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Sesion I
Sesion I
-Soy yo quien me gano las cosas. Nadie me tiene que ayudar. Nadie tiene que hacer nada por
mí.
-No comprendemos el tremendo alcance de nuestro pecado: nos impide ver nuestra verdadera
condición delante de Dios.
-Si fallamos en mantener tan solo una parte de la justa ley de Dios, somos tan culpables como
si hubiéramos incumplido toda la ley (Santiago 2:10).
Tito 3:4-5 es uno de esos muchos pasajes: "Pero cuando se manifestó la bondad de
Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de
justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento
de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo".