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● El estudio de dieciocho países latinoamericanos entre 1950 y 2000 indica que los conflictos
entre el presidente y el congreso alcanzaron un nivel de confrontación extreme en unas
cuarenta y cinco oportunidades.
● Durante el último medio siglo, América Latina ha sufrido una crisis institucional producto
de la pugna de poderes en promedio cada catorce meses.
● Cada dia, políticos de diversos partidos en diferentes países critican a sus opositores en
conferencias de prensa, negocian la aprobación de leyes conflictivas y adoptan posiciones
"duras" para obtener prebendas políticas. Pero la pulseada cotidiana entre los operadores
del partido de gobiemo y la oposición parlamentaria no resulta un motivo de alarma.
● Las crisis presidenciales pueden resolverse de manera institucional o por la vía pretoriana.
En este último caso, los militares intervienen en el conflicto para orientar la dirección del
proceso político.
● Si bien la resolución de las crisis presidenciales puede favorecer al presidente o al congreso
esta puede también conducir a un nuevo equilibrio institucional, gracias al cual la crisis es
superada, 0 a un golpe militar abierto, en donde ambos poderes son desarticulados por la
intervención armada.
● Es importante notar que la distribución de las crisis presidenciales no es
geográficamente uniforme.
● En una escala de mayor a menor destructividad para el orden político existente, el impacto
de la pugna de poderes puede significar el colapso total del régimen, la instauración de una
dictadura militar por un periodo limitado, la presión militar para obtener una resolución
dentro de los parametres del régimen existente o la resolución estrictamente
constitucional.
● Si bien la tesis sobre los peligros del presidencialismo asume que la confrontación extrema
constituía un serio obstáculo a toda salida constitucional, el concepto de crisis presidencial
permite apreciar que este supuesto efecto desestabilizador de la pugna de poderes es
históricamente contingente.
● En un marco ideológico que promovió la política pretoriana, las tensiones entre el Ejecutivo
y el Legislativo rápidamente escalaban en una crisis estructural del régimen. Peor aún, en
muchos casos-los críticos del presidencialismo han permanecido degos frente a este hecho-el
flujo causal se invertía y la crisis del régimen político detonaba una pugna de poderes,
● Es precise hacer una distinción entre aquellas constituciones democráticas que (como
en Perú 0 Uruguay) establecieron criterios altamente restrictivos para la disolución
del congreso-con el resultado previsible de que tal cláusula nunca fue invocada por
el Ejecutivo-y aquellas de naturaleza autoritaria que otorgaron poderes
discrecionales al presidente (Shugart y Carey 1992). Las constituciones de Paraguay
hasta 1992 y Chile entre 1980 y 1989 son ilustrativas de este último modelo.
● La despolitización del sector militar no puede darse por sentada en el largo plazo, por 10 que
este tema requiere un estudio académico más detallado.
● Este nuevo presidencialismo latinoamericano ha generado las condiciones para una mayor
supervivencia de la democracia, pero no-al menos hasta el momento-para la consecución
de una mayor estabilidad política que beneficie a los gobiernos electos.