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Como influye la Sexualidad en la Vida Adulta

El inicio de la sexualidad

Las bases para el complejo proceso de la formación de la identidad sexual de un individuo


no se inician con el nacimiento, sino que comienzan con la vida prenatal. En el crítico
momento del nacimiento, aquellos que participan o concurren al evento, como pueden ser
los familiares, los médicos, las enfermeras y en los casos más tradicionales las parteras y
otros asistentes, asignarán al recién nacido la categoría de “hombre” o “mujer” de acuerdo
con la presencia y/o apariencia de los genitales externos. Este evento define lo que
comúnmente se denomina como asignación de sexo y que mejor podría ser llamado
asignación genérica, y confiere una enorme responsabilidad a los profesionales de la salud
por la trascendencia que tiene para la vida futura del nuevo individuo. Rubio E. (1994).

Es importante saber que la sexualidad a parte de ser un proceso de conjunto de las


condiciones anatómicas, fisiológicas y psicológicas son caracterizadas por cada sexo.

La edad adulta

Desde el final de la adolescencia, hasta cuando los individuos ingresan a la mitad de la


vida, alrededor de los cuarenta años, se considera edad adulta temprana. Los adultos
jóvenes se preparan ahora para construir las bases de su futuro de manera independiente, es
una época de gran actividad en la que se eligen los rumbos de la vida y cómo andar en
ellos. Se toman decisiones sobre múltiples aspectos. Ahora las metas son específicas y la
base de la personalidad ha sido construida. No obstante, todos los factores del desarrollo
continúan engendrando posibilidades de crecimiento.

El género en la adultez

La identidad de género, en la que se define una idea clara de quién se es como mujer u
hombre, qué roles de desean adoptar o construir, la forma de vestir y actuar de acuerdo al
propio estilo de expresar la masculinidad y feminidad, la autoimagen y el grado en que ésta
concuerda con la percepción interna de ser mujer u hombre, está claramente definida en la
adultez. La autoimagen se ve favorecida con los cuerpos que suelen ser más fuertes, bien
conformados y saludables y su consolidación depende más del propio ideal de cada hombre
o mujer que del exterior. Se cuenta con mayor independencia y libertad de realizar acciones
que comprometan los ideales propios.

Todavía existen grupos en donde la presión social relacionada con la maternidad limita a la
mujer en sus posibilidades de independencia, especialmente para aquellas que no
comparten ese ideal. Por su parte, las opciones para los hombres se dirigen a la posibilidad
de ser económicamente productivos, agresivos, determinados y responsables, el hombre se
enfrenta a un mundo de exigencias. De modo que si la situación económica lo permite, la
mejor opción para el hombre adulto será definitivamente el estudio y de no ser así, el
trabajo remunerado. Por otro lado, los hombres suelen involucrarse más en actividades
físicamente agresivas y esto se relaciona por ejemplo con una mayor morbilidad por
accidentes que para el caso de las mujeres. Corona, E. (1994). Identidades de género

El erotismo en la adultez

La mayoría de los y las personas adultas han tenido experiencias eróticas ya sea en soledad
o en compañía. En su expresión saludable, las personas experimentan un crecimiento en su
desarrollo erótico, con mayor capacidad de intimar, viven sin culpas o prejuicios la
respuesta sexual humana, conocen su cuerpo y cómo siente, pueden hablar sobre las
relaciones sexuales sin conflictos, hacer acuerdos y explicitar sus deseos. Comprenden la
diferencia entre fantasía y realidad, son responsables del cuidado de su cuerpo y apoyan el
cuidado de su pareja,, pueden tener conductas autoeróticas y relaciones sexuales, utilizan
una variedad de posiciones sexuales que identifican como preferidas, pueden pedir caricias
específicas y negarse a las no deseadas y convierten al encuentro erótico en un momento de
crecimiento personal.

