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Norma Moral

La moral son aquellas normas por las que se rige la conducta de un ser humano en
su relación e interacción con la sociedad, la moral se relaciona con el estudio de la
libertad y abarca la acción del hombre en todas sus manifestaciones. Es una norma
de carácter autónoma, incoercible, unilateral e interna. Son aquellas
conductas impuestas por la sociedad como obligatorias, sin embargo su acatamiento
es voluntario y a falta de acatamiento, tiene como consecuencia el rechazo de la
misma sociedad, es una de las fuentes formales del derecho.

Diferencia entre normas morales y jurídicas.


Tanto las normas jurídicas como las normas del trato social rigen la conducta humana,
pero la intención que motiva a unas y otras es distinta. Entre las principales diferencia
que distinguen estas normas encontramos:

 La norma moral tiene como objetivo que el hombre, a traves de sus actos, dirija
su vida teniendo en cuenta el concepto de "bien" como valor supremo.
 Las normas jurídicas de igual forma derivan de la ética, pero tratan de que el
hombre forje en su conducta en base a otro valor superior, en este caso la
justicia. La justicia es una valor social porque requiere la interacción de por lo
menos dos personas para establecer una relación, que por su ponderada
rectitud y equilibrio pueda calificarse de justa, mientras que al imperativo moral,
por ser inmanente a la conciencia, le basta una sola persona, de ahí que es
unilateral.
 La norma moral pretende que la persona modele su comportamiento a traves
de la autosatisfaccion es decir, en base a su conciencia y percepción de lo
moralmente correcto.
 La coercibilidad de la norma jurídica consiste en lograr su cumplimiento, si es
preciso con amenaza de la coacción. La incoercibilidad de la moral requiere
decisión del individuo para que su conducta sea moral.
 La normas moral se castiga con el remordimiento, la vergüenza y el
sentimiento de culpa, pero siempre desde un plano individual. El derecho
ofrece una amplia gama de medios punitivos como la privación de la libertad,
reparación de daños, multas, y en algunos países hasta la pena de muerte.

Características de las normas morales:

 Autónoma. Es una norma completa ya que la autonomía. viene dada en su


cumplimiento. Por ejemplo la norma moral prescribe que debe decirse siempre
la verdad y corresponde al sujeto determinar si aplicará o no tal forma.
 Incoercible. No se puede exigir su cumplimiento.
 Unilateral. Sólo una de las partes la impone y no existe otra que pueda exigir
su cumplimiento.
 Interna. Su campo de acción se inicia en la conciencia.

Como podemos ver las normas morales coinciden con las normas jurídicas sin
embargo las normas morales no pueden ser sancionadas por el estado.
Existen normas morales o de conciencia, que no se encuentran tipificadas en los
ordenamientos jurídico como conductas antisociales. Como ejemplo tenemos que
ayudar a un anciano a cruzar la calle o dar limosna a un indigente, son deberes
morales, pero no jurídicos.

Como podemos ver las normas morales imponen conductas, pero no pueden
considerarse externas al sujeto, son de naturaleza autónoma, cuya obediencia
depende de la conciencia individual. Podría decirse que se forma general, las
personas tiene una conciencia inclinada hacia el bien, la cual les indica lo que está
bien y lo que está mal, y actúan en base a su razonamiento. Las normas morales se
encuentran en evolución y cambian al mismo ritmo en que se adapta la sociedad,
tomado en cuenta las experiencias, lo que antes era moralmente aceptado y ahora no,
y viceversa. La conciencia moral y sus normas, por ejemplo sobre la igualdad de
genero, no serán iguales en el mundo occidental que en los países musulmanes.

