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CELULAS Y TEJIDOS DEL SISTEMA INMUNE

La respuesta inmunitaria depende de las interacciones entre células. Estás células pueden estar organizadas en
diferentes órganos, los cuales se dividen en primarios que son la médula ósea y el timo, los cuales regulan el
desarrollo de las células inmunitarias a partir de precursores inmaduros; los órganos linfoides secundarios que
comprenden el bazo, ganglios linfáticos, tejidos linfoides asociados a órganos mucosos que coordinan los
procesos de respuesta inmunológica. Estos órganos son capaces de conectarse a través de los vasos
sanguíneos y linfáticos.
La célula madre hematopoyética es la célula a partir de la cual se generarán todas las demás células sanguíneas
mediante un proceso denominado hematopoyesis. Estás células madre tienen la capacidad para regenerarse y
diferenciarse en todos los tipos celulares. Las células pluripotentes son capaces de dar lugar a cualquier célula
especializada del organismo. Las células madre presentes en los adultos son capaces de diferenciarse a células
específicas para tejido maduras. Se presenta una célula madre hematopoyética por cada 5000 células en
médula ósea, suelen estar quiescentes hasta que un estímulo antigénico las obliga a proliferar. Una vez que se
dividen darán lugar a una célula que conserva sus características y una célula progenitora la cual se
comprometerá hacia una línea celular en particular. Este tipo de células presenta en su superficie las
moléculas CD34+ y 117+ (c-Kit).
Las células progenitoras suelen tomar dos direcciones: convertirse en un progenitor mieloide-eritroide común
o en un progenitor linfoide común. Los dos tipos de líneas pueden dar lugar a células dendríticas.
Para poder distinguir las distintas células de la respuesta inmune se han utilizado diferentes métodos, entre los
que se encuentran la hematoxilina y eosina (la hematoxilina básica teñirá de azul los ácidos nucleicos basófilos
y la eosina ácida teñirá de rosado las proteínas eosinofílicas en gránulos y citoplasma), inmunofluorescencia y
diferentes marcadores presentes en la célula medidos por citometría de flujo.

Los progenitores mieloides dan lugar a los eritrocitos, a los eosinófilos, basófilos, neutrófilos, monocito-
macrófagos, células dendríticas. Son las primeras en aparecer como respuesta a un agente patógeno

FAGOCITOS.
Neutrófilos: Son los leucocitos más abundantes (50 a 70%), son importantes en las primeras fases de la
respuesta inflamatoria, miden de 12 a 15 micras y presentan un núcleo polimorfo. Su citoplasma contiene
gránulos específicos (lisozima, colagenasa y elastasa) y gránulos azurófilos, que son lisosomas y péptidos
catiónicos como defensinas. Su producción es estimulada en médula ósea por el G-CSF. Su número medio por
microlitro oscila en 4400.
Fagocitos mononucleares: Representan a todas las células con capacidad fagocítica, con un precursor común
en médula ósea. Estas células cuando entran en la sangre periférica se llaman monocitos y miden
aproximadamente 10 a 15 micras, presentando un núcleo arriñonado. Cuando ingresan a los tejidos, los
monocitos maduran y se convierten en macrófagos. Los macrófagos se encargan de fagocitar y matar
microorganismos patógenos, así como de reparar tejido, sintetizar citocinas y funcionar como célula
presentadora de antígeno. Su número medio por microlitro oscila en 300.
Mastocito: Son células que derivan de médula ósea y que necesitan el factor de célula troncal (c-Kit) para
desarrollarse. Se encuentran de forma constitutiva en tejidos sanos y cerca de vasos sanguíneos. Presentan
núcleos redondos y presentan gránulos rodeados de membrana. Los gránulos de los mastocitos son ricos en
histamina, y presentan receptores para la fracción cristalizable de la inmunoglobulina E, necesaria para liberar
el contenido de sus gránulos y mediar una importante respuesta ante parásitos.
Basófilo: Los basófilos se originan de progenitores en médula ósea y representan menos del 1% de los
leucocitos circulantes. Los basófilos contienen gránulos que se unen a pigmentos básicos y son capaces de
sintetizar varios de los mismos mediadores que los mastocitos, y presentan receptores para la fracción
cristalizable de la inmunoglobulina E, necesaria para liberar el contenido de sus gránulos y mediar una
importante respuesta ante parásitos.
Eosinófilos: Los eosinófilos derivan de médula ósea, su maduración a partir de precursores mieloides es
mediada por GM-CSF, IL-3 e IL-5. Los gránulos de los eosinófilos contienen proteínas básicas que ligan
pigmentos ácidos como la eosina. Los eosinófilos juegan un rol importante en las respuestas alérgicas y en los
procesos infecciosos mediados por helmintos.
La línea mieloide da lugar también a células presentadoras de antígeno profesionales que se encargan de
adaptar las respuestas inmunitarias innatas y adaptativas. Estas células se encargan de fagocitar los antígenos,
y presentarlos como péptidos en su superficie. Las células dendríticas tienen un papel primordial en la
activación de linfocitos T vírgenes.

