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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN MARTÍN

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS


DEPARTAMENTO ACADÉMICO DE CIENCIAS ECONOMICAS
ESCUELA ACADEMICA PROFESIONAL DE CONTABILIDAD

LA FILOSOFIA CRISTIANA MEDIEVAL: LA PATRISTICA Y


LA ECOLÁSTICA

ASIGNATURA : FILOSOFÍA GENERAL

DOCENTE : Mg. Psic. JANETH BARBARÁN REÁTEGUI

ALUMNOS :
 MARITZA MIRANO CARRERA
 CARLOS BARDALES DOMINGUEZ
 RUT MARILU HUAMANTA MANOSALVA

CICLO : II

RIOJA – PERÚ
2015
La filosofía cristiana es objeto de diversas interpretaciones y, hay unos que
niegan rotundamente que tenga alguna validez y otros que declaran que es la
única forma posible de hacer genuina a la filosofía.
El Cristianismo guía, protege y salva a la cultura clásica, dando así un nuevo
nacimiento a una nueva civilización, la civilización cristiana.
El cristianismo, trae consigo la verdad revelada, que no es más que conocer la
situación del hombre en el mundo, y su condición ante la nueva ley para lograr
la salvación de su alma. No desconociendo que ya Dios los tenía en su plan en
la Antigua ley y en los profetas.

CARACTERISTICA DE LA FILOSOFÍA CRISTIANA MEDIEVAL

El pensamiento de los primeros expositores cristianos los padres de la Iglesia se


ha denominado Patrística. En este ciclo, predominó el idealismo platónico.
Advino después la Escolástica, en que predomina el pensamiento sistemático y
totalizador de Aristóteles.

Se ha denominado Patrística a la especulación de los Padres de la Iglesia. Con


la extensión del Cristianismo en el mundo greco-romano en los comienzos del
S.II de nuestra era, surge el desafío a los cristianos cultos de la época, no sólo
de vivir el cristianismo, sino de exponerlo y hacerlo comprensible a la mentalidad
culta de los paganos. Este esfuerzo de interpretación constituye el quehacer
filosófico de los Padres de la Iglesia. La Patrística se caracteriza por su defensa
racional del cristianismo frente a los ataques del paganismo filosófico y religioso,
y por su aceptación de las verdades filosóficas que convienen con la revelación
cristiana. Así, al mismo tiempo que se forja la filosofía cristiana, se forma la
dogmática del cristianismo.

1. La corriente gnóstica primitiva

El ciclo patrístico se inicia con una tendencia gnóstica, en que la doctrina


cristiana se explica a través de teorías filosóficas de origen pitagórico, platónico
y neoplatónico. Después de los Padres Apostólicos, continuadores de los
apóstoles, advienen los apologistas de la época de los emperadores Antoninos,
entre los cuales se distinguió San Justino de Naplusa (hacia 100-163).

De la posición gnóstica fue máximo representante Valentino, ferviente platónico,


que tuvo numerosos discípulos en Lyon. Y un decidido adversario en San
Ireneo (140-203). En general, los gnósticos fueron esencialmente dualistas:
preocupados por la idea del mal y por el problema de su relación con Dios,
enfrentaron los conceptos de divinidad y, materia. Pero en su última esencia, la
gnosis fue un impulso místico: el conocimiento verdadero, según esta tendencia,
sólo se consigue en Dios. Meta suprema de todo conocimiento, por lo tanto, será
la unión del hombre con su creador.
2. La tendencia apologética

A esta primera tendencia, propiamente sincretista, sigue la posición apologética


de muchos Padres de la Iglesia. Se trataba de defender, con argumentos
racionales, la nueva fe y sus implicaciones dogmáticas. La figura más notable de
este período fue Tertuliano (c.155-245), cuyo temperamento jurídico le lleva a
afirmar que el cristianismo se impone a la razón humana como una nueva ley de
la vida. Poseedor de un vasto conocimiento de la filosofía griega, Tertuliano
defendió en sus obras, con argumentos racionales, la nueva fe. Y creó la
terminología básica de la teología cristiana.

