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El juego y los juguetes

FLORENCIO OLLE RIBA

Licenciado en Pedagogía y director técnico (P. E.)


del Colegio Nelly (Barcelona)

La actividad lúdica a que se entrega el niño do o se halla convaleciente de cualquier enferme-


desde los albores de su infancia no puede ser dad, momentos en que, como es natural, su vita-
considerada como una interesada distracción ni lidad se halla completamente ausente o agotada
como un halago a sus sentidos, aunque tenga. por faltarles las energías que una tal actividad
en ciertos momentos y en ciertas épocas de su reclama desde el punto de vista de la energía
vida, algo de lo uno y de lo otro. acumulada.
El juego del niño responde a una necesidad de Por otro lado, es un hecho reiteradamente com-
su naturaleza que, de manera instintiva, le in- probado que los niños, en sus juegos, no siempre
duce a buscar en esta actividad una serie de re- imitan las acciones observadas en su medio, sino
cursos que le faciliten el perfecto desarrollo de que, por lo regular, su iniciativa va creando con-
todas sus facultades, tanto mentales como físicas, tinuas situaciones en las que unas veces la fan-
con proyecciones a su adaptación al medio social. tasía y otras su absurda excentricidad es el prin-
Muchos han sido los psicólogos que se han su- cipal motor que estimula sus actividades lúdicas.
cedido en el intento de dar una interpretación Asimismo es fácil observar cómo el niño, des-
racional a este cúmulo de variadas actividades de los primeros meses de su vida y en una época
que rodean al niño en todos los momentos de su en que sus reacciones mentales están lejos de
infancia. Pero, en realidad, hasta fecha muy re- proporcionarle la más simple idea de comprensión
ciente, y basándose en estudios y observaciones de sus acciones, y de cuanto le rodea, juega de
totalmente comprobadas por la moderna biología. manera incipiente, pero real, buscando colmar
no se ha sabido dar una respuesta convincente las exigencias de su instinto que le obliga a una
para poner de relieve la necesidad que tiene el serie de inconscientes reiteraciones de carácter
niño de tal actividad para aflorecer, perfilar y lúdico que, en apariencia, no satisfacen ninguna
sublimar las más diversas facetas de su proceso necesidad de su espíritu. Pero tales reiteraciones,
de desarrollo, tanto en lo intelectual como en lo tal inconcreta y anodina actividad, en realidad,
emocional y físico. para la total superación de es tan necesaria para su expansión espiritual
sus etapas evolutivas. como el aire lo es para su vida corporal.
La opinión más generalizada entre los padres Por tanto, a una razón más profunda, si no
que deben soportar los inconvenientes, a veces única y exclusiva, por lo menos básica y funda-
Incontenibles, de la actividad del niño es que el mental, tenían que obedecer estos impulsos que
juego es un entretenimiento, una distracción o dominan la vida del niño, principalmente en un
una imitación, a lo que el niño se entrega para periodo de su existencia en la que la evolución
diluir su vitalidad sobrante. Creen que. de no ser reclama la concentración de todas las energías
así. de no disponer de los recursos que el juego para superar los difíciles escollos que el desarro-
proporciona. tal vitalidad divagaría. sin fin ni llo encuentra a cada paso para la adaptación y
objeto, de manera desbordante en actividades in- supervivencia del individuo.
concretas, y hasta perjudiciales para el niño, du- Planteado así el problema, pronto se cayó en
rante las horas de vigilia de que dispone en el la cuenta de que la vitalidad que el juego recla-
seno de hogar. ma lleva aparejada una perfecta estructuración,
Es verdad que el niño necesita motivos de ac- tanto en lo físico como en lo mental, actualizan-
tividad para encauzar sus fuerzas vitales en ple- do lo de mens sana in corpore sano, como había
nitud de desarrollo, pero tal finalidad no lo es en preconizado Juvenal. De tal armonioso equilibrio
sentido totalmente exclusivista, pues continua- dependía el clima apropiado que exigen las fun-
mente podemos comprobar que el niño juega de ciones biológicas para la puesta en marcha de
manera ininterrumpida en todos los momentos la misión especifica de los sentidos, antesala.
y ocasiones posibles, incluso cuando está fatiga- armazón y soporte de la iniciación de la vida