Célula dendritica tradicional: Tienen un origen mieloide y presentan los marcadores de superficie CD11c y
CD11b. Necesitan el factor GM-CSF para proliferar. Expresan TLR 4, TLR 5, TLR 8 y producen IL-6 Y TNF-α.
Presentan antígenos a linfocitos T.

CARACTERISTICA CD INMADURA CD MADURA


FUNCION Captura de antígeno Presentar antígeno

RECEPTOR QUE RECONOCE PAMP’s +++ ---

EXPRESION DE CCR7 --- +++


EXPRESION DE CD80, CD86 e ICAM-1 --- +++

MOLECULAS MHC-II 1 x 106 7 x 106

Célula dendrítica plasmocitoide: Tienen un origen mieloide y presentan el marcador de superficie B220.
Necesitan del factor Flt3-L para proliferar y expresan TLR 7 y TLR 9. Se encargan de producir interferón de tipo
1 (IFN-α e IFN-β). Presentan antígenos a linfocitos T y participan en respuesta antiviral.

Los megacariocitos son células mieloides muy grandes que dan lugar a las plaquetas importantes en el proceso
de coagulación.

Los eritrocitos también provienen de este progenitor mieloide.

LINFOCITOS
Los progenitores linfoides dan lugar a los linfocitos que son el 20-40% de las células circulantes y hasta el 99%
de las células de la linfa. Se dividen en células B, células T y células NK. Son muy similares al microscopio, por lo
que se necesita de su fenotipo para poder realizar distinciones entre ellas. Para realizar esto se necesita de los
cúmulos de diferenciación (CD).

Linfocitos B: Son los linfocitos de los cuales depende la inmunidad mediada por anticuerpos con actividad
específica de fijación de antígenos. Las células B, que constituyen un 5 a 15% del total de linfocitos, dan origen
a las células plasmáticas que producen anticuerpos.
Los linfocitos son de dos tipos principales, atendiendo a su origen y función: células T, que se diferencian
inicialmente en el timo, y las células B, que se diferencian en el hígado y bazo fetal, y en la médula ósea del
adulto (la 'B' proviene del latín Bursa fabricii, el órgano en el cual se desarrollan los linfocitos B en las aves).
Durante su desarrollo, los linfocitos T y B adquieren receptores específicos para antígenos, el de las células B
se conoce como Receptor de linfocito B (BCR).

Linfocitos T: Pertenecen al grupo de leucocitos que son conocidos como linfocitos. Estas células tienen núcleos
de forma ovoide que ocupan la mayoría del espacio intracelular. Miden aproximadamente de 8 a 10 micras.
Los linfocitos T son los responsables de coordinar la respuesta inmune celular de la inmunidad adaptativa
constituyendo el 70% del total de los linfocitos que segregan citocinas. También se ocupan de realizar la
cooperación para desarrollar todas las formas de respuestas inmunes, como la producción de anticuerpos por
los linfocitos B. Se diferencian de los linfocitos B y de las células asesinas (natural killer o NK) por poseer un
receptor especial en la superficie de la membrana, el Receptor de linfocitos T ó TcR αβ.
Células T gamma/delta. Son un pequeño grupo de células T que poseen un TCR γδ. Este grupo de linfocitos es
muy poco frecuente (5% del total), pero son abundantes en la mucosa del intestino, formando parte de una
población de linfocitos denominada linfocitos intraepiteliales. Los antígenos que activan estos linfocitos son de
tipo glicolípidos presentados por las moléculas CD1 presentes en Células Presentadoras de Antígeno (CPA). El
CD1 es un tipo de MHC-I “no clásico”.
Linfocitos T citotóxicos (CTL, por sus siglas en inglés) o linfocitos CD8+: encargados de las funciones efectoras
de la inmunidad celular, mediante la interacción con un complejo "péptido-MHC-I"; los CTL reconocen las
células infectadas por patógenos intracelulares o reconocen células tumorales, y las destruyen segregando una
serie de moléculas como perforinas y granzimas que activan la apoptosis de la célula diana.
Linfocitos T cooperadores o linfocitos CD4+ o helper T cells: se encargan de iniciar la cascada de la respuesta
inmune coordinada mediante la interacción con un complejo "péptido-MHC-II". Cuando se activan, los
linfocitos CD4+ se especializan, diferenciándose a su vez en linfocitos efectores, que se distinguen por el tipo
de citocinas que producen, como linfocitos Th1, Th2 y Th17.