3. Hacia una filosofía de la religión

Hacia este objetivo tendieron los esfuerzos de dos Padres de la


Iglesia: Clemente de Alejandría, fallecido en el año 215, y Orígenes,
desaparecido en el año 254 y discípulo del anterior. Las obras de este último son
un esfuerzo heroico para elucidar el contenido de las Escrituras (Antiguo y Nuevo
Testamento) a la luz de la filosofía griega, y en especial de la metafísica
neoplatónica. Sus obras se relacionan con la casi totalidad de la ciencia
eclesiástica: exégesis y crítica de las Escrituras (exégesis escrituraria),
apologética, ascética, moral, polemística y dogmática.

4. La nueva patrística: Agustín de Hipona

La Nueva Patrística, o período final de este gran ciclo de la primitiva filosofía


cristiana, encuentra en Agustín de Hipona su máximo representante. Este ilustre
pensador nació en Tagaste (África) en el año 354 y falleció en el 430, siendo
obispo de Hipona. Había sido pagano, y se convirtió al cristianismo después de
prolongadas vacilaciones y de vastos estudios. En su conversión tuvo parte
decisiva San Ambrosio de Milán.

Para el objeto de nuestro estudio, su principal aporte a la cultura del mundo


occidental es su obra La Ciudad de Dios (De civitate Dei), primer intento de
formulación de un sistema de interpretación filosófico-teológica de la Historia, es
decir, del acontecer humano. Las tesis que contiene esta obra se estudian en la
segunda parte de este libro.

Punto de partida de la filosofía agustiniana es la propia certidumbre de la


experiencia interna, que es la que nos indica lo que es verdadero y lo que es
falso. En este terreno, se muestra platónico, como lo demuestra su célebre
sentencia: -Noli foras ire, in te ipsum redde, in interiore hominis habitat
veritas.

Otro de los conceptos básicos del pensamiento agustiniano es el de que la


esencia del hombre radica en la voluntad. Inclusive la actividad de los sentidos,
que se proyecta al exterior, es una impulsión anímica (intentiones animae). La
fe religiosa, según San Agustín, reposa también en un acto de voluntad.

En las obras de San Agustín, el concepto de libre albedrío se limita cada vez
más, cediendo el paso al de la predestinación: corresponde a Dios "elegir a los
que quiere". Aquí, su pensamiento abandona el campo especulativo propio de la
filosofía racional y se adentra en el de la teología.

LA ESCOLASTICA

1. Caracterización y cronología

Se da el nombre de Escolástica a aquello filosofía cristiana que aspira a


desarrollar y fundamentar la doctrina de la Iglesia como sistema científico
(Volandera). Debe su nombre a las escuelas en que fue enseñada. Doctores
scholastici, o escolásticos, se llamó originalmente a los maestros de las siete
"artes liberales": gramática, dialéctica y retórica (trvium); aritmética, geometría,
música y astronomía (quadrivium).

Con la Escolástica, coincide en Alemania el desarrollo de corrientes místicas que


culminan en el tercero de los períodos que adelante se determinan. Conviene
recordar, además, que en la Edad Media florecieron también filosofías no
cristianas: árabe y judía, especialmente.

La historia de la Escolástica se puede dividir, cronológicamente, en tres períodos:

1. Sus comienzos (siglo IX a inicios del XIII),

2. Su culminación (siglos XIII y XIV), y

3. Su decadencia (siglo XIV -fines- y siglo XV).

2. Comienzos de la Escolástica

Figuras importantes, dentro de este período, fueron Juan


Eriugena o Escoto, San Anselmo de Caterbury y Pedro Abelardo.

Eriugena (siglo IX) tomó parte en la controversia teológica sobre la


predestinación. Experimenté la influencia del pensamiento agustiniano y escribió
la obra De divisione naturae, que es una filosofía de la naturaleza, pero de
carácter místico. Para Eriugena, las cosas sólo existen en cuanto son conocidas.
Y son manifestaciones de Dios ("teofanias"). Nuestra personal existencia,
además, es la revelación de Dios en nosotros mismos, porque nada existe fuera
de él.

