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CAPÍTULO 1

CONSTITUCIÓN HISTÓRICA DE LA SOCIOLOGÍA

1.1. Análisis de las ideas sociales

Las ciencias sociales son resultado de un proceso histórico de formación y progresión, lo que
implica que a la historia le precede la prehistoria y a los fundadores les anteceden los
precursores. Bajo esta directriz analítica, se considera que para precisar la emergencia,
conformación y constitución del pensamiento social en su devenir histórico es importante
establecer los diferentes periodos históricos por los cuales ha transitado en su desarrollo. Si bien
es muy evidente que ciertas ideas sociales ya están presentes en épocas bastante remotas, sólo
por cuestiones metodológicas se analiza únicamente el desarrollo histórico de las ideas sociales
en la antigüedad, edad media y edad moderna. Es decir, no se examinan las reflexiones sociales
de sentido común que ya se producen en la prehistoria sino aquellas que se dan en la
denominada historia.1

1.1.1. Ideas sociales en la antigüedad

En la antigüedad, existen diversas ideas sociales que se desarrollan tanto en el antiguo oriente
como en el viejo occidente. Las primeras inquietudes sistematizadas sobre cuestiones vinculadas
a la vida en sociedad surgen en civilizaciones orientales tales como ser Egipto, Babilonia, India
y China. Estas sociedades agrarias se caracterizan por desarrollar una forma de gobierno
basada en la autoridad de un “déspota”, quien era el encargado de organizar, planificar, dirigir y
controlar la vida social o la vida en comunidad. En términos del materialismo histórico se estaría
hablando de un modo de producción “asiático o despótico tributario” que se desarrolló en algunas
regiones de Asia, Egipto, Persia, China e India.

En estas antiguas colectividades orientales, representaciones, actitudes, pautas, hábitos,


normas, usos, costumbres, creencias y sistemas de organización social y política se encuentran
contemplados en una serie de manuscritos, códigos y leyes.

Jordán (1997), señala que en el antiguo Egipto, “La sabiduría de Ptah-Hopet”; “La sabiduría de
Ipuver”; “Las instrucciones del Rey Ahvot” y la “Instrucción de Emene-Mope”, son legajos donde
se hallan establecidas ciertas pautas sociales, religiosas, culturales, políticas, económicas e
ideológicas, a partir de las cuales se establece un sistema de estratificación social que ubica a
los hombres en niveles o estratos superiores e inferiores. Asimismo, esta autora sostiene que a
través de estos legajos se identifica a Dios con el Faraón, se instituyen derechos y obligaciones,
se instauran castigos y recompensas y se dictan leyes en función de la disciplina, la obediencia
y la autoridad.

Más adelante, Jordán expresa que en Babilonia, ciertas nociones vinculadas a las relaciones y
las normas sociales se encuentran descritas en el célebre “Código Hammurabi”, considerado
como la expresión de la ley divina y humana que rige la vida en sociedad. 2 El Código señala que
por instrucciones de Dios, Hammurabi debe gobernar con derecho, justicia, libertad e igualdad.
Contempla una guía de procedimientos legales e imposición de penas por acusaciones
injustificadas, falso testimonio, daños personales y errores judiciales. Asimismo, recoge una serie
de disposiciones que regulan la actividad económica sobre el derecho de propiedad, préstamos,
depósitos, deudas, propiedad doméstica y derechos familiares (Díaz, 2012).

1
La división entre prehistoria e historia está en función del descubrimiento de la escritura hace aproximadamente 3.300 a.C.
2
El Código fue elaborado por el Rey de Babilonia, Hammurabi que probablemente vivió entre los años 1729 a 1686 a.C. Una copia
de este Código esculpida en un bloque de piedra negra de dos metros de alto, fue encontrada por un equipo de arqueólogos franceses
en Irak, entre 1901-1902 (Díaz, 2012).
Jordán (1997), señala que en la India, se tiene a los “Vedas”, el Código “Manú” y el “Mahabharata”
como escritos que contemplan ciertos aspectos sociales, culturales, políticos e ideológicos que
corresponden al análisis social y en particular al estudio sociológico.

A decir de Jordán, los Vedas son cuatro libros sagrados escritos en sánscrito, bastante antiguos
que contienen el conocimiento material, religioso y espiritual y la vez establecen ciertas reglas y
normas religiosas y sociales que rigen el comportamiento social y colectivo. 3

Esta misma autora sostiene que el Código Manú escrito entre el año 200 a.C. al 100 d.C.,
contiene normas para la celebración de rituales y ceremonias, así como instrucciones morales y
sociales.4 Según Jordán este Código establece un sistema de estratificación social en función de
las siguientes castas: Los Brahmanes (señor de todos los hombres), los Chatrias (guardianes del
Estado), los Vaisias (agricultores, ganaderos y comerciantes) y los Sudras (esclavos sin
derechos). Para preservar y desarrollar este sistema de estratificación se destaca el poder del
castigo; “solamente el castigo gobierna a todos los seres, sólo el vela cuando ellos duermen los
sabios consideran el castigo como la ley” (v. Roselle, 1973; Jordán, 1997, p. 56).

Jordán dice que el Mahabharata que significa la “Gran Guerra” fue escrito alrededor del año 300
a.C., y describe la lucha, por la posesión de un reino del norte de la India, entre dos ramas o
linajes de una misma familia noble, los pandavas y los kauravas,. Asimismo, señala que este
escrito hace referencia a una serie de normas, valores y costumbres religiosas que regulan el
comportamiento individual y social de los hindús, siendo su principal mensaje la verdad y la
rectitud.

Continuando con la explicación de Jordán (1997), se señala que en la China, las ideas sociales
están expuestas por Confucio, Mo-ti, y el libro Tao-Te-king o Taoísmo, cuyo fundador es Lao-
Tsé.

Confucio (551-479 a.C.), señala que la sociedad tiene elementos nobles y superiores
(gobernantes) e inferiores que deben admitir el poder y la autoridad (súbditos). Asimismo,
sostiene que la causa de la diferenciación o la estratificación social es el conocimiento, la cultura
y la ilustración (v. Palestro, 1976; Mendoza, 1992). Vinculado a este punto, Jordán expresa que
en este tipo de cultura oriental la familia es la unidad de la sociedad y que hábitos, costumbres y
ritos deben contribuir al equilibrio y el orden social.

Mo-ti, (479-381 a.C.), dice que lo que une a los hombres es el “amor universal” que a la vez
determina el orden y el equilibro social y cuando uno de estos aspectos se altera acontecen los
males o las calamidades sociales. Asimismo, señala que en principio los hombres vivían sin
gobierno, sin autoridad, sin leyes y sin jerarquías, debido a ello a través del consenso eligieron
al hombre más inteligente y capaz para que los gobierne (v. Mendoza, 1992; Jordán, 1997).

El libro Tao-Te-king de Lao-Tsé, postula el “no hacer nada”, debido a que una sociedad prospera
cuando el gobierno está tranquilo sin alterar el orden. En función de ello, sostiene que hay una
marcha natural de la vida social que se debe respetar y cuando esto no sucede se da la división
de la sociedad en fuertes y débiles, pero que esta situación se revierte a través del Tao como ley
natural (v. Toselle, 1973; Mendoza, 1992; Jordán, 1997).

En sociedades occidentales, las ideas sociales se remontan a la labor intelectual desarrollada,


por los filósofos griegos y las diferentes escuelas filosóficas como ser la escéptica, la cínica, la
epicúrea y la estoica. Por un lado, los filósofos de la antigüedad desarrollan reflexiones sociales

3
La palabra “veda” significa conocimiento.
4
Los historiadores proporcionan diferentes periodos en los cuales fue escrito el Código Manú.
y esbozan una filosofía social a través de la labor de Hesíodo, Heráclito y Demócrito y, por otro
lado, las escuelas filosóficas elaboran una doctrina ética interesada en la conducta del hombre
en torno a la búsqueda y la obtención de la felicidad. En principio, este pensamiento filosófico
busca explicaciones referentes al origen del cosmos y, posteriormente, se preocupa por el
hombre y su comportamiento social. En esta última etapa, denominada “socrática” adquiere gran
importancia las ideas sociales de los filósofos Platón y Aristóteles (v. Palestro, 1976; Mendoza,
1992).

Platón (427-347 a.C.), los biógrafos de este filósofo griego proporcionan diferentes versiones de
su vida, sus viajes y sus obras o diálogos. Se sostiene que son dos ciudades, Atenas y Egina,
las que se disputan como su lugar de nacimiento. Asimismo, se dice que no acompaño a
Sócrates, en los últimos momentos de su vida sino que tras su condena huyó de Atenas. También
se dice que algunas de sus obras no le pertenecen sino que son de autoría de alguno de sus
discípulos. En contraste, otros historiadores señalan todo lo contrario, pues afirman que fue
testigo de la muerte de su maestro.5 A la vez se indica que no incurrió en el plagio y que toda su
producción intelectual es propia y original (v. Fernández, 1975; Ballén, 2004)

Poviña (1985, p. 132), vinculando esta controversia con la teoría sociológica, sostiene que
“muchos sociólogos afirman que fue el primer precursor de nuestra ciencia. Sin embargo, en
Platón no hay propiamente una Sociología, sino que su pensamiento se encamina a estudiar la
sociedad desde el punto de vista filosófico. Es decir, que encontramos una Filosofía Social y no
una Sociología. Esta afirmación se justifica se justifica si tenemos en cuenta que Platón trata de
estudiar la sociedad no como es sino como deber ser. No es una noción realista, sino más bien
valorativa.” En cambio, otros especialistas señalan que algunas dimensiones de su análisis
social, entre otras, sobre el Estado, la polis, la política, la estratificación social, la organización
de la sociedad, la analogía entre organismo animal y social, el conflicto de clases y la guerra
constituyen parte substancial del análisis sociológico (Amado y Rojas, 1999).

A pesar de estas controversias, lo evidente es que nació en una familia aristocrática y que su
verdadero nombre fue Aristocles Podros, siendo Platón su seudónimo que significaba “ancha
espalda.” En el año 388 a.C., al retorno de uno de sus viajes fue vendido como esclavo y,
posteriormente, comprado y liberado por un amigo. En el año 387 a.C., otros biógrafos señalan
el año 361 a. C., instituyó en las afueras de ciudad de Atenas, la Academia que fue organizada
bajo ciertos reglamentos, contaba con bibliotecas, museos, aulas y a la vez desarrollaba
seminarios sobre astronomía, biología, matemáticas, política y filosofía para los estudiantes que
residían en este recinto que se constituye en un antiguo antecedente de las instituciones
universitarias. Esta escuela del pensamiento ateniense trabajó ininterrumpidamente alrededor
de 400 años hasta que fue clausurada por ser considerada una amenaza para el cristianismo (v.
Ballén, 2006; Salamanca, 2010).

La filosofía de Platón (1970), postula la existencia de dos mundos: el mundo de las apariencias
y el mundo de las esencias, es decir, la presencia de un mundo material y otro inmaterial. 6 Según
este filósofo el mundo sensible no tiene esencia ni existencia, es pura apariencia y el mundo de
las ideas y el mundo del “ser”, es contrapuesto al mundo de las apariencias, “no ser” (Ballén,
2006). Este planteamiento filosófico vinculado a temas del conocimiento, la justicia, la ética y la
moral se expresa en sus principales obras como ser “La República”, “El Gobernante” y “Las
Leyes”, las mismas que tienen como principal finalidad política el tratar de organizar un modelo
ideal de Estado.

