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– Una idea por cada punto de la lista: no te vayas por las ramas y metas
dos o más ideas en cada punto. Ponte como límite una frase por punto.
Eso te ayudará a ser concreto.
– Dejar la estética para lo último: por las mismas razones que se dicen al
principio de esta lista. Además, la estética es más rápida de aplicar y, si no
tienes tiempo, siempre puedes ir al minimalismo absoluto (texto en negro
con fondo blanco).
En lo relativo al FONDO:
– Color plano mejor que degradado (o gradiente): más que nada es una
cuestión de orden práctico. Un color plano (es decir, un solo color) resulta
más fácil de combinar con el de las letras que el paso de un color a otro,
sobre todo si el texto resulta ser demasiado largo en alguna diapositiva y
termina cayendo justo sobre uno de los colores con el que menos
contrasta. Y, por cierto, siempre hay que emplear el mismo color para
todas las diapositivas, de manera que mantengan la unidad de la
presentación.
En lo relativo al TEXTO:
– Preferible, fuente sans serif: en la Wikipedia dice que “un tipo de letra
sans serif o palo seco es aquel que en cada carácter no tiene unas
pequeñas terminaciones llamadas gracias”. Las fuentes sans serif suelen
ser más fáciles de leer en pantalla. Para entender mejor que es el serif
(serifas o gracias), en esta imagen que viene en el artículo de la Wikipedia
lo podemos observar mejor:
– Color que contraste con el fondo: no basta con que se lea un poco
bien. Se debe leer bien. Pero el contraste no debe ser excesivo (fondo
negro con verde fosforito): volvemos a lo de los desprendimientos de
retina.
En lo relativo a la ANIMACIÓN:
– Animación rápida: no hay nada peor que esperar a que un texto deje de
girar para poder leerlo. Bueno, sí: tener que esperar para empezar a hablar
sobre lo que dice en el texto. Aplíquese también a efectos como el de que
entren las letritas una a una…