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se mantuvo sin variación por un período de más de 120 años, desde la entrada
en vigencia del Código Penal el año 1874.
En el año 1999 (Ley N°19.617), y posteriormente en el año 2004 (Ley
N°19.927), se efectuaron importantes modificaciones que representaron
un significativo avance en el ámbito penal y procesal penal a este respecto,
actualizándose la redacción de algunos tipos penales e incorporándose figuras
penales no previstas en la realidad de los pasados decenios.
En la actualidad existe acuerdo en la doctrina y la jurisprudencia en que el
principal bien jurídico protegido es la Libertad Sexual, es decir, el derecho
que cada persona tiene de elegir cómo, cuándo, dónde y con quién tener rela-
ciones sexuales. Ahora bien, en nuestra legislación este bien jurídico no es
reconocido a los menores de edad, puesto que éstos aún no presentan el nece-
sario desarrollo psicosexual para ejercer libremente su sexualidad y, por tanto,
no están en condiciones de expresar su libre voluntad en ese sentido. Por lo
anterior, en estos casos, el bien jurídico protegido es la Indemnidad Sexual.
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les, que tienen pareja, a veces hijos, y que están convencidos de que su víctima
no sufre durante la agresión, e incluso creen que le gusta, por lo que no se
sienten culpables ni se muestran arrepentidos.
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d. Si bien el rango de edad va desde los 19 a los 66 años, entre los 25 y los 44
años se concentra la mayor frecuencia de casos.
En primer lugar, cabe señalar que “no todas las víctimas que sufren de un
abuso sexual en su infancia quedan marcadas o traumatizadas” (Vásquez,
2000). Al respecto los efectos dañosos de la victimización sexual dependerán
de variables como la rapidez y efectividad de la respuesta judicial y de las
medidas que de ella se derivan; la edad y personalidad de la víctima; el apoyo
que reciba de su familia o red social inmediata, sobre todo de la madre o
figura significativa; la actitud de éstos frente a la develación; la identidad del
agresor y el tipo de vínculo con él; el tipo de abuso, su frecuencia, intensidad
y características (uso de violencia, amenazas, etc.); el que reciba o no asisten-
cia psicológica (aún cuando ésta no sea de tipo terapéutica); la victimización
secundaria que se puede padecer durante el transcurso del proceso judicial;
entre otras (Maffioletti, 2006).
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10 El desarrollo de las posibles causas para esta disminución en la tasa de denuncias queda
fuera de los objetivos del presente artículo.
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Del total de denuncias, los tipos penales de abuso sexual y violación completan
un 98% de las causas, correspondiéndole al abuso sexual el 66% de las denun-
cias anuales, y a la violación el 32%. En estas cifras se han considerado como
delitos de abuso sexual los tipos penales contemplados en los artículos 365 bis,
366, 366 bis y 366 quater del Código Penal. Asimismo, para los delitos de
violación se han consignado los tipos penales contemplados en los artículos
361, 362, 363 y 365 del Código Penal.
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Resulta interesante destacar que si bien durante los años descritos ambos deli-
tos muestran variaciones en la cantidad de denuncias ingresadas, presentan
entre ellos una relación que se mantiene estable en el tiempo durante estos
últimos cuatro años.
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(Art. 366 quinquies del Código Penal), además de contemplar una elevada
penalidad, supone la investigación de las circunstancias en que se genera este
material, situación en la que podría resultar más directamente perseguible la
vulneración de la integridad sexual del menor de edad, al posibilitarse un pos-
terior almacenamiento y distribución.
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En relación específicamente a los juicios orales por delitos sexuales, estos tam-
bién han ido en aumento paulatino, realizándose 1258 juicios orales el año
2010, lo cual representó un alza de un 24,6% en relación al año anterior. Asi-
mismo, es posible señalar que en los juicios orales por delitos sexuales se ha
presentado una leve y sostenida disminución en la consecución de sentencias
condenatorias (ver gráfico). Las explicaciones para cada uno de estos fenó-
menos pueden ser diversas, no siendo posible establecer una única causa para
explicar estas variaciones.
