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Las lipoproteínas del tipo HDL (de alta densidad) se encargan de transportar el
colesterol desde los tejidos periféricos hacia el hígado; concentran el colesterol
libre circulante (producto de la rotura de las células y lo transportan hacia el
hígado para su excreción); esto sería el transporte en reversa del colesterol.
Tabaquismo
Obesidad
Falta de ejercicio
Andrógenos
Agentes progestacionales
Esteroides anabólicos
Agentes betabloqueadores
Hipertrigliceridemia
Factores genéticos
2.Función de la HDL
Las lipoproteínas son, como su nombre indica, complejos macromoleculares de lípidos y proteínas,
que viajan en el torrente sanguíneo. Estos complejos forman una monocapa de lípidos, similares a
los de la membrana citoplasmática. Su función es la de transporte de moléculas, normalmente
lípidos, por el torrente sanguíneo. Las moléculas de HDL son las de pequeño tamaño, en el interior
llevan poca carga, y a medida que circulan por el torrente sanguíneo van introduciendo en su
interior colesterol. Los HDL transportan el colesterol sobrante del cuerpo hasta el hígado, donde
será metabolizado. Por lo que el colesterol HDL es aquel que se encuentra embebido en estas
moléculas y no libre en la sangre. El colesterol de las HDL supone un 20 a 30% del colesterol total
del colesterol sanguíneo.
El sexo de los individuos influye, presentando los hombres una concentración menor de
HDL que las mujeres. Otros factores que pueden ayudar a tener unos buenos niveles de
HDL son el deporte y el sexo, así como el consumo moderado de alcohol. Por el contrario
el tabaquismo o la vida sedentaria influyen negativamente en su concentración.
Finalmente un factor obvio que influye en su concentración es el factor genético.
Significancia clínica