En la célebre discusión de "los universales" -nominalistas y realistas-


intervino San Anselmo de Caterbury (siglo XI). Esta disputa consistió en que
ciertos filósofos escolásticos afirmaban que los conceptos universales
constituyen lo que verdaderamente existe (realismo), en tanto que los otros
afirmaban que tales conceptos universales son meras palabras o abstracciones
del intelecto (nominalismo, de "nomen", palabra). Eriugena fue "realista" lo
mismo que San Anselmo de Canterbury. Este formuló la célebre "prueba
ontológica" de la existencia de Dios: -El ser más general tiene también que ser
el más real y el más perfecto, y como tal no puede menos que existir, porque su
existencia es su esencia.
Pedro Abelardo (1079-1142) era francés de origen y su existencia fue
apasionada y romántica. En la discusión sobre los universales adopté una
posición intermedia, afirmando que la realidad de lo universal se manifiesta en la
individualidad de cada ser (universalia in rebus) y que las formas -ideas- de las
cosas existen de antemano en el espíritu divino como conceptos, pero que estos
conceptos divinos solamente pueden ser conocidos por el hombre en las cosas
y mediante el ejercicio de su propia razón.

Sus aportes más importantes fueron de carácter dialéctico. Sostiene que, en


materia religiosa, los puntos de vista o argumentos puramente autoritarios deben
sustituir por argumentos racionales, toda vez que la razón nos fue dada para el
bien, por lo cual no debemos desconfiar de ella. Ser cristiano, afirma Abelardo,
equivale a ser lógico. Este gran pensador interpretó muchos dogmas y
afirmaciones bíblicas en sentido meramente simbólico. Así, la ascensión de
Cristo significa para un intelectual la elevación de las almas al plano de lo
extraterreno. Afirmó, además, que en el mundo intelectual no caben los
conceptos puramente materiales de un cielo o de un infierno.

También se ocupó Abelardo de la ética. En este terreno, su principal afirmación


es la de que el hombre solo peca cuando obra contra su conciencia. La ley
natural es anterior a toda revelación, es decir, la norma moral antecede a
creencia religiosa. Y el amor es la virtud que nos salva y redime. De aquí que en
su Diálogo entre un filósofo, un judío y un cristiano, no llegue a ninguna
conclusión sobre "la mejor" de las religiones; en cambio, los interlocutores
terminan poniéndose de acuerdo partiendo de la ley moral, que nos obliga al
amor hacia toda la humanidad.

Como puede verse, las tesis de Abelardo -revolucionarias para su época- han
comenzado a ser aceptadas oficialmente por la Iglesia Católica: Su modernidad
hace de este gran pensador la figura más importante del primer período
escolástico.

3. La culminación de la Escolástica

a. Filosofía árabe

En la Edad Media, existieron dos escuelas filosóficas "árabes"; la oriental, con


sede en Bagdad, y la occidental, que floreció en España y especialmente en la
ciudad de Córdoba.

En Bagdad, Al-Quindi (siglo IX) afirmó que el estudio de las matemáticas y de


las ciencias de la naturaleza era condición previa indispensable para ascender
al campo de las generalizaciones filosóficas.

En España, Avenpace (siglo XII). -en su Guía del solitario- describió los grados
del conocimiento, desde el instinto animal hasta el conocimiento puro, que es
aquel que emana de la divinidad y formé parte de su esencia.

El más celebrado de los filósofos árabes españoles fue Averroes (siglo XII),
teólogo, jurista, médico y pensador tan ilustre como influyente. En su filosofía,
fue aristotelista puro y sistemático. De aquí que sus obras hubiesen modelado la
filosofía escolástica del último período, porque fueron traducidas del árabe al
español, al italiano y a otros idiomas modernos.

b. La filosofía judía

El más célebre de los pensadores judíos de la Edad Media


fue Maimónides (1135-1204), nacido también en Córdoba (España). En su
obra Guía del atribulado explica cómo el hombre que ha perdido la fe debido al
estudio de la filosofía, puede recobrarla mediante el estudio de la ciencia. Para
Maimónides, el bien supremo es el conocimiento de la verdad científica, pero el
fin y el sentido de toda sabiduría es la moral, es decir, la ética personal
enfrentada a la vida real.

