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Ajuste de Las Cantildeas en El Clarinete y El Saxofon PDF
Ajuste de Las Cantildeas en El Clarinete y El Saxofon PDF
Manual práctico
Madrid, 1997
Mundimúsica S.L.
EDICIONES MUSICALES
ÍNDICE
Presentación
1.- Lista de útiles necesarios para el ajuste de las cañas
2.- Partes constitutivas de una caña.
3.- Factores a tener en cuenta para la elección de una buena caña.
a. El color
b. Las proporciones exteriores
c. El dibujo interno de la burilación
4.- Tratamiento previo a la utilización de la caña.
a. Curación mediante la insalivación
b. Rectificación de la tabla
c. Rectificación de los ángulos laterales
5.- La primera prueba con el instrumento.
6.- Rectificado y optimización de la caña.
a. Si la caña es dura o fuerte
b. Si la caña es blanda
c. Ajustes en el registro grave
d. Ajustes en la claridad del timbre en general
e. Ajustes en el registro agudo
f. Ajustes para mejorar el "staccato"
g. Ajustes para la flexibilidad
h. Eliminación del timbre chillón
i Eliminación de chirridos y zumbidos
j. Cañas que no admiten sonido
7.- La caña y el clima.
8.- Almacenamiento e higiene.
9.- Otros consejos prácticos.
10.- El sonido "con personalidad".
La vida musical del clarinetista y el saxofonista, bien sea estudiante o profesional, gira en torno a un elemento
qué parece insignificante por su tamaño, pero que constituye el alma del sonido de su propio instrumento: me
refiero, naturalmente, a la caña.
Y, siendo tan esencial -ya que confiere las propiedades tímbricas, las posibilidades dinámicas, de articulación y
de flexibilidad en el sonido del clarinete y del saxofón- resulta paradójica la práctica ausencia de trabajos
especializados dedicados a la caña.
¿Qué puede justificar este vacío? En otros tiempos, el músico fabricaba sus propias lengüetas: hoy tenemos la
posibilidad de adquirir cañas en cualquier comercio dedicado a la música, y disponer de un amplio número de
ellas, "asegurándonos" así que "entre lo mucho siempre encontraremos la buena..."
Pero la caña es una materia viva, en constante movimiento, cuyas características cambian con insignificantes
variaciones de temperatura o de humedad. Muchos fracasos en concierto se deben a un mal funcionamiento de
la "caña buena". ¿Quién no ha visto a un oboísta o a un fagotista retocar sus lengüetas en la misma sala de
conciertos en la que actuará unos minutos más tarde? Esta práctica es bastante inusual entre clarinetistas y
saxofonistas, y sin embargo es imprescindible para obtener el máximo rendimiento en el arte de la
interpretación.
Este manual constituye la primera monografía en castellano dedicada a la caña en el clarinete y en el saxofón.
La amplia experiencia acumulada por sus autores (que he podido constatar personalmente) contrasta con la
simplicidad aparente con la que ha sido elaborada la presente obra que, sin perder el rigor técnico, consigue
llegar de una forma directa y accesible al lector.
Manuel Miján
Catedrático de saxofón del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid
PRESENTACIÓN
La caña es un elemento de vital importancia para la mayoría de los instrumentos de viento-madera, pero por
diversas razones, su comportamiento tiene a veces algo de "misterioso", no sólo para los principiantes sino
también para muchos profesionales.
Existen pocas publicaciones que traten con rigor este tema y de ahí nuestro empeño en cubrir este vacío, en un
campo en el que el músico suele ser autodidacta, con lo que ello conlleva de conformismo y de material
inutilizado.
Este manual ha sido elaborado con el fin de que el instrumentista encuentre rápidamente solución a sus
problemas con las cañas, por lo que en él hemos intentado plasmar instrucciones precisas mediante un lenguaje
desprovisto en lo posible de tecnicismos: nuestro objetivo no es la publicación de un tratado teórico, sino la de
un manual eminentemente práctico.
Los autores
Valencia / Sevilla 1997
1. ÚTILES NECESARIOS PARA EL AJUSTE DE LAS CAÑAS
Empezaremos por relacionar los utensilios necesarios para poner en práctica las instrucciones de este manual.
Podrás comprobar que todos ellos son fáciles de adquirir en cualquier ferretería o tienda de bricolaje:
• Un cristal de 20 x 20 cm y 5 mm de espesor
• Papel de lija para madera de distinto grano:
• N° 150 (grueso) N° 240 (medio) N° 360 (fino)
• N° 600 a 1.000 (muy fino)
• (Estas numeraciones son mera referencia, pues puedes adquirir números aproximados si no
encuentras los antedichos).
• Un calibrador, para medir las dimensiones de la caña.
• Un cortacañas, que dependerá del instrumento que se practique, y que encontrarás en tiendas de
música.
