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EL MUNDO CAMBIA. LOS HOMBRES CAMBIAN. ¿Y EL FUTBOL?

… EL FÚTBOL
TAMBIÉN.

A unas cuantas horas de haber iniciado el más mediático evento deportivo del
mundo y el segundo más visto después de las olimpiadas: el mundial de futbol esta
por irrumpir y paralizar por dos semanas al mundo entero.
El futbol es sin duda alguna “el deporte más hermoso del mundo”, es la forma de la
pasión mejor repartida en el planeta capaz de congelar por 90 minutos a un país
entero, un fenómeno tan complejo que tiene la capacidad de explicar a través del
mismo la situación económico-político-cultural de un país.
Más allá del tema estrictamente deportivo, un país –cualquiera que sea- con las
carencias e incógnitas de México no puede alcanzar el más alto de sus ápices en
cualquiera de las múltiples aristas posibles, si internamente no puede si quiera
definirse. La falta de apoyo, la corrupción, la inseguridad, las “palancas” y las mil y
un limitantes que atraviesan no solo los deportistas, asimismo cada uno de nosotros
para salir a “romperla” todos los días.
En una sociedad que le exige más a los deportistas que a sus gobernantes, que no
entiende que es un simple juego, que basa su felicidad en el resultado de un partido,
sin entender que se puede disfrutar del triunfo de su equipo, incluso dolerle algo la
derrota del mismo; pero no golpea a su igual porque su equipo perdió, ni se va de
fiesta 3 días y abandona a su familia porque su equipo gano.
Los futbolistas al ser un grupo realmente elitista, al que solo unos cuantos
privilegiados acceden, los vuelve una especie de depósito de frustraciones, se les
pone a cargo de superar los fracasos de un país, tanto individuales como colectivos,
un transfigurador del hartazgo, de la violencia, de la indiferencia, de la inmundicia
en la que estamos inmersos…
Hace falta la capacidad de situar al futbol en su verdadera dimensión: solo es un
juego.
El fútbol es lo más importante entre las cosas menos importantes; más no por esto
deja de ser maravilloso, provocador, fascinante y mágico, un alucinógeno capaz de
inducir una amnesia transitoria, sedante de las dolencias de este efímero trayecto
llamado “vida”.
Parafraseando un tango: “a pesar de todo el fútbol es hermoso”
En un país donde hay más filtros para seleccionar a un jugador que para seleccionar
un presidente, dónde la habilidad es más apreciada que la inteligencia Y dónde un
balón pesa más que un libro, ¿México necesita ser campeón del mundo?
Claramente necesitamos solventar muchas otras cosas, antes de pensar que el
mayor milagro mexicano es ser campeones del mundo… no obstante:
¿Cómo vas a saber amigo mío, lo que es la vida, si nunca jamás jugaste al futbol?

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