Platón al considerar los factores que constituyen el origen de lo social, asigna gran importancia
a los factores económicos, debido a que considera al hombre como un ser social que necesita
de los demás para satisfacer ciertas necesidades de subsistencia y defensa. Según este filósofo
griego la agrupación de los hombres determina la conformación de la “polis” o la ciudad, la misma
que provoca espontáneamente la división social del trabajo que da lugar a la división de la ciudad
en clases sociales: La clase inferior dedicada a los trabajos materiales, la clase superior

5
Sócrates fue maestro de Platón fue acusado de corromper a la juventud y al ser condenado a muerte decide suicidarse bebiendo
cicuta.
6
Explica la relación entre ambos mundos a través del “Mito de la Caverna”.
conformada por la clase pensante y la clase encargada de velar por el orden y la defensa de la
ciudad.

Poviña (1985), sostiene que Platón en su obra “La Republica”, en función de una analogía
biológica, establece una suerte de división social del trabajo sobre las base de las diferentes
facultades que tienen los hombres: sentido, voluntad o razón, facultades que les permiten realizar
tres grades actividades: mantenerse, protegerse y gobernarse. A decir de Poviña, así se tendría
a la clase de los trabajadores o artesanos encargados de satisfacer las necesidades o “apetitos”
de la sociedad, a los guerreros o soldados encargados de resguardar la sociedad y a los
magistrados encargados de gobernar la sociedad.

Platón establece un sistema de estratificación social vinculado a las tres partes del alma: La
racional, anhelosa y sensual. La parte racional conformada por los filósofos facultados de dirigir,
controlar, organizar y administrar el Estado, la parte anhelosa personificada por los guerreros o
guardianes encargados de la protección del Estado y la parte sensual representada por
artesanos, labradores y trabajadores que producen una serie de bienes y servicios. Recomienda
que toda sociedad para su buen desenvolvimiento debe estar organizada en función de estas
tres “castas”. También afirma que este sistema de estratificación social nace de la desigualdad
innata de los hombres y la necesidad de la especialización y, debido a ello, la esclavitud resulta
ser una necesidad del Estado ideal (v. Roselle, 1973; Poviña, 1985; Salamanca, 2010)

En su obra las “Leyes”, continuando con su analogía del ser humano con la sociedad, Platón
trata de establecer un sistema de estratificación social ya no dentro la misma sociedad, sino entre
las diferentes sociedades considerando que las funciones apetitivas corresponde por su
sensualidad a los egipcios y fenicios, a los nórdicos el ejercicio de la valentía y a los griegos la
labor de intelectuales o magistrados (Poviña, 1995).

Platón en sus tres diálogos sobre la política, la Republica, el Político y las Leyes establece
distintas formas de gobierno, cinco en la Republica, siete en el Político y dos en las Leyes. Con
relación a estas formas de gobiernos o sistemas políticos, en su dialogo “El Gobernante” o el
“Político” expresa que un gobierno puede ser Aristocrático si gobiernan los sabios; Timocrático
si gobiernan los guerreros, oligárquico si gobiernan pequeñas minorías enriquecidas y
Democrático si gobiernan los del pueblo y a la vez considera a la Tiranía como un gobierno
ilegitimo en vista de que representa los intereses de los sectores sociales inferiores y minoritarios
de la sociedad.7 Según Platón los sistemas políticos se van degenerando desde la Aristocracia,
que es la forma ideal de gobierno, transitando por la Timocracia, gobierno de la clase militar y la
Oligarquía, gobierno de pequeñas minorías hasta la Democracia en la que gobierna el pueblo.
Este filósofo no considera a este último sistema de gobierno como el “ideal” debido a que
provocaría la anarquía, pues todos se consideran capaces de gobernar, situación que da lugar a
un exceso exagerado de libertad que origina la Tiranía (v. Platón, 1970; Roselle, 1973; Poviña,
1985)

Platón sostiene que la reunión de familias inicialmente da lugar a la conformación de tribus y


clanes y posteriormente a la formación de las ciudades, distinguiendo tres tipos: 1) ciudades
agrícolas, 2) ciudades comerciales y 3) ciudades mixtas que armonizan las dos formas anteriores
(Poviña, 1995). A partir de la estratificación social y las formas de organización de la vida en
comunicad que plantea Platón se percibe en este filósofo un esbozo o intento de formulación de
una noción del conflicto o la lucha de las clases sociales cuando afirma en su análisis sobre las
distintas formas de gobierno y en particular de la forma degenerativa de la oligarquía que “una
ciudad siempre comprende dos grupos sociales, al menos, que están en guerra entre sí, la de
los ricos y la de los pobres que conspiran siempre unos contra otros.”

Aristóteles (384-322 a.C.), igualmente en este filósofo existe distintas versiones muchas veces
confrontadas sobre su vida, obras e historia. Nació en Estagira, Macedonia, fue discípulo de

7
Según Biancucci (1974), “el deseo de obtener una ciudad perfecta lleva a Platón a prescribir la muerte de los niños que nazcan
defectuosos y matar o desterrar a los individuos insociables”.
Platón, y fundador de la lógica y la biología. Abordó desde una posición más realista una
diversidad de temas filosóficos, naturales, sociales, políticos, económicos, culturales e
ideológicos. En función de ello se sostiene que es el primer representante del espíritu sociológico,
pues su análisis se basa en la observación de los hechos sociales (Poviña, 1995).

Si bien es bastante amplia la bibliografía elaborada por este filósofo griego, únicamente por
cuestiones metodológicas interesa analizar su obra principal “Política” o “La Política” donde
aborda diversas cuestiones filosóficas, económicas, sociales y políticas.

En la Política, Aristóteles (1972) dice que el hombre no puede bastarse a sí mismo, debido a ello
nace su congénita necesidad de agrupación con sus semejantes lo que da lugar a la
conformación inicial de la familia y la aldea y, posteriormente, de la ciudad o la polis. Asimismo,
expresa que el hombre es un ser social por naturaleza, es el animal más sociable, es un ser
político por esencia y a la vez sostiene que es la reunión de los hombres la que origina el grupo,
la comunidad, la sociedad y el Estado, instituciones sociales que sólo son posibles cuando existe
un interés y un fin común. Al respecto, Reforza (2000), sobre la base de las ideas de Aristóteles,
sostiene que el hombre por naturaleza es un animal político y social y debido a estas dos
cualidades tiende a asociarse primero como familia, posteriormente como tribu y más adelante
como Estado con el propósito de cumplir y organizar funciones específicas dirigidas al ciudadano.
Sin embargo, este autor aclara que la condición de ciudadano depende el tipo de Constitución,
el ciudadano será distinto en una democracia, en una aristocracia o en una oligarquía.

Aristóteles sostiene que las diferencias y desigualdades sociales y económicas son inherentes y
naturales a la sociedad, debido a que algunos hombres están por naturaleza destinados a caer
bajo el dominio de un amo o de un rey. En contraste, otros hombres están destinados a ser libres
y ciudadanos de un Estado libre, justo y útil. Así, este filósofo justifica la desigualdad social, es
decir, la esclavitud afirmando que por naturaleza algunos hombres nacen libres y otros esclavos.
Es más aún sostiene que la justicia, el derecho y la organización del Estado no pueden legislar
sobre los esclavos porque no se trata de personas sino de “cosas”. Vinculado a este punto,
Reforza (2000) señala que Aristóteles “excluye de la categoría de ciudadano: en primer lugar, a
las mujeres, los niños y a los esclavos, por ser seres inferiores o, al menos, incompletos; y en
segundo lugar, a los artesanos, obreros, mercaderes y labradores, por ser seres serviles al tener
que trabajar para vivir.”

A decir de Aristóteles para la subsistencia de la ciudad resulta indispensable la producción y


reproducción de elementos materiales e inmateriales que se encuentran relacionados a
funciones sociales que cumplen los ciudadanos y aquellas personas que no tienen esta categoría
social. A decir de Reforza, (2000), estas funciones debían ser: Labrador, ligada a la agricultura;
Artesano, ligada a la profesión mecánica; Comerciante, ligada a la profesión mercantil;
Mercenario, ligada a la guerra, Guerrero, ligada también a la guerra, Sacerdote, ligada al culto
divino y Magistrado o Juez, ligada a las deliberaciones de los negocios del Estado En relación a
esta división social del trabajo, este mismo autor señala que las cuatro primeras funciones no
pertenecen a la categoría de ciudadanos, por tratarse de trabajos envilecidos y las últimas dos
sí son propias de los ciudadanos, por ser actividades virtuosas.

Con relación al sistema político, Aristóteles en el Libro Tercero, Capítulo V de “La Política”, señala
que el Estado es el poder supremo a través del cual los hombres establecen para la vida en
comunidad una serie de derechos y obligaciones. Asimismo, sostiene que existen tres principales
tipos de Estado: la Monarquía, gobierno de una sola persona en bien de todos o de la comunidad,
la Aristocracia, gobierno de la minoría a favor o en bien de todos o la comunidad y el Estado
Político o Republica, gobierno de la mayoría a favor de todos. Vinculado a este punto, Aristóteles
dice que las diferentes clases sociales existentes en la “polis” determinan distintas formas de
gobierno, en el Estado pueden participar políticamente los ricos (gobierno oligárquico), los
virtuosos (gobierno aristocrático) y los pobres (gobierno democrático). Vinculada a esta tipología,
señala “que las desviaciones de estos gobiernos son: la tiranía que lo es del reinado; la oligarquía
que lo es de la aristocracia; la demagogia que lo es de la república. La tiranía es una monarquía
que sólo tiene por fin el interés personal del monarca; la oligarquía tiene en cuenta tan sólo el
interés particular de los ricos; la demagogia, el de los pobres. Ninguno de estos gobiernos piensa
en el interés general”8

1.1.2. Ideas sociales en la edad media

Las ideas sociales en esta época se enmarcan dentro de la religión cristiana que trata de explicar
la realidad a través de un conjunto de sistemas teológicos y metafísicos sobre la base de la “fe”
en lo “divino”, en las “sagradas “escrituras” y en las “especulaciones religiosas” que no se
encuentran en la naturaleza sensible. Al interior de esta forma de pensamiento teológico se
distinguen dos corrientes de pensamiento fundamentales: Una que inicialmente sostiene que la
“razón” es incompatible con la “fe” y otra que posteriormente sugiere que la “razón” es compatible
con la “fe”. En esta época toda acción social se refleja y enmarca sobre todo en la religión
cristiana y su moral. Estas ideas sociales fuertemente vinculadas a la religión están
representadas principalmente por San Agustín y su obra “De Civitas Dei” o Ciudad de Dios y por
Santo Tomas de Aquino y sus obras “Summa Theologica y “Summa contra Gentiles”. San
Agustín fue el mayor exponente de la etapa patrística y Santo Tomas de la escolástica.

