la Virgen que en Dios. Santa
Teresita que ahora es doctora de la Iglesia y que era muy santa, en los últimos tiempos de su
vida tenía una oscuridad muy grande en la fe, y no podía creer ni en el cielo, ni en Dios. No
podía captar, ni aceptar la existencia del cielo, ni la existencia del Padre, ni del Hijo ni del
Espíritu Santo. En esa situación una monja le pregunta: “¿la Virgen también se le pierde?”
Santa Teresita le contestó: “La Virgen no se me pierde porque la amo demasiado”. Pero se
dice que ser cristiano es amarlo a Dios sobre todas las cosas. Pero ella no la perdía a la
Virgen porque la amaba demasiado. Eso es nuestro pueblo latinoamericano. Y nosotros los
curas decimos que eso está mal, que no debe ser así. Sin embargo una santa como Teresita
dice: “la amo demasiado”. Y no puede haber dudas."