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El fenómeno Bitcoin ¿de que se trata?

Un
análisis desde las ciencias sociales.

Julio Ibarra1

Resumen

El nacimiento de las llamadas criptomonedas y en especial del Bitcoin, ha revolucionado el mundo


de las finanzas produciendo un sinnúmero de debates y discusiones en relación a la naturaleza del
fenómeno, su alcance y sus efectos. Como activos financieros han sido, por lejos, los que mejor
rendimiento han tenido en el último año, e inversores del mundo ya dedican millones a la
investigación y desarrollo del Blockchain, el corpus tecnológico que sustenta al nuevo fenómeno
monetario ¿Una burbuja? ¿Un nuevo paradigma? ¿Una revolución financiera? El presente trabajo,
pretende aproximarse a los interrogantes que se abren ante este nuevo fenómeno, desde las ciencias
sociales en general, y específicamente a partir de un análisis de la sociedad de la información, y
algunos elementos de la sociología y antropología del dinero.

Clasificación JEL: O33, P10, E49

1 Licenciado en Economía, Doctorando en Ciencias Sociales (UNGS-IDES). Becario del Conicet, miembro del
Instituto de Estudios Laborales para el Desarrollo Económico (IELDE). Email: juceiba_03@hotmail.com
Introducción

Resulta difícil encontrar algún tema de actualidad, en el mundo de las finanzas, que suscite tanto
debate y discusión, y que sobre todo no alcance un consenso mas o menos generalizado entre los
especialistas: Premios nobel, economistas, grandes personalidades del mundo financiero, líderes
políticos y banqueros de todo tipo, adoptan posturas disímiles y muchas veces antagónicas en
relación a las nuevas monedas digitales.

Bitcoin y la mayoría de las criptomonedas, ademas de ser activos financieros pretenden construir un
sistema alternativo de circulación de dinero, descentralizado y sin intermediarios, teniendo a la Web
como el espacio por excelencia de intercambios entre individuos, empresas, instituciones, etcétera.

Su objetivo originario parece demasiado ambicioso: sacar a las entidades bancarias del medio en el
ejercicio cotidiano de la actividad económica reemplazando el dinero papel, por dinero virtual; pero
lo cierto es que a casi diez años de la primera emisión del nuevo dinero digital, el mercado de las
criptomonedas -no sin grandes fluctuaciones- no ha parado de crecer, y ya se ha convertido en una
realidad para nada subestimable. ¿Es posible acaso semejante utopía? Son innumerables las
hipótesis que se plantean respecto a las llamadas criptomonedas, algunas mas apologéticas que
otras, pero, ¿de qué se trata realmente? ¿de dónde vienen las nuevas monedas digitales? ¿por qué
surgen? ¿para qué?

El presente articulo, intentará abordar el problema mediante esquemas conceptuales y teóricos


distintos a los netamente económicos y financieros, por entender, que en cierto punto, lo puramente
disciplinar se vuelve una limitación para la comprensión de un fenómeno que se presenta -a priori-
de difícil entendimiento. A partir de un ejercicio de reflexión teórica y desde las ciencias sociales, el
texto pretende aproximarse a los interrogantes que se abren en esta pequeña introducción,
entendiendo que encontrar respuestas acabadas resulta imposible por la complejidad del asunto y el
estado embrionario del proceso en curso.

Por ello, el objetivo de la investigación estará en encontrar indicios que permitan comprender el
fenómeno bajo estudio como expresión de un proceso de cambios sociales, propios de una
reconfiguración prácticamente total de los modos de producción y reproducción de las sociedades
en el mundo, producto de la revolución de la información que emerge a la superficie a fines del
siglo XX (Castells, 1998). En ese marco, analizando criteriosamente las cualidades del Bitcoin
como referente de las criptomonedas y ahondando en los fundamentos del dinero desde la
sociología y la antropología, se intentará encontrar algunas pistas que permitan facilitar al lector la
comprensión de una realidad relativamente compleja.
La era de la información
«Sólo la estrechez de miras burguesa toma las formas
capitalistas de la producción como sus formas absolutas; y
por lo tanto como las formas naturales, eternas de la
producción» Karl Marx en teoría de la Plusvalía Libro IV
de El Capital.

“Vuestros conceptos relativos a la propiedad, a la


expresión, a la identidad, al movimiento y al contexto no nos
conciernen. Están fundados sobre la materia. Y aquí no hay
materia” John Barlow, declaración de independencia del
Ciberespacio.

El surgimiento de las nuevas monedas digitales no puede entenderse sin dar cuenta de la irrupción
de las nuevas tecnologías de la información y comunicación en el sistema económico mundial desde
fines del Siglo XX. La insólita expansión de Internet y la generalización de computadoras y
teléfonos inteligentes como prolongación y prótesis irrenunciable de casi cualquier actividad social
(Rodríguez y Sánchez, 2004) ha logrado modificar un sinnúmero de patrones culturales, iniciando
un proceso de grandes cambios sociales creando nuevas formas y canales de comunicación, nuevos
hábitos y nuevas costumbres, a la vez que estas les dan forma a ella (Castells, 1998).

La era de la información ha revolucionado los elementos técnicos de la sociedad industrial


(Kranzber, 1985), y algunos autores no dudan en hablar de una revolución tecnológica, asimilable a
la primera y segunda revolución industrial, puesto que -como aquellas- se caracteriza por penetrar
en todo el dominio de la actividad humana, no como una fuente exógena de impacto sino como el
paño con el que está tejida cada actividad (Kranzber y Pursell 1967).

Boutang (2001), afirma que lo que esta sucediendo, es un largo proceso de transición hacia el
interior del capitalismo, que trae consigo mutaciones tan radicales como las que señalaron el paso
del capitalismo mercantil esclavista y absolutista al capitalismo industrial asalariado y
“democrático”, una transición que supone probablemente una metamorfosis del régimen salarial y
de propiedad.

Se sostiene, que lo que esta mutando es el conjunto del sistema social y económico hacia un
capitalismo con nuevas características, en el que las nuevas tecnologías de la información y la
comunicación juegan un rol fundamental: Capitalismo de la información, Capitalismo inmaterial,
Sociedad de la información, Net-economy, La Nueva Economía, The Knowledge based Economy,
La Revolución Tecnológica de las NTIC y Capitalismo cognitivo (Rullani 2004) son algunas de las
tantas formas de nominar la transformación en curso, que pone a la información como un bien y/o
factor productivo fundamental en los nuevos procesos productivos del capitalismo.

La economía entonces vira hacia un esquema en el que la producción, distribución, y utilización de


bienes y servicios inmateriales vinculados al conocimiento y la información, ocupan un lugar de
privilegio en los nuevos procesos productivos (Blondeau 2004), principalmente por haberse
convertido en el insumo fundamental de un nuevo paradigma tecnológico.

Cristopher Freeman (1988), al respecto asegura “Un paradigma tecnoeconómico es un grupo de


innovaciones técnicas, organizativas y gerenciales interrelacionadas, cuyas ventajas se encuentran
no sólo en una nueva gama de productos y sistemas, sino mayoritariamente en la dinámica de la
estructura del costo relativo de todos los posibles insumos (inputs) para la producción. En cada
nuevo paradigma, un insumo particular o conjunto de insumos puede describirse como el “factor
clave” de ese paradigma, caracterizado por la caída de los costos relativos y la disponibilidad
universal. El cambio contemporáneo de paradigma puede contemplarse como el paso de una
tecnología basada fundamentalmente en insumos baratos de energía a otra basada sobre todo en
insumos baratos de información derivados de los avances en la microelectrónica y la tecnología de
las comunicaciones” {extraído del libro Sociedad Red – Manuel Castells (2004)}

Entre las tecnologías de la información y las comunicaciones, puede considerarse al conjunto


convergente de tecnologías de la microelectrónica, la informática (hardware y software), las
telecomunicaciones, la opto-electrónica e inclusive la ingeniería genética, -en el sentido de,
decodificación, manipulación y reprogramación final de los códigos de información de la materia
viva- (Castells, 2004) las cuales, al transversalizar al conjunto de las actividades económicas y
sociales que lleva a cabo cualquier sociedad moderna, modifica su estructura de costos, la
naturaleza de los medios de producción y consigo -lógicamente- la reproducción del conjunto
social.

En este sentido, como toda revolución técnica, el cambio compete a toda la economía: el sector
primario, conformado por las actividades económicas relacionadas con la transformación de los
recursos naturales en productos primarios ya esta viéndose modificada -por ejemplo-, por una
creciente manipulación genética de alimentos, con un horizonte de producción artificial. El sector
secundario que reúne al conjunto de la actividad manufacturera, se encuentra en un proceso en el
que el reemplazo del trabajo manual por maquinarias es cada vez mayor gracias a los procesos de
automatización y robotización, vinculados al desarrollo de la microelectrónica. En relación al sector
terciario asociado a la producción de servicios, es quizás el que mayores alteraciones viene
sufriendo en la actualidad, a partir de softwares, aplicaciones y redes sociales que facilitan el
mejoramiento de servicios ya existentes y la creación de nuevas facilidades.