San Agustín (354 - 430), afirma que el Estado por sí mismo no puede crear una organización
social justa e igualitaria sino que necesariamente se requiere de la ayuda de Dios y de la Iglesia.
En correspondencia con esta puntualización sostiene que la felicidad verdadera no es terrenal
sino que se encuentra en el más allá, es decir, en el paraíso terrenal. Su idea básica sostiene
que la historia de la humanidad no es más que la lucha entre dos reinos: El de Dios o Ciudad de
Dios (Civitas Dei) y el del mundo o Ciudad Terrenal (Civitas terrena). En correspondencia con
esta idea sostiene que el Estado, encargado de garantizar el bienestar, la paz y la justicia, tiene
un origen divino y, en consecuencia, el gobernante representa la voluntad de Dios en la tierra (v.
Roselle, 1973, Rossi, 2000; Laubach, 2006). Referente a este punto, Laubach (2006, p. 1), señala
que una de las ideas principales en la emergente filosofía política de San Agustín como está
expuesta en De civitate Dei es la noción de que ninguna persona debe lealtad incondicional a
una sociedad terrenal.”

Con relación al Estado, San Agustín desarrolla tres perspectivas: la visión negativa en tanto que
el Estado es percibido como producto del pecado, la visión positiva en tanto que el Estado puede
reflejarse como reflejo de la sociabilidad de la naturaleza humana y la tercera visión ecléctica
que fusiona ambas visiones anteriores, a través de las nociones de sociabilidad e insociabilidad,
pues si bien considera que el Estado es producto del pecado plantea que también funciona como
remedio y reparación al estado de pecado (Rossi, 2000)

Santo Tomas (1225-1274), en función del pensamiento filosófico de Aristóteles afirma la


sociabilidad del hombre a partir de tres ideas básicas: El hombre es un ser social por naturaleza,
la sociedad es la comunidad de intereses y para lograr sus objetivos necesita de la autoridad.
Asimismo, sostiene que el poder y el Estado derivan de Dios y que la sociedad se desarrolla en
función de las siguientes cuatro leyes: 1) La ley eterna que es la ley fundamental que rige a todas
las demás; 2) la ley natural que es el reflejo de la ley eterna en los seres vivos; 3) la ley humana
que se expresa en el derecho, las normas y las reglas y 4) la ley divina que es la revelación de
la palabra de Dios en las Sagradas Escrituras (Jaramillo, 1951).

A partir de la concepción aristotélica, Santo Tomas propone tres formas de gobierno: La


monarquía, la Aristocracia y la Democracia. Siguiendo la tendencia política del feudalismo, se
inclina por un tipo de gobierno monárquico y no por la democracia en vista de que esta última es
considerada como la fuente de los conflictos internos y debido a ello sostiene que el gobierno
debe concentrase en una sola persona, similar al modo como el corazón rige el cuerpo y Dios al
universo (v. Roselle, 1973; Gettell, 1978). A decir de Gettell (1978), Santo Tomas desarrolla su
pensamiento en la línea de la llamada escolástica, señalando entre los fines del Estado: La
protección y conservación de la población, el establecimiento y arreglo de las comunicaciones,
la acuñación de la moneda, los pesos y las medidas y la protección de los pobres.

8
Biancucci (1974) señala que Aristóteles fue el primer filósofo que hizo un estudio positivo de la sociología política al comparar 158
constituciones de las ciudades griegas, llegando a la conclusión que la mejor forma de gobierno es aquella “en la que gobiernan los
mejores” y “la que más eficazmente contribuya al bien de la ciudad”.
Martínez (2002, p. 70), sostiene que para Santo Tomas “existen dos fuentes de conocimiento
distintas, una natural, la razón, y otra sobrenatural la revelación. No hay conflicto entre ellas sino
que se complementan: la revelación la fe, nos revela aquello que nuestra razón no puede
alcanzar.” En función de esta puntualización señalar que Santo Tomas elabora una suerte de
teoría del conocimiento articulando la fe y la razón. Dicha articulación provocara la polémica entre
“fe/razón” que posteriormente adoptara nuevas formas y discusiones, pues será la lucha entre
defensores de la Biblia y los defensores de la ciencia.

En esta época, mediados del siglo XV, al margen de la labor “intelectual” de los grandes teólogos
también se producen numerosas obras con “contenido social” escritas por diversos autores que
relatan los viajes de los grandes descubridores y que contienen noticias, relatos, descripciones
e informaciones de carácter económico, político, social y cultural, pertenecientes a otras
sociedades y culturas. En este contexto, signado por los viajes geográficos, surge una vasta
literatura que contiene reflexiones y conclusiones acerca de nuevos modos de vida, trabajo,
gobierno, costumbres, creencias y tradiciones que prevalecen en los nuevos pueblos
descubiertos. 9 Es decir, un aporte muy importante al análisis social son las observaciones y
experiencias recogidas por los hombres que visitan o conquistan otras tierras y que llegan a
conocer nuevas formas de organización social, política, cultural, económica e ideológica.

A fines del feudalismo el ambiente intelectual cambia con los grandes viajes transoceánicos que
dan a conocer nuevas sociedades, culturas y nuevas formas de organización social, trabajo e
instituciones sociales. Las experiencias y los datos empíricos que son resultado de estos viajes
favorecen la observación y la reflexión social, se establece el tránsito de una literatura narrativa
a una literatura reflexiva, vale decir, la literatura social que era básicamente descriptiva comienza
a ser organizada y clasificada. En realidad, conquistadores, navegantes y observadores de la
antigüedad pueden ser considerados como los precursores de las ciencias sociales, pues en sus
viajes estudian, describen y relatan costumbres, leyes, tradiciones, instituciones y otras
manifestaciones de las relaciones sociales (v. Roselle, 1973)

1.1.3. Ideas sociales en la edad moderna

Según Timasheff (1975), en esta época el interés por los problemas sociales aumenta
considerablemente con la importante contribución intelectual de los llamados filósofos de la
historia, en una primera etapa, a partir del siglo XIV hasta el siglo XVIII y, en una segunda etapa,
a partir del siglo XVIII o el denominado mundo moderno. Pese a los diferentes momentos
históricos, criterios doctrinarios, filosóficos, políticos e ideológicos de los filósofos de la historia,
su labor constituye un avance significativo en la preocupación por establecer y hallar los
principios y las leyes que rigen el desarrollo y la transformación de la vida social. Entre los
principales filósofos de la historia mencionar a Maquiavelo, Bacon, Montesquieu, Voltaire y
Rousseau.

Nicolás Macchiavello (1469-1527), más conocido como Maquiavelo, es autor de las siguientes
obras, entre otras: “La vida de Castruccio Castracani de Luca”, “Historia de Florencia”, “El asno
de oro”, “La Mandrágora”, “Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio”, “El Arte de la
Guerra”, “De las Conjuras” y “Epistolario”. Su principal la obra “El Príncipe”, es considerada como
la primera tentativa de abordar los hechos sociales bajo un criterio científico basado en la
observación y la experiencia. Esta obra al margen de su contenido sociológico enriquece a la
teoría política y se dice que establece el famoso principio de que el “éxito justifica los medios”.
Sobre la base de este postulado que separa la política de la ética, Maquiavelo sostiene que un
Estado necesariamente debe estar bajo el poder y dominio de un “Príncipe” quien debe valerse
de todos los medios posibles, por inmorales que estos parezcan, para hacer triunfar la República.

Según algunos autores el mérito de Maquiavelo radica en el hecho de haber dejado los criterios
morales que buscaban el “buen gobierno”, para examinar con un “perfil amoral” la política del
“gobierno eficaz”. Su análisis no solo se remite al ejercicio del poder, sino también a los factores

9
A mediados del siglo XV las rutas marítimas se trasladan del Mediterráneo al Atlántico, siendo España y Portugal los países que
realizaron las más importantes empresas descubridoras.
que influyen en su adquisición y conservación y, debido a ello, dedica sus diez consejos al “nuevo
príncipe” que debe defender y mantener el poder frente a sus súbditos y a las potencias vecinas
(Schenoni, 2007).

Francis Bacon, (1561-1626), considerado el fundador del empirismo filosófico y científico. Es


autor de una diversidad de obras literarias, filosóficas y políticas, siendo las principales: “El
avance del saber” y “Novum Organum” o “indicaciones relativas a la interpretación de la
naturaleza” y “Nueva Atlántida”. Palestro (1976), sostienen que este filósofo y estadista inglés se
constituye en uno de los pioneros del pensamiento científico moderno al poner en vigencia el
mecanismo del método experimental que consiste en la observación atenta de las cosas y de los
fenómenos de la naturaleza, en la experimentación o reproducción de los fenómenos en distintas
circunstancias y en la inducción de leyes generales. Según Palestro, la preocupación de Bacon
por conocer las leyes que rigen la naturaleza con el propósito de dominarla y transformarla se
verá posteriormente profundizada a través del racionalismo y el naturalismo que son las
vertientes originales para la constitución de las ciencias sociales.

A decir de Villarroel (1985), Bacon “preconiza el método del descubrimiento de las verdades
basado en hechos y como resultado del experimento y la experimentación.” En tal sentido, su
mérito indiscutible radica en el descubrimiento y la aplicación del método experimental en las
ciencias de la naturaleza y en la constatación de que el fin último de las ciencias naturales no es
simplemente el “saber por saber”, sino en su aplicación práctica para progreso de la humanidad.

Charles-Louis de Secondat, barón de Montesquieu (1689-1755), escritor y jurista francés


considerado como uno de los más importantes filósofos de la historia es autor, entre otras obras,
de “Cartas Persas”, “Consideraciones sobre las causas de la grandeza y decadencia de los
romanos” y “El Espíritu de las leyes.” En su primera obra, “Cartas Persas”, hace una crítica a los
políticos franceses de su época, a las instituciones francesas durante la monarquía y a las
condiciones sociales, políticas, económicas e ideológicas que prevalecen en el régimen feudal.
Su segunda obra “Consideraciones sobre las causas de la grandeza y decadencia de los
romanos”, es considerada como la que proporciona el mayor aporte a la filosofía de la historia,
pues plantea que “los acontecimientos sociales no son obra del azar, sino producto de causas
perfectamente determinadas, decir, están vinculados a determinadas leyes sociales (Poviña,
1985) 10 . En su tercera obra “El Espíritu de las leyes”, analiza las tres principales formas de
gobierno, República, Monarquía y Despotismo y a la vez establece las relaciones que existen
entre las áreas geográficas y climáticas y las circunstancias generales y las formas de gobierno
que se producen. 11 Es decir, analiza la influencia de los factores físicos sobre los hechos
colectivos, atribuyendo vital importancia al factor geográfico, especialmente el clima, deduciendo
que el Despotismo es el sistema de gobierno que más se adapta a los climas cálidos, la
Monarquía a los climas templados y la Republica a las áreas frías. Estas ideas sobre la
importancia e influencia de los factores geográficos en la vida social proporcionan posteriormente
un gran impulso a los estudios de la antropología (Biancucci, 1974).

