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bienestar ÁREA PACIENTE

Los traumatismos nasales son frecuentes


en una zona con escasa resistencia
Un golpe «de narices»
La nariz es el área que con mayor frecuencia
se ve afectada en los traumatismos faciales.
Su localización en el centro de la cara
y su relieve hacen de la pirámide nasal
una diana en accidentes, lesiones deportivas
o agresiones en esta zona. El apéndice
más prominente del rostro, que otorga
personalidad y ha sido protagonista tanto

©Ilya Andriyanov/123RF
de elogios apasionados como de frecuentes
bromas, ocupa una posición muy expuesta
que no se corresponde con su escasa
resistencia a los golpes.

Los traumatismos nasales pueden ocurrir a todas las edades, pero son más frecuentes en los niños. La nariz
puede sufrir un traumatismo desde el mismo instante del nacimiento, y son los niños de corta edad, que aún no
han desarrollado las habilidades necesarias para autoprotegerse, quienes resultan más propensos a este tipo de
incidentes, seguidos por los adolescentes y jóvenes que realizan prácticas de riesgo. Otro grupo de edad parti-
cularmente expuesto a los traumatismos nasales son los ancianos, debido a las caídas y otros accidentes do-
mésticos.
La estructura de la pirámide nasal está formada por hueso en el tercio superior y por tejido cartilaginoso en los
dos tercios inferiores (que conocemos comúnmente como tabique nasal). Pese a su posición sobresaliente, es
una estructura compleja y delicada que no está preparada para absorber golpes aunque sean de baja energía, y
mucho menos los que se pueden producir en accidentes como los de tráfico. Por ello, las fracturas nasales son
frecuentes en los servicios de urgencias y algunos expertos consideran que pueden suponer casi la mitad de las
que se producen en la región maxilofacial.

Con o sin fractura


Lo primero que hay que determinar en un traumatismo nasal es si se trata de una contusión simple o se ha pro-
ducido una fractura. El doctor Víctor Palomar Asenjo, catedrático de Otorrinolaringología de la Facultad
de Medicina de la Universidad de Lleida, explica que si se trata de un trauma nasal simple y no se ha produ-
cido luxación o fractura, «en principio lo que hay que atender es la epistaxis (sangrado) y tratarla con un tapona-
miento. Lo primero que hay que hacer es la compresión de ambas fosas nasales durante al menos diez minutos,
pero de reloj, porque muchas veces la impaciencia lleva a retirar la presión a los dos minutos y hay que volver a
empezar. También es importante mantener la cabeza erguida, derecha, o en todo caso inclinada un poquito ha-
cia adelante para evitar que la sangre vaya hacia la garganta». Si se trata de un traumatismo simple, el dolor y la
inflamación pueden abordarse mediante analgésicos y antiinflamatorios y también con la aplicación de una com-
presa fría cuando el paciente lo tolere.
Pero si el traumatismo ha sido más severo, puede haber luxación del tabique nasal o fractura. Si la persona que
ha recibido el golpe en la nariz nota que respira mal, es muy probable que se haya producido el desplazamiento
del tabique nasal o bien una fractura tanto del tabique nasal como de los huesos.

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Puede ocurrir que síntomas como la dificultad respiratoria nasal aparezcan pasadas unas horas del golpe. «Esto
sucede por la formación de un hematoma subpericóndrico que empieza a ocluir una fosa nasal. Como norma ge-
neral, yo diría que si se ha producido hemorragia y si hay trastorno respiratorio o hay desplazamiento o deformi-
dad aparente de la nariz, se debe acudir al médico», asegura el Dr. Palomar.

Hematoma oculto
El verdadero problema tras un traumatismo nasal no es la inflamación exterior, que puede ser más o menos lla-
mativa. El problema puede llegar con la formación de un hematoma subpericóndrico, por debajo de la mucosa
nasal, que en el caso de que evolucione sin ser detectado puede producir una necrosis del cartílago, su desinte-
gración y la consiguiente pérdida del sustento del puente nasal.
En opinión del Dr. Palomar, este caso «se va a producir pocas veces, pero hay que tener en cuenta esa posibili-
dad. Si se ha producido un hematoma es necesario evacuarlo, no vale sólo con poner frío o comprimir. Hay que
abrir la mucosa para evacuar el hematoma y evitar así que se necrose el cartílago y se acabe deformando la
punta de la nariz. Por ello es muy importante vigilar tras un golpe en la nariz si se produce alteración en la respi-
ración, si hay o no un hematoma, aunque no haya deformidad externa».
Cuando el traumatismo nasal requiere atención sanitaria, el médico realizará una detallada anamnesis en la que
preguntará, entre otras cosas, por el tiempo transcurrido desde el trauma y si se ha producido hemorragia o al-
teraciones en la respiración. Después examinará el grado de deformación de la nariz para determinar si se obser-
va lateralización, acortamiento, hundimiento o cualquier modificación de su aspecto normal.
Es importante distinguir si la alteración en la forma de la nariz es reciente o antigua, y para eso hay que recurrir a
una fotografía del paciente. «Muchas veces se trata de pequeñas alteraciones que ya estaban ahí sin que nadie
se diera cuenta, pero en la consulta te insisten en que son nuevas. Hay que mirar la foto para comparar, no es
broma, yo he vivido estas situaciones», explica el Dr. Palomar.
El médico realizará un cuidadoso examen del interior de la nariz mediante una rinoscopia anterior, seguida por una
palpación para comprobar si hay crepitación (un pequeño crujido o chasquido) al movilizar la nariz, que produce
dolor e indicaría una posible fractura. El examen se completa con la realización de una prueba de imagen, como
la radiografía lateral, que ayuda a completar la valoración del paciente. Según el Dr. Palomar, «a veces hay peque-
ñas fracturas que no producen ninguna deformidad externa. En algunos de estos casos no es necesario reducir
la fractura, siempre y cuando el paciente no presente ningún problema de respiración».

Cuándo acudir al médico


La epistaxis o sangrado de la nariz tras un trauma suele ser un episodio autolimitado. Se puede con-
trolar fácilmente siguiendo el procedimiento adecuado, así como también el dolor y la inflamación en
los casos leves.
Si en las siguientes horas tras el traumatismo se observa algún tipo de dificultad respiratoria en cualquiera
de las dos fosas nasales, y si se ha producido alguna deformidad externa, hay que acudir al especialista. El
aumento del dolor y de la obstrucción nasal puede indicar que se ha producido un hematoma septal que
es necesario abordar quirúrgicamente. Los casos de fractura son susceptibles de reducción con diferentes
técnicas y la ayuda de algún tipo de sedación o anestesia.

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