Los materiales que aparecen en una sección estratigráfica local
pueden ser agrupados en volúmenes con características afines, a los
cuales se les denominan unidades estratigráficas. A su vez estos volúmenes de rocas pueden ser comparados con los delimitados en otras secciones estratigráficas próximas y con ello delimitar unidades estratigráficas, con rasgos comunes, de mayor amplitud. Con los datos de todas las secciones estratigráficas de una cuenca sedimentaria y las unidades estratigráficas delimitadas es posible hacer una clasificación, basada en criterios diferentes (litología, fósiles, magnetismo remanente, tiempo, etc.) que represente la sucesión ideal de dicha cuenca. Finalmente la comparación de secciones estratigráficas de diferentes partes del mundo permite reconocer y definir unidades estratigráficas de rango mundial, las cuales en su conjunto y ordenadamente constituyen el registro estratigráfico global La clasificación estratigráfica pretende la delimitación y jerarquización de unidades estratigráficas y se basa, como en cualquier otra ciencia que estudie la naturaleza, en unas normas o criterios establecidos convencionalmente. El conjunto de normas y criterios de clasificación de los materiales estratificados se denomina nomenclatura estratigráfica, y su finalidad es facilitar el entendimiento entre los integrantes de la comunidad científica.
Desde los primeros tiempos de la Geología, antes del propio
nacimiento de la Estratigrafía, se intentaron las primeras clasificaciones estratigráficas. Así Werner y Arduino, en la segunda mitad del siglo XVIII, de una manera simple, establecieron unos criterios de división de materiales que sin embargo constituyen, en parte la base de la clasificación actual. El considerable aumento de los estudios geológicos regionales, en áreas muy distantes, durante el siglo XIX hace que el número de unidades se multiplique hasta límites insospechados y que se empiece a pensar en la necesidad de establecer unas normas que la regulen. Durante los años finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, se produce un divorcio total entre dos concepciones.
La primera concepción, que se consideraba por sus defensores
como la más "científica" era defendida por los geólogos de centros docentes e instituciones científicas y pretendía clasificar las unidades exclusivamente (o muy preferentemente) por su edad, a partir de su contenido fósil, a nivel mundial y de acuerdo con unas normas muy rígidas que fueron fijadas en el Congreso Geológico Internacional de Bolonia (1881). Con esta normativa rigurosa se va elaborando la escala cronoestratigráfica de la Tierra y la escala de tiempo geológico. La segunda concepción bajo el punto de vista del "técnico" que buscaba petróleo, carbón u otra materia prima mineral, las unidades estratigráficas que le interesan son las que él puede fácilmente distinguir, basadas en su litología. Con esta concepción se definen unidades con nombres locales sin ningún control, sin que le importe la edad precisa, llegándose a un caos total de la nomenclatura.
Ante este caos se optó por otra solución: regular la definición de
unidades y llegar al compromiso, con las principales editoriales y revistas científicas, de obligar a los autores a usar unas normas comunes de nomenclatura. A partir de 1950 en el seno de la Unión Internacional de las Ciencias Geológicas, se creó una comisión encargada de elaborar estas normas. 19.1.- CRITERIOS DE CLASIFICACIÓN.
partir de diferentes caracteres o atributos (litología, fósiles, magnetismo
remanente, tiempo, etc.). Las unidades estratigráficas basadas en cada uno de ellos no coinciden necesariamente, por lo que hay que emplear términos diferentes para designar cada una de ellas.
19.1.1.- Unidades observables y no observables.
Dentro de las unidades estratigráficas se pueden diferenciar dos grandes grupos, de acuerdo con el carácter en el que se base o el criterio seguido en su designación: observables y no observables Las unidades observables son conjuntos de estratos que se pueden tocar, medir, muestrear y cartografiar, que se diferencian de otros por sus propiedades. Los dos casos más simples de unidades observables son: las unidades litoestratigráficas (volúmenes de materiales diferenciados por su litología) y las unidades bioestrati-gráficas (volúmenes de materiales diferenciados por sus fósiles) Las unidades no observables son las establecidas convencional- mente, a partir de trabajos de especialistas diversos y que responden a interpretaciones de los datos observados. Un tipo relativamente simple de unidad no observable es el de las unidades estratigráficas separadas por discontinuidades, que son las que constituyen la base de la denominada estratigrafía secuencial y que genéricamente se denominan unidades aloestratigráficas
las unidades estratigráficas observables pueden, eventualmente,
tener una connotación temporal, que hacer que se puedan considerar como unidades de referencia de tiempo convencionales. Entre ellas están las unidades biocronoestratigráficas basadas en fósiles característicos, las magnetocronoestratigráficas intervalos de polaridad ordenados de más moderno a más antiguo y las quimiocronoestratigráficas entre las que los estadios isotópicos del Cuaternario son el mejor ejemplo. Las unidades no observables más características son, sin duda, las unidades cronoestratigráficas que corresponden a conjuntos de estratos diferenciados en función del tiempo. 19.1.2.- Unidades formales e informales. Se denominan unidades formales a las unidades estratigráficas definidas de acuerdo con las normas establecidas en los códigos y guías estratigráficas, mientras que se llaman unidades informales a las unidades estratigráficas establecidas con carácter local y provisional, sin cumplir totalmente las normas establecidas en los códigos y guías estratigráficas. Se aconseja que el establecimiento de unidades estratigráficas formales para una región (una cuenca sedimentaria) sea una verdadera labor de integración y que se realice a partir de los datos de todos los autores que hayan estudiado la región y previo establecimiento de unas pautas comunes por los diferentes investigadores y la elección adecuada de la sección estratigráfica de referencia de cada unidad o cada límite. De esta manera las unidades tendrán más aceptación y en definitiva serán más útiles, objetivo básico de la nomenclatura. 19.1.3.- Estratotipos. Se denomina estratotipo (o sección tipo) al "tipo original o designado posteriormente, de una unidad estratigráfica o límite estratigráfico, que se identifica como un intervalo concreto o punto concreto en su sección estratigráfica concreta y que constituye el patrón o modelo para definir y reconocer la unidad o límite estratigráfico“ El estratotipo unidad comprende el afloramiento completo de la misma en el corte, desde muro hasta el techo El estratotipo límite comprende el punto de la sección estratigráfica en el que se sitúa exactamente el límite, pero incluye además la unidad suprayacente y los más inferiores de la unidad suprayacente.