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Respecto a este grupo etario resulta interesante consignar que, del total de
víctimas ingresadas por delitos sexuales entre los años 2007 y 2010, un 16,7%
corresponde a niños hasta los seis años inclusive, un 30,8% corresponde a
niños entre los siete y los trece años, mientras en el grupo etario de entre
los catorce y diecisiete años, inclusive, el porcentaje corresponde a un 22,9%.
Estas cifras resultan coincidentes con los estudios de prevalencia que ubican
una mayor tasa de abusos entre los 6 y los 12 años (Echeburúa y Guerricae-
cheverría, 2005; CAVAS, 2004), y que dan cuenta de la vulnerabilidad especí-
fica de este grupo etario.
En el caso de los adultos, en causas por delitos sexuales, las cifras decaen de
manera significativa, lo cual puede ser atribuido, por una parte, a las diná-
micas propias del fenómeno respecto a la condición de vulnerabilidad de las
víctimas, especialmente en su contexto familiar y social inmediato, y, por otra,
al hecho de que la persecución penal de estos delitos después de los 18 años
no corresponde a una acción penal pública, de acuerdo a lo preceptuado en
15 Boletín Estadístico del Ministerio Público (julio 2011), I Semestre de 2011, enero –
junio 2011. www.fiscaliadechile.cl
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los artículos 53 y sgtes. Código Procesal Penal, y 369 Código Penal, en virtud
del cual “no se puede proceder por causa de los delitos previstos en los artí-
culos 361 a 366 quáter, sin que, a lo menos, se haya denunciado el hecho a la
justicia, al Ministerio Público o a la policía por la persona ofendida o por su
representante legal”. Por lo anterior es posible señalar que probablemente en
este tramo etario, al igual que en el caso de abusos contra menores, existe una
importante cifra negra sobretodo en aquellos casos en que estos delitos se dan
en el contexto de violencia intrafamiliar.
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Comentarios finales
Considerando que la temática de los delitos sexuales es de suyo compleja, y
la persecución penal de los mismos reviste múltiples retos investigativos, el
16 López (1996), p. 21.
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Por ello, no se puede asumir una actitud pasiva frente a las dificultades que la
investigación de este tipo de delitos presenta, y que lo hacen distinto del resto
de los delitos, a saber: las características de las víctimas, en su gran mayoría
menores de edad; el contexto y dinámica en que el delito usualmente ocurre,
esto es, a través del abuso de un rol de cuidado y protección de la víctima, el
uso de estrategias de manipulación afectiva, seducción y amedrentamiento o
coacción; en la mayoría de los casos la escasez o inexistencia de medios proba-
torios distintos a la declaración de la víctima, tales como peritajes sexológicos,
lesiones físicas, ADN, embarazos, o enfermedades de transmisión sexual, que
incluso aun en los casos en que se presentan esta últimas, no son prueba de la
existencia del doblegamiento de la voluntad del sujeto pasivo; la existencia de
los fenómenos de la victimización secundaria, la retractación y una alta cifra
negra, que vienen a constituir componentes adicionales que agregan dificulta-
des a la labor probatoria.
Bibliografía
Barudy, J. (1998). El dolor invisible de la infancia. Una lectura ecosistémica
del maltrato infantil. Editorial Paidós. Buenos Aires.
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Resumen:
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Principio de congruencia
La defensa sostiene que el principio de congruencia impide agregar un hecho que está
fuera del alcance temporal por el que se fue acusado, pero en el caso concreto no se ha
agregado un hecho, a pesar de existir el yerro en el periodo de tiempo señalado en la
acusación, o más precisamente, a pesar de haberse señalado un lapso mayor al de la
acusación en la sentencia y ello es así por cuanto los abusos sexuales que se atribuye-
ron a los acusados estaban grabados en una cinta de video a la cual tuvieron acceso
y sabían con toda precisión el contexto físico y, por ende, el lugar o casa habitación
donde estaban cuando se cometieron y que aparecía en el video la menor y su madre
y en uno de ellos la mano del acusado Araya quien, en todos los casos, grababa lo que
la mujer adulta hacía sobre el cuerpo de la niña. No se incorporó un hecho nuevo,
lo que ocurrió fue que producto de la investigación, un perito logró hacer audible un
programa que se había registrado de fondo, pero ello no altera el contexto general y
las circunstancias concretas de la acusación.