No todos los adultos tempranos viven la sexualidad en esta forma ideal. En esta etapa de la
vida erótica pueden presentarse las disfunciones sexuales o disfunciones de la vida erótica,
es decir, problemas relacionados con el deseo sexual, con la capacidad para excitarse y
tener orgasmos, dolor en las relaciones sexuales, imposibilidad de relajar la vagina para
permitir una penetración o angustia extrema que dificulta el intento de la relación sexual. Si
bien no siempre sucede así, la mayoría de estos problemas en los primeros años de la
adultez tienen que ver más con factores psicológicos y de aprendizaje que con deficiencias
fisiológicas o alteraciones anatómicas. La angustia y la depresión son trastornos frecuentes
asociados a las disfunciones sexuales. En las mujeres, los síndromes más frecuentes son la
dificultad para tener orgasmos y la disminución del deseo sexual. En los hombres, la
dificultad para controlar la eyaculación y para lograr la erección. Además, la edad más
frecuente de consulta para los problemas sexuales se sitúa entre los 26 y los 40 años (Ortiz,
Velasco, Rubio, 1999). Mientras más avanza la edad, la posibilidad de encontrar factores
orgánicos en las disfunciones sexuales aumenta considerablemente.

En este sentido, el profesional de la salud debería ser fuente de eliminación de errores de


información y un consultor “permisivo” que ayuda a los adultos a comprender que las
necesidades eróticas son naturales, que hombres y mujeres tenemos derecho a conocer y
disfrutar de nuestro cuerpo, podemos hablar de ello con nuestra pareja y cuando se
presentan conflictos éstos tienen altas posibilidades de resolverse. Encuestas realizadas a
nivel mundial reflejan cómo en las entrevistas clínicas el tema del erotismo suele evitarse,
lo cual puede conducir a problemas sexuales crónicos que podrían haberse resuelto
adecuadamente con la consecuente mejoría de la relación familiar y de pareja. Otra función
importante de las y los profesionales de la salud es la promoción del conocimiento de las
infecciones de transmisión sexual y sus síntomas, así como la promoción de la
responsabilidad del cuidado tanto personal como de la pareja. Papalia D. (1992). Desarrollo
humano. México: Mc Graw Hill

Los vínculos en la adultez

De acuerdo a Erikson la y el adulto joven están listos para fusionar su identidad con la
identidad de otros. Se encuentran con disposición para establecer una relación cercana e
íntima con otra persona, y están dispuestos a correr el riesgo de la entrega temporal en
situaciones de intensa exigencia emocional, como el acto sexual. Comparten la confianza y
pueden regular ciclos de trabajo, procreación y recreación, realizar acciones en común con
el fin de proteger a su familia o intereses comunes.

De esta manera la presencia de la unión comprometida en pareja es un elemento común de


las mujeres y los hombres adultos. Principalmente por medio del matrimonio en nuestra
cultura, las personas unen sus vidas. La predicción en el éxito del matrimonio o unión de
pareja tiene múltiples factores. Algunos teóricos de la terapia familiar sugieren que la
capacidad para comunicarse en la pareja es un elemento crucial para el desarrollo de la
relación.

Las parejas también pueden disolverse cuando no se presenta la evolución del


enamoramiento hacia el amor. En la vida marital las personas empiezan realmente a darse
cuenta de quién es su pareja, a verla de forma más real; en este proceso, el enamoramiento,
que puede durar varios años, desaparece. Vendrá entonces una etapa de desilusión, seguida
de conflicto y tensión. Si la pareja cuenta con suficientes recursos personales y afecto,
llegarán a la etapa de negociación. Entonces aparece el amor adulto real, que se caracteriza
porque la idealización inicial es substituida por un conocimiento real de la otra persona.
Asimismo, el amor real requiere de una decisión consciente y racional. Sólo así puede
esperarse que una relación de pareja constituya la base de un proyecto de vida a largo
plazo.

Según diversos autores, el amor real implica el conocimiento, cuidado y respeto de la


persona amada, y la disposición para el crecimiento y disfrute de la individualidad de cada
uno. Aunque es muy difícil desarrollar este estilo de amor, es deseable que cuando tenemos
una relación de pareja nos esforcemos en ampliar nuestras capacidades psicológicas para
poder amar en forma adulta y real.