Francisco María Arouet (1694-1788), más conocido como Voltaire escribió, entre otras, las
siguientes obras “El siglo de Luis XIV”, “Cartas Filosóficas” o “Carta a los Ingleses”, “Epístola
sobre Newton”, “Ensayos sobre las costumbres y el espíritu de las naciones”, “Diccionario
Filosófico” y “Filosofía de la Historia”. Este filósofo francés considerado el máximo representante
del intelectualismo y el ateísmo del siglo XVIII, afirma que el hombre es reflejo de su ambiente
histórico social y que la sociedad se gobierna por la existencia de una ley natural que es la ley
de la razón, la igualdad y la libertad. Al respecto, Voltaire señala que el hombre es por naturaleza
un ser social, racional y religioso, siendo su facultad más importante la racionalidad que permite
el progreso y la perfectibilidad. Asimismo, puntualiza que las costumbres y los usos son el reflejo
del espíritu de la sociedad (Poviña, 1985)

10
Según Montesquieu cuatro leyes fundamentales rigen la vida social; 1) la necesidad de paz entre los hombres; 2) la satisfacción del
hambre; 3) las exigencias del sexo y 4) el deseo de vivir en sociedad (Poviña, 1985)
11 “Montesquieu, Charles-Louis de Secondat, barón de", Enciclopedia Microsoft® Encarta® 98 © 1993-1997
Voltaire afirma que el sistema político de la República es la forma original de sociabilidad, siendo
la Monarquía, es decir, el poder representado por la nobleza y el clero una desvirtuación de la
vida social, económica y política. Debido a ello, sostiene que las instituciones feudales como ser
la servidumbre y el feudo constituyen un gran obstáculo para el normal desenvolvimiento de la
vida individual y social. Frente a esta realidad plantea la aniquilación de los derechos,
instituciones y privilegios feudales como ser el señorío, la servidumbre, el vasallaje, la inquisición
y las rentas. Asimismo, señala que sólo con la extinción del poder de la nobleza y el clero la
sociedad puede recuperar sus legítimos derechos (v. Palestro, 1976).

Juan Jacobo Rousseau (1712-1778), es autor, entre otras, de tres importantes obras que
contribuyen al análisis de la realidad en términos de naturaleza, cultura y sociedad Estas obras
son: “Si el restablecimiento de las ciencias y de las artes ha contribuido al mejoramiento de las
costumbres; “El origen de la desigualdad entre los hombres” y “El Contrato Social”. En esta última
considerada como la más importante y difundida universalmente, Rousseau afirma que el
hombre nace libre, pero es la sociedad quien lo encadena y con el afán de recuperar su libertad
y ejercer sus derechos debe participar activa y democráticamente de un régimen legislativo. En
otras palabras, sostiene que los hombres para recobrar su antigua, primitiva y natural libertad,
deben asociarse políticamente a través de un pacto democrático que permita establecer sus
derechos y obligaciones, los cuales deberán estar formulados, aplicados y regulados a través de
la conformación del Estado y de una serie de disposiciones legales que se verán expresadas en
la denominada Constitución Política. Con relación al Estado, Rousseau distingue tres sistemas
políticos o tipos de gobierno: La monarquía, cuando se encomienda el control del gobierno a una
sola persona; la aristocracia, cuando el control del gobierno está en función de varias personas
y la democracia, cuando es el mismo pueblo quien se hace cargo del gobierno.

A decir de Poviña (1985, p. 140), en el pensamiento social de Rousseau (1991) es posible


identificar tres principios fundamentales: 1) la naturaleza es buena y la sociedad la perjudica; 2)
la vida social se guía por el instinto y el sentimiento; no por la inteligencia y 3) la sociedad, el
arte, las ciencias y la civilización han corrompido al género humano. En función de estos
principios Rousseau señala que el hombre ha transitado de un estado natural donde prevalecía
el amor y la compasión hacia un hombre histórico contemporáneo donde prevalece la disputa
por la riqueza y el poder. En tal sentido, bajo la perspectiva filosófica y política de Rousseau el
hombre para “regenerarse”, es decir, para volver a su estado natural primitivo debe
necesariamente establecer un pacto social que le permita recuperar su antigua libertad.

A partir del siglo XVIII, es frecuente la idea de una rigurosa separación entre la ciencia y la
filosofía, surge entonces la necesidad de establecer un carácter objetivo y sistemático en la
explicación de la realidad y a la vez brota un movimiento ideológico que posibilita la liberación
del conocimiento del escolasticismo y la emancipación del pensamiento humano de antiguas
premisas teológicas y metafísicas, es decir, nace la idea de que es posible conocer la realidad
sin ayuda de lo sobrenatural, lo metafísico, divino y lo religioso. Este movimiento intelectual
permite el desarrollo del conocimiento y, en primera instancia, la aparición de las ciencias
naturales y, luego, prepara el camino para la constitución y emergencia de las ciencias sociales
(Villarroel, 1985)

Según Villarroel (1985), el notable desarrollo de las ciencias naturales, particularmente de las
matemáticas, la física, la química, la mecánica, la biología y la medicina, posibilita sacar el
análisis social del campo de lo sobrenatural y considerar a los hechos, fenómenos y procesos
sociales como elementos del mundo de la naturaleza regidos por determinadas leyes. Lo
importante en esta época es el surgimiento de la “idea” de que la realidad social, al igual que la
realidad natural, se encuentra sometida a leyes independientes de la voluntad de los hombres,
lo que ya implica una visión laica, ya no se recurre a explicaciones teológicas para explicar la
existencia humana y se asume una posición más científica frente al mundo natural y social. Estas
nuevas ideas que plantean de que es posible conocer la realidad sin ayuda de lo sobrenatural y
lo divino provocan el denominado el Iluminismo, la Ilustración, el Racionalismo o el Siglo de las
Luces.

Las ideas centrales de estos movimientos intelectuales que nacen de filósofos tales como
Descartes, Voltaire, Condorcet, Hobbes, Locke, Hume, Diderot y Montesquieu, entre otros, se
resumen en los siguientes aspectos: 1) La razón es la propiedad universal e inherente del
hombre; 2) Todos los hombres son iguales, la naturaleza humanan es única; 3) Los hombres
crean sus instituciones para satisfacer sus necesidades; 4) El progreso es la ley esencial de la
sociedad y 5) Los hombres se guían por el ideal de la humanidad (v. Roselle, 1973; Villarroel,
1985).

El pensamiento de los filósofos de la Ilustración o del Siglo de las Luces sienta ciertas bases
teóricas para una revolución del conocimiento que con el transcurso del tiempo, en principio,
incentiva el desarrollo de profundas revoluciones políticas y económicas y, posteriormente, tiene
su expresión práctica en la emergencia y la conformación de las ciencias sociales.

1.1.4. Capitalismo y ciencias sociales

El transito del feudalismo al capitalismo se explica por dos grandes revoluciones: La revolución
política en Francia y la revolución económica en Inglaterra. Ambos procesos “revolucionarios”
dan lugar a la constitución de una sociedad en “profunda crisis” signada por la extinción del poder
de la nobleza y el clero, la desruralizacion de la economía, la concentración de la producción, el
florecimiento de la industria, la explotación laboral, la conformación de centros urbanos y la nueva
configuración de las clases sociales. En función de estos cambios estructurales brotan nuevos
problemas sociales y, en otros casos, se agudizan antiguos males sociales que ahora a través
del desarrollo del conocimiento deben ser explicados y resueltos en forma científica. Es el caso
de la pobreza, la miseria, la explotación, la movilidad social, las clases sociales, los conflictos
sociales, la gobernabilidad, las migraciones y la urbanización (Rivera, 2001)
Para dar respuestas sistemáticas y objetivas a ciertos problemas sociales, económicos, políticos,
culturales e ideológicos surgen las ciencias sociales en función de la siguiente noción: La realidad
social puede ser explicada bajo la relación causa/efecto y al margen de valoraciones subjetivas.
En este nuevo contexto histórico social, resulta ya imprescindible conocer la organización política
de la sociedad, las instituciones, las leyes que rigen la actividad y las relaciones económicas, la
influencia del medio físico en la conducta humana, la conducta individual y social de los hombres,
las costumbres, las normas y los valores y a la vez encuadrar en el plano estadístico las
relaciones sociales (Villarroel, 1985).

Entre los siglos XVIII y XIX, en el marco de emergencia y constitución de una sociedad capitalista
e industrial, surgen algunas ciencias sociales que empiezan a definir de manera teórica y
empírica su “objeto de estudio” y su “campo metodológico”, se está haciendo referencia, entre
otras disciplinas, a la política, la economía, la geografía social, la historia, el derecho, la
psicología, la antropología, la sociología y la estadística social.

1.2. Antecedentes históricos de la sociología

En el transcurso de la historia, en los hombres siempre ha existido el interés y la inquietud por


observar y reflexionar sobre la comunidad en la cual surgen, persisten y desarrollan, es decir,
siempre ha existido una ansiedad por comprender el sentido y el significado de sus relaciones
sociales, sus grupos sociales, su interacción social, sus instituciones y, en definitiva, su vida en
comunidad. En principio, estos intentos de sistematización de la vida en sociedad se enmarcan
dentro de lo que se puede denominar el conocimiento empírico y se expresan en las obras de
los filósofos de la antigüedad, los teólogos de la edad media y los filósofos de la historia de la
época contemporánea. En correspondencia con esta realidad, en la conformación del
conocimiento científico de la realidad social y/o del pensamiento sociológico fueron importantes,
las observaciones e ideas sociales elaboradas, entre otros, por Sócrates, Platón, Aristóteles, San
Agustín, Santo Tomas, Maquiavelo, Voltaire, Rousseau, Montesquieu, Hegel, Saint-Simon y
Augusto Comte.

Según historiadores de la sociología son varios los factores objetivos y subjetivos que han
contribuido a la constitución y emergencia de la sociología como ciencia social autónoma y
diferenciada del resto de las otras ciencias sociales, en particular de la política, economía e
historia. Al respecto, Thomas Bottomore (1967), sostiene que las condiciones que dieron origen
a la sociología fueron tanto intelectuales como sociales y que ambas realidades se producen y
reproducen no de manera aislada e independiente sino de modo interrelacionado e
interdependiente. Con relación a los antecedentes intelectuales, Bottomore sostiene que la
sociología tiene un cuádruple origen en la filosofía política, la filosofía de la historia, las teorías
biológicas de la evolución y los movimientos de reforma social y política. Según este autor dos
de estos antecedentes, la filosofía de la historia y el conocimiento de las condiciones sociales,
tienen particular importancia en la constitución de la sociología como disciplina autónoma y
científica.

Bottomore (1967), sostiene que la filosofía de la historia como creación intelectual del siglo XVIII
contribuye a la constitución de la sociología desde el punto de vista filosófico y científico. Según
Bottomore, “desde el punto de vista filosófico, esta contribución ha consistido en las nociones de
desarrollo y progreso y, desde el punto de vista científico, en los conceptos de periodos históricos
y de tipos sociales.” Este autor marxista afirma que la labor intelectual de los filósofos de la
historia posibilita establecer una clara oposición entre Estado y sociedad civil, es decir, una
marcada diferenciación entre “sociedad política” y “sociedad civil”. Al respecto, como ejemplo de
esta nueva concepción, Bottomore menciona la obra de Fergurson quien analiza la naturaleza
de la sociedad, la población, la familia, el parentesco, la diferenciación social, la propiedad y las
costumbres como un sistema de instituciones sociales interrelacionadas e interdependientes.

En cuanto al conocimiento de las condiciones sociales, Bottomore dice que su origen es


bidimensional: Por un lado, se tiene el prestigio de la ciencia natural y, por otro lado, los
movimientos de reforma social. Según Bottomore, esta bidimesionalidad supone la convicción
de que ahora es posible y recomendable analizar los problemas sociales con los mismos
métodos de las ciencias naturales. A decir de Bottomore, surge la idea de que los hechos sociales
pueden ser observados, comparados, clasificados y cuantificados, al igual que los hechos
naturales. Asimismo, dice que brota el convencimiento de que los problemas sociales que
generan y agudizan las sociedades industriales, como ser la migración, la pobreza, la miseria, la
marginalidad, la desigualdad, la discriminación y la diferenciaron social no son fenómenos
naturales, flagelos de la naturaleza o de la providencia divina sino resultado de la ignorancia
humana o de relaciones de explotación.

Según Bottomore, estos movimientos intelectuales, la filosofía de la historia y la descripción de


los hechos sociales, no se producen al margen de las circunstancias sociales que prevalecen en
Europa Occidental en los siglos XVIII y XIX, es decir, este movimiento intelectual también se
explica por la rapidez y la profundidad de los cambios sociales que se están produciendo y por
el contraste en las culturas que los descubrimientos geográficos permitieron dar a conocer. En
palabras de Bottomore, se demuestra que la filosofía de la historia no es sólo un producto
intelectual sino que su origen también se halla vinculado a dos importantes revoluciones: La
revolución industrial y la revolución francesa. Asimismo, se constata que la necesidad de la
descripción de los hechos sociales no surge únicamente por el deseo de aplicar los métodos de
las ciencias naturales sino que es resultado de la emergencia de una nueva concepción
ideológica de los males sociales generados por ambas revoluciones que permiten la
conformación de una sociedad industrial (v. Riazanof, 1962; Bottomore, 1967)

Otros historiadores de la sociología, con ligeras variantes, consideran a estas condiciones tanto
intelectuales como sociales como los elementos más inmediatos que posibilitan la constitución
de las ciencias sociales en general y en particular de la sociología.12 Expresan que a partir del
siglo XVI, resulta más frecuente la idea de una rigurosa separación entre la fe y la razón, la
ciencia y la filosofía y la sociedad civil y la sociedad política. Señalan que en este nuevo contexto
histórico social, signado por profundos cambios cognoscitivos, tecnológicos, económicos y
políticos, nace la necesidad de establecer un carácter objetivo y sistemático en la explicación de
la realidad social. Esta preocupación intelectual posibilita la emergencia de un movimiento
ideológico que permite, por un lado, la liberación del conocimiento del escolasticismo y, por otro
lado, la emancipación del pensamiento humano de antiguas premisas teológicas (Rivera, 2001)

La idea de que es posible conocer la naturaleza, la sociedad y el pensamiento, es decir, la


realidad sin “la ayuda” de lo sobrenatural, lo divino o lo religioso, posibilita la conformación de las
ciencias naturales y prepara el camino para la constitución y emergencia de las ciencias sociales
(Villarroel, 1985). En efecto, el desarrollo de las ciencias naturales, particularmente de la
astronomía, las matemáticas, la física, la química, la mecánica y la biología, posibilita sacar el
análisis social del campo de lo sobrenatural e introducirlo a plantear que los fenómenos y hechos
sociales como elementos del mundo de la naturaleza pueden ser analizados con los mismos
métodos de las ciencias naturales. Según Villarroel (1985), este movimiento intelectual que
plantea la idea de que es posible conocer la realidad social sin la ayuda de lo sobrenatural se
sustenta en dos principios fundamentales: por un lado, los fenómenos sociales pueden explicarse
bajo la relación causa/efecto, tal como sucede con los fenómenos del mundo natural y las
relaciones sociales y, por otro lado, las instituciones deben estudiarse al margen de cualquier
sistema de valoración ética.

En el siglo XVIII, llamado el “Siglo de las Luces”, se profundiza “este movimiento intelectual que
tiende a popularizar y divulgar aquello que antes pertenecía a una elite, surge una difusión del
espíritu crítico y escéptico que cuestiona las certezas tradicionales, una tendencia secularizadora
de la cultura y, a la vez, el inicio de nuevos valores como la razón, el progreso y la libertad”
(Rivera, 2001, p. 11). Este nuevo movimiento cultural e intelectual, conocido como la Ilustración
o Enciclopedismo plantea las siguientes proposiciones: a) La razón es una propiedad universal
e inherente del hombre; b) los hombres son todos iguales, puesto que la naturaleza humana es
única; c) los hombres crean sus instituciones para satisfacer sus necesidades; d) el progreso es
la ley esencial de la toda sociedad y e) los hombres se guían y se comportan según los ideales
de la humanidad (Villarroel, 1985)

Para otros historiadores de la sociología para que nazca el fenómeno del estudio sociológico se
da la convergencia de una serie de factores que propician su origen, siendo algunos de éstos
componentes los viajes geográficos que implican descubrimientos y expediciones que dan a
conocer nuevas formas de vida e instituciones sociales, las revoluciones políticas que revelan
que el orden social y político no es inmutable y que establecen la idea de que el poder radica en
el pueblo y las revoluciones económicas que hacen posible la emergencia de una sociedad
industrial que provocan cambios profundos en las antiguas formas de vida social. Serán
precisamente estos factores, entre otros, los que posteriormente fundamentan las bases
racionales para la constitución de las ciencias sociales y, en consecuencia, de la sociología como
disciplina autónoma y diferenciada de otras ciencias sociales (v. Jordán, 1997; Ticona, 1979;
Tezanos, 2006)

1.2.1. Revolución francesa y revolución industrial

La transformación de la sociedad feudal en sociedad capitalista se explica por dos grandes


revoluciones: La revolución política en Francia y la revolución económica en Inglaterra. La
primera modifica los sistemas de gobierno y la composición de las clases sociales y la segunda
provoca un notable desarrollo de las fuerzas productivas, debido a la aplicación de la ciencia y
la técnica en el proceso productivo.

La revolución francesa estalla en 1789, llega a su fase culminante en 1793 y partir de 1794
empieza a declinar hasta la instauración en 1799 de la dictadura militar de Napoleón que
asume el gobierno hasta 1815. Con relación a este proceso revolucionario expresar que hasta

12
En la explicación de constitución de la sociología existen pensadores, por un lado, con una orientación liberal y radical y, por otro
lado, con una posición conservadora y romántica.
fines del siglo XVIII, Francia estuvo gobernada por una monarquía absoluta y el poder en todas
sus dimensiones, políticas, sociales, económicas e ideológicas se hallaba en manos de la
nobleza y el clero.

En este contexto histórico social, signado por la desigualdad social, por la explotación, por el
malestar económico y por las ideas “revolucionarias” de que el gobierno debía ser compartido,
que debía ser de leyes y no de hombres, que todos los hombres son libres e iguales por
naturaleza, que el poder radica en el pueblo y que el gobierno debe actuar por el bien público,
el 12 de julio de 1789 se produce un enfrentamiento entre dos grupos sociales antagónicos
representados por la clase pobre de las ciudades y las clases sociales privilegiadas. 13 Según
Riazanof (1962), se enfrentan masas populares, pequeños productores, campesinos,
pequeños y medianos industriales que no tenían privilegios contra la aristocracia y las
instituciones feudales. Fruto de esta pugna, el poder político recae en manos de la pequeña
burguesía revolucionaria y los obreros parisienses. A decir de Riazanof, los jefes
revolucionarios de este movimiento social plantean despojar a Francia de las supervivencias
del régimen feudal, crear condiciones políticas que permitan a todos los poseedores desarrollar
libremente sus actividades y a los pequeños propietarios procurarse una renta mediana con un
oficio honrado o con una honesta explotación del trabajo ajeno, bajo la consigna de la libertad,
igualdad y fraternidad.

Desde 1760 hasta 1830, la revolución industrial comienza a modificar las bases técnicas de la
producción, reemplazando las antiguas herramientas de los artesanos por nuevas máquinas. 14
Esta innovación tecnológica que se produce principalmente en la rama textil inglesa posibilita
la aplicación de una serie de descubrimientos e inventos que transforman la técnica del tejido
y la hilandería.

Los inventos e innovaciones tecnológicas que se aplican en el proceso de trabajo permiten el


establecimiento de la actividad industrial que concentra cada vez más la producción y posibilita
la desaparición progresiva de los pequeños talleres y de los artesanos quienes paulatina y
respectivamente son sustituidos por las fábricas y los proletarios. Sin embargo, expresar que
la revolución industrial no solamente provoca cambios económicos sino también modifica otras
esferas de la sociedad, pues transforma el modo de vida, el entorno familiar, las relaciones
familiares, las costumbres, las relaciones sociales, las ideas y las representaciones sociales.
Asimismo, en este nuevo contexto histórico social de carácter industrial signado por un proceso
de desruralizacion masiva, incipiente industrialización y una urbanización acelerada surge un
estilo de vida urbano inadecuado y deficiente, vinculado a la precariedad de la vivienda y la
falta de servicios sanitarios, equipamiento urbano, agua potable y alumbrado eléctrico (v,
Riazanof, 1962; Rivera, 2001)

1.2.2. Emergencia de las ciencias sociales

Los cambios políticos, económicos e ideológicos que se dan como resultado de la revolución
francesa y la revolución industrial dan lugar a la aparición de nuevos problemas sociales y, en
otros casos, a la agudización de antiguos males sociales. 15 En este contexto de caos,
desorganización y desintegración social surgen algunos pensadores que plantean la necesidad
de explicar y resolver científicamente los problemas sociales que provoca la conformación de

13Las masas populares y las multitudes de Paris asaltan y toman el 14 de julio, La Bastilla, prisión real que llega a simbolizar el
despotismo de los Borbones.
14
La revolución industrial es un concepto acuñado por Engels para hacer referencia a los cambios tecnológicos que modificaron el
proceso de producción, mediante la incorporación del uso de máquinas.
15
Según algunos autores la sociología es sobre todo una ciencia de la nueva sociedad industrial.
una sociedad industrial, es decir, germina la posibilidad de utilizar la metodología científica para
conocer, entender, explicar, predecir y controlar la sociedad humana y sus desarrollo. Empiezan
“a desarrollarse especificas ciencias sociales que se plantean la necesidad de conocer las leyes
de determinados hechos sociales como ser la organización política de la sociedad; descubrir las
leyes de las relaciones económicas; la influencia del medio físico sobre la conducta humana;
encontrar la justificación del comportamiento del hombre en la historia y encuadrar en el plano
estadístico las relaciones sociales” (Villarroel, 1985, p. 25).

Las primeras ciencias sociales que se instituyen son la historia, la economía, la sociología, la
política y la antropología. Más adelante se desarrollan la geografía, la psicología y el derecho. Si
bien algunas de ellas, como la geografía, la política y la historia, se cultivan desde la antigüedad,
en esta etapa de desarrollo de la sociedad industrial se diferencian por tratar de asegurar un
conocimiento objetivo de la realidad a través de hallazgos empíricos y no simplemente sobre la
base de la especulación o la intuición de la verdad.