Así, el sistema económico, casi mecánicamente, va generando nuevas condiciones de reproducción


social a partir de las modificaciones en la esfera productiva; esto es, al modificar las condiciones de
producción, produce cambios en la organización del trabajo y del capital, y consigo un sinnúmero
de nuevas realidades económicas, que habilitan nuevos fenómenos sociales. El siguiente apartado
intentará aproximarse a estas novedades, siempre con el horizonte de comprender en profundidad
los procesos sociales que detrás de escena, operan muchas veces de manera silenciosa y que
indudablemente se vinculan al fenómeno bajo estudio.

Las nuevas condiciones de eficiencia de la producción

A grandes rasgos podría decirse, que la incorporación del elemento inmaterial (información-
conocimiento) a los procesos productivos de la economía implican -a los efectos del presente
trabajo- dos grandes modificaciones que pueden ser resumidas en a) una nueva relación interna
entre los factores productivos, que produce nuevas b) condiciones de eficiencia de la producción,
aspecto clave para entender posteriormente el surgimiento de las criptomonedas.

Respecto a lo primero, a nivel micro-económico, se tiene que si la agregación de valor proviene de


la incorporación de información a la producción, la tradicional relación capital-trabajo renta-
salarios, se ve transmutada, en tanto la inmaterialidad del nuevo insumo no puede ser atribuida
exclusivamente ni a la fuerza de trabajo -al no estar vinculada totalmente al esfuerzo físico ni a los
conocimientos adquiridos- como tampoco al capital fijo incorporado a la maquinaria como saber
acumulado. Así, el salto en la productividad, al estar necesariamente vinculado no a substancias o
energías, sino mas bien, a símbolos, códigos, signos lingüísticos y matemáticos, genera una
situación de relativa indeterminación, en relación a el valor producido de los nuevos bienes
económicos.
Esto es, si bien es relativamente fácil identificar su valor de uso, no podría determinarse con
certeza, su valor de cambio, ni desde las teorías marginalistas ni marxistas, puesto que sus costos
marginales como de reproducción son tan inciertos como aleatorios (Rulani, 2000), es decir,
¿cuánto cuesta una información adicionada a un proceso productivo? ¿a quién le pertenece? ¿cuales
son los costos de reproducción de la información? ¿Cuál es el valor de la información producida por
un individuo que realiza sus búsquedas en Google? ¿Cuánto valor le agrega a un proceso productivo
que utiliza dicha información en la prestación de un servicio?

En un mismo sentido, con la incorporación de lo inmaterial, la mercancía adquiere una naturaleza


particular, dado que el consumo del producto final, no destruye (es decir, no se consume) como en
el capitalismo industrial la totalidad del valor proveniente de las horas-hombre del asalariado y de la
renta del capital, en tanto, en parte, se trata de algo inmaterial como el conocimiento y la
información. Este cambio, significa una ruptura, por lo menos parcial, con la noción de escasez, al
fundarse ésta en el carácter destructor del consumo y en su naturaleza exclusiva o privada de la
cesión y la adquisición (Blondeau, 2004). Dicho en otros términos, cuando un proceso productivo
utiliza información producida en la Red, no solamente, no destruye el insumo por ser inmaterial,
sino que en su utilización produce nueva información, generando en torno al nuevo insumo una
economía de escala creciente, condición sine qua non, de toda revolución industrial.

Por todo ello, si la información es inherente a prácticamente todas las actividades individuales y
colectivas del ser humano, y la incorporación de computadoras y teléfonos inteligentes como
prótesis irrenunciable de casi cualquier actividad social es una realidad, resulta lógico pensar, que
una economía que se estructura en torno a la producción de información, enfrente una situación de
rendimientos crecientes a escala, al tener una sobreabundancia de datos, que se produce y reproduce
continuamente en prácticamente todo momento por la gran mayoría de los individuos de una
sociedad.

Y he aquí, la segunda cuestión importante, que tiene que ver con la necesidad inherente al cambio
tecnológico y productivo de generar nuevas condiciones de eficiencia de la producción. Alcanzar la
mayor eficiencia productiva esta íntimamente vinculado a lograr los mayores niveles de
productividad, maximizando el rendimiento de lo invertido, logrando un excedente que permita la
acumulación de capital para la reproducción del proceso productivo. Pero ¿qué sucede cuando
intervienen los elementos inmateriales del capitalismo de la información, en una situación de
sobreabundancia de datos?

Puede advertirse una primera paradoja, puesto que la explotación del conocimiento será mayor
cuanto mas procesado y analizado sea, es decir, en la medida que puedan intervenir con mayor
fuerza las capacidades de las inteligencias colectivas, esto es, la cooperación entre programadores
de softwares, desarrolladores de hardware, integración de procesadores, etcétera.

Por ello, el valor extraído del conocimiento producido, jamas podrá ser maximizado económica y
productivamente en simultáneo, ya que de someterse a la lógica de maximización de beneficios,
convendrá la menor difusión posible, limitando así su potencial productivo y viceversa. En algún
punto, dado que los rendimientos crecen sólo cuanto menores son las posibilidades de
apropiabilidad de una innovación, nunca habrá las suficientes garantías para una inversión eficaz
en términos de productividad, lo que obstaculiza el libre desarrollo de las fuerzas productivas del
capitalismo cognitivo.

El resultado de esta situación es que -por lo menos en términos teóricos y especulativos-, con las
actuales condiciones monopolísticas del capitalismo en transición, existe cierta incompatibilidad
entre las condiciones de propiedad y rentabilidad, y el desarrollo productivo. A esto Rullani (2000)
le llama los misstmatching o las incoherencias del capitalismo cognitivo, generando problemas de
subacumulación porque la productividad y la renta producida crece menos de lo potencialmente
posible, y de perdida social en tanto hay un uso poco eficiente de los recursos disponibles.

Por el contrario, un régimen de cooperación de inteligencias colectivas combinado con un


desinterés económico-individual2 en la apropiabilidad de una innovación, pareciera (siempre en
términos especulativos) librar al conjunto de las fuerzas productivas sujetadas por los actuales
esquemas del capitalismo existente. En este sentido si se tiene que la centralidad de las nuevas
tecnologías de la información y la comunicación pasan por el desarrollo de hardwares
(microelectrónica y sus derivados) y softwares (servicios programados), se encuentra que los
movimientos de software libre, mediactivismo y ciberespacios, representan de algún modo, la
eficiencia que necesita el capitalismo de la información.

¿No es acaso la historia de las innovaciones en la era de la información, la historia de la apropiación


privada de las creaciones colectivas? Aunque se entienda innecesario ahondar en ejemplos, resulta
prácticamente innegable que la gran mayoría de las innovaciones del capitalismo cognitivo,
provienen del aporte de la creación colectiva o de sucesivas mejoras a inventos originariamente
incompletos, y que terminaron en servicios que hoy son de uso masivo y que se encuentran en
manos de algunas empresas devenidas en grandes corporaciones.

En este sentido, Bitcoin y la tecnología que lo sustenta Blockchain, son un claro ejemplo de lo
potente que resultan las inteligencias colectivas con políticas de cooperación, y lo rentable que
puede ser una innovación en términos sociales cuando los grados de apropiación intelectual no
persiguen una lógica netamente económica. Pero antes de entrar en una explicación sobre las
cualidades de bitcoin y las criptomonedas, se procederá a analizar algunos aspectos de actualidad en
relación a la información, su utilidad económica, sus lógicas de apropiación y las inevitables
tensiones entre lo jurídico y lo productivo que trae consigo el nuevo contexto.

La dinámica de la información hoy

Resulta útil hacer un breve paneo respecto a la valoración y funcionalidad que la información
alcanza hoy en la realidad concreta como insumo o materia prima. Como se ha visto en los
apartados anteriores, el rol estratégico de los datos para la agregación de valor de los distintos
productos, hace que sea necesario poner bajo la lupa, las dinámicas y las dimensiones que toma la
producción cotidiana de información.

En este sentido, pareciera que las principales fuentes con las que cuenta el conjunto de la economía
provienen del sector de servicios, fundamentalmente de las interacciones online de los usuarios en
distintos aplicativos, softwares, redes sociales y sitios web. En cierta medida, resulta lógico que sea
el sector mas avanzado en la producción de información por la naturaleza inmaterial de los
servicios, y por la mayor complejidad relativa de agregación de valor a la que enfrentan, el sector
secundario por un lado, en la integración de la información al desarrollo de la robotización y
automatización, y del primario por otro, en la producción artificial de alimentos y productos
primarios.

Lo que está más desarrollado entonces, es un mercado de la información vinculado a la registración


masiva de datos producidos por cada individuo en su interacción permanente con la Web, tanto en
los motores de búsqueda, publicaciones en redes sociales, conversaciones cotidianas, utilización de
mapas, como cualquier aplicativo específico que utilice cada usuario en función de sus necesidades.
El resultado es que cada actividad social tanto individual como colectiva, del espacio privado como
público termina siendo producción masiva de materia prima susceptible de ser utilizada por quienes

2 Por individual se entiende como unidad económica, esto es, una empresa o cualquier institución interesada en la
consecución de beneficios a la manera del capitalismo material, o simplemente el actual.
detenten los datos mencionados. Así, el famoso big data3 no es otra cosa, que un insumo
relativamente novedoso con el que se puede dar curso a un proceso productivo radicalmente distinto
a aquel inherente al paradigma tecnológico previo.