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intelectiva y afectiva en un futuro no lejano de dencia originaria a salir del dominio de la nece-
su progresiva evolución sidad para entrar en el de la libertad».
El juego, pues, actúa como verdadero estimu- Por eso es de capital importancia respetar, en
lante del sistema nervioso en los primeros tiem- lo posible, todas las iniciativas que el niño pone
pos de la vida del niño, en una época en que en práctica en sus diferentes juegos, si no que-
los centros nerviosos se hallan defectuosamente remos malograr en flor uno de los procesos más
desarrollados y cuando muchas fibras del cere- esenciales a fin de que se convierta en un ser
bro no han adquirido todavía la suficiente can- más consciente al desarrollar, por tal conducto,
tidad de mielina para el apropiado uso de los su experiencia propiamente personal. Es absur-
sentidos. do, pues, pretender imponerle determinados jue-
La actividad lúdica a la que, de manera ins- gos, y más absurdo será todavía pretender en-
consciente, se entrega el niño durante los pri- señarle a jugar, cosa muy frecuente, frustrando
meros meses de su vida es el elemento más efi- así su libertad de acción, sus inclinaciones y sus
caz para ayudarle a superar estas deficiencias preferencias.
estructurales que presenta su aparato sensorial De aquí su constante divagar, que en aparien-
en la época de su nacimiento. cia da la sensación de que nada le sujeta ni nada
A medida que estos estímulos se van multipli- le atrae. Juega a una cosa e inmediatamente cam-
cando y, en consecuencia, el sistema nervioso se bia de acción y de significado. Se le sugiere una
va perfilando, los sentidos, uno tras otro, inva- determinada actividad y a los pocos momentos,
den la escena de la actividad ordenada con las sin razón aparente, se interesa por otros temas
realidades de que son portadores. Su más inme- completamente opuestos.
diata repercusión es el inicio de la actividad Esta versatilidad, que a veces es preocupación
mental, en una progresiva superación, que se de muchos padres que consideran a su hijo como
traduce en actividades más conscientes y delibe- un ser caprichoso e inestable, cuando no débil
radas en las que el juego, como elemento pri- de carácter o falto de recursos intelectuales, obe-
mordial, estimula el necesario desarrollo del or- dece a que con frecuencia su desarrollo intelec-
ganismo todo, desplegando los valores intelectua- tual no es capaz de concentrar su atención en
les de que el niño es portador y que paulatina- juegos y actividades que le son impuestos de ma-
mente se irán traduciendo en las más variadas nera inapropiada, frustrando su verdadero inte-
realizaciones de su vida en general. rés. Ello inclina a este continuo cambio de estí-
mulos, al intentar buscar por su cuenta la sa-
Cuando este momento es una auténtica reali- tisfacción de sus necesidades, que no pueden ha-
dad, cuando la vida del niño obedece a una re- llar al compás de tales imposiciones.
lativa plenitud de facultades que lo hacen cons-
ciente de sus actos, hasta donde es dable exigir Pero si el niño es el elemento vivo de su acti-
a su particular condición infantil, el niño tiene vidad, lo más probable es que se identifique com-
suficientes elementos de juicio para condicionar pletamente con la situación que protagoniza, y
su entrega a una serie de actividades deseadas. sus cambios de actitud, que indudablemente tam-
En este momento el juego deja de ser una nece- bién los habrá, no obedecerán más que al lógico
sidad puramente instintiva para convertirse, por afán de identificarse con todo cuanto le rodea
derivación, en una serie de manifestaciones don- mediante sus interesadas experiencias e inicia-
de la iniciativa interesada multiplica las opor- tivas.
tunidades para su adaptación. Entonces el niño se nos presentará tal cual es.
Observando cómo el niño juega y se desenvuelve
Entonces, unas veces por pura satisfacción y en esta actividad tan espontánea, nos formare-
otras por asociación de ideas o por imitación, va mos una idea muy aproximada, no de sus apti-
tomando posesión de su indecisa personalidad, al tudes y preferencias futuras, opinión muy gene-
propio tiempo que perfecciona el desarrollo de ralizada, pero errónea, sino de los principales ele-
sus sentidos con el placer que le proporcionan las mentos que predominan en su carácter, de la
sensaciones de sus percepciones y el desarrollo facilidad de reflejos en sus iniciativas, del valor
de su organismo físico por la actividad a que se de sus emociones, del poder de concentración de
entrega. que es capaz para imponer unos intereses a
Y así, al ampliar la concepción de sus inicia- otros, etc. Todo ello se nos ofrecerá de manera
tivas, a las que se entrega con incontenible afán, clara y terminante, no como mecanización de un
halla en ellos el punto neurálgico de la expresión hábito adquirido, sino como dueño de sus fun-
de sus deseos y preferencias, según sus posibili- ciones motoras y mentales, ya que la esponta-
dades y sus características personales, libre tam- neidad misma del juego impone renovadas ini-
bién de las presiones de su medio. En el juego el ciativas que deben conducir a una constante im-
niño vierte todo el caudal de su actividad, mien- provisación de las nuevas situaciones que se le
tras impone sus deseos en una especie de entre- presentan, factor esencial para afirmar su per-
namiento natural de sus posibilidades más o me- sonalidad en contraste con la rutina y la impo-
nos incontroladas, por la libertad de que se ve sición que la empobrece y la anula.
rodeado en sus afanes creadores, pues tal como Se ha comprobado que un niño sano, desde el
dice Fanciulli, «el juego reposa sobre una ten- ario a los seis, dedica normalmente al juego de

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siete a nueve horas cada día. En esta constante Al reclamar variedad no significa que recomen-
movilidad sus juegos están compuestos por mu- demos cantidad. Poner en manos del niño mu-
chas actividades que se superponen, se mezclan, chos juguetes sólo servirá para obstaculizar su
se entrecruzan, e incluso se contradicen. Este iniciativa. La variedad de los juguetes es nece-
proceder absurdo e inconsecuente es totalmente saria, pues estimula sus diferentes reacciones y
necesario para su perfecto desarrollo, ya que su facilita sus nacientes aptitudes.
evolución se realiza constantemente, de manera Los juguetes, pues, serán apropiados a su edad
global, en todos sus aspectos. Cada juego, cada cuando las posibilidades, tanto físicas como men-
uno de los variados aspectos de su actividad, lle- tales hag an del niño un actor del juego y no un
na una determinada finalidad de tal evolución. mero espectador. A un niño de cuatro arios, por
Cada modalidad de juego desempeña una con- ejemplo, no le ofreceremos un tren eléctrico que,
creta función psicológica al ejercitar los procesos con su complicado mecanismo, inhibiría su ini-
de la vida mental o motriz del niño, y de ahí la ciativa; ni a una niña de la misma edad le dare-
conveniencia de tal variedad de acciones y de mos una muñeca complicada que abre y cierra
iniciativas. los ojos, que hable, que ande, etc. Tales juguetes
Por tal motivo, los juegos pueden clasificarse serán más apropiados para niños de nueve arios,
en diferentes grupos, atendiéndonos a las dife- edad en que las complicaciones mecánicas o la
rentes características que los determinan, y que, perfección de los detalles avivan no sólo la ilu-
debidamente metodizados, según la edad, llenan sión, sino que despiertan incluso la iniciativa y
parecidas finalidades, de acuerdo con las nece- la imaginación.
sidades de cada momento de la evolución. Asimismo, la variedad—no la cantidad— de los
Así, pues, debido a su manifiesta importancia, juguetes es factor a tener muy en cuenta en to-
podemos agruparlos en las siguientes categorías: das las edades. Hay juguetes que estimulan la
fantasía y otros la atención; algunos son apro-
piados para facilitar el desarrollo físico, mientras
Motores = Imaginativos =Constructivos= otros desarrollan las facultades intelectuales.
=Receptivos =De relación Por tanto, proporcionar al niño una sola va-
riedad de juguetes es truncar sus posibilidades
Durante el primer ario de la vida, los juegos por falta de elementos lo suficientemente prác-
del niño, debido a su falta de movilidad motriz, ticos para movilizar todas las inquietudes de
se reducen a una actividad simplificada de los su ser.
sentidos, donde los juguetes más apropiados a El primer juguete del niño es, en realidad, su
cada momento llenan por completo su necesidad propio cuerpo, cuando se deleita con los ITIDVi-
lúdica. Es a partir del segundo ario cuando el mientos de sus brazos y de sus piernas. Pronto la