Fig 2
B) LAS PROPORCIONES EXTERIORES. Las medidas exteriores de la caña deben estar relacionadas con la
boquilla utilizada; por tanto deberéis medir la ventana de vuestra boquilla (ver B.1) buscando siempre que
burilación y ventana midan lo mismo, ya que si la primera es más larga que la segunda el sonido producido
resultará con poca vibración y con un timbre algo nasal.
Para resolver este problema, debes utilizar el cortacañas y cortar la punta de la caña a la medida de la ventana.
Puede ser que al realizar dicho corte, la caña resulte excesivamente fuerte, en cuyo caso habrás de volver a
retocar. (Ver apartado de "rectificación y optimización de la caña").
Ante el caso contrario -o sea, cañas con burilación corta- la solución consiste en lijar con papel de espesor
medio (n° 240) desde la base de la burilación en dirección a la corteza, hasta alcanzar la medida idónea (fig. 3).
Fig 3
(B.1) Entendemos por "ventana" la zona hueca de la base de la boquilla, sobre la que se acopla la parte baja de
la caña. Es aconsejable que observes la caña lateralmente, fijándote en que el espesor de la madera vaya
disminuyendo lo más progresivamente posible desde la base de la burilación hasta el extremo (nos referimos a
los ángulos laterales); cualquier bajada brusca del espesor de la madera antes de llegar al extremo será
contraproducente para la correcta vibración.
Asimismo, dichos ángulos laterales deberán ser iguales, para que la caña vibre equilibradamente. Véanse las
siguientes figuras:
Correcto
Fig 4
Incorrecto
Para solucionar el problema de dos ángulos desiguales, deberás quitar madera al ángulo más grueso hasta
igualar ambos, trabajando con lija n° 240, como se indica en la figura 5:
Fig. 5
C) EL DIBUJO INTERNO DE LA BURILACIÓN. La regla fundamental que hay que observar para que la
caña tenga la calidad suficiente es la de su simetría
Imaginemos una línea vertical que cruza por el centro exacto de la burilación (zona de
vibración); el espesor de la madera de un lado deberá ser exactamente igual al del otro. Si
miramos a contraluz una caña que funcione razonablemente bien observaremos que
existe una mayor concentración de madera justamente por donde hemos trazado el eje
imaginario hasta alcanzar casi la punta. Es una forma a la que algunos autores han
denominado "U" invertida (fig. 6). Por lo general, las cañas que presentan este dibujo
interno tienen más probabilidades de funcionar bien. En cambio, cuando observamos que
la burilación presenta zonas excesivamente claras en el centro, es casi seguro que habrá
que desecharla.
Fig.: 6
Otro elemento de gran importancia son los "xilemas" -esas finas líneas oscuras que surcan la burilación
verticalmente-pues constituyen el "esqueleto" o armazón de la caña, manteniendo la tensión en la madera
incluso en las zonas de menor espesor. Según este principio debes elegir cañas en las que a la punta le llegue la
mayor cantidad de xilemas, ya que éstos inciden directamente en la vibración y por tanto proporcionan tensión
y consistencia a nuestro sonido.
Fig.: 7
Fig.: 8
No intentes dejar la caña a punto de una sola vez, pues recuerda que:
1°.- La caña debe estar un poco fuerte para poder soportar los sucesivos retoques (recuerda que retocar significa
siempre quitar madera y, consecuentemente, reblandecer la caña).
2°.- Durante los primeros días y a consecuencia de la adaptación de la caña a la humedad, ésta irá perdiendo
paulatinamente parte de la dureza original.
• b. Si la caña es blanda:
SENSACIÓN: Excesiva facilidad en las emisiones y en la flexibilidad. El timbre tiene un matiz chillón o nasal
y, en algunos casos, el sonido se ahoga en el registro más agudo.
Esta caña no posee suficiente madera, por lo que te recomendamos cortar la punta con el cortacañas (fig. 9)
hasta que suene con la suficiente consistencia. Debes recortarla en pequeños trozos para no dejar la punta sin
flexibilidad.
Fig.: 9
Si has realizado un corte excesivo, convendrá medir la burilación y restablecer su longitud original como se ha
explicado en el apartado 3, punto B. Asimismo debes comprobar con ligeros toques si la punta es
suficientemente flexible, comparándola con la de una caña que consideres buena. Si ésta es rígida, debes lijar la
zona indicada (lija n° 360) con cuidado de no dejarla excesivamente fina o delgada, ni de quitarle demasiados
xilemas (fig. 10).
Fig.: 10
Fig.: 11
Fig.: 12
• e. Ajustes en el registro agudo:
SENSACIÓN: El extremo superior del registro agudo es inconsistente y débil. Tiene tendencia a "ahogarse".
Mira la caña a contraluz. Seguramente descubrirás que cerca de la punta hay más claridad de lo habitual o, lo
que es lo mismo, que falta madera en ese punto.
Ante la carencia de madera, la solución siempre es la misma: cortar la punta; de esta forma consigues más
resistencia en la caña. Pero ya sabes que si el corte es excesivo hay que devolver a la burilación las dimensiones
originales.