Por ahora la mayor utilidad de tal insumo se ve reflejada en la consecución de una hipereficiencia
de mercado en la personalización de la publicidad digital, a través del procesamiento de datos a
gran escala gracias a un conjunto de operaciones matemáticas que posibilitan una estratificación
detallada de las características de cada usuario de la red. Es quizá una de las razones por las que
Google y Facebook, se encuentran ya entre las diez corporaciones de mayor capitalización bursátil
en el mundo, algo totalmente inesperado hace unos pocos años. Estas dos empresas acaparan el
70% de la publicidad digital a escala planetaria, lo que constituye una verdadera potencia teniendo
en cuenta que en la actual economía de mercado, los costos de publicidad representan entre el 15 y
25% del total de la producción.

Suerte similar, les acaece a Microsoft, Amazon y Apple, que según un informe de la consultora
Economipedia (2017) también trepan a la cima de las diez empresas de mayor valor en bolsa,
cuestión mas que representativa de los nuevos tiempos. Qué mayor demostración de que las
tecnologías de la información y la comunicación, ocupan un lugar de privilegio en el capitalismo
actual, que en una ráfaga de pocos años, lograr concentrar el 50% de las empresas mas valiosas del
globo.

Pero un cambio de semejantes características no puede estar exento de conflictos y tensiones de


diversa índole, ¿cuáles son las implicancias, en este nuevo contexto, de considerar a la información
como una materia prima o un bien económico? La situación puede analizarse en dos planos
complementarios uno de orden cultural y otro estructural. Respecto al primero indudablemente que
existe un tensión de índole moral respecto a la propiedad y uso de la información, puesto que,
disponer de datos que atañen al quehacer privado de los individuos constituye una violación de
derecho innegable en un estado moderno republicano.

Por su parte, en una sociedad basada en una cultura del consumo, además de un hipotético ahorro en
publicidad y una mayor eficiencia de mercado para ofrecer ciertos productos a quienes
efectivamente lo demanden, la posibilidad de crear necesidades con un grado de personalización tan
específico adquiere dimensiones problemáticas desde un punto de vista ético. La utilización de tal
información por parte de organismos estatales, también resulta problemático desde el punto de vista
de la privacidad de la información; no han sido pocas las acusaciones que han recibido las nuevas
corporaciones de la comunicación y la información, respecto al acceso que se les ha permitido a los
gobiernos a cambio de regulaciones favorables a su expansión. Las revelaciones sobre la Red de
Vigilancia Mundial que denunció el ya célebre Edward Snowden, en la que revelaba cómo la
Inteligencia del Gobierno de Estados Unidos espiaba a líderes y personalidades del mundo a partir
de los datos provistos por las corporaciones de la información y la comunicación, dan cuenta de las
enormes implicancias de concebir la información como un bien.

Sucede lo mismo con la manipulación genética en la producción de alimentos o la introducción de


microchips en materia viva con alguna funcionalidad específica, en ambos casos la producción de
un insumo (material) genera, directa o indirectamente, la reproducción de otro igualmente
importante como es la información (inmaterial), el cual posibilitará un perfeccionamiento
permanente y una creciente innovación técnica. O como ocurre también, con la utilización del Big
Data para campañas políticas como públicamente se supo en Estados Unidos y recientemente en

3 Big Data es el almacenamiento de toda la información de los usuarios provenientes de sus múltiples interacciones
online, que le pertenecen a los prestadores de los servicios que visitan en la web. Para mayor información puede
visitarse el siguiente articulo http://www.revistaanfibia.com/ensayo/hacete-amigo-del-big-data/
Argentina para lograr una estratificación de los votantes y la identificación de sus demandas y sus
deseos ¿Cuál es el límite ético en la utilización de la información? ¿Quiénes la utilizan y para qué?

El conflicto moral, que se vincula necesariamente a lo cultural entra en contacto aquí con sus
fundamentos estructurales. Este segundo aspecto, quizá vaya a las causas mas profundas del nuevo
fenómeno, por lo que, retomar a Karl Marx puede ser de utilidad para comprender las tensiones que
acontecen detrás de escena. Decía en Contribución a la Economía política “Al llegar a una
determinada fase de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las
relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las
relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí, convirtiéndose así en
trabas para las nuevas formas de desarrollo productivo”.

Pareciera ser que las tensiones mencionadas, no son sino un correlato de la incompatibilidad de las
formas jurídicas que adquirió la sociedad actual por un determinado desarrollo material de las
fuerzas productivas, con las formas que demanda el nuevo proceso en transición. Dicho en otros
términos, se necesita un nuevo orden social, un nuevo corpus jurídico que legitime los
requerimientos del llamado capitalismo cognitivo, principalmente en relación a los derechos de
propiedad de la información vinculados al espacio privado e intimo de los individuos. Lo que está
en juego es quizá una de las garantías republicanas mas importantes del estado moderno, el de la
plena libertad de acción en los espacios no-públicos.

Note, que se trata de la misma la tensión que en el apartado anterior podía identificarse en términos
teóricos, en donde la mayor eficiencia productiva se lograba siempre que en la producción de
conocimientos, los niveles de cooperación sean elevados, lo que desembocaba naturalmente en
menores posibilidades de apropiabilidad de la innovación, es decir, la propiedad privada se
convertía en un escollo.

Lo mismo sucede en éste análisis pero en un orden inverso, la consecución de una eficiencia
económica, se vincula indefectiblemente a la apropiación privada de los datos por parte de las
empresas de las tecnologías de la información, lo que genera una subacumulación productiva ¿Qué
pasaría si Facebook y Google, harían públicos y accesibles, la información producida por los
millares de usuarios? No hace falta tener mucha imaginación para pensar, que el libre
procesamiento de tales datos generaría condiciones para la resolución de muchos problemas
sociales, que acontecen al globo, y una cantidad innumerable de científicos podría disponer de
nuevas herramientas analíticas. Claramente, el negocio de las grandes corporaciones perdería
sentido o mucho volumen, si la información fuera protegida o se regularía la utilización de los
mismos en favor de los derechos individuales.

Se tiene entonces un escenario de contradicciones en donde, el cambio técnico ve frenado sus


impulsos de mayor productividad por las condiciones monopolísticas del capitalismo imperante que
no puede funcionar, sin la apropiabilidad privada de las innovaciones y sus consecuentes beneficios
monetarios. En un mismo sentido, el avance de las corporaciones de la información requiere
necesariamente entrar en conflicto con las regulaciones que protegen la información privada y en
definitiva la libertad individual. El siguiente apartado, al explorar los fundamentos del Bitcoin dará
unos primeros indicios de por qué, además de una genialidad creativa de grandes magnitudes, no
deja de ser una expresión casi natural de un nuevo contexto socio-productivo, una válvula de escape
de las fuerzas productivas, cercadas por las tensiones propias de un sistema en transición.
¿Qué es el Bitcoin?

Bitcoin es un conjunto de conceptos y tecnologías que conforman un ecosistema de dinero digital,


que permite el almacenamiento y transmisión de valor entre los participantes de la red, mediante la
utilización de unidades monetarias llamadas bitcoins4, las cuales pueden intercambiarse a través del
uso de internet (Antonopoulos 2016). Es decir, que como se dijo anteriormente Bitcoin es mucho
mas que una simple moneda, es simultáneamente una unidad de cuenta, un desarrollo tecnológico y
un sistema de intercambios que permite realizar transacciones de valor de manera equivalente al
dinero físico.

Bitcoin como unidad de cuenta (btc)

Los bitcoins (btc) no son más que información almacenada, dicho en términos informáticos, bytes.
Tales bytes -almacenados con una seguridad informática de altísimo nivel-, por su característica
central de poder ser transferidos con una función equivalente al dinero, obtienen un valor de
mercado según su oferta y demanda, por lo que su valor es variable. Su novedad en el mercado
mundial lo ha llevado a un crecimiento porcentual gigantesco, en poco menos de nueve años su
valor ha crecido de 0,05 U$S a aproximadamente U$S 10 mil en la actualidad.

La cantidad de bytes-dinero (es decir, bitcoins) que emite el sistema es limitada y predeterminada
por el código de programación del software que lo sustenta, es decir, que se trata de un recurso
escaso, esa es la razón por la cual se espera que su precio siempre sea creciente conforme
incremente su utilización. Los impulsores de ésta moneda, ponen mucho énfasis en esta
característica, al considerar que uno de los mayores males del sistema monetario actual reside en
una emisión monopólica, desenfrenada e irresponsable de los bancos centrales del mundo.

Bitcoin como sistema de intercambios

Los usuarios pueden transferir bitcoins a través de la red para hacer prácticamente cualquier cosa
realizable con monedas convencionales, incluyendo comprar y vender bienes, enviar dinero a
personas y organizaciones, o extender créditos. Su lógica de circulación es similar a la de una
casilla de correos electrónicos, cada usuario tiene una dirección determinada y la transferencia de
dinero no es otra cosa que transmisión de bytes entre dos ordenadores o teléfonos inteligentes, al
igual que cuando se envía o recibe un e-mail. El interfaz específico para su uso recibe el nombre de
wallet o billetera virtual.

Los btcs ademas de posibilitar intercambios, pueden comprarse, venderse e intercambiarse por otras
monedas en casas de cambio especializadas, sitios web o simplemente con otras personas. Por todas
estas características, se considera que es potencialmente el dinero de la Web, dado que se amolda
potencialmente a los usos que las grandes mayorías de la población mundial cotidianamente hacen
de internet intercambiando información.