En el caso de la sociología, los grandes pensadores sociales del siglo XIX y principios del XX
fueron Augusto Comte (1798-1857), considerado el padre de la sociología y creador del
positivismo; Herbert Spencer (1820-1903), cuyas ideas justificaron la superioridad de los ricos y
poderosos como “los más aptos” y Carlos Marx (1818-1883) creador del materialismo dialéctico
e inspirador de numerosos movimientos políticos obreros que postulan el cambio social a través
del conflicto y la revolución social. A este inicial pensamiento sociológico, posteriormente le
siguen en orden de importancia, Émile Durkheim (1858-1917), creador del primer intento de la
investigación sociológica y Max Weber (1864-1920) fundador del estudio moderno de la
sociología. A decir de (Rivera, 2001, p. 15), se trata de pensadores sociales, económicos y
políticos que influyeron enormemente en la conformación de la sociología occidental.

1.3. Constitución de la sociología

La vida en comunidad, los grupos sociales, las relaciones sociales, las instituciones, los
conflictos, las inequidades, la explotación, el orden, el poder, la estratificación, la diferenciación,
la desigualdad, la integración, la participación, la gobernabilidad y el cambio social, son algunas
cuestiones sociales, entre otras, que históricamente han acompañado e inquietado al hombre
desde sus orígenes. Si bien es cierto que ya se hallan observaciones, reflexiones e ideas
importantes sobre lo que se conoce como el “análisis sociológico” en filósofos, teólogos,
legisladores y exploradores de todas las épocas y civilizaciones, es válido señalar que los
estudios “científicos” relacionados a la vida social son relativamente recientes.

Fue a lo largo de la edad media, a través del “pensamiento social” de Nicolás Maquiavelo (1469-
1527), Giambattista Vico (1668-1744), Charles Louis de Secondat, Señor de la Brède y Barón de
Montesquieu (1689-1755) y Francois Marie Arouet, más conocido como Voltaire, (1694-1778),
donde la cultura occidental instituye inicialmente las bases intelectuales para que posteriormente,
a inicios del siglo XIX, Claude Henri de Rouvroy, conocido como el Conde de Saint-Simon y
Augusto Comte expusieran la necesidad de “crear una ciencia del hombre” que estudie con el
mismo carácter metodológico de las ciencias naturales, los factores precipitantes y los efectos
que provocan hechos, fenómenos y procesos sociales.

1.3.1. Saint-Simon

Según Bottomore la denominada prehistoria de la sociología, abarca un periodo de un centenar


de años, aproximadamente desde 1750 hasta 1850. En este periodo de constitución y
emergencia de la sociología como nueva ciencia de la sociedad resalta el pensamiento social
desarrollado por Saint-Simon y Augusto Comte.

Claude Henri de Rouvroy, Conde de Saint-Simon, nace el 17 de octubre de 1760 en Somme,


Francia, en el seno de una familia ilustre de la nobleza europea. A los 19 años de edad viaja a
Estados Unidos para combatir con el grado de capitán en la guerra de la Independencia. En
1789, a su regreso a Francia, ofrece su apoyo y se identifica con las ideas de la revolución
francesa, renunciando a su título aristocrático.16 Después de estar en prisión, realizar constantes
viajes y desarrollar una vida bohemia, a fines del siglo XVII, inaugura un periodo de “aprendizaje
filosófico”. “Inicia este aprendizaje filosófico bajo la idea de reducir a unidad sistemática los
resultados de diversas ciencias, y obtener de tal sistema los principios para la solución de los
problemas fundamentales de la sociedad (Agulla, 1987, p. 22). Al respecto, Agulla (1987),
expresa que Saint-Simon trata de aprovechar sus experiencias, sus viajes, sus conversaciones,
sus imaginaciones y su entusiasmo para responder la difícil, caótica, confusa e inesperada
situación por la que atravesaba la Francia postrevolucionaria. Comienza su aprendizaje filosófico
a través de la asistencia a la Escuela Politécnica y la Escuela de Medicina, la lectura de autores
clásicos tales como Sócrates, Bacon, Descartes, Montesquieu, Concorcet y las ideas del
movimiento intelectual de la Ilustración.

La influencia de estos autores determina una línea de pensamiento y de acción que se expresa
en su producción intelectual y su accionar político. Según algunos autores en el desarrollo del
pensamiento de Saint-Simon es posible establecer dos etapas que transitan desde 1802 a1815
y de 1816 a 1825: la primera donde prevalece la preocupación por los problemas filosóficos de
las ciencias y la segunda donde predomina la preocupación por los problemas de la sociedad
industrial. En función de ambas preocupación elabora una amplia producción intelectual
conformada por una serie de ensayos, memorias, cartas y manifiestos. En 1803, publica “Cartas
de un habitante de Ginebra a sus contemporáneos”, en 1808 publica la “Introducción a los
trabajos científicos del siglo XIX”, en 1810 el “Plan para una nueva Enciclopedia”, en 1811
“Memorias sobre la ciencia del hombre”, en 1814 escribe con su secretario y alumno Agustín
Thierry “La organización de la sociedad europea”, en 1817 aparece la publicación periódica “La
industria”, en 1821 publica “Sistema industrial”, en 1823 publica con la colaboración de Augusto
Comte “Catecismo político de los industriales” y en 1825, año de su fallecimiento, publica su
último trabajo denominado “El nuevo cristianismo” (v. Bottomore, 1967; Agulla, 1987)

Saint-Simon es considerado como uno de los fundadores del socialismo “utópico”, doctrina
teórica, política e ideológica que se opone al capitalismo por razones éticas y prácticas, pues
considera que se constituye en un sistema económico injusto que explota a los trabajadores y
posibilita a los ricos incrementar sus ingresos mediante la denominada plusvalía. A pesar de su
valiosa contribución teórica, los socialistas “modernos” no llegan a establecer los mecanismos
efectivos a través de los cuales pueda ser posible lograr un sistema económico más justo e
igualitario, debido a ello es que reciben la denominación de “utópicos” en vista de que sus ideas
no podían efectivizarse en realidades o soluciones concretas, sus escritos únicamente contienen
razonamientos en favor de una organización social, dirigida por hombres sabios y basada en la
industria a fin de beneficiar de manera equitativa a todos los componentes de la sociedad.

Agulla (1987, p. 27), sostiene “de las ideas básicas de Saint-Simon se destacan dos
contribuciones fundamentales para el desarrollo de la teoría sociológica, por un lado, la aparición
y el paulatino desarrollo de la sociedad industrial como un necesario determinismo histórico y,
por otro lado, la movilización de este proceso por la acumulación de las conclusiones del
conocimiento de la ciencia política y por la acción práctica de los políticos orientados en este
sentido. Esta doble acción se une en el concepto de interés”. En función de este razonamiento,
Saint-Simon desarrolla el concepto de “fisiología social”17 que destaca la idea de que la sociedad
funciona básicamente por intereses económicos. Al respecto, Saint-Simon expresa que “la

16
En 1793, obtiene el cambio de su nombre aristocrático por un nombre plebeyo: Jacques Bonhomme.
17
En Saint-Simon, “La comprensión de los fenómenos de la organización social exigirá, pues, recurrir a los modelos de las ciencias
de la vida; así, en la Memorias sobre la ciencia del hombre, Saint-Simon buscará en la fisiología los modelos teóricos necesarios a la
edificación de las ciencias del hombre. Señala entonces que los trabajos realizados en el campo de la anatomía comparada pueden
suministrar las “bases positivas de la ciencia del hombre” (Ansart, 2003).
ciencia del hombre destaca que las diversas clases de hombres que integran la sociedad, no
pueden inventar, y ni siquiera concebir correctamente, otras cosas que las que les antojen útiles
a sus intereses, que no pueden trabajar más que en aquello que les parece pueda serles
ventajoso” (Agulla, 1987, p. 27).

A partir de estas nociones y en el contexto de la necesidad de un nuevo ordenamiento social y


político en la sociedad industrial, Saint-Simon elabora su producción intelectual vinculada al
análisis de los problemas que provoca este tipo de sociedad capitalista, tratando de responder a
las siguientes interrogantes: ¿Cuáles serán las instituciones de una sociedad de este tipo, y
cuáles sus fuerzas dominantes? ¿Cuál será su organización política? ¿Será quizá radicalmente
distinta de las organizaciones antiguas? ¿Dónde se situarán los poderes sociales y cuál será su
naturaleza? ¿Subsistirán las clases sociales, y, en caso afirmativo, cuáles serán sus relaciones?
¿Cuál será la cualidad particular de las relaciones sociales? (Ansart, 2003)

En 1813, Saint-Simon ya establece la tentativa de estudiar la moderna sociedad industrial bajo


la directriz analítica del método positivo, producto de dicha tentativa un año más tarde propone
el plan de “reorganización de la sociedad europea”, posteriormente aparece “La Industria”,
publica “Sistema industrial” y “Catecismo político de los industriales.18

En 1814, publica “La reorganización de la sociedad europea”. Al respecto, Agulla (1987, p. 26),
sostiene que esta obra contiene “dos ideas básicas que serán fundamentales para la posterior
elaboración de su teoría sociológica. Por una parte, la afirmación de que todas las instituciones
deben tener por fin el mejoramiento de la condición moral, intelectual y física de la clase más
numerosas y la más pobres y, por la otra, la afirmación del significado y el valor del trabajo, pues
Saint-Simon afirma (“…todo para el trabajo y todo por el trabajo”). Más adelante, Agulla (1987),
sostiene que en el centro de la especulación teoría de Saint-Simon se instala el problema de la
paz y la reorganización de la sociedad. Al respecto, Saint-Simon sostiene que “se podrá alcanzar
la paz sólo mediante la organización del trabajo. Y la organización del trabajo va a depender de
una nueva clasificación de las ciencias y de un claro agrupamiento de los sabios, (científicos e
industriales) que son los que deben gobernar esa sociedad (los científicos y los artistas)”.

En el año 1821, publica “Del Sistema Industrial”, obra en la cual plantea la idea de que en la
sociedad de los industriales no prevalecerá la explotación del hombre por el hombre sino más
bien la explotación de la naturaleza por el hombre a través de la conformación de empresas
colectivas. En función de esta idea, Saint-Simon sostiene que no existirían contradicciones entre
los intereses de los industriales y los intereses de la trabajadores, pues el objetivo del desarrollo
económico no será el lucro o el interés personal sino más bien el de mejorar las condiciones de
vida de los trabajadores. Para Saint-Simon, este desarrollo económico tanto en la ciudad como
en campo permitirá transformar la suerte de los trabajadores que tienen como principal medio de
subsistencia solamente su fuerza de trabajo. Sin embargo, aclara que este desarrollo no debe
ser únicamente económico sino también moral y físico a través de la “secularización” de los
valores cristianos que deberán ser difundidos por la elite de “sabios positivos” (v. Agulla, 1987;
Timasheff, 1974).