Remotamente, Maimónides se muestra así como un precursor del pensamiento


filosófico de Albert Schweitzer, para quien no es posible divorciar la ética de la
filosofía ni de la ciencia. Sobre la vida y las ideas del célebre misionero, músico
y filósofo alsaciano consúltese su libro Ma vie et ma pensée (Club des Editeurs.
Albin Michel. París, 1960) y principalmente su Filosofía de la Civilización, de la
que existe traducción española por Héctor Vaccaro Editorial Sur, S.A. Buenos
Aíres, 1962.

c. Los grandes pensadores escolásticos

La filosofía escolástica culmina en el siglo XIII con las obras de Alberto Magno,
de origen alemán (1206-1280) y de Santo Tomás de Aquino, nacido cerca de
Nápoles hacia 1225 y fallecido en 1274, cuando viajaba para asistir al Concilio
de Lyon.

1) Alberto Magno

Mejor que un pensador original, fue un erudito, razón por la cual recibió el nombre
de "Doctor universalis". Pero fue quien más influyó entre los filósofos
occidentales cristianos, en el sentido de inclinar el pensamiento crítico por las
vías del aristotelismo. Y esto, hasta el punto de que varias de sus obras son
comentarios e inclusive paráfrasis de los tratados del Estagirita.

En Alberto Magno se presenta una muy interesante conjunción del criterio


sistemático de Aristóteles, la dogmática de San Agustín y los postulados
puramente científicos de Galeno e Hipócrates. Sostiene que las cuestiones de la
filosofía deben ser tratadas con los mismos medios que proporciona esta
disciplina y que, por el contrario, la teología tiene que seguir su propio camino,
en cuanto se basa en la verdad revelada por Dios al hombre.

De aquí que diferencie claramente el conocimiento natural (filosófico) del


conocimiento sobrenatural (teológico). Esta posición básica pasa a su discípulo
Tomás de Aquino.

2) Tomas de Aquino
Fue y sigue siendo, indudablemente, el más importante e influyente de los
filósofos cristianos de la Edad Media. Su misión consistió, esencialmente, en la
ordenación -dentro del mundo conceptual de la iglesia- del antiguo concepto del
mundo, que toma de Aristóteles. La razón natural, en este sistema, es aceptada
como fuente última de toda verdad, porque lo que de ella emana, lo que ella
reconoce como cierto, no sólo tiene validez en filosofía sino en teología.

Metafísica. Existe, según Santo Tomás, una serie continua de evolución desde
las formas inferiores de la existencia, pasando por la vida de las plantas (anima
vegetativa) y la de los animales (anima sensitiva) hasta la existencia humana,
animada por el espíritu (anima racionalis). Y, más allá todavía, hasta llegar a
los ángeles -espíritus superiores incorpóreos-, y finalmente a Dios.

Ética. El fin moral del hombre consiste en el desarrollo de su naturaleza racional.


Decidido intelectualista, Tomás de Aquino considera que es el entendimiento el
que rige la voluntad. Esta puede elegir libremente, pero decide basándose en
actos racionales, o sea en el conocimiento de las cosas.

Política. El derecho es de origen divino. La monarquía es la mejor forma de


gobierno, porque equilibra los intereses de la aristocracia y los del pueblo. En
todo caso, la existencia presente no es sino una preparación para la vida futura,
y lo divino de esta existencia por venir se revela o hace visible en la Iglesia
Católica. De donde todos los reyes y soberanos deben obedecer al Papa, que
es el representante de Cristo en la tierra.