La billetera virtual, ademas proporciona las bases criptográficas del sistema de seguridad (razón
por la que reciben el nombre de criptomonedas), esto es, permite a los usuarios crear claves, firmas
digitales y direcciones, con las que operar dentro la comunidad en el ejercicio de compra, venta e
intercambios en general. Los niveles de seguridad que proporciona el sistema Bitcoin son
altísimos5, utilizando una serie de operaciones matemáticas y algorítmicas, para impedir la

4 Note que tanto el sistema como la unidad de cuenta llevan el nombre de bitcoin, razón por la que usualmente se
escribe con B mayúscula al sistema y con minúscula a la moneda como unidad de cuenta.
5 Puede explorar los fundamentos matemáticos de la seguridad criptográfica que sustenta al bitcoin, en el libro
“Mastering Bitcoin” de Antonopoulus (2016).
falsificación y duplicación de los bytes-dinero a la vez que proporciona una contabilidad pública y
transparente en la que puede fiscalizarse todas y cada una de las transacciones, con sólo visitar
algunos sitios web.

Sistema de verificación de las operaciones económicas

En el sistema de intercambios monetarios intervienen, ademas de los usuarios que intercambian


btcs, unos fiscalizadores también llamados mineros. Los fiscalizadores son integrantes de la
comunidad Bitcoin, que ponen a disposición del conjunto, su capacidad de procesamiento de
información y cálculo al integrarse a una red de computadoras, recibiendo por dicha tarea btcs de
recompensa. Actualmente son decenas de miles los nodos distribuidos en todo el mundo, quienes
cuentan con procesadores de información cada vez mas avanzados.

El conjunto de procesadores, se dedican a comprobar a partir de cálculos matemáticos la veracidad


de las operaciones económicas realizadas a través de internet verificando ademas de la existencia de
saldo en billeteras virtuales, direcciones bitcoin, firmas digitales, y claves de los usuarios
intervinientes. Hasta aquí, uno podría decir que solo ha habido un proceso de automatización de un
trabajo que pueden hacer un conjunto de operarios anclados en alguna institución bancaria: verificar
que un cliente de un banco que hace una transacción determinada tenga una cuenta activa, una caja
de ahorros válida y los fondos suficientes para realizar una transacción de determinado tipo.

Inclusive de un modo mas indirecto, una sencilla transacción de dinero papel, también tiene al
banco -y sus operarios-, como intermediarios, al ser los depositarios de la confianza en la
estabilidad de su valor, en su autoridad como emisor de los mismos y en la tecnología de seguridad
impresa en el billete (es decir, un número de serie válido, una textura determinada, un tamaño
universal, etc.) ¿Pero qué es lo diferente entonces en el Bitcoin?

Bitcoin como desarrollo tecnológico: Blockchain

Blockchain es el esqueleto tecnológico que estructura el sistema de intercambios monetarios de


Bitcoin. Resumidamente podría decirse que esta innovación significa la creación de un sistema de
verificación de transacciones sustentada en una inteligencia colectiva y descentralizada. Sin dudas
es el aspecto mas importantes de Bitcoin, dado que su aplicación excede largamente a los usos
monetarios: historias clínicas, contratos inteligentes, sistemas de votación, cadenas productivas
inteligentes, son algunas de las aplicaciones posibles de este nuevo corpus tecnológico, cuya
función central es dotar a los procesadores integrados, como nuevos intermediarios de las relaciones
humanas. Centenares de empresas, bancos y corporaciones ya dedican grandes sumas de dinero a la
investigación y desarrollo del Blockchain, cuestión que quizá amerite un articulo aparte para dar
cuenta de su alcance.

Volviendo a lo que al articulo le compete, la necesidad de una centralización en las actividades


económicas está dada básicamente por el problema del doble gasto, es decir que un individuo no
pueda con un mismo dinero depositado, transferirlo dos veces a destinatarios distintos, como
tampoco falsificar billetes. La jerarquía y autoridad de los bancos y el Estado, reside en su papel
regulador, que otorga seguridad y confianza al conjunto de la comunidad.

En este sentido, la tecnología blockchain proporciona un sistema de confianza equivalente y hasta


mas solvente ¿como funciona? Como se mencionó anteriormente, cuando un usuario transfiere a
otro cierta cantidad de btcs, el conjunto de procesadores de información de los fiscalizadores,
proceden a realizar una serie de cálculos de comprobación de los saldos disponibles, firmas
digitales, direcciones de bitcoins y claves públicas, para validar la transacción. Pero, mas que a
resolver el problema matemático, los procesadores programados oportunamente, se abocan a la
adivinación por aleatoriedad de los cifras encriptadas, lo que genera una competencia entre todos
los fiscalizadores, quienes según su capacidad de procesamiento tendrán mayores o menores
posibilidad de acierto, y como se explicará mas adelante, mayores o menores probabilidad de ganar
btcs.

Cuando algún fiscalizador o grupo de fiscalizadores finalmente valida(n) una transacción, la misma
se integra a una cadena de bloques (blockchain), equivalente a un libro contable en el que se
registran todas y cada una de las transacciones de la comunidad, desde la primera a la última. Así,
cada cierto lapso de tiempo, (actualmente programado en diez minutos) el total de transacciones
realizadas en el sistema se agrupan en un bloque y se incorpora a los bloques anteriores, generando
así una cadena, cuyos eslabones se unen en función de las transacciones de origen de cada una de
ellas, conformando así un gran libro contable abierto en el que cada usuario puede ver cada una de
las operaciones.

El hecho de encadenar todas las transacciones unas con otras al estilo de un libro contable,
imposibilita el doble gasto, puesto que una operación no puede ser aprobada si los fiscalizadores no
comprueban un saldo registrado en algún eslabón (o digamos, asiento contable) de un bloque
previamente aprobado, y una acreditación equivalente en otro usuario, de allí, la importancia de la
la irreversibilidad de las transacciones y de los bloques programados para aprobarse cada cierto
lapso de tiempo, en los que el conjunto de las transacciones se registra.

Que la base de datos sea abierta y accesible a todo público, y que sean miles los procesadores que
intervienen simultáneamente (en un sistema de competencia) en el proceso de verificación hace que
su hackeo sea inútil, puesto que deberían violarse simultáneamente todas y cada una de las
computadoras intervinientes, lo que constituye una imposibilidad fáctica. Mas complejo aún, si se
exploran los fundamentos criptográficos que sustentan las direcciones bitcoin, claves y firmas
digitales, cuestión que el lector puede profundizar por su propia cuenta.

Ejemplo: si se realizara hoy una transacción de un monto de 0,05 btcs entre el sujeto A que por
primera vez recibirá un pago en la comunidad y el sujeto B ya registrado en la cadena de bloques o
libro contable, cuando la operación es validada por los fiscalizadores, A se incorpora al libro
contable con el saldo de 0,05 btcs, mientras a B se le resta la cifra equivalente, teniendo un nuevo
saldo, por ejemplo si tenía una unidad (1btc) pasa a tener 0,95, cifra que a su vez había sido
acreditada en función de una transacción previa de B con C ya aprobada e integrada a la cadena de
bloques, y así sucesivamente con todas las operaciones hasta llegar a las primeras transacciones. Es
importante tener esto en cuenta, porque dado que cada operación esta encriptada y en bloque, una
vez validada una operación no puede ser modificada sin ir hasta la primera operación, lo que
constituye un sistema de seguridad informática de altísimo nivel, es decir, quien finalmente pueda
vulnerar el sistema, tendrá que desencriptar todas y cada una de las transacciones hechas desde el
origen, haciéndolo con todas los procesadores integrados a la vez, lo que constituye una
imposibilidad fáctica con los actuales recursos disponibles.

Finalmente resulta útil dar cuenta, que efectivamente el sistema es de contabilidad pública y abierta,
puesto que con solo tener acceso a internet, cualquier usuario puede descargar el conjunto de
transacciones con los montos, y las direcciones bitcoin desde la primera a la útlima, siendo ésta la
misma base de datos de la que se valen los miles de procesadores integrados a la comunidad para
hacer funcionar el sistema de seguridad.

Sistema de emisión monetaria

Los mineros (que llamamos anteriormente fiscalizadores por una cuestión práctica) reciben btcs por
fiscalizar, es decir, por poner sus procesadores informáticos al servicio de la comunidad. La
resolución de los problemas matemáticos inherentes a la comprobación de las claves, firmas
digitales y direcciones bitcoins, tiene una recompensa concreta, que es ser propietarios de bitcoins
con la particularidad de que son los primeros portadores de las unidades que emite periódicamente
la comunidad a medida que se realizan mas transacciones y se requiere de mayor procesamiento de
información. Por lo tanto, los mineros son los que inician sucesivamente la circulación de btcs que
emite periódicamente la comunidad, registrándose oportunamente en la cadena de bloques.

El ente emisor por lo tanto es el conjunto de la comunidad, que podrá acelerar o disminuir su
emisión en función de la cantidad de operaciones que realice. Lo notable del sistema de emisión, es
que dota al colectivo de usuarios de la capacidad de creación de dinero con el único mecanismo
posible de utilizar la moneda, pero además, el sistema esta programado, para que la emisión de btcs
sea limitada y a tasa decreciente, siendo el número especificado en 21 millones de unidades, y el
actual circulante 16 millones. Esto último, es bastante importante porque al ser la emisión limitada,
logra que la moneda tenga una apreciación permanente, siendo quizás una de las razones por las
cuales, a pesar de todos los pronósticos, haya tenido un crecimiento de valor de tal magnitud. Por lo
tanto, la emisión de dinero resulta ser exógena, previsible y relativamente democrática 6, en tanto
para ser fiscalizador/minero no hace falta mas que voluntad, algunos softwares y procesadores
informáticos.