Los adultos se comprometen también en relaciones amistosas que demandan sacrificios y


compromisos personales. La amistad sigue siendo importante a lo largo de la vida, ofrece la
satisfacción de la necesidad de relacionarse con otras personas, más allá de la pareja y la
familia. Las parejas saludables cuentan con amistosas relaciones externas que favorecen la
diversidad de experiencias y percepciones, la vida social, la independencia de cada cual y
permiten construir una familia abierta a la sociedad. Rubio E. (1994). Introducción al
estudio de la sexualidad humana. En: Antología de la sexualidad humana.
La reproductividad en la adultez

La temprana edad adulta representa el momento en el que la mayoría de las personas viven
el nacimiento del primer hijo. El hecho de que la pareja pase de tener una relación íntima a
incluir a otra persona, desvalida y dependiente de ellos, cambia sus vidas. Algunas parejas
viven este evento como un ajuste deseable y se sienten mejor integradas y complementadas.
En general, las parejas incrementan el nivel de satisfacción matrimonial o de pareja con el
nacimiento del primer bebé. Para otras los hijos representan una crisis que trastorna la
relación. La respuesta dependerá en mucho de los acuerdos explícitos que haya realizado la
pareja al respecto, la edad, la situación económica, el grado de planeación de la
reproductividad, entre otros.

Además de la alegría inmensa y el deleite que puede representar una hija o un hijo, su
cuidado exige una cantidad de energía y tiempo, idealmente, de ambos miembros de la
pareja. En nuestra cultura, usualmente las mujeres se ven presionadas a detener su
crecimiento profesional o laboral, pues la mayor responsabilidad en la crianza de los hijos
sigue siendo de las mujeres. Los padres y madres que se prepararon para la paternidad y
maternidad viven los cambios de hábitos y ajustes de la pareja con mayor tolerancia y
disfrute que aquellos que no se prepararon para ello. Tanto hombres como mujeres deben
intervenir en la educación de sus hijos y en las aportaciones económicas al respecto. Es
necesario continuar la sensibilización de ambas partes de la pareja en la educación familiar,
pues los hijos necesitan de ambas figuras de afecto y autoridad.

Por otro lado, nuevos conflictos a resolver ocuparán el espacio de comunicación de la


pareja, por ejemplo la educación de la progenie. Hasta este momento, si había discrepancias
en la educación quizá cada miembro de la pareja podría tener un espacio individual para
ejercer actividades a su manera. Ahora tendrán que hacer acuerdos para educar a sus hijos.
Este es un tema que debería incluirse en el noviazgo o la etapa prematrimonial, pero que en
la realidad aparece al momento de las discrepancias en donde las habilidades de
negociación de la pareja son determinantes para obtener soluciones o generar conflictos.
Ambos miembros de la relación necesitan delimitar los espacios que dedicarán a la atención
de los hijos y a la continuación del proceso de consolidación de la pareja, pues tienen el
riesgo de volcarse hacia los hijos, y hacer de éstos el sentido único de su vida. La vida
erótica e íntima puede declinar o hasta desaparecer, y los espacios en que no se habla de los
hijos se vuelve inexistente. En este sentido es primordial recordar a las parejas o padres y
madres sobre sus espacios íntimos, desde cerrar la puerta de su habitación, hasta la
planeación de actividades que puedan disfrutar para sí mismos de modo que la relación
continúe y esté fortalecida cuando los hijos crezcan y se vayan.

Hay personas que toman la decisión de no tener hijos. Inclinan su vida a actividades
productivas y de distintos niveles de crecimiento y, a pesar de no tenerlos, pueden
desarrollar sus capacidades creativas cuidando, educando, dirigiendo a otros y dando a los
demás, al crear y realizar actividades de trascendencia personal, al ofrecer su ternura y
cuidados y su energía a la construcción de otra variedad de proyectos de vida.

Por otro lado, existen personas que desean tener hijos pero se enfrentan a problemas
relacionados con la infertilidad. Se considera que una pareja es infértil (Dávila, 2000)
cuando ésta no ha logrado concebir, después de un año de relaciones sexuales frecuentes y
sin utilizar ningún método de control natal. Cuando la pareja desea tener hijos y es infértil,
se pueden presentar conflictos tanto a nivel de pareja como personal, afectar la relación y la
autoestima. Es necesario reconsiderar las demás dimensiones de la pareja y enfocar la vida
erótica no sólo a la expectativa del embarazo sino en toda su dimensión e intentar disminuir
el efecto de la presión social al respecto. Las parejas infértiles requieren apoyo
especializado, comprensión y orientación clara.