En 1823, publica “La Industria” obra que fue escrita conjuntamente con su alumno y secretario
Augusto Comte. En este trabajo analiza el proceso de transición del sistema feudal hacia el
sistema industrial y puntualiza que este nuevo tipo de sociedad constituye una realidad distinta,
con características, dinámicas y leyes propias que no se identifican con el ordenamiento político

18
A partir de 1813, Saint-Simon, ante su incapacidad para dar expresión ordenada y coherente a sus ideas, recurre a la ayuda de
Agustín Thierry y Augusto Comte, quienes trabajaran por el lapso de casi diez años como sus secretarios.
vigente. Saint-Simon afirma también que en tiempos de ignorancia la dirección de la actividad
nacional fue principalmente militar y, secundariamente, industrial. Dice que en esta época todas
las clases sociales estaban subordinadas a la clase militar, pero el progreso de la civilización
trajo consigo un reordenamiento social donde la clase industrial debe ser constituida como la
primera de todas; de ahí que las otras clases deben serle subordinadas. 19 Asimismo, sostiene
que el cambio inevitable de un régimen a otro se caracteriza por una época de transición y de
crisis y, debido a ello, de un ordenamiento social y político que posibilite que el ordenamiento
político “responda” adecuadamente al ordenamiento social prevaleciente. De ahí su llamado a
los “industriales” y la “realeza” para que asuman esa responsabilidad histórica: una
responsabilidad voluntaria y consciente (Agulla, 1987, p. 29).

En tal sentido, Saint Simón señala “la sociedad no puede ser conducida del régimen feudal a
régimen industrial rutinariamente, pues dichos regímenes son radicalmente distintos e incluso
opuestos”. Según Saint-Simon, el primero se basa en el principio de la desigualdad y el segundo
se funda en el principio de la igualdad y se opone al establecimiento derechos y privilegios
hereditarios. A decir de Saint-Simon, el único medio que existe para establecer un régimen
industrial consiste precisamente en reorganizar el sistema de las ciencias, la educación, la
religión, las leyes, las finanzas, en interés de la producción, lo cual se puede lograr con la toma
del poder político por medio pacíficos y sobre la base de los intereses de la realeza y la clase
industrial.

Una idea que se constituye en Saint-Simon en una de las más importantes para el desarrollo
de la teoría sociológica es la de concebir la “estructura de la sociedad como una estructura de
estratos sociales.” Esta idea le permite a Saint Simon “descubrir” la aparición y el funcionamiento
de la sociedad industrial. Según Saint-Simon para entender esta estructura es indispensable
hacer referencia al trabajo o, mejor dicho a la división del trabajo, es él que define precisamente
lo social del hombre en la sociedad industrial, es él que define al industrial define como “clase” y
lo diferencia de otro. Por eso, es un industrial todo productor (v. Agulla, 1987; Ansart, 2003). 20

Saint-Simon sostiene que en la sociedad feudal existían tres clases sociales: nobles, burgueses
e industriales y que a partir de la revolución, la sociedad se encuentra divida únicamente en dos
clases sociales: burgueses e industriales. Por otro lado, afirma que las clases sociales se
organizan en función de intereses principalmente económicos, pero desde una perspectiva
política, debido a ello habla de la existencia de una clase gobernante y otra gobernada. Según
Saint Simon la importancia de esta distinción se encuentra en la función que tienen para el
desarrollo de la sociedad industrial, ya que la de los gobernantes tiende a identificarse con una
“clase ociosa” y la de los gobernados con una “clase productora”. Asimismo, sostiene que en el
futuro los industriales se convertirán en la primera clase, entre todas las clases de la sociedad y
pasaran de gobernados a gobernantes (Agulla, 1987).

En su obra, “El organizador”, Saint-Simon señala que la clase “industrial” se compone por 1)
aquellos que realizan trabajos de utilidad directa para la sociedad (cultivadores, artesanos,
obreros, etc.); 2) aquellos que dirigen estos trabajos o cuyos capitales están invertidos en las
empresas industriales (ingenieros, fabricantes, capitalistas, negociantes, etc.) y 3) aquellos que
contribuyen a la producción con el trabajo útil a los productores (científicos, intelectuales,
comerciantes, etc.).

19
Saint-Simon entiende por clase industrial a un sistema de estratificación clasista, es decir, un ordenamiento de la población sobre la
base de intereses económicos y ocupacionales.
20
Según Saint-Simon, un industrial es un productor, es decir, un cultivador, carpintero, cerrajero, carretero, fabricante o negociante.
La producción intelectual, de Saint-Simon concluye con una preocupación religiosa. Vinculado a
este aspecto, en su estudio “El nuevo cristianismo” postula que no se puede separar lo material
de lo espiritual y que todo sistema social no es más que la aplicación de un sistema de ideas,
pues la religión cumple una función decisiva en la organización de las sociedades. Su “nuevo
cristianismo” deja a un lado los problemas dogmáticos y rituales y presenta un contenido ético y
social, a partir del cual considera que “el paraíso no está detrás de nosotros ni en la vida celestial,
sino en nuestra vida futura en la tierra.” Paradójicamente, estas ideas sobre la religión aparecen
en un contexto histórico donde prevalece el racionalismo, el positivismo y el agnosticismo.

La importancia de su producción intelectual radica en el hecho de haber reconocido el papel


fundamental de la economía y de la industria en las sociedades modernas. Asimismo, en el
intento de explicar la estructura y el funcionamiento de la sociedad industrial, la organización de
la sociedad, la estructura de clases, la estratificación social, los conflictos de la sociedad y el
papel de la religión en la organización de las sociedades. En función de estas nociones se
sostiene que Saint-Simon desarrolla una labor intelectual muy importante en el proceso de
constitución y emergencia de la sociología como ciencia autónoma y sistemática. Es más aún,
algunos historiadores de la sociología lo consideran como el verdadero fundador de la sociología,
luego de su fallecimiento sus seguidores o discípulos bajo el denominativo de “sansimonismo”
organizan y difunden sus ideas y principios en favor de una organización social más justa y
equitativa encabezada por hombres inteligentes y basada en el sector industrial. 21

1.3.2. Augusto Comte

Augusto Comte, filósofo y matemático, cuyo nombre completo es Isidore Marie Auguste François
Xavier, nace en Montpellier, Francia el 19 de Enero de 1798 y muere en París el 5 de Septiembre
de 1857 a la edad de 59 años. Crece en un ambiente familiar profundamente católico, con ideas
religiosas, monárquicas y conservadoras que paradójicamente fueron contrarias a las ideas y la
conciencia social de Comte, pues fallece ateo y pierde la fe a los 14 años.

Fue un hombre muy inteligente, metódico y de excelente personalidad. Sin embargo, su vida
pública y privada no fue muy afortunada o feliz, pues fue difícil, desgraciada y bastante
contradictoria.22 En 1814, inicia sus estudios superiores en la Escuela Politécnica de París, su
pensamiento se halla influenciado por la filosofía de la historia y por las ideas sociales y políticas
del Conde de Saint-Simon, filósofo, político y doctrinario francés que fue uno de los primeros y
el más destacado socialista utópico. En su juventud fue alumno y, posteriormente, trabaja como
secretario, entre 1813 y 1824, de su maestro Saint-Simon de quien heredó la preocupación por
lo social, el término de "física social" para referirse al estudio positivo de las leyes fundamentales
que rigen hechos, fenómenos o procesos sociales y la ley de las tres etapas que explica el
desarrollo de la sociedad.

La producción intelectual de Comte está conformada por las siguientes obras, “Opúsculos”,
escrito entre 1819 y 1826, “Curso de Filosofía Positiva”, escrito entre 1832 y 1842, “Discurso
sobre el Espíritu Positivo”, escrito en 1844, “Sistema de Filosofía Positiva”, escrito entre 1851 y
1854, “Catecismo Positivista”, escrito en 1852 y “Calendario Positivista”, escrito en 1856. Su labor
intelectual gira en torno a los efectos negativos que provocan las revoluciones económicas y
políticas de Europa y frente a esta situación de crisis, desorden y caos, centraliza su

21
Sansimonismo doctrina que propugnada la conformación de una sociedad guiada por científicos e industriales
22
Tuvo dos fracasos matrimoniales y la falta de empleo, la rivalidad académica y el excesivo trabajo intelectual provocaron en su
persona una crisis nerviosa que lo llevo al manicomio y al borde del suicidio. Murió en la extrema pobreza, tal es así que algunos de
sus amigos y alumnos le dieron sepultura a través de una colecta pública (Moreno, 2005.
preocupación intelectual en el mejoramiento de la sociedad y en función de ello considera
indispensable la creación de una nueva ciencia de la sociedad.

1.3.3. Sociología comtiana

Según Nicholas Timasheff, (1974, p. 34), “la teoría sociológica de Comte forma un sistema en el
centro del cual se encuentran dos proposiciones interrelacionadas: la ley de las tres etapas y el
teorema de que las ciencias teóricas forman una jerarquía en la que la sociología ocupa la cima.”
Pero al margen de estas dos proposiciones citadas por este autor cabe señalar que en el
pensamiento social de Comte también se encuentran otras dos premisas fundamentales
vinculadas al método positivo y la división de la sociología (Poviña, 1985)

1.3.3.1. Teorema de las ciencias

Augusto Comte (1975), sobre la base de la filosofía positiva hace un intento de ordenar o
clasificar todos los conocimientos. 23 En función de esta tentativa sostiene que las ciencias
pueden ser clasificadas en teóricas o puras y prácticas o aplicadas. A la vez afirma que las
ciencias teóricas pueden dividirse en concretas y abstractas. Las primeras analizarían
fenómenos concretos y las segundas intentarían descubrir las leyes que rigen estos fenómenos,
determinando su coexistencia y sucesión. A partir de esta desagregación tipológica, Comte
señala que las ciencias teóricas abstractas forman una serie o jerarquía en la cual el eslabón
superior depende del eslabón anterior en vista de que trata de fenómenos más concretos y
complejos. (Timasheff, 1974).

Timasheff (1974, p. 35), sostiene que en este esquema jerárquico de clasificación de las ciencias
Comte considera a “las matemáticas, como la ciencia más general, simple, abstracta y ajena a
la humanidad y a la vez como la base de dicha jerarquía sobre la cual se ubican las demás
ciencias como ser la mecánica, que la identifica con la astronomía, a la que la sigue la física, la
química y la biología y encima de las ciencias naturales y sociales ubica a la física social o la
sociología, como la ciencia más particular, concreta, cercana a la humanidad y a la vez la más
compleja.”24 Para Comte esta ordenación jerárquica de las ciencias implica que la sociología
ocupa un lugar superior entre lo orgánico y lo psíquico. Esta ubicación privilegiada en la cima de
las ciencias humanas tenía el significado de pretender hacer de la sociología una ciencia
totalizadora de las ciencias sociales encargada de remediar los problemas del hombre y la
sociedad

Otros autores señalan que Augusto Comte clasifica a las ciencias en cinco fundamentales:
astronomía, física, química, fisiología y física social o sociología. Asimismo, que rechaza como
ciencias a la psicología y a la economía y considera a las matemáticas más como un método o
técnica que como una ciencia teórica. Empero, a pesar de existir ligeras diferencias en ambos
tipos de explicación, se advierte la idea de que todas las ciencias forman una jerarquía sobre la
base de una generalidad decreciente y una complejidad creciente (v. Alcorta, 1956; Palestro,
1976; Agulla, 1987; Tezanos, 2006)

A decir de Comte, esta jerarquización y sucesión de las ciencias responde a una necesidad lógica
e histórica, desde la perspectiva lógica, afirma que a cada ciencia le corresponde un antecedente
lógico y un impulso necesario para la constitución de la siguiente ciencia, es decir, que cada
ciencia se funda en una anterior y a la vez predispone la emergencia de otra posterior y, desde
la perspectiva histórica, señala que esta transición de una ciencia a otra se produce desde lo
más general y simple, desde lo más abstracto y ajeno a la humanidad, a lo más particular y
complejo, a lo más concreto y cercano a la humanidad. Al respecto, Poviña (1985), dice “Comte
en su trabajo “Curso de filosofía positiva” estudia cada una de las ciencias que conforman esta
clasificación para luego entrar en el análisis de la nueva “Física Social” que a partir de la lección
47 del tomo IV recibirá la denominación de sociología.