Sostenimiento del sistema

El mantenimiento y mejoramiento del sistema se lleva a cabo por el conjunto de la comunidad


compuesta por nodos de la comunidad bitcoin. En términos simplificados, un nodo es aquel usuario
que cuenta con un procesador para el minado de bitcoins, y softwares específicamente creados para
tal actividad. A medida que el sistema crece, los requerimientos hardware para el procesamiento de
la información son mas elevados, en la actualidad existen empresas que se dedican exclusivamente
a la producción de equipos especiales para tal actividad. De más está decir que el software
requerido es de uso libre y gratuito, y la base de datos de la cadena de bloques o contabilidad
pública, accesible para cualquier usuario.

Ser un nodo, significa convertirse en un miembro privilegiado de la comunidad, esto es, un


miembro con voz y voto para las posibles modificaciones del sistema. Lo que sucede, es que, a
medida que se masifica su uso, surgen nuevas complejidades y nuevos desafíos, que el conjunto de
la comunidad debe abordar. Por ejemplo, si se pretende incrementar la velocidad de las
transacciones (reducir los actuales 10 minutos promedio) se necesita una modificación de los
códigos de programación, lo que puede traer ciertas complejidades en la seguridad del sistema. Ante
estos casos, el programa requiere que la mitad mas uno de los nodos consensúen un cambio para
efectivizarlo, de lo contrario se imposibilita la modificación. Note que el espíritu democrático y
colaborativo del sistema, es uno de los pilares fundamentales para su funcionamiento, no sólo al
interior de la tecnología, sino también para quienes pretenden ser los administradores y reguladores
del sistema.

Bitcoin es entonces ademas de una moneda, un sistema de circulación de dinero descentralizado y


sin intermediarios, de emisión exógena, basado en una contabilidad pública abierta y accesible
para cualquier usuario de la web, con una tecnología informática de seguridad inviolable y una
política colaborativa y democrática en el diseño de sus regulaciones.

6 Como se verá mas adelante para participar de la comunidad como fiscalizador no hace falta mas que descargar
algunos softwares gratuitos y disponer de procesadores de información. La idea de relatividad, viene por el
encarecimiento de los procesadores mas eficientes para tal actividad.
Bitcoin como parte de una nueva totalidad

En términos de los esquemas que el articulo viene desarrollando, el surgimiento de un sistema


virtual de circulación de dinero, parece mas una expresión de una serie de condiciones de
producción que el proceso de la revolución de la información habilita, que una inspiración de
sujetos brillantes, cuestión que a esta altura también resulta innegable.

En este sentido, el hecho de que el software del que se vale el Bitcoin sea de uso libre y gratuito
para cualquier individuo que tenga conocimientos de programación, da cuenta de lo potente que
resultan las innovaciones cuando cumplen con las lógicas de cooperación colectiva que las fuerzas
productivas del capitalismo cognitivo requieren. Potencia que inclusive abarca la eficiencia
económica cuando los intereses en la apropiación de la invención es nula, tal como postulan los
esquemas planteados en este articulo ¿qué mayor creación de riqueza que 16 millones de unidades
de bitcoins cuyo valor roza los diez mil dolares por unidad?

Por otro lado, que una moneda, en su afán descentralizador, abiertamente ponga en discusión la
autoridad de los bancos, tenga un crecimiento exponencial en el mundo de las finanzas y que a
nueve años de su creación no pueda ser derribada, habla más de las fortalezas de las condiciones de
eficiencia del nuevo proceso productivo que de una determinada correlación de fuerzas entre grupos
sociales o un escenario de grandes disputas hegemónicas.

Por ello, Bitcoin no puede ser descontextualizado de la totalidad que lo contiene, dado que no
difiere demasiado de otras innovaciones contemporáneas, en las que inclusive puede identificarse
un denominador común que tiene que ver con la creciente eliminación de intermediarios: Casillas
de correo electrónicos que reemplazan a los correos físicos, acceso cultural a través de plataformas
audiovisuales gratuitas suplantando cines y teatros, acceso a la información por buscadores online
relevando bibliotecas, viajes coordinados entre vecinos de grandes ciudades sustituyendo taxis,
alojamiento coordinado entre viajeros de hogares con habitaciones desocupadas reemplazando
hostales, personal trainers automatizados, consumo de música en aplicaciones de contenido
cooperativo, y un sinnúmero de casos similares, no son otra cosa que representaciones de nuevas
modalidades relacionales económicas en las que interviene la materia prima estrella del capitalismo
en transición.

Pero también, el proceso de des-intermediación puede verse en el conjunto de las relaciones


sociales si, por ejemplo, se observa, que no son ya las instituciones solamente las que albergan un
sentido colectivo, grupal e identitario de las relaciones entre personas, sino tambien aquello que se
produce en la interacción ente individuos directamente a través de las redes sociales. Así, visto en
perspectiva, no resulta del todo insólito imaginar un sistema de dinero virtual sin intermediarios, en
donde bancos puedan ver cuestionada su autoridad.

Indagar sobre la historia del Bitcoin, las ideas de sus impulsores, como el contexto en el que nace y
se desarrolla la nueva moneda, resultará muy ilustrativo para el lector, dado que demuestra de
alguna manera que las tensiones en relación al desarrollo de la sociedad de la información, no está
exento del activismo social y político, que, en una plena consciencia del nuevo contexto, genera
numerosas acciones de diferentes grupos sociales, abocándose a la creación de tecnologías con un
espíritu libertario.

Pero, falta quizás hacerle la pregunta mas importante al Bitcoin respecto a si además de sus grandes
cualidades, puede convertirse efectivamente en dinero de curso cotidiano en algún plazo
determinado. Dicho de otra, manera si además de activo financiero puede progresivamente ampliar
sus usos de modo que adquiera funcionalidades mas parecidas a la del dinero papel.
Sucede que si se compara las características de ambos dineros, se encuentra un antagonismo muy
importante y en el que inclusive las cualidades del Bitcoin, salvo por un pequeño detalle, son
ampliamente mejores a las cualidades del actual dinero papel. Si como se concluía recientemente,
Bitcoin es un sistema de circulación de dinero descentralizado y sin intermediarios, de emisión
exógena, basado en una contabilidad pública abierta y accesible para cualquier usuario de la web,
con una tecnología informática de seguridad inviolable y una política de fuerte protección de la
información privada, se tiene que el sistema de dinero bancario es centralizado con intermediarios,
de emisión endógena y monopólica, basada en una contabilidad cerrada e inaccesible, teniendo
como una coincidencia la de una tecnología de seguridad elevada y confiable.

Esa última palabra quizá resuma la pequeña gran diferencia entre uno y otro dinero, puesto que la
autoridad de los gobiernos y los bancos centrales, le otorgan una confianza suprema a la institución
dinero papel, cuestión que lógicamente carece el bitcoin. Pero esta característica además lleva al
articulo a otra pregunta clave, y que tiene que ver con la naturaleza del dinero ¿qué es el dinero?
¿cuales fueron sus usos y significados a lo largo de la historia? Aún con todas las características
benévolas del Bitcoin, ¿puede considerárselo dinero? El siguiente apartado, a partir de un repaso
bibliográfico y conceptual sobre el dinero desde la sociología y la antropología pretende aproximar
al lector un poco más a la comprensión del fenómeno bajo estudio.

Concepciones sobre el dinero

El dinero como objeto de estudio, ha atravesado por diversas etapas a lo largo de la historia de las
ciencias sociales y la filosofía. Con una llamativa naturalización de su función como mero
instrumento en prolongados períodos de producción intelectual, podría decirse que han sido la
antropología y la sociología las disciplinas que mas han enriquecido su interpretación y
comprensión como fenómeno social. De eso se tratará este apartado, de aportar a las visiones mas
comunes o clásicas del dinero algunas perspectivas que nos ayudarán a comprender y complejizar
los significados del dinero.

La idea de que el dinero es un mero instrumento de intercambio entre mercancías, es la principal


hipótesis de la economía política clásica, siendo quizás la mas conocida y utilizada no sólo en las
esferas de lo académico y/o del pensamiento, sino inclusive en el sentido común, principalmente en
relación a su mera función instrumental.

Para los clásicos, el dinero no era más que una mercancía diferenciada en la que podían expresarse
de manera universal, los distintos valores de cambio del resto de las mercancías, (que a su vez
estaban constituidas por las horas de trabajo contenidas en ellas). En este sentido, el oro y la plata
eran las mercancías que expresaban de la mejor manera esa universalidad, convirtiéndose así en
patrón de medida, que permitía el intercambio de bienes, que, aunque diferentes en su naturaleza y
valor de uso, podían hacerse equivalentes en función de su valor de cambio. En este marco, la
utilización del papel-moneda como medio de intercambio, no era mas que una manera de delegar la
funcionalidad de un objeto en otro, razón por la cual necesariamente debía estar respaldado en una
relación uno-uno, con algunos de los metálicos que se tomaba como patrón, pues de lo contrario
generaría procesos distorsivos del sistema de precios, que con el tiempo volverían a su valor
natural.