La acción moral
LA ACCION HUMANA
En el lenguaje cotidiano empleamos la palabra acción de un modo amplio, refiriéndonos a
algún tipo de acto o suceso. Así, hablamos de la acción erosiva del viento, la acción de los
lubricantes en el motor, la acción educativa del profesor… Sin embargo, a partir de ahora
vamos a usar el término acción de un modo más específico y técnico, limitándonos a un tipo
de actos: las operaciones conscientes y voluntarias de un agente.
Suele entenderse por agente aquella persona, animal o cosa que lleva a cabo la acción
expresada por el verbo. Así, cuando decimos el viento erosiona las montañas, los lubricantes
protegen el motor o el profesor educa a sus alumnos, estamos considerando como agentes al
viento, a los lubricantes y al profesor. Sin embargo, erosionar y proteger no son acciones,
pues ni el viento ni los lubricantes se proponen hacer lo que hacen ni se dan cuenta de que lo
hacen, es decir, no actúan como agentes conscientes y voluntarios. El profesor, en cambio, si
lo hace. Consideramos acciones escribir una carta, jugar al baloncesto, estudiar para un
examen, fregar los platos... pues son actos conscientes y voluntarios, mientras que no son
acciones la caída de una hoja de un árbol, la subida de la marea, la puesta de sol, que no
tienen ese carácter.
En este apartado supondremos que, en la naturaleza, el único agente consciente y voluntario
es el ser humano y que, por ello, la acción es una característica específica suya. No obstante,
no todo lo que hace una persona es una acción. Por ejemplo, roncar, hacer la
digestión, parpadear... son cosas que hacemos las personas de manera refleja, sin
proponérnoslas ni controlarlas, por lo que no las consideramos acciones.
La acción es, por tanto, la actividad de un agente consiente y voluntario, y que las acciones se
limitan a ciertas operaciones que llevan a cabo las personas. Sin embargo, hay una serie de
actividades que no llevan a cabo las personas, pero que resulta difícil descartar como
acciones, como por ejemplo una computadora jugando al ajedrez o bien un primate lavando su
comida. Esta claro que no podemos negar de forma tajante que sean acciones conscientes y
voluntarias. ¿Qué es lo específico de la acción humana? Comportamiento animal: todo
animal está condicionados por su dotación genética, por lo que al actuar, no lo hacen de forma
espontánea y libre sino que se limita a ejecutar un programa genético. Aunque muchos
animales son capaces de producir conductas espontáneas y de aprender de otros, muchos de
sus actos son automáticos Comportamiento de una computadora: su conducta se
encuentra definida por un programa informático que determina sus respuestas y aquello que
es capaz de hacer Por muy complejas que sean las operaciones que pueda desempeñar,
seguirán siendo predeterminadas y automáticas, y no el resultado de la reflexión y la elección
libre. Comportamiento humano: en el ser humano la determinación instintiva es mucho
menor que en el resto de animales, y su conducta es espontánea y no la repetición de una
pauta heredada. Lo específico de su comportamiento es la posibilidad de elegir entre hacer
esto o lo otro, o incluso, no hacer nada. Sólo un ser que escoge y decide lo que hace, sólo un
ser humano, puede considerarse como un agente voluntario.
LA ESPECIFICIDAD DE LA ACCION HUMANA
Acabamos de decir que toda acción es propia de un agente consciente y voluntario, es decir,
de una persona. Sin embargo, muchos de los sucesos que consideramos acciones no están
producidos por una persona (casarse, bailar un tango...), sino por varias. ¿Se trata en este
caso de acciones? ¿Cuál es el agente de estas actividades? Para aclarar estos interrogantes
es necesario distinguir entre acción individual y acción colectiva.
Acción individual: actividad producida por un agente consciente de forma voluntaria.
Acción colectiva: actividad que llevan a cabo varios agentes, siempre que lo
hagan cooperativamente y persiguiendo el mismo objetivo. Aunque, estrictamente, no
se puede decir que el grupo sea consciente ni voluntario, los agentes individuales que
lo forman si lo son.
Existe un tipo de acción que no es estrictamente colectiva, porque la puede efectuar un solo
