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Michael Faraday
(1722-1858)

Isaac Newton
(1642-1727)

J. Clerk Maxwell
(1831-1879)

Andrés Lara Sáenz
Dr. Ing. ICAI, Master of Electrical Engi-
neering, Master of Science, Lic. C.
Información Prof. Investigación. Ex
Director Centro Investigación Físicas
L.Torres Quevedo. Fundador y Director
Emérito, Instituto de Acústica CSIC.
Presidente de Honor Soc. Española
de Acústica.
Comentarios a: comentarios@icai.es
Campos de Fuerzas;
Física de los Descriptores
Vectoriales y Aplicaciones
En este trabajo, dentro de las Jornadas de Historia y Filosofía de la Ingeniería, la
Ciencia y la Tecnología, hacemos referencia a los razonamientos y experiencias
fundamentales que siguió la mente humana para explicar y evaluar los fenómenos
observables en la naturaleza que precedieron al planteamiento de campos de fuerzas
como agentes espaciales, en particular, de las acciones mecánicas, eléctricas
magnéticas y electromagnéticas. En el proceso analítico, destacamos la naturaleza y
aplicaciones físicas de los descriptores del cálculo vectorial, herramienta fundamental
en el estudio de los campos de fuerzas.
Aunque la evolución de las ideas es obra ingente de numerosos científicos y experi-
mentadores, nos referimos a los más significativos, y en particular destacamos en la
presentación las efigies de Newton, Faraday y Maxwell por su destacado papel
en el establecimiento de las leyes que rigen los campos, gravitatorio, eléctrico y
electromagnético respectivamente. Sin embargo, muchos otros contribuyeron en
mayor o menor medida, desde la más remota antigüedad hasta los albores del siglo
XX, a cimentar esta parte de la llamada Física Clásica, donde centramos nuestra
presentación, por su alto grado de aplicación en la Ingeniería, sin abordar las
modernas mecánicas cuánticas y relativistas, de especial aplicación en el microcosmo
y en procesos que envuelven velocidades del orden de la de la luz.

10 anales de mecánica y electricidad / septiembre-octubre 2005

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Campos de Fuerzas
En la naturaleza tienen lugar distintos hechos que se
corresponden con magnitudes físicas cuyo comportamiento
se caracteriza por ser funciones de la posición. Estas magni-
tudes pueden quedar definidas por un número referido a
una unidad, por ejemplo la presión atmosférica, la altura geo-
désica etc., o bien necesitan, además del valor numérico,
algunas otras características como orientación y sentido. En
este caso requieren para su definición un vector, como cuando
se trata de la velocidad, las fuerzas eléctricas y magnéticas,
etc. Las primeras magnitudes son Funciones Puntuales Es-
calares, y las segundas Funciones Puntuales Vectoriales. Los
espacios ocupados por estas funciones constituyen los Campos
respectivos.
El Campo Gravitatorio es un caso par ticular de campo
vectorial, paradigma de la mecánica de Newton, que presen-
tamos junto con los campos Magnético, Eléctrico y Electro-
magnético.
Ley de Gravitación Universal: Mecánica de
Newton: Campo Gravitatorio Terrestre
Desde los primeros pensadores, griegos principalmente,
existía preocupación por dar una explicación a los distintos
fenómenos observables en la naturaleza, y en particular, y re-
lacionado con nuestro tema, la causa y el movimiento de los
cuerpos, tanto en la Tierra como en el Firmamento.
Tales de Mileto (624-545 a.C.) obser vó la regularidad
del movimiento del Sol, la Luna y las Estrellas, e incluso pre-
dijo un eclipse de Sol, lo que dio autoridad a su idea de
que el Mundo funcionaba de acuerdo con unas leyes físicas,
fundamento de la Cosmología, y no a influencias de los
Dioses.
Demócrito (460-370 a.C.) introduce la idea de que todos
los cuerpos están formados por átomos, y que las acciones
entre los cuerpos es debida al contacto entre los átomos.
La Metafísica en el concepto de Aristóteles (384-322
a.C.) es la búsqueda de un modelo de Naturaleza que expli-
que los fenómenos del Mundo. Plantea la existencia de
una “causa eficiente” como agente de todo cambio que, en
contacto con los cuerpos, produce movimiento. Esta causa
eficiente será posteriormente identificada como Fuerza.
Ptolomeo (Egipto, siglo II d.C) sintetiza las observaciones
astronómicas de los siglos anteriores y describe el movimien-
to de los astros alrededor de la Tierra, que ocupa el centro
del Universo, en esferas que delimitan sus trayectorias: Siste-
ma Geocéntrico.
Transcurrirán casi 20 siglos para que los conceptos aristo-
télicos incorporados por los Escolásticos en la Edad Media,
evolucionen, fundamentalmente a partir de las observaciones
astronómicas, empezando por un nuevo y revolucionario
Sistema Heliocéntrico, propuesto por el astrónomo polaco
Copérnico (1473-1543), en contraposición al Sistema Geo-
céntrico de Ptolomeo, lo que generó un desacuerdo con los
Escolásticos y en particular con la Iglesia Católica.
Conferencia pronunciada por el Dr. ing. ICAI, Andrés Lara Sáenz, en las “XI Jornadas de Historia y Filosofía de la Ingeniería la Ciencia y la Tecnología”,
organizadas por el Comité de Enseñanza del Instituto de la Ingeniería de España y el Dto. De Física y Mecánica de la ETS de Ingenieros Agrónomos de la
Universidad Politécnica de Madrid, que asigna tres créditos, de libre elección, a sus alumnos (código 80000003), Mayo 2005.
El nuevo sistema concuerda con datos obtenidos por las
múltiples observaciones del astrónomo polaco Tycho Brahe
(1546-1601), recogidas y completadas por su compatriota
Johannes Kepler (1571-1630), que enunciará por primera
vez tres leyes cuantitativas sobre el movimiento de los
planetas.
Se seguía necesitando una explicación del porqué de los
movimientos de los astros, y en particular el movimiento de
caída de los cuerpos en la superficie de la Tierra. En esta
etapa se conjugan, por una parte, los experimentos físicos y
por otra el desarrollo matemático. La mayoría de los avances
son el fruto de esfuerzos sumatórios más que individuales,
y que en muchos casos, con mayor o menor predominio, los
conocimientos físicos y matemáticos se dan en la misma
persona.
El italiano Galileo Galilei (1564-1542) marca un avance en
las observaciones astronómicas con su invención del telesco-
pio. En cuanto al movimiento de caída, comprueba que
todos los cuerpos, independientemente de su peso, llegan al
suelo al mismo tiempo, experimento que cuentan realiza
dejando caer bolas de hierro, corcho, etc. desde la Torre Incli-
nada de Pisa, su ciudad natal, formulando que “la velocidad
crece con el tiempo”.
En la época, el inglés Robert Hook (1635-1703), más
conocido por su ley mecánica de proporcionalidad entre
deformaciones y tensiones, estudiando el movimiento de
los astros se acerca a la ley de la gravitación, anunciando
que la atracción entre los cuerpos debe variar inversa-
mente al cuadrado de la distancia, inspirado en la disper-
sión esférica.
El camino estaba abierto para el genio de su compatriota
Isaac Newton (1642-1727). Partiendo de la idea de que el
Cosmos está compuesto de corpúsculos que se atraen a
distancia, y espacios vacíos, enuncia su célebre Ley de Gravi-
tación Universal (anécdota de caída de la manzana, aparte):
los cuerpos se atraen de forma instantánea, con una Fuerza
en la dirección de sus centros de gravedad proporcional al
producto de sus masas (cantidades de materia) e inversa
del cuadrado de la distancia:
F = -Cte m m’/r2
El signo negativo corresponde a una disminución de fuerza
al aumentar r.
La unidad de Fuerza se llamará posteriormente, en el
Sistema Internacional, Newton [N]. La constante de propor-
cionalidad, conocida como constante de gravitación universal,
G, calculada por el giro de una balanza de torsión, resulta ser:
G = 6,67 . 10 -11[N . m2/Kg2]
El nombre de gravedad coincide con el utilizado por los
aristotélicos, si bien estos no hacían mas que dar nombre a la
Campos de Fuerzas; Física de los Descriptores Vectoriales y Aplicaciones 11
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desconocida “causa eficiente” que hacia tender
a los cuerpos a “su lugar natural”.
La Ley de Gravitación de Newton aplica-
ble a todos los cuerpos, terrestres o celestes
permite calcular el movimiento de los astros,
confirma las Leyes de Kepler, y es más, la in-
versa del cuadrado de la distancia concuerda
con la 3ª Ley de Kepler: “El cuadrado del pe-
riodo es proporcional al cubo del semieje
de la órbita,(valor medio de los semiejes
elípticos);T2 = Ka3”.
En efecto, para órbita circular, a = radio, y
de acuerdo con la dinámica del movimiento
circular, la fuerza centrípeta:
Fc=mv2/r,
donde v es la velocidad tangencial, v=2π r/T,
con lo que,
Fc=4π2 m r2/r T2=4π2m . (r3/ T2)/r2=Cte/r2
Es decir, la fuerza centrípeta o central es
inversamente proporcional al cuadrado de la
distancia. Lo que Newton añade es que
los cuerpos se atraen a distancia en razón
directa del producto de su propia materia o
Masa.
La “Mecánica de Newton” incluye tres le-
yes básicas del movimiento:
1ª.- Ley de la Inercia.
2ª.- Fuerza igual a la variación de la cantidad
de movimiento, F=d/dt (mv).
3ª.- Igualdad de acción y reacción.
La Primera Ley, aun concediéndole la
prioridad a Galileo, es deducible de forma
directa de la 2ª: si la velocidad no varía con
el tiempo, la cantidad de movimiento es
constante y por lo tanto la Fuerza es nula, y
el cuerpo sigue con movimiento uniforme.
La Tercera Ley, que es evidente entre cuer-
pos en contacto, es ampliada a las acciones a
distancia.
En realidad la atracción a distancia entre
los cuerpos, base de la Ley de Gravitación
Universal más que una acción a distancia, es
consecuencia de la presencia de un “campo
de fuerzas”, modelo que pondrá de manifies-
to después Faraday al describir los campos
eléctricos a partir de líneas de fuerzas como
trayectorias de las fuerzas en los distintos
puntos del entorno.
Campo Gravitatorio Terrestre
La Ley de la Gravitación Universal, aplica-
da al entorno de la superficie de la Tierra,
se identifica con la existencia de un “cam-
12 anales de mecánica y electricidad / septiembre-octubre 2005
po de fuerzas” dirigido hacia su centro de
gravedad, de intensidad prácticamente
constante debido a su esfericidad y al
enorme valor relativo de su radio. Si M es
la masa de la Tierra (5,96 . 1.024 kg), calcu-
lada como una esfera de densidad media
5,515 Kg/dcm3 y el radio medio 6,366 . 106
m, la intensidad del campo gravitatorio te-
rrestre, es decir la fuerza sobre la unidad
de masa, es
F=G . M/r2=6,67 . 10 -11 5,96 . 1024/(6,366)21012
=9,81 [N/kg
m/s2]=g
La intensidad del campo gravitatorio tiene
por definición las dimensiones de Fuerza por
unidad de masa, o sea, las dimensiones de
una aceleración dirigida hacia el centro de la
Tierra, para la que se utiliza el símbolo g, uni-
versalmente empleado para referir el vector
aceleración de la gravedad.
Dada la enorme diferencia entre el radio
de la Tierra, del orden de 6.400 km, com-
parado con las alturas geodésicas, el valor de
g en cualquier posición en la superficie
de la Tierra no varía prácticamente con la
altura. Pequeñas variaciones de g ocurren
en posiciones a las que corresponden diferen-
cias en el radio de la Tierra. Estas variacio-
nes tienen su valor máximo en los Polos,
g=9,83, y mínimo en la línea del Ecuador,
g=9,78.
La constancia de la aceleración de la gra-
vedad g aclara los experimentos de caída de
cuerpos de Galileo. La aceleración constante
supone un movimiento de caída uniforme-
mente acelerado, cuya velocidad v=g t, inde-
pendiente de la masa, es la misma en cada
instante para todos los cuerpos, O lo que es
lo mismo, los cuerpos caen con idéntica ve-
locidad, tardando el mismo tiempo en hacer
el recorrido, y por tanto llegan al mismo
tiempo (en el vacío).
Análisis Vectorial
La conveniencia de disponer de una herra-
mienta matemática que ayudase a interpre-
tar y relacionar las funciones puntuales que
definen los campos de fuerzas en el espacio
dio lugar a distintos ensayos que dieron cuer-
po al Análisis Vectorial. La aplicación de sus
Descriptores, para “describir” y analizar dis-
tintos fenómenos físicos, facilita el estudio de
la teoría de campos y sus ecuaciones. Nos
referiremos en particular a los campos Eléc-
trico y Magnético, que culminan con la Teoría
del Campo Electromagnético de Maxwell.
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Paralelamente con los trabajos de Newton Figura 1