Aunque explicado de manera muy simplificada, esta concepción del dinero trae una serie de
aseveraciones -fundamentalmente en relación a su funcionalidad-, de las que se valerán numerosos
estudios sociales que tratan sobre la temática y que será objeto de críticas posteriores, en las cuales
el dinero es exclusivamente: un medio de cambio y de pago, que representa una unidad de
cuenta o patrón de medida y que ademas cumple con la función de reservar valor.
La noción subyacente a esta concepción del dinero, señala su carácter meramente instrumental y
objetivo, como un elemento que carece de significación propia en un orden social que exceda a su
ámbito específico, como el mercado y el comercio. Karl Polanyi en La economía como proceso
instituido (1957), plantea que este enfoque de entender como inseparables a mercado, intercambio y
moneda, es acotado y sobre todo relativo, puesto que si se estudian las sociedades arcaicas y no-
modernas, puede comprobarse que las funciones y concepciones de tales elementos (moneda
intercambio y mercado), son tan variadas como variadas sean las configuraciones particulares que
cada una de las sociedades tenga en relación a como organiza sus instituciones, fundamentalmente
el comercio.

En realidad – para Polanyi- la moneda es un sistema de símbolos similar al lenguaje, a la escritura,


que en lo único en lo que difieren es en la finalidad que cumplen, en cada modo de organización
social particular. Por lo tanto, asegura -entre otras cosas-, que la moneda como medio de pago,
unidad de cuenta y reserva de valor, puede adquirir distintos usos e inclusive materializarse en
objetos disimiles, que pueden ir desde el oro como reserva de valor y no como moneda, trapos
insignificantes como medio de cambio, sangre como medio de pago, y unidades de cuenta no-
numéricas, como los intercambios basados en camaradería entre estados monárquicos. De algún
modo la perspectiva de Polanyi, aunque no contradiga del todo las funcionalidades inherentes al
dinero, las relativiza según el contexto en los que se desenvuelve.

Viviana Zelizer en el Significado Social del Dinero (2011), logra entrever en las sociedades actuales
algunas de las nociones de Polanyi, en relación a la importancia del contexto para la comprensión
del fenómeno del dinero, y su relativa universalidad. A través de un estudio antropológico,
introduce el concepto de marcado del dinero, con el que logra poner en cuestión la difundida idea
del dinero como instrumento objetivo desprovisto de toda valoración subjetiva capaz de modificarle
su significado, demostrando que a través de la interacción social, el dinero puede crear o disolver
vínculos sociales (cuotas alimentarias o remesas entre familiares), administrar la intimidad (regalos
entre cercanos), establecer, modificar o mantener una desigualdad (donaciones a fundaciones de
distinta índole), manejar conflictos de intereses (pagos por adopción), establecer jerarquías, entre
otras producciones sociales.

Concluye en consecuencia, que el dinero ademas de servir como herramienta instrumental en el


mercado, existe también fuera de él y recibe influencias culturales que le modifican su significado,
y que por lo tanto la gente construye subjetividades diferenciadas en el uso del dinero, lo que
inclusive pone en cuestión la fungibilidad del mismo, su universalidad, su valor exclusivamente
monetario-de mercado y – en definitiva- su función netamente utilitarista.

A través del estudio de las crisis monetarias Michel Aglietta, introduce una nueva noción del dinero,
desde una perspectiva epistemológica distinta. Para él, la deuda es un elemento constitutivo de lo
social, y el dinero no es más que un interfaz de un sistema mas general en el que se desenvuelve. El
intercambio, entendido como mercancía-dinero-mercancía o dinero-mercancía-dinero, resulta ser en
realidad un semi-intercambio, intermediado por una jerarquía proveniente del ordenamiento social,
en la que reside la confianza de los individuos intervinientes.

Lo que intenta demostrar, es que una transacción económica, en realidad, no es mas que una
transferencia de deudas entre individuos para con la autoridad que centraliza la emisión del dinero y
que a su vez es depositaria de una confianza colectiva mas o menos naturalizada. Así, el dinero,
aunque en principio preserva su instrumentalidad objetiva, en realidad se convierte en el elemento
que permite un permanente movimiento de deuda, que es lo que genera la continuidad temporal de
la sociedad. El dinero, así, en cualquiera de sus formas, se vuelve más un documento de confianza
de la sociedad para con el ente emisor de los billetes, que una representación objetiva de valor.
El sistema de jerarquías y confianza que emana de la organización colectiva, pasa a ser la clave
para comprender la naturaleza del dinero, puesto que desde esta visión su valor procede
fundamentalmente de la pertenencia social vinculada a una relación colectiva de confianza, la que,
se convierte en soberanía cuando se centraliza en torno a una autoridad. Las reglas del sistema
monetario, así, en su coherencia interna, construyen una cohesión social total, en la que la autoridad
es a la vez dirigente y portadora de una deuda total para con la comunidad (acreedora) que dirige.

Esta visión sobre el dinero, adquiere una notable validez en los últimos años por el abandono
generalizado de los bancos centrales a una política de dinero respaldado, es decir, de mantener el
circulante uno-uno en relación con alguna referencia (generalmente oro). En algún punto, las crisis
financieras contemporáneas del globo, no podrían entenderse sin esta nueva política monetaria.

Es uno de los argumentos principales de Lazarato, que, en La Fábrica del Hombre Endeudado
(2009), argumenta que la financiarización de la economía mundial ha modificado la naturaleza del
capitalismo, al otorgar a las entidades bancarias una soberanía de semejantes características,
generando crisis económicas que no pueden disociarse de la facultad de los bancos de monopolizar
la administración del dinero papel.

Para Lazarato, uno de los efectos de esta nueva política monetaria, es que la relación estructurante
de los procesos productivos encuentra nuevas modalidades desde los años setenta en adelante, en la
que resulta imposible separar finanzas de producción y en donde la deuda pública y privada juegan
un rol fundamental en la organización de los Estados y el sector privado a lo largo y ancho del
mundo. El sector financiero, en este nuevo esquema, termina siendo el administrador del capital y
por lo tanto quien dirige la esfera de lo productivo, mientras a través de la deuda pública, gobierna
la esfera de lo público. Por ello, dice, en la actualidad vivimos en una economía de la deuda: un
modo de organización social del capitalismo que permite un control centralizado de los asuntos
públicos y privados de la mayoría del mundo, que incluye además a los individuos y a las familias a
partir de transformar derechos en bienes o servicios adquiribles en el mercado a través del crédito,
siendo su fundamento principal, el monopolio en la administración del dinero.

Haciendo un ejercicio reflexivo, si el dinero no tienen ningún respaldo 7 uno-uno con ningún bien en
particular, entonces uno de sus fundamentos constitutivos como instrumento de intercambio es la
confianza, y el conjunto de elementos que la rodean, es decir, un ordenamiento colectivo en torno a
ciertos significantes, una jerarquía específica y una voluntad de intercambio en el algún espacio
social determinado.

Es esa quizá, la nueva realidad que habilita a repensar las formas tradicionales del dinero, y de la
que surgen algunos estudios que se abocan al análisis de experiencias monetarias por fuera del
Estado. Son variadas las experiencias comunitarias, que pudieron expresar cómo el dinero podía ser
producido por entidades no-bancarias, y en donde, de cumplir con algunos de los elementos
constitutivos arriba nombrados, logran funcionar de manera eficaz: las experiencias de Austria con
el Chelín Libre, del Campino Real en un pequeño municipio de Brasil, el sistema de créditos LETS
de Canadá que se extendió a algunos países de Europa (Primavera, 2004), e inclusive el sistema de
trueque en Argentina en los 20008, son algunos de los ejemplos que dan cuenta a partir de hechos
concretos cómo el dinero en una economía de deuda, puede ser una creación de una comunidad.

7 A este tipo de dinero se los denomina en la jerga de la economía monetaria, dinero Fíat
8 Note que la mayoría de estas experiencias se desarrollan en momentos de crisis monetarias.
¿Pero entonces qué es el dinero?

En este pequeño repaso, pudo verse cómo el dinero, adquiere una significación política y simbólica
que excede con gracia a su concepción primigenia como mero instrumento objetivo de intercambio
y con unas funciones determinadas. Pareciera siempre aparecerse como una expresión de una
totalidad social, mas que como un instrumento o como un elemento con un significado específico.
Vale decir que el dinero es una institución que refleja mucho mas de lo que significa.

Por ello, para los clásicos el dinero adquiere un significado muy vinculado al de un objeto
exclusivamente instrumental, dado que su contexto es el de un capitalismo en formación. Así, el
conjunto social, en un mercado global que se encuentra en un desarrollo relativamente embrionario,
al empezar a estructurarse en base a un sistema global de intercambios de valor, y al ser éste,
sinónimo de acumulación de metales, resulta lógico pensar que el dinero se asocie a valor en tanto
respete una relación uno-uno con los metales de referencia. Esta relación uno-uno, es el fundamento
por excelencia de la instrumentalidad objetiva del dinero.