Intentar una síntesis esquemática de las doctrinas de pensadores sistemáticos


es tarea tan peligrosa como imposible. En todo caso, debe recordarse que
la Suma filosófica y la Suma teológica son obras de síntesis realmente
grandiosas. La última en particular, es un verdadero compendio del pensamiento
tomista e, inclusive, de todo el pensamiento escolástico.

Muchos de los aportes conceptuales de Tomás de Aquino, y muchas de sus


doctrinas, pertenecen a un pasado irreversible. Subsisten de su pensamiento, en
cambio, facetas que coinciden con el pensamiento y con la ciencia moderna.

D. APÉNDICES

1. Pedro Abelardo

Nació cerca de Nantes en el año de 1079, de familia de soldados. Se le considera


como la grande figura filosófica de los siglos XI y XII. Su avasalladora
personalidad le rodeó en París de innumerables discípulos.

Fue posiblemente el primero de los grandes agitadores de ideas y por ello se


anticipó en muchos siglos a su tiempo. Pero su inmenso prestigio fue la fuente
de sus desgracias. Enamorado de la sobrina de un canónigo colega suyo, cuya
educación le había sido confiada -Eloísa- la sola presencia de la amada excitaba
su inteligencia en grado eminente. Gozaba desplegando ante ella su, prodigiosa
imaginación y la muchacha le correspondía primero con su admiración y luego
con una pasión que llegó hasta la sublimidad del sacrificio.
Cuando el tío de Eloísa conoció la naturaleza de sus relaciones con Pedro
Abelardo, hizo mutilar cruelmente a este y obligó a Eloísa a tomar hábitos
religiosos.

La correspondencia de los dos amantes sigue siendo ejemplar en su género. Y


a pesar de la humillación irreparable y del desastre de su vida, Pedro Abelardo
continuó carrera de pensador y de maestro. Muchas de sus tesis teológicas,
demasiado audaces para, su tiempo, fueron condenadas en el Concilio de
Soissons. Por último, se retiró al monasterio de Cluny, donde falleció en 1142.

Pedro Abelardo fue un dialéctico sutil, riguroso y abrumador, calificativos que le


aplica con justicia Jacques Chevalier.

Su filosofía

Para Pedro Abelardo la filosofía es la "ciencia del discernimiento", que permite


al espíritu comprender y apreciar las causas ocultas de las cosas y por la duda
y la búsqueda, llegar a la perfección de la verdad y a la distinción de lo verdadero
y de lo falso (Precursor de Descartes).

De Platón tomó el idealismo, más por su aspecto estético que por el filosófico, y
de Sócrates adoptó el "Conócete a tí mismo" como regla de la moral. A diferencia
de los hombres de su tiempo, fue un espíritu abierto a todas las inquietudes y
que a través de todos los sistemas y religiones persiguió lo que en ellos y en
ellas se encuentra de verdadero.

Sostiene que la experiencia vital es de condición indispensable para enseñar a


los demás, porque nadie puede transmitir sino aquello que ha comprendido y
experimentado de antemano en sí mismo.

Rectificó continuamente sus obras y modificó constantemente sus concepciones


básicas. Su pensamiento estuvo siempre en perpetuo devenir, porque
consideraba que la ciencia no es algo estático, sino dinámico. (Precursor de
Hegel y, en general, de todo el pensamiento filosófico y científico moderno).

Su última obra, el célebre Dialogus inter yudaeum, philosophum et


christianum, contiene algunas de sus más bellas páginas y de sus más
sugestivas visiones intelectuales. Como la gracia es la culminación de la
naturaleza, la verdad cristiana se aparece a Abelardo como una verdad total que
incluye a todas las demás. Por esto mismo, estas verdades parciales también
son verdades. El cristiano que presenta en su diálogo trata de convencer al
filósofo pagano y al judío no negando las verdades a que ellos adhieren, sino
integrándolas en la fe cristiana, en la que toma su sentido y
encuentran su plenitud. Dicho de otra manera: el paganismo y el judaísmo son
verdades que se integran evolutivamente en una verdad más alta, que es el
cristianismo. (Precursor del evolucionismo religioso).