sobre el cálculo diferencial, (“fluxiones de va-
riables”), Leibnitz (Leipzig, 1645-1716) se pue-
de considerar el creador del cálculo infinitesi-
mal. Sus notaciones son en su mayoría las
actuales tanto en el cálculo diferencial como
en el integral. Su inquietud por desarrollar una
herramienta matemática que facilitase la re-
presentación y análisis de funciones en el es-
pacio, le llevó a introducir de partida los hiper-
complejos. A esta línea de acción hay que
añadir los que como especialmente Gauss
(Brunswick, 1777-1855) partieron de la repre-
sentación geométrica de números complejos.
Hamilton, (1805-1865), joven prodigio ir-
landes (a los 16 años corrigió un error de
Laplace en la demostración del paralelogramo
de fuerzas) se sumó a los esfuerzos de repre-
sentación geométrica inventando los cuater-
nios, compuestos de un escalar y un vector. Si
bien iluminó buena parte del naciente análisis
vectorial, fue superado por la línea seguida
por el profesor norteamericano de la Univer-
sidad de Yale, Gibs (1839-1903) y el físico lon-
dinense Oliver Heaviside (1850-1925), que
sin ocupar ninguna posición destacada en la
escala científica, contribuyó con su intuición y
pragmatismo al desarrollo del análisis vectorial
y cálculo “operacional”, con relevantes aplica-
ciones en la electrodinámica (a los que obje-
taban falta de rigor matemático a su práctico
cálculo operacional, argüía: “¡no utilizarlo sería
como no comer por no conocer bien el pro-
ceso de la digestión!”).

Propiedades descriptivas de los

Campos: “Descriptores Vectoriales”
Algunas características de los campos tan-
to escalares como vectoriales se ponen de
manifiesto si se utilizan propiedades que
dependen del modo en que las magnitudes
físicas varían al cambiar de posición. Estas
propiedades descriptivas diferenciales de los
campos o Descriptores, son el Gradiente y la
Laplaciana en los campos escalares, y la Di-
vergencia, el Rotacional y Laplaciana en los
vectoriales.
Los Descriptores son funciones que defi-
nen el comportamiento del campo en el en-
torno de sus puntos, y son invariantes res-
pecto a las coordenadas utilizadas. Según
que las magnitudes físicas, que crean y defi-
nen la naturaleza del campo, sean fijas, se
desplacen con movimiento uniforme o va-
riable en el tiempo, se diferencian los cam-
pos en Estáticos, Estacionarios y No Estacio-
narios. Para determinar la posicion en los
Campos, es usual utilizar tres dimensiones
cartesianas en los casos Estáticos y Estacio-
narios, y una cuarta, el tiempo, en los casos
No Estacionarios.
Descriptor Gradiente (grad)
Mide la magnitud dirección y sentido que
tiene lugar en un campo escalar al pasar de
un punto a otro. Define en cada punto un
nuevo vector que constituye un campo vec-
torial que caracteriza la forma en que el
campo escalar, del que deriva, varía en el
espacio. Está pues relacionado directamente
con el concepto analítico de derivada direc-
cional. Por definición, el gradiente corresponde
al valor máximo de la derivada direccional, es
decir la derivada en la dirección de máxima
pendiente