Fig.: 13
7. LA CAÑA Y EL CLIMA
La caña, como cualquier elemento procedente de la naturaleza, es sensible al ambiente en que se encuentre; en
nuestro caso, el factor que más influye es la humedad relativa del aire.
Así, en ambientes con mucha humedad -por ejemplo, en zonas próximas a la costa- la lengüeta siempre tiende
a reblandecerse, necesitando el instrumentista cañas más fuertes o resistentes que en las zonas de ambiente
seco.
Esta sensibilidad de las cañas a la humedad es aún más perceptible cuando tras un periodo de calor o sequedad
siguen unos días de lluvias intensas. Seguro que todos nos hemos sorprendido cuando un cierto día probamos a
tocar el instrumento y encontramos que ninguna caña tiene la misma resistencia que antes.
Para prevenir estos "pequeños desastres", te damos un consejo: cuando retoques tus cañas no las dejes todas
con la misma resistencia, pues así dispondrás de un amplio abanico de posibilidades futuras, adaptables a
cualquier cambio atmosférico. Esta costumbre ha sido siempre norma común en los profesionales que tienen
que viajar constantemente y necesitan disponer siempre de cañas útiles, por muy variadas que sean las
circunstancias atmosféricas en las que desarrollen su trabajo.
8. ALMACENAMIENTO E HIGIENE
En el apartado anterior hemos resaltado la influencia que el clima puede ejercer sobre las cañas; de ello es fácil
deducir que el lugar ideal para almacenarlas deberá estar lo más protegido posible de los cambios atmosféricos,
o sea, en donde la temperatura y la humedad varíen lo menos posible.
Es natural que lleves tus cañas preferidas junto a tu instrumento, pero evita en lo posible dejar el maletín o la
funda expuestas a un excesivo frío o calor. Un buen lugar suele ser la zona alta de los armarios, ya que el nivel
de aislamiento a la temperatura y humedad es bastante aceptable. Otra solución es el empleo de unas cajas
especiales para guardar cañas en las que se mantiene constante la humedad, y que podemos encontrar en
comercios de música.
Otro factor importante a tener en cuenta es la conservación del asiento de la caña. Las lengüetas se venden en
cajas o en pequeñas fundas de plástico, pero para nosotros lo ideal es guardarlas encima de un cristal,
sujetándolas con una goma elástica para evitar deformaciones en su zona plana.
A veces nos puede ocurrir que tras guardar nuestras cañas durante algún tiempo en un lugar demasiado
húmedo, nos las encontremos después llenas de manchas oscuras o de una ligera pelusilla. En ese caso, habrá
que limpiar primero esas manchas con un algodón impregnado en alcohol, lavarlas luego con abundante agua,
y finalmente secarlas con un paño suave. Si aún quedan manchas, ya será demasiado tarde, pues éstas han
penetrado en el interior de la madera y han afectado al equilibrio y vibración de la caña; lo único que podemos
aconsejarte ya en ese caso es que ¡nunca vuelvas a guardar las cañas en ese lugar!.
Es posible que al leer el enunciado de este capítulo te haya sorprendido la palabra "higiene". ¡Pues sí!: las cañas
deben ser limpiadas como mínimo una vez cada dos semanas. Los motivos son los siguientes:
1°. Durante el uso, tu saliva va depositando restos de suciedad en la burilación.
2°. Dichos restos forman una capa que obstruye los vasos que surcan la burilación, acortando la vida activa de
la caña, y alterando considerablemente su resistencia y vibración.
Aunque a algunos instrumentistas les parezcan exageradas estas razones, es de todos sabido que al poco tiempo
de utilizar una caña podemos observar un ligero oscurecimiento a lo largo de la burilación, empezando siempre
desde el talón o base. Nosotros, tras muchos años de experiencia, hemos comprobado que mediante una
limpieza adecuada, las cañas son útiles durante mucho más tiempo. Por ello te sugerimos que adoptes los
siguientes hábitos:
1°. Inmediatamente después de haber practicado con tu instrumento, seca la caña con un paño de algodón. Ten
cuidado de no astillar la punta.
2°. Evita en lo posible tocar la burilación con los dedos, pues la capa de grasa que los cubre, la ensucia, y por
tanto acorta la vida de la lengüeta.
3°. Una vez cada dos semanas limpia con profundidad la caña, para lo cual te proponemos dos opciones:
A) Limpia suavemente toda la caña mediante un cepillo dental que ya no utilices, impregnándolo con un poco
de pasta dentrífica común. Enjuágala posteriormente con abundante agua.
B) Utiliza una lija muy fina (números entre 600 y 1.000) para quitar toda la suciedad, tanto en el asiento (colo-
cando la lija sobre el cristal) como en la burilación (frotando con un pequeño trozo por toda la superficie).
Estamos convencidos de que siguiendo estas pautas pronto descubrirás que tus cañas son utilizables durante
mucho más tiempo.