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Manuel Belgrano

Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano (Buenos Aires, Virreinato del Perú, Imperio español, 3 de junio de 1770 - ibidem, Provincias
Unidas del Río de la Plata, 20 de junio de 1820) fue un abogado, economista, periodista, político, diplomático y militar rioplatense de destacada
actuación en la actual Argentina, el Paraguay y el Alto Perú durante las dos primeras décadas del siglo XIX.

Participó en la defensa de Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata, en las dos Invasiones Inglesas —1806 y 1807— y promovió la
emancipación de Hispanoamérica respecto de España en apoyo a las aspiraciones de la princesa Carlota Joaquina en la región, aunque sin éxito.

Fue uno de los principales patriotas que impulsaron la Revolución de Mayo, por la cual se destituyó al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, y fue vocal de
la Primera Junta de gobierno que lo reemplazó.

Luchó en la guerra de Independencia de la Argentina contra los ejércitos realistas. Fue el jefe de la expedición militar que la junta de Buenos Aires envió
al Paraguay que finalizó cuando celebró el Tratado confederal entre las juntas de Asunción y Buenos Aires, en 1811. Fue jefe de una de
las Expediciones Libertadoras a la Banda Oriental.

En 1812 creó la bandera de Argentina en la actual ciudad de Rosario.

Como general del Ejército del Norte, dirigió el Éxodo Jujeño, comandó las victorias de los revolucionarios en la batalla de Tucumány en la de Salta y tuvo
a su cargo la Segunda Campaña Auxiliadora al Alto Perú, durante la cual fue dos veces derrotado por los realistas.

Durante el Directorio tuvo gran influencia en el Congreso de Tucumán que declaró la Independencia de las Provincias Unidas en Sud América, en 1816,
proyectó en vano el establecimiento de una monarquía constitucional dirigida por un noble Inca. Comandó las tropas nacionales que participaron en
la guerra civil contra los caudillos del litoral.1

La educación del pueblo fue una de sus preocupaciones: para ello elaboró durante su estadía en España un plan de acción con avanzadas ideas.

Nacimiento y familia

Escudo de armas de la familia Belgrano.


Manuel Belgrano

La casa de Manuel Belgrano, demolida a inicios del siglo XX.

Manuel Belgrano nació en Buenos Aires el 3 de junio de 1770, en la casa paterna, actual avenida Belgrano Nº 430, a metros del Convento de Santo
Domingo, y fue bautizado por el sacerdote Juan Baltasar Maciel y Lacoizqueta2 en la Basílica Nuestra Señora de la Merced al día siguiente.3

La madre de Manuel Belgrano era María Josefa González Casero, nacida en la ciudad de Buenos Aires, de familia procedente de Santiago del Estero4 y,
según el genealogista Narciso Binayán Carmona, era descendiente del conquistador, explorador y colonizador español Domingo Martínez de
Irala (1509-1556); sus antepasados tenían un remoto origen mestizo guaraní, que compartía con muchos próceres de la época de la Independencia y
con grandes personajes paraguayos y argentinos.56

Su padre, Domenico Belgrano Peri, o bien Domingo Belgrano y Pérez, tal como firmaba, era de origen italiano,7 oriundo de Oneglia, en Liguria. Era un
comerciante autorizado por el rey de España para trasladarse a América y había llegado a Buenos Aires hacia 17538. Figuró entre los comerciantes
opulentos que se empeñaron en lograr el establecimiento del Consulado de Buenos Aires, del cual Manuel iba a ser su Secretario; el hecho de que su
familia tuviera como jefe a un ligur hizo que la familia Belgrano a diferencia de las típicas familias de origen español de su tiempo estuviera exenta de un
fuerte patriarcado sino que los Belgrano poseyeran más libertad de acción, y esto posibilitó una mayor amplitud de actividades y de criterios que tuvo su
máximo exponente en Manuel Belgrano.9 Pero en 1788 Domingo se vio envuelto en un proceso judicial por considerárselo cómplice en la quiebra de un
funcionario real de la Aduana. El virrey Loreto ordenó su prisión y el secuestro de todos sus bienes. Hubo un muy largo proceso judicial que Manuel se
ocupó de seguir atentamente para poder ayudar a su padre. Finalmente, en enero de 1794, siendo ya virrey Arredondo, una sentencia le restituyó la
plena libertad de sus derechos y el goce de sus bienes, absolviéndolo de culpa y cargo, pero la fortuna familiar quedó fuertemente mermada y falleció en
septiembre de 1795, justo al poco tiempo de que su hijo Manuel regresara de España.10