Lo mismo sucede, en un capitalismo moderno, en donde la riqueza se asocia mucho mas a la


posesión de dinero que de metales, como resultado de un abandono al dinero respaldado. El
monopolio del dinero por parte de las entidades bancarias, obliga ante el abandono de las relaciones
uno-uno con metales acumulados, a instaurar una economía de deuda donde sea el dinero mismo el
objeto que escasea, característica que lo vuelve fetiche, es decir, instrumento de deseo y por lo
tanto de dominación. En este contexto, es decir, en una economía que se estructura en base a la
deuda, considerar al dinero como aquel elemento clave, que ordena, da sentido y motoriza al
conjunto social, parece una consecuencia lógica.

En un plano radicalmente distinto acontecen cosas similares, si se considera que las experiencias de
monedas comunitarias al ser expresiones de crisis sociales y monetarias, encuentran en los nuevos
dineros un modus operandi de construir nuevos ordenamientos totalizantes. En estos tres ejemplos,
el dinero tiene usos y significados categóricamente distintos, pero siempre comparten algo en
común: expresan una totalidad, un contexto, un ambiente.

Pero ocurre lo mismo inclusive, cuando al estudiar sociedades no-modernas, se encuentran objetos
y significaciones disímiles, en torno, a los dineros y los sistemas monetarios, o cuando al estudiar
procesos micro-sociales, el marcado del dinero prácticamente transmuta las concepciones
convencionales del dinero. En todos los casos el dinero es el reflejo de un todo social, es la
expresión de un contexto, es al fin y al cabo, una pista para estudiar los procesos sociales.

¿Es el Bitcoin entonces una pista para estudiar el proceso de grandes cambios vinculados a la
transición del capitalismo en curso? El articulo se ha desarrollado, justamente, en torno a esa idea,
por la complejidad del asunto, el estado embrionario del capitalismo de la información y la
incertidumbre lógica en torno a los acontecimientos futuros. De ahí, el abordaje poco específico de
la temática y la necesidad de alcanzar una aproximación por sobre un hallazgo, razón por la que
simultáneamente se trató el capitalismo en transición y las nociones de dinero de manera separada.

Atando cables sueltos

Se tiene por un lado, que los grandes cambios que acontecen al capitalismo actual están
produciendo un sinnúmero de modificaciones en la producción y reproducción de las sociedades en
general, esto es, no sólo a la economía sino tambien al conjunto social, abarcando la cultura y las
subjetividades sociales, construyendo una nueva totalidad, que se le dio el nombre de Capitalismo
Cognitivo o Capitalismo de la Información.
En este marco, la información como aquella materia prima fundamental de los nuevos procesos
productivos, toma una relevancia capital en la reestructuración económica y social del nuevo
sistema. Bitcoin aparece como una expresión más de este nuevo contexto, y al igual que muchas
otras innovaciones de la época, se presenta como una novedad capaz de poner en jaque algunas
estructuras e instituciones vigentes, como el dinero.

El dinero, concebido como expresión de una totalidad, encuentra lógicamente una tensión: Si una
totalidad determinada -como el capitalismo industrial o material- está en un proceso de transición y
grandes cambios, resulta lógico pensar que existan ciertos conflictos o tensiones de diversa
naturaleza. Pero no ocurre sólo con el dinero, pues éste, en definitiva, al igual que cualquier hecho
social, se convierte en una expresión del todo. Bien podría analizarse, la cuestión del trabajo, la
educación, o cualquier tema particular a la luz del nuevo contexto, y probablemente encontraríamos
conflictos de una naturaleza similar a los que acontecen al dinero.

Lo que resultaría útil entonces, es identificar cuales son los fundamentos de una y otra totalidad,
orientando el ejercicio reflexivo a cómo se expresan en cada una de ellas la institución dinero, así,
podrían encontrarse las pistas buscadas desde un análisis holístico, esto es, pensando lo particular
como parte de una totalidad.

Sin mas rodeos, en este camino analítico, al estudiar el dinero papel se encuentra que adquiere las
características de un contrato social, esto es, existe una aceptación general del mismo por parte del
conjunto de los individuos que componen una sociedad, a partir de una combinación de consenso y
coerción. Contrato de consenso, porque existe un acuerdo entre las partes de una aceptación general
del valor que expresa un billete bajo el respaldo confidente de una institución jerárquica estatal, a
través de un Banco Central, y de coerción porque la utilización de dinero papel no deja de ser una
imposición del Estado, esto es, a nivel de sociedad no puede haber circulantes alternativos al
emitido por dicha entidad.

Pero además adquiere otras características propias de un contrato, vale decir, está escrito sobre
papel, tiene la firma de un intermediario como un Banco Central, una certificación de validez a
partir de sus herramientas de seguridad, y todo un marco jurídico de protección de las partes
intervinientes, es decir, una serie de derechos y obligaciones, y un Estado que garantiza el
cumplimiento de las normas.

Éste contrato a su vez, no puede desvincularse de la totalidad que lo contiene, y que tiene que ver
con el conjunto de disposiciones que el capitalismo material requiere en la configuración de su
totalidad particular. Esto es, el ordenamiento jurídico del capitalismo material, se trata justamente
del Estado Moderno republicano, el cual, se estructura en torno una codificación de derechos y
obligaciones,es decir, en base a contratos.

Y aquí, adquieren relevancia los postulados de Polanyi, cuando plantea que las formas que adquiere
el dinero, pueden ser tan variadas como variadas sean las configuraciones particulares de cada
sociedad vinculado a como organiza sus instituciones, en especial el comercio. Así, el capitalismo
industrial por su naturaleza material y contractual, requirió -naturalmente- de un conjunto de
instituciones con tales características en la construcción de una cohesión interna, en el caso del
dinero, una moneda material y con la forma de un contrato.

Por ello, pensar en una transformación de la institución dinero resulta bastante lógico, dado que, en
un capitalismo cognitivo con un comercio global estructurado en todas sus esferas, en torno a
masivos intercambios a través de redes de internet, pareciera evidente la necesidad de crear un
sistema de dinero acorde a los nuevos requerimientos, es decir, un dinero digital. De algún modo,
esto ya ocurre, los volúmenes de dinero que circulan de un lado a otro con operaciones online sin
que necesariamente circule el dinero físico, ya es un hecho de la realidad, por lo que, podría decirse
que ya puede identificarse una progresiva digitalización del dinero. Ésto último no sería posible, sin
un sistema bancario global que, además de cumplir con su función de intermediarios económicos,
conserve una confianza de una magnitud tal, que le permite la administración de -nada mas y nada
menos-, el dinero de todo el planeta.

Ante esta realidad, la inmaterialidad o digitalización del dinero pasa a un segundo plano, en tanto no
ha significado un cambio radical del orden global del capitalismo material, ni del conjunto de
instituciones que lo estructuran, por lo que, podría decirse que el nudo problemático se encuentra en
el aspecto contractual. En definitiva, el contrato termina siendo un núcleo ordenador de lo social,
mostrándose como la garantía material de la confianza colectiva del capitalismo industrial, que,
como se dijo, en el caso del dinero, se materializa en el dinero papel. La pregunta pasa a ser
entonces, cuál será el núcleo ordenador de lo social en un capitalismo cognitivo, en donde lo
inmaterial juega un rol fundamental y fundante.

La cuestión central entonces, está en dilucidar las modalidades que adquirirían los vínculos sociales
y las asociaciones individuales en un capitalismo cognitivo, y cómo se construiría una confianza
inherente a esa nueva estructuración social. Dicho de otra manera, se trata de pensar como se
organizarían los contratos entre personas e instituciones, en la nueva totalidad social basada en una
economía que se estructura en torno a la producción de información, fundamentalmente porque
condensa dos elementos clave, que le otorgan al dinero papel su potencia actual como institución:
la confianza colectiva con un formato contractual, respaldado a su vez por un orden jurídico global.

¿Cuáles serán las modalidades contractuales en un capitalismo de la información? Y aquí, Bitcoin


vuelve a tomar protagonismo, por tratarse, en definitiva, de una innovación cuyo función principal
es la de un contrato inteligente aplicado al ejercicio de la actividad económica, pero proyectable a
numerosas actividades sociales, que necesiten de una intermediación que le otorgue confianza a un
determinado proceso, a través del llamado blockchain.

Ésa es la razón por la cual han surgido numerosas innovaciones tras el surgimiento de Bitcoin que
lo exceden largamente, vinculado a la aplicación de su tecnología -la blockchain-, cuyas
investigaciones están dirigidas al desarrollo de sistemas de información para historias clínicas,
contratos inteligentes, sistemas de votación, cadenas productivas inteligentes, entre muchas mas,
que, a fin de cuentas, no son otra cosa, que innovaciones tendientes a construir confianza en torno a
sistemas automatizados e inteligentes.

Lo dicho, lleva indefectiblemente, a la pista más fuerte a la que puede llegar este articulo y que
tiene que ver, con avizorar la modalidad contractual del nuevo capitalismo. ¿Es posible una
transición de la sociedad, en la cual, la confianza colectiva sea progresivamente delegada en
sistemas automatizados e inteligentes, por sobre las actuales instituciones? Afirmar algo como tal,
se parece menos a un ejercicio de predicción científica que a una adivinación futurista. Sin
embargo, son muchos los elementos, que permiten pensar tal aseveración como un tendencia de
largo alcance o un modelo contractual acorde a nueva totalidad social.