Campos de Fuerzas; Física de los Descriptores Vectoriales y Aplicaciones 13

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Los campos escalares estáticos como en el Como todo lo anterior no depende del
caso por ejp. que la magnitud física sea la punto específico de la superficie, el vector
altura geodésica de una zona, la función z (x gradiente, G, del campo escalar z(xy) toma la
y) podría corresponder a la geometría de forma general, en coordenadas cartesianas,
volumen de una elevación. Estas funciones
puntuales son fáciles de representar por líneas
z + u –––
G = grad z (xy) = ux –––
z
de contorno, de nivel en este caso, corres-
x y

y
pondientes a secciones por planos z=Cte En el caso tridimensional, la función escalar
perpendiculares al eje z de alturas. En el pla- h(xyz) no es representable. Ahora las “líneas
no horizontal estos contornos se proyectan de contorno”, para valores constantes de h,
en líneas cerradas correspondientes a distintos son superficies, y el valor del gradiente del
niveles (Figura 1). campo en cualquiera de sus puntos,
Un punto P de la superficie de la función
z(xy) viene determinado por la intersección
h cos + –––
G= –––
h cos +
del contorno que contiene ese punto en el
x max

y max

plano z=zj y el eje del haz de planos verti-
h cos = –––

––– dh
cales que pasa por el punto P (Figura 1). En
y max
dn
cada plano del haz se configura un perfil de en donde los valores máximos de α β γ son
intersección con la superficie de la geome- los ángulos con los ejes coordenados de la
tría de volumen. La traza en el plano x y del normal en el punto considerado de la super-
perfil considerado del haz, marca la direc- ficie h = Cte. correspondiente, y el vector
ción del plano correspondiente. gradiente es ahora,
La derivada de la función z en la dirección
de la traza G, de máxima pendiente en el
h +u –––
G=grad h (xyz) = ux–––
h +u –––

h
punto P, es por definición el gradiente del
x y

y z

z
campo en ese punto, y por consiguiente, La proyección del gradiente en una direc-
ción ur,
grad z(xy)= ––––
z ––––
dz = –––
z ––––
dx + –––– dy
dG
x dG
y dG dh
G•ur = –––

z cos + –––
= –––
z sen = ––––
dz dr

x max

y max
dn coincide con la derivada en esa dirección
del campo escalar del que procede, lo cual
Esta última igualdad explicita que la direc- permite calcular en un campo escalar la
ción de max, y por tanto de G, coincide con variación dh que se opera en el campo al
la dirección n del plano normal en P al pla- efectuar un desplazamiento en cualquier di-
no tangente, lo cual se comprueba obte- rección dr,
niendo tan max a par tir del máximo de la dh = G • ur dr
variación del gradiente con respecto a , y
comparándolo con la tangente del ángulo 0 Una consecuencia inmediata de lo más de-
para el cual, finitorio es que la integral de línea del vector
gradiente G a lo largo de una trayectoria de
dz
––––=0 su campo, no depende del camino recorrido
dG sino sólo de los valores iniciales y finales del
es decir la tangente a la línea de contorno en campo escalar primario, h, del que deriva, o
P, resultando, campo potencial,

z
––– B B B

y 1 G • dr =G•urdr =dh = hB- hA
tan max= –––– = – ––––

z
––– tan0 A A A

x Si el recorrido es una línea cerrada, el
es decir, valor de la integral de línea es cero, ya que
los valores iniciales y finales son iguales.
π
max= 0+ –– El campo escalar cuyo gradiente define
2
un campo vectorial es un campo auxiliar
lo cual indica que ambas direcciones son primario que permite realizar operaciones
perpendiculares, (Figura 1), y por tanto, lo matemáticas trasladables al campo derivado,
son, igualmente, los planos correspondientes que en este resultarían a veces más dificul-
del haz de planos verticales. tosas o irrealizables. Los campos primarios

14 anales de mecánica y electricidad / septiembre-octubre 2005

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escalares así definidos son los potenciales
de los respectivos campos vectoriales deri-
vados.
Un caso particular de campos vectoriales
son aquellos cuya dirección y sentido es el
mismo en todos sus puntos. Se les puede
definir como derivados de un campo escalar
potencial cuyo gradiente coincide en cada
punto con la dirección del campo. Este es el
caso de los campos de fuerzas centrales,
como el campo gravitatorio terrestre, g, y el
electrostático E creado alrededor de una
carga eléctrica. También ocurre en campos
de fuerza eléctricos homogéneos, E, de di-
recciones paralelas como en el caso de un
condensador eléctrico de placas planas para-
lelas, a las que se aplica una diferencia de
potenciales V2-V1. En ellos se verifica respec-
tivamente,
g = grad h = -dh/dr
E= grad V =-dV/dr
E =-dV/dx
y por tanto el trabajo de trasladar la unidad
de carga entre dos puntos del campo, es en
uno y otro caso,
2 vés de las superficies comunes elementales
 g . dh = g(h2-h1)
1
2 2 2 superficie envolvente del volumen, luego,
dV
 E . dr =  - ––– dr = V2-V1 =  E . dx
1 1 dr 1
Es decir en estos tipo de campos el traba-
jo viene dado por la diferencia del valor de
los campos potenciales respectivos, indepen-
dientemente del camino recorrido entre los
puntos.
En estos campos particulares, la circulación
del vector intensidad de campo es nula,
como es propio de los campos vectoriales
formados por los gradientes de campos
escalares. Esta característica común, de circu-
lación nula, define un tipo de campo llama-
dos Campos Irrotacionales, que tienen la
propiedad común que son derivables de res-
pectivos campos potenciales.
Descriptor Divergencia (div)
Define el flujo del vector intensidad de
campo, que “sale” o “entra” en el entorno
infinitesimal de puntos del campo.
El flujo del vector campo a través de una
superficie, es el límite de la suma de los pro-
ductos internos de los vectores campo en
los puntos de la superficie y el vector ∆sj que
representa cada elemento de superficie,
cuando el número de elementos tiende a ∞,
n
φs=lim  Fj•∆sj = s F•ds
j=1
n ∞
Si la superficie es cerrada,
φs=os F•ds
Este valor del flujo depende del tamaño
de la superficie. Para hacerlo un valor inde-
pendiente de la superficie considerada, es
decir, un valor propio en puntos del campo,
se divide el flujo por el elemento de volu-
men envuelto por la superficie, y se toma el
límite cuando este elemento tiende a cero,
confluyendo en el punto. Se obtiene así la
expresión matemática del descriptor diver-
gencia:
1 o F • ds
div F = lim –––
∆V s
∆V o
Esta magnitud escalar, es una característica
intrínseca del campo, y representa en cada
punto el flujo, por unidad de volumen, que
sale o entra en su entorno infinitesimal.
Extendido a un volumen V, y divido este
en volúmenes elementales ∆V, el flujo a tra-
se anulan y queda sólo el flujo a través de la
 os F•ds = o
V div F dV
Aplicando la expresión anterior a un volu-
men elemental en coordenadas cartesianas,
los flujos totales contribuidos por las caras
opuestas son de signo contrario, y su dife-
rencia en cada dirección resulta,