El holoestratotipo es el "estratotipo original designado de una
unidad o límite estratigráfico al establecer dicha unidad o límite“
El paraestratotipo es un "estratotipo suplementario empleado en
la definición original por el autor, para ayudar a precisar el significado del holoestratotipo” Un lectoestratotipo es un "estratotipo escogido posteriormente a la definición de una unidad o límite estratigráfico. El neoestratotipo es un "estratotipo nuevo escogido para reemplazar uno anterior que ha sido destruido o que ha perdido validez“. hipoestratotipo (también llamado sección de referericia o sección de referencia auxiliar) es un "estratotipo designado para extender, a otras áreas geográficas o a otras facies. 19.2.- NORMAS INTERNACIONALES QUE RIGEN LA NOMENCLATURA ESTRATIGRAFICA. geólogos británicos (Whittaker et al., 1991) han publicado una guía de nomenclatura estratigráfica, auspiciada por la Sociedad Geológica de Londres, los requisitos que se establecen para definir correctamente nuevas unidades estratigráficas son: 1.- Debe quedar muy clara la intención de definir una nueva unidad. 2.- Se tiene que precisar el tipo y rango de unidad estratigráfica que se va a definir. 3.- Se tiene que justificar el nombre que se va a dar a la unidad y explicar la derivación del nombre. 4.- Debe hacerse una revisión histórica sobre denominaciones anteriores (formales o informales). 5.- Descripción del estratotipo (o patrón establecido) con el máximo detalle posible. 6.- Descripción de la unidad y de los rasgos en los que se basa la definición. 7.- Descripción de la extensión geográfica, variaciones de espesor y composición. 8.- Interpretación genética de la unidad y argumentos en los quese basa. 9.- Correlación con otras unidades y valoración de los criterios utilizados. 10.- Edad geológica de la unidad y argumentos en los que se basa la datación. 11.- Referencias bibliográficas de trabajos previos. 19.3.- UNIDADES FORMALES DEFINIDAS POR SU CONTENIDO Y PROPIEDADES. El nuevo código americano (NASC, 1983) introduce un epígrafe con el título anterior para incluir a todas las unidades observables y algunas interpretativas, pero sin connotación de tiempo geológico. Se incluyen las siguientes unidades: litoestratigráficas (observables en campo y en perfiles sísmicos), magnetoestratigráficas (observables instrumentalmente), bioestratigráficas (observables en campo y en sondeos) y aloestratigráficas (observables en campo y perfiles sísmicos). En un apartado de otras unidades se incluyen las unidades: litodémicas (observables en campo), edafoestratigráficas (observables en campo) y quimioestratigráficas (observables instrumentalmente). 19.4.- UNIDADES FORMALES DEFINIDAS POR SU EDAD se incluyen dos tipos muy diferentes de unidades Estratigrafías De una parte se tienen las unidades constituidas por volúmenes de estratos diferenciados por su edad relativa {unidades cronoestratigráficas, mientras que de otra parte se tienen las unidades de tiempo geológico no referidas a estratos (unidades geocronológicas). 19.4.1.- Unidades cronoestratigráficas. Se denomina "unidad cronoestratigráfica" a cada uno de los volúmenes de materiales estratificados diferenciados por su edad. El eonotema es la unidad cronoestratigráfica de rango mayor, y equivale a los materiales formados durante un eón El eratema es la unidad de rango inmcdiatemente inferior al eonotema y corresponde a los materiales depositados en cada era El sistema es la unidad cronoestratigráfica de rango inmediatamente inferior al eratema. Todos los sistemas aceptados en la nomenclatura internacional en la actualidad tienen una duración lo suficientemente extensa para constituir unidades de referencia cronoestratigráfica en todo el mundo. Las series son unidades cronoestratigráficas entre el piso y el sistema, del cual es siempre una división. La mayoría de los sistemas se han dividido en varias series. El piso es la unidad cronoestratigráfica una de las unidades más pequeñas. 19.4.2.- Unidades geocronoiógicas y geocronométricas. Con el nombre de unidad geocronológica se denomina a cada una de las unidades de tiempo geológico correspondiente a las unidades cronoestratigráficas, La ordenación temporal de todas las unidades geocronoiógicas, desde la más antigua a la más moderna, constituye la escala geocronológica universal de referencia. Cada unidad cronoestratigráfica tiene su unidad geocronológica equivalente, de acuerdo con el cuadro siguiente: Unidad geocronológica Unidad cronoestratigráfica El eón es la unidad geocronológica de rango mayor, que equivale al eonotema. La era es la unidad geocronológica de rango inmediatamente Inferior El período es la unidad geocronológica equivalente al sistema y cada una de ellas se nombra con los mismos términos que el sistema‘ correspondiente. La época es la unidad geocronológica equivalente a la serie y se denomina con el mismo término La edad (en inglés: age) es la unidad geocronológica equivalente al piso, y una vez más los términos que se usan para ambos son los mismos.