individuo, pero que de alguna forma necesita a la colectividad para llevarse a cabo: Acción
social: actividad producida por una persona o un grupo de personas, pero que sólo puede
llevarse a cabo y ser entendida en un marco social, que sólo son concebibles en el seno de
una colectividad o sociedad que da sentido a estas acciones mediante las convenciones,
tradiciones y costumbres que la definen.
A pesar de la importancia que tienen los demás en nuestras acciones, aquí nos
centraremos en la perspectiva de la acción individual: la acción motivada e intencion
al. Ya hemos hablado en el bloque anterior de la motivación. El motivo es la contestación a la
pregunta: ¿por qué quiero lo que quiero?, y no se puede confundir, inmediatamente, con el fin,
con el "algo" querido, con lo que quiero. El motivo es el atractivo que nos impulsa a que
nos decidamos a querer algo, a querer un determinado fin.
Pero además de todo esto todavía nos queda hablar acerca de otro de los aspectos que
resultan imprescindibles para comprender la acción humana, el de la intención.
LA ACCION MOTIVADA E INTENCIONAL
Al referirnos al objetivo o fin que persigo y que orienta mi acción, en lugar de hablar de
motivos, hablamos de intenciones. En este sentido,
la acción es intencional porque tiende o apunta a algo que está más allá, pero que pretendo
alcanzar al actuar. El carácter intencional de la acción está muy ligado al carácter consciente y
voluntario que ha de tener un acontecimiento para ser considerado acción. Así, levantar el
brazo sólo es una acción si lo hago consciente y voluntariamente con una determinada
intención, ya sea saludar, despedirme, llamar a un taxi, celebrar un gol o amenazar a alguien.
De todo lo que hacemos, sólo consideramos acciones aquellas que responden a un fin. El fin
al que tienden mis acciones y que provoca que hablemos de la acción como de un acto
intencional es algo que está presente al actuar (mientras entro en el restaurante soy consiente
de que mi intención es comer), pero, al mismo tiempo, es algo que está más allá (aún no estoy
comiendo, pero espero hacerlo en un futuro próximo), Mientras actúo, las intenciones sólo
están presentes como ideas o contenidos mentales y sólo se convierten en hechos si la
acción llega a buen término. Cuando nuestras intenciones se cumplen, decimos que la
acción ha tenido éxito: hemos conseguido aquello que pretendíamos. En este caso, el
resultado de la acción es la transformación de la intención en un hecho (por ejemplo, comer y
saciar nuestro apetito). Puede ocurrir, sin embargo, que nuestra acción sea un fracaso: la
intención no pasa de ser intención, es decir, no se convierte en hecho. En este caso, el
resultado de la acción no coincide con nuestra intención, y esta se queda en intento frustrado
(por ejemplo, entro en el restaurante, pero la cocina está cerrada y me quedo sin comer).
Tanto si la acción es un éxito como si es un fracaso, existe la posibilidad de que de ella se
sigan efectos no imaginados. Entonces hablamos de consecuencias no previstas de la
acción. Si después de comer en el restaurante me da una indigestión, ésta no es
el resultado de mi acción, sino una consecuencia de ella. Las consecuencias no previstas no
pueden considerarse acciones, ya que no son algo que hagamos intencionadamente, sino
algo que nos pasa (como, por ejemplo, roncar).
Si veo a una persona que corre por la calle, pero no se por qué (motivo) ni para qué
(intención) corre, en realidad no se lo que hace: puede estar huyendo de un policía o puede
estar persiguiendo a un atracador o simplemente puede que llegue tarde al trabajo Como la
acción no es una simple ejecución de movimientos corporales, sino que hablamos de acción
cuando éstos responden a unos motivos y a unas intenciones, entender y poder explicar la
acción consistirá en conocer los motivos y las intenciones que la definen y no únicamente
en describir los movimientos que la componen. Pero comprender una acción no siempre es
sencillo, como cuando digo que lo hago porque me da la gana, o en realidad, no se lo que
quiero. ¿Podemos hablar entonces de acción? Algunos autores opinan que no. Aunque no