X dx dy dz, etc
–––

x
y la fórmula de la divergencia en coordenadas
cartesianas toma la forma clásica,

X + –––
div F = –––
Y + –––

Z

x
y
z
Si en el punto de referencia existe una
distribución volumétrica de densidad, ρ
div F = 4π ρ
La Divergencia define las fuentes o los
sumideros de campos estáticos, es decir las
cargas o masas, según que el flujo sea positi-
vo o negativo. En el caso negativo, Newton
lo llamó Convergencia, por contraposición a
Divergencia.
Campos de Fuerzas; Física de los Descriptores Vectoriales y Aplicaciones 15
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Figura 2
Figura 3
Si el campo vectorial deriva de un poten-
cial escalar, entonces las componentes del
vector F, serán respectivamente:

2g
X = –––2 , etc,

x

2g
2g
2g
div F = –––2 + –––2 + –––2 = 4πρ

x
y
z
Esta es la Ecuación de Poison, que se redu-
ce a la de Laplace, div F = 0, cuando en el
punto del campo no existe masa agente del
mismo.
Operador Laplaciana
El Operador Laplaciana tiene su origen
analítico al determinar la divergencia de
un campo vectorial, F, que sea el gradiente
de un campo primario escalar g, F = grad g.
En coordenadas car tesianas, resulta,

2g
2g
2g
div F=div grad g = –––2 + –––+ –––
Laplaciana g

x
y2
z2
Este operador describe en puntos del
campo, la diferencia del valor del campo
con respecto a su entorno (ref. 5). Exige
en el caso de campos vectoriales que las
componentes del vector campo tengan segun-
das derivadas, y las diferencias se refieren
tanto al valor modular como a las direccio-
nes.
16 anales de mecánica y electricidad / septiembre-octubre 2005
En el caso de un campo vectorial F, Lapla-
ciana, tiene la expresión análoga,

2 F
2 F
2F
Laplaciana F = –––2 + –––2 + –––2

x
y
z
Descriptor Rotacional (rot)
En contraposición de los campos definidos
como irrotacionales, hay otros tipos de cam-
pos de fuerzas, en los que la circulación del
vector intensidad de campo no es nula y su
valor sirve de base para definir un descriptor
del campo, el Rotacional, y clasificar estos
campos como Rotacionales o Solenoidales.
Se define como Rotacional de un campo
vectorial, F, en un punto del mismo, el límite
a que tiende la circulación del vector intensidad
de campo alrededor de una línea que encierra
un elemento de superficie S que contiene al
punto, cuando este elemento de superficie
al tender a cero, confluye en el punto. Su
expresión matemática, es:
1
rot F . un=lim ––– = o
 F • dl
∆s
∆s o
y por tanto,
l F • dl
rot F • dS = o
El rotacional es un vector normal al ele-
mento de superficie, en el sentido de avance
de tornillo del giro de la circulación (Figura 2).
En esta dirección su valor es máximo, y es el
que define inequívocamente esta propiedad
del campo en el punto considerado.
En una superficie finita S del campo, al aplicar
el rotacional al conjunto de elementos de
superficie reticulares ∆s (Figura 3), las circula-
ciones en lados comunes se anulan entre sí,
excepto en la línea perimetral L de S, es decir:
s F•dl = o
L F•dl
y como
s F .dl = s rot F∆s = os rot F ds
resulta la interesante propiedad,
os rot F • ds = o
L F • dl
Es decir, que el flujo del vector rotacional a
través de una superficie del campo, es igual
a la circulación del vector intensidad de campo
alrededor del perímetro de la superficie.
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Figura 4
Expresando el campo en coordenada car-
tesianas, y aplicando la relación,
rot F . dS = F • dl
a cada una de las caras del cubo elemental
cartesiano se obtienen las conocidas expre-
siones para las componentes del rotacional,

F
F
rotx F = –––z - –––y

y
z

F
F
roty F = –––x - –––z

z
x

F
F
rotz F = –––y - –––x

x
y
Notación vectorial “taquigráfica”:
Operador Nabla 
Los descriptores vectoriales y las opera-
ciones con los mismos, se simplifican nota-
blemente utilizando una especie de notación
taquigráfica, en base al operador Nabla, atri-
buido a Hamilton.