Consideró a la política como una ciencia práctica de las costumbres, al lado de


la ática y de la economía, anticipando así las doctrinas de Juan de Salisbury.
Demuestra, además, que el análisis completo de la noción de justicia implica una
ciencia de la utilidad, es decir, una ciencia o filosofía natural del orden social y
político (Precursor de Bentham, Stuart Mill y demás utilitaristas del siglo XIX).

En la querella de nominalistas y realistas asumió una posición absolutamente


original. Para él lo importante no es saber si los "universales"(conceptos
genéricos universales) tienen existencia real o no la tienen, es decir, si son
nombres o realidades. Lo importante es que lo universal, que no existe para
nosotros más que in re, existe en el espíritu divino ante rem. (En esto, se
presenta como precursor de Tomás de Aquino).

En psicología formuló con perfecta claridad la teoría de los dos principios


complementarios de que está hecha la Verdad total: la distinción radical y al
mismo tiempo la estrecha unión de la percepción sensible y de la percepción
intelectual propiamente dicha. Cuerpo y alma son entidades diferenciables y
distintas, pero se compenetran en el acto del conocimiento.

De toda la filosofía de Pedro Abelardo fluye un racionalismo cristiano que más


adelante desarrollará y sistematizará genialmente Tomás de Aquino. Los
fundamentos de la fe son y deben ser racionales y por lo tanto pertenecen al
fuero íntimo de la conciencia de cada cual. (Recuérdese la declaración sobre
libertad religiosa promulgada por el II Concilio Vaticano).

2. El pensamiento de Tomás de Aquino (Según Volandera)

1. Su vida

Nace en las proximidades de Aquino, territorio de Nápoles, hacia 1225. Era noble
y a los 16 años ingresó en la orden dominicana. Fue el discípulo preferido de
Alberto Magno, al que siguió en sus viajes a Colonia y a París. Enseñó en esas
ciudades, y también en Bolonia, Roma y Nápoles. Murió en 1274 cuando viajaba
a Concilio de Lyon. Desde el siglo XV se le llamó "el Doctor Angélico".

2. Sus doctrinas

a. Relación de la Teología con la Filosofía.

Esencialmente, el aporte tomista consiste en ordenar, dentro de la ideología


cristiana, la filosofía aristotélica, construyendo así lo que Volandera llama "un
imponente sistema". La razón natural no es rechazada, sino que aquello que por
ella es reconocido como cierto tiene también validez para la Teología. Pero allí
donde no alcanza la razón, debe guiamos la revelación. Así, la razón nos
demuestra la existencia de Dios, pero no alcanza a abarcar el misterio de la
Trinidad, por ejemplo. En este terreno, solo sirve la razón como auxiliar,
explicando ciertas analogías y refutando objeciones, pues las doctrinas no son
contrarias, sino superiores a la razón.

De aquí que, a fin de cuentas, la ciencia humana sea solamente una servidora
de la Teología, y la naturaleza una realidad precursora de la Gracia. Esta,
recibida de Dios, no suprime la naturaleza, sino que la completa.
b. Metafísica y psicología.

Toda la lógica, toda la psicología y la ática de Aristóteles pueden ser


incorporadas sin daño a la doctrina de la iglesia, inclusive ciertos capítulos de su
metafísica. La tesis aristotélica de la materia y la forma es acogida integralmente
por Santo Tomás. El principio de la individuación de las cosas concretas consiste
en que la materia es determinada por las formas. Formas primeras son espacio
y tiempo, que van unidas inseparablemente a la materia. En, un plano más
elevado se encuentran las formas inmateriales separadas, o inteligencias,
jerarquía en la cúspide de la cual se encuentra la divinidad, causa eficiente y al
propio tiempo causa final de todo lo creado por ellas.

El alma humana es una de las formas inmateriales o inteligencias y es el principio


animador de la parte corpórea de los seres humanos. Existe una serie Continua
de evolución desde las formas inferiores de existencia hasta la divinidad misma.
Por lo demás, existe una cierta independencia en el curso de la naturaleza y en
la existencia del hombre, pues el azar (cruzamiento de causas y efectos) y la
voluntad libre no son incompatibles con la providencia divina.

