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EL TRABAJO sistematico y cuidadoso de Hans van den Berg, director de la Biblioteca Etnolégica de Cochabamba, acaba de dar un nuevo fruto: La tierra no da asi no mas: los ritos agricolas en la religién de los aymara-tristianos. Esta vez se trata de su tests doctoral, presentada en la Universidad de Nimega (Holanda) y publicada en un tiempo récord por el Centro de Estudios y Documentacién Latinoamericanos (CEDLA, Amsterdam, 1989). Otros, trabajos previos del autor, como su Material bibliografico para el estudio de los aymaras, callawayas, chipayas y urus ‘en cinco voltimenes (Universidad Catélica, Cochabamba, 1980-84) y su Diccionario religioso aymara (CETA-IDEA, Iquitos-Puno, 1985), pueden considerarse _ trabajos preparatorios para la tesis que ahora comentamos. Este libro de 291 paginas de letra densa y menuda sera durante bastahtes afos una obra indispensable de referencia para quienquiera que desee profundizar en este inagotable tema de la religion aymara. Tlene el mismo “estilo de erudicién enciclopédica que la obra de Luis Girault, ‘Rituales en las regiones andinas de Pert y Bolivia (CERES- ‘MUSEF-QUIPUS, La Paz, 1988), que el mismo Van den Berg tradujo. Al ser fruto de una investigacion mas reciente, tiene sobre Girault la ventaja de poder incorporar los estudios y andlisis producidos en los tltimos afios. ;No seré facil encontrar algun estudio significative que se le haya pasado por altoa nuestro autor! EI libro no es el resultado de un prolongado trabajo de campo con observacién participante al estilo de. los estudios antropol6gicos. Su base més completa y explotada es la bibliografica. Pero no es tampoco un producto de sélo escritorto. En ¢l prologo y la conclusién el autor subraya lo mucho que este libro tiene de autobiografia, de aventura y opeion personal, durante dos décadas dedicadas al mundo aymara. Ocasionalmente se hacen referencias a experien- cias personales con el mundo aymara. Y desde las primeras paginas el autor agradece el gran apoyo rycibido de sus alumnos y profesores) aymaras Juan Mamani, Félix Castillo, Calixto Quispe y Marié Molina, "buenos cono- cedores de su culturay muy comprometidos con sv pueblo”, Elestilo es sobrio y preciso, cuidadoso en la descripeién objetiva de lo que dicen los otros, corto en. sus juicios personales, claro en su argumentacién cuando considera que debe ‘discrepar de alguna postura ajena. En todo momento, en medio de la sobriedad del estilo adoptado, se percibe un profundo respeto y sintonia con la experiencia religiosaaymara. EI tema se restringe explicitamente a sélo un aspecto del mundo religioso aymara: ritos agricolas. Es sin duda tuna de las dimensiones mas significativas y elaboradas de la religion aymara, indispensable para comprender los, elementos centrales de la cosmovision aymara y andina. Pero no es ni mucho menos la totalidad de su untverso ritual y religioso. Pensemos, por ejemplo en todos los ritos que van salpicando el avance en el ciclo vital o en el cumplimiento de las responsabiiidades comunales y también en los nuevos desarrollos en el mundo aymara urbano -por ejemplo, Alasitas 0 la fiesta del Gran Poder 0 minero, donde los ritor'agricolasya han perdido su lsgar “central. Una primera parte del libro se dedica a dar la necesaria contextualizacin, desde la ecologia, clima y prstbilidades Saricolas sobre tdo del altiplane feapitulo i) hasta los que el autor llama los “esfuerzos humanos" para cooptarse a ese medio nada ficil (capitulo 2). En esta parte el lector descubrira, por ejemplo, que en el altiplano las estaciones significativas no son cuatro ni dos sino tres: seca, luviosa,” yladelhambre... Enseguida se entra en la parte ritual, proptamente dicha, Ia, cual -significativamente- es Utulada linbién “esfuerzos hhumanos Il” (capitulo 3). Con ello el autor subraya que, dentro de la cosmovisién aymara, tan. im- portantes son las observaciones y experiencias empiricas Rela naturaleza como las relaciones.simbdlicas con la fnisma. Es lo que otro holandés trasplantado a los Andes - Juan vanjKessel- ha llamado la “tecnologia simbélica”, 1a tual, a sl vez, implica una concepcién mas vitalmente . cplobalizante dei universo que los modemos movimientos ecologistas recién empiezan a re-descubrir, Fl titulo prin: cipal del bro. "La tierra no da ast no mAs”; frase tomada Ge'un aymara- subraya este aspecto. fundamental. La paturaleza toda, percibida de manera muy vital, es tan el nuevo libro de parte de la totalidad del univers como nosotros. Por es0 también con ella debemos tener una