+u –––
 ≡ (ux –––
+u –––

)

x y

y z

y
Junto con los símbolos correspondientes a
los productos escalar y vectorial (•) y (x) y
las expresiones car tesianas de las compo-
nentes de las funciones escalares y vectoria-
les. Así es fácil comprobar las expresiones:
grad g = g;
div F =  • F
rot F =  x F
Laplaciana (g, F) =  •  = 2 (g, F)
Y las siguientes relaciones de utilidad en la
descripción de campos,
div rot F =  •  x F = 0
rot grad g =  x  g = 0
Campo Magnético
Desde tiempos a. de C. se conocía la pro-
piedad de la “piedra imán” o magnetita, (óxi-
do ferroso-férrico, descubierto en Magnesia,
costa Turca occidental) de atraer determina-
dos materiales. Esta propiedad se transmitía
a otros por frotamiento.
Posteriomente se descubrió la propiedad
de una aguja imantada, con posibilidad de gi-
ro horizontal, de orientarse hacia el Norte
Terrestre. Esta característica fue conocida
por distintas civilizaciones, la China en el siglo
X y la Occidental en el XIII. La llamada brúju-
la constituyó un modo fundamental de orien-
tación, particularmente en la navegación ma-
rítima. Colón navegaba con brújula y notó
desviación de la orientación, viajando hacia el
oeste.
William Gilbert (1544-1603), médico de la
cor te inglesa, formuló el globo terraqueo
como un gran imán natural con polos próxi-
mos a los terrestres.
Se diferenció entre polos Norte y Sur de
las barras imantadas o imanes permanentes,
por su orientación terrestre, y se observó
que polos del mismo nombre se repelen, y
los de nombre contrario se atraen. También
se descubrió que pequeños objetos metáli-
cos, como limaduras de hierro, se alineaban
en el entorno de los polos formando a mo-
do de semielipses que terminan en los polos
(Figura 4). Estas líneas seguían la orientacio-
nes de la aguja magnética en cada punto, di-
rección que adquiere girando en la dirección
tangencial a las líneas, (cada limadura contitu-
ye un imán sobre cuyos polos N y S el cam-
po ejerce fuerzas opuestas que producen un
par de giros). Por convenio se estableció que
las líneas “salían” del polo Nor te y “entra-
ban” por el polo Sur.
Se conoció la imposibilidad de aislar los
polos magnéticos: siempre que se cor taba
un imán transversalmente, volvían a aparecer
los dos polos. No se conocía el fundamento
físico del fenómeno llamado magnético, que
tardaría hasta bien entrado el siglo XX para
que surgieran teorías basadas en el conoci-
miento de la estructura del átomo de Bohr
(Copenhague,1885-1962).
El magnetismo tomó una mayor dimensión
al iniciarse el conocimiento de su relación
con las cargas eléctricas en movimiento,
par ticularmente con el experimento de
Oersted, investigado por Farday y Ampere.
Las magnitudes que definen el campo mag-
nético serán descritas en relación con las del
campo eléctrico que las originan.

18 anales de mecánica y electricidad / septiembre-octubre 2005

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Campo Eléctrico
Es conocida desde tiempos remotos, la
propiedad que adquieren algunos materiales
como el ámbar que al ser frotados con teji-
dos atraen a cuerpos ligeros. Se decía que
estos cuerpos se electrizaban, sin saber ni el
cómo ni el porqué. Se admitió que adquirían
cargas eléctricas y se distinguió entre cargas
positivas y negativas, según que los cuerpos
electrizados se atrajeran o repelieran.
Hasta el siglo XVIII, los conocimientos
eléctricos permanecieron prácticamente es-
tancados, debiéndose a Michael Faraday
(1772-1858), el principal avance que se va a
operar en Electricidad. De origen de lo más
modesto, trabajó de muy joven en una en-
cuadernación donde leyó mucho y adquirió
una amplia cultura científica, que le permitió
entrar en La Royal Society como ayudante
de prácticas del profesor Humphr y Davy.
De los primeros trabajos en Química, pasó
a su mayor interés por los fenómenos físi-
cos, destacando su espíritu inquisitivo que le
llevó a realizar del orden de 30.000 experi-
mentos, gran parte de ellos en relación con
la electrostática y el electromagnetismo,
aparte de los de carácter químico como la
electrolisis.
Campo Electrostático
La electrostática se puede decir que se
formaliza a par tir de los experimentos del
ingeniero militar francés Coulomb (1736-
1806), que con la balanza de torsión, de su
invención, enuncia la ley que lleva su nom-
bre, y que cuantifica las atracciones o repul-
siones entre cargas eléctricas, en reposo, de
distinto o igual signo. En realidad es una
analogía de la Ley de la Gravedad de Newton:
las fuerzas entre cargas eléctricas son cen-
trales y proporcionales al producto de sus
cargas e inversa del cuadrado de la dis-
tancia,
Fc = Ke q . q’/r2 [N]
La constante depende del medio que será
caracterizada como su constante dieléctrica.
1
ε = –––––
4 πKe
Los primeros experimentos de Faraday
sobre electricidad versan sobre las caracte-
rísticas de los espacios que rodean las cuerpos
cargados eléctricamente. Hasta entonces
se admitía que las acciones de las fuerzas se
ejercían a través del vacío. Faraday inicia el
concepto de campo “llenando” el espacio
de ”líneas de fuerzas”, que van de unos
cuerpos otros, como envolventes de las
tangentes en cada punto del vector intensi-
dad de campo E, en cier ta analogía con la
conocida visualización del campo que rodea
un imán.
Concibe experimentos en relación con la
electrización a distancia. Esta parte de experi-
mentos se refieren a cargas en reposo o elec-
trostática, cuyos campos de fuerza sabremos
por el cálculo vectorial que son irrotacionales,
y por lo tanto tienen la propiedad común,
rot E = 0
En un medio sometido a un campo eléc-
trico se opera un desplazamiento de cargas,
efecto llamado inducción. El desplazamiento
se determina por el vector D, cuyo valor es
el máximo de cargas desplazadas por unidad
de superficie, es decir la densidad de despla-
zamiento eléctrico,
∆qmax
D = lim ––––– para ∆S 0
∆S
En medios isotrópicos, se verifica que D es
proporcional al campo que lo crea,
D=εE
Donde ε es la constante dieléctrica del
medio.
El campo eléctrostático por ser irrotacional
es derivable de un potencial V (voltio).