niño, gracias a sus funciones de relación, deter- evolución de sus sentidos reclaman cierta cc n-
minadas por el andar, por la perfección de sus creción de sus percepciones. Por consiguiente, en
intereses glósicos y por entrar en la verdadera esta primera etapa los objetos que deben mane-
fase lingüística, se entrega por completo a una jar serán ligeros, blandos y de vivos colores para
compleja actividad que llena todas las necesi- cautivar su atención.
dades de su espíritu, con la aparición espontánea A los cinco o seis meses al niño le divierten
de juegos y situaciones, actividades donde los ju- los sonidos, por lo que su actividad esencial se
guetes tienen una importancia capital para fa- concreta en chocar unos objetos contra otros, y,
cilitar la total consecución de sus experiencias. por tanto, las campanillas, los tambores, los so-
Muchos de los juegos a que se entregan los ni- najeros, etc., llenan por entero su fantasía. Pue-
ños no tendrían razón de ser si éste no dispu- de iniciársele ya a los juegos de atención me-
siera de los instrumentos necesarios para llevar- diante cajas vacías de diferentes tamaños, o me-
los a cabo. Estos instrumentos son los juguetes. jor cubos, para que se entretenga a ponerlos unos
Para que los juguetes respondan a la finalidad dentro de otros. También le atraen las figuras de
a que van destinados deben reunir determinadas materiales blandos, como el caucho o el plástico.
condiciones para ser puestos en manos de los ni- Alrededor del primer ario, los objetos y figuras
ños. Condiciones que más que a la materialidad movibles pueden aparecer en escena. Estos ob-
del juguete en sí, deben reunir las de ser apro- jetos que, atados a un cordón, el niño mueve a
piados para sus posibilidades y habilidades. su alrededor, sirven para que pueda descubrir la
Los niños, principalmente cuando son peque- relación del acto que realiza con la movilidad y
ños, se divierten más y mejor con juguetes sen- la distancia.
cillos y poco complicados que con aparatosos me- Durante el segundo ario, cuando el niño gatea
canismos, que casi siempre sólo despiertan la cu- con gran facilidad primero, para andar correc-
riosidad o el interés del adulto. tamente después, los juguetes más indicados son
Las condiciones esenciales que deben reunir los los que estimulan su interés de relación. Por tan-
juguetes para ser entregados a los niños podría- to, los carritos, coches, animales con ruedas, etc.,
mos resumirlas a dos condiciones fáciles de lo- y que se prestan a ser arrastrados con facilidad,
grar por su misma simplicidad: ser apropiados serán el mejor aliciente. Es también la época de
para la edad del niño y ser de orden variado. los plásticos con formas de animales que se mue-