Tuvo quince hermanos —dos de ellos sacerdotes— entre los cuales se destacaron como patriotas Francisco, Joaquín y Miguel Belgrano.

Estadía en Europa
Estudió primeramente en el Real Colegio de San Carlos (antecedente del actual Colegio Nacional de Buenos Aires). Entre 1786 y 1793 estudió Derecho
en las universidades españolas de Salamanca y Valladolid, donde se graduó como Bachiller en Leyes, con medalla de oro, a los 18 años de edad en
la Chancillería de Valladolid, dedicando especial atención a la economía política. Por tal motivo, fue el primer presidente de la Academia de Práctica
Forense y Economía Política en Salamanca.

Durante su estadía alcanzó un éxito destacable y prestigio que le permitió obtener del papa Pío VI una autorización para leer toda clase de literatura
prohibida. Dicha concesión se le otorgó «... en la forma más amplia para que pudiese leer todo género de libros condenados aunque fuesen heréticos»,11
con la única excepción de las obras obscenas. De esta manera tuvo acceso a los libros de Montesquieu, Jean-Jacques Rousseau y Filangieri; así como
pudo imbuirse de las tesis fisiocráticas de François Quesnay. También leyó a los escritores españoles de tendencia ilustrada, como Gaspar Melchor de
Jovellanos y Pedro Rodríguez de Campomanes.

Siguió los acontecimientos de la Revolución Francesa de 1789, que le influyeron hasta el punto de hacerle adoptar, como a José de San Martín, el
ideario revolucionario de finales del siglo XVIII. A partir del mismo, ambos orientaron su desempeño en la vida política hacia las necesidades
fundamentales de todo pueblo: soberanía política, económica y posesión de los territorios que explotan a partir del trabajo. Tanto Belgrano como San
Martín fueron firmes creyentes en el desarrollo a partir de las industrias, la producción y el comercio de bienes dentro de un marco justo que beneficie a
la Patria y el pueblo en su conjunto.
Manuel Belgrano

La Revolución francesa fue un importante tema de discusión en Europadurante la permanencia de Manuel Belgrano.

Belgrano se rodeó de la élite intelectual de España, y por aquel entonces se discutía sobremanera la reciente Revolución francesa. Los
cuestionamientos al derecho divino de los reyes, los principios de igualdad, fraternidad y libertad, y la aplicación universal de la Declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano estaban en boca de todos. En esos círculos se consideraba imperioso refundar la nación bajo principios
similares, y quienes no estaban de acuerdo eran tachados de tiranos y partidarios de ideas antiguas y desprestigiadas.11 Años más tarde escribiría en su
autobiografía:

Como en la época de 1789 me hallaba en España y la revolución de Francia hiciese también la variación de ideas y particularmente en los hombres de letras con
quienes trataba, se apoderaron de mí las ideas de libertad, igualdad y fraternidad, y sólo veía tiranos en los que se oponían a que el hombre, fuere donde fuese, no
disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían concedido, y aún las mismas sociedades habían acordado en su establecimiento directa o
indirectamente.12

Asimismo se dedicó al estudio de las lenguas vivas, la economía política y el derecho público.

De regreso al Virreinato del Río de la Plata, quizás a través de su primo Juan José Castelli se interesó por el pensamiento de Francisco Suárez, quien
declaraba que el poder de los gobiernos deviene de Dios a través del pueblo.13

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