conocer los motivos e intenciones no significa que no existan, en los casos en los que
realmente no los hay dejamos de hablar de acción, pues la acción siempre es motivada e
intencional.
LA LIBERTAD
En los bloques anteriores también hemos hablado ya del concepto de libertad, y hemos dicho
que el término "libertad" se emplea, como mínimo, de dos maneras distintas.
Veamos ejemplos: en este país hay libertad de movimientos, puedes ir a donde quieras el ser
humano es el único animal libre, pues puede elegir lo que hace. En el primer casoaludimos a
la ausencia de obstáculos que nos impidan hacer lo que deseamos. En el segundo, en
cambio, nos referimos a la capacidad de elegir o querer una cosa u otra.
Libertad externa: también llamada libertad de acción, consiste en la ausencia de trabas
externas que dificulten la acción; es decir, se trata de poder hacer lo que queramos sin que
nada ni nadie nos lo impida.
Libertad interna: también llamada libertad de elección o libre albedrío, consiste en la
capacidad o posibilidad de decidir o querer esto o lo otro, y esta decisión es indeterminada, es
decir, no causada.
Estos dos tipos de libertad no son algo completamente distinto y ajeno. Entre ambas existe
una estrecha y mutua relación. Poseemos capacidad para elegir lo que queremos hacer, pero
externamente estamos obligados a actuar de una determinada forma, entonces ¿de qué nos
sirve poder elegir? Y al contrario, si externamente no hay ninguna traba a la realización de
nuestros deseos, pero internamente no los escogemos de forma libre, sino que nos vemos
empujados sin remedio a querer lo que queremos, ¿de que nos sirve poder satisfacer unos
deseos que no siquiera hemos escogido libremente?
La libertad externa se conoce, también, como libertad política o social, puesto que factores
sociales y políticos son los que más favorecen o entorpecen su presencia. Aunque la libertad
externa puede darse o no, su existencia no resulta problemática. La libertad interna, en
cambio, sí resulta problemática porque podemos poner en duda su existencia. Analizaremos
ahora las posturas sobre la existencia o no de libertad interna.
Consideramos que la existencia de libertad es algo de sentido común, incuestionable La
convicción de que poseemos libertad no deja de ser una creencia y, por muy sólida que nos
parezca, podemos ponerla en duda. Creer que somos seres libres no demuestra que lo
seamos, pues a menudo nuestras creencias son falsas, y además, ¿cómo podemos estar
seguros de que podríamos haber actuado de otro modo, si no lo hemos hecho?
El determinismo es una concepción filosófica que afirma que todo está determinado, es decir,
evidentemente causado. Por lo tanto, niega la existencia de libertad. Para ello se basa en
el principio de causalidad. Según este principio, todo acontecimiento del mundo esta
causado. Consideramos que un acontecimiento C causa el acontecimiento E, si es imposible
que dándose C no se derive E. Según este principio, también las acciones están determinadas
por un factor en cuya presencia se dan inevitablemente. Podemos afirmar que este factor
somos nosotros mismos: yo soy la causa de mis acciones, pues la decisión que he tomado es
la causa de lo que hago. Pero el principio de causalidad afirma que todo acontecimiento,
incluidos acontecimientos mentales, tienen una causa. También mis decisiones están
causadas por un factor, que no controlo y del que no soy responsable, que hace inevitable que
yo tome una decisión.
EL DETERMINISMO
El determinismo dice exactamente esto: no poseemos libertad de decisión. El
argumento determinista puede parecer poco intuitivo, pues resulta más o menos fácil
determinar lascausas de acontecimientos naturales, como la caída de las hojas en otoño, pero
resulta muy difícil establecer las causas de fenómenos como mi preferencia por el color rojo.
Para los deterministas, la razón de que la creencia en la existencia de la libertad nos resulte
tan evidente no es que sea una creencia verdadera. La razón de que consideremos que
nuestras creencias, deseos y elecciones no están causados es la dificultad de establecer
sus causas. Sin embargo, que sea difícil hallar la causa de algo no significa que carezca de
