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Hécate, la Oscura Diosa Lunar


11 ENERO, 2015 MARIA MERCEDES 3 COMENTARIOS

HÉCATE era una diosa lunar, una de las


trinidades originales conectada con las tres fases de la luna que
gobernaba el cielo, la tierra y el submundo.
Es identificada como el aspecto oscuro de Artemis. Así como Artemis
personifica la luna creciente, Selene la luna llena, Hécate es la cara de la
luna negra. A diferencia de Artemis, que representaba la luz lunar y el
esplendor de la noche, Hécate representaba su oscuridad y sus terrores.

Es la madre de todos los encantamientos y hechiceras, es la Madre


Terrible que actúa desde las profundidades de la psique (según Jung).
La diosa Hecate era uno de los nombres principales de la Madre
Primigenia, la Anciana, la hechicera, la bruja , la enigmática
diosa del paleolítico. La abuela de la triada de la Madre. A la energia
de esta Madre Primigenia, cada territorio la ha llamado diferente, Heket
en el Egipto Ancestral, Hecate en la Grecia Antigua, Trivia en Roma,
Ixchel,… son algunos de los nombres por los que se la conoce. Pero sus
caracteres personales son casi los mismos.
El nombre Hécate deriva de la diosa-comadrona egipcia Hequit,
Heket o Hekat.El Heq era el matriarcado tribal del Egipto predinástico,
presidido por una mujer sabia. Heket era una diosa con cabeza de rana
conectada con el estado embrionario en el que el grano muerto se
descomponía y comenzaba a germinar. Era también una de las
comadronas que asistía cada mañana al nacimiento del sol.
Los cultos populares que la veneraban como diosa madre
hicieron que fuese integrada en la mitología
griega. Adicionalmente, a medida que la adoración de Hécate crecía,
su figura fue incorporada al mito posterior del nacimiento de Zeus como
una de las comadronas que escondieron al
niño, mientras Crono consumía la roca falsa que le había dado Rea.
En principio aparece en La Teogonía como hija de dos titanes: Perses y
Asteria. Heródoto la llama Atena y nos cuenta que a sus sacerdotisas, de
la tribu de los pedaseos, les salía la barba cuando tenía que ocurrir un
desastre. También ayudará a Perséfone. En Hesíodo no tiene ningún
carácter infernal. Aparece en el himno homérico ayudando a Demeter
como la única que puede escuchar a Perséfone secuestrada en el mundo
subterráneo.

En la Alejandría ptolemaica terminaría adquiriendo sus


connotaciones de diosa de la hechicería y su papel como «Reina
de los Fantasmas», bajo cuyo aspecto triplicado fue transmitida a la
cultura post-renacentista. «Reina de los Fantasmas» es un título
asociado con Hécate debido a la creencia de que podía tanto evitar que
el mal saliese del mundo de los espíritus, como también permitir que
dicho mal entrase.
La perra es el animal más comúnmente asociado a Hécate, quien
a veces es llamada la “perra negra” . Su estrella es Sirio y se la
asocia también con los perros que ladran a la luna. Se creía que, en las
noches sin luna (luna negra o luna nueva invisible), ella vagaba por la
tierra con una jauría de perros fantasmales y aulladores que precedían
su aparición. Algunas veces dicen que aúlla como los perros que la
siguen. En Turquía occidental, en Caria, sus adoradores sacrificaban
perros en su honor y realizaban rituales orgiásticos.
Era responsable de los cruces de caminos y ganó notoriedad en
Grecia como fuente de brujería. Hécate tenía un papel especial en
las encrucijadas de tres caminos (o trivios), donde los griegos situaban
postes con máscaras de cada unas de sus cabezas mirando en
diferentes direcciones. La función de Hécate en las encrucijadas
proviene de su esfera original como diosa de las tierras salvajes y las
zonas inexploradas. Esto llevaba a realizar sacrificios para viajar con
seguridad por estos territorios. Este papel tiene relación con el
de Hermes, dios de las fronteras.
Dicen que se ocupa en extraviar a los viajeros cuando se
encuentran en las encrucijadas. Se creía que Hécate y su jauría de
perros aparecían en esos espacios apartados, que eran para los viajeros
lugares demoníacos y espectrales. Con Hermes, era la guardiana de las
encrucijadas en las que el camino correcto no se conoce. Allí se
levantaban estatuas en forma de una mujer de triple cuerpo o bien
tricéfala. Eran muy abundantes, antiguamente, en los campos, y a su pie
se depositaban ofrendas. Por estar en el cruce de caminos puede mirar
al pasado al presente y al futuro. Uno de sus aspectos es representado
en la Trivia romana.
Hécate es la versión griega de la Trivia (‘tres caminos’) de
la mitología romana. En el siglo VII, Elegio acostumbraba a recordar a
su recién convertida congregación de Flandes que «ningún cristiano
debería prestar o guardar devoción alguna a los dioses de los trivios,
donde tres caminos se cruzan, a los fanos o las rocas, o fuentes o
arboledas o esquinas».
La mitología también nos habla a veces de Hécate como una de las
diosas menos conocidas, hija menor de Zeus, que había sido diosa de la
Luna. Zeus reconoce sus poderes y sus antiguos privilegios. Hesíodo
enfatiza que Hécate era la única hija de Asteria, una diosa de las
estrellas hermana de Leto, a su vez madre de Artemisa y Apolo. La
abuela de estos tres primos era Febe, la anciana titánide que
personificaba la luna. Hécate era una reaparición de Febe, y por tanto
diosa lunar, que se manifestaba en la oscuridad de la luna.
Hesíodo, en la Teogonía 410-414, dice:

Asteria concibió y parió a Hécate, a quien Zeus, hijo de Crono, honró por
encima de todos los dioses, llenándola de las más cumplidas mercedes.
Su potestad abarca la Tierra y el mar infecundo; pero no acaban ahí sus
privilegios, sino que los tiene también en el estrellado Cielo, y es entre
todas respetada por las deidades inmortales.

Zeus le dio su parte en la tierra, las aguas y el cielo estrellado. También


es llamada “la distante” y “la Loba”, y si se le hace caso a Hesíodo, es
una de las hijas de la Noche. Su madre Asteria sería hermana de Leto, la
madre de Apolo y Artemis.

Hécate era cuidadosamente servida:

Todavía ahora, cuando alguno de los hombres de la tierra los propicia,


celebrando magníficos sacrificios según costumbre, invoca
repetidamente a Hécate. Muy fácilmente obtiene gran honor aquél
cuyas súplicas acepta complaciente la diosa, y le concede prosperidad
puesto que está en su mano.

Extendía su benevolencia a todos los hombres concediendo los favores


que se le piden en todos los ámbitos (prosperidad material, don de la
elocuencia, victoria en las batallas y juegos, etc) pues su poder es
inmenso.

Hécate tenía un papel y poder especial en los cementerios. En el


Hades gozaba de gran autoridad, porque era conocida como la reina
invencible y presidía las ceremonias de expiación y purificación de las
sombras a las que se les permitía reparar las malas acciones de su vida
pasada. Ferea era un sobrenombre de Hécate. Entre sus numerosas
sacerdotisas estaban Medea y Circe.
La poetisa Safo la llamaba “La Reina de la Noche”. Hay una
imagen en que esta diosa lleva dos antorchas en sus manos, iluminando
la oscuridad. Tal vez, Safo la llamaba así debido a la intuición que
permite ver la forma de las cosas no visibles. A veces, Hécate aparece
con tres cabezas, como Cerberos y con seis brazos, casi una
reminiscencia de la diosa india Kālī.
Himno Órfico a Hékate
Celebro a Hécate protectora de caminos
y de encrucijadas, agradable,
celeste, ctonia y marina,
de azafranado peplo,
sepulcral, que entra en frenesí
junto con las almas de los muertos,
hija de Perses, amante de las soledades,
que se regocija con los ciervos,
nocturna, protectora de los perros,
reina irresistible,
acompañada de ruidos de animales,
desceñida, de aspecto irresistible,
diosa de los toros,
señora poseedora de las llaves de todo el mundo,
conductora, ninfa,
nutricia de jóvenes,
que vives en los montes;
suplicando a la doncella que se haga presente
en las santas iniciaciones,
siempre propicia para el boyero
y con ánimo grato.

(Himnos Orficos, h. s. VI a.C.)

El principal templo de Hécate se encontraba en Lagina, donde la diosa


era servida por eunucos, y en Grecia se celebraban festivales en su
honor el 13 de Agosto y el 30 de Noviembre, mientras que los romanos
le consagraron el 29 de cada mes lunar (luna negra).
Hécate, por William Blake
Con el tiempo, la anterior Hécate se difumina y aparece una
Hécate oscura e inquietante vinculada al mundo de las
sombras. Hecate pasa a ser la diosa de la hechicería y lo arcano, y la
veneraban especialmente magos y brujas, quienes le ofrecían en
sacrificio corderos y perros negros al final de cada lunación. A los
videntes se les aparecía con una antorcha en la mano o en forma de
distintos animales: yegua, perra, loba, etc.
La rana, criatura anfibia que vive en dos elementos (tierra y agua) , está
también consagrada a Hécate y a la diosa rana egipcia Heqet, con la que
a menudo se la asocia. Como diosa triple, a veces aparecía representada
con tres cabezas: de perro, caballo y oso, o de perro, serpiente y león.
En los llamados Oráculos caldeos Hécate fue también asociada a un
laberinto serpentino alrededor de una espiral, conocido como “rueda de
Hécate” (el «Strophalos de Hécate»). El simbolismo alude al poder de la
serpiente para renacer, al laberinto de conocimiento a través del cual
Hécate guíaría a la humanidad y a la llama de la propia vida. El arte
representa también a Hécate a menudo con tres cuerpos o tres cabezas
y con serpientes entrelazadas alrededor de su cuello ya que es una
divinidad triforme: lunar, infernal y marina. Los marinos la consideraban
su numen titular y le pedían que les asegurase buenas travesías.

Como muchas antiguas diosas madre o de la tierra, Hécate permaneció


sin casarse y no tuvo consorte habitual, diciéndose a menudo que se
reproducía por partenogénesis. Se consideraba que todos los grandes
magos y hechiceros mitológicos eran descendientes suyos,
especialmente los hermanos Circe y Eetes, hijos suyos y, por tanto,
abuela de Medea. Por otra parte, es la madre de muchos monstruos,
como Escila, que representaba los aspectos pavorosos de la naturaleza
que producían miedo y sobrecogimiento.

Ya en tiempos cristianos, Hécate fue vista como un ser


amenazante.
La figura de Hécate siguió estando asociada a la brujería mucho después
de la desaparición de la Grecia Clásica y el Imperio Romano. El
cristianismo rodeó la figura de Hécate de un aura maléfica y
connotaciones negativas, a menudo asociándola a Lilith y al
diablo. Algunas veces aparece en calidad de vampiro o de lamia.

En este sentido debemos aclarar que si bien desde la Grecia helenística


Hécate estaba asociada a la oscuridad, la hechicería y la muerte, no
podemos ver estos atributos desde un punto de vista cristiano, pues
entre las culturas paganas tanto el inframundo como la muerte, o la
brujería, estaban exentos de las connotaciones maléficas que recibieron
posteriormente, poseyendo un carácter, aunque sobrenatural, mucho
más neutral, lejano a la concepción del bien y el mal cristiana.

Según la postura de Miriam Robbin Dexter, discípula de Marija Gimbutas,


la indoeuropeísta, Hécate, en sus múltiples formas es una continuación
de la antigua diosa pre-indoeuropea, señora de la vida, la muerte y la
regeneración. Era adorada a través de danzas extáticas. Ella
representaría las diversas fases de la vida: la virgen joven y fuerte, la
que da el nacimiento y protege maternalmente, así como la anciana
temible y peligrosa. Estos aspectos son análogos a las fases de la luna
en sus manifestaciones de creciente, llena y menguante. Porfirio (siglo III
d.C.) dice que era llamada por los antiguos “la Luna”.
Algunos mitógrafos modernos, como Karl Kerényi , Carl AP Ruck y Danny
Grapas interpretan las diosas Deméter la «madre», Perséfone la «hija» y
Hécate la “vieja”, como aspectos de un ex Gran diosa identificada por
algunos como Rhea o como Gaia.

Hécate era la diosa que aparecía con más frecuencia en textos mágicos
como los papiros mágicos griegos y las defixios, junto con Hermes.
Experta en el arte de la adivinación, concede a los mortales sueños y
visiones que, si se interpretan correctamente, les proporciona una mayor
claridad para resolver los problemas.

Los Strophalos de Hécate es un antiguo símbolo


mencionado en los Oráculos Caldeos. Strophalos haber sido un laberinto
serpentino alrededor de una espiral central o la rueda y es
representativo del poder del conocimiento y la divinidad femenina. Se
asocia con un curioso diseño en forma de rueda, conocido como rueda
de Hécate, o los “Strophalos de Hécate”. Es un círculo que encierra un
laberinto serpentino con tres pestañas principales, que a su vez se
encuentra a alrededor de un espiral de fuego central. El simbolismo se
refiere al poder de la serpiente de la regeneración, al laberinto de
conocimiento a través del cual Hécate podía guiar a la humanidad, y la
llama de la vida misma. «Los senos productores de vida de Hécate, esa
Llama Viviente que se viste a sí misma de Materia para manifestar la
Existencia» (verso 55 de la traducción de Cory de los oráculos caldeos).
Quizá haya también alguna relación entre este laberinto o rueda de
Hécate y Ariadna, a la que se consideraba “Señora del Laberinto”.
En el paganismo actual, Hecate es la Anciana diosa que prefiere jugar
a adivinanzas y entretenerse con nuestros sueños. aunque odia que la
molestemos por banalidades y menos que no respetemos la jerarquia y
el poder ejecutor de su hija y heredera: Gaia.
Gaia y Hecate son energías teluricas diferentes que están
entrelazadas. Hecate esta considerada como Ana, la Madre
Primigenia.
La diosa Hecate no es mala ni buena, es dual, posee un caracter violento
y cruel, si se la ofende. Está relacionada también a la sangre menstrual
que originalmente era considerada sagrada y misteriosa. Es la energia
vital, consciente y primigenia de la tierra, se la identifica como la Señora
de las Bestias, pues era la diosa viajera, la diosa cazadora, la patrona de
las tierras salvajes.

Ella es un ser del mundo subterráneo en el que puede transformarse si


es ofendida, retirando entonces su luz. Como si la unidad primordial de
la diosa madre se hubiera dividido y adquiriera en Hécate la
personalidad oscura. Esto está en consonancia con la tendencia que
surge en la Edad del Hierro de separar el aspecto oscuro del patrón
cíclico y oponerlo a la luz.

Asi pues, Hécate, diosa de la Luna Oscura, es una diosa con origen
arcaico y muy compleja y misteriosa puesto que sus atributos fueron
cambiando con el tiempo, siendo asimilada con otras diosas lunares.
Aunque empieza abrir su campo de visión con la luna menguante, es la
diosa de la fase oscura de la luna, es decir la luna negra, ella es quien
brinda luz sobre lo desconocido, lo que nos aterra. Pero la diosa lunar ha
pasado a ser sólo fuente de inspiración a la acción, no puede actuar
directamente. Hecaté, al ser la espiral más antigua es muy sabia, pero
se desequilibra, porque se agota con facilidad, asi que generalmente es
mera observadora de los humanos.

Solo las ancianas videntes conectan con el espíritu de Hecate con el


tacto y protocolo que la diosa requiere. Se debe dirigir a ella con el
respeto que ser vieja significaba: tener la sabiduría, la bondad y la
generosidad que sólo da la experiencia del paso del tiempo. Sabe más la
bruja por vieja que por bruja, no en vano se la considera la Gran
Hechicera.

Ofenderle podría tener consecuencias terribles. Es capaz de hacer


enloquecer al causante de su enfado pues puede enviar a los espíritus
de los que se pide la intervención para que aullen al oído del incauto.
Está en su poder envíar el fantasma nocturno de la angustia o Empusa.
Oír voces es un castigo de Hecate. Y es que a veces, la Anciana se
aburre y se entretiene jugando con la estupidez humana.
El tejo, el ciprés, el álamo negro y el sauce estaban consagrados
a Hécate.
Hécate personifica la muerte, la profecía, es la deidad que mata con
venenos tomados de los cementerios. Los cipreses estaban asociados a
la muerte, y siguen estando presentes en los cementerios del área
mediterránea. Las hojas del álamo negro, oscuras por una cara y claras
por la otra, simbolizarían la frontera entre los mundos mientras que el
Tejo, quizá por sus hojas y semillas venenosas, estaba fuertemente
asociado al inframundo, a la muerte y el renacimiento: La poción del
caldero de Hécate contenía «esquejes de tejo» y las bayas de este árbol
se creía que, por el poder de Hécate, podían dar sabiduría o la muerte
(esto estaba relacionado con la preparación de sustancias alucinógenas
a partir de la cantidad correcta de bayas de tejo, que en caso de ser
demasiada provocaría la muerte).
Sus hierbas favoritas son la mandrágora, el acónito y la
adormidera. Muchas otras hierba y plantas estaban asociadas a
Hécate, probablemente debido a su papel como reina de las brujas y
diosa de la hechicería, pues las “brujas” o curanderas de la antigüedad
eran mujeres que poseían un extenso conocimiento de las hierbas y sus
propiedades: el ajo, las almendras, la lavanda, el tomillo, la mirra, la
artemisia, la menta, el diente de león…entre otras, habrían estado
consagradas a Hécate, además de varios venenos y alucinógenos como
la belladona, la cicuta, la mandrágora, el acónito (conocido como
“hecateis”) o el opio.
“Señora del caldero que siempre arde,
Guardiana de las llaves que todo lo abren,
Ama de los perros, la loba, la yegua, el oso,el león,
el buho, el cuervo,el dragón,
la rana y la serpiente,
Suya es la justicia que nunca duerme.
Reina de los fantasmas y espíritus que rondan
Portadora del brillante athame.
Luna negra la que con honores se honra.
Reina del inframundo,
Madre de la hechicería,
Diosa de la cueva, magia y brujería.
Gobernadora suprema de las fronteras entre los mundos.
De las Encrucijadas y los Tres Caminos,
Oráculos y máncias que nos guíen en nuestro destino,
Usted la que escucha los lamentos de los oprimidos.
La nodriza y la madre terrible,
La reina invencible
Diosa de la noche errante,
La de la diadema polos luciendo en su pelo brillante.
Diosa del cielo, mar y tierra,
Guardiana de la puerta.
Dama de las cuerdas.
La de la expiación y purificación de las sombras
La del pie de bronce,
La que ilumina con su antorcha.
Diosa de la protección y los partos,
La oscura, la Diosa de las transiciones,
Las tormentas, sabiduría infinita y la elocuencia
La de los cipreses, lo arcano y travesías.
Diosa suprema de la muerte y la vida.”

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