Para Augusto Comte esta ordenación jerárquica de las ciencias no sólo obedece a una necesidad
lógica sino también a una necesidad histórica, pues este orden respondería a un desarrollo de la

23
Según Augusto Comte la filosofía positiva es la única salida intelectual para salir de la crisis social que ha provocado la Revolución
Francesa tanto en Francia como en Europa.
24
Comte denomina a la nueva ciencia de la sociedad, inicialmente “física social” y luego la rebautiza como “sociología”
propia historia. Por eso no es casual que este ordenamiento represente el orden de su aparición
histórica, pues los conocimientos científicos responden a la realidad social de las cual emergen
(Agulla, 1987, p. 44). A partir de estas argumentaciones teóricas, Comte considera a la sociología
como la nueva ciencia social de la sociedad industrial, como la más particular, la más compleja,
la más concreta y la más cercana al hombre. Para Comte, la sociología vendría a ser la cúspide
del saber positivo o científico. Asimismo, la expresión de una ciencia teoría, general y abstracta
que abarca el estudio positivo del conjunto de las leyes fundamentales propias de todos los
fenómenos sociales (Poviña, 1985, 159.)

1.3.2.2. Ley de las tres etapas

Para responder las interrogantes ¿Por qué cambian las sociedades? y ¿Qué explica su progreso
o desarrollo?, Comte formula la célebre “ley filosófica de las tres estados” que sostiene que "a
determinado grado de desarrollo de la sociedad le corresponde determinado grado de desarrollo
del conocimiento". Esta ley plantea que la humanidad en su conjunto y el individuo como su parte
constitutiva, se encuentran determinados a transitar por tres estados sociales diferentes que
hallan su relación de correspondencia con diferentes grados de desarrollo intelectual: El estadio
teológico o ficticio, el estadio metafísico o abstracto y el estado positivo o científico. 25 En palabras
de Augusto Comte la etapa teológica corresponde a la edad media, la metafísica a los siglos XVII
y XVIII y la positiva comprende desde el siglo XIX.

Según Augusto Comte lo que sostiene el motor de la historia y lo que incentiva el progreso de la
humanidad es el “conocimiento”. Advierte que la manera de “interpretar” el mundo define la
“forma” que tiene la sociedad y a la vez que los cambios que se producen en esa “interpretación”
producen los cambios de la vida social e histórica. Afirma que el desarrollo y la educación del
individuo también transita por estos tres estadios: teológico en la infancia, metafísico en la
juventud y positivo en la madurez. Asimismo, plantea que de igual modo y siguiendo la misma
secuencia histórica, la humanidad se ha organizado mediante estas tres formas de interpretación
de la realidad. En tal sentido, habla de sociedades agrícolas, militares e industriales.
A continuación sobre la base de los planteamientos teóricos de Augusto Comte (1988),
expresados en su obra “Discurso sobre el espíritu positivo” se efectúa una caracterización de los
tres estadios propuestos por este autor: estadio teológico, metafísico y positivo.

Estadio teológico o ficticio, en esta primera etapa el intento por comprender la realidad se lo
realiza a través de causas o explicaciones sobrenaturales o divinas, primero a través del
fetichismo (atribuir a los cuerpos exteriores una vida parecida a la humana, pero más enérgica y
poderosa) y luego del politeísmo (retirar la vida a los objetos materiales para trasladarlos a seres
ficticios, invisibles que intervienen en los fenómenos naturales y sociales) y, posteriormente, del
monoteísmo (restringir el dominio de la imaginación a favor de la razón), es decir, el intento de
explicación de la realidad por una circunstancia que esta fuera del fenómeno o por algo que esta
fuera de la experiencia y la evidencia empírica, debido a ello se dice que en esta etapa prevalece
la ignorancia. En esta etapa teológica los intérpretes de la realidad son los sacerdotes y los
ejecutores los militares, dado que la conquista era considerada como la fuente principal de la
prosperidad de los pueblos. En tal sentido, a este estadio le correspondería en principio una
sociedad agrícola y, posteriormente, una sociedad de tipo militar sobre la base de la autoridad y
la jerarquía (Comte, 1988).

Estadio metafísico o abstracto, en este estadio se cuestiona la racionalidad teológica y lo


sobrenatural es reemplazado por especulaciones no verificables, metafísicas, confusas y por
abstracciones personificadas. Es decir, por algo o por situaciones difíciles de comprender y
contrastar con la realidad concreta. Debido a ello, se afirma que en este estadio predomina la
superstición sobre la base de entidades o abstracciones personificadas. En esta etapa del
desarrollo del conocimiento, los interpretes de la realidad son los filósofos y los ejecutores los
legistas, personas que conocen las leyes o la jurisprudencia y, en cierta medida, los
comerciantes. Según Comte este estadio es de transición y los entes metafísicos tienen la
función de debilitar el estadio teológico y preparar el camino para el advenimiento del estadio
positivo (Comte, 1988).

25
El análisis de estos tres estadios lo efectúa en su obra “Curso de filosofía positiva”
Estadio positivo o científico, en esta etapa ya se trata de explicar la realidad con leyes científicas
a través de la aplicación de métodos, técnicas y observaciones reales y objetivas. Es decir, se
trata de explicar los fenómenos de la realidad bajo la relación causa/efecto. Debido a ello, se
sostiene que en este nivel de desarrollo del conocimiento ya prevalece la razón, en vista de que
no sólo se busca saber qué son las cosas sino que mediante la observación y la experiencia se
trata de explicar por qué se dan así las cosas y además se intenta deducir las leyes que las rigen,
para poder prever, controlar y dominar la realidad. Según Comte en esta etapa positiva culmina
la teoría de las ciencias con la aparición de la sociología y con el instrumento para explicar
científica y positivamente los fenómenos sociales. A decir de este filósofo a este nivel de
desarrollo del conocimiento le corresponde una sociedad industrial, conducida por científicos y
sabios expertos que aseguran un orden social (Comte, 1988).

1.3.3.3. Método positivo

Comte señala que cada ciencia tiene su propio método con características propias. Asimismo,
sostiene que las ciencias naturales utilizan el método positivo en función de cuatro
procedimientos básicos: observación, comparación, clasificación y experimentación. Considera
que el método positivo por excelencia aplicable en las ciencias naturales resulta también
adaptable al campo de las ciencias sociales, en particular al ámbito de la sociología. Al respecto,
señala que para alcanzar el conocimiento objetivo o “positivo” de la vida social a través de la
aplicación del método positivo se tiene que utilizar necesariamente los siguientes cuatro
procedimientos: observación, experimentación, comparación y el método histórico (v. Timasheff,
1974; Poviña, 1985; Agulla, 1987).

A decir de Comte la “observación”, es decir, el empleo de los sentidos físicos, sólo es válida y
fructífera cuando se halla orientada por la teoría. Asimismo, reconoce que la aplicación de la
“verdadera experimentación” resulta casi imposible en el estudio de la sociedad y, en función de
ello, recomienda realizar varias observaciones dirigidas a encontrar conexiones causales, es
decir, exhorta aplicar el método histórico que consiste en la búsqueda de las leyes generales que
rigen la constante variación de las opiniones humanas. Este punto de vista, del fundador de la
sociología, refleja la importancia de las ideas o el conocimiento en el desarrollo histórico de la
sociedad, tal como lo expresa en su célebre ley de las tres etapas. En opinión de Comte resulta
indispensable realizar “comparaciones fructíferas” o convenientes entre las sociedades humanas
y las sociedades animales, es decir, recurrir a la analogía orgánica con el propósito de establecer
“clasificaciones” que permitan comprender diferencias y semejanzas entre las sociedades
coexistentes y las clases sociales de una misma sociedad (v. Timasheff, 1974; Poviña, 1985).

1.3.3.4. División de la sociología

Comte (1975), divide a la sociología en dos grandes campos a través de dos conceptos que son
tomados de la biología: La estática social y la dinámica social. El hecho principal de la estática
es el orden y de la dinámica el progreso (Timasheff, 1974). A decir de algunos sociólogos esta
división obedece a la necesidad de estudiar a la sociedad en reposo y en movimiento. 26

Se dice que la estática social o la teoría del orden comprende el estudio de las leyes comunes
de toda vida social, es decir, de las leyes de la existencia, la coexistencia, la armonía, el orden,
el equilibrio y la semejanza. Al respecto, Timassheff (1974) sostiene que para Augusto Comte
“el orden social total se establece de acuerdo con las leyes de la naturaleza. Todo orden
particular puede contener muchas, y a veces graves, deficiencias, pero esta situación puede ser
rectificada por la intervención racional de seres humanos”

Comte en relación a los factores que hacen el orden de la sociedad sostiene que el fundamento
de la sociedad es el consenso universal de la cual deriva la división social del trabajo y la
solidaridad. Al respecto, sostiene “la división social del trabajo determina la complejidad de la
sociedad, por lo tanto hay que estudiar cuidadosamente la solidaridad y la cooperación”.
Asimismo, Comte sostiene que al margen del consenso lo que determina también el orden es la
familia, la raza, el clima, las ideas, los instintos y las instituciones políticas, sociales, económicas,

26
Algunos sociólogos no están de acuerdo con esta forma de explicación, ya que los conceptos de estática y dinámica no implica que
la sociología debe estudiar a la sociedad en reposo y movimiento. Según estos sociólogos, esta interpretación es equivocada, confusa
y desconcertante.
religiosas. Debido a la importancia que tienen las instituciones en el establecimiento del orden
también se habla de estática social o teoría de las instituciones.

La dinámica social o la teoría del progreso está vinculada a las leyes de sucesión de los
fenómenos, es decir, a aquellas circunstancias que posibilitan el desarrollo, el progreso y la
evolución de la sociedad. A decir de Comte la evolución o el progreso de la sociedad debe ser
físico, moral, político pero sobre todo intelectual. Para Comte los factores que hacen el progreso,
el cambio o la dinámica de la sociedad, al margen del conocimiento, son el tedio, el odio, el temor
a la muerte, la densidad de la población, la especialización y la necesidad básica de subsistir.
Con relación a la velocidad del progreso material e inmaterial señala que esta se encuentra
determinada por variables tales como la raza, el clima y la labor intelectual y política.

Vinculando ambas dimensiones, Comte afirma que orden y progreso no se contraponen sino que
más bien guardan una estrecha relación de correspondencia y mutua dependencia, ya que no
puede existir y establecerse ningún orden social sino es compatible con el progreso y no es
posible un progreso duradero sino se consolida mediante el orden. Sin embargo, considera que
el orden social es el factor preponderante en el progreso de la humanidad. Como bien lo expresa
Ines Tardel (1990), “si la sociología dinámica estudia las leyes de la evolución de las
circunstancias sociales, la sociología estática estudia sus conexiones, representando para la
práctica política, el progreso y el orden, respectivamente.”

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