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TRAZADO UM~-""O F.N In. fHIERTO DE LA MERCED. ')lS.

Il'l

ad\·ierte un aumento dc población con la consiguiente necesidad


de ocupar nuevo suelo.
El proyecto de Ignacio Sala se abandona y será el de Silvestre
Abarca el que salga adelante. Para llevarlo a cabo se precisaban
nuevos fondos extr30rdinarios, ya que el arbitrio de murallas era
insuficiente para abordar este proyecto. Los diputados de la Real
J unta de Fortificación idearon diversas maneras de obtener el cau-
dal necesario: alquilando o vendie ndo los terrenos que, una vez
desecados, quedarían dentro del anterior baluarte de San Felipe, o
de la explotación de los almacenes del comercio. De alguna mane-
ra era preciso conseguir el millón y medio de pesos que se necesi-
taba para la nucva obra.
El nuevo semiballmrte, que llevaría el nombre de San Carlos,
daría nombre al barrio. Existen di fercmes proyectos respecto al
mismo. En 1776, Luis Huet realiza un plano del semibaluarte. La
propia J uma piensa e n la posibilidad de construir un cuartel en el
espacio imerior resultante, pero se advierte que aparte de ser un lugar
incómodo para realizar los ejercicios que precisa la disciplina militar,
hay un lugar más idóneo, como es el que ocupa el c uartel de la
Bomba en el Camposanto. Al mismo tiempo, se observa que estos
terrenos tendrán menos valor por e5t:J.r más lejos de la zona comercial.
Son al parecer estas ra"lOnes eC<Jnómicas las que se imponen:
Si (Stc IlIletJO poraje, detlflv dd bolu011C dc Stm Fdipe, se dedico o los
fdb,ic(ls croiles, opone de obteller moyor preao por V(lro a((Jdmdo. esu
ells{/f/che quedo mds CÓ/IIodo)' beneficioso 01 [;eal/dorio.
En 1777, cuando aún no se ha realizado la vema de los terre-
nos, Alfonso Ximénez representa en la maquem de Cádiz la for-
mal-;ón del nuevo barrio. tal como sería posteriormente ejecutado.
El 23 de febrero de 1781, la Junm presenta a su Majestad el
proyecto de nue\'o baluarte et/ pamje /IIds (ltJonwdo que ~I de Son
Felipe, siendo aprobado segú n Real Orden de 19 de junio de 1781,
con las condiciones propuestas por la Juma, y concediendo la
subasta de ciento veinte corridas de IOfOS a beneficio de las obras.
En 1784, Antonio Hurtado elabom otra versión del plano de
la zona. En éste se señalan, /10 sólo los lrozos de II/l/tl/tde /l/levO am-
aón COl/ SIIS putrlos d, trtlrudo de mercol/dos, los ICrroplmes que cOflsti-
/IIym el semibolu(1r1e forll/(ldo sob,.,: bóvedos )' ti qllt mira h(lóa ROI(l,
sillo que l'fI 11 se SitÚOII los cil/ro trozos (o 111m/MilOS) dt solores que del/-
lro del reónto serón empleodos pom fdbrico de caSO.J paro poniC/lltlll's.
Igualmente se señalan cincuenta y cinco bóvedas adosadas a los
muros, que serán util izadas tanto por la Juma de FonificaciÓn
como arrendadas a particulares. La zona es ocupada por \'ccinos a
partir de 1787, según se indica en los padrones parroquiales, de
mancra ininterrumpid3.
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Los materiales empleados son maderas nobles (caoha, ébano),


marfil, hilo de seda y plumas. Su armazón esd constituido por un
tablero sobre el que se colocan listones e n la posición, COta y pen-
diente de cada una de las calles. sobre los cuales se encajan las
manzanas de casas y edificios singulares. Se representan en relieve
los p~tios de las casas de cada manza na y se pormenorizan hasta el
de talle las venta nas, b:l1cones y cornisas, en las fachadas a plazas y
al borde de la ciudad, así como en una serie de edificios singulares
yen IOda la muralla, con sus baluanes.
Algunos de estos edificios singulares se desmontan para reco-
nocer su interior, con de talles mu y minuciosos. Estos e dificios oon
tratamiento singular son: el frente de puertas de Tierra, con sus
defensas. glacis y minas, las murallas, con sus baluartes y puertas.
los cuarteles de ponicnte, la residencia de ingenieros. aduana. tea·
IrO principal, tea tro fra ncés, tearro italiano, hos pital Real, torre
Tavira, hospicio, almacenes de la pólvora, plaza de lOros, ayuma·
miemo, almacén del Rey, alhóndiga, casti llo de la villa, casa del
Almi rante, casa del Deá n y contaduría, matadero, cuarteles de
Puerta de Tierra, emedral vieja, catedral nueva, diecinueve igle.
sias y nueve conventos. También se rep rescman columnas. lriun·
fos, arbolado y trat:lInierllo de plazas y paseos.
Es de notar que 1:1 catedral se representa segú n el proyeelO dc
T orcuato Cay6n, distimo del primitivo de Vicentc Acero y de lo
reali1.ado finalment e. Es interesante la diferencia de materiales en
la representación del cuerpo basamenral, de color oscuro, a la altu·
f'J de la dominanre general de cornisas de la ciudad, y de los cuer·
pos alros, en marfil blanco. Ello denota lo que es una invariante en
la ciudad: la s umisión de la arquitectura al concepto urbano units·
rio, tal como corresponde a una ciudad eminentemente burguesa.

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