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ven en el agua, los cubos y las palas de madera, tos de uso corriente en el hogar. Coches, aviones,
que le inician en sus juegos en la arena de las barcos, etc., poco complicados, pero que respon-
playas y terrarios. En las niñas se inicia el rei- dan a la realidad.
nado de la muñeca, que ya no abandonarán du- De cuatro a seis años.—La muñeca puede ser
rante toda la infancia. mucho más perfecta, incluso con su correspon-
A partir de los dos arios, los juegos del niño, diente ajuar que la niña se cuidará de darle las
hasta cierto punto, se especializan. Unas veces más insospechadas interpretaciones. Casas de
con juguetes y otras veces sin ellos, se adentra muñecas. Juguetes a imitación de verdaderos co-
definitivamente en el terreno de las máximas mercios. con balanzas, pesas y medidas que pue-
realizaciones lúdicas que con más o menos al dan usarse, en imitación de las verdaderas. La
ternativas durarán hasta bien entrada la ado- cocina es, quizá. el juguete que. después de la
lescencia. muñeca, desea la niña con más ilusión. Incluso
los niños se entretienen con ella. Autos mecáni-
cos, trenes con raíles, pero poco complicados. Ca-
JUEGOS MOTORES sas para formar pueblos. Material para construir
«fuertes», etc. Gorros, trajes de fútbol, de in-
Estos juegos son de gran valor para estimular dios, etc., para que el niño o la niña se convierta
el desarrollo corporal del niño, asi como también en el héroe del momento. Juegos dramáticos. dis-
para desarrollar la coordinación de sus movi- frazarse. etc.
mientos y los reflejos del sistema nervioso. A ser
posible deben ser practicados en espacios abier-
tos para su más apropiada realización. Con ello JUEGOS CONSTRUCTIVOS
se beneficiarán el sistema respiratorio y circu-
latorio. piar la actividad de que van acompaña- Estos juegos son de gran valor educativo, pues
dos la mayoría de , ellos ‘ ..Como variedad de esta habitúan al niño a una serie de realizaciones que
clase de juegos exigen:4'9s llamados sensoriales exigen cierto esfuerzo para la concentración de
y sonoros, a los que se e,'eregan, con preferencia, ideas. Por la inventiva, iniciativa e ingenio que
los niños mas pequeriol:Por las sensaciones que requieren. estos juegos son muy convenientes
les proporcionan. Esto„5.›Sliegos. por lo regular, son para el cultivo de la personalidad, ya que, de
preferidos por los nrds;de carácter introvertido, manera directa estimulan todas las facultades
por atraerles los j os más sosegados y menos intelectuales del niño.
tumultuosos. De dos a cuatro años.—Cajitas de construcción
De dos a cuatro años.—Caballos u otros anima- de orden variado. Arquitecturas con piezas gran-
les de madera, cartón o plástico, con ruedas o de des y coloreadas. Plasticina para modelar en su
balanceo. Carritos, coches, trenes, etc. , para el más simple interpretación. Colores para que el
arrastre. Pelota de goma. Triciclos u otra varie- niño pinte sus dibujos espontáneos. Pizarritas
dad mecánica de movilidad, como, por ejemplo, para iniciarse en el dibujo y la escritura, pero
el coche-patinete de cuatro ruedas, que el niño todo ello sin método ni ideas impuestas por el
acciona con los brazos y el cuerpo. Silbatos, cas- adulto.
tañuelas, tambores, cajas de música, etc. De cuatro a seis años.—Arquitecturas con va-
De cuatro a seis años.—Muchos de los juguetes riedad de piezas y diferentes tamaños. Cajas de
de período anterior continúan siendo preferidos construcción, con preferencia mecanos en sus
por los niños. No obstante deben ser más com- números más sencillos. Paneles de colores para
pletos y menos estilizados. En esta época puede realizaciones manuales. Colores (lápices) y acua-
introducirse el patinete, los aros, la comba, los relas para pintar sus dibujos espontáneos. Para
bolos, el trompo, etc. La trom-peta, la armónica, la niña útiles simples para dedicarse a labores
el piano de juguete y otros instrumentos musica- sin complicaciones. Utiles propios del hogar, con
les o de sim ple sonido a los que se sientan incli- planchas, escobas, etc., para las niñas y herra-
nados los niños. mientas de carpintero, de albañil, etc., para los
niños.
JUEGOS IMAGINATIVOS
JUEGOS RECEPTIVOS
Estos juegos, dirigidos al cultivo de la imagi-
nación y de la fantasía, tienen la doble finalidad Mediante estos juegos, el niño se afirma en el
de ejercitar el sentido de observación y el per- mundo que le rodea, conociendo y aprendiendo
feccionamiento del lenguaje. Principalmente los sus más variados detalles al verse obligado a ana-
juegos dramáticos, en los que los niños tanto les lizar y comparar. Sus funciones de elaboración
gusta parecerse a los mayores, y a los que imi- mental se ven estimuladas ante la necesidad de
tan muchas veces a la perfección, son de gran establecer las relaciones apropiadas entre las co-
efectividad para su evolución mental. sas reales y las representaciones gráficas que de
De dos a cuatro años.—Muñecos y muñecas sen- las mismas observa en dibujos, fotografías e imá-
cillas o poco complicados. Muebles. Vajilla. Obje- genes de toda clase.
191 .LXV EL TABU DE LA ORTOGRAFIA

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De dos a cuatro años.—Libros de dibujos e his- demás son muy limitadas. Se concretan a juegos
torietas ilustradas que cobran aparente realismo de movilidad, sin reglas ni fin determinado.
al abrir las páginas en donde se hallan recorta- De cuatro a seis años.—Muchos de los juegos
das y dispuestas. De estos libros hay gran varie- mencionados entre los motores, de imaginación,
dad en el comercio de librería. Fotograf ias y re- etcétera, tienen la doble finalidad de relación
vistas ilustradas. Cuentos escenificados en el to- cuando se practican en grupo. De entre los jue-
cadiscos. en la cámara de proyección. Títeres. gos de relación, a base de movimiento, puede ci-
De cuatro a seis años.—Libros de cuentos ilus- tarse el fútbol, carreras, persecución, escondite,
trados. Semanarios infantiles a base de muchas etcétera. Entre los estáticos se encuentran el par-
ilustraciones y colorido. Proyecciones, televisión. chesi, el dominó, el juego de la oca, el de la lo-
tocadiscos, títeres. etc. Como muchos niños de tería, etc., que todos ellos llenan parecida fina-
cinco a seis años saben leer con bastante correc- lidad.
ción, es conveniente proprocionarles escogidos li-
bros de cuentos y sencillas aventuras, todo ello
ilustrado con numerosas figuras para facilitarles Si bien aconsejamos nuevamente que los niños,
la comprensión del tema de que se trata. en sus juegos, deben gozar de la libertad de ac-
ción que reclama su espontaneidad, muchos de
ellos obligan la intervención del adulto en de-
terminados casos, tales para orientar, informar
JUEGOS DE RELACION o precisar las normas que los rigen, y que el niño
no está en condiciones de interpretar correcta-
Con los juegos de relación, el niño tiene la mente, o en aquellas ocasiones que la acción del
oportunidad de ponerse en contacto con los de- juego se traduzca en incompetenclxs o alter-
más niños de manera directa y espontánea. Me- cados.
diante estos juegos en si, es la mejor disciplina Asimismo, es conveni: - • o se habi-
para aprender a someterse a unas normas y a túea ordenar sus cos al4ar los
unas reglas que hay que atender y respetar. Su juegos. Esta norma, q ndal en
individualidad se ve confundida en la colectivi- todas las actividades cho más
dad del grupo de que forma parte, lo que suaviza importante en ese c desbara-
las asperezas de su innato egocentrismo. juste del juego invade t o sus cosas
De dos a cuatro años.—Durante esta etapa las quedan desparramadas y ab das en el cam-
relaciones que el niño puede establecer con los po de acción de sus aventuras.

El tabú de la ortografía
FRANCISCO SECADAS
Investigador científico del CSIC

El título no implica ninguna actitud despectiva. es mas intocable aún como disciplina, frente a
Solamente recoge una postura general frente al cualquier reparo, por justificado que parezca.
dominio ortográfico, que en ciertas mentalidades Uno puede opinar que la regla de tres no debe
se traduce en rigidez intransigente y en otras se exigirse en primer curso de Matemáticas, sino
desahoga en muestras de protesta y menospre- en segundo; pero nadie se atrevería a establecer
cio. Tabú, en el sentido propio, es la prohibición nada semejante para la regla de la b y de la y,
de comer ciertos alimentos o de tocar ciertos ob- aconsejando tolerancia para esas reglas ortográ-
jetos, impuesta en algunas religiones de la Poli- ficas hasta una determinada edad. Cualquier fal-
nesia. La ortografía es tabú, es decir, intocable, ta de ortografia contamina como una infección
en un doble sentido, al menos: porque la pre- o maleficio la totalidad de lo escrito.
ceptiva ortográfica es una de las más intoleran- El exceso llega a tal extremo que conozco casos
tes e inviolables de la sociedad culta; y porque de profesores de Universidad que han suspendido

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