relacién respetuosa y reverente de reciprocidad. A cohtinuacion cl capitulo 4 se dedica en la cosmo- vision subyacente en todo lo precedente, centrada en la idea del equilibrio césmico y la necesidad de reestablecerlo ritualmente cuando, por la flaqueza humana, lo rom- pemos. Finalmente los dos tltimos capitulos se concentran en una reflexion sobre todo lo anterior a partir de lo cristiano: En el capitulo 5 se ve cémo a lo largo de la historia ha habido un proceso dialéctico por el.que la vision y practica aymara inicial tuvo primero un proceso de “cristianiza- ion" y enseguida otro complementario de "aymarizacion” de lo eristiano recibido. El resultado no es un sincretismo inconsistente sino "una totalidad armontosa que present una sintesis de la religion original y la religiin cristiana’ a partir de una vist6n dinamica y adaptable de la fdentidad del aymara que busca "un equilibrio duradero en el centro mismo de este mundo que ¢s la tierra” (pp. 200-201). Como consecuencia en el capitulo 6, de conchusiones, plantea los caminos y dificultades para la valoracion positiva de la religion aymara, base fundamental de cualquier enfoque pastoral. Con riqueza de citas se ve que el principal obstaculo para esta valoracién ha estado en la actitud misma de quienes, sin vivirla, han intentado ineidir desde afuera sobre dicha religién. Por suerte esta actitud: est4,cambiando siquiera_parcialmente en los ‘altimos tiempos. RELIGION AYMARA, ESI Aproposito de "La tiert t UNIVERSO INMENSO | no da asi no mas", ins van de Berg ALBO Al concluir, nuestro autor subraya que, para avanzar en esta misma linea, la pastoral debe ser “elaborada y realizada por personas con disposiciones contemplativas, capaces de entrar en la mentalidad y espiritualidad propias del campesino; de compartir su experiencia de espacio y tiempo; ».. de comprender su contacto con las fuerzas de la haturaleza y su preocupacién por una buena comunicacién con ellas; de acompanar su constante busqueda de equilibrio en la sociedad humana y en todo lo que le rodea eneluniverso”.(p. 239). Tal vez, avanzando ch esta misma tinea, cabria subrayar que quienes tienen mejor estas cualidades son los, mismos aymaras, evangelizadores ideales de su propio pueblo, La primera parte de este capitulo final muestra, con Citas de aymaras -agentes pastorales 0 no- que esto ya se va dando cada vez con mayor fuerza. Sc citan, por ejemplo, las palabras de una mujer aymara en un “encuentro internacional de evangelizadores del pucblo aymara” en 1969, que Hans van den Bergcalificade“fecha historica” “Es algo inatil preguntar si el aymara e actualmente cristiano, porque esta pregunta quiere decir es cristiano como nosotros los extranjeros; mas bien el aymara mismo tendra que desarrollar sus propios criterios para juzgar su fidelidad al mensaje de Cristo”. (p. 212). La Buena Nueva esté ya en el coraz6n del Pucblo Ayma- ra sin necesidad de esperar que otros se la proclamen. Y se puede aceptar y vivir sin necesidad de perder la propia formade ser. . El libro incluye una serie de apéndices (pp.243-285) de gran ayuda para el lector que necesite consultorio para sus propios fines. Aparte'de una _abundante bibliografia (pp. 259-276), hay glosario de términos aymaras, indices de autores y de lugares geogrificos citados y algo mucho menos frecuente en libros semejantes: dos apéndices complementarios que muestran qué autores y en qué épocas y contextos geograficos se han ocupado de qué ritos agricolas desde el principio de la colonia hastael presente. Es inevitable que surjan discrepancias en la interpre- tacion de determinados detalles. El problema mas de fondo - del que el autor es muy consciente- es que la religion ay- mara no tiene aguella uniformidad monolitica propia de religiones estatales 0 con fuerte aparato central. Mas bien presenta muchas variantés segin el lugar y el momento histérico. Por tanto, no es facil {ni quizés nécesario) Negar ‘a generalizaciones validas para todos. Otra limitacion inevitable es que, al concentrarse en el tema de ritos agricolas, por fundamental que sea faltan al estudio referencias complementarias que ayudarian in- cluso a interpretar dichos ritos. El autor sale airoso de esta dificultad al incluir un capitulo sobre la cosmovisién (que se beneficia de otros trabajos previos, como su diccionario religioso) y al incorporar elementos -como el de difuntos 0 el tinku- que no quedan agotados por su relacién con el mundo agricola. Pero, naturalmente, si existieran estudios tan completos como éste sobre otros dspectos -por ejemplo los ritos de paso- nuestra