ella. Vemos algunas de las posiciones deterministas.
Determinismo físico: afirma que toda la realidad está determinada y puede explicarse
por leyes naturales. El comportamiento de todos los seres del universo, incluidos los seres
orgánicos, está regido por las leyes fijas y estables de la materia.
Esta concepción se basa en una visión mecanicista del mundo, pues el universo entero es
comparable a una máquina y funciona de forma similar o como lo hace esta (todos los estados
y acciones siguen leyes fijas). Destaca a Pierre-Simone Laplace.
Determinismo genético: el comportamiento de un ser (orgánico) está determinado por
el código genético que lo define: no somos más que la manifestación de nuestros genes, que
determinan nuestra constitución física, pero también nuestro carácter y nuestras acciones
concretas. Destaca el zoólogo y etólogo Richard Dawkins, que afirma que los organismos
son interacciones de genes que aseguran la supervivencia.
Determinismo ambiental: no son los genes los que determinan nuestra conducta, sino
los factores ambientales, sean sociales, culturales, familiares, económicos... e incluso
factores educativos y de aprendizaje. Para los defensores de esta postura, es posible
modificar la conducta cambiando la influencia de condiciones ambientales, potenciando ciertas
acciones con refuerzos e inhibiendo otras mediante castigos.
Destaca F.B.Skinner y las corrientes conductistas en psicología.
Determinismo económico: son los factores económicos (formas de producción, sistemas
de vida organización productiva, situación económica...) los que determinan nuestra conducta.
La clave de las guerras, los cambios sociales, las doctrinas religiosas, los estilos artísticos, la
organización política... está en el funcionamiento de la economía. También a pequeña escala,
la acción de un delincuente o de un trabajador está determinada por las circunstancias
económicas en las que vive.
Destaca Karl Marx y las corrientes marxistas en sociología y economía política.
Determinismo teológico: defiende la existencia de algo que está por encima del ser humano
y que determina sus acciones. Todo lo que hacemos está ya previsto y fijado de antemano, ya
sea por una hado o destino (como afirman los estoicos), ya sea por una voluntad
superior y divina (como defiende la religión protestante). El ser humano no es dueño de sus
actos, es una marioneta en manos de la divinidad. La voluntad humana no es tal, pues se
encuentra a merced de la voluntad divina.
Destaca Martín Lutero y los teóricos de la teología reformista.
EL INDETERMINISMO
A pesar de la consistencia de los argumentos deterministas, muchos pensadores se resisten a
aceptar esta concepción y sus consecuencias. Así los pensadores de la libertad alegan que
estos han confundido factores condicionantes y factores determinantes. Factores
determinantes: equivalen a las causas de la acción. El comportamiento humano se considera
consecuencia inevitable de factores que él mismo no controla. Factores condicionantes:
equivalen a los motivos de la acción. El comportamiento humano está influido por factores
externos, pero no se considera un resultado de ellos.
La defensa de la libertad suele conllevar una defensa del indeterminismo, en el sentido de
que nuestras acciones y decisiones no están determinadas sino condicionadas. Perodefender
el indeterminismo en la actuación humana no significa afirmar la indiferencia Afirmar que
nuestras decisiones no están causadas por determinados factores, como el código genético, la
educación o la situación económica, no significa que nos sea indiferente hacer una cosa u
otra, es decir, que no haya nada que nos incline en nuestras decisiones. Pensar que nuestra
acción es indiferente a cualquier factor supondría pensar que nuestra acción es arbitraria e
irracional. Veamos algunos de estos aspectos.
Evidencia de la libertad: la creencia fuertemente arraigada en nuestro sentido común de que
poseemos libertad de elección, ¿cómo puede ser probada? Algunos pensadores creen que la
pregunta está mal formulada, porque la libertad no necesita
demostración Así, Descartes defiende la evidencia intuitiva de la libertad (considerada un