Finalmente, es indispensable respetar y comprender la vivencia de hombres y mujeres


homosexuales que han constituido una pareja estable, que desearían vivir la experiencia de
la paternidad y no lo han logrado pues en nuestra sociedad es aún un proceso muy difícil de
lograr. Ya que ellos también pueden ejercer su paternidad y maternidad con otros medios
de trascendencia y tienen derecho a una paternidad y maternidad responsables como
cualquier otro individuo.
Nuevamente, cada persona es diferente. Y la vida adulta podrá significar desde la etapa de
mayor triunfo y construcción hasta el seguimiento de conflictos sin resolver. Factores como
el alcoholismo, la depresión y otras enfermedades mentales así como el resultado de los
hábitos de vida se irán manifestando hacia el final de la adultez. Tomo I.-México: Grupo
editorial Miguel Ángel Porrúa, CONAPO.

El adulto saludable desde el punto de vista sexual

Tiene conocimientos y habilidades que contribuyen al disfrute y la salud sexual.

Comportamiento sexual

 Disfruta y expresa su sexualidad a lo largo de su vida.

 Expresa su sexualidad de manera congruente con sus valores.

 Discrimina entre los comportamientos sexuales que realzan su vida y aquellos que
son dañinos para sí mismo y/o para otros.

 Expresa su sexualidad mientras respeta los derechos de los demás.

 Busca nueva información para mejorar su sexualidad.

 Establece relaciones sexuales que se caracterizan por su honestad, equidad y


responsabilidad.

Salud sexual

 Usa anticonceptivos de manera efectiva para evitar embarazos no deseados.

 Previene el abuso sexual.

 Actúa de manera consistente con sus propios valores si se tiene que enfrentar con un
embarazo no deseado.
 Busca cuidado pre-natal al principio del embarazo.

 Evita contraer y transmitir enfermedades sexuales, incluyendo el VIH.

 Practica comportamientos de promoción de la salud como exámenes médicos


regulares, auto-exámenes de los senos y testículos, e identificación temprana de
posibles problemas.

Sociedad y cultura

 Demuestra respeto por las personas con diferentes valores sexuales y estilos de vida.

 Reconoce los conflictos de valor intergeneracionales entre los miembros de la


familia.

 Evalúa el impacto de la familia, cultura, religión, medios de comunicación y


mensajes sociales, sobre sus propios pensamientos, sentimientos, valores y
conductas relacionadas con la sexualidad.

 Promueve el derecho a recibir información precisa y científica sobre la sexualidad.

 Evita conductas que exhiban prejuicio e intolerancia.

 Rechaza estereotipos sobre la expresión sexual de diversos grupos culturales.

Zumaya M. (1994). La formación y ciclo de la pareja humana. En: Antología de la sexualidad


humana.

Desarrollo humano

 Aprecia su propio cuerpo.

 Busca información sobre reproducción en la medida que lo necesite.


 Considera que el desarrollo humano incluye la sexualidad, que puede o no incluir la
reproducción o la experiencia sexual genital.

 Se relaciona con ambos sexos de manera respetuosa y apropiada.

 Afirma su orientación sexual y respetará la orientación sexual de otros.

Relaciones humanas

 Busca en la familia una fuente de apoyo.

 Expresa amor e intimidad de manera apropiada.

 Desarrolla y mantiene relaciones significativas.

 Evita las relaciones de explotación y de manipulación.

 Toma decisiones informadas sobre opciones de familia y estilos de vida.

 Desarrolla habilidades que realcen las relaciones personales.

 Comprende cómo la herencia cultural afecta las ideas sobre la familia, las relaciones
interpersonales, la sexualidad, la moral.

Bibliografía:

http://www.askabide.com/blog/la-sexualidad-en-la-vida-adulta-una-nueva-etapa.html/id/155

http://sexoysalud.consumer.es/etapas-de-la-vida/en-la-edad-adulta

http://www.amssac.org/biblioteca/sexualidad-desarrollo/

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