V [voltio/m]
E = - –––

r
Si el campo eléctrico E se mide en vol-
tios/m, y D en culombios/m2, el valor de ε
para el vacío resulta:
ε0= (1/ 36π)10 -9 [culombio/ Voltio m =
= Faradio/m]
Las cargas eléctricas son representables
por una densidad de volumen puntual, como
el límite del flujo del vector E del campo ra-
dial que genera por unidad de volumen, a
través de una superficie que rodea al punto,
cuando el volumen, y su superficie, tienden a
cero. La expresión matemática coincide con
el descriptor de campo Divergencia:
1
 = lim ––– os E . ds = div E
∆V
∆V o
Campos de Fuerzas; Física de los Descriptores Vectoriales y Aplicaciones 19
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Figura 5
Figura 6
Tenemos pues aquí una representación
matemática del campo electrostático a partir
de descriptores del análisis vectorial:
rot E = 0
 = div E
D=εE
Interacciones entre corrientes
y campo magnético
Siguiendo con Faraday, tiene conocimiento
del experimento del físico danés Oersted
(1777-1851) entre corriente eléctrica y cam-
po magnético.
Oersted, inspirado en los trabajos de
Franklyn (Filadelfia, 1706-1790) sobre los
fenómenos atmosféricos, que atribuye a
los “Rayos” el carácter de descargas o co-
rrientes eléctricas, y conociendo su influencia
sobre las agujas magnéticas, investiga la posi-
ble relación entre corrientes y campo mag-
nético, y realiza su crucial experimento: utili-
zando una pila del físico italiano Volta
(1745-1827) hace circular una corriente
eléctrica por un hilo conductor descubrien-
20 anales de mecánica y electricidad / septiembre-octubre 2005
do que aparecen líneas circulares de campo
magnético sobre un plano normal al conduc-
tor, en el que han esparcido limaduras de
hierro (Figura 5). Así mismo comprueba que
una aguja imantada situada paralelamente al
hilo de corriente gira hasta colocarse normal
al conductor.
Faraday investiga sobre los efectos entre
corrientes y campos magnéticos. Descubre
que confinando el campo magnético en ma-
teriales como el hierro, las líneas de fuerza
del campo magnético se concentran en su
interior (paramagnetismo). Observa cómo al
colocar dos arrollamientos sobre un toroide
de hierro y hacer pasar corriente por uno de
ellos, un galvanómetro intercalado en el otro
arrollamiento acusa un paso de corriente,
pero sólo en los momentos de aper tura o
cierre del circuito (Figura 6).
Para comprobar si la corriente inducida
en el segundo arrollamiento es debida a la
variación del campo magnético en el núcleo
de hierro, arrolla un buen número de espi-
ras en un tubo de cartón e introduce y saca
con rapidez variable un imán en su interior.
Descubre con ello su famosa Ley de Induc-
ción: la variación de campo magnético
induce una fuerza electromotriz en un
conductor que lo abarque, proporcional a
la velocidad de variación del flujo magnético
abarcado.

m
(B.S)
E = - –––– = - ––––––

t
t
Las dimensiones del flujo magnético son
pues,
[voltio seg ≡ Weber]
y las de la densidad de inducción magnética:
B = –– [Wb / m2 = Tesla] ≡ 104 gauss
S
El signo menos es porque el voltaje induci-
do se opone a la variación de flujo (Ley de
Lenz).
A este experimento sigue el de un cir-
cuito conductor con un alambre lateral
dispuesto para deslizarse sobre un campo
magnético (Figura 7). Si se le mueve al va-
riar el flujo abarcado se induce un voltage
en el conductor. Si por el contrario se ha-
ce pasar una corriente por el conductor, el
lateral se desplaza. Se inicia así el funda-
mento físico de los generadores y motores
eléctricos.
La fuerza que se ejerce sobre el conductor
es proporcional a la intensidad del campo
10-22_CamposFuerza 28/10/05 18:34 Página 21

magnético, a la longitud del conductor móvil Figura 7

y a la velocidad de desplazamiento (Figura 7).

Corriente Eléctrica
Aunque en tiempos de Ohm (Erlangen,
1787-1854) y Ampere (Poleymieux, 1775-
1835) no se conocía la estructura de la ma-
teria, con átomos de núcleo positivo y elec-
trones con carga negativa, tanto “ligados” al
núcleo como “libres” (átomo de Bohr). El ca-
rácter de las cargas eléctricas se conocía sólo
por sus efectos. Se distinguían materiales que
conducían en mayor o menor grado las car-
gas eléctricas, y se diferenciaban los conduc-
tores, en general metálicos, y los no conduc- Figura 8
tores o dieléctricos
Los conductores se caracterizaban por su
conductividad y los dieléctricos por su cons-
tante dieléctrica ε.
Con estos conocimientos Ohm formula su
ley que relaciona la intensidad de la corriente
que circula por un conductor, proporcional a
la diferencia de tensón aplicada e inversa de
su resistencia.
Ampere, experimentando con corrientes, y
basado en la experiencia de Oersted, formula
que la intensidad del campo magnético H, es
proporcional a la intensidad de la corriente. En
un circuito cerrado la circulación del vector H:

 H•dL = I = os J•ds

o
nes de los campos eléctrico y magnético, uti-
en donde J es la densidad de corriente de liza un modelo mecanicista muy original para
conducción describir lo que el llama los remolinos mag-
Esta es la ley de Ampere, que junto con la néticos, cuyos giros mantiene el sentido por
de Faraday constituirán la base sobre la que intermedio de bolitas que representan los
se asentará el campo electromagnético, electrones y sirven a modo de rodamientos
La intensidad de campo magnético H, es locos, que reproducimos a título histórico
proporcional a la intensidad de la corriente (Figura 8).
eléctrica que lo produce.Y se mide en ampe- Pero su idea fundamental es de cerrar los
rios/m la densidad de inducción magnética B circuitos de corriente a través del dieléctri-
en un medio es proporcional a H, y el factor co, añadiendo a la corriente de conducción
de proporcionalidad depende de la caracterís- la llamada corriente de desplazamiento de-
tica magnética del medio o permeabilidad µ: bida a la variación temporal del Desplaza-
miento,
Vs
–––
B m2 = –––
µ = –– = ––––
Henrio
Vs ______
= m
D = ε –––
Id = - –––
E
H A
–– m 2

t
t
m
y por tanto la corriente total:
En el vacío,
J = J c + Jd
µ0 = 4π 10-7 H/m
Se obtiene así la ley generalizada de Ampere
Ecuaciones del campo o Ley de Ampere-Maxwell en forma integral,
electromagnético
Maxwell (Edimburgo 1831-1879) tratando o
E ds
 H•dL = s Jc ds + ε s –––
de encontrar las relaciones entre las variacio-
t

Campos de Fuerzas; Física de los Descriptores Vectoriales y Aplicaciones 21

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y utilizando la propiedad obtenida en el
análisis vectorial, que la circulación del vector
campo H es igual al flujo del vector rot H,
 H•dL = s rot H•ds = kI o
o  dl = k’ I =
=k’ os J•ds
se obtiene la ecuación de Ampere-Maxwell
en forma diferencial,

E
rot H = J = Jc + ε –––

t
primera de las ecuaciones básicas del campo
electromagnético.
A partir de la ley de Faraday,
d(B•S)
E = ––––––

t
y aplicando la misma propiedad vectorial,
o
B •ds
 E •dL = os rot E•ds = -os –––

t
se deduce, otra de las ecuaciones del campo
electromagnético, en forma diferencial,

B
rot E =- –––

t
Estas dos ecuaciones, unidas a la previa-
mente deducida en el campo electrostático
sobre las fuentes de carga eléctrica,
ε div E = ρ
y añadiendo finalmente la expresión de que
no existen masas magnéticas,
div H= 0
Se completan así las conocidas Ecuaciones
de Maxwell (1) (2) (3) y (4) del campo no
estacionario electromagnético.
Haciendo dt=0 en estas ecuaciones, se obtie-
nen directamente las del campo estacionario,
Rot H = Jc
Rot E = 0
ε div E = ρ
div H = 0
y eliminando las referentes al campo magnéti-
co se reducen a las del campo electrostático,
ε div E = 
rot E = 0
La trascendencia de las Ecuaciones de
Maxwell es fundamentalmente que elimi-
22 anales de mecánica y electricidad / septiembre-octubre 2005
nando variables se obtiene una ecuación
diferencial de segundo orden en derivadas
parciales, en H o en E:

2E
2 E = c2 –––

t2
que relaciona las variaciones espaciales
con las temporales de las magnitudes elec-
tromagnéticas, conocida como ecuación
de onda, cuya solución es una propagación
(1) de onda que transfiere energía (1/2 ε E2 =
1
/2 µ H2, (julio/m3)) a la velocidad c,
––––––
√
1
c = –––––
3.108 = m/s
µo εo
precisamente la velocidad de la luz.
Dedujo pues Newton matemáticamente que
la interacción electromagnética se propagaba, y
que la velocidad era la de la luz, como no podía
ser de otro modo ya que la luz a la postre se
demostró que era una propagación de ondas
electromagnéticas, eso sí, en la “ventana espec-
tral” definida por el sentido de la visión.
Se tardarían aún del orden de 25 años pa-
ra que el profesor de la Universidad de Bonn,
(2) Heinrich Herth (1857-1894), experimentan-
do con circuitos generadores de “chispas”,
demostrase la generación y propagación de
la ondas electromagnéticas, que abrirían el
camino al italiano Marconi (1874-1937) para
iniciar el fantástico campo de las comunica-
(3) ciones por ondas electromagnéticas, o “her-
zianas”, llamado Radioelectricidad.
Agradecimientos
A mi compañero Ricardo Pavón, que me
(4) ha facilitado la biblioteca de su padre Rafael
Pavón Isern, mi profesor, primer jefe profe-
sional y maestro, a quien debo buena parte
de mi formación; al académico Antonio Coli-
no López que me introduzco en la impedan-
cia de onda (Schelkunoff) y a Florencio Ba-
rragán, técnico especialista del Instituto de
Física Aplicada Leonardo Torres Quevedo,
por su colaboración en la realización de las
figuras por ordenador
Bibliografía
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Schelkunoff, Sergey A.,Van Nostrand, D.: Electromagnetic
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Schelkunoff, Sergey A.: Electromagnetic Fields, Blaisdel Pu-
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Warren, A. G.: Mathematics Applied to Electrical Enginee-
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