axioma).
Indeterminismo teológico: frente a la teología reformada, la teología católica acepta la
omnisciencia divina sin negar por ello la capacidad de elección del ser humano: que Dios sepa
de antemano que van a decidir los seres humanos no anula su libertad.
Para Tomás de Aquino es el entendimiento el que mueve a la voluntad a elegir.
Libertad y moralidad: si el ser humano no posee libertad de elección, entonces no es posible
hablar de responsabilidad ni de moralidad: sólo podemos hacer a alguien responsable de
sus actos si realmente lo es, si ha actuado consciente, voluntaria y libremente. Poseer libertad
de elección y responsabilizarnos de nuestras acciones nos convierte en animales morales.
En Kant libertad es un postulado de la razón práctica, pues aunque indemostrable es
necesario suponerlo para que la moral sea posible.
Indeterminismo físico: la mecánica cuántica ha propiciado el florecimiento de una serie de
interpretaciones filosóficas que defienden el indeterminismo de la realidad.
Para Neils Bohr, el determinismo mecanicista, según el cual todo tiene una causa y responde
a una ley precisa y estable, es falso, pues niega la arbitrariedad y el azar, presentes también
en la realidad, al menos a escala atómica: el comportamiento de los átomos no puede
predecirse con total seguridad, ya que su posición y su movimiento sólo pueden ser
aproximadamente establecido (siguiendo unas leyes estadísticas).
Otros autores se han opuesto a esta interpretación de la mecánica
cuántica. Einstein afirmaba que el hecho de que la física cuántica utilizara leyes
probabilísticas no quería decir que las leyes objetivas que rigen el mundo sean, también,
probabilísticas.
LA RESPONSABILIDAD
Intuitivamente, consideramos que la responsabilidad (del latín spondeo, responder) consiste
en la obligación de hacernos cargo de nuestras acciones o de la ausencia de ellas. Esta
definición ocasiona problemas tanto a deterministas como a indeterministas.
Desde el determinismo: se niega la libertad: no hay acción como algo distinto del resto de
los sucesos del mundo, luego lo que llamamos acción es un suceso como otro cualquiera,
caudado y determinado. Desde esta perspectiva, sólo podemos hablar metafóricamente de
responsabilidad, dándole un significado idéntico a causa.
Desde el indeterminismo: diferencia las acciones del resto de los sucesos: éstas son el
fruto de un agente consciente y voluntario que actúa libre y espontáneamente.
Elindeterminista se siente cómodo con la definición de responsabilidad dada: un agente que
escoge libremente entre varias opciones tiene la obligación de responder de ellas.
Veamos un pequeño ejemplo para dar muestra de lo que estamos queriendo decir: Jesús es
un niño de doce años que va a la escuela municipal de su pueblo. Aunque en el pueblo todos
le conocen, todavía no lo dejan ir solo a la escuela, así que todos los días lo lleva y lo recoge
Marta, su canguro. Un día el novio de Marta la invita a ir al cine, aunque sabe que a las cinco
de la tarde su novia tiene que ir a buscar a Jesús. Marta llama a Isabel, la madre de Jesús, y
le dice que se encuentra mal y que no podrá recoger a su hijo. Isabel la tranquiliza y le dice
que no se preocupe, que ella misma lo recogerá. Pero tras hablar con ella, Isabel recuerda
que tiene una reunión importantísima con un cliente que viene expresamente de otra ciudad
para verla. Consciente de que no puede anular la reunión, decide llamar a Paco, su marido.
Isabel y Paco discuten por teléfono, ninguno de los dos está dispuesto a ceder, ya que sus
obligaciones les parecen más ineludibles que las de su cónyuge. Aunque no llegan a un
acuerdo, ambos cuelgan el teléfono convencidos de que, como ha ocurrido otras veces, el otro
cederá e irá a buscar a Jesús. A las cinco, Jesús sale de clase, pero nadie ha ido a buscarle.
Después de esperar un rato por si Marta se ha retrasado, decide ir solo a casa. Por el camino,
un conductor bebido se salta un semáforo en rojo y lo atropella.
¿Qué significa responder de una acción? ¿De que debemos sentirnos responsables? De
todas las acciones que realizamos tras decisión consciente, voluntaria e intencional. Pero las