Que en estos antecedentes se han tenido por demostrados dos ilícitos diferentes, por un
lado, el abuso sexual de que fue objeto la menor tanto por su madre (en tres ocasiones)
y del conviviente de aquélla (en una oportunidad) y que consistían en tocaciones en
su cuerpo, senos y genitales e incluso en introducir la acusada sus dedos en la vagina
o el ano de la niña y, por otra parte está la producción de material pornográfico que
consistió en la grabación de estos mismos actos.
No se advierte entonces, que se trate de un solo hecho o una sola acción que pueda
recibir diferentes calificaciones. La mujer está haciendo dos cosas, actúa un video y
abusa de su hija menor, estando de acuerdo con Araya para grabarlo, mientras este
último desarrolla una sola acción, produce el material pornográfico, con acuerdo de
la mujer.
No hay concurso aparente, porque hay dos acciones diferentes claramente delimita-
das, tanto en el proceder del hombre respecto de la mujer, como en el de ésta, que está
quebrantando de una sola vez dos bienes jurídicos protegidos por el sistema legal
respecto de su hija: su indemnidad sexual y su integridad sexual y, la primera, con las
agravantes de hacerlo encontrándose la chica privada de sentido y encontrándose la
acusada a cargo de su cuidado.
Sin embargo, sí existe entre ambas conductas una relación de medio a fin, en el sen-
tido que de suprimirse una de las acciones, no podría cumplirse efectivamente la otra.
Suprimidos los abusos, no era posible proceder con la producción del material porno-
gráfico infantil, sino que sólo habría existido la grabación de una menor dormida
o inconsciente, lo que no aparece relevante para el derecho penal. En este sentido,
aparece efectiva la protesta de la defensa, verificándose en la especie la situación del
artículo 75 del Código Penal, que en su inciso final ordena sancionar sólo el delito
más grave.
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sus pechos y zona genital. Le exhibió accidental o de buena fe, porque son
la cinta a su pololo, el que luego se precisamente esas circunstancias las
negó a devolvérsela. Después de un que resultan “accidentales”.
año y a consecuencia de disputas que
la niña tuvo con su madre, se fue a Agrega que no puede esgrimirse que
casa de su tía abuela de nombre C. a no hay infracción a su intimidad
quien, además de contarle lo ocurrido porque el video da cuenta de imá-
en ese momento, le contó de aque- genes que afectan la intimidad de la
lla cinta, que su pololo fue a buscar misma menor, puesto que éste fue
y le exhibieron. Al día siguiente esa encontrado en el lugar que resulta
pariente fue a poner una denuncia a ser más íntimo para un ser humano,
la Policía de Investigaciones y llevó su propio dormitorio, de modo que
la cinta. el juez sólo examinó la intimidad
respecto de una parte, no de ambas.
Acusa infracción al artículo 19 Nos. Deben aplicarse los artículos 9, 205,
4 y 5, “sobre derecho a la propiedad e 206, 217 y 220 del Código Procesal
inviolabilidad del hogar, respectiva- Penal. Quien se encuentra obligado a
mente, en relación con el inciso 4º respetar la intimidad de una persona
del número 3 del artículo 19, sobre es el órgano persecutor y el tribunal,
debido proceso legal”, todos de la que deben someter su actuar a lo
Constitución Política, por no haberse prevenido en los artículos 6 y 7 de la
excluido del auto de apertura y luego Constitución Política. Cita rol 1836-
valorado prueba que fue obtenida 2007 de esta Corte en el sentido que
con inobservancia de garantías cons- la prueba ilícita puede ser obtenida
titucionales, y que corresponde al por particulares y procede aplicarle
video VHS donde consta la graba- la teoría de los frutos del árbol enve-
ción que sustenta la acusación. El nenado en cuanto a la prueba deri-
Tribunal rechazó la petición de la vada de la originalmente mal habida.