La división de las facultades y actividades del alma, la toma Tomás de Aquino


de Aristóteles, pero -contra Averroes-, afirma que la inmortalidad del alma en el
sentido cristiano se sigue esencialmente de su inmaterialidad.

c. Ética y Política.

En estas dos disciplinas, también siguió Tomás de Aquino a Aristóteles. Así, el


fin moral del hombre consiste en el desarrollo de su naturaleza racional. A las
antiguas virtudes filosóficas, agrega tres virtudes cristianas: fe, esperanza y
caridad, que son las que conducen a la eterna bienaventuranza, en tanto que las
primeras solo aseguran la satisfacción del hombre en la vida presente. En la ática
tomística es esencial el postulado de que la voluntad puede elegir libremente,
pues lo hace racionalmente. De aquí que atribuya al primado de la ática no a la
voluntad, sino al conocimiento.

En cuanto a la Política, en las doctrinas de Tomas de Aquino no nos encontramos


ya con la contraposición rígida de San Agustín entre el Estado mundano y
pecador y la Civitas Divina. Por el contrario, el hombre -como animal político-
está llamado por la naturaleza a una vida social, de donde surgen los vínculos
de familia, de comunidad y de gobierno o Estado. Este último, es una institución
puramente humana y su fin, realizar la felicidad del hombre en la tierra. Pero el
derecho es de origen divino. La monarquía es la mejor forma de gobierno, pero
debe rodearse de garantías en parte aristocráticas y en parte democráticas para
que no degenere en despotismo.

El Estado tomista contiene muy pocos elementos propiamente socioeconómicos.


Así, afirma que la comunidad de bienes no haría más que fomentar la discordia,
y considera la servidumbre feudal algo tan natural e intocable como era la
esclavitud para Aristóteles. Además, muestra muy poco aprecio por el comercio,
que en su opinión es oficio bajo.
Termina Volandera: -"Santo Tomás es el verdadero representante de la
concepción católica y medioeval del mundo, formulada a través de un sistema
que demuestra habilidad y penetración en sus detalles. Enlazó íntimamente la
investigación antigua con el pensamiento del Occidente cristiano y, al distinguir
entre saber natural y revelación, reconoce la independencia de la ciencia. Las
objeciones que pueden concentrarse contra él, desde el punto de vista de la
ciencia moderna y de una filosofía ya independiente, no se refieren a su persona,
sino a su concepción del mundo.

Períodos de la filosofía cristiana


I. Período antiguo o de iniciación (siglos I al IV)

 Padres apostólicos (siglo I); pensadores cuya vida transcurrió en los tiempos
apostólicos. Destaca san Clemente de Roma.

 Padres de la Iglesia o patrística (siglos II y IV); Con la excepción de


san Agustín de Hipona (354–430), no crearon un sistema filosófico completo.
El pensamiento agustiniano dominará toda la filosofía medieval hasta el siglo
XIII, en que surgirá Tomás de Aquino:
a) Padres apologistas (siglo II); destacan san Justino y Tertuliano.
Defendieron al Cristianismo de los ataques paganos.
Filosóficamente no tienen gran interés; en general, su postura
frente a la filosofía pagana es adversa;
b) Escuela cristiana de Alejandría (siglos II y III); primeros intentos de
exposición sistemática del pensamiento cristiano en términos
filosóficos. Reivindicaron el cristianismo como la expresión más
perfecta del pensamiento filosófico. Tuvo como fin ilustrar y formar
a los cristianos y atraer a los gentiles a la fe cristiana. Destacan
san Clemente de Alejandría y Orígenes. Postura conciliadora
respecto de la filosofía;
c) Los capadocios (siglo IV); en su enseñanza cristiana manejan todo
el instrumental de la filosofía griega. Destacan san Basilio, san
Gregorio Nacianceno y san Gregorio de Nisa, originarios de
Cesarea de Capadocia.
BIBLIOGRAFÍA

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