cosas no son tan sencillas, pues algunas de estas acciones tienen consecuencias no
previstas. El interés está en si también pueden pedirse responsabilidades por estas
consecuencias. Para algunos autores no, puesto que no son propiamente acciones, ni nada
que escojamos libremente. Pero la forma en que atribuimos responsabilidades cotidianamente
no se ajusta a esta consideración. Y es que, de alguna manera, tenemos la obligación de
prever las consecuencias de nuestras acciones, y atropellar a alguien si conducimos bebidos
es bastante previsible. Otras veces, en cambio, no está tan claro si el agente debiera haber
previsto las consecuencias de su acción.
LA ACCION MORAL
Como afirmó Erich Fromm, en el arte de vivir, el hombre es al mismo tiempo el artista y el
objeto de su arte. Dicho de otro modo: desde su libertad, el ser humano se hace a sí mismo,
es constructor y construcción a un tiempo. Precisamente este carácter libre y abierto de la
acción es lo que hace al ser humano responsable de sus actos, y constituye también la base
del carácter moral que posee en exclusividad.
La palabra moral (del latín moralis) deriva del término mos, que significa costumbre.
En cada pueblo, al igual que en cada individuo, existen multitud de costumbres (mores) que
regulan la vida cotidiana. El conjunto de estas costumbres constituye la moral de un pueblo o
un sujeto. En relación con este significado, podemos definir el término moral como el conjunto
de las normas que regulan la acción individual o colectiva correcta.
Sin embargo, es preciso matizar esta definición, distinguiendo dos formas de entender eso
que llamamos moral. Aranguren y Zubiri, dos prestigiosos filósofos españoles, han hecho
popular la distinción entre moral como contenido y moral como estructura.
Moral como contenido: este sentido de moral coincide con la definición que hemos dado
antes. Se refiere al contenido concreto de una moral, a las normas y principios que, según
una comunidad o persona, regulan el comportamiento correcto. La moral es un corpus que
puede tener como contenido las siguientes normas: respetar a los padres, proteger a los
hijos, decir la verdad, ser honestos con los demás… Moral como estructura: en este sentido,
la moral es un rasgo constitutivo de la naturaleza humana. Nuestro carácter abierto nos
empuja a definirnos constantemente en las elecciones y los actos que realizamos. Estos son
fruto de una voluntad libre que tiene la posibilidad de escoger, pero también, la obligación de
hacerlo, y siempre de acuerdo con las normas asumidas o en contra de ellas. Ante una
situación concreta, y ante la urgencia de actuar, el ser humano debe decidir: no está en su
mano abstenerse, pues eso mismo constituye una decisión. La libertad no nos permite no
elegir; es decir, no se puede elegir no ser libre o no ser moral. De esta manera, el ser
humanopuede ser moral o inmoral, pero no amoral, pues posee una serie de normas
concretas de acción (moral como contenido) pero también se encuentra obligado por su
libertad a acatarlas o no (moral como estructura).
Los hábitos (o costumbres) son ciertas tendencias a actuar de un determinado modo ante
situaciones similares. El conjunto de hábitos de una persona constituye su carácter o forma
de ser, es decir, los rasgos que lo distinguen de otros y que es posible observar en las
acciones concretas. Aunque nacemos con unas predisposiciones concretas, nuestro carácter
se forma por la repetición de acciones similares. El carácter no es algo que nos venga
definitivamente dado, sino algo que vamos construyendo lenta y constantemente con nuestro
hacer cotidiano. Una vez el carácter se ha formado, este influye y condiciona fuertemente
nuestras acciones concretas, y la corrección o incorrección de estas. Cuanto más asimilado
está el carácter, más difícil es llevar a cabo acciones de signo contrario a las que
habitualmente solemos desempeñar.
LAS NORMAS MORALES
Una norma es una regla que establece cómo debemos actuar para adecuarnos a lo que
pensamos que es preferible, es decir, a lo que creemos que debería ser. Por lo tanto,
pertenecen al ámbito de lo que debería ser y no al de lo que en realidad es.