defensa porque fue la propia víctima De no haberse permitido la prueba
quien encontró la cinta y lo hizo en del video, no se habría obtenido
un lugar que era abierto para ella tampoco la demás y no existiría, por
donde el mismo acusado le permitía ende, condena.
entrar, donde se la cuidaba y alimen-
taba. Asimismo, el hallazgo fue acci- SEGUNDO: Que la parte recu-
dental y de buena fe. rrente ofreció prueba de audio para
demostrar la preparación de la causal
Sin embargo, la defensa considera principal, cuyos fundamentos arriba
insostenible ese argumento, porque fueron descritos. Sin embargo, con
iría contra las máximas de expe- acuerdo del representante del Minis-
riencia, ya que no por ser pareja de terio Público que concurrió a estra-
la madre y por ello, al ser la hija de dos, manifestaron estar de acuerdo
aquélla, tener libre acceso a su domi- en que dicha causal efectivamente
cilio, tendría también derecho a sacar había sido preparada en los términos
cosas sin su voluntad. No tiene valor, que exige el legislador, dando por
en su concepto, que el hallazgo fuera demostrado el presupuesto de hecho
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Otras excepciones que han sido inciso 4º del número 3 del artículo
elaboradas y aplicadas tanto en los 19, sobre debido proceso legal, desde
EEUU como en Latinoamérica, que, como ya se dijo, la menor tenía
corresponden a excepciones incluso franqueado el acceso al domicilio del
derivadas de la posibilidad de con- acusado y en aquél, a su dormito-
taminación de la prueba inicial y que rio y, en particular resulta natural y
proceden no necesariamente a favor consistente con las reglas de la expe-
del acusado, sino que en su con- riencia, que pudiera buscar un video
tra, tales son, por ejemplo, los casos que aquél tenía sobre vacaciones
denominados del descubrimiento familiares y que, como tales, han sido
inminente, la buena fe o la fuente aceptadas por la defensa y que eran
independiente.
guardadas por el acusado.
Lo que aparece claro es que la exis-
De otra parte, aún en el caso de esti-
tencia de una prueba ilícita no sig-
marse que la incorporación del video
nifica directa e inmediatamente
hubiera sido ilícito, que no es el caso
la nulidad de una actuación, sino
que es preciso traspasar primero, el según se concluyó, igual se trataría
cedazo de la preparación y, luego, el de prueba admisible en juicio, por-
de la trascendencia que el legislador que el obrar de la niña se ajusta a un
nacional impuso en el artículo 373 “encuentro casual” y a un proceder de
letra a) del Código Procesal Penal, buena fe, ya que la menor, como se ha
sin descuidar tampoco el sistema de repetido incansablemente, no entró
valoración probatorio y la disposi- al domicilio del acusado ni afectó
ción constitucional del artículo 19 su intimidad buscando algo para
N°26 que impone a todos los ciuda- perjudicarlo, sino que unos simples
danos la obligación de “tolerar” cier- videos familiares, de modo que actuó
tas restricciones en sus derechos, en siempre de buena fe, al punto que se
tanto no se vulnere el núcleo esencial llevó las cintas sin siquiera revisarlas
del mismo. y cuando tomó conocimiento de su
contenido, no fue capaz de actuar
SEXTO: Que en el caso concreto, la
frente al delito del que entonces
descripción fáctica que se ha hecho
supo había sido víctima, porque se
sobre la forma en que procedió la
víctima de autos, tomando conoci- encontraba embarazada y no quiso
miento de su calidad de tal después hacer nada que pudiera afectar el
incluso de haber sacado el controver- normal desarrollo de su criatura. No
tido video desde la casa del acusado actuó entonces movida por animosi-
Araya, no corresponde desde nin- dad alguna contra al acusado cuando
gún punto de vista a una violación entró en su dormitorio y abrió su
a los Nos. 4 y 5 del artículo 19 de velador, se movió siempre de buena
la Constitución Política, como aduce fe y ese desempeño constituye una
la defensa en relación al derecho a la excepción reconocida en el dere-
propiedad e inviolabilidad del hogar, cho comparado a la exclusión de la
respectivamente, en relación con el prueba ilícita.
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