Visto desde un punto de vista histórico, si como se afirma, el cambio tecnológico se asemeja a una
revolución industrial, no resulta del todo insólito pensar que el núcleo ordenador de lo social del
capitalismo cognitivo sea radicalmente distinto al de su período anterior. Basta con pensar, las
profundas modificaciones sucedidas en torno al Estado (Feudal) y la economía (agraria) tras la
primer revolución industrial (devenidas en un Estado Moderno con una economía industrial), para
deducir que lo que acontece con el capitalismo de la información, se trata de un cambio de grandes
magnitudes, que no sólo influye en lo económico y social sino también en lo cultural, lo que
necesariamente transmuta las nociones de confianza, y los elementos que le dan forma, como por
ejemplo, los contratos en papel.

Por otro lado, desde un punto de vista productivo y coyuntural, como se desarrolló en uno de los
apartados anteriores, la creciente eliminación de intermediarios en el sector económico de los
servicios, es una realidad innegable del nuevo esquema productivo, habiendo creado ya, una
economía de la información con un peso cada vez mayor en la economía global, de algún modo, las
cinco de las diez empresas mas importante de Wall Street, dan cuenta de eso. Por ello, resulta lógico
pensar que el servicio de administración del dinero, vea modificada su naturaleza como resultado
del nuevo proceso productivo. Esto último, indudablemente trae consigo enormes dificultades y
grandes conflictos de poder, cuestión que tampoco resulta ilógica, puesto que si se trata de un
cambio tecnológico revolucionario, como tal, remueve cimientos impensados en la construcción de
un nuevo orden; basta sólo con pensar que sería ridículo en una economía agraria, que una
institución que albergue contratos de papel sin un respaldo en metales, aloje tanto poder como
sucede en el capitalismo actual.

Por todo ello, Bitcoin no es mas que un corolario de las hipótesis esbozadas en los últimos dos
párrafos. Por un lado, se trata de una expresión del capitalismo cognitivo, que, en la construcción de
una nueva totalidad y en la configuración de una cohesión social interna, produce dispositivos
tendientes a cimentar una confianza colectiva acorde a las nuevas modalidades relaciones, en este
caso, cumpliendo una función equivalente al dinero-contrato-papel. Y por otro, se presenta como un
servicio, que como cualquiera de su tiempo, se vale de la información para construir mecanismos de
una eficiencia acorde a la naturaleza del entorno que lo produce, es decir, a una economía de la
información, la cual, naturalmente pone en tensión viejos esquemas e instituciones.

Bitcoin así, pareciera un vaso de agua tomado de un río cuya corriente trae consigo al capitalismo
de la información y que amenaza con desplazar las aguas estancadas del capitalismo industrial, para
imponer un nuevo orden, en algún punto, inevitable. Pero la muestra del vaso no puede decir
demasiado, o a lo sumo, que se trata de un pequeño ejemplar del nuevo río. Por eso, se dijo desde
un principio que se trata de encontrar pistas y no respuestas acabadas.

Así, resulta inútil responder a la pregunta de si es una burbuja o no, porque en realidad puede
suceder que como activo financiero no tenga el éxito esperado y resulte un fenómeno limitado.
Tampoco pareciera productivo, abordar una discusión respecto a si puede convertirse en dinero de
curso legal o no, puesto que sería tomar la parte por el todo, encontrando siempre respuestas
incompletas. Considerarlo una revolución financiera, sería muy arriesgado, aunque a la luz de los
hechos, hay algunos elementos para pensar un cambio de tal naturaleza, pero inclusive en ese caso,
no permite ver la magnitud del fenómeno que lo envuelve y le da vida. La pregunta más útil,
quizás, sea si se trata de una revolución técnica dentro de la revolución de la información, puesto
que avanzaría en uno de los elementos fundantes del ordenamiento jurídico del capitalismo
industrial, el contrato papel.

Conclusiones

El articulo se ha dado la tarea de explorar, mayormente en términos teóricos y especulativos, tres


fenómenos distintos y en simultaneo con el objetivo de lograr mas que respuestas algunas pistas
para entender la complejidad de una innovación que se muestra demasiado novedosa, de difícil
entendimiento, pero que no obstante se gana un lugar en algunos espacios de socialización cada vez
menos marginales, generando numerosas discusiones y debates en torno a su naturaleza. La era de
la información, el Bitcoin como innovación tecnológica y las distintas acepciones del dinero desde
las ciencias sociales, fueron los tópicos elegidos para intentar comprender el detrás de escena del
fenómeno bajo estudio.

En primera instancia se ha encontrado, que numerosos estudios identifican el cambio tecnológico en


curso, como una revolución técnica que ya está modificando los modos de producción y
reproducción social a lo largo y ancho del globo. En el plano de lo productivo, pudo advertirse que
la irrupción de los elementos inmateriales están logrando trasmutar las relaciones de producción
entre los factores productivos, lo que, termina modificando las condiciones de eficiencia del sistema
económico en transición. Condiciones que, dentro de los marcos analíticos del articulo, producen un
cambio muy importante al interior del capitalismo, dado que la apropiación privada de las
innovaciones técnicas y su correspondiente renta se convertían en obstáculos para la maximización
de la productividad.

En este sentido, pudo verse que la revolución de la información, encuentra canales de fluidez en el
desarrollo de las fuerzas productivas cuando hay cooperación colectiva en torno a la producción del
conocimiento, lo que consecuentemente, genera mayores beneficios económicos pero en términos
agregados o sociales, ya no individuales. Se sostiene que es ésta la tensión principal que se
desarrolla, en el actual capitalismo en transición, que además deja de agregar valor a partir de la
incorporación de innovaciones materiales, sino al contrario, de lo inmaterial.

En este marco, Bitcoin como desarrollo tecnológico, al estructurarse en torno a inteligencias


colectivas y a la libre circulación de sus códigos de programación (Software libre), encuentra en la
realidad, una suerte de comprobación de las hipótesis planteadas en torno a los requerimientos de
eficiencia de la producción del capitalismo cognitivo. Aquí el articulo sugiere, que en realidad, no
es un caso asilado sino una constante a lo largo de prácticamente todas las innovaciones de la era de
la información, las cuales tienen un factor común, vinculado a la eliminación de los intermediarios
en el conjunto de las relaciones sociales, no sólo en el plano de lo económico, sino en el plano
mismo de las relaciones humanas.

Posteriormente, al analizar las diferencias entre el dinero físico y el dinero virtual se advierte que la
confianza es el factor clave, que distingue a un dinero de uso masivo por sobre otros activos o
bienes específicos con pretensiones de medios de pago, por lo que, en adelante, al articulo se
propone indagar acerca del dinero, qué es, cuales fueron las concepciones que las ciencias sociales
le ha asignado, y cuáles han sido sus significados en función de los contextos en los que se
desenvolvía.

De esta última sección se concluyó, que el dinero es mucho más un reflejo de un todo social, que un
objeto con un significado particular, razón, por la que puede considerárselo una expresión de un
contexto o una pista para estudiar los procesos sociales. De allí se procedió a una comparación
entre el dinero papel y el dinero información (bitcoin) con el objetivo de dilucidar que expresaba
cada uno como parte de una totalidad.

Y ahí, quizás, se llegó a la parte mas importante del articulo, en la cual se logró identificar que
además de la diferencia en la confianza entre uno y otro dinero, se da una divergencia radical, y que
tiene que ver con la forma que adquiere, una y otra moneda como expresión de una totalidad. En el
caso del dinero papel, se pudo deducir que se trata de un contrato papel, que deviene de un modo de
organizar lo social, vinculado al Estado moderno. En el caso del Bitcoin, se encontró que por sus
características, además de ser un activo, es también un contrato inteligente, mediado por las
tecnologías de la información.

En adelante, sobrevoló la idea de que ésta sea quizás la gran pista a la que podía acercarse el
investigador, de que en realidad, lo que está en transición es la modalidad en la que el conjunto
social construirá una confianza colectiva dadas las nuevas condiciones de producción y
reproducción social del capitalismo cognitivo, la cual, podría tener una naturaleza informacional,
esto es, una forma contractual vinculada a un trabajo de procesamiento de datos e información, a
partir del uso de las nuevas tecnologías.

Por todo esto, responder si Bitcoin era una burbuja, un próximo dinero de curso masivo, una
revolución financiera o un cambio tecnológico disruptivo, parecía menos útil que dar cuenta de lo
que el fenómeno expresaba como indicio de una nueva totalidad social que envuelve a un
capitalismo en transición y que tiene a la información como su elemento re-estructurante.

Desde este abordaje, Bitcoin, como moneda pasa a un segundo plano, mientras como expresión de
un nuevo contexto, pasa a tener una relevancia fundamental. De entender que este articulo va en un
sentido correcto, el científico de las ciencias sociales, debería abocarse menos a un análisis de los
movimientos de precios, volúmenes de comercio o declaraciones de eminencias financieras (puesto
que de algún modo nadie puede saber con exactitud que va a pasar), que a iniciar un proceso de
análisis crítico sobre los fundamentos de la nueva sociedad que viene, o que ya está aquí, y que
justamente por eso, se convierte en un escollo para un abordaje adecuado.

Bitcoin, a nueve años de su nacimiento ya ha dicho bastante, su devenir no importa, pero sí, lo que
nos está diciendo: El nuevo mundo ya está trazando un camino, sólo queda ver la luz en el fondo del
túnel.
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