ANATOMIA Y FUNCIONES DE LOS TEJIDOS LINFATICOS.

Los tejidos linfáticos se clasifican en órganos generadores o primarios, donde los linfocitos expresan por
primera vez receptores para el antígeno y consiguen la madurez fenotípica y funcional; y en órganos
periféricos o secundarios donde se inician y desarrollan las respuestas del linfocito al antígeno extraño.

Medula ósea: Es el lugar donde se generan la mayoría de las células sanguíneas circulantes maduras, incluidos
los eritrocitos, granulocitos y monocitos, y el lugar donde tienen lugar los primeros acontecimientos de
maduración del linfocito B. La hematopoyesis ocurre en un principio durante el desarrollo en el saco vitelino y
posteriormente se desplaza a hígado en el cuarto mes, cambiando gradualmente a médula ósea. Los
eritrocitos, granulocitos, monocitos, células dendríticas, plaquetas y linfocitos se originan todos de una célula
troncal hematopoyética CD34+ y CD117+ (c-Kit+). La célula troncal hematopoyética dará origen a un
progenitor linfoide común que dará origen a linfocitos T, B y NK; y un progenitor mieloide que dará origen al
eritrocito, plaqueta, basófilo, eosinófilo, monocito, célula dendrítica y neutrófilo.

Timo: El timo es el lugar de maduración del linfocito T. Es un órgano bilobulado, y cada lóbulo consta de una
corteza externa y una médula interna. La corteza tiene un cúmulo más denso de linfocitos T que la médula. En
la médula hay macrófagos y células dendríticas. A lo largo del todo el timo se encuentran las células
epitelioides, capaces de sintetizar IL-7 que permite la proliferación de los linfocitos T.

Ganglios linfáticos: Son órganos linfáticos secundarios vascularizados y encapsulados con características
anatómicas que favorecen el inicio de respuestas inmunes adaptativas frente a antígenos transportados por
los vasos linfáticos desde los tejidos. Debajo de la cápsula se encuentra el seno subcapsular o marginal, donde
drenan los vasos linfáticos aferentes, y entre el seno marginal y la médula del ganglio se encuentra la corteza,
la cual presenta un gran contenido de folículos linfáticos, ricos en linfocitos B y células dendríticas foliculares.
Los folículos con centros germinales son llamados secundarios, y los que carecen de ellos se llaman primarios.
Debajo de los folículos pero aún en la corteza se encuentra una zona rica en linfocitos T llamada corteza
parafolicular o corteza profunda.

Bazo: El bazo es un órgano muy vascularizado, cuyas principales funciones son eliminar células sanguíneas
viejas y dañadas y partículas como inmunocomplejos y microbios opsonizados de la circulación e iniciar
respuestas inmunes adaptativas frente a antígenos de transmisión hemática. El parénquima esplénico se
divide desde el punto de vista anatómico y funcional en la pulpa roja compuesta de sinusoides vasculares
llenos de sangre, y en la pulpa blanca. La pulpa blanca se organiza alrededor de arterias centrales ramas de la
esplénica, y la pulpa blanca queda separada de la pulpa roja por el seno marginal. Las zonas de la pulpa blanca
rica en linfocitos B y que se encuentran entre el seno marginal y las arterias centrales se llaman folículos
linfáticos y estos a su vez pueden ser primarios o secundarios si presentan centro germinal. Alrededor de las
arterias centrales existe una zona rica en linfocitos T llamada vaina linfática periarteriolar.

Jesús Ortega Luis.

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