comprensién global fria mejo- rando. ySeré un nuevo desafio para Hans van den Berg? Para concluir este comentario quiero subrayar dos puntos claves que aparecen ya en el titulo del libro. Hans van den Berg, especialista en religiones comparadas, no duda en afirmar que el objeto de su anélisis son los ritos de una genuina "religién aymara’, tal como es vivida actual- mente por los “aymara-cristianos". Las dos afirmaciones soncentrales en su analisis y enfoque teérico. Primero, al considerar a las actuales expresiones rellt glosas aymaras como una genuina "religion, sale al paso a quienes las. consideran sélo como una variante mas de "religiosidad popular’, por no hablar de quienes -reser- vando el término “religion” a las llegadas de otras partes sélo quieren hablar de *costumbres”. No hay “religiones’ en primera division y "religiosidades populares” o “costum- bres” en segunda 0 tercera division. En el plano religioso unos y otros estan en plano de igualdad, y éste debe ser el punto de partida metodologico para cualquier estudio serio y riguroso. Compartimos este criterio. Segundo, al decir que quicnes practican dicha religion son los “aymara-cristianos’ (asi, con guién), toca otro tema objeto de muchos debates. Para muchos antropélogos. los aymaras tienen una religién propia no-cristiana, simple- mente barnizada de simbolos cristianos: para’ muchos historladores de la evangelizacién, ocurre lo contrario: son cristianos, aunque mantienen vestigios de sus antiguas creencias andinas. Hans van den Berg parece querer salir al aso a unos y a otros con ese guioncito: actualmente son “aymaras-cristianos”. Su enfoque dialéctico plantea como tesis las formas originales de la rcligién aymara sin el impacto de la Colonia; como antitesis, la ‘cristianizacion" de esos aymaras desde la Colonia al presente: y como sintesis, la "re-aymarizacion” de esa cristianizacién” . De ahi, el! guién al final de un proceso dialéctico, no necesariamente sucesivo en el ticmpo: aymaras --> cristianos --> aymara-cristianos. Las recomendaciones en el capitulo final indicarian que la sintesis no esta atin plenamente lograda y que se pue- de ir avanzando hacia ella; pero, a la vez, advierten que la ruta no debe pasar por una faisa disyuntiva, demasiado utilizada en la practica: des-aymarizarse para cristiant- zarse odes-cristianizarse para seguir siendo aymaras. No faltaran criticos de esta postura, unos por el lado aymara, donde quisieran eliminar elementos externos: otros por cl lado cristiano, donde verian peligros contra la ortodoxia o Ia ortopraxis por la persistencia de esos elementos andinos. En principio, y respetando esas otras opiniones, pienso que el guién es ‘muy posible y deseable por las siguientes razones: Desde la perspectiva aymara y antropoligica, porque no hace mas que recordamos que ninguna cultura es algo estatico, dado una vez por todas, sino que es un cuerpo vivo y adaptable a nuevas situaciones sin que por ello pierda necesariamente su identidad. Si ésta se pierde, seri por la concurrencia adicional de otros factores, por ejemplo una posturacolonialista discriminadoray corrosiva. Desde_la_perspectiva cristiana, porque subraya el principio fundamental de la Eneafnacién. La Buena Nueva - los cojos andan, los legos ven, los oprimidos son libcrados- puede expresarse y vivirse en toda cultura. Yen este sentido también la religién aymara -clemento fundamental de la cultura aymara- puede ser cristiana sin dejar de ser religién aymara, siempre que asi lo deseen los propios aymaras. Mas bien, al expresarse en cédigos aymaras, pucde enriquecernos a todos. La cualidad “catélica” {universal_ del cristianismo no pasa por la romanizacién uniformizante de sus formas sino por su genesis y encarnacién en toda cultura... Por_no entrar en otro debate de la misiologia actual: las semillas del Verbo ya estén presentes desde siempreen toda cultura. En fin, este libro es una lectura indispensable y un texto de consulta permanente para cualquier agente pastoral que pretenda servir en cl mundo aymara y andino, muchas veces sin apenas conocerlo. Ademas puede suscitar un rico dialogo con su interlocutor mas obvio: los propos aymaras. Al analizar desde afuera un aspecto tan fundamental de su vida, este libro puede estimular en ellos nuevas criticas, testimonios y estudios complementarios jue conduzcan a una reciente comprensién y valoracion - le ellos y de todos- de ese mundo religioso tan rico y estimulante. Son ellos quienes daran un ultimo jutcio sobreel valor de este estudio. a

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