SER DEBER SER

característica Todo aquello que existe, que Todo aquello que, aunque
se da efectivamente no sea de hecho, debería
ser, ya que es mejor o
más beneficioso

Ámbito Natural Moral

Modo de Descripción: Norma:


expresión enunciados en modo enunciados en modo
indicativo imperativo

Carácter Descriptivo Obligativo

Ejemplo Pepe humilla a su hermano ¡Protege y cuida a tus


menor delante de sus amigos hermanos menores!

Quizá la característica más definitoria de cualquier tipo de norma, sea moral, jurídica o de
circulación, es el carácter de obligatoriedad que conlleva, carácter que no debe interpretarse
como la necesidad inevitable de que la norma se cumpla (como pasaría con las normas
físicas), sino que debe ser entendida como una orden que nos obliga a hacer lo que ella
postula. Por paradójico que parezca, la obligatoriedad de la norma moral presupone
la libertad de elección del ser humano. La norma Debes decir la verdad sólo tiene sentido si
tengo la posibilidad, la libertad, de hacer lo contrario, mentir. La norma, y la obligación que
esta comporta, surgen de la libertad, que nos permiten acatar o desentendernos de lo que
esta nos manda.
Las normas morales tienen una dimensión social y una dimensión personal. Dimensión
social: todas las comunidades poseen un código de normas que regulan la forma en que sus
miembros han de actuar y relacionarse, sea de forma explícita en códigos legales, que
constituyen el derecho positivo de esa comunidad, sea de forma implícita en los usos y
costumbres de esa comunidad.
Dimensión personal: a diferencia de otro tipo de normas, las normas morales no solo exigen
su cumplimiento, sino una convicción interior del sujeto: es necesario que el sujeto moral
reconozca la norma como suya y no como impuesta socialmente.
La conciencia moral es la instancia que asume y asimila estas normas, y es la que, en último
término, juzga la corrección e incorrección de la actuación de uno mismo.
LOS VALORES MORALES
Según Lawrence Kohlberg, la madurez moral se alcanza cuando existe conciencia y
reconocimiento de que las normas que deben asumirse se justifican o legitiman en virtud
de principios o valores universales. Casi todos los filósofos dedicados a la ética suelen
coincidir en que los valores son lo que, en última instancia, hacen que unos comportamientos
sean correctos y otros, en cambio, no. Parece, pues, que las normas morales son tales porque
apelan a unos valores que las trascienden (están más allá), pero que en definitiva son lo que
les da sentido.
Aunque el término valor surge en el ámbito económico para referirse a aquello
que valía o tenía un precio, rápidamente se extendió a todos los campos de la actividad
humana. Así, hablamos de la belleza de una obra de arte (valor estético), de la santidad de
una persona (valor religioso), de la justicia de una ley (valor jurídico)... pero sobre todo,
hablamos de la bondad de una persona o un acto (valor moral). Todos los valores: Tienen
polaridad: a todo valor, entendido como algo valioso (y por tanto deseable), le corresponde un
valor negativo o desvalor. Todos los valores se constituyen en parejas de opuestos en las que
uno tiene carácter positivo y el otro carácter negativo: a la belleza le corresponde la fealdad; a
lo justo, lo injusto; a la bondad la maldad... Tienen carácter ideal: los valores, en tanto que
fines u objetivos de las normas, señalan nuestros ideales, lo que creemos que es valioso y
digno de alcanzarse. En este sentido, pertenecen al ámbito del deber ser (lo preferible), no al
que de hecho es: la norma No debes matar señala un valor, aunque existan maltratos,
vejaciones...
Nos sólo hay una disonancia entre lo que es y lo que debería ser, sino también entre lo que
las personas de distintas culturas y épocas consideran valioso y digno de darse. Aunque todas
las culturas tienen un conjunto de normas que reflejan sus valores, hay numerosos indicios de
que estos varían de una cultura a otra. Por ello, muchos autores han cuestionado la
universalidad de normas y valores, y han sostenido que son subjetivos y particulares de cada
época o grupo humano. Sin embargo, ya hemos dicho que una cosa es el plano de lo que es y
otra, muy distinta, el de lo que debería ser. Por esta razón, otros autores defienden que no
todo lo que de hecho se considera un valor en realidad lo es. Por lo tanto, la diversidad de
valores en el plano de lo que es no demuestra que esta diversidad también se de en el plano
de lo que debe ser.
¿Son los valores objetivos o son sólo apreciaciones de una persona o grupo social? Teoría
objetivista: los valores son cualidades o propiedades que están en las cosas, por tanto, son
objetivos: no los inventa el ser humano, sino que los descubre en lo que le rodea. Max
Scheller es uno de los filósofos que más ha defendido esta idea: aunque los valores no
pueden identificarse con los objetos valiosos si residen en ellos Teoría subjetivista: no
existen cosas valiosas en sí mismas ni valores objetivos y universales: que algo sea
considerado un valor depende de la apreciación subjetiva de cada persona o grupo cultural.
Afirma Jean-Paul Sartre que el ser humano es un ser libre e indeterminado y está condenado
a inventarse sus propios valores y normas.

La Axiología De Los Valores La


Clasificación De Los Valores
3065 palabras 13 páginas

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La axiología de los valores

Axiología: es la rama de la filosofía que estudia la naturaleza de los


valores y juicios valorativos. La axiología no sólo trata aborda los
valores positivos, sino también de los valores negativos,
analizando los principios que permiten considerar que algo es o no
valioso, y considerando los fundamentos de tal juicio. La
investigación de una teoría de los valores ha encontrado una
aplicación especial en la ética y en la estética, ámbitos donde el
concepto de valor posee una relevancia específica.

La axiología es una rama de investigación filosófica, la que se


encarga de estudiar la naturaleza de lo que es la valoración
humana, lo que son los valores y lo que es importante para las
personas. Su propósito o …ver más…
g) Trascendencia: Los valores trascienden el plano concreto; dan
sentido y significado a la vida humana y a la sociedad.
h) Dinamismo: Los valores se transforman con las épocas.
i) Aplicabilidad: Los valores se aplican en las diversas situaciones
de la vida; entrañan acciones prácticas que reflejan los principios
valorativos de la persona.
j) Complejidad: Los valores obedecen a causas diversas, requieren
complicados juicios y decisiones.
k) Intensidad: Los valores dependen del aumento del interés que
corresponde a un mayor valor del objeto.
l) Preferencia: Entre los valores hay mejores y peores y de esto
depende la elección
m) Amplitud: Valoración de acuerdo a que un objeto puede cubrir
dos o más intereses y de esta manera se